Capítulo cuatro
Narra Kaden
Me encontraba en el mundo de los humanos y literalmente estaba perdido. Me ponía un poco ansioso, por lo que terminé de secarme el sudor de las palmas de mis manos contra el traje blanco. Podría dejar una mancha de suciedad, pero no me interesaba en lo absoluto.
Odiaba a Mike ¿Cómo debería de encontrar a una humana sin descripción en una ciudad tan pequeña cómo está? Era evidente mi sarcasmo.
Extendí las alas hacia el costado, me impulsé con ayuda de las rodillas para volar al el cielo. No fui tan alto para ver la ciudad como puntos, pero lograba visualizar a los humanos o sea lo que estaba haciendo.
Estúpido Mike, ni una puta pista me dio.
Esto no era una misión con una posible recompensa. Todo lo contrario, parecía un castigo, uno doloroso. Apostaba a que ayudaba al resto de los ángeles. Pero, no a mí.
Perdí el tiempo volando, todo parecía relativamente normal y no localizaba ningún trágico accidente que podría herir de gravedad a algún humano, más específico, a Nikia.
Es que ni siquiera tenía idea de cómo lucía ¿Dos ojos? ¿Todas sus extremidades? ¿Era alta o baja? ¿Gorda o flaca?
No sé, su nombre era bonito, me gustaba. Pero, no me decía nada. No era como que cada una de las letras me dijera algún calificativo.
¿Ya dije que estoy perdido? Era frustrante y lo único que me apetecía era fumarme uno de los cigarros. Para mi suerte, siempre llevaba una caja en el bolsillo del saco. Sacudí la cabeza, tratando de alejar la tentación.
Me puse a detallar todas las calles, todo se veía tan ordinario, con una rutina. Los autos se detenían cada vez que el semáforo cambiaba a rojo. Algunos mortales caminaban en la calle, lucían ajetreados.
Sin embargo, abrí los ojos de par en par cuando todo el sonido característico de la ciudad se detuvo. Mis instintos me gritaron que podía encontrar algo ahí, por lo que desciendo a gran velocidad con las manos juntas.
Aterricé con fuerza que obligué a las personas alrededor tambalearse de un lado a otro, ellos entrecerraron los ojos con confusión ante la repentina ráfaga que los hizo temblar. No tenían tiempo para averiguar lo que pasó y continuaron con su camino.
En la esquina de la calle estaba un gran edificio que podría abarcar la mitad, una enorme bola con una grúa estaba enseguida y conos de color naranja obstruían el paso. Un montón de hombres usaban chalecos del mismo color, creía que intentaban que los humanos respetaran su área de trabajo.
Revolotee las alas por encima de la multitud que se formaba alrededor de algo. Arrugué el rostro al ver escéptico a una humana con horrible aspecto estaba tendida en el suelo. Creía que hasta se le veían los huesos salidos de su cuerpo, la sangre no dejaba de salir.
Sentí náuseas, y quería escupir lo que comí antes de haber llegado a la oficina. Por lo que salgo volando hasta el otro lado de la calle, en el rincón oscuro para devolver todo. Me sacudí los hombros cuando la imagen me volvió a golpear dentro de mi cabeza, por lo que iba a soltar otra ración de lo que sea que quedaba en mi estómago.
Me limpié la comisura de los labios con el dorso de la mano cuando terminé, detesté el amargo sabor que se quedó en mi boca. Hice una mueca por el desagrado. Ni siquiera me percaté del sonido de las sirenas de la ambulancia, ya que estaba buscando una menta dentro de los pantalones. Al encontrar una, le retiré el envoltorio y me lo arrojé a dentro.
Lo mordí hasta triturarlo, chupé por unos segundos antes de pasarlo por la garganta, estaba satisfecho cuando saqué la caja del saco, agarré uno, lo encendí con el pulgar, donde salía una llama de fuego.
Lo fumé con tranquilidad, necesitaba un espacio. Le di la espalda al desastre, por lo que observé cómo en frente los autos pasaban. Los conductores eran un mundo distinto, unos cantaban como si fuera su último día. Otros apretaban el manubrio, estresados.
Tontos.
Los que más me divertían eran los que tenían el tiempo encima y parecían que no iban a llegar a su destino.
Lo admitía, tal vez no era un ángel excelente.
Le di otra calada al cigarro, pero me di cuenta de que detrás de mí había una chica casi muerta. El problema era que todavía no conocía el nombre de ella.
Ahora que lo analizaba, ¿Mike me dijo siquiera que era una mujer humana?
Inhalé con frustración, dejando caer la colilla. La pisé, haciendo varios círculos con la punta de mi zapato. No era como si fuera a iniciar un incendio en este mundo mortal.
Me giré sobre los talones para percatarme que los trabajadores se encontraban conversando con el par de policías. Creía que el accidente fue ocasionado debido a la negligencia o algo así estaba escuchando, porque fui a oír su conversación.
—¿Y dónde está la mujer que tenía una carriola? —preguntó el oficial, sujetándose el cinturón del uniforme.
—No la veo. —Suspiró el trabajador, parecía fastidiado.
¿Quién no iba a estar hastiado de un interrogatorio?
—¿Y cómo era? —insistió el compañero del primer oficial.
—Era una mujer regordeta, creo que está como en sus cuarenta, usaba un vestido floreado y su cabello rubio se veía seco y trozado, como un pollo. Venía con un bebé no mayor de dos años. —Entrecerró los ojos, como si estuviera rectificando lo que dijo.
La actitud de los policías era prepotente, sin darle importancia a lo que acababa de suceder, como si los accidentes así sucedieran cada cinco minutos. No era bueno con las emociones, pero ellos carecían de empatía.
—¿Y qué era lo que ella quería? —preguntó el primero, por doceava vez.
—Ya les dije, que quería cruzar por aquí, justo en el área de demolición. —Resopló—. Estaba discutiendo con la señora, su carriola empezó a rodar. —Su voz se quebró un poco, deduje que sentía culpa—. Y la muchacha corrió para salvar al bebé, dejó su estuche y los escombros cayeron encima de ella.
—¿Y el resto de tus trabajadores? ¿La persona que conducía la grúa no vio a una mujer afroamericana debajo de todo...? —Apuntó con el dedo.
—Señor oficial, ya le he explicado que demoler un edificio es un poco complicado, y él debía de estar enfocándose en su trabajo, por eso es un equipo, donde nos ayudamos unos a otros...
Me estaba hartando de su conversación repetitiva, los oficiales solo preguntaban lo mismo con otras palabras. La culpabilidad del hombre estaba siendo sustituida por la indignación.
Aunque quería escuchar lo que sucedió, estaba buscando un nombre.
El de Nikia.
No iba a estar como idiota, perdiendo mi tiempo en un humano que no me necesitaba.
Dirigí la mirada en los escombros, lo único que había era sangre. El cuerpo desapareció ¿Dónde carajo estaba?
Sentí que mi pulso cardíaco incrementó, giré a todas las direcciones posibles, pero no localicé nada. Se suponía que estaba en una ambulancia, ¿no? Son grandes vehículos blanco con algunas franjas rojas. No se podía perder con facilidad.
Desplegué mis alas, volviendo a impulsarme con ayuda de las rodillas para volar. Esta vez no era una gran altura. El humo que arrojaba el motor de los automóviles me provocaba toser, por lo que cubrí la nariz con el interior del brazo.
¿Cómo podían vivir así de fatal?
El brazo me obstruía la visión, me sentía abatido, tal vez era la señal que alguien me mandó para decirme que aquella chica no era la mía. Tal vez debería de buscar otro accidente en la ciudad y ahora sí encontrarme con la correcta.
Solo esperaba no ver más huesos fuera del cuerpo, porque me odiaba.
Sin embargo, mi oído escuchó el mismo sonido de la sirena de hace un rato. Retiré el brazo, localizando la ambulancia, a pesar del humo que me rodeaba, por lo que me dirigí a toda velocidad al techo.
Ni siquiera sabía si era la misma que recogió a la humana del edificio, podría no ser. Pero, también había oportunidad de que por fin me encontrara con mi Nikia. Caminé por el techo una vez que aterricé.
Me estabilizó con ayuda de las alas, di unos ligeros brincos, palpando el techo, esperando que no vaya a caer encima de un humano.
Mi anatomía atraviesa el techo con facilidad, el trasero cae en un banco adherido a la pared. Observé con sorpresa al humano inerte encima de una camilla con algo extraño sobre el rostro que le cubría la nariz y boca, que hacía ruidos.
Ella era la misma humana, apreté los ojos, horrorizados por el estado de su cuerpo. Solo esperaba que no despertara en varios días hasta que el hueso estuviera ordenado.
A un lado estaba una persona uniformada al tanto de la mujer, revisando sus signos vitales. Pero, había algo más dentro, no parecía ser parte del equipo de los mortales.
En lo absoluto.
Sobre todo, porque me examinaba, por lo que me daba a entender que podía verme. Lo que significaba que no era de este mundo, pero ¿Quién era?
¿Era que está humana no era mía?
—¿Quién eres tú? —exigió saber, estirando los brazos para que existiera un mayor espacio entre nosotros.
Ni siquiera me di cuenta de que tenía las alas extendidas, por lo que las traje hacia a mí. Lo volví a observar, no lucía como un ángel. Ni alas tenía.
—¿Quién mierda eres y por qué estás aquí? —pregunté con hostilidad, haciendo una mueca.
—Yo pregunté primero —argumentó, cruzando los brazos en el pecho.
Sin duda, era un ser infantil. Y su energía me irritaba, porque su aspecto no combinaba con su atuendo oscuro.
Me miró de pies a cabeza, con el entrecejo arrugado. Creí que estaba intentando imitarme, siendo una burla, porque ni siquiera me llegaba a los talones.
—¿Qué es esto? ¿Un juego absurdo de los niños humanos? —inquirí, profundizando la voz, alzando el mentón, irritado.
Por lo que había visto de los humanos, ellos se ponían a jugar a las preguntas a ver quién respondía primero. Me parecía estúpido y una pérdida de tiempo.
Tiempo que no tenía, por lo que me ponía irritado.
—Solo son las reglas, quién preguntó primero, merece que le respondan con una respuesta y no con otra pregunta. —Cruzó los brazos sobre el pecho—. Así que, te vuelvo a repetir...
Era infantil, ¿no me podía cruzar con otro ser?
Aunque me inquietaba su motivo para estar con esta humana, y si conseguía el nombre que necesitaba con desesperación, podría hacer el trabajo.
—No soy un ángel que le guste seguir las reglas, entonces dime tú ¿Está es Nikia? —pregunté sin rodeos.
Necesitaba tener certeza para quedarme o seguir buscando.
—¿Y tú para qué quieres saber eso? —Arrugó la punta de la nariz, torciendo la boca, a la defensiva.
—Eso no es de tu incumbencia —contesté seco, anhelando la respuesta.
No tenía ni la menor idea de quién era este ser, tampoco me causaba curiosidad. Pero, estaba empezando a creer que esta no era mi humana, porque debería de estar sola. Ya no iba a perder tiempo aquí.
Así que extendí las alas, listo para irme, pero me paralizó, sorprendido con lo que la persona que está al frente empieza a preguntar.
—¿De qué día es Nikia?
¡Nikia! ¡Te encontré! ¡Estaba tan emocionado que me dolieron las mejillas cuando intenté sonreír! Aunque creo que solo me salió una mueca terrorífica.
—Te tengo —afirmé, entrecerrando los ojos con orgullo.
Si no hubiera vomitado, tal vez hubiera estado con ella desde el principio.
¡Bésame el trasero, Mike! Tal vez él no tenía la esperanza de que iba a encontrarla. Pero lo hice, sin ayuda.
Me siento incómodo cuando me percaté de la mirada del otro ser, sigo sin entender qué es lo que era.
—¿Qué se te perdió? —pregunté con desagrado, curvé el labio superior, demostrándolo— ¿Qué haces tú aquí? —inquirí, luego de darme cuenta de que era lo que él hacía aquí si la humana era mía.
—Estoy por Nikia, soy una parca —contestó.
Vaya milagro que no respondió con otra pregunta.
Ese ser de traje negro era una parca y estaba aquí por mí humana, eso significaba que él quería recoger su alma para que volviera a reencarnar. Pero, era absurdo, porque yo estaba ahí para hacer lo contrario.
Que se aferrará a la vida.
—Bueno, pues te informo que ya no es necesario que estés aquí, así que lárgate —ordené enojado, mangoneándome la mano para que me fuera de la ambulancia.
Deseaba que desapareciera de mi vista.
Lo observé por el rabillo del ojo, creía que los colores se le subieron al rostro. Siempre era gracioso que se enojaran.
—Yo he llegado justo a tiempo, si alguien se tiene que ir eres tú, porque tengo trabajo que hacer —exigió, sus mejillas se inflaron de aire.
Creía que intentaba demostrar quién era el jefe, pero si quería tener una batalla por el puesto, le daría una.
—Creía que habíamos quedado que el concepto "primero" era de infantiles —contesté con tranquilidad—. Así que puedes irte a tu oficina o lo que sea para que puedas ser infantil y dejarnos a nosotros a realizar nuestro trabajo. —Sonreí con superioridad.
Lo que quería era hacerlo enojar hasta que se marchara, me parecía que su jefe era algo como Hades, y existían mil rumores que se enojaban con facilidad, explotaban y desaparecían, así que yo lo intentaría.
Me sorprendió que tomará un bocado de aire, como si intentara controlar sus emociones negativas.
Iba a contestarme, pero el hombre que estaba atendiendo a Nikia interrumpió, caminando delante de nosotros hacia las puertas de la ambulancia, abriéndolas y con sus compañeros la bajaron con cuidado, sin hacer bruscos movimientos con la camilla. No dudé ni un segundo en seguirlos, porque ya la perdí una vez.
No la iba a perder una vez más.
Los enfermeros y los auxiliares empezaron a acercarse a la camilla que iba en dirección hacia el quirófano una vez dentro del hospital que olía a enfermedad. Así que extendí las alas, me impulsé un poco con las rodillas para volar justo encima, pero no calculé bien, ya que me golpeé la cabeza con la lámpara.
—¡Ángel! —exclamó la parca, tratando de atraer mi atención— ¡Aléjate de mí humana!
Sólo decidí ignorarlo, aunque me estaba riendo en el interior, debido a que no iba a desperdiciar energía en lo evidente, porque esta humana era mía.
Y nada ni nadie me la iba a arrebatar.
Nikia era mi misión.
No iba a perder la oportunidad que tenía de que el resto de los ángeles me tuvieran respeto.
n/a*
hooolaaaaaaa luuvs, como andan?
¿les gustaria la idea? ¿opinion? ¿sugerencia? yo los leo todo para que pueda subir caps masrapido, recuerden que tengo mas historias por si quieren entretenerse un ratito n.n
Quien les gusta más que narren? La parca o kaden?
recuerden que me pueden seguir en redes, por si watt no les avisa que actualice,, yo lo hago. ayudenme saber que les está gustando para que pueda actualizar más seguido <3
aqui los dejo
con amor, hope n.n
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