Capítulo 2

En la cima de las largas escaleras, Daena pudo observar a Erick y a Emille, vistiendo de manera impoluta sus ropas y joyas. En cuanto escucho los latidos del corazón del Conde, las encías de Daena empezaron a picar y la llama de su garganta a arder, Cerró los ojos antes de que se dejara llevar por esos instintos y simplemente lo dejo pasar, sintiendo como todo su ser se iba relajando, empezó a bajar las escaleras.

Andrea le habría puesto un vestido que Erick le había obsequiado para un baile en Londres unos meses atrás, era un tenue color azul, en los que sus hombros estaban cubiertos por un suave tul que dejaba entrever una porcelana piel de color crema, el corsé ajustaba sus curvas seguido por una esponjosa falda de tul y seda con destellos blancos en la seda.

El cabello o como Charlotte misma lo habría llamado, la obra de arte de fuego, estaba semi-recogida por unas horquillas de lirios plateados, dejando que los rizos de Daena cayeran en cascada por un lado de su hombro, dejando ver unos aretes a juego con las horquillas.

El Conde al ver a Daena, casi se derrite a sus pies, tanto así que subió la mitad de las escaleras para escoltarla.

-¡Al parecer un ángel se ha escapado del cielo! – Apenas la tocó, se sobresaltó por el calor que emanaba su mano más el palpitante pulso de ésta – Un ángel de cabello de fuego.

-Ese es mi chiste - murmuró Charlotte haciendo pucheros.

-Me alegra que le guste mi sobrina, Conde Hood – dijo Erick tomando la mano de Emille para besarla y dedicarle a Daena una mirada de orgullo.

-Sí, lástima que no podré escuchar la voz de tan bella criatura – dijo aquel hombre cuya edad rondaba los cuarenta, de cabellera rubia ceniza peinada hacia atrás haciendo juego con unos pequeños ojos color negro.

Al terminar de bajar las escaleras depositó un dulce beso en el dorso de la mano de Daena y ésta hincó ligeramente el pie izquierdo detrás del derecho levantando un poco el vestido con la mano libre, tal como las chicas le habían enseñado, levantó un poco la mirada para mirar a las chicas y Charlotte le dio una señal de aprobación y luego Erick le regalo un guiño.

-Conde Richard Hood III, le presento formalmente a mi sobrina. Daena Juliette Von Bushard – Al escuchar su nombre totalmente cambiado Daena reconoció, el cómo eran capaces de engañar a las personas, manipularlas y hacerlo sin parpadear. Tomaría nota sobre eso.

-Para mí es un completo placer mi lady Von Bushard, espero se mejore pronto y disfrute de su estadía – Daena sonrió y asintió – Déjeme escoltarla hasta la mesa – volvió a sonreír tomando el brazo del Conde para encaminarse al gran comedor.

La mesa estaba arreglada como si de un festín para cincuenta personas se tratase, docenas de platos con distintos manjares, frutas, pan entre otras estaban siendo iluminados por tres enormes candelabros en los que las velas encendidas iluminaban la estancia.

-Tienes que sentarte a mi lado, preciosa – dijo emocionado el Conde mientras retiraba una silla junto a la cabeza de la mesa, en cuanto tomo asiento éste poso sus manos en los hombros de ella para reconfortarla, pero para ella fue todo lo contrario, se había puesto tensa - ¡Como estas de helada!

-Pediré que cierren las ventanas – informó Erick después de acomodar en su silla a su esposa.

Al tomar todos sus asientos, los sirvientes se dispusieron a servir vino en las copas.

-Propongo un brindis – anuncio el Conde levantando la copa con vehemencia.

-He de preguntar el motivo – dijo Erick subiendo la copa también.

-Por mis nuevos amigos – le dedico una mirada furtiva a Daena – Por los futuros amores y claro, porque el negocio de la minería con usted Duque Von Bushard ¡Sea un completo éxito!

-Salud entonces – Erick le dedico una mirada de complicidad a Daena que bebía el vino lentamente.

-Comamos entonces – dijo el Conde alegremente.

Minutos pasaron al igual que los platos con carnes, verduras, frutas y manjares dulces; El Conde, cada tanto le dedicaba miradas furtivas a Daena, que se disponía a mantener su papel de humana. Subía los hombros para luego relajarlos cada tanto al igual que asentía o sonreía y cuando el palpitar fuerte del corazón del Conde le invadía los oídos, ahogaba en vino sus instintos de matar.

Un sirviente se le acerco discretamente al Conde y le susurró al oído

Señor, el Rey Dorian ha ordenado a cerrar todos los accesos a Stuttgart, ya que se presume que en un poblado cercano está siendo atacado porque en él habitan brujas y hechiceros ¿Cerramos los accesos?

El Conde solo se limitó a asentir sin darle mucha importancia ya que creía que nadie había escuchado, pero en realidad los demás presentes en esa mesa lo había hecho a la perfección

La cubertería de plata se deslizo de las manos de Daena causando un tintineo al caer al suelo; seis pares de ojos se movieron con rapidez a su dirección, Daena estaba como una estatua con los ojos muy abiertos y de ellos desprendían gruesas lágrimas bañando sus mejillas.

-¿Te encuentras bien, querida? – pregunto cauteloso Erick al otro lado de la mesa. El conde quiso tomar su mano bajo la mesa pero ella simplemente la alejó de un manotazo y tras ponerse de pie para salir corriendo de aquel salón. Erick se disculpó y corrió tras ella.

-¡Daena! – gritó a su espalda, pero la chica ni se inmuto, solo salió corriendo adentrándose a los jardines de la mansión.

-¡Déjame! – grito entre sollozos ahogados.

Finalmente la encontró recostada sobre un banquillo llorando.

-¿Qué es lo que te aqueja querida niña? – susurro por lo bajo, con paso cauteloso se fue acercando a esa desconsolada chica - ¿Qué está mal?

-Nunca entenderías – lo miró con los ojos llenos de lágrimas.

-Intenta – la alentó y fue entonces alargo la mano para consolarla, pero ella fue más rápida y tras un fugaz ''Lo siento'' se dispuso a correr con todas sus fuerzas, incluso con la rapidez sobrenatural que ahora poseía.

-Mierda – musito Erick.

Mientras tanto en la mansión las doncellas se dedicaban a distraer al Conde, que para desgracia estaba haciendo muchas preguntas.

-¿Tienen idea de lo que le sucede a su prima? Porque estaba muy alterada –menciono tomando una copa de vino.

-Han de ser problemas de mujeres – respondió amablemente Andrea.

-No se preocupe por ella, estará bien Conde – cortó Emille. Tras escuchar a Erick decir a doscientos metros del comedor ''Escapó, necesito que Andrea, Charlotte y Guitta me ayuden a buscarla, se fue hacia las montañas. Tú entretén al Conde mientras... por favor''

-¿Conde, que le parece si damos un paseo bajo esta preciosa noche estrellada? – Prosiguió Emille – Y así las chicas van y ayudan a su prima a reponerse.

-Me parece una excelente idea – se colocó de pie y le ofreció la mano - ¿Vamos?

-Claro – se levantó pero antes les dirigió una mirada a sus hijas que asintieron al mismo tiempo. Cuando el conde y Emille desaparecieron, las chicas salieron directo a donde Erick se encontraba, caminaba de un lado al otro nervioso.

-Aquí estamos ¿Por qué tan nervioso? – Preguntó Charlotte.

-Porque hay una vampiro neonata y emocionalmente inestable suelta, Charlotte. Por eso estoy nervioso – respondió con la mandíbula tensa pasándose la mano frenéticamente por el cabello.

-Ya, tranquilo – levanto las manos en defensa.

-Vamos hay que buscarla antes de que asesi... - el olor a sangre invadió sus fosas nasales – Si no es que ya empezó.

-¡Sigan el olor! – ordenó Erick saliendo disparado siguiendo el olor a sangre. Lamentablemente cuando llegaron Daena ya no estaba, en cambio había dejado un desastre de cuerpos atrás.

-Habrá que adentrarnos al bosque – ideó Guitta – Quizás este por donde la encontramos medio muerta.

-Pero eso es hacia Stuttgart, Dorian mando a cerrar los accesos – contesto Andrea.

-Sí, pero se puso así cuando el sirviente le dijo al Conde que un poblado cercano estaba siendo atacado – dijo Erick pensativo tocándose la barbilla.

-Vayamos al pequeño poblado que vimos cuando nos dirigíamos para acá – dijo Charlotte rompiendo el pequeño silencio de pensamientos que había generado – Quizás ella sea de allí y por eso se alteró tanto – prosiguió mostrando obviedad en el asunto.

-Buena idea, de todos modos sepárense, quizás uno de nosotros la encuentre más rápido de camino – concordó Erick – Andrea al este, Charlotte al oeste, Guitta tu ve al sur, yo iré hacia los peñascos.

Las chicas asintieron y salieron disparadas a toda velocidad hacia las direcciones indicadas siguiendo el olor a sangre que provenía de las manchas en el vestido de Daena, lo que no se esperaban es que ésta era muy lista y dejó rastros falsos en varios árboles justo como hacen los osos.

Ella no deseaba que la encontraran, ella solo quería ir a su hogar o al menos lo que quedaba de él, tras enterarse de que Dorian estaba atacándolo destruyó en ella la pizca de humanidad que quedaba en ella, tras ese llanto de impotencia se fue apagando todo lo bello en su interior dejando solo dolor, ira y un vacío muy grande.

Quería acabar con Dorian con sus propias manos, arrancarle el corazón, la cabeza, destrozarlo y torturarlo de maneras inimaginables. Mil y un formas de tortura le vinieron a la mente en cuanto pudo observar desde lo alto de los peñascos lo que fue por veintiún años su hogar, siendo azotado por llamas, sangre y desidia. Gritos de dolor y desesperación escuchaba como si todos esos actos horribles ocurrieran a su alrededor.

Tenía los puños apretados a sus costados, podía sentir como la sangre bebida hervía fluyendo por sus venas muertas y sus encías punzaban, estaba en modo vampírico.

-Al fin te encontré – dijo Erick apareciendo tras unos árboles, ella ni se inmuto de su presencia hasta que estuvo a su lado y diviso en la distancia las llamas, los verdugos en sus caballos y las personas muriendo - ¿Qué es eso?

-Mi pueblo siendo masacrado – susurro de manera tan sombría que si Erick tuviera corazón latente se hubiese roto.

-Dorian fue quien te hizo todo eso cuando te encontré ¿Verdad? – pregunto con la voz rota, ella solo asintió ligeramente. Tomo de su mano, estaba helada y tensa, tiro de ella envolviéndola en un abrazo como el que un padre le da a su hija, y mientras acariciaba su cabello, Daena se sorprendió a si misma dejando salir nuevamente lagrimas a borbotones – Oh, cherrie (Oh, cariño) – susurro en su pelo en un suave francés.

La alejo ligeramente acunando su rostro limpiando las lágrimas con los pulgares.

-Tranquila, yo voy a ayudarte – la miro a los ojos, que ahora eran como una galaxia sangrienta resplandeciente – Yo te voy a ayudar a vengarte. Vas a acabar con ese maldito bastardo ¿sí?

Asintió energéticamente para luego volverse a derrumbar en los brazos de Erick.

A miles de kilómetros de aquel precipicio, Charlotte seguía deambulando por aquel espeso bosque, se detuvo cuando escuchó el trote de caballos, y agitados corazones de varios hombres, según las direcciones de los sonidos pronto iban a acorralarla, pero tenía hambre por lo que quiso esperarlos.

Un cuerpo, al menos eso pudo percibir, la estampó al suelo. El impacto la hizo cerrar los ojos y al abrirlos se encontró con los ojos más cautivadores que jamás habría visto en un humano, para ella los humanos, en específico los humanos hombres, solo eran juguetes o comida, cosas manipulables a su antojo; pero esos ojos hicieron que todo su mundo se detuviera, le hicieron recordar lo más dulce de su niñez humana, por un segundo se sintió viva.

-¿Qué hace una chica tan bonita como tu sola en el bosque? Y sobre todo ¿Qué hace en estos momentos? En los que asesinan al que vean – dijo el chico de ojos cautivadores a solo centímetros de Charlotte, su aliento caliente combinado con el calor que emanaba aquel humano provoco el ella una oleada de deseo que sentía por primera vez, habría estado con otros vampiros y humanos por diversión, pero este chico emanaba un calor que ella podía sentir a través de las capas de ropa que llevaban puestas.

El momento fue interrumpido con hombres con espadas que los apuntaban desde sus caballos.

-¡Arriba los dos! – vociferó uno de los guardias.

El chico se acercó al oído de Charlotte y en el susurró.

-En cuanto me levante, por favor corre o te matarán – dijo con cierto nerviosismo en su voz, pero aun así el cálido aliento del chico hizo que ella se estremeciera, si hacia lo que le decía, el chico iba a morir y jamás volvería a ver esos ojos una extraña sensación de tristeza ante el hecho de que asesinaran al chico la embargo.

Por lo que cuando el chico se puso a horcajadas sobre ella con los ojos cerrados sabiendo su destino, soltando una lagrima, abrió los ojos y le guiño el ojo a Charlotte. Así que ella tomo una decisión, salvaría el chico y se lo llevaría a Paris con ella, para que pueda ver esos ojos por más tiempo, haló al chico enredando las manos en su cabello, posiciono su boca al oído de éste y susurró.

-Cierra los ojos – claramente estaba usando sus poderes de persuasión en él, pero no quería que el chico se asustara y huyera – Vamos, ciérralos con fuerza hasta que te diga que los abras.

Y solo le tomo segundos a Charlotte saltar al caballo de uno de los hombres que amenazaba la vida de su precioso de ojos encantadores. Lo tomo de la cabeza y con un rápido movimiento se escuchó el crack del cuello del hombre dándole la muerte inmediata, luego fue por el otro que se atrevió a encararla con la espada, pero ella fue más rápida y lo tomo del cabello tirándolo del caballo, provocando que estrellara la cabeza del guardia en el suelo matándolo y por ultimo tras quitarle la espada al que pensaba clavársela, corrió hacia el que quedaba y salto haciendo un ágil movimiento con la cuchilla cortándole la garganta.

Aterrizó sobre sus caros zapatos de tacón, acercó la espada ensangrentada y con el dedo recogió un poco de espesa sangre y se lo llevo a la boca saboreando su victoria, se dio la vuelta, el chico seguía con los ojos cerrados tal y como le había ordenado, se veía tan sereno y tranquilo allí de rodillas, ajeno a la masacre que acababa de ocurrir.

Se acercó a él, que se encontraba de rodillas acarició el rostro del chico con la delicadeza de una pluma y le levanto el mentón, tras otra caricia le ordeno que abriera los ojos, éste lo hizo derritiendo la coraza que cubría el corazón de Charlotte.

-¿Qué ocurrió? – preguntó mirando a su alrededor - ¿Cómo es que estoy vivo? – Regresó la mirada hacia ella tomándola de las manos – Eres como un ángel ¿Verdad? – dijo esperanzado, con los ojos brillando de admiración hacia la vampiresa que se encontraba frente a él.

Fue entonces cuando Charlotte bajo la cabeza acunando la cara del chico y sin prisas junto sus labios con los de él en un cálido beso.

-Duerme – dijo ella en un jadeo con los labios todavía pegados a los de él – Cuando despiertes, solo espera por mí. Yo te encontraré.

Y así sin más, el chico con estrellas en los ojos, se quedó dormido en los brazos de Charlotte

En el sur; Guitta escucho un caballo galopar a lo lejos, de pronto se detuvo y fueron intercambiados por pasos, inhalo y su sentido del olfato captó un olor diferente al de un humano y al de cualquier criatura que haya conocido antes, por lo tanto decidió esconderse en lo más alto de uno de los árboles.

Minutos después apareció el poseedor de aquel aroma, amarró el caballo al árbol donde Guitta tenía por escondite

-Maldición, llegue muy tarde – dijo el extraño mirando entre los árboles, Guitta siguió su mirada desde lo alto hacia las grandes llamas y como humo se extendía por el aire, trayendo así un aroma a piel chamuscada.

-No pude protegerlos, perdóname – le dijo a lo que Guitta diviso como un collar, que después se llevó a los labios dándole un beso lleno de tristeza, mientras derramaba unas cuantas lagrimas – Perdóname amor mío, llegue muy tarde.

Guitta pudo percibir una tristeza tan grande; que de no ser porque aquel hombre acababa de ser rodeado por otros que olían como él, habría bajado y usado sus poderes para borrar su memoria y acabar con su sufrimiento.

-¿Ahora eres el cazador de padre? – dijo el hombre triste, se dio la vuelta encarando al otro que tenía un aspecto muy similar, solo que no era tan fornido como el hombre triste, tenía el aspecto más sobrio, su cabello oscuro y ondulado, se encontraba perfectamente peinado, a pesar de que acabase de bajar de un caballo, los demás solo estaban como estatuas a su alrededor.

El hombre serio, se le acercó al hombre triste, mas no lo tocó.

-Sabes que huir así, a pesar de la orden de padre de que te quedaras en los límites del palacio estuvo mal ¿verdad?

-¿Sabes que el escapar de una prisión, asesinar a mi Alestrada y derramar tu propia sangre también lo es? – contraatacó el hombre triste.

-Por supuesto que lo es, pero eso debes dejárselo a padre. Sckarn, debo escoltarte devuelta al Averno.

-Escoltarme. Esa sí que es una linda palabra – negro incrédulo – Para no decir que me estas arrestando, Claude.

¿Sckarn? ¿Claude? Aquellos nombres los reconoció al instante, claro en sus libros favoritos sobre su majestad el Rey Lucifer Inferno y su familia. Ellos eran los príncipes, hijos de su soberano.

-No quería que sonara tan mal – extendió las manos y lo que al parecer un sirviente le tendió un dispositivo metálico – Ahora, por favor, extiende tus manos, no hagas esto más difícil de lo que ya es.

Derrotado, el hombre triste, ahora llamado Sckarn, extendió los brazos ofreciéndole sus manos.

-Creí que me darías pelea – musito Claude.

-Ya nada me importa, ya no tengo por qué pelear – susurró, el dispositivo brillo y se enraizó a los brazos de este uniendo sus manos en una especie de enredadera que también recorrió su cuello para terminar deslizándose por su rostro tapando su boca.

Claude le ayudo a subirse al caballo que estaba amarrado al árbol y cuando se disponía a amarrarlo junto al suyo, se dio la vuelta captando algo, Guitta se quedó inmóvil, creyendo que así Claude no la percibiría pero entonces solo se dispuso a subir la mirada y posarla en los ojos de Guitta, sus ojos populares en los Inferno le provoco un escalofríos, era de un azul tan gélido que le daba un aspecto atemorizante.

-De todos los aliados que pudiste haber tenido, hermano – levanto un dedo en dirección a Guitta, para luego bajarlo haciendo que Guitta cayera estrepitosamente al suelo, pero al tener reflejos de vampiro, fue como el aterrizar de un gato – Nunca creí que tomarías alianzas con un vampiro, que de paso parece una niña.

Sckarn se revolvió incomodo sobre el caballo tratado de decir algo, pero la mordaza no se lo permitía.

El hombre que le había tendido a Claude el dispositivo para maniatar a Sckarn, tomó a Guitta de los brazos con aun más fuerza que la suya impidiendo que se moviese.

Claude poso su dedo en la mordaza de Sckarn y esta descubrió su boca.

-No viene conmigo, no la conozco – le contestó.

-Oh, eso solo nos deja una cosa que hacer – murmuró Claude, acercándose a ella.

-Por favor, majestad no me mate. Yo no he hecho nada malo – dijo nerviosa.

-No, no voy a hacerte daño niña – acuno el rostro de Guitta entre sus manos y coloco sus largos pulgares en las comisuras de sus ojos abriéndole los ojos a todo dar – Solo te haré olvidar todo este momento.

-Claude, es una niña. ¿Qué tanto podrá hacer sabiendo esto? – Dijo Sckarn desde el caballo – Lo más que puede hacer es advertirle a su clan. Aunque parece que estuviera perdida.

Claude lo ignoró

-Vas a olvidar que nos viste, vas a olvidar lo que escuchaste y sobre todo. Vas a olvidar que estuviste aquí – la vista de Guitta empezó a tornarse nebulosa, sentía la necesidad de cerrarlos para aliviar la pesadez y presión que los ojos de Claude ejercían en los suyos, pero éste no dejaba que los cerrase.

Sckarn sabía lo doloroso que era cuando un demonio te borraba la memoria, porque se metía en lo más profundo de tu psique, era como si abriera la mente de una persona de par en par y hurgara en su cabeza a su antojo.

Guitta soltó un grito seco cuando este término provocando una punzada en su cabeza como si se tratase de un puñal.

En un abrir y cerrar de ojos, literalmente todo se esfumó quedándose sola en ese espeso bosque. Minutos después se reunieron en el punto de partida de la búsqueda.

-¿Dónde está Charlotte? – pregunto Andrea.

-Dijo que tenía que encargarse de algo – musitó Erick, envolviendo a Daena con su chaqueta.

-Hey ¿Cómo estás? – inquirió Andrea a Daena.

Ella solo le dedico una mirada triste encogiéndose de hombros.

-Vamos, el Conde ha de tener muchas preguntas. Le diremos que tu estado desmejoró querida – reconforto Erick.

Charlotte se encontraba en uno de los establos de la mansión del Conde con el chico que aun dormía profundamente. Llamó a uno de los encargados de los caballos y rápidamente lo tomó del rostro mirándolo fijamente a los ojos.

-Escucha, necesito que lo lleves a Paris, si se despierta dile que revise su bolsillo derecho – depositó un pequeño saco lleno de monedas en el bolsillo de su chaqueta – Eso es para comida y alojamiento en el camino. Cuando llegues a Paris, busca el lugar La Petite Jolie, en él pide ver a Jean Luke Du'pri y le dirás que vienes a cobrar el favor que le debe a Charlotte Von Bushard. Necesito que el esconda y cuide de éste chico, yo iré a Paris en los próximos días, que mantenga al chico oculto, sano y salvo ¿Entendido?

El hombre solo asintió

-Ahora ve, llévatelo de aquí antes de que alguien te vea – se acercó al chico que cuidadosamente había recostado y abrigado en la carreta – No sé cuál será tu nombre, pero sí que me has cautivado – depositó un beso en sus labios y guardo un pergamino en su bolsillo derecho – Adelante, puedes irte, trata de que nadie te vea.

-Sí, señorita.

El hombre se subió a la carreta y después de darle la orden al caballo de que avance, salieron de allí.

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¡Aja! A que no se esperaban esta actualización sorpresa y mucho menos todo lo que acaban de leer jajajajajaja 

¡Antes de que vayan a asesinarme! 

Les tengo más sorpresas por lo que no puede JA JA! *Se rie como Nelson*

En fin, este capitulo va dedicado a una de mis más grandes amigas en esta comunidad, ella es RossaMendozz  ¡GRACIAS BEBÉ POR TANTO APOYO TE ADORO! Ella está escribiendo una historia increíble se llama #LaCura y estoy segura que les hará sacar muchas sonrisas y uno que otros sustos acá les dejo el link 

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 Visitenla y denle mucho amor (Comenten y Voten como locos)  y si se hacen #TeamEmily me avisan por acá o etiquetandome allá y con eso se ganan dedicatorias especiales.

¡Gracias a todos los que han leído Protector! Sigue creciendo gracias a ustedes, por lo que los adoro <3 

Ajá, momento de una trivia (las empezaré a hacer) 

¿Quien crees que era el chico misterioso que salvó Charlotte?

El que le acierte se ganará una dedicación en el próximo capítulo que miren que está #OnFire 

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