Capítulo 1
Sonidos, aromas inundaban el ambiente. Algunos lejanos otros muy cercanos, una sensación suave y acogedora la envolvía ¿Dónde estaba? ¿Había muerto? ¿Así se sentía la muerte?
Se revolvió ligeramente esperando sentir aquel dolor de sus heridas, pero no fue así; estaba perfectamente, incluso mejor que antes de ser atacada.
Cerró los ojos con fuerza puesto que la brillante luz del sol entraba por la ventana, pero el dosel de la enorme cama donde se encontraba no permitía que la tocase, le era molesto el resplandor.
-¿Dónde estoy? – se preguntó. Un ligero ardor recorrió su garganta e instintivamente llevó su mano a su cuello, creyó encontrar la gran herida que aquel extraño le había dejado, pero no había rastro de ello. La puerta se abrió y por ella entró un hombre de aspecto adinerado y elegante, era alto de cabello dorado, delgado y atlético; apenas ingresó a la habitación, cerró rápidamente la ventana seguido de correr las cortinas.
-¡Oh! Qué bueno, ya despertaste – dijo el hombre alegre. Daena al acercarse el hombre para sentarse en la orilla de la cama, con rapidez, incluso mayor de lo que esperaba se alejó lo más que pudo, provocando así que cayera al piso algo mareada. Su cuerpo estaba débil, pero sentía una gran energía extraña en su interior, era diferente a cuando usaba sus poderes.
El hombre no cambió su postura, pero si fue más cauteloso al rodear la cama y acercarse con cuidado a la chica asustada con los ojos más hermosos que haya visto jamás, que a pesar de estar tan abiertos reflejando miedo, no paraban de brillar como dos estrellas.
-Tranquila – dijo levantando las manos con cautela – No voy a hacerte daño – dio otro paso y Daena tropezó con un mueble de caoba a su espalda haciendo que varios objetos cayeran al piso, causándole un estruendo ensordecedor, se llevó ambas manos a los oídos para tratar de que su cabeza no explotara el sonido retumbaba en sus tímpanos.
-Tranquila – repitió – Aunque el estruendo sí que fue horrible – admitió con un resoplido. Se puso en cuclillas para tratar de acercarse un poco más – Ven, déjame ayudarte – dijo amable ofreciéndole la mano. Ella, recelosa lo observo con detenimiento – Sé que estas asustada, lo entiendo. Pero no soy tu enemigo. Déjame ayudarte... por favor.
Lentamente le dio la mano y el con delicadeza la levanto del suelo ayudándola a volver a la cama.
-Gracias... - susurró.
-Ni lo menciones – sonrió acomodándose la chaqueta - ¿Cómo te sientes?
-No lo sé... – llevó su mano a su cuello haciendo una mueca de dolor.
-Has de tener muchas preguntas, lo sé – se recostó en el dosel de la cama y suspiro dedicándole una mirada de aprecio – Me llamo Erick y fui el que te trajo aquí.
-¿Dónde estoy? – preguntó.
-Esslingen am Neckar, pero lo más importante es que estas a salvo, de lo que sea que te hizo todo eso.
-Tú me... ¿curaste? – inquirió llevándose de nuevo la mano al cuello, sentía como una especie de espinas en la garganta cada vez que hablaba.
-Algo así, tu garganta arde... ¿Verdad?
-Si... mucho – torció el gesto – Siento como llamas en mi garganta.
-Oh, no te preocupes; es solo la sed. Tengo algo que puede ayudarte, dame un segundo – se dirigió a la puerta para salir de ella, pero se detuvo en seco y se dio la vuelta – ¿Puedo preguntarte algo?
-Claro, después de todo me ayudaste – la voz era ronca, casi rasposa.
-¿Cuál es tu nombre? – ladeó la cabeza curioso.
-Daena, mi nombre es Daena – los ojos de Erick brillaron de manera extraña y luego sonrió.
-Maravilloso, un placer... Daena – hizo una reverencia algo extraña que le pareció divertida a Daena, desapareció tras la puerta y ella soltó una risita. Daena se levantó de la cama para recorrer la habitación, la alfombra estaba muy suave bajo sus pies, sus ojos percibían todo como en un mundo multicolor, en mejores escalas... sensaciones más intensas, la habitación era casi del tamaño de la casa donde creció en Schwarzwald, cortinas de terciopelo, sabanas de seda, muebles de pino.
La puerta se abrió mostrando a Erick y su cabellera rubia, solo que tenía algo diferente, esta vez olía delicioso, una mezcla dulce y amarga. Embriagador... adictivo. Toda la habitación se impregnó con el maravilloso aroma y la garganta da Daena llameaba.
-Aléjate de la ventana, querida – aconsejó Erick cerrando la puerta después de dejar una copa en la encimera de una mesa a mitad de la habitación.
-¿Qué me pasa? – el dolor fue cada vez más intenso a medida que se concentraba más el aroma que provenía de la copa.
-Estas sedienta, es normal... estas cambiando – dijo con cautela Erik volvió a tomar la copa y esta vez la agitó un poco – Apuesto que esto te está volviendo loca.
-¿Cambiando? – se sobrecogió - ¿En qué?
-Oh, no no no... no es nada malo, al menos no va a hacerte daño, al contrario – le ofreció la copa – Adelante, bébela... quitará tu dolor.
Dudó por unos minutos, Erick parecía una estatua inmóvil frente a ella con el brazo extendido ofreciéndole aquella copa con líquido desconocido. Era muy amable, eso encendió sus alertas y hubiera servido si no fuera que tomó un sorbo de la copa.
-No está envenenada. Adelante, bebe.
Sujetó la copa entre sus manos y luego la inclino sobre sus labios y cuando rozo su lengua para cautivar sus papilas gustativas entró en una especie de frenesí, bebió más a prisa agotando el contenido del recipiente.
-Despacio – bufó con dulzura al verla que se atragantaba. Una gota escapó de sus labios y éste la recogió en un toque ligero, para luego llevárselo a la boca – Delicioso... ¿Verdad?
-¿Qué era? – inhalaba con fuerza recordando la sensación de calor en su boca y como atenuaba el ardor de su garganta – Quiero más... necesito más.
-Lo sé, cariño... lo sé – retiró la copa de las temblorosas manos de Daena – Pero, ahora debes mantener la calma a lo que viene.
-¿Lo que... - sus rodillas se doblaron y cayó al piso soltando un grito seco. Un dolor aun peor que el de su garganta envolvió sus encías - ¿Qué me está pasando? ¿QUÉ ME HICISTE? – Abrió la boca a todo lo que pudo y rozo sus dientes con la punta de los dedos - ¿Colmillos? ¿Qué es esto? ¿Qué me está pasando? – desesperada en saber se levantó del suelo y todo le daba vueltas, todo se veía en nuevas perspectivas incluso el doble de minutos atrás.
Todo era más agudo... escuchaba voces de mujeres que no estaban allí, sus oídos captaron el flujo de algún liquido junto con los latidos de un corazón.
-Lo hice para salvarte, estabas muriendo... no creí que merecieras la muerte – respondió taciturno – Estas transformándote en una criatura formidable. Alguien como yo, fuerte, rápido y mordaz.
Se acercó a un espejo que se encontraba en la encimera de un tocador y lo que pudo ver la asustó. Sus ojos ya no eran como antes, eran oscuros, como si todos los vasos sanguíneos se hubieran roto, que hacían juego con los surcos y venas abultadas bajo sus ojos.
-¿Qué es todo esto? – Gritó - ¿Qué es lo que eres? – no paraba de mirarse en el espejo y tocarse el rostro con horror lleno de venas violetas y otras verdosas.
-Soy un vampiro – cruzó la distancia que los separaba con una velocidad impensable para un humano y la tomo gentilmente del rostro, tenía los ojos muy abiertos, estaba asustada.
-¿Vampiro? – había escuchado sobre esas criatura, Sckarn una vez le conto historias sobre los no-muertos y de cómo eran las más perfectas armas para aniquilar humanos, eran hermosos, inmortales y muy engañosos para los mortales. Y ella se estaba transformando en uno.
-Sí, querida – le sonrió mostrando unos perfectos colmillos que sobresalían de su boca – como dije, una criatura formidable – la soltó y en un abrir y cerrar de ojos estaba sobre el dosel de la cama – Veloz, ágil – bajo sin dejar de hacer contacto visual con ella – Fuerte – levantó con una sola mano la cama entera y luego la devolvió al piso sin esfuerzo alguno – Inmortal, rodeados de la belleza del mundo – se pasó la mano por el pelo y volvió a ser el de antes.
-Me diste sangre – susurró.
-En efecto, de eso nos alimentamos – se acercó a la ventana y la abrió ligeramente dejando que un rayo de sol entrara – Solo debes tener cuidado con esto – movió la mano hacia el rayo de sol y su mano empezó a humear y oler a carne quemada – Somos no-muertos, vivimos bajo la luz de la luna... si te quedas bajo el sol – alejó la mano que instantáneamente empezó a curarse – Te quemarás y morirás.
-Entonces... eres un asesino – bramó.
-Sí, puedes verlo de esa manera – se llevó el pulgar al mentón – Por otro lado, se puede ver como un depredador, los humanos hacen lo mismo con los animales con el fin de sobrevivir.
Daena se sentó en el borde de la cama y dio un largo suspiro.
-¿Cómo hago para que todo esto se desaparezca? – indicó a su cara.
-La sed será tu peor enemiga, por eso debes controlarte – se sentó a su lado – Requiere de práctica, pero estarás bien... debes respirar hondo y dejarlo pasar.
-De acuerdo, lo intentaré – cerró sus ojos e inhaló hondo e intento hacer lo que Erick le dijo, pero de nuevo el flujo que escucho hace unos minutos se hizo más presente que antes, lo sentía tan cerca al igual que el latido rápido y caliente de un corazón.
-Mierda – dijo Erick y de nuevo velozmente se dirigió a la puerta y la voz de una mujer que no pudo identificar.
-Duque Bushard, aquí están las cosas que me pidió
-¡Oh la lá! oui... merci, puedes retirarte – dijo nervioso
-Como ordene, puedo preguntarle cómo se encuentra su...
-Sobrina, está mejor que ayer. Gracias, ahora váyase – la miró a los ojos y como por hipnosis la mujer se fue como una marioneta.
¿Sobrina? Se preguntó Daena, el aroma de la sangre y del bombeante corazón al otro lado de la puerta, los colmillos volvieron a brotar al igual que el resto, un gruñido primitivo escapó de su pecho y en un abrir y cerrar de ojos saltó a la puerta, un estrepitoso ruido se escuchó a sus espaldas, abriendo los ojos se dio cuenta que Erick la tenía muy sujeta contra la pared, pero no la estaba lastimando, él también tenía los ojos bien abiertos, pero aun así mantenía la calma.
-No voy a hacerte daño – dijo – Solo evito que hagas algo que no nos conviene.
-¿Nos? – preguntó
-Si, a mi familia, a mí y ahora a – le dio un pequeño toque en la punta de la nariz con el dedo de forma adorable - ti
-Dijiste que era tu sobrina.
-Y necesito que aparentes serlo... ¿Lo harías por mí?
-Supongo – dudó.
-¡Muchas gracias! – La atrapo en sus brazos levantándola del suelo – También necesito que controles tus instintos, esos que te dicen que mates – rió.
-Pero... ¿Cómo? – preguntó nerviosa.
-No te preocupes, te tengo a las mejores maestras – juntó sus manos en un ademan de aplauso – Andrea, Charlotte, Gitta. Mis amores... ¿Podrían venir por favor? – llamó gentilmente. Daena lo observaba confusa acerca de aquellos nombres, Erick por otro lado seguía sonriente. Segundos después la puerta se abrió presentando a las tres señoritas de exuberante belleza y elegancia, las tres tenían hermosos vestidos e impecables peinados.
-Padre – dijo la que aparentaba ser la mayor.
-Mis niñas – tomó a Daena de los hombros y la acercó a las tres doncellas, éstas estaban taciturnas y con un presunto aburrimiento – Les presento a Daena – luego asomó la cabeza hacia Daena extendiendo la mano en un ademán de presentación – Daena, ellas son mis hijas... La mayor Andrea mi preciosa gema digna de la belleza del río Cena, mi preciosa, graciosa bailarina y pícara con carita de duende Charlotte y mi curiosa investigadora Guitta.
Las tres tomaron los costados de sus vestidos y delicadamente casi que simultáneamente realizaron una reverencia.
-Un placer – susurró Daena apenada por sus fachas ante tanta elegancia concentrada, pero a ellas aparentemente no les importó.
-Bien, ahora que se conocen – volvió a tomar los hombros de Daena – Necesito un favor de ustedes, mis niñas. Quiero que a esta señorita la tengan presentable para la cena con el Conde esta noche. También necesito que la orienten para que de igual manera no lo asesine.
-Claro, se ve que tiene potencial – respondió Charlotte perversa. Eso provocó en Daena un ligero escalofrío, Charlotte aparentemente era inofensiva, pero muy en el fondo era una vampiresa perversa y engañosa.
-Perfecto – aplaudió Erick complacido, acunó el rostro de Daena entre sus manos para darle ánimos – Vamos, cariño vas a estar bien. Te dejo en excelentes manos, ellas te enseñaran todo lo que necesitas saber para aparentar ser un humano.
-Iré a pedirle a una criada que prepare el baño – dijo Guitta tras desaparecer de nuevo por la puerta seguida de Erick.
-Yo iré por su madre, ha de estar molesta porque no la he atendido desde que llegamos, el Conde es algo imbécil y la debe tener abrumada de aburrimiento – lamentó
-Y que lo digas – respondió Charlotte tomando una de las manos de Daena examinándola – Vaya, sí que eres pálida... y no solo lo digo por el hecho de estar muerta – bromeó.
-Que de mal gusto – riñó Andrea tomando uno de los pedazos del adorno de vidrio esparcidos en el suelo, Daena bajó la mirada apenada pensando que el comentario era sobre su accidente entonces Andrea en lo que pareció un abrir y cerrar de ojos estaba frente a ella, la vampiresa busco la mirada de Daena y le sonrió – Hablo del mal chiste de mi hermana, no dejes que nada a partir de ahora se atreva a hacerte daño. Erick, mi padre te ha dado el don de empezar de nuevo y convertirte en esto, una criatura sublime que no solo abunda en belleza y otros dotes sino que toma lo que quiere.
-El baño está listo – anunció Guitta asomando la cabeza por la puerta.
-Bien – respondió Charlotte, levantando algo que parecía ser un obsequio.
-De acuerdo – Andrea la tomó de los hombros con firmeza para darle fuerzas – Tu puedes hacerlo, vamos a salir de aquí y necesito que no respires hasta que te lo pida.
-Está bien – susurró Daena tomando una bocanada de aire y cerrando la boca.
-Tranquila, no necesitamos respirar... estamos muertas ¿recuerdas? – bromeó Charlotte.
-Tiene razón – afirmó Andrea rodando los ojos – Solo no inhales - posó su mano en la espalda de Daena y salieron de la habitación, el lugar era esplendido, lleno de lujos pero de manera muy sobria. Guitta se adelantó para cerrar con rapidez las cortinas tapando todo ápice de sol.
-Les digo que ya sería la cuarta vez que las cierro, creo que no entienden cuando les digo ''Por favor, no abran las ventanas, me molesta la luz del sol'' y ellos responden ''Mi lady, necesita tomar algo de sol, está muy pálida'' - rezongo Guitta.
Varios minutos después de largos pasillos y muchas puertas llegaron al cuarto de baño. Allí despojaron a Daena de la poca ropa que le quedaba y pudo observar mejor que su cuerpo había sanado en su totalidad, los cardenales que antes abundaban, habían desaparecido, su piel nacarina se encontraba pálida, pero reluciente.
-Ya puedes respirar – Daena soltó el aire que había guardado, pero en realidad ni se había inmutado que no estaba respirando. Le resultó fascinante.
-Ven, entra – llamó Andrea señalando la bañera – Tenemos mucho por hacer.
Hizo lo que le indico, el agua caliente relajo todas sus terminaciones muertas, el calor hizo que sus venas violáceas aparecieran como finas ramificaciones bajo la piel.
-Escucha, Erick hablo con el Conde y le dijo que tienes problemas con tu garganta por lo que tienes problemas al hablar, así que en la cena de esta noche no será necesario que digas palabra alguna – Andrea le tendió un pequeño trapo para que Daena se tallara el cuerpo.
-Eso es un punto a tu favor – citó Charlotte mientras se acomodaba en una banca cerca de la tina para luego arrojar algunas sustancias al agua volviéndola blanquecina con aroma a flores – Solo tendrías que comer, sonreír y asentir con simpatía.
-¿Comer? – Preguntó Daena anotando todo mentalmente – Creí que solo se alimentaban de sangre.
-También de comida para humanos, ayudar a calmar la ansiedad – Guitta se encontraba en un rincón del cuarto de baño y ojeaba un pequeño libro oscuro sin nombre.
-Imagino que Erick te diría que para que tus colmillos y los otros accesorios desaparezcan solo debes respirar hondo – dijo Andrea.
-Sí, pero ustedes me dijeron que no respire – replicó Daena confundida.
-Correcto, aunque si no respiras el olor a sangre no hará que pierdas el control. Por otro lado también debes fingir que lo haces – sonrió Charlotte – puedes cada tanto subir un poco los hombros y luego relajarlos lentamente.
-De acuerdo – acepto Daena extendiendo los pies al otro extremo de la bañera para hundirse en el agua y así lavar las enredaderas que era ahora su cabello.
Cerró los ojos para tratar de asimilar todo lo que le ha pasado hasta ahora, su vida dio un giro de 360º. Había muerto, eso era un hecho, ahora era una temida criatura de la noche, ese era otro hecho, su familia ¿Qué pasaría con ellos? ¿Cómo podría volver a casa siendo un vampiro? No podría y eso estaba claro ¿se iría así sin más?
Abrió los ojos lentamente pero no estaba en la bañera, estaba en la nada. Todo era oscuro y pesado, instintivamente se cubrió el cuerpo recordando que estaba desnuda, pero una fina tela oscura la cubría completamente ¿Dónde estaba? O mejor dicho...
-¿Qué es esto? – masculló por lo bajo.
-Se llama Ashakin – una voz masculina le sorprendió, rápidamente se dio la vuelta y el rostro del hombre lo recordó de inmediato, era el mismo que hace años se le presentó en las llamas.
-¿Ashakin? – preguntó.
-Sí, una cárcel ancestral. Escucha no tengo mucho tiempo – dijo en un resoplido.
-Te conozco, hace años apareciste...
-Si, en una manifestación en el fuego... estabas con su hijo.
-¿Quién eres?
-Eso no importa, necesito que lo encuentres y lo protejas. Con tu vida si es necesario.
-¿A quién? ¿Por qué? – esto es ridículo, ha de ser una alucinación, efectos secundarios del vampirismo, pensó.
-A mi heredero – encerró la muñeca de Daena en un fuerte agarre y una corriente eléctrica se introdujo por su torrente sanguíneo haciéndola temblar, trato de zafarse pero la tenía muy bien sujeta – Cuando lo encuentres tráelo ante mí, en el templo de Aznar dentro de lo más profundo del Averno. Lo que nos une me liberará.
Una vez dicho esto el hombre abrió la boca a todo lo que pudo y de ella salió el estruendo más horrible que alguien pudiese imaginar, la oscuridad frente a Daena se fue disipando y una fuerza la trajo abruptamente a la realidad saliendo de la bañera con tanta fuerza que derramó gran cantidad de agua que caía como catarata al piso.
-¡Oye! Mi vestido – chilló Charlotte levantándose el vestido por los lados.
-¿Estas bien? Te dije que no necesitamos respirar... - preguntó Andrea tratando de secar las gotas que le salpicaron en el vestido. Guitta solo levanto la mirada de su libro un segundo y continúo leyendo.
-Lo siento – se limitó a susurrar muy por lo bajo, tenía los ojos muy abiertos y las manos en cada lado de la bañera y el cabello mojado como cortinas a los lados de su cara ¿Qué mierdas acaba de pasar? Todo pasaba nuevamente por su cabeza en pequeños flashes frente a sus ojos, ahora debía encontrar y cuidar a una persona... su vida como la conocía acababa de terminar, está a salvo gracias a que un vampiro la encontrara casi muerta en el bosque después de casi ser asesinada por un maníaco como Dorian y ahora tiene que cuidar con esa nueva vida que se le obsequio a una persona completamente extraña y solo porque un hombre que no conoce se lo ordenó... todo debe ser una alucinación, tiene que serlo ¿verdad?
Su cabeza era un desastre en este momento pero no se compara a los símbolos azules que empezaban a concentrarse en su muñeca, los observó con detenimiento, era como un rompecabezas que trataba de resolverse solo, el misterioso símbolo se resolvió mostrando así un ojo que la observó profundamente, más de lo que esperaba e inmediatamente lo sumergió en el agua, levantó la mirada
-¿Estas lista? – inquirió Andrea tras reprimir a Charlotte de una mueca de confusión.
Solo se limitó a asentir y sonreír incomoda. Se levantó de la bañera chorreando agua, Guitta le tendió algo para envolverse y salir de allí. Dio un leve vistazo a su muñeca sin que los tres pares de ojos curiosos que la rodeaban se dieran cuenta y para su alivio ya no había rastros de aquella cosa azul.
En Schwarzwald, los D'lourdeth estaban preocupados, Sckarn y Daena habían desaparecido desde hace días, habían revisado el bosque a profundidad pero sin éxito. Alana cada noche se sentaba frente al fuego a llorar por su hija desaparecida y su hermana asesinada. Neal, no paraba de buscar tampoco, cada mañana apenas salía el sol los hombres D'lourdeth emprendían camino. Viktoria, por otro lado estaba en una pequeña burbuja de amor por aquel sobrino de los Wells, actualmente se encontraba con el cerca del río aledaño al poblado, el mismo donde su hermana fue capturada.
-Deberíamos fugarnos – dijo el chico tomando de la cintura a Viktoria para darle un corto beso en los labios.
-Y... ¿A dónde piensas llevarme? – bromeó.
Acunó el rostro de ella en sus manos mirándola directamente a los ojos.
-Donde sea, el mundo es nuestro – manipulo las palabras como si se trataran de un efecto hipnótico, ella lo llamaría amor. El por otro lado, una ventaja.
-Pero ni siquiera estamos casa... - la interrumpió con un beso.
-¿Me amas? – soltó en un jadeo aun manteniendo sus labios unidos.
-Sabes que si... - balbuceo presa del efecto hipnótico que aquel chico ejercía sobre ella.
-No dijiste que tu hermana era una descarriada, una... ¿Salvaje que le encantaba escaparse de casa? – se sentó en una de las rocas a la orilla del rio
-Sí, lo sé – se cruzó de brazos – Pero, ella siempre se iba con Sckarn y ellos pues. Tenían una manera de... encontrarse.
-¿Qué dices? – Empezó a reír a carcajadas y la miro incrédulo – No creerás que tenían una conexión telepática ¿verdad?
-Pues... - torció el gesto – Era algo así. Estaban unidos de una manera espiritual y mágica. Si ella estaba en peligro él podía sentirlo y sin importar que tan lejos estuvieran, cosa que nunca sucedía... él siempre estaba con ella.
-Entonces – se levantó – dices que siempre estaban juntos.
-Si, por eso es extraño la desaparición de mi hermana.
El chico suspiró
-En fin – se pasó la mano por el pelo – Eso es algo que tu hermana y su... mascota tienen que resolver. Entiendo que se trate de tu hermana, pero porqué debes sacrificar tu felicidad por una loca como tu hermana... no es justo.
-No esto... - la interrumpió con otro venenoso beso.
-Escucha, si cambias de parecer, búscame esta noche aquí. Prometo que no te arrepentirás ¿Si?
Ella solo asintió. Y él se marchó.
Rato después su hermano Neal llego a su encuentro
-Hey ¿Qué haces aquí? Creí que padre había dicho que te quedaras con mamá.
-Quería ayudar - mintió – ¿encontraste algo?
-No – bajo la mirada – Vamos, te acompaño a casa antes de que papá te vea por aquí – tomo el camino del sendero a Schwarzwald, ella lo siguió en silencio hasta que llegaron a la entrada de la pequeña casa y entraron en ella.
Lejos de allí, en el Averno. Claude el quinto hermano de Sckarn, al que llamaban ''El honesto'' ya que nunca mentía y al igual que su padre, tenía el extraño don de identificar a un mentiroso o incluso hacer que confesara.
El honesto demonio de lacia cabellera negra, complexión delgada de hombros anchos y gran sabiduría, podría considerarse un erudito. Se encontraba preparando la tropa de búsqueda y retención, para ir por su fugitivo hermano, Sckarn.
-Recuerden que la orden es clara. Búsqueda y retención. Nada de herir y mucho menos asesinar, se trata de su príncipe y mi hermano.
-Exacto – dijo Kratos justo en frente del caballo que montaba Claude, que se posicionaba al frente de la tropa.
-Kratos, hermano, sé muy bien la posición en la que Sckarn se encuentra – se bajó del caballo para encararlo – Pero, ha desobedecido a nuestro padre.
-Padre también ha desobedecido, de no ser así no existiéramos – tomo los hombros de su hermano – Por quien hay que ir es por Ratko.
-Eso claramente lo sé. Pero para padre, ahora la prioridad es mantener a nuestro hermano a salvo.
-Sabes que en cuanto lo traigas, padre va a encerrarlo ¿Verdad? Y que por eso lo deje ir... vamos hermano, es algo que tiene que hacer. Él quiere honrar la memoria de esa chica, de su Alestrada.
-De la Alestrada de la cual de manera insensata se enamoró – corrigió.
-Entonces entiendes lo grave que es ¿no? – Claude quitó las manos de Kratos de sus hombros para darse la vuelta y volver al caballo – Claude, hermano...
-Nos vemos, Kratos – dio la señal y el grupo de jinetes salió cabalgando dejando atrás el castillo.
Kratos fue directo a las caballerizas, tenía que detener a Claude, no iba a dejar que encerraran a su hermano, simplemente no podía. Al llegar a las caballerizas, fue sorprendido por la presencia de su padre, Lucifer quien llevaba ropa de cacería y una mirada desaprobatoria.
-Espero que estés aquí para ir conmigo de cacería – dijo enarcando una ceja.
-Claro – afirmó ocultando el nerviosismo en su voz.
-Después de ti.
-¿Qué? – preguntó confundido.
-El caballo... cazar... - entornó los ojos.
-¡Ah! Claro, si – soltó una risita ridícula y nerviosa.
Todos mis hijos están perdiendo la cabeza. Pensó Lucifer.
Emprendieron camino al bosque en completo silencio, Lucifer le daba un vistazo a su hijo tratando de averiguar que le estaba pasando por la cabeza, era obvio que iba por un caballo por dos cosas, ir por su hermano y ayudarlo a vengarse o ir detrás de Claude y tratar de detenerlo. Ambas eran completamente ideas descabelladas y claro estúpidas.
Espero que padre no se haya dado cuenta... ¡Claro que se dio cuenta imbécil! Si no porqué estaría en las caballerizas... bueno, quizás si iba a cabalgar.... O quizás esperaba que hicieras algo estúpido, como tomar un caballo e ir con tu hermano a vengar la muerte de su... ¡Basta, Kratos!
Dedicó una mirada a Lucifer que lo veía con detenimiento
¡Maldición! Di algo para no llamar más su atención. Vamos, es tu padre... no seas idiota.
-Es un bonito día para cazar ¿No? - ¡IDIOTA!
-Supongo... - detuvo el caballo; bajo de él y se puso a caminar.
Kratos hizo lo mismo colocándose a su lado.
-Me acuerdo cuando nos traías de cacería a todos cuando éramos niños, excepto por Corin y Edah, que son pequeños aún.
-Si... eran tiempos más simples. Supongo – le ofreció una sonrisa nostálgica al darse la vuelta – Escucha, puedes dejar de fingir. Sé que ibas a tomar un caballo para ir por tu hermano o detener a tu otro hermano.
Kratos palideció, Lucifer continuó.
-Entiendo que estés preocupado por tu hermano y se cómo hombre que es algo que debe hacer, pero tú también entiende que soy el padre de todos ustedes y el que mis hijos se estén arruinando la vida unos con otros para mí es como si estuviera en ese maldito lugar otra vez.
-Somos una familia – suspiró – Pero sabes bien que Ratko está fuera de control. Padre, atravesó el pecho de Sckarn con un puñal. Asesinó a la Alestrada. Incluso años atrás asesinó a su propio Alestrado – tragó saliva y continuó – Solo es cuestión de tiempo para que nos ataque a todos.
-Lo sé ¡Créeme que lo sé! – Levantó las manos en señal de rendición – No podría asesinar a mi propio hijo, ya lo encerré una vez. No fue fácil para tu madre ni para mí. Y muy bien sé que la única forma de detener todo esto es acabando definitivamente con el pero... ¡No puedo hacerle eso a tu madre!
-Pero si vas a encerrar a otro hijo ¿No? – cortó.
-Es la única manera de tenerlo a salvo – Explicó.
-Y ¿Qué haremos con Ratko? – inquirió.
-Primero quiero que tu hermano esté a salvo. Luego veré que hacer con Ratko y es mi última palabra.
-Pero padre, debes considerar que... - Lucifer lo interrumpió.
-Dije, es mi última palabra Kratos, ve a casa. Es una orden.
Abrió la boca para objetar, pero decidió volverla a cerrar frustrado, para luego darse la vuelta, montar el caballo y tomar las riendas.
-Y ni se te ocurra hacer algo estúpido – finalizo Lucifer.
Le dio la señal de avanzar al caballo y retomar el camino al castillo.
Mientras, en Esslingen am Neckar. Daena estaba siendo asfixiada, podría decirse dado a que Andrea ajustaba el duro corsé estrechando su figura con la prenda, Charlotte hábilmente peinaba y decoraba el cabello y Guitta, explicaba los últimos detalles para la cena.
-Vaya, tu cabello parece fuego – dijo Charlotte colocando otra horquilla en el cabello – Me encanta ¿de dónde eres? ¿Irlanda? No pareces Alemana, aquí casi todos son rubios.
Daena solo se limitó a sonreír de manera forzada, ya que Andrea ajustaba las últimas cintas del corsé haciendo que se tambalease.
-El truco esta en sostenerse duro de la cama – murmuró Andrea por lo bajo, sabiendo que la escucharía perfectamente.
-Ya, las dos cállense, necesito saber que lo ha entendido todo – Guitta, buscó la mirada de Daena y ésta le respondió con un asentimiento – Bien ¿que debes hacer al presentarse ante el Conde?
-Ofrecerle mi mano e hincarme con suavidad sobre el izquierdo, mientras aguanto la respiración – respondió de manera automático.
-¿Y?
-Cada que vez me hable, solo le sonrió y dependiendo de la pregunta asiento o niego.
-Perfecto y ¿qué hay de la comida?
-Debo comer lo más lento que pueda, para así poder mover los hombros imitando respirar cada cinco o diez segundos.
-Está lista – dijo satisfecha.
-Sí, si que lo está – mencionó Andrea dándole la vuelta para admirar todo el trabajo – Listo, preciosa. Erick siempre, sabe escoger.
-La Duquesa la va adorar en su momento – soltó Charlotte arreglándose frente al espejo.
-Esperemos que Du'pri no la quiera para su clan – comentó Guitta colocándose de pie acomodándose la falda de su vestido.
-Niñas, Erick las busca – dijo Emille asomando la cabeza por la puerta – Oh... tú debes ser la famosa Daena, mi esposo no para de mencionarte.
Daena solo se limitó a hacer una pequeña reverencia.
-Ahórratelo, es algo molesto – se le acercó y la tomo del rostro examinándola – Si, eres bonita. Pero que tanto traerás para nuestra familia.
-Yo solo estoy haciendo lo que Erick me pide – replicó Daena – El salvó mi vida, no se sienta amenazada por mí, yo solo ayudo a quién me ayudó.
-Terminemos con esto – chasqueó dedicándole una mirada de desprecio a Daena y luego salió de la habitación. Aquella elegante y mordaz mujer habría provocado en Daena un extraño escalofrío, si iba andar con Erick y su familia, tendría que ser muy cuidadosa con ella.
-Disculpa a nuestra madre – susurró apenada Andrea, es que hemos sido nosotros durante más de cincuenta años, entonces llegas tú, como un ave herida encantando a Erick y pues, se pone algo celosa y cuidadosa con su familia.
-Tranquila, seguro traerás grandes cosas al clan – Charlotte la tomo de las manos dándole apoyo – Tienes algo que te invita a acercarte y no solo hablo de ese exótico cabello rojo – rió provocando que Daena también soltase una pequeña risita – Vamos, no podemos hacer esperar más al Conde, no si queremos que quiera hacer negocios con nosotros.
Daena inhalo profundo llenándose de valor y detrás de las tres vampiresas salió de la habitación.
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¡Hola!
¿En shock? ¡Pero si esto apenas esta empezando!
¿Quieres más? Calmaaaaaaa. Pronto estaré actualizando para seguir dejándote con esa angustia sabrosa que todos nosotros tenemos de masoquistas jajajaja
En fin ¡Te quiero leer! Dime que te pareció ¿Que te hizo sentir? ¿Que crees que pasará ahora?
Regalarme también tu voto, lo agradecería muchísimo #LosLectoresFantasmasSonUnosLosers
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Estaré respondiendo sus preguntas y recibiendo sus criticas para hacer de este universo que es la Serie Marcados cada vez mejor ;)
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