Capítulo 3
Pasó el tiempo y las niñas ya tenían diez años, eran preciosas con melenas rojas como el fuego, piel blanquecina y ojos con destellos azules como el océano.
Se encontraban todos sentados en la mesa desayunando avena y miel, la presencia de Sckarn no perturbaba a Bernard en la casa, pero eso no quiere decir que al inicio no hubo disputas... como si fuera fácil la idea de tener bajo techo a un demonio protegiendo a tu hija, la molesta insistencia de las mujeres en la puerta pidiendo hablar con Sckarn, aunque éste solo tenía la atención de Daena que se encontraba a su lado moviendo las piernas bajo la mesa mientras comía, la relación entre ellos era muy buena.
Poco a poco se convirtieron en grandes amigos, Incluso Sckarn es más paciente puesto que se trataba de una niña, que no como una de sus hermanas menores, ésta no era un demonio.
Daena a diferencia de su gemela Viktoria no le gustaba hacer las labores de la casa que una niña debe hacer para luego cuando se case sepa cómo hacer feliz a su esposo y cuidar de sus hijos, como por ejemplo su madre, pero el solo pensar en lavar la ropa en el rió, cocinar, coser y esperar en casa a que el hombre llegue le aburría instantáneamente.
A ella le gustaba salir a aventurar con su hermano Neal al bosque, pelear con lodo en el rio, trepar árboles para conseguir frutas en la copa más alta e ir al mercado del reino de Stuttgart a ver como el panadero preparaba gran variedad de pan.
Al terminar todos de comer Neal se bajó de su asiento de un salto.
-Bueno, mama estaba delicioso... voy al rio a darme un baño ¿vienes Dani? –dijo mirando a su hermana que se bajaba de su asiento
-¡Claro! Vamos, Viktoria – dijo mirando a su hermana gemela que ayudaba a su madre a recoger la mesa
-Estoy ayudando a mamá... - respondió seria
-Y tú deberías hacer lo mismo jovencita – dijo Dragan con desaprobación – Sckarn lo que hizo fue contener la risa porque la cara de Daena fue de lo más hilarante para el demonio.
Daena tomo un plato y lo llevo a lavar con su madre y su hermana, cuando estuvo fuera del alcance de visión de Daena, Sckarn rompió en risas, por lo que Dragan, Bernard y Neal lo miraron como si se le fuera salido otra cabeza, ya que siempre se había mostrado serio incluso algo intimidante, cuando se dio cuenta que era el centro de atención se calló inmediatamente.
-Emmm... lo siento – dijo mientras se pasaba la mano nervioso por el pelo
-No, continua, fue todo algo... mmm... ¿novedoso? – dijo Dragan, Sckarn puso la mala cara de siempre, como una máscara cuando los demás comenzaron a reír
-Idiotas... - gruñó mientras se levantaba de su asiento y salía de la casa, al salir varias mujeres se le quedaron viendo de manera provocativa, por lo que hizo que Sckarn suspirara exasperado, jamás se involucraría con una mortal y los encuentros casuales se los dejaba a Kateline, aunque esta misma no significara nada para él.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando una rubia conocida muy alegre, algo loca diría el; Ellis una de las solteras del pueblo y tía de su protegida, se le acercó para ofrecerle una manzana de muchas que tenía en un cesto.
-Buenos días – dijo Ellis - ¿Por qué tan serio? – continuó
-Buenos días - respondió asintiendo cortésmente - El padre de tu cuñado es un asno – respondió Sckarn mientras limpiaba la manzana frotándola con su chaqueta.
-Debes acostumbrarte... tus hermanos... no sé cómo funcionan las cosas en el Averno ¿No te hacen bromas? – dijo mientras dejaba el cesto en el suelo
-Si tengo hermanos y hermanas, peores de hecho...sobre todo Kratos – dijo para morder la manzana.
-Entonces... ¿Por qué te molesta?
-No lo sé... así soy – se disculpó encogiendo los hombros. Pasaron unas mujeres que le coquetearon nuevamente, pero el demonio no les hizo caso, solo se limitó a rodar los ojos lo que hizo que Ellis soltara una risita discreta, fueron interrumpidos por Daena que abrió la puerta seguida de Neal y Viktoria.
- ¡Buenos días, tía Ellis! – dijeron los tres al unísono
-¡Hola niños! – Se agacho para abrazarlos y besar sus frentes – Tengan les traje manzanas – las estrujo en su vestido para luego darles una a cada uno.
-¡Gracias tía Ellis! – dijeron los tres
-De nada – les sonrió Ellis con ojos brillantes, ella era muy buena con sus sobrinos, los adoraba como si fueran sus propios hijos, cuando ella y Alana eran jóvenes sus padres murieron en una temporada de peste que azotó Schwarzwald, Alana al ser la mayor tuvo que ocuparse de su pequeña hermana Ellis, lo cual ella siempre estuvo muy agradecida, por lo que aunque ya no viviesen juntas, Ellis la visitaba todos los días y le llevaba las frutas más frescas que recolectaba temprano en el bosque.
-¡Vamos Sckarn! – dijo Daena.
-¿A dónde van? – pregunto Ellis
-A jugar al rio... ¿quieres venir? – hablo el muchacho de rizos castaños
-Me encantaría... pero tengo que ayudar a tu madre en algunas labores... otro día será ¿Te parece?
-Está bien, vamos entonces – dijo para después adelantarse con paso tranquilo seguido de Viktoria y Daena, Sckarn fue sorprendido por Ellis cuando ataco sus mejillas con sus dedos como solía hacer su madre cuando era pequeño y sus hermanas menores.
-Y Sckarn... no seas tan gruñón – le guiño un ojo después de soltarle la cara y luego entrar a la casa.
Por otro lado, en el averno en lo más lejano del reino hacia el oeste, donde estaba Ratko confinado a una eternidad de aislamiento, estaba siendo visitado por una popular mujer que tenia de dama lo que tiene de elegante un zapato viejo.
Kateline, aquella súcubo que fue rechazada por Sckarn hace diez años y que tras ese suceso decidió vengarse del mismo, vestía con sus usuales vestimentas de tal especie, un vestido con la transparencia de una suave acuarela del color de la sangre que destaca el color aceituna de su piel y el relucir de su oscuro cabello.
La casa, o más bien, la prisión donde Lucifer confino a su primogénito, se encontraba tras una barrera mágica que el mismo Lucifer citó para que Ratko no pudiese salir por más que lo intentara, desde que Sckarn fue Alestrado a un D'lourdeth, Ratko entro en un estado de resentimiento y odio hacia su hermano, estando dispuesto a unir alianzas con la que una vez llamó ''Una prostituta desganada'' y que ahora más que su aliada en venganza, su amante.
Kateline, bajo del caballo tras cruzar la barrera, y entro a prisión, de pronto una mano la estampo contra la puerta, del impacto ella había cerrado los ojos, pero al abrirlos se encontró con ese demonio de cabello medianamente largo, el popular color de ojos entre los Inferno y una no tan prominente barba, de una cincelada musculatura.
Se encontraba con la camisa abierta y el cabello alborotado, Kateline supo que no estaba durmiendo cuando al tocar sus brazos encontró sudor en ellos, estaba entrenando al parecer y para ella eso era un deleite masculino, al sentirlo tan caliente y necesitado de ella sonrió provocativamente, para después subir su pierna por un costado de Ratko, este gruño en efecto para soltar su agarre del cuello de la súcubo y gruñir contra su boca.
-Descarada – dijo en una mezcla de lujuria y rabia – Tan descarada como deliciosa – la atrapo entre sus brazos levantando su vestido para reclamar su feminidad, ella en respuesta enroscó los brazos en su cuello, el la levanto por la cintura y ella lo envolvió con sus piernas, la llevo a la cama y se deshicieron de sus ropas, el lugar era tan alejado y tan solitario que nadie escucharía ni seria testigo de lo que estaba sucediendo en esa prisión.
-¿Por qué tardaste tanto? – dijo Ratko en un jadeo mientras mordía un pecho de Kateline y esta se retorcía bajo el cuerpo de Ratko, ella hizo girar al demonio para quedar a horcajadas para darle paso a su interior, se estremecieron al juntarse en uno solo, Kateline se inclinó para mordisquear el pecho de Ratko y éste tomo un puñado de cabello de Kateline obligándola a verle la cara – Respóndeme
-¿Sabes lo lejos que estas querido? – Tomó la mano de Ratko haciendo que la soltase – ¿Me extrañaste? – Colocó una mano en un pecho y otra en el otro - ¿Extrañaste estas? – Ratko contuvo el aliento mientras acariciaba la perdición de los hombres a esa súcubo, esa que hacía que los hombres dieran fortunas enteras por tan solo una caricia, esa que se decía que con tan solo tocar a un hombre o mujer hacia que éste o ésta entrara en un estado de completo éxtasis, la súcubo se mordió el labio y empezó a mover las caderas de manera lenta y circular – Ya estoy aquí... déjate llevar, querido...
Así pasaron unas dos horas, consumidos por la lujuria hasta que quedaron saciados, Ratko se levantó para buscar dos copas de vino, puede que haya sido exiliado y apresado en ese recóndito lugar sin poder salir, como un león enjaulado, pero Lucifer se encargaba de que no le faltase alimento y bebida.
Cuando volvió le dio una copa a Kateline que se encontraba acostada sobre la piel de lobo que se encontraba frente a la chimenea, Ratko se recostó a su lado y bebió un sorbo de vino
-Entonces... hoy se inicia el plan de despojar a mi hermano de su protegida
-Sí, es lo previsto... después de todo veremos si Sckarn es tan buen niñero... lo alejaremos de la mocosa – bebió un poco de vino y continuó – Envié a Chestir, sé que lo hará bien... por algo le pague bien
-Perfecto... un jehano- se bebió de un trago lo que quedaba de vino – Mi hermanito no es tan perfecto como piensa mi padre – se colocó sobre Kateline derramando el vino por todo el suelo – Yo soy el primogénito... yo debo ser el heredero.
-Claro que si, querido... tú gobernarás – acto seguido, Ratko reclamo su boca pero no para un beso, más bien lo mordió haciendo que Kateline derramase sangre y este la bebió y cuando sintió que Kateline lo necesitaba no la hizo esperar más.
En el rio cercano de Schwarzwald estaban jugando los tres hermanos, se divertían chapoteando agua, nadando y escalando las piedras en la orilla, Sckarn se encontraba observando en la orilla mientras se dedicaba a limpiar su espada, era un lindo día había salido el sol después de unas semanas de lloviznas.
-¡Veamos quien nada más rápido! – Planteó Neal – De este extremo hasta aquel extremo
-De acuerdo – respondió Daena, se colocaron en posición
-En sus marcas, listos... ¡YA! – Gritó alegremente Neal y los tres empezaron a nadar con todas sus fuerzas, pasaron unos segundos y Neal salió del agua - ¡GANE! –Daena no salió del agua por lo que Neal corrió a ver si se había lastimado, pero no encontró a nadie, se sumergió en el agua nuevamente pero... nada, se asustó y llamo muy alarmado a Sckarn
-¡SCKARN, SCKARN, SCKARN! – éste al escuchar al joven se levantó de inmediato y al ver que Daena no estaba se lanzó al agua sin temor a profundidad, pero como Neal no encontró nada...
A unos kilómetros Daena despertaba de estar dentro de un sueño en la que se ahogaba en lo más profundo de un rió, abrió con dureza los ojos e inmediatamente sintió sus ropas mojadas y se levantó rápidamente alarmada.
Se encontrada encerrada en una especie de jaula sobre ruedas, como una carreta ¿Dónde estaba? Y lo más importante ¿Quién la llevo ahí?... frente a ella logro percibir un hombre en un caballo que arrastraba, el hombre en vez de tener cabello tenía una serie de figuras marcadas, vestía de negro y se veía corpulento.
Sckarn llevó al joven Neal y a Viktoria a las puertas de Schwarzwald para luego empezar a buscar a Daena por el bosque, pero sus intentos fueron inútiles, de pronto su marca de la muñeca empezó a arder con urgencia, eso significaba que Daena lo necesitaba.
Cerro sus ojos y pensó lo más intensamente en ella, sintió la sensación de estar en movimiento, también observo algo importante un hombre, con símbolos Jehanos en su cabeza, hace siglos no veía a un Jehano, no desde que hubo una invasión en el sector sur del Averno y su tropa los derrotaron, pero al parecer todavía quedan algunos.
Los jehanos son como una plaga, son fuertes y rápidos mas no imposibles de matar, eran solo bestias que sin corazón dejaban de molestar.
Daena veía a sus al rededores para intentar localizar en donde estaba, pero solo veía el blanco manto de la nieve espesa, froto sus manos intentando calentarlas puesto que el frio era insoportable, la identidad del hombre y el por qué la tenía cautiva le intrigaba de una manera inimaginable por lo que empezó a inquietarse así que decidió llamar su atención.
-¡Oiga!... ¡Hey! – El hombre volteó y su rostro estaba completamente lleno de esas figuras que tenía en su cabeza, pero eso no le asustó - ¡Sácame de aquí!
-¡Cállate mocosa! – dijo sacando un látigo de su cinturón y dándole fuertemente a la celda haciendo que Daena cayera sentada, pero esta volvió a levantarse
-¿A dónde me llevas? ¿Quién eres? – dijo completamente exasperada pero cautelosa, estaba claro que era peligroso hacerlo enojar, mas eso no significaba que se sentía curiosa y aterrada por lo que sucedería.
-¡TE DIJE QUE TE CALLARAS! – dijo con voz rasposa golpeando otra vez la celda con el látigo volviendo a arrojar a Daena a la madera de la carreta, entonces fue cuando se sintió envuelta en una especie de energía mientras que su cabeza fue atacada con una fuerte oleada de filosos puñales lo cual la hizo retorcerse de dolor al mismo tiempo que gritaba con todas sus fuerzas - ¡QUE TE CALLES MALDITA MOCOSA! – decía el hombre tornándose cada vez más nervioso dado a que la niña estaba siendo rodeada por una especie de neblina negra en forma de cadenas alrededor de sus extremidades mientras esta no paraba de gritar y sostener la cabeza en sus manos.
Sckarn desde su puesto, se encontraba de rodillas en el suelo con las manos colocadas de la misma manera en la suave y fría nieve, la misma neblina en forma de cadenas se encontraba enredadas en sus extremidades, en su rostro se dibujaban una serie de raíces oscuras al igual en sus manos, pero no podía observar cómo se transformaba ya que mantenía los ojos fuertemente cerrados mientras su cabeza estaba siendo presionada como una máquina de tortura.
Daena desde su lugar continuaba con su agonía, el jehano bajo del caballo para asegurarse que la niña no fuera a morir ya que sus órdenes fueron >>Entrega a la mocosa viva y entera<<. Abrió las cadenas que cerraban la puerta de la jaula y la levanto tomándola del cabello, era una bestia no conocía más que la fuerza bruta, Daena soltó un quejido de dolor puesto que se sumó al dolor punzante que azotaba su cabeza
-¡¿QUE ES LO QUE ERES ASQUEROSA MOCOSA?! – exigió el jehano gritándole en la cara para luego arrojarla haciéndola estrellarse en la fría nieve, no paraba de retorcerse de dolor y gritar, fue entonces cuando escuchó un susurro en su oído como si estuviese con ella a su lado, la voz familiar de Sckarn le dijo
>>Déjame entrar, si te sigues oponiendo a que entre a tu mente... seguirás sufriendo, déjate ir, Daena... estas a salvo conmigo<<
Fue entonces cuando Daena reunió toda la fuerza que pudo tomando una larga respiración y a lo largo que iba soltándola las agujas de su cabeza, iba desapareciendo dejando así que pudiese abrir los ojos.
Sckarn dio un puñetazo al suelo y todas sus terminaciones nerviosas dieron una corriente eléctrica por todo su sistema abriendo completamente los ojos, que pasaron de un intenso azul a plateado y el resto de sus ojos se tornaron de un tono tan oscuro como la esencia oscura que salía de su cuerpo mientras susurraba para sí mismo Te encontré, se levantó y comenzó a correr tan rápido que se convirtió en una sombra negra en el viento.
Daena se levantó poco a poco del suelo, el jehano al ver que volvía a ser la niña que había capturado para el trabajo que fue contratado, la volvió a tomar por el cabello por lo que Daena soltó otro quejido de dolor mientras trataba de soltarse de su agarre.
-¡Suéltame! ¡Me lastimas duele! ¡Suéltame! – se quejaba Daena mientras forcejeaba en las manos de aquella bestia en forma de hombre
-No sé qué eres, pero voy a completar el trabajo y cobrar una buena paga por solo llevarte – halo más fuerte para encerrarla otra vez en la jaula para seguir su camino cuando el cielo se tornó gris, truenos parpadeaban ferozmente y heladas gotas empezaron a caer. Fue entonces cuando una sombra negra fue materializándose frente a ellos.
Daena aun intentaba soltarse del fuerte agarre del hombre pero sus intentos fueron en vano, por otro lado el hombre empuño su espada preparado para pelear, tomo fuerzas y arrojo a la niña lejos nuevamente, estaba decidido, mataría a quien fuera que fuese el dueño de esa sombra y seguiría con su recorrido.
La gran sombra tomo forma en aquel demonio llamado Sckarn, saco su espada para atacar aquella bestia Jehana, pero esta al ser rápida corrió para tomar a la niña como rehén, Daena al ver que la bestia se le acercó para atraparla otra vez rápidamente se fue arrastrando hacia atrás en la nieve, entonces fue cuando algo detuvo a la bestia, la espada de Sckarn atravesó la frente de aquel sujeto quedando Daena cara a cara con la punta de la filosa espada a centímetros de su frente, luego solo escucho un crujido y la mano de Sckarn traspaso el pecho de la bestia despojándola de su corazón y de su vida.
Daena tenía los ojos muy abiertos observando todo, todo paso muy rápido y de manera despiadada, el tiempo pareció haberse detenido, la lluvia los empapaba, haciendo que la sangre de aquella bestia se esparciera por la nieve después de que cayó el cuerpo sin vida, Sckarn saco la espada del cráneo de la bestia limpiándola con la manga de su camisa, para luego envainarla nuevamente, se despojó de su espesa capa para envolver a Daena en ella después de ayudarla a levantarse.
-¿Estas bien? – Su voz era serena y conciliadora - ¿Estas herida? – era solo una pregunta de cortesía, si estuviese herida podría oler a kilómetros su sangre caliente, Ella solo se limitó a negar con la cabeza – Entonces vámonos, dentro de poco anochecerá e imagino que tu familia estará preocupada - Y sin más se dio la vuelta para montar el caballo y llevar a Daena a casa sana y salva.
-Espera – susurro ella haciendo que Sckarn se detuviera dándose la vuelta, ella camino con paso lento puesto que la capa le quedaba enorme y pesada, se paró frente a él subiendo la mirada y encontrándose con la de él, fue entonces que se abalanzo sobre Sckarn – Gracias por salvarme - él se agachó para estar a su altura posando sus rodillas en la nieve volviéndole a colocar la capa dándole una sonrisa ladeada.
-Es mi trabajo mi lady – dijo cortés-mente para luego ser sorprendido al ser abrazo por Daena, la levanto del suelo llevándola a la silla del caballo para luego subirse él y así encaminarse de nuevo a Schwarzwald.
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