•Capitulo 1•
Capitulo 1: Sucesos
1 de Marzo, 2019
El teléfono indicaba que eran las 7:30 am.—Hora de salir—Lo metí en mi bolso morado, antes de salir de mi habitación le doy un chequeo rápido.
Nada me puede faltar, todo tiene que estar en orden
Cama, ordenada
Basura, en la papelera
Libros, en el estante
La tarea, en el segundo cajón de mi escritorio.
Oh mierda la tarea
Que estúpida
Casi dejo la tarea, corrí a abrir el dichoso cajón, tomé la tarea y salí de mi habitación.
—Muy bien, casi repruebo.—Murmuré entre dientes.
En la cocina me esperaba mi padre con un plato lleno de frutas y un jugo de naranja.
—Cariño, buenos días.—Me saludó con una sonrisa.
—Hola papá, buenos días.—Besé su mejilla.—Mmmm eso luce bien.
—No me des el crédito, solo lavé y corté las frutas.—Dijo haciéndome reír
—Bueno, que increíble como cortaste las frutas.—Dije con una pequeña sonrisa, tomé el tenedor y empecé a comer.
Jim Fisher es uno de los mejores cheff de la ciudad, trabaja en un restaurante muy conocido, con eso nos mantenemos los tres. Sus ojos negros siempre muestran un poco de picardía, su cabello castaño bien peinado a donde vaya, mientras varios lunares adornan su cara, con su típica sonrisa, sus camisas enrolladas en los codos y los convers negros, mi padre a pesar de trabajar mucho es muy hogareño, aunque su trabajo le consuma la mayoría del tiempo siempre tiene tiempo para mí abuela y para mí.
La abuela.
—Oye papá, ¿Y la abuela? Qué raro que no se está tomando su taza de café.—Es raro que mi abuela no esté.
—Fue al doctor, recuerda que lleva casi tres días enferma, vendrá pronto, tú preocúpate por apurarte para que vayas al Colegio.—Demando señaladome.
—Okey, como digas, terminé.—Me puse de pie.—nos vemos más tarde.—Me despedí con la mano y me fuí.
Como un lunes normal espere en la parada del autobús para ir al Colegio.
Pronto tendré mi licencia de conducir.
El trabajo de papá queda al otro lado de la ciudad por lo cuál a veces no me puede llevar al colegio y tampoco es que yo colabore levantándome tarde.
Me subí al autobús y me senté al lado de una señora de unos 60 años aproximadamente que me contaba sobre las travesuras de su nieto.—El demonio.—Kevin.
* * *
El instituto One Word no tiene nada de diferente a los otros institutos, lo único que lo hace brillar son las excelentes notas de los estudiantes y el gran diseño del lugar con eso es suficiente para tener un buen puesto.
A veces me quedo observando la entrada de ese hermoso lugar y pienso: No odiamos al colegio, odiamos a las personas que asisten a ellos, no odiamos al colegio, odiamos a las personas que nos hicieron sentir mal en el, no odiamos al colegio, odiamos a los profesores incomprensibles de mente cerrada.
Movía mis mano algo nerviosa mientras entraba al salón de la profesora Rambing evitando contacto visual con cualquier estudiante, esa pelirroja malhumorada de ojos negros que nos enseñaba matemáticas y que a pesar de eso se ganó nuestro cariño.
La clase de matemáticas iba a comenzar cuando la profesora puso nerviosos a la mayoría de los estudiantes al decir: "Voy a revisar la actividad ¡Ahora!" En tono exigente, al parecer la luz también le tenía miedo ya que al golpear el escritorio para intimidarnos las luces se apagaron.
Un corte eléctrico
La sra.Rambing comenzó a maldecir en voz baja, los estudiantes a murmurar, yo solo me quedé callada, la profesora dió cuatro pasos decidida a abrir la ventana cuando se tuvo que devolver por qué alguien le dió tres toques a la puerta.
—Agh, quien vino ahora.—murmuró, ni siquiera sé notaba la diferencia de la puerta abierta ya que afuera estaba totalmente oscuro.
No entiendo, ¿Cómo? ¿Porque está todo tan oscuro? Son las 8 de la mañana.
La profesora cerró la puerta después de hablar con quién sea que tocó la puerta, se acercó al puesto de Jeremy Ferguson y le arrebató el teléfono de la mano.
—¿Que le hace pensar Ferguson que puede usar el celular solo porque hay un corto eléctrico?.—Este solamente bajo la cabeza.—No quiero teléfonos en mi clase ¿Entendido?.— preguntó.
—Entendido.—Asintimos todos.
Pasó por un lado de mi y dejó un papel doblado arriba de mi escritorio.
—Fisher le dejaron esto.—Dijo y siguió a su escritorio.
—Pero ¿Quien...?.—Me interrumpió.
—No lo sé señorita, no veo en la oscuridad.
Todo el salón en silencio, nadie hablaba todos le tenían miedo, el ruido de un teléfono fue lo único que sonó, llamaban a Rambing.
—¿Hola?, Si, ¿Cómo es posible que un instituto como One Word tenga un corto eléctrico a estás horas de la mañana?.—Un silencio.—¿Disculpe? ¿Con quién creé que está hablando soy la...?.—silencio de nuevo.—¿Cuatro horas?, Agh como quieran.—Soltó un gran suspiro y se acercó a las ventanas despejó las grandes cortinas gruesas que tapaban todo lo que pasaba afuera y los rayos del sol bañaron todo el salón, voltee a ver a mis compañeros, todos usaban el teléfono debajo del escritorio.
Predecible
—Muy bien, déjenme las actividades en el escritorio.—Dijo la profesora escondiendo su estrés con un tono de voz relajado.
Que raro
Observé el papel doblado arriba de mi escritorio con curiosidad ¿Quien lo mandó? ¿Que dice?, en cuestión de segundos lo abrí.
A las 5 afuera de tu casa
Impreso, no podría decir "hey conosco esta letra" y me quedó la duda ¿Quién y para qué?
* * *
—Que coincidencia que cuando se fue la luz tu enamorado dejó la nota y no lo pudiste ver.—Opinó Greys dándome un pequeño empujón de lado, le dí una mirada extraña.
—Que quita si es guapo.—Comenta Kayla dándome un pequeño empujón como Greys, pongo mis ojos en blanco.
—¿Cómo saben que es un chico?.—Pregunté cansada.
Se miraron y luego sus ojos cayeron en mi.
—¿Es enserio?.—Preguntó Kayla agregando mi expresión de segundos atrás.
—¿Que probabilidad hay de que sea una chica?.—Preguntó está vez Greys.
—Mmm.—Kayla miró el techo unos segundos.—50 y 50.
—No ayudas.—Murmuró Greys.
Greys O'connell, una de mis mejores amigas, rubia con una sonrisa perfecta y unos grandes ojos miel, deportista, encantadora y extrovertida.
De las tres es la chica que más llama la atención ya que es increíblemente perfecta y hermosa. Si le interesara el porrismo como a mí, de seguro ella sería la capitana y no yo.
Kayla González, es otra de mis mejores amigas, su cabello negro se confunde con la noche y sus ojos verdes se confunden con dos esmeraldas, es inteligente, dulce e inocente.
Demasiado inocente, que me parece tierna.
Le encanta los libros, no es muy amante de la moda pero gracias a Greys siempre las tres parecemos unas perras divas envidiables como ella lo dijo.
—Ok chicas, ¿Podemos sentarnos a comer en paz?.—Digo cuando entramos al comedor del instituto.
—Por supuesto querida.—Responde Greys moviendo su cabello hacia atrás con un toque coqueto.
—Bien.—Susurra Kayla y todas tomamos asiento.
Apenas nos sentamos se acercó Tom con su sonrisa encantadora, el capitán del equipo de fútbol y novio de Greys, era extraño que llevarán ya casi 2 meses de relación ya que Greys se cansa muy rápido de los chicos, no es un secreto para nadie que mi amiga solo busca sexo y luego los aleja, quizás no es lo suficientemente madura para una relación seria.
—Hola preciosas ¿Que se les apetece almorzar el día de hoy?.—Dijo con una voz de caballero mientras le guiñó el ojo a la rubia.
—Que caballeroso.—Murmuré, enseguida el chico dejó escapar una risa de sus gruesos labios.
—A sus servicios chicas.—comentó haciendo una pequeña reverencia.
—Traeme una ensalada a mí.—Habló con determinación la hermosa rubia a mi lado.
—Quiero un sándwich de atún.—Dije algo apenada, no estaba acostumbrada a ese trato.
—Mmm eh...una h-hamburguesa de pollo.—Dijo aún más apenada y nerviosa Kayla.
—Muy bien chicas ya regreso.—Se alejó.
Bote todo el aire.—Oye tu novio nos pone incómodas.—La señalé.
—Pero porque chicas, a mí no me incómoda cuando me.—La interrumpí.
—¡Shhh calla no queremos escuchar!.—Le dije riendo.
—Me explican.—Dijo Kayla, Greys y yo entre risas negamos.
Al rato se acercó Tom con las bandejas de comida.
—Sus pedidos chicas.—Se sentó al lado de su novia y le estampó un beso en los labios.—Tengo algo que hacer, más tarde te busco.—Le susurro entre los labios.
—¿Que vas a hacer?.—Le dijo ella, el chico se aclaró la garganta.
—Hay un chico nuevo, la directora me dijo que le enseñara el instituto, no sé porque no le dejaron ese trabajo al idiota de Jeremy.—Contestó
—¿Un chico nuevo? ¿En esta temporada?.—dijo la rubia arrugando su nariz.—Que extraño.
—Si, y ya anda alborotando las hormonas de las señoritas, me retiro, adiós rubia.—Besó su frente y lo vimos alejarse en silencio.
Agarré mi sandwich y me lo llevé a la boca, mis dos mejores amigas se levantaron a pedir algo en la máquina de jugos, no presté atención a lo que dijeron así que sólo asentí.
—Hetter.—Escuché mi nombre por primera vez en el día y venía de aquella voz.
Su voz
Mi corazón dió un brinco, me puse tan nerviosa que sentía que me estaba ahogando con el sándwich de atún.
Tocí, tocí y volví a tocer.
Sentí la palma de su mano en mi espalda dándome pequeños golpes, le hice un gesto con la mano de que parará. ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Por qué en frente de él?
Maldecí a lo bajo
—¿Estás bien?.—Me voltee completamente para poder admirar su linda sonrisa, Dios las piernas me fallan.
—Ammm eh, sí.—Dije nerviosa.
Nick Callahan, castaño de ojos café, con sonrisa encantadora y dientes extremadamente blancos, el presidente de la clase, él sin duda es mi chico ideal, mi crush tiene un lunar coqueto en su labio inferior y él es tan atractivo y yo soy tan...yo.
—Tienes atún en la cara.—Comentó riéndose, no pude evitar que el color rojo subiera a mi cara.
—Ah.—Mi sonrisa nerviosa presente mientras pasaba mis manos temblando por mi cara.
Tragame tierra
—Yo quería.—El sonido de su teléfono lo interrumpió.—mmm luego te digo, es que hoy voy a salir con Sarah.
Maldita Sarah
—Oh, tranquilo.—Dije fingiendo una sonrisa, la de él creció más
—Que raro que estés sentada sola.—Comentó metiendo sus manos en los bolsillos.
—Es que Kayla y Greys fueron a comprar...—Giré en dirección a mis amigas, quienes estaban paradas en frente de la maquina peleando.—yogurt.—Terminé diciendo.
—Mmm que bien, bueno, hasta luego Hetter.—Se despidió alejándose con una sonrisa.
—Adios Nick.—Murmuré.
¿Era posible que me diera un ataque al corazón solo por qué él dice mi nombre?
Giré hacia todas las direcciones, no sé porque últimamente me sentía observada.
Estoy mal de la cabeza
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