1.Respirar.

"Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental o casual, o cuando se está buscando una cosa distinta."

Puedo respirar fuera del agua, pero no eso no significa que sea agradable. Estoy acostumbrada al sabor salado de la mar, las branquias bajo el hueso de mi mandíbula aletean con furia, luchando contra el aire viciado del exterior, tengo que forzar a mi nariz y a mi boca a respirar. A la fuerza he aprendido a respirar aire de la superficie, al principio cuesta, pero necesito forzarme a hacerlo, por mí misma, pero también por él, sobre todo por él.
Lo he observado tantas veces que en mi interior creo conocerle. Incluso le he puesto nombre, y pasatiempos favoritos inventados para no sentirlo como el sueño que en realidad es.

Pasea por la orilla con los pies descalzos, los pantalones arremangados igual que los puños de su camisa, otea el horizonte lejano con ojos soñadores. Sé que no debería, pero un suspiro se escapa de mis labios al verle. Al principio todo comenzó como un juego, solo quería ver al humano amante de la Gran Madre Mar, observar su errático ir y venir sin más, esperando alguna suerte de fenómeno extraordinario. 

Más tarde me dije a mí misma que era la curiosidad, había pasado tanto tiempo observando que un poco más no iba a hacer daño a nadie, además, a veces tarareaba canciones, se tiraba a la mar a nadar de esa forma ruidosa y turbulenta que tienen los humanos, todo brazos y piernas salpicando y chapoteando, avanzando lentamente. 

También lo veía tumbarse en la orilla a recitar canciones sin música y me cautivaba que eso siquiera fuese posible.

No sé cuanto a pasado de esa primera vez que lo atisbé, parece como si hubiese sido una o mil vidas. Desde entonces lo he visto crecer y cambiar. 

Cuando lo salvé de las olas era un niño que cabía con facilidad entre mis brazos, por eso cuando observo a ese hombre corpulento de espaldas anchas me cuesta evocar el recuerdo del niño delgaducho al que Madre casi ahoga. 

Aún sigo pagando el precio por su vida, por esa valiosa alma que robé de las fauces de Madre. Ella sigue guardándome rencor por ello, nunca olvida una afrenta, por eso fui expulsada de Atlántida, por eso tal vez nunca pueda volver ni mucho menos ocupar el lugar que me corresponde por nacimiento. 

¿Por qué lo hice?

¿Por qué lo sacrifiqué todo por un mísero humano?

"Claro que lo sabes, sirena estúpida. Por el mismo motivo que lo hiciste anteriormente."

"Erik..."

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top