Capítulo 28

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¡Empecemos!

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While we live according to race, colour or creed

While we rule by blind madness and pure greed

Our lives dictated by tradition, superstition, false religion

Through the eons and on and on

(Oh nos mantendremos intentando si

Simplemente pasando nuestro tiempo

Mientras vivamos de acuerdo a la raza,

color o creencia

Mientras nos gobernemos

por la locura ciega y pura codicia

Nuestras vidas dictadas por tradición,

superstición, falsa religión

A través de la eternidad una y otra vez)

Innuendo – Queen

Daena tomó las manos de la reina y la miró a los ojos. La reina desprendía felicidad, jubilo y esperanza; Dentro de esa chica crecía su primer nieto, la sucesión a la sangre de su sangre.

La unión perfecta de un Inferno y un D'lourdeth. Niño o niña, sería poderoso.

El heredero perfecto al trono de Sckarn.

-No puede decírselo a nadie todavía, por favor – le suplicó Daena completamente aterrada por lo que crecía dentro de su vientre. Hell la miró confundida, incluso un poco horrorizada.

-Sckarn es el heredero al trono de Lucifer, debe saberlo – la reprendió soltándose de las manos de Daena - ¿Vas a ocultarle a Sckarn su hijo? Querida, creí que lo amabas – se alteró y la encaró – ¡Van a desposarse, maldita sea!

-¡No! ¡No voy a ocultárselo! Y sí que lo amo, tanto que duele – respondió rápidamente juntando las manos sobre su pecho – Es solo que... - suspira llevando sus manos instintivamente a su vientre – No quiero que se entere por orden real, quiero ser yo quien se lo diga – una lagrima se le escapó rodando por su mejilla – Éste bebé tiene que mantenerse oculto mientras...

-¿Qué ocurre? ¿Hay algo que no me estás diciendo? – las alarmas de Hell se dispararon como nunca antes. De verdad algo estaba pasando y la tenía muy alterada – Tienes que decirme – le instó acunando el rostro de Daena.

-Prometo que te contaré todo, pero no ahora – la súplica en su rostro denotaba la preocupación que significaba ese embarazo para ella – Por favor, prométame que no dirá nada, no celebrará un baile en honor ni se hará un decreto real. Por favor, hágalo por él o ella – la mirada cristalizada de Daena la convenció. Hell la envolvió de nuevo en sus brazos para tranquilizarla asó cómo haría una madre con su hija.

-Por supuesto, no diré nada – acariciaba la larga cabellera rojiza de Daena – Pero si se tendrá que aumentar la seguridad, sobre todo de tu lado. También tendrás que cambiar tu dieta, necesitas traer a un demonio a la vida, yo te ayudaré ¿de acuerdo?

Daena sólo asintió en silencio.

Los días pasaron, aparentemente la amenaza de Arael había pasado. Los clanes siguieron con sus oficios, mezclarse entre los humanos y mantener la red de Lucifer activa en la tierra del hombre.

Luxemburgo, 1526. Clan Soeurs de la Pluie (Hermanas de la Lluvia) su líder, Alina, una inmigrante polaca, de aspecto frágil, sin quitarle lo sombrío, tenía el cabello tan claro que podría ser plateado, sus cejas de igual manera eran tan claras que aparentaban no existir, la mirada aguamarina acompañaban una ausencia de emoción. Alina había escapado de su padre maltratador, el hombre afirmaba que la apariencia poco lozana de su hija se debía que estaba siendo poseída por demonios. Cada domingo después de misa empezaba su tortura.

Era atada de manos y pies, una soga picaba en su espalda desnuda, una plegaria, otra más. Una con caga golpe de la cuerda, a veces usaba un crucifijo ardiente en su delicada piel.

Una noche, escapó al bosque y tomó una decisión.

Sacrificando un conejo que la miraba profundamente desde las sombras de los arbustos conjuró a la luna al lord de las tinieblas, al lord de la perdición, al príncipe con cuernos y todos los otros nombres que le repetían mientras la torturaban.

Mientras la sangre corría a borbotones del animal que a medida de que la vida se escapaba de su peludo cuerpo, éste se iba desvaneciendo con el viento que peinaba la noche en aquel bosque de Gdansk.

Pasaron los minutos y nadie apareció. El desgano debido al ayuno impuesto por su padre, idea del párroco del pueblo la dejaron abatida quedándose dormida sobre un tronco enmohecido, era muy frágil y estaba tan cansada de soportar el dolor y los abusos de la ignorancia e intolerancia.

La sangre derramada se materializó en un hombre, en el hombre oscuro que ella buscaba.

-Querida Alina, sé que estás cansada de resistir, pero debes despertar – la suave caricia la despertó, allí estaba él. Impoluto, imponente, como un sueño inimaginable, Lucifer Inferno.

-Mi lord – dijo ella sin aliento – Lo he invocado porque necesito de su cobijo.

-Lo sé, mi querida niña – le ofreció la mano – Ven conmigo, tengo lo que necesitas.

-Entregaré lo que usted me pida, no tengo nada, no soy más que despojos – tomo su mano y se aferró a ella, estaba hambrienta, exhausta y muy lastimada.

-¿Incluso hasta tu propia alma? – la retó – ¿Servirme por el resto de la eternidad?

Ella se puso de rodillas y descanso su mejilla en la mano del rey.

-Mi alma es suya, mi lord – dijo en un susurro – Mi carne es suya.

-Entonces es hora de que encuentres tu redención, mi querida niña – con un dedo levanto su mentón para que lo mirase. Como si se tratara de un trance, sí dejar de mirarlo, se colocó de pie y fue envuelta por la oscuridad.

Desde esa noche, Alina jamás miró atrás, nada salvo por el sol la hacía doblegarse, era fuerte, fiera, voraz. No le temía a nada ni a nadie, era un precio justo y el pago era vivir en las sombras de la noche por el resto de la eternidad.

Se encontraba alimentándose de un adinerado mercader en uno de los salones de la gran mansión que había heredado de su difunto esposo, un adinerado luxemburgués que murió de causas misteriosas la noche de bodas.

Cuentan que el pobre hombre siempre se repetía "La belleza es extraña pero mordaz y esa misma belleza es la que me sacará mi último aliento"

-¡Alina ha ocurrido una desgracia! – Anatola, su mejor amiga cuando llegó a Luxemburgo, fue quien le dio acogida en su caravana que se alojaba en la ciudad. Ella había venido desde España para lograr más espectadores para su espectáculo, trucos con espadas, fuego, música y bailes, los suyos, era conocida como La Pitonisa del Sol.

Tenía el cabello largo y oscuro como el ébano, los rizos eran adornados con distintivas joyas de esmeraldas, su piel morena brillaba como si hubiera sido tocada por el astro rey el día de su nacimiento. Sus ropas, siempre al estilo bohemio con telas de seda, satín y raso con bellos estampados coloridos.

-¿Qué ha ocurrido? – preguntó Alina dejando al hombre que agonizaba bajo su cuerpo.

-Son ellos, los cazadores – dijo preocupada, en sus ojos negros denotaban el peligro que había presenciado – Tienen a Daria y asesinaron a Ewa – esto último le dio un profundo dolor, Ewa era la más joven, tan sólo una niña que había quedado huérfana.

El marcado maquillaje de Anatola se encontraba corrido por haber estado llorando.

-Tenemos que salir de aquí – respondió dejando el cuerpo sobre la mesa a su suerte, ambas salieron de la estancia preparadas para huir. Huyeron saliendo por el patio de atrás de la enorme casa, se adentraron al bosque, estaba oscuro y espero, pero para ellas no era problema, eran criaturas nocturnas. De momento, cuando creyeron estar a salvo, se detuvieron un segundo para percibir mejor en donde estaba la amenaza antes de irse al puerto y huir en el barco que zarpara primero.

-Estaban con el ángel, Alina, debiste haberlo visto – decía mientras empezaba a llorar – Ellos la destro...

La voz de Anatola fue silenciada abruptamente y sólo se escuchó el sonido de carne rompiéndose dejando un aroma a sangre en el aire. Estaban cerca, los percibió. Estaba sola, de nuevo, tenía que huir de nuevo.

Sin pensarlo más se echó a correr con todas sus fuerzas incluyendo las sobrenaturales. Estaba a pocos metros del puerto y a lo lejos pudo ver que estaban cargando un barco hospital con personas enfermas por cólera. Perfecto, podría alimentarse y nadie se preguntaría por las muertes.

Entonces el golpeo muy fuerte tumbándola de cara al suelo, una patada en el costado le hizo darse la vuelta. Las torturas que había sufrido por años, la habían hecho a prueba de cualquier dolor, por lo que no se quejó sino que fue decidida a atacar sacando sus colmillos.

-Al menos una de ustedes pelea – dijo Arael con una sonrisa sarcástica llena de disgusto y repugnancia hacia la especie que era la chica – Lástima que pierdes tu tiempo.

-¡Maldito, tú las mataste! – grito tratando de soltarse del agarre de Arael que la tenía presa.

-¿Sabías que la gitana mentalmente le rogaba a nuestro señor por su alma? - entornó los ojos y la acercó para susurrarle al oído – Pero debes saber que no existen asesinos en el paraíso.

Alina le dio un golpe con la cabeza, pero fue en vano, sólo le valió una herida sangrante.

-No me importa el asqueroso paraíso, no le debo nada – espetó con odio – Él no me ha dado nada, no ha hecho nada por mí.

Arael volvió a golpear y vio que la chica ni se inmutaba de dolor, golpeo otra vez y una vez más, quería hacerla sufrir, pero ella ya no sentía nada.

-¿Quieres verme sufrir? – dijo con una sonrisa amarga llena de sangre que chorreaba por la comisura de sus labios contrastando las partes claras y puras que no habían sido teñidas de carmesí – Llegas tarde – dijo mientras se reía abiertamente, Arael ya harto de aquella vampira que lo que hacía era divertirse ante el dolor, la tomó de las mejillas apretujando todo el rostro mallugado de Alina.

-¿Alguna última palabra? Asquerosa chupa sangre – preguntó con repudio.

-Si... - lo acercó colocando la boca en su oído – Él vendrá por ti y va a destrozarte, te arrancará las alas y pondrá tu cabeza en una pica, se beberá tu sangre y quemará tu cuerpo hasta que sólo seas cenizas, sólo es cuestión de tiempo... tic tac Arael – su nombre sonó sombrío y lleno de veneno en la boca de aquella vampira agonizante, fue casi una sentencia de muerte.

Le rompió el cuello a la joven vampiresa y la arrastró junto a las otras, las dejó dentro de la casa, salió y le ordenó a uno de Los discípulos que la quemaran. El fuego les daría justicia a esas criaturas sin alma.

"Lascia che l'impuro bruci di cuore, anima e fede" (Que ardan los impuros de corazón, de alma y de fé)

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¡Que grande eres Alina! ¡Te robaste el capítulo de hoy! ¡Que la fuerza te acompañé hasta nuestro señor oscuro! 

¡Epa! Recuerda que: 

#TeQuiero 

ThisEd


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