Suposiciones encaminadas.

SUPOSICIONES ENCAMINADAS.

Marina, Ana y Brenna están con un grupo de camareras, ultimando los detalles del día, dando las debidas instrucciones para la llegada de los nuevos huéspedes.

Brenna divisa a su esposo, con su ayudante y la detective Alexandra que están entrando al vestíbulo. No pierde detalle de la mirada ardiente que Patrick le lanza a Ana, ni tampoco se la pierde Alexandra.

Ana al sentir el fuerte escrutinio, detiene su discurso y busca la fuente de la tremenda sensación, cuando es atraída por unos ojos color miel que se la está comiendo desde la distancia.

Parece un cazador y yo su presa. — Piensa.

Desvía su mirada cohibida, pero no antes sin sufrir una coloración intensa en sus mejillas, la atracción es mutua.

—Brenna, señoritas —Saluda Alexandra. —Deseamos ver al señor Quinn.

—Marina, por favor atiéndelos. Señoritas conmigo, por favor—Se acerca a su marido y lo saluda con un beso —Te dejo, necesito coordinar las nuevas reglas.

Marina se acerca al comunicador y le informa a Adam de la llegada de los policías, mientras que Patrick se acerca a Ana.

—Ana, que placer volver a verla. Siempre es un gusto para mi vista. —Se muestra coqueto, mientras sus ojos brillan.

—Patrick, ¿cómo dice eso?.  —Pregunta apenada, le ha afectado sus palabras.

—Hmmm, que increíble se escuchó eso, mi nombre en sus labios.

—No sea tan adulador y mejor reúnanse con sus compañeros, que lo están esperando.

...

En la oficina, Chase, le está mostrando las ultimas correcciones de los planos del resort a Adam y a Vane.

—¿Te gusta Adam?.

—Si. Se ve más espacio y más iluminación en las habitaciones, han hecho un excelente trabajo. —Contesta satisfecho, Adam. Siente que tomó la decisión correcta, al pedirle a Chase, hacerse cargo de la construcción del Resort.

—Gracias. Es un gran placer trabajar para ti, y es un proyecto muy hermoso. En realidad todo es tu idea, es fácil seguirte y plasmar las ideas en los planos.

—Cierto Adam, tus ideas son increíbles y BM se superó—comentó Vanesa. —Lástima que no va a poder estar al inicio de las obras.

—¿Y eso porque?

—Asuntos que resolver y que requieren su presencia —Contestó Chase. —No te preocupes mandará a uno de su más importante colaborador.

—Está bien, no habrá ningún problema. Lo que falta es ir a donde los nuevos distribuidores, ya que cancele a los anteriores. Todavía no decido si vas tu Vane o voy yo, más tarde lo haré y te aviso.

Suena el intercomunicador...

—Si.....que pasen.

Sloan y sus ayudantes entran y son saludados por los presentes.

—Adam, te presento a Alexandra, quien desea hacerte algunas preguntas.

—Mucho gusto. A pesar de no haber tenido el placer de conocerla antes, si escuchado muy bien de usted.

—Me alegro, así se hace más fácil mi trabajo.

—Señores, señoritas yo me retiro si no requieren mi presencia, tengo que coordinar algunas cosas —Vanesa se pone en alerta, ya que no entiende que tiene que hacer Chase, si no ha empezado el proyecto.

—Está bien señor Johnson, yo le avisaré si necesito hacerle alguna pregunta.

—Yo también tengo que monitorear nuestra página web, estaré en mi oficina por si me necesitas Adam.

—De acuerdo.

Esperaron a que salieran para continuar con la entrevista.

—¿Resolvieron ya lo de la página web?. —Empieza la detective Alexandra, con su investigación.

—Si. Pero vane necesita a alguien que sea experto para ponerle clave, y sea este el único que la actualice. —Responde Quinn.

—Yo me puedo encargar de ello. —respondió Alexandra —Me puede explicar, ¿qué pasó ayer con sus huéspedes?.

—La página que promociona al hotel se vio comprometida, con propaganda mal intencionada y rastrera. Con lo que se produjo un efecto dominó en nuestros clientes y en consecuencias las cancelaciones en las reservaciones y momentánea pérdida económica. Un sabotaje con el único fin, de dañar el prestigio de mi hotel y la organización que represento.

—¡Demonios Adam!. No entendí, hasta qué grado fue la complicación que tuvieron. —Habló Sloan. —Brenna me comentó, como consiguieron que volviera durante toda esa noche la confianza de sus clientes.

—¿Por qué dice que es sabotaje? —Pregunta Alexandra —No puede ser, una simple equivocación de parte de la operadora de la página.

—¡No! Fue sabotaje. Porque de igual manera sucedió con el distribuidor que Vanesa iba a ver, cuando sufrió el accidente.

—Esa fue la explicación que le dio su distribuidor. —Afirma la chica, más que pregunta.

—Así es. Él me explicó que recibió una llamada de una mujer, que era colaboradora de mi socia, informándole de la cancelación del acuerdo verbal que habían hecho, porque ya teníamos otro contrato.

—¿Quién será esa mujer?. Será su socia, ¿Tal vez?.

—¡No!—Exclamó molesto Adam.

—¿Está muy seguro?.

—Si. Ella ha metido el hombro tanto como yo, las pérdidas le afectaría de igual forma.

—Entiendo. ¿Tiene conocimiento de alguna persona que pueda tener algo contra usted o su socia?.

—No. Somos muy queridos aquí y la verdad, no me imagino, ¿quién pueda tener nada contra mí o Vane?

—¿Qué me dice de su colaborador?.

—¿Horacio?. —Sacude su cabeza en negación.  —No me responde a mis mensajes, ni al teléfono.

—¿Ha tenido algún problema con Horacio?

—No.  Nos conocemos desde la Universidad y hemos estado juntos, desde esa época.

—Usted ha solicitado su búsqueda.

—Quiero que me responda por unas anomalías en el contrato, que él realizó con una firma de arquitectos.

—Alexandra, ya le informé sobre esto en particular —Sloan le interrumpió.

—Cierto señor. La última vez que supo de Horacio, ¿Qué trabajos realizaba?.

—Fue hace dos meses, se dirigía a New Jersey en Estados Unidos, a coordinar con la firma de arquitectos.

Alexandra tomó nota mental sobre este viaje para investigar.

—Bien. Diga me, ¿quiénes conocen la ubicación exacta de su caja fuerte?.

—Brenna y Vanesa mi socia.

—¿Nadie más? ¿algún amigo o conocido?.

Un recuerdo, irrumpe en la mente de Adam, al escuchar la pregunta de Alexandra.

Adam, aquí están las proyecciones del terreno.

Adam se volteó sorprendido, al escuchar que la puerta se abriera de improviso, y encontrar a Horacio en el hueco de la puerta.

—¡Oye! Que cosa tan genial, una caja fuerte y en un lugar inverosímil.  —Suelta Horacio, ignorando la molestia del hombre en la oficina.

No te enseñaron a tocar la puerta, antes de entrar.  —El tono molesto era palpable en sus palabras.

Lo siento, ¿Puedo volver, en otro momento?.Se disculpa, al recibir la amonestación.

No. Ya estás aquí,  Cerro la caja y puso la clave de seguridad.  aprovechemos. Muestrame las proyecciones.

Con el recuerdo fresco en su memoria, lo comparte con el grupo presente.

—Horacio entró una vez de improviso a mi oficina, mientras yo guardaba unos documentos. Se sorprendió del lugar donde estaba instalada, pero no volvimos hablar del tema.

—¿Alguien más que recuerde?.

—No. nadie más.

—¿Puedo hacerles algunas preguntas a su personal?.

—No veo ningún problema, adelante.

...

En recepción se encuentran Ana y Marina registrando al huésped que acaba de llegar, Alexandra se les presenta.

—Señoritas ya saben, ¿quién soy?.

—Si detective.

—Deseo hacerles un par de preguntas y espero que me colaboren.

—Claro, no faltaba más.—Accede Ana.

—Saben, ¿qué su jefe sufrió un robo, hace un tiempo atrás?

—No.

—Sí.

Contestan al unísono Marina y Ana.

—Ana, ¿cierto?  ¿Por qué usted, si sabe?.

—Porque Brenna me comentó y me pidió el favor de limpiar con ella la oficina.

—Bien, ya que ustedes tienen más acceso a cualquier área del hotel, ¿han escuchado de algo? o ¿alguien que estuviera molesto con el servicio que prestan en el hotel?.

—No, la verdad es que no.

—Y usted Ana, ¿qué me dice?.

—No señorita. Tenemos un espacio para quejas y hasta el momento, no hemos tenido ninguna.

—Sus jefes, ¿cómo tratan a los empleados?.

—Muy bien. Él señor Quinn es muy querido, amable y escucha nuestras necesidades. —Responde Marina.

—Cierto. No tenemos ninguna clase de problemas con él, ni con la señorita Smith. Sobretodo yo, estoy muy agradecida con Adam, con la ayuda hacia mi madre. — dice Ana

—¿Son así con todos?

—Con todos.  —asegura Ana, mientras Marina asiente repetidamente.

—Gracias por atenderme. —se gira para irse y duda un momento  —Oh, antes de irme ¿han visto algo que les parezca sospechoso? ¿Cualquier cosa?.

Ambas empezaron a negar, pero Ana recordó del incidente con su escritorio.

—Si. Pero no sé, si viene al caso.

—¿Qué viste?

—Fue algo en mi escritorio.

—Cierto. El día que encontramos desarreglados tus papeles.  —interrumpe Marina.

—Me puede explicar.

—Verás, yo soy muy estricta con mi cosas. Me gusta tener mi puesto limpio y ordenado, en pocas palabras, maniática con el orden, y esa mañana vi fuera de lugar algunas carpetas.  —Alexandra frunce el ceño, con la explicación.

—¿Qué le ve de raro a eso?.

—Nuestros escritorios permanecen cerrados con llaves. El cajón estaba cerrado con llave, pero las carpetas no estaba, en el orden en que yo los dejé. Ese día ni la siguiente vez que me di cuenta.

—¿Lo comentó con alguien?

—Claro que sí. Con Bree y Marina, pero me dijeron...

—Que no se trataba de nada, no le dimos importancia.  —dijo apenada Marina.

—Entonces, ¿fueron dos veces?

—Sí.

—¿Qué guardan en eso cajones?.

—Citas, itinerario de Vanesa y Adam, los números de la cuenta del hotel, directorios telefónicos personales de ambos, carpetas de los clientes.

—¿Y las claves personales?.

—También. —respondió Marina.

—¿Esto pasó antes o después del robo?.

—Fue después.

Sacó un par de tarjetas personales y se las entregó

—Cualquier información que tengan, me llaman a la central o a los números personales del detective Patrick y el mío, ¿de acuerdo?.

—Si.

—Si

...

—¡Ya está! Ya estoy aquí, en el hotel.

—Perfecto. Ya era hora de que llegaras. —contestó Horacio.  —te espero más tarde para darte instrucciones, estoy en la misma dirección que viste antes.

—Iré en la noche.

—Nos vemos.

...

Alexandra regresa a la oficina de Adam con una idea formándose en su cabeza.

—Señor Quinn, tengo entendido, que instaló cámaras.

—Si. Todo el hotel, está monitoreado.

—Todas las oficinas en el primer piso.

—Sí. Desde la entrada, el vestíbulo y el resto de los pisos.

—Bien. Hay alguna manera, de tener copia de las grabaciones, preferible desde su inicio.

—¿Qué pretendes Alexandra. —Le pregunta Sloan.

—Revisar todas las grabaciones y ver si nuestro personaje regresó al hotel.

—Serán muchas horas.

—Prepara el pago de las horas extras, porque Kieran, Gael y yo la vamos a trabajar jefe.

—Yo también me apunto jefe. — Habló Patrick.

—Pero, ¿por qué es necesario ver las grabaciones?.

—Una corazonada.

—Tú y tus malditas corazonadas. En fin han resuelto muchos casos, adelante.

—Haré copias.

—Me reuniré con Vanesa para poner las claves, caballeros nos vemos.

...

Vanesa va pasando por el área de servicio cuando escucha voces que la hacen detener en seco.

—Ana, me confirmas que son discretos y tienen servicios para la habitación.

—Sí, Chase. Tienen ese servicio y son muy discretos, nada más llegas al lugar hablas y tienen todo listo, incluyendo lo de la habitación.

—Entonces me avisas cuando la mujer llegue.

—y, ¿Vanesa?.

Es más de lo que Vanesa pudo escuchar, su mente se volvió un caos en ese momento. La incredulidad llenó su alma y se retiró para no escuchar nada más.

La conversación siguió sin imaginarse, de que esa pocas palabras escuchadas, fueran minando la confianza de Vane.

—Por ahora no puede enterarse. Es una sorpresa para ella y quiero que todo salga perfecto, me ayudarás, ¿verdad?  —Pregunta emocionado.

—Claro que sí, estoy feliz por ustedes y te deseo lo mejor.

—Gracias.

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