2| Devolviendo el favor.
El chico finalmente había despertado y su rostro fue el de un completo idiota desorientado hasta que la vio a ella, Alessia con su camisa manchada de sangre en sus manos y su rostro pálido al verlo.
—¿Podrías devolverme mi camisa?—Se quejó levantándose del suelo.
—Está llena de sangre... Iba a...
—Dámela.—Repitió extendiendo su mano a la castaña que nerviosa se la dio.—Gracias, pero me largo de aquí estoy bien.
—Te desmayaste, al menos déjame limpiar tu herida.—La preocupación en su voz fue lo que hizo que Finn cediera, además de que la jodida cortada lo estaba matando.
—Como sea.—Fue lo único que pudo decir mientras la seguía a quien sabe dónde.
Un pequeño y poco ordenado cuarto color hueso, el muchacho fue dirigido a la cama para que se sentara a esperar mientras Alessia temblorosa buscaba en sus cajones la caja con medicina que su madre le había dado en caso de lastimarse y finalmente encontró algodón con el cual limpiar la herida.
—¿Que miras tanto?—Gruñó el azabache chico quien tenía el ceño fruncido en la espera de que lo sanaran.
—T-Tú labio está...
Al instante los alargados dedos del magullado chico recorrieron su labio sintiéndolo túmido por lo que su rostro se deformó en significado del dolor que se había provocado.
—Maldición.—Apartó su mano permitiéndole curarle mientras el se quejaba ante el contacto del alcohol en su piel.—De acuerdo.
—Mi nombre es Alessia, por cierto.
—¿Alessia? Un consejo, nunca seas enfermera, ¡Ouch!—Chilló cuando sintió el tacto de la antes nombrada pasar el algodón con brusquedad en el costado donde le habían hecho aquel corte.
—Un "Gracias por salvar mi trasero, Alessia" hubiera sido más que suficiente.—Rodó los ojos notando como el corte cada vez era más visible a medida que limpiaba la sangre.
—Gracias.—Miró a otro lado cuando finalmente la herida fue parchada con quien sabe que había encontrado Alessia para hacerlo.
—¿Quieres llamar alguien? El teléfono está en la sala.
—No recuerdo el número de casa.—Hizo una mueca provocando que la chica asintiera expectante a lo que el chico haría, no se sentía nerviosa gracias a que sabía el mal estado del chico no le permitiría atacarla o lastimarla.
—¿Tienes hambre? Podría darte un poco de cereal antes de que te vayas, aunque si ya te vas puedo llamar un taxi para ti o...
—Aceptaré el cereal pero por favor, no hables más.—Tapó sus oídos agotado de escucharla hablar, sin duda en otra situación se abría marchado pero esta era completamente diferente, no todos los días tratan de apuñalarte y una niña que más bien parecía una ardilla te salva antes de morir.
Pronto Alessia regreso con un plato hondo entre sus manos lleno hasta el tope de leche y cereal, el herido miró momentáneamente el contenido comenzando a contar las hojuelas que flotaban en el níveo liquido.
—Como tu salvadora creo que tengo el derecho de preguntar ¿Qué te sucedió? ¿Por qué te golpearon?
—¿Es tu derecho o más bien tu curiosidad?—Llenó su boca de comida sintiendo como su estomago le suplicaba por más.—Por mi hermano, el nos dejó y creen que somos débiles sin el pero al diablo con eso, ya les enseñaré que están equivocados.
—¿Por qué hablas en plural?—Curioseó Alessia mientras se sentaba a su lado mirándole comer con tanta tranquilidad que de no ser por sus perforaciones y su agresividad pensaría que era el típico tímido del colegio.
—Mi grupo, no lo entenderías.—Terminó el contenido del plato y limpio su boca con su muñeca.
—Si querías una servilleta podías pedirla.—Agachó la mirada cuando el pálido chico le regresó a ver de forma amenazante.
—Eres el típico prototipo de niña perfecta no entenderías más allá de lo que viste, esto pasa más seguido de lo que crees. Tu cabeza está ocupada en que vestirás mañana o si un chico te invitará a salir el próximo sábado, ¿Me equivoco?
—¡Claro que si!—Ofendida se levantó mirándole.—No trates de leer a las personas de forma superficial, no sabes nada de mi o de mi vida... Veo que ya estás lo suficientemente bien como para poder regresar a casa o lo que sea.
—Tranquila, Alessia.—Rió el delgado chico que se levantó de la cama regresándole el sucio plato para así suspirar.—Me marcharé ahora.
—Idiota.—Murmuró entre dientes dejando el objeto en una repisa de su habitación para lavarlo luego.
—Es lindo que me pongas apodos pero mi nombre es Finn, Finn Wolfhard.—Pasó a su lado revolviéndole el cabello llegando finalmente a la sala.—Lindo lugar.
Una risa aguda se escuchó de fuera mientras el sonido de las llaves chocando entre sí provocando la preocupación de Alessia quien no tardó en tomar la mano de Finn para arrastrarlo nuevamente a su cuarto.
—Bien, podría quedarme un rato más si me lo pides con amabilidad.
—Cierra la boca.—Susurró la castaña cerrando la puerta de su cuarto en la espera de que su madre ingrese a casa suplicando porque caiga dormida en el sofá como acostumbraba.—Mierda..
—¿Quién es?—Preguntó Finn cuando finalmente notó el rostro preocupado de su contraria.
—Es mi madre.—Susurró mientras su corazón latia rapidamente.—y si te ve me va a matar.
—¡Alessia!—La mujer gritó desde la sala.
—Ya voy.—Hizo lo mismo que su progenitora antes de erguirse.—Por favor, quedate aqui, no hagas ruido.
El asintió, mientras la asustada Alessia salía del cuarto buscando con la mirada la alborotada cabellera de su progenitora quien ya estaba recostada en el antiguo sofá con manchas de suciedad en el espaldar.
—¿Por qué tardaste tanto? Ven aquí.—Le extendió su mano esperando a que se acercara.
—Estaba arreglando mi mochila para mañana, lo siento.—Murmuró cuando estaba frente a ella sosteniendo su mano.
—¿Mañana? Alessia no me mientas.—Le dio un tirón dejando de sostener su mano mientras la menor recobraba el equilibrio.
—Y-Yo...—Una mentira, la necesitaba pero su asustado cuerpo no le permitieron si quiera dejar de temblar.
—Llamaron del colegio, imbécil.—Se levantó dándole un empujón que la hizo chocar contra la pared.—Escúchame mocosa.
La puerta de la habitación se abrió mostrando al novio de la madre de Alessia con el ceño fruncido disgustado de la situación.
—¿Qué es todo este ruido?—Gruñó mirando ambas mujeres mientras se acercaba a la más pequeña quien le temía.
Posó su mano en la cintura de la menor quien al instante tembló sintiendo como su cuerpo se enfriaba, contigo la respiración antes de tragar saliva y tratar de hablar.
—Aléjate de mi.—Murmuró apartándose de las manos del hombre.
—Eres una descarada, ¿No te da vergüenza? Ni siquiera puedes mantener la jodida boca cerrada en el colegio.
El hombre al sentirse ajeno e ignorado de la situación se fue del departamento, para el era un dolor de cabeza tener a las dos cerca, probablemente ahora se marcharía a un bar o de vuelta a casa no sin antes dejarle algo del dinero a su pareja, no más de 50 dólares que no era de mucha ayuda.
Mientras tanto Finn caminaba de un lado al otro por la pequeña habitación quejándose en sus adentros por la tardanza de Alessia, quería marcharse de una vez por todas e ir con sus amigos pero sabía que si se aparecía en la sala la metería en un gran problema cosa que no haría, ella lo había salvado y eso era lo único que podía hacer para compensarla. Mantenerse callado.
El azabache miró un cuadro, ahí estaba Alessia junto a un hombre el cual compartía muchas características con ella dándole a entender que era el padre de la chica, se acercó momentáneamente a la puerta intentando escuchar pero por la distancia era inaudible lo que decían además de murmullos.
—¿Pelletier?—Murmuró mirando el reverso del cuadro donde estaba escrito un nombre incomprensible.
—¡Regresa aquí!—El grito de la madre de la chica sobresaltó a Finn.
Ignoro la alta voz e inseguro se dirigió a un espejo para proceder a levantarse un poco la camisa mirando como un trozo de tela había sido pegado por cinta;—Por la... Ojalá esta chica no aspire a doctora.—Rió a lo bajo mientras negaba con la cabeza.
Luego de aquello, el sonido de un fuerte golpe resonó en todo el lugar seguido de gritos y quejas por parte de ambas mujeres, objetos comenzaron a caer al suelo seguramente se estaban peleando y entonces se tensó pensando en si mismo, ¿Debería salir por ella? ¿Por qué sentía la necesidad de ayudarla? Ya la había compensado quedándose ahí callado y aún estaba lastimado como para salir a detenerlas.
Apretó los puños y salió del cuarto quedando frente a la pelea de ambas féminas, la mayor tenia sostenida la muñeca de Alessia con tanta fuerza que le estaba encarnando sus uñas pintadas de un rosa intenso que provocó una mueca del Wolfhard, el rostro de su coetánea empalideció al instante reflejando en su mirada algo que Finn no entendía, le estaba agradeciendo el salir a por ella o creía que era un completo idiota por salir a pesar de la súplica de que se quedará dentro del cuarto.
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