Capítulo 23

¡Volví! Disfruten, no olvides votar y hacerme llegar tus comentarios 

____________________________________________________________________

La luz del sol se colaba entre las cortinas, era una mañana tranquila a pesar de que hace horas todo habría sido completamente un ambiente agitado.

Pero, no en éste cuarto.

No, en realidad en éste cuarto todo fue serenidad y paz, Rosette se estiraba en las delicadas sábanas de seda de la enorme cama de Claude, se había quedado dormida en sus brazos, pero el no se encontraba con ella esa mañana, estiró los brazos para ver si lo sentía, pero, nada.

La cama estaba vacía ¿A dónde se había ido? ¿Se había molestado por algo? La verdad es que Claude era bastante impredecible. Se sentó y luego de estrujar sus ojos los abrió y lo primero que vio fue el cuerpo de Claude descansando en el chaise launge frente a la cama.

Furiosa con él se levantó de la cama para despertarlo y preguntarle ¿Qué demonios estaba mal? Tanto como para dejarla durmiendo en una cama vacía, la noche anterior fue un importante avance, se había besado y acariciado sin parar hasta quedarse dormidos. La estancia estaba inundada del aroma del joven demonio que descansaba con el torso desnudo y un brazo sobre el rostro cubriéndose de la luz.

En cuando lo detalló por poco se ahoga en su propia saliva, era como tener al escultural Doríforo de Policleto frente a sus ojos, la piel expuesta de textura suave y nacarada que envolvía esos músculos que conformaban su complexión atlética.

Algo en el cuerpo de Rosette se abrió como el botón de una flor en plena primavera al ver a Claude de esa manera. Estaba tan relajado y expuesto, alargó la mano para acariciar su torso con la yema de los dedos, a milímetros del toque, Claude despertó y al sentir la presencia del corazón cantarín de Rosette la tomó por sorpresa observándola infraganti despejando la vista quitándose el brazo de los ojos.

Ella alejo la mano de inmediato sosteniéndola con la otra sobre su pecho – Lo siento – se limitó a decir y a otra prisa, sin dejar que Claude procesara lo que acababa de pasar salió disparada de la habitación.

Por otro lado, en uno de los corredores Daena paseaba tranquilamente conociendo el gran palacio, disfrutaba las vistas por los ventanales, se maravillaba por las curiosidades y adornos, hasta que llegó a una gran puerta de madera y decorados en hierro bañado en oro.

La empujó y estaba abierta, además de completamente sola.

En ella, había gran cantidad de cuadros enormes guindados en las paredes con cuadros enmarcados en elaborados marcos. En el centro estaba el más grande, en donde estaban Lucifer y su esposa Hell que se encontraba tomada del brazo del rey, a su izquierda, observó uno de los cuadros en donde se encontraban dos jovencitas exactamente iguales tomadas del brazo, de cabello azabache, piel blanquecina y unos penetrantes ojos azules y ropajes elegantes, bajo el cuadro estaba una inscripción laminada en la que decía:

Princesas Corin Margeritte y Edah Enriquette Inferno.

Frente al cuadro, en la pared a su derecha estaba en de un jovencito delgado con el cabello oscuro bastante alborotado, le recordó a la melena de un león que había visto años atrás en uno de los circos en París, el chico poseía el mismo color de ojos de las chicas sólo que éste, la mirada era más juvenil y no tan juguetona como la de las princesas, de igual forma guardaban cierta similitud, sus ropas por otro lado eran más ligeras, pero igual oscuras; En la inscripción abajo se leía:

Príncipe Aldrik Lion Inferno.

Entonces cayó en cuenta, ésta era la sala de los retratos de la familia real, la familia de su adorado demonio. Al lado del retrato de las princesas estaba uno con una chica bastante preciosa, pero con aspecto más salvaje, estaba vestida con una corsé que ajustaba todas sus curvas sobre una camisa algo escotada de color crema, pantalones de cuero dentro de unas elegantes botas, detrás de su cabeza descansando en su cuello, una larga trenza oscura que le llegaba a la cintura, sus ojos eran expresivos, tanto que transmitían mucha curiosidad, en la inscripción decía:

Princesa Rina Marié Inferno.

Frente al cuadro de Rina, estaba el cuadro de Claude que lo reconoció de inmediato, estaba con el ceño fruncido y una mirada fría que acompañaba una mandíbula tensa ¿Qué ocurría con Claude? Siempre parecía estar molesto o atormentado, luego le preguntaría a Sckarn. En la inscripción se leía:

Príncipe Claude Matteus Inferno.

Al lado de Rina, estaba el cuadro de la mujer más hermosa que haya visto jamás, largos rizos negros como la noche, ojos del más brillante de los azules, labios carnosos y rojos como el carmín que combinaban con el elegante y delicado vestido, facciones finas en su piel nacarada, en el cuadro estaba rodeada de rosas rojas lo que hacía que su belleza se realzara aún más, debajo la inscripción decía:

Princesa Adeline Rossé Inferno.

Del lado de Claude, estaba el retrato de un hombre con una sonrisa burlona y algo perversa, el cabello parecía esta como recién levantado pero le quedaba de maravilla, de hecho, se veía bastante atractivo y el cuadro expedía un aura incluso sexual, además a eso se le sumaba que estaba con la camisa completamente abierta al igual que la chaqueta, en su mano, una copa que acompañaba en su mirada a la invitación a cosas jamás conocidas y sucias. En la inscripción estaba el nombre:

Príncipe Kratos Armand Inferno.

Al lado, estaba su precioso demonio, su Sckarn, tan imponente como siempre, los rizos alborotados que tanto le gustaban, la mirada profunda y facciones perfiladas. Sus ropas, como siempre, sencillas y oscuras. Miró la inscripción:

Príncipe Sckarn Elijah Inferno.

No se había dado cuenta de que estaba sonriendo hasta que esa sonrisa se borró al verlo, el cabello oscuro y lacio, perfectamente peinado, ropas costosas y elaboradas, pero nada comparado a su mirada, esa mirada en ése rostro, ese que le apareció en ese horrible sueño, ese que se llevó a un bebé recién nacido y mató a su madre después, no quería leer la inscripción, pero allí estaba y necesitaba repuestas de quien era ese hombre de horrible corazón. Cerró los ojos y decidió abrirlos para leer y en ella decía.

Príncipe Ratko Lucián Inferno.

Era su hermano... aquel hombre capaz de hacer lo que le hizo a esa mujer que aparentemente era como fuera ella dado a la similitud de sus cuerpos a diferencia del vientre abultado, ése que había separado un bebé indefenso de su madre para luego, cobardemente mandarla a asesinar, él...

-¿Daena? – la voz de Sckarn la hizo darse la vuelta y la vio con los ojos muy abiertos y cristalizados cómo si hubiera visto el horror.

-Es tu hermano – susurró atónita.

____________________________________________________________ 

¿Queeeeeeeee? ¡Ratko es quién le apareció a Daena en sueños! ¿De quién será ese bebé? 

Dejamelo en los comentarios...

¡Les tengo una noticia! He abierto un grupo y página de Facebook de la #SerieMarcados haste miembro y sigue el contenido exclusivo que estaré subiendo por allí, además así nos conectamos mejor. Abajo dejo los links

Página: https://www.facebook.com/SerieMarcardo/

Grupo: https://www.facebook.com/groups/376994949790912/?ref=group_header 

 Pssssssssst: ¡Quédate que hay más! 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top