No más rodeos, acá dejo el capítulo.

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Te amaré hasta mi último aliento

Te amaré hasta el final de los días

Te amaré lo que dure la eternidad

Esos fueron parte de sus votos, luego de que se fusionaron en uno solo corazón al derramar una gota de sangre en el relicario que los unía para siempre.

Lucifer hizo los honores y los nombró esposos, amantes y devotos el uno para el otro. El la tomó de la cintura y la juntó a su cuerpo, la sensación que era su hijo los invadió y llenó de gozo, gozo que debían callar. Sellaron su amor con un beso suave y delicado.

Todos los presentes estallaron en aplausos. Allí estaban los futuros reyes del Averno.

La ceremonia privada y pequeña había concluido a petición de Daena, necesitaba regresar a su encierro por protección.

Adeline desde que le dio un ligero abrazo en modo de felicitación había quedado satisfecha, todo iba justo como se quería.

Daena esperaba el hijo de un Inferno, en combinación de su sangre, era la mezcla perfecta.

El hijo de Claude crecía perfectamente dentro de la joven Rosette quién experimentaba su nueva naturaleza con tal maravilla, que cada día estaba más feliz que el anterior. Ya deseaba conocer a su bebé y tener la familia de sus sueños con el hombre de su vida para pasar el resto de la eternidad siendo felices, Claude por otro lado estaba más tranquilo al saber que Rosette ni su hijo morirían, pero algo le inquietaba en su interior y no saber qué lo estaba volviendo loco. Sin mencionar su nueva investigación: Descubrir si Adeline esconde algo y qué es.

En unos días los demonios partirían, irían por la cabeza de Arael y todo volvería a la normalidad. Tan sólo quedaría el problema de la búsqueda de Ratko, que a través del tiempo se volvió un artista con respecto a esconderse y escapar. La última vez se le había visto en Florencia, no había causado estragos.

Cuando iba a ser capturado, logró escapar a la perfección, se había vuelto fuerte, astuto y calculador.

Ese día, estaba tan preparado para escapar que era como si estuviera esperando los hombres de su padre que, cuando llegaron se esfumó frente a sus narices como un ceniza tirada al viento.

El aviso de que vendrían por Arael llegó al mismísimo ángel esa mañana. Ni se inmutó, sabía que ese día llegaría. Por supuesto que Lucifer no se quedaría de brazos cruzados. Después de todo ya había enviado a sus hombres para proteger a los clanes.

Todo iba de acuerdo al plan.

Su líder se encargaría de todo, justo cómo había prometido. Las tierras del hombre estarían libres de todas los hilos de Lucifer, luego se dedicarían a tomar el Averno.

El día llegó y Sckarn observaba a Daena dormir, se había quedado dormida hacía horas después de llorar un largo rato. A pesar de que sabía que todo estaría bien, que confiaba en él y los demás. Un dolor en su pecho se había alojado.

No quería despertarla, pero sabía que si no se despedía, eso le haría mucho daño.

-Daena – dijo acariciando su rojo cabello, ella despertó y lo miró por un rato. Estaba sucediendo, no eran sus vívidos y extraños sueños que solía tener.

-¿Ya es hora? – susurró, el asintió.

-Si, amor – ella retiró las sabanas y se arrojó a sus brazos.

-Te prohíbo morir, te ordeno volver a mi – le dijo como solía hacerlo cuando él era su protector – Y a nuestro hijo.

-Lo juro – le respondió envolviéndola en sus brazos.

Pensó que lloraría, pero estaba completamente seca, sólo la sentía estremecerse.

-Prométeme que te alimentarás bien – le dijo en el oído, ella asintió.

-Lo prometo – un bebé demonio necesitaba demasiado cuidado y fuerza, debía comer así estuviese tan triste como para moverse.

Duraron abrazados un largo rato en silencio, hasta que la puerta sonó, ya habían venido por él.

Se dieron un beso lento, caluroso y tortuoso. No querían separarse.

-Cierra los ojos – susurró contra sus labios, ella obedeció. Con cuidado la volvió a acostar y poco a poco fue sintiendo su ausencia, la cama se sentía fría sin él. Fue entonces cuando después de un "te amo" la puerta se cerró ya se había ido.

Del otro lado, Claude se arreglaba para irse junto a sus hermanos.

Rosette lo observaba entre lágrimas desde la cama.

-Prométeme que vas a volver – le dijo.

Él se sentó al borde de la cama y tomó su mano – Lo prometo.

-Promete que tendrás cuidado – se levantó para tomarlo del rostro.

-Lo prometo – repitió. Ella se lanzó a sus brazos sentándose en su regazo, el acarició y olió su cabello para recordarla.

-Tu promete que tendrás cuidado y te alimentarás regularmente – ella asintió.

-Lo prometo – el acunó su rostro y depositó un beso en sus labios, un beso tierno y cauteloso, la puerta sonó en señal a que ya era hora, por su olfato supo que era su hermano Kratos. Ella volvió a derramar lágrimas.

-Ya es hora – dijo contra sus labios.

-No, todavía no – sollozó aferrándose más a sus brazos.

-Lo siento, de verdad – murmuró. Ella se separó un poco para mirarlo completamente confundida, él simplemente dijo – Dormit (Duerme)

Ella sintió sus parpados pesados y la vista borrosa, el sueño la dominó y quedándose dormida. El la acomodó en la cama y salió de la habitación.

-¿Sabes que cuando vuelvas querrá dejarte como un eunuco? – dijo Kratos después de morder una manzana.

-Era necesario – contestó sabiendo que Kratos tenía razón – Terminemos con esto – se pasó la mano por el cabello peinándolo mientras se alejaba de la habitación a paso apresurado.

En la sala sagrada, Lucifer los esperaba, estaba imponente como siempre con sus ropas oscuras que contrastaban con su piel nacarina.

Sus ojos azules y fieros observaron a sus hijos que estaban formados esperando órdenes.

-Estoy orgulloso de ustedes, les deseo buena cacería y que vuelvan pronto con nosotros y sus mujeres – miró a Kratos – En tu caso, tu multitud.

Kratos sonrió y los tres hermanos hicieron una reverencia ante su padre.

El portal se abrió y Lucifer detuvo a Sckarn y a Claude antes de entrar en él.

-Sé que el próximo al trono es Sckarn – les dijo – Y que su hijo debe ser su sucesor cuando llegue el momento – prosiguió – Pero, lo dejaré claro. El primer varón que nazca será el sucesor de Sckarn.

Ambos cruzaron el portal y Claude estaba asombrado, su hermano también sería padre.

Con la llegada de los Inferno, se encendieron las alertas.

¿Saben cuándo una idea se implanta en alguien?

Tanto como para manipular a alguien lo suficientemente fuerte, alguien capaz de matar por ti, alguien a quien usas como una marioneta a tu antojo. Alguien capaz de conseguirte un ejército capaz de rendirse ante ti sólo porque esa idea, mentira, malversación de los hechos (cómo quieras llamarla) fue impartida tan bien que la otra persona la cree real y la defiende a pecho y pulmón.

Quizás se está diciendo de manera muy romántica.

Veámoslo así, el verdadero villano de ésta historia necesitaba un tonto útil, uno poderoso y lo logró.

Arael era ese tonto, alguien que se dejó manipular a partir de esa idea.

"Ya estoy harto de ésta guerra estúpida, me uno al equipo ganador. Quiero un exterminio que purifique el mundo de tanta suciedad y hastío. Quiero ayudar, estoy de tu lado... podemos lograrlo juntos, hermano"

Palabras vacías que juntas impresionaron en lo que se conoce como una mente meramente moldeable. Un simple engaño que se hace grande como una bola de nieve que cae de una pendiente y no puede ser detenida.

-¡Hermano! ¡Ya están aquí! Hay que prepararnos – informó Arael entrando a la habitación del titiritero de la simple y tonta marioneta.

-Lo se, lo sé – dijo con una sonrisa de espaldas mientras observaba por la ventana. El cabello oscuro ligeramente alborotado por la brisa, el porte masculino e impoluto de un monarca y los ojos que encerraban un cielo tormentoso – Supongo que tendré que enviar un comité de bienvenida a mis queridos hermanos ¿No crees? – se dio la vuelta con una sonrisa lobuna.

-Por supuesto, hermano – dijo el cachorrito a su líder de manada – Usted ordene, líder Ratko

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Yo dejando ésta bomba 

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Gracias por leerme, recuerda que a pesar de que te doy ataques al kokoro 

#TeQuiero

ThisEd