Capítulo 14
Antes que nada, quiero agradecer a un amigo mío por ayudarme con éste capítulo, él no tiene Wattpad, pero aún así cuando llegue a tener, Carlangas ¡Gracias, eres el mejor!
¡Ahora sí, lo que toda America unida espera!
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ESTO ES CONTIGO, LECTOR FANTASMA ¡NO SEAS MALITO QUE ES GRATIS!
Ahora si, empecemos.
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A medida que él se acercaba, la anticipación era más angustiante.
Él se situó a su espalda y ambos sostuvieron la mirada a través del espejo, el alejo su cabello descubriendo el delgado cuello y lo acarició, fue subiendo hasta situarla en su mejilla.
Ella por instinto reposó su cara contra su mano para tener más contacto. El rozó sus labios con el pulgar entreabriéndolo y ella lo besó.
Ella se colocó de pie y lo encaró, la tomó de la cintura presionándola contra su cuerpo y juntó sus labios en un beso; beso caliente y lleno de sensaciones y emociones, pasión, amor, electricidad e intensidad tanta que se les erizaba la piel.
Ella acunó su rostro y le dio paso a su lengua que junto a su aliento caliente la hizo volar fuera de su cuerpo, era tan intenso lo que ambos sentían que la atmosfera era de amor puro y verdadero.
Sus brazos, labios y él mismo se sentían para ella como su hogar.
La parte demoniaca de Sckarn se hizo presente al bajar de su cintura a las nalgas que solo eran cubiertas por la ligera tela del satín, en un momento ya estaban en la cama, el cabello de Daena esparcido por la cama y las manos de Sckarn por todas partes haciéndola jadear por el toque.
Ella anudó sus manos en su cabello cuando éste tras apreciar la vista de los pechos turgentes al abrir la bata casi al punto de destrozarla.
Cuando el se dedicaba a devorar esos pechos que tanto había admirado desde aquella vez que lo obligó a bañarse con el y por poco mandaba el juramento al mismísimo Averno para tomarla y hacerla suya en ese lago. Ella rasgó su camisa por su espalda y el la arrojó quedando con el torso desnudo sobre ella besando cada lunar, cada peca dejando pequeños mordiscos sobre éstos, cosa que hacía que Daena se retorciera debajo.
El bajo a su vientre con un reguero de besos, chupones y lamidas haciendo que Daena arqueara su espalda queriendo recibir más contacto.
La contemplaba, desuda pero era suya la tenía y la poseía, nada iba a hacer que este momento mágico los detuviera, ni mil ejércitos, ni ángeles, había esperado mucho tiempo para esto. Ella respiraba entrecortadamente, solo pensaba en qu su cuerpo estaba muy caliente con solo el rozarla con los dedos o con los labios, ni hablar cuando sus colmillos la tocaban y cuando la mordía era un coctel de sensaciones indescriptibles, pero él no se detendría ahí.
En su vientre toda la malicia de un demonio se reflejaba en su cara, la veía directamente a los ojos, fijamente su mirada reflejaba lo que ambos sabían que iba a pasar y ella ligeramente se acomodaba para la acción mientras el con suaves besos iba hacia el sur, tomaba sus piernas juntándolas y besando sus muslos mordiéndolos y lamiéndolos, era un frenesí comparable al efecto de la sangre cuando estaba hambriento, su olor todo, separo suavemente sus piernas mientras besaba su ingle al llegar a su sexo, húmedo y excitado.
Ella soltó un gemido en respuesta agarrando con fuerza las sabanas de seda. Nada se comparaba a ella, quería saborearla quería hacerla más suya la ola que empezaba a sentir, se había convertido en un volcán, estallaba una y otra vez sin descanso y sentía como pinchazos en cada zona de su cuerpo, era una tormenta de placer tan inmenso que casi pierde el control, hasta que sintió que su alma salía de su cuerpo y se rindió al placer solo ahí él se detuvo a observar como había quedado su obra de arte jactándose de como había conquistado esta batalla, pero ella no se detendría ahí pues era obstinada.
Le retribuiría todo lo que él le hizo y diez veces mejor. Poco a poco escalo hasta su vientre desnudo y besaba sus abdominales, mientras iba quitando sus pantalones con cada beso.
Al descubrir que el hombre estaba presto y dispuesto a continuar el solo la miraba con expresión de deseo puro. Ella gateó quedando a horcajas sobre él.
En posición, ambos sabrían lo que iba a pasar y lo harían pues era lo que ambos querían.
-Confío en ti – le dijo en un susurro lleno de promesas - Y sin pensarlo estando sentada en sus piernas ambos hicieron el mismo movimiento, gritando los dos en coro al sentir el dolor ligado al placer que ambos se daban, luego de la conmoción ella se relajó mientras él la acomodaba en la cama
Al ritmo de sus caderas, las velas se encendían y bajaban la llama con cada movimiento
Poco a poco ambos hacían el momento más intenso mientras ella al no poder aguantar más pues su cuerpo ya pesaba, fue automático puesto que el tampoco y acabando ambos dejaron caer sus cuerpos exhaustos.
Ella lo tomó en sus brazos mientras él se recostaba en sus pechos abrazándola por la cintura, el ruido del acelerado corazón del demonio, retumbaba en las paredes, ella no pudo sentirse más amada que en esa noche.
Amada por su precioso demonio y eterno amor, Sckarn.
Lejos de allí, en la catedral de Notre Dame, Arael tenía cautiva a Rosette en las catacumbas, estaba en completa oscuridad de no ser por una antorcha en una esquina.
-¡Sáquenme de aquí! - gritaba desde su celda - ¡Auxilio!
Una figura corpulenta hizo acto de presencia que después de tomar la antorcha se acercó mostrando su identidad.
-Entonces los Du Vois han conseguido mantener su descendencia después de todo – dijo Arael observando a la chica. Ésta arrugo el ceño.
-No sé que estás hablando, yo no soy una Du Vois, soy una Verment – aclaró. Él se negó.
-Niña, soy un ángel, sé perfectamente quien eres – le sonrió – Y una Verment no lo es.
-Mis padres son Merci Lou Verment y Lucas Tadeo Verment, no soy una Du vois – le contesta con astío.
-Si, tus padres adoptivos – afirmó – Tus verdaderos padres son Marí y Jonas Du Vois, fueron asesinados tras ser asaltados camino a Lyon tras haberte tenido en Paris, tu madre adoptiva te encontró y ahora estás aquí – la cara de Rosette es de completo horror y desconcierto – Ellos dejaron contigo algo que es mío – le enseña la palma de la mano - ¿Serías tan amable de devolvérmelo? – dijo impasible.
-No, lo tengo - Dijo absorta en su desconcierto, todos estos años sus padres le habían mentido. Arael sonríe haciendo de sus labios una fina línea apretando la mandíbula.
-Niña, no estoy para juegos, devuélveme lo que es mío – brama, ella se encoge.
-¡Que no lo tengo! – entonces él va a agarrarla para cerciorarse de que no mienta, pero ella se aleja, entonces el da un paso y atraviesa la celda dejándola asombrada y completamente a su merced – El collar ¿Dónde está?
-Está donde nunca podrás encontrarlo – le dice ella con odio. Él la toma del brazo y la encara colérico, pudo notar más sus facciones angelicales y perfectas, ojos profundamente azules, nariz larga y fina seguida de unos labios sonrosados que brotaban de una ligera barba.
-Te lo preguntaré otra vez – dice conteniéndose - ¿Dónde está mi collar?
Entonces algo en su mirada hizo que ella se quedara inmóvil debido a que en éstos momentos, aquello le cautivaba de sobremanera, era un aura pacífica y pura que la inundaba, ella sólo soltó las palabras.
-Claude Inferno lo tiene – la cara de aquel ser divino se contrajo en una mueca de desgano y furia, soltó a la chica y murmuró.
-Tal parece que los Du Vois no pueden mantenerse alejados de un Inferno – salió de la celda y caminando lejos de allí volvió a despotricar - ¿Acaso está en su naturaleza?
En una sala secreta, donde Los Discípulos se encontraban reunidos en el funeral de sus dos miembros caídos, Arael llamó a uno de ellos.
-Vincenzo, ven aquí – el cazador se acercó y colocando la mano en su pecho saludó a su líder – Necesito que entregues un mensaje. Tienes que dejarte capturar por uno de los vampiros y solicita ver a Claude Inferno, cuando esté frente a ti, dile que estoy dispuesto a hacer un intercambio
>>El collar, por la chica.
En la mañana, Daena descansaba en la espalda de su amado demonio, la paz en la habitación era tan fantástica que por primera vez desde que es vampiro, adoró aquel amanecer.
El dormía serenamente, por lo que ella se dispuso a dejarle un reguero de besos mientras lo abrazaba suavemente, el despertó y la tomó de la mano entrelazando los dedos.
-Buenos días, mi amado demonio – le susurró al odio dejándole un pequeño mordisco después de subirse a su espalda desnuda.
Él a velocidad sobrehumana se colocó sobre ella enredando sus piernas en la cintura acariciando el muslo, ella se sujeta de sus musculosos brazos riendo por el atrevimiento, pero se encontró mordiéndose el labio al disfrutar de la vista de Sckarn con el cabello alborotado, desnudo y con los ojos turbios como dos océanos siendo comandados por Poseidón.
La besó profundamente, tanto que se hizo sonoro al despegarse.
-Buenos días, mi amada Daena – los sucesos de la noche anterior estarían por repetirse de no ser por un Claude que entró a la habitación con su habitual cara seria y sombría.
Daena se cubrió de inmediato, pero Sckarn sólo se quedó sobre ella con las nalgas al aire sin importarle nada, estaba demasiado feliz cómo para dejar que Claude, siendo Claude se lo arruinase.
-Supongo que Lady Bushard ya no será necesaria – puntualizó – Lady D'lourdeth, buen día – ella lo saludó devuelta aparentando que la escena no era incomoda, pero al parecer él ya estaba acostumbrado a ver ese tipo de cosas - Sckarn, tenemos una situación y requiero de tu ayuda.
-¿Qué pasa ahora Claude? – dijo hundiendo la cara en los pechos de Daena mordisqueándolos un poco y ésta se sobresalta.
-Atraparon a un Discípulo, demasiado fácil, diría yo. No para de decir Inferno desde que lo capturaron – Sckarn no levantaba la cara del cuerpo de Daena bajo las sabanas y ella le palmeó la cabeza para que atendiera a su hermano que se estaba exasperando.
-¿No puedes encargarte tu? – le dice con molestia.
-No, porque se supone tu, eres el enviado para mantener el orden ¿Recuerdas? – Sckarn gruñó.
-Está bien, dame – analizó a Daena que se mordió el labio divertida – Veinte minutos.
Claude asintió y se dio la vuelta y salió de la habitación, caminando por los pasillos se detuvo en la puerta de la habitación de Rosette. Por cortesía tocó, pero no podía sentir el golpeteo de su corazón salvaje que tanto le atraía.
Volvió a tocar, pero no hubo respuesta, entonces decidió entrar al notar que estaba abierto.
El cuarto era un desastre, muchas cosas en el suelo, la puerta del balcón abierta de par en par y lo peor, Rosette no estaba.
Algo en su interior, algo nuevo, se alteró cómo si la idea de que Rosette estuviera en peligro le molestara, sobre todo cuando en el desastre percibió algo brillar, algo conocido.
Maldita sea, Arael.
Corrió en búsqueda de Sckarn, a la mierda sus veinte minutos en el paraíso, la situación era peor de lo que pensaba, Rosette con ese ángel maniaco.
¿Por qué le afectaba? ¡Es una humana, Claude!
Una indefensa que no merece estar metida en todo este embrollo. Pensó.
Una con un muy dulce y delicioso corazón, dijo su maldad interior.
Gruñó en respuesta y las voces en su cabeza se callaron, tomo una larga respiración y tras la puerta se escuchaban los sonidos de Daena que Sckarn le producía.
-¡Sckarn tenemos un serio problema hora de irnos! – le grito y los ruidos pararon, él se dio la vuelta y se dispuso a esperarlo en la entrada de la mansión. Sckarn llegó y ambos se fueron de allí en una bruma oscura materializándose en La Petite Jolie.
En el sótano específicamente, Luke estaba fumando sus habituales habanos recostado a una puerta junto al hermano de Daena, Neal que estaba de brazos cruzados.
-Du'prí. Neal – saludó Sckarn. Ambos hicieron un asentimiento en respuesta – Él es mi hermano, Claude Inferno.
-Caballeros – saludó Claude sin ofrecerles la mano, ya que las mantenía sujetas a su espalda.
Luke se quitó de la puerta, al igual que Neal.
-Le hemos hecho preguntas sin cesar, le hemos torturado y nada – dice Neal – El hijo de perra es una tumba y de vez en cuando menciona sus apellidos, Inferno y la palabra mensaje.
Claude los hace a un lado y abre la puerta.
-Querías a un inferno, aquí me tienes – dice conteniendo la ira, Rosette podría estar en peligro y Arael jugando enviando a sus idiotas.
El hombre amarrado a una silla se encontraba golpeado con un ojo morado y varios cortes, también se le veía sucio y con algunas quemaduras de parte de los habanos de Luke.
-¿Claude Inferno? – dijo en un acento italiano con la voz seca por falta de agua.
-Si – mantuvo su postura recta e indiferente - ¿El mensaje es para mí?
El hombre se aclaró la garganta y solo dijo.
-El collar, por la chica.
Y así fue como el autocontrol de Claude, desapareció.
Los brazos de su hermano lo sujetaban con fuerza, el aura oscura, sumamente maligna inundó el lugar.
-¡Sáquenlo de aquí! – gritó Sckarn al ver cómo el cazador empeoraba las cosas recitando plegarias. Los muchachos hicieron paso y a toda velocidad lo sacaron de allí.
El fuerte gruñido de Claude retumbó en el lugar, su bestia interior estaba por salir, esa bestia que era la peor de todos sus hermanos ya que el fue concebido una noche de luna roja, noche en la que la energía oscura es más poderosa. Su fachada de control es debido a esa bestia sanguinaria, maligna y pútrida.
-¡Claude, tienes que calmarte! – gritó Sckarn conteniéndolo, pero fue en vano, porque el demonio con símbolos rojos en su piel como quemaduras hechas con hierros ardientes lo arrojó a la pared para luego desaparecer en una pesada y asesina penumbra.
Sckarn se colocó de pie y sabiendo lo que venía, ya que cuando pequeño, Claude no se podía controlar, arrasó con aldeas enteras, ya que en ese estado acaba con todo lo que estaba en su camino.
Leviatán había sido liberado.
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Ufff... ¿Hace calor aquí no?
¿Qué tal el capítulo?
¡Claude, no mates a esas personas! ¿O debería llamarlo #Leviatán?
¡Pobre de Rosette!
¿Conseguirá Arael su preciado amuleto?
Esto y más en la próxima actualización
¡Ah lo olvidaba! el capítulo pasado pregunté que a quien querian ver en la multimedia y el más nombrado es nuestro peligroso plumero, así que acá se los dejo
Arael:
Y recuerda que:
#Te quiero
-This Ed
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