Capítulo I⚫Nueva generación

▶Capítulo I - Nueva generación◀
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El futuro que estremeció a los tiempos de maldad
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El nuevo mundo abarcó los sueños que poseían esperanzas para cumplirse. Pronto lo que alguna vez pudo entristecer, desapareció y dejó espacio a aquello que siempre quiso resplandecer en un rincón. ¡El mañana! ni más, ni menos; algo que jamás llegará a oscurecerse.

Los estadios Zero G brindaron batallas singulares a través de su tecnología, siendo una revolución en cuanto a luchas Beyblade. La WBBA considerada de nuevo en la cima de los campeones, porque luego de muchos ataques, nunca la hicieron perecer en un abismo.

Y en el presente, esa dichosa luz continua siendo incandescente.

—¡Ataca! —Se escuchó gritos de guerra en uno de los estadios.

Un torneo de publicidad a los mejorados componentes bey que había lanzado la compañía.

—¡Oh, no! ¡Sal de ahí! —Exclamó alterado uno de los participantes.

—No escaparás.

Y la multitud enloqueció. Una pequeña batalla para hacer relucir a las piezas que los bey llevaban puesto, la cortesía de la WBBA se vio de nuevo.

Tsubasa, viendo en la ventana en su humilde oficina, pareció estar más que feliz porque todo estaba bien, de lo mejor. Los bladers sacando sus habilidades sin temor mientras la euforia recorría en el aire del lugar, colándose entre los alaridos del público.

De pronto, la calma se disipó en la oficina a la par de unos sonidos provenientes de la puerta. Alguien tocaba.

—Pase —Permitió él de inmediato.

Su compañera Madoka se presentó al entrar, resplandeciendo con una sonrisa en el rostro.

—¿Cómo va la prueba? —Indagó ella colocándose a lado de Tsubasa— Acabo de llegar por algunos inconvenientes en el taller —Es más que claro en su voz que el trabajo fue mucho.

—No hay problema. Va a la perfección todo —Una vez aclarado, el director continuó viendo la pelea, que había llegado a su final luego de usar un gran movimiento, intensificando ondas en sitios cercanos.

El regocijo de la gente en las gradas, gratificó a los dos colegas. La motivación no dejaba espacio a ningún tipo de silencio, porque la emoción consumía cualquier minuto.

—¡Y ya tenemos al ganador! ¡Kioshi avanza a la última ronda! ¡Esperemos un poco para la contienda final! —Anunció lleno de brío el árbitro, abarcando el estadio completo de pura felicidad. El público aplaudió en una señal de agrado al ganador— Mientras tanto, agradecemos a la WBBA por contribuir con cada pieza bey que se ha visto aquí.

La gran pantalla proyectó fotografías divinas de dichos componentes, que serían dignos de una mejor propaganda.

—La nueva tecnología del Synchrom ha evolucionado para ser más compatible con los diversos tipos de bey —Expresaba la voz femenina y futurista del comercial. Un holograma de un bey teniendo las características mencionadas, abarcó la imagen en el estadio—. Resistencia, ataque, defensa, equilibrio; todas juntas gracias a la aplicación liviana en las partes esenciales. Llamadas como “Las piezas Delta”.

»La forma ligera de los diseños, permite que el usuario pueda moverse de la manera más libre y rápida que obtenga en su ambiente, creando potencia en la velocidad y lucha. Para otras noticias e innovaciones del mercado, visite las tiendas de la WBBA.

—Admitiré que esas piezas son una gran revolución para los nuevos bladers —Halagó la mecánica, esperando al siguiente luchador. Un poco curiosa por saber de quién se trataba—. ¡Fue un honor trabajar en ello contigo! —Rió jovial al final.

—Lo mismo puedo decir —Ver su trabajo renacer, lo hizo sonreír crédulo—. Es muy aceptado y tan compatible con la Synchrom… El año y medio valió la pena.

—Así es. Ah, por cierto... ¿Quién será el siguiente en la…

Pero de pronto calló, la expresión tibia de Tsubasa le provocó nadar en dudas. Tantas que tuvo que pensar un poco, y en casi nada, sacó la única conclusión racional. Sin vergüenza, suspiró irritada.

—Santo Dios... —De forma inevitable, se llevó una mano a la cara, negando así repetidas veces— No me digas que es... ¿Por qué él?... N-No es que no sea un gran actor pero... Ya sabes... —Intentaba no ser agresiva en sus palabras, aunque reprimirlo era imposible.

—Sí... —Murmuró el peliblanco, un poco arrepentido por su decisión pero al escuchar el presentador lucir el momento, ya no pudo echarse para atrás— Es muy querido. Creí que su juventud y fama llevaría confianza a las personas para el uso de las piezas Delta —Quiso subir los ánimos.

Al notar esa cara de serenidad en su amigo, Madoka solo se cruzó de brazos esperando algo irreal en la batalla.

—Bueno —Resopló sin limitarse la mujer—, aquí vamos de nuevo... —La sonrisa regresó y esta vez, algo fingida. El show principal acababa de surgir.

—¡Terminó los comerciales! ¡Ahora saludemos a nuestro retador final! —Se anuncia en felicidad— ¡El mejor de los mejores! ¡Él que todos aman!

Pareció que las personas tenían a una deidad frente, porque sus gritos de ánimo se escucharon bastante fuertes. Los aplausos y los demás ruidos, despertarían al país entero. En Madoka provocó un poco de risa que extrañó a Tsubasa.

—¿Sucede algo? —Voltea él.

—Nada —El gesto de lado es una evidencia de que sí es algo—. Esta es mi parte favorita siempre que hace esto...

—¡El príncipe de los truenos, Spark!

En cuanto el nombre se demuestra, la música de rayos y centellas resplandece en todas partes, de la entrada corre un muchacho pelirrojo a toda velocidad, mientras alza la mano ofreciendo diversos saludos a las gradas. Nuevamente, la ovación aclama al último luchador y a una pelea que los deje sin habla.

Spark se perdió un poco en sus fans, que lo apoyaron con cárteles. Luego pasó a su lugar sin dejar de alegrar el ambiente.

—¡Whoah! ¡Spark en persona! —No ocultó su conmoción el rival al elevarse la plataforma del Príncipe— ¡Es un honor combatir contigo!

—Eso justamente digo yo —Sonríe el otro, provocando más revuelto en todos tras ser grabado y proyectado en la pantalla—. Seré un digno combatiente para ti, haz llegado muy lejos después de todo.

Esa seguridad que irradiaba ese chico, hizo la mayor felicidad en su contrario. No tomó mucho tiempo para cuando ambos alistaron fervientes a sus bey.

—Te lo dije... Es muy gracioso —Se mofó Madoka prestando atención a los dientes relucientes de Spark, que le cegarían en cualquier momento. Tsubasa asintió a ello.

—Comencemos, amigos míos... ¡Tres! —El público no hace esperar sus alaridos de fanatismo a las batallas. Al unísono, empezaron a contar— ¡dos! ¡uno!

—¡Let it ip!

De repente, es cuando los dos bey saltaron a la lucha y el estadio suspendido comenzó a girar en la dirección del reloj. La fuerza de los bey lo hizo rodar y rodar, aplicando la maniobra más básica; que uno de los dos salga por los aires al ser llevado en círculos.

—Con esto podré sacarlo fácilmente... —Planeó el finalista, sin pensar en siquiera detener el movimiento de su respectivo bey. Aunque se percató de la presencia faltante de Spark en el combate— ¿Uh? —Escarbó con su mirada muchas partes en el estadio pero fue más que aparente que el bey que buscaba no estaba allí.

—¡Kioshi hace lo posible por sacar al príncipe, pero no puede encontrar a su rival por ninguna parte! ¿Acaso ya ganó? —El árbitro menea las manos provocando drama en sus comentarios.

—¿Se te perdió algo?

Spark hizo su repentino debut estando detrás de su oponente, pisándole los talones en un parpadeo. La velocidad con la que iba fue tan impresionante como la resistencia que puso al no caerse por los giros.

—¡Oh, no! ¿¡Cómo llegó allí!? —Desesperado, el participante Kioshi se vio en una escena bastante tensa. No podía escapar o ir atrás, solo avanzar hasta que la energía se le agotara, quedaba como último recurso.

—¡¿Qué es esto, amigos?! ¡Podemos ver a los dos hacer una carrera!

—Y eso no es todo...

Demostrando su gran habilidad y una amplia sonrisa, Spark casi hace revotar el estadio ya que la magnitud de su fuerza, estaba a punto de lanzar a su contrincante. Era cuestión de una migaja del tiempo para que alguno de ellos, viera a su bey chispear como en una función.

—¡Amigo! —Llama El príncipe, un poco de orgullo sobresaliendo en su tono— No esperaré a que retrocedas, pero haré lo posible por sacarte lo más lejos posible... ¡Raijū!

Oh, oh... ¡Aquí viene!

—Genial, aquí viene —Tsubasa se llevó la taza de café a la boca, sin muestra de que la competencia sea algo que aclamar.

Raijū se fue a un extremo del campo, luego al otro, y otro,  y pronto estaba en todos los terrenos que pudo abarcarse. Sin salirse de la zona libre de perdidas. Un zigzag peligroso, yendo y viniendo. Intentando dar con su oponente antes de que el mismo pueda zarpar al más allá en una sola falta.

—¡No! Es muy rápido… No puedo ver a donde va… —Las gotas de sudor se deslizaban sin haberlas llamado, asimilando ser los nervios de chocar contra ese pequeño proyectil— ¡Huye!

—Así es, amigos míos… ¡Una especialidad de nuestro príncipe es moverse muy, pero muy rápido! ¡Cuidado, que puede electrificarte! ¡Uy, uy, uy! —Los movimientos vertiginosos se proyectaron en la gran pantalla, a pesar de que la cámara no consigue atrapar el perfil de Raijū de forma nítida.

—Es muy veloz —Aludió Madoka.

—Como un rayo —Le siguió el director terminando su merienda.

Más tarde de decodificar los posibles movimientos siguientes del fugaz bey, el finalista resopló en su lugar, resguardando la desesperación para otro momento. En cualquier segundo pensó ser la victima tonta del Príncipe, ya que tardaba muchos sublimes minutos ideando la estrategia que lo salvaría.

—¡Ahí, ve allá ahora! —Mandó por fin, aprovechando una pequeña abertura que encontró en cuanto divisó el dichoso movimiento.

La gente en los asientos y las chispas saltaron en una ola de adrenalina. Ambos rivales se atropellaban, queriendo empujar al otro con todo el poder que en sus manos tenían. El estadio suspendido no dejaba a un lado su determinado meneo a una sola dirección.

—¡Wu! ¡Eso si es impresionante! —Gritó Spark tomando ondas de aire y diversión. Se sostuvo sus lentes de sol porque las ráfagas demacraban a la calma— ¡No por nada llegaste hasta aquí! ¿Qué dices si sacamos lo mejor?

—Aquí podemos ver a los participantes chocar entre ellos. ¡Tantas veces que el estadio se sacude! ¡Y el viento no tiene comparación! —Las claras observaciones del árbitro fueron acompañadas por la fiereza de la lucha, y los gritos alocados del público alentador— ¡Cualquiera puede salir volando! ¡Agárrense fuerte de esos asientos!

Ambos competidores alzaban su orden al cielo, demandando a su bey continuar hasta que alguno se despidiera del estadio y la victoria. Era tanta el entusiasmo que muchos comenzaron a apoyar a su favorito, siendo El príncipe más elogiado por chicas.

—¡No te rindas, tú puedes!

—¡Raijū, con todo!

Sus rostros en sonrisas se postraron en el visor, mientras su contienda llegaba más alto en cuanto Raiju ganaba ventaja al moverse en un destello y llevar a su oponente a la línea de salida. Cuando aquello funcionó de golpe, Kioshi sintió sus pulmones salirse tras ver a su compañero bey estar al borde de la derrota y la consternación. Casi se tambaleaba al filo de salirse del campo.

—¡No, no! ¡Sal de ahí, rápido! —Involuntariamente, oprimía dientes y los barrotes en busca de un nuevo plan para no salirse de control.

—¡Koishi está sobre las cuerdas! ¿Podrá salir de los ataques potentes del Príncipe?

Spark ensanchó su radiante sonrisa una vez más, mandando tantas veces como pudiera a su bey arrastrar al rival al final de su camino. El presentador se arrancaba los cabellos a la par de comentarios de tensión, al mismo tiempo, la multitud seguía en bulla y aplausos, mostrando admiración a los dos.

—¡Corre, lucha por salir de allí! —El finalista apreciaba a su amigo tratar de huir antes de caer, pero la velocidad insólita de Raijū aprevenía cada fracción de movilidad que recurría y lo acorralaba como podía— ¡Diablos, no!

—Le será difícil salir de eso… Raijū tiene las mejores modificaciones para rapidez —Mencionó la mecánica postrando su mirar en el infinito combate.

—Creo que le dimos un arma a ese niño… —Comentó Tsubasa recordando las exigencia de hace varios años. La chirriante voz resonaba muchas veces en cada memoria que hiciera.

No importaba que exigencias le demandaba a su bey, el finalista estaba en las irrevocables manos de una falsa victoria. La gente en las gradas no podía hacer más que solo apreciar un contundente final en una pequeña duración. Chillaban, aullaban aunque todo era en vano.

Sin previo aviso, el sonido insistente de una llamada entrando sacó de sí a Tsubasa y Madoka, que no perdiendo otro periodo para aceptar y hablar con el de la pantalla.

—¡Hola!

—¿Qué tal, Gingka? —Saludó sonriente la castaña.

—Un poco mal porque quisiera ver la batalla…

—Es lo de siempre. “El príncipe” lo hace bien —Enfatizó Tsubasa con desdén. Pudiendo ver la ventana, atrás una turbia hecha de viento colapsó de improvisto—. Es un poco…

—Malcriado —Pudo completar a medias Madoka.

—Aunque las piezas le van a la perfección.

—¡Y es muy cabeza dura! ¡Le dijimos que solo era una publicidad!

—Aun así parece estarse- —Otra explosión magnifica se ejecutó antes de que el director terminara—…divirtiendo.

—Ya veo… Suena a que todo está bien… —Carcajeó ligeramente Gingka, moviéndose a un lado— Y por aquí, falta algo que hacer pero terminaremos pronto. Regresaré esta semana. ¿Podrían cuidar de él mientras? Creo que mi papá necesita descanso

—De ese diablo, sí —Se burló la mujer—. Haré que se quede en mi casa, Narue puede distraerlo.

—¡Se los voy a compensar, chicos! —Irradiando alegría, Gingka se despidió compitiendo con la velocidad de Raijū— ¡Cuénteme más del combate luego! Tengo el tiempo medido y tengo que irme.

—Lo haremos... Disfruta tu estadía. Y saluda a Dareki por nosotros.

—Lo haré, y gracias, Tsubasa. ¡Nos vemos!

Y la llamada terminó. Al igual que la batalla que no dejaba de tomar todo el silencio y tirarlo lejos.

Los aplausos disparatados de la gente, dio a entender el final de la asombrosa lucha. El árbitro anunció en devoción el nombre del ganador, luciendo la imagen del mismo en la pantalla junto a decoraciones extravagantes.

—Al parecer ese pillo ganó.

—No deberías ser tan brusca. Tú fuiste quien le prometió esas piezas en primer lugar.

—¡Eh! ¡Y tú fuiste quien se las dio!

Echaron un vistazo al panorama, donde la emoción de ver pelear era alucinante. Y no importaba cuanto fuera, pues las masas siempre aplaudirán a quienes ganen o no.

Del resto del día, solo quedó la satisfacción de haber presenciado tal competición. El torneo de publicidad llegó a su conclusión, después de mostrar a Spark tan lleno de vida como su sonrisa de victoria, alzarse en los aires.

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Los gritos del torneo no se compararían como los de las fans del Príncipe que, aturdiendo levemente a Madoka y Tsubasa dentro del auto, le rogaban a Spark dedicarles atención por un mísero segundo, y llenarlas con autógrafos a más no poder.

—Mis queridas —Halagaba el joven pelirrojo entre la multitud de fanáticas—, nos veremos en otro momento… ¡Pero recuerden siempre sonreír, porque es eso lo que hace girar a Raijū!

El volumen de esos aullidos se elevó y así, el chico por fin subió al transporte, cerrando la puerta lentamente mientras se despedía con besos y pequeños guiños para sus hermosas seguidoras.

Al dar el portazo que cerró la puerta, los vidrios negros cumplieron el deber de aislarlo de ellas y su bulla. Pronto el silencio se hizo hasta que el muchacho decidió quejarse.

—Pero que idiotas son —Comenzó a decir, llevándose una paleta a la boca—. Las quiero y todo, pero son como las gallinas… Si les doy fotos, me andan siguiendo.

No era una novedad que los insultos para los demás salieran de él. O que su actitud ante las cámaras fuera la mera mascara que revestiría su mugrosa personalidad. El niño malcriado de noche y el galán carismático por el día. La mejor actuación a pesar de su edad.

—Ellas te aman —Tsubasa conducía, teniendo gran precaución si alguna chica loca se aventara al automóvil—. Deberías ser más amable.

—Qué asco, no —El sonido de su DS encendiendo, indicó que no quería charlar con ninguno de los dos. Porque claramente recalcarían su falta de empatía.

—De ella salió eso —Comentó Madoka, en el asiento del copiloto. Queriendo reírse de las estupideces de ese chico.

—Y su habilidad, de Gingka —Continuó Tsubasa, viendo el ceño mega fruncido del niño, a lo que al parecer fue su derrota en el video-juego. Luego lanzó al suelo el aparato, en una tormentosa rabieta que lo hizo refunfuñar.

—Pero esos enojones no sé de dónde aparecieron —Volteó la mujer al rabioso Spark, entregándole nuevamente el video-juego—. ¡¿Por qué eres tan malcriado?! ¡Es solo un juego! ¡Compórtate o le diré a tu papá!

—¡Já! Como si él me castigaría por algo…

—¡Hablando de Gingka! —Se apresuró el peliblanco, percatándose de un regaño máximo de Madoka acercándose— Me llamó y vendrá esta semana…

—Pero hoy te vas a quedar en mi casa, con Narue y Yuki —La calma la apaciguó. Si no fuera por su compañero, lo más probable es que hubiera hecho que el auto se estrellara.

—No quiero. Paso de eso.

—¿Sabías qué no te estoy pidiendo una opinión, verdad? —Demostró una sonrisa ladina ella al observar un puchero en el mocoso.

—¡Pues me vale! ¡Narue es muy insoportable!

—El burro hablando de orejas… —De manera discreta, Tsubasa murmuró refiriéndose al odioso pelirrojo.

Madoka se echó a reír gustosa, dejando al Príncipe en otro mundo con ello. Ninguno de los colegas sabía de qué lugar sus familiares sacaban tanta paciencia para ese terrible muchacho, porque aunque fuera el futuro de la ciudad, merecía tantos castigos y pocas bondades.

Sin arremeterse más en medio de las carcajadas, aquel pequeño pelirrojo miró a la ventana, prefiriendo estar en las nubes que en su desastrosa realidad como el descendiente en la nueva era del Beyblade: Zero G.

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¡Hola! ¿Qué tal, mis amores? Estuve diseñando toda la historia, y no ha sido fácil. Ojalá les guste la nueva trama, que obvio seguirá la anterior pero con cambios en muchos aspectos. Quisiera que conozcan al nuevo protagonista y además entiendan que no dirá las cosas directamente porque se va a desenvolver poco a poco. ¡Los quiero!

¿Qué se esperan en esta temporada?

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