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—¿No crees que eres muy chica para estar en un lugar como este?— preguntó aquel hombre mientras me veía de forma reprobatoria. Tomé un trago de mi vaso y le contesté en tono tranquilo.

—Si, lo estoy— le dije pasando mi dedo sobre el borde de mi vaso —Pero en mi defensa, no puedo estar sin la compañía de Dazai por órdenes del jefe— ambos volteamos a ver a Dazai, el cual se encontraba con la mirada hacia la barra del bar como si fuese lo más interesante del lugar. Aquel hombre pelirrojo suspiró resignado, dándole un trago a su bebida.

—Aún no comprendo qué hace a tu habilidad tan peligrosa. Sin duda los jóvenes son todo un misterio— respondió luego de unos segundos haciéndome reír.

—El día en que llegue a dominar mi habilidad te mostraré lo que hace. ¡Así que prepárate Oda-san!—

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No había podido dormir bien desde mi entrenamiento con mis subordinados. Aún no procesaba lo que había pasado al inicio de la semana, sobre todo por el día que es hoy... viernes, el día de mi cita con Chuuya.

"—Nuestra cita será el viernes en la noche, así que prepárate..—"

Suspiré pesadamente levantandome de mi cama, no tenía ánimos de nada, incluso estaba pensando en cancelar nuestra salida de ésta noche.

—¿Y si le digo que estoy enferma? No, eso no, es capaz de quedarse conmigo para cuidarme— murmuré para mí misma mientras daba vueltas por mi habitación pensando en una excusa decente para cancelar. —Ya se! Le diré que no podré porque tengo planes con Dazai!— exclamé aliviada pero rápidamente eso fue reemplazado —Ay no! Eso no, se enojará conmigo y no querrá hablarme por días... Ahh! Por qué es tan difícil esto?!— me quejé jalando mi cabello un poco por la frustración.

—¿Qué es lo difícil?— volteé rápidamente hacia la puerta asustada. Ahí se encontraba aquel pelirrojo que me ponía los nervios de punta. —¿Y bien? ¿Qué es lo difícil que hasta te pones a hablar sola?—. Me mantuve callada viéndolo y tratando de pensar en una respuesta rápida pero no se me ocurrió nada. Chuuya al ver que no le decía nada soltó un suspiro pesado, se dió la vuelta caminando hacia la salida pero antes de irse volteó a verme.

—Mori quiere verte, apúrate en vestirte y dirígete a su oficina, no lo hagas esperar mucho.— dicho esto salió dejándome parada en medio de mi habitación. Me dejé caer en el piso con la espalda apoyada en la cama. Para qué querría verme el jefe. ¡¿Acaso se habrá enterado de que me reuní con Dazai?! ¿Quién le habrá dicho? ¿Chuuya? No, él no me traicionaría, además ese encuentro fue planeado por él. Dejé de darle vueltas al asunto y me comencé a vestir, mentiría si dijera que no estaba nerviosa, asustada, ¿La razón? Cada vez que visitaba su oficina era para recibir regaños y castigos por insubordinación.

Comencé a caminar hacia el último piso, lugar en donde se encontraba su oficina. Al pasar varías veces por la seguridad del lugar finalmente me encontraba frente a su oficina. Mis manos temblaban, me quedé parada por unos segundos que se sintieron horas, un suspiro salió de mis labios y armandome de valor di dos golpes a la puerta seguido de que giré la manija para entrar, hice una ligera reverencia hasta que Mori dijo que podía levantarme, con mi corazón a mil levanté mi cara encontrándome con su mirada.

—Nakahara dijo que querías verme— fue lo primero que dije sin dejar de mostrar mi respeto por él.

—¿Cómo vas con tus poderes, querida? Oí que esta semana te luciste, digno de un ejecutivo de esta Organización— su mirada tenía un brillo de burla y curiosidad a la vez. —También me dijeron que le diste órdenes de matar a tus subordinados a Akutagawa, es cierto?— preguntó levantándose de su silla y caminando hacia el ventanal.

—No me sirven si son débiles, debo deshacerme de la basura— fue lo único que pude decir.

—¿Es así? Pero querida, debes ser paciente con tus hombres, después de todo tú estuviste un día en su lugar— su tono continuaba tranquilo, incluso sin verlo sabía que estaba sonriendo.

—Lo lamento jefe, no volverá a pasar, me esforzaré por mejorar como mentora y ejecutiva— agaché la cabeza sintiendo vergüenza. —¿Esto era todo, jefe?

—No, una cosa más— alcé otra vez la cabeza encontrándome con su mirada ya puesta en mí. —¿Se puede saber cómo es que llegaste a la Agencia Armada de Detectives?, y lo más importante... ¿A qué fuiste a ese lugar?— mis ojos se abrieron más de lo normal, mis manos comenzaron a sudar y mi corazón a latir fuertemente. Sentí como si mi alma abandonara mi cuerpo, debía apresurarme a inventar una buena excusa pero no lo lograba... Estaba perdida.

Sabía que no podía mentirle, si él me estaba preguntando es porque ya sabía la respuesta y solo quería ver si era capaz de decirle la verdad. Pero no podía delatar a Chuuya, me sentí acorralada.

—Akutagawa me dijo que aquel traidor te contactó, ¿Es cierto?— volvió a preguntar al ver que no respondía a ninguna de sus preguntas.

—Es cierto— ... —Yo.. yo creía que Dazai estaba muerto..— murmuré viendo hacia el suelo —Pero cuando él me contactó no supe qué pensar, quería comprobar si la información era real o se trataba de una broma de mal gusto. La información decía que él se encontraba trabajando allí, Mori-san usted sabe lo importante que fue Dazai para mí, no podía pasar de largo esto, quería saber la verdad— expliqué acercándome a largos pasos hacia él mientras lo veía con súplica, quería que él entendiera eso.

—Y ahora que comprobaste que está vivo qué harás? ¿Te irás a su lado? ¿Nos traicionarás también?— me preguntó viéndome cambiando su tono de voz a uno serio y amenazante.

—Claro que no... Sé en donde se encuentra mi lealtad. Usted impidió que el jefe anterior me matara y eso siempre se lo voy a agradecer, mi lealtad está aquí, con Port Mafia, con usted... Con Chuuya— hablé con determinación y sinceridad. Nunca podría traicionar al lugar que me vio crecer y me educó, no tenía el valor para dejarlo todo así como si nada.

—Me agrada oírte decir eso, hubiera sido una lástima tener que deshacerme de ti siendo que nos eres muy útil— responde con un tono de tristeza fingido. Me quedé callada, pensando en si debería preguntarle lo que me había dicho Dazai el día en que nos vimos. —Quieres preguntarme algo, no es así?— no podía esperar más del jefe de la mafia portuaria.

—¿Por qué no me dijiste que Dazai estaba vivo? Sabes lo mucho que me dolió pensar en que había muerto.— pregunté acercándome un poco más, mi voz salió como una suplica por la verdad, buscaba su mirada pero parecía que se reusaba a devolvermela, su atención estaba fija en la ventana.

—Lo hice por tu bien, de habértelo dicho hubieras hecho todo lo que estuviera a tu alcance para buscarlo— sus palabras, lejos de comprenderlas, solo me hicieron enojar.

—Por supuesto que lo hubiera hecho, él me necesitaba! Él era como un hermano mayor para mí—

—Tarde o temprano se hubieran separado, solo lo adelanté un poco, eso es tod— no lo dejé terminar, mi cuerpo estaba temblando del coraje, haciendo que mi habilidad se activara haciendo levitar todas las cosas de la oficina.

—Acaso tenías miedo de que ayudara a Dazai para que se quedara con tu puesto de jefe?— murmuré viéndolo fijamente sin dejar que los objetos volvieran a su lugar —¿Por eso asesinaste a Oda-san? Puedo dejar pasar lo de Dazai... Pero nunca lo que hiciste con Oda, le arrebataste lo que más quería, lo mandaste a morir por algo que tú causaste.. Eso nunca lo olvidaré— dicho esto dejé caer bruscamente los objetos a mi dispocisión generando un estruendo en aquella habitación. Me di la vuelta dispuesta a abandonar la oficina pero el sonido de algo llegando a mi dirección me hizo voltear, encontrándome un bisturí que fue detenido por mi habilidad a pocos centímetros de mis ojos. Lo re direccioné hacia Mori que con un poco de dificultad logró parar. Lo miré por unos segundos para después salir con rapidez de la oficina.

Recorrí los pasillos de aquel edificio con rapidez, no quería estar allí. Algunos hombres de Mori intentaron detenerme pero gracias a mi habilidad logré escaparme de ellos hasta finalmente salir de la sede. Volteé hacia ambos lados sin saber a dónde ir.

Chuuya Nakahara

Las alarmas de la sede comenzaron a sonar, indicando que alguien había escapado, probablemente sea un traidor. Salí de la habitación caminando rápidamente hacia la oficina del jefe en dado caso de que el traidor quisiera atacarlo. Entré sin permiso para cerciorarme de que estuviera bien, encontrándolo viendo fijamente su bisturí.

—Chuuya, búscala y quédate con ella, no la dejes sola— ordenó sin dejar de ver aquel objeto y mi cejas se fruncieron en signo de confusión, a quién se refería?

—Disculpe jefe, de quién está hablando?— le pregunté viendolo. El jefe finalmente centró su mirada en mí, estaba serio.

—Hablo de ___, búscala y traela de regreso, es peligroso que esté suelta por las calles—. Hice una leve reverencia y salí de aquella oficina rumbo a buscarla, tenía muchas dudas en mi cabeza, entre ellas el porqué había salido de las instalaciones, qué fue lo que pasó en esa oficina?.

Mientras me dirigía a la salida marqué el número de Dazai, quería saber si ella había ido con él pero el idiota no contestaba el teléfono. Maldito. Una ves fuera de la sede me fui rumbo a la Agencia Armada, tal vez ella había ido en busca de Dazai quien no dudaría en ayudarla y protegerla.

Al llegar entré a sus oficinas sin importarme nada, busqué con la mirada a ___ pero los únicos que estaban allí eran el niño tigre, el detective de los ideales y la doctora. Todos se pusieron a la defensiva.

—Lo diré solo una vez, ¿Dónde están?— ninguno contestaba, tanto el idealista como el chico tigre se veían algo nerviosos y no era para menos, tenían a un ejecutivo frente a ellos. Antes de poder hacer algo el chico tigre abrió la boca.

—A quién busca..?— su pregunta parecía ser sincera, realmente no sabía de lo que hablaba.

—¿Dónde está tu maldito mentor?— aquel mocoso solo balbuceaba lo cual me estaba haciendo desesperar —Si me dicen a dónde fue la Port Mafia no tomará represalias contra la agencia, así que hablen de una vez—.

Antes de que alguno contestara unos pasos detrás de mí me hicieron voltear, encontrándome con la persona que estaba buscando.

—Ah Chuuya~ Qué te trae por aquí? No me digas que ahora quieres formar parte de la Agencia— su maldita voz dictaba diversión pura —Por desgracia no aceptan perros en el trabajo, que mala suerte la tuya— completó con tristeza fingida seguido de una mirada decepcionada. Rápidamente me acerqué tomándolo por el cuello de la ropa.

—Dime dónde está o te romperé todos los malditos huesos— mi voz salió más molesta de lo que esperaba. Dazai solo sonrió y alzó sus manos fingiendo miedo.

—¡Oh por favor no me mates!— ... —¿Acaso tengo cara de saber dónde están tus botellas de vino? Deberías saber en dónde dejas tus cosas~

—Déjate de idioteces! Sabes a qué me refiero..— mi agarre en su cuello se intensificó —Hablo en serio, dónde está ___?!— su mirada rápidamente cambió a una seria soltándose de mi agarre.

—No tengo idea, no me ha contactado desde hace dos días— antes de protestar volvió a hablar —No miento, no he hablado con ella... Aunque ya me causó curiosidad~ Por qué me preguntas por ella, siendo tú su perro guardián? Acaso la parejita peleó?— su maldito tono de burla colmó mi paciencia y en un momento de distracción de su parte le proporcioné un golpe en la cara haciéndolo caer. El chico tigre se acercó rápidamente al idiota para ayudarlo mientras los otros dos solo nos veían.

—No estoy para tus bromas, bastardo! Necesito encontrarla lo más pronto posible, de lo contrario la tacharán de traidora y la asesinaran. Ahora entiendes lo serio del asunto?!— su cara se volvió seria una vez más pero había algo más en su mirada, podía ver verdadera preocupación.

—A quién están buscando y por qué es tan importante para la mafia portuaria?— se atrevió a preguntar la doctora.

—Eso no le incumbe a la Agencia— respondí fríamente.

—Involucra a la Agencia si un miembro de Port Mafia aparece de la nada a amenazar a sus empleados— responde nuevamente Yosano.

—Digamos que... La hija de Port Mafia está desaparecida..— contestó Dazai sonriéndole a sus compañeros los cuales se quedaron callados al saber de quién se trataba.

—• La protegida del jefe de la mafia •—

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