25| El trato.


La casa de los Wolfhard ahora era más feliz desde que Alessia regresó a ellos, Brooklynn se aseguró de robársela para contarle acerca de todo lo que había sucedido en ese tiempo y claro que Mercé abrazó a la castaña hasta dejarla sin aire cuando la vió.

—Iremos un rato al parque, ¿Quieres venir?—La menor de los hermanos preguntó a su cuñada con entusiasmo.

Era cierto que Brook ya tenía 17 y se suponía que debía actuar de acuerdo a su edad, pero para ella era poco importante, toda su niñez encerrada sin poder siquiera ir a jugar un rato le había afectado muchísimo.

—Hoy no, Brook, voy a esperar a que Finn regrese.—Contestó con una cálida sonrisa.

—No tardaremos.—Avisó Mercé saliendo con unos abrigos en su brazo.

Alessia pasó un buen rato mirando cada parte de la casa con mucho detenimiento, vio detalles que antes no había podido gracias a su limitación estando encerrada, notó varios libros que sospechaba eran de la fallecida madre de Finn gracias a los temas, al parecer aquella mujer había sido una devota seguidora de la ciencia y sus descubrimientos, quizás por eso Finn no era creyente como su padre y hermana.

—Agh, no puedo esperar a terminar la carrera.—Finn entró a la casa con una cara de cansancio única.

La castaña salió de sus pensamientos para asomar si cabeza a la entrada notando finalmente al chico, con una sonrisa se acercó para recibirlo dándole un beso.

—Al parecer tuviste un día cansado.—Comentó ella aún teniendo cercanía entre sus labios.

—Un poco... Necesito una buena ducha y una larga siesta.—Confesó a la pecosa.—¿Donde están Brooklynn y Mercé?

—No están.—Habló obvia.—Ahora ve y date una ducha, antes de que te duermas aquí parado.

El sonrió haciéndole caso, aquella era su rutina, pasar en casa entre semana mientras Finn iba a la universidad, Alessia se mantenía junto a Mercé haciéndole compañía ya que aún no terminaba de decidir si quería regresar a la ciudad con su padre o quedarse ahí y retomar sus estudios.

Los fines ibas a La Ciudadela a verse con sus amigos, aunque ya algunas veces los habían ido a visitar a casa, para ellos eran sus días más preciados ya que se libraban de responsabilidades y podían distraerse con el resto, después de todo se tenían el uno al otro, ambos eran "libres" y aún eran lo suficientemente jóvenes para divertirse como se debía.

—Ahora si... Podré dormir en paz.—Finn salió de la ducha sintiéndose limpio y fresco, instantáneamente observó a su chica sentada en el filo de la cama mirándolo.—¿Que te sucede?—Habló con diversión.

—Oh... Nada.—Se sonrojó levemente mirando a otro lado, no supo cuánto tiempo lo había estado mirando como para que se lo preguntara.

—Lessie...—Alargó Finn mientras ella se levantaba de la cama quedando frente a frente.

—No sucede nada.—Habló muy bajito antes de darle un beso.

Finn no pudo evitar sonreír ante el contacto que se brindaban en ese momento, por primera vez sintió aquel beso de una forma diferente, ya no era uno tierno como los que solían darse, era un nuevo sentimiento que Alessia estaba experimentando y juró que se sentía tan bien que no supo cuándo detenerse.
Finn con un poco de burla ante el comportamiento de la fémina comenzó a besarle desde la mejilla hasta descender a su cuello sintiendo como ella se estremecía, aquel contacto tan cálido la hacía enloquecer.

—Podría quedarme aquí durante toda mi vida.—Suspiró Finn aún repartiéndole besos ahora en sus hombros.

—Quédate.—Fue lo único que pudo murmurar entre aquella sensación que Finn le hacía sentir.

Cuando comenzaron a sentir calor, Finn decidió recostar a Alessia en la cama que compartían apoyándose un poco contra ella, los suspiros que ella soltaba en su oído ante su tanto eran indescriptibles. Pero ambos querían que aquello sucediera y al punto en el que estaban, ninguno quería parar.

—¿Realmente es lo que quieres?—Finn habló tragando saliva.

—Si, lo quiero.—Habló segura volviendo a devorar los labios de su contrario.

La rubia y el de rulos se mantenían callados, era un poco incómodo conversar sobre su plan para conseguir lo que ambos querían, pero era necesario.

—Bueno Lucas.–Iris murmuró, nuevamente se habían encontrado en su auto para charlar.

—¿Cuando piensas ir?–Lucas la observó.

—No iré sola, ambos estamos metidos en estos así que ambos iremos.—Gruñó.—Pero esto es lo mejor.

—¿Realmente crees poder hacerle esto al grupo que te acogió?—El de rulos empezó a retractarse.

—No empieces con mierda moral.—Su mirada se dirigió a el.—Es nuestra única oportunidad para separarlos de una vez por todas.

Lucas mordió su labio pensando una y otra vez en lo que harían, pero tenía razón, esa era la única forma.

—Tienes razón...

—¿Entonces?

—Vayamos antes de que me arrepienta.—Lucas encendió el auto.

—Perfecto.—Ella comentó.

Iris comenzó a guiar a Lucas por un lugar que ninguno estaba seguro de haber visto alguna vez, era un punto del pueblo en el que nadie pasaba, a penas habían algunos faroles tintineando por la falta de electricidad que llegaba.

—Vaya mierda, con razón siempre quisieron adueñarse de La Ciudadela.—Iris habló un tanto divertida en un intento de aligerar la tensión.

Lucas por su parte se mantenía callado, ¿Como era posible que aquella chica no estuviera meandose encima? Era algo de vida o muerte, podían simplemente decirles que no y darles un buen disparo entre las cejas, rápidamente dedujo que ella había pasado gran parte de su vida en ese tipo de situaciones.

—Deten el auto.—Habló rápidamente.

—¿Aquí es?—Lucas tragó saliva tratando de mantener en pie su plan.

Ambos bajaron cuando un chico de aspecto rudo y marcas en su rostro se acercó, Lucas no sabía quién era pero Iris si, muchas veces lo había visto y sabía que el a ella también.

—È arrivata la ragazza di Finn. ¹*

Habló con un tono pícaro mientras se acercaba.

—Y trajo con ella a un niño de casa...

—Nicholas, io e te dobbiamo parlare di qualcosa. ²*

—¿Ah si? ¿Acaso Finn te envío?

—No, vine por mi propia cuenta.

—¿Para que? Sabes que no es un lugar seguro para chicas como tú... Sarebbe un peccato se qualcuno ti facesse del male. ³*

Tocó el arma que sostenía en el cinturón de su cadera, Iris Miró de reojo a Lucas quien tenía un poema en su cara, miedo, arrepentimiento y ganas de hacerse encima.

—Puedes matarnos ahora...—Hizo un arma con sus dedos acercándola a su cabeza fingiendo dispararse.—"Pium" y probablemente perder la oportunidad de tener La Ciudadela para ti y tu grupo... O me escuchas, y hacemos un trato.

Nicholas sonrió, vaya que era una chica interesante.

—Te escucho.—Levantó sus cejas a la par.

Iris y Nicholas mantuvieron una charla por varios minutos, definitivamente obtendrían lo que querían a toda costa, de eso estaban seguros cuando juntaron sus manos cerrando el trato.

¹* Vaya, la novia de Finn a venido.

²* Nicholas, tú y yo tenemos algo de que hablar.

³* Seria una pena que alguien te lastimara

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