Capítulo 7: Ponte la Camiseta
P.O.V Alison
Debido a que la cafetería quedó un desastre, la directora decidió castigar a todos los alumnos que participaron en la guerra de comida.
El castigo consistía en que después de las clases de la tarde los estudiantes tenían que quedarse a limpiar la cafetería dejándola impecable mientras que Lindsay, Derek y yo teníamos que limpiar el gimnasio los tres solos.
Se preguntarán porque Lindsay tiene que limpiarlo con nosotros, la razón es sencilla. El chico al que le robé su comida nos delató a mi y a mi archienemiga, confesó que nosotras fuimos las que empezamos el alboroto por lo que la directora decidió darle a Lindsay el mismo castigo que a mi y a Derek.
Tengo que admitir que a pesar de que Lindsay me cae muy mal me alegro que se quede a limpiar el gimnasio con nosotros.
No confío en Derek, no me gusta la idea de quedarme a solas con él.
Lo mejor que podría pasar es que Lindsay trate de ligar con él para que Derek no me acose a mi aunque lo veo difícil ya que Welling no parece tener ningún interés en ella.
En fin, me da igual. Siempre y cuando el idiota no me hable mientras cumplo mi castigo seré feliz.
-¿En que piensas Ali?-Mi mejor amiga me sacó de mi ensimismamiento.
-Eh... ¿qué?-La miré con confusión, ella sonrió y se sentó a mi lado.
Ambas nos encontrábamos en los jardines del instituto, estábamos bajo la copa de un gigantesco árbol que nos cubría con su sombra. El día estaba soleado, Jenna se había ido a comprar unos helados para ambas a un puestito que estaba a unos metros.
-Ten.-Me entregó el helado y me miró pícaramente.-Ahora... ¿me dirás en qué estabas pensando?-Solté un bufido, enterré mi cucharita en el helado con demasiada fuerza, Jenna me miró sorprendida.-Tranquila Ali.
Me llevé la cuchara a la boca y saboreé el helado. Mm frutilla, mi favorito. Okay, concentración.
-¿En qué más puedo estar pensando?-Dije con fastidio, ella comprendió a que me refería.
-Derek Welling.
-Exacto.-La señalé con la cuchara y luego la volví a enterrar en mi vaso de helado.-Ese idiota me saca de mis casillas, no puedo creer que en una hora y media tendremos que limpiar el gimnasio juntos.
Mi amiga rodó los ojos.
-No exageres, no será tan terrible porque me dijiste que Lindsay estará allí también.
Asentí.
-Si pero...-Hice un puchero.-No quiero verlo, ya me tiene cansada, vi su cara demasiado tiempo el día de hoy.
Jenna soltó una carcajada, en ese momento la campana sonó, esta iba a ser la última clase del día, luego la mayoría de los estudiantes irían a limpiar la cafetería mientras que yo iba a tener que limpiar el gimnasio con mis mejores amigos. Nótese el sarcasmo.
Me puse de pie perezosamente y me dispuse a acabarme rápidamente el helado mientras caminábamos hacia el instituto.
Cuando entramos sentimos gritos de chicas, con Jenna nos miramos confundidas.
-¿Qué estará pasando?-Le pregunté a mi amiga, ella negó con la cabeza, estaba igual de confundida que yo.
-No lo sé pero vamos a ver.
Asentí, arrojamos nuestros helados en un tacho de basura y prácticamente corrimos siguiendo las voces.
Nos detuvimos en un pasillo, no sabía que estaba ocurriendo. Había un gran número de chicas formando un círculo cerca de los casilleros mientras gritaban como tontas.
¿Acaso un famoso había venido al instituto? la curiosidad me invadió.
Me separé de Jenna y a base de empujones logré penetrar el círculo de chicas desaforadas, lo que vi casi hizo que la mandíbula se me cayera al suelo.
Era Derek Welling sin camisa ¡sin camisa! tenía un torso tonificado, demasiado definido. Se le marcaban perfectamente los cuadraditos y tenía los brazos musculosos, todos sus músculos estaban marcados.
Ahora entendía por qué gritaban todas, hay que admitir que el chico está para ser violado.
Okay... ¿yo pensé eso? ¡no! se supone que soy una mojigata, me ruboricé. Evidentemente verlo sin camisa había desacomodado mis ideas al igual que a todas las chicas que estaban a su alrededor.
Podrá ser un Dios griego pero no me gusta su actitud, punto. Cree que tiene a todas las mujeres bajo sus pies, tiene el ego por las nubes.
Sin querer ver más, me di vuelta y me estaba por ir cuando una mano me apresó el brazo y me adentró en el círculo sin mi consentimiento, todas las chicas me miraban con el ceño fruncido. Pude distinguir a Lindsay y a unas cuantas de sus amigas entre el gentío, me ruboricé al ser el centro de atención. Tragué saliva y volteé para ver quien me tenía sujeta.
Derek, era obvio, enfadada moví mi brazo con violencia zafándome de su agarre y retrocedí unos pasos.
-¿Qué haces imbécil?-Espeté molesta, él se encogió de hombros arrogantemente.
Acto seguido se acercó a su casillero y sacó una camiseta, me miró al tiempo que arqueaba una ceja y me ofrecía una sonrisa ladeada.
Mi respiración se empezó a hacer irregular, estaba malditamente sexy ¡tenía que huir! además todo el mundo me estaba mirando y no me gustaba ser el centro de atención. Empecé a ver a los lados nerviosa.
-¿Nerviosa Green?-Preguntó con un exceso de confianza.
-N... no.-Tartamudeé ¿por qué diablos tartamudeaba? ¡¿es que no podía ser más idiota?!
Derek soltó una risita, me armé de valor y lo miré enojada.
-¿Por qué estás semidesnudo a mitad de un pasillo? para algo están los vestuarios Welling.
La mayoría de los alumnos del instituto tenía algo de ropa guardada en su casillero por si ocurría algún inconveniente por lo que todos, incluida yo y Jenna, ya nos habíamos cambiado luego de la guerra de comida pero... ¡en los vestuarios! Derek se volvió a encoger de hombros.
-Lo sé pero quería impresionar.-Las chicas soltaron un suspiro, me golpeé la frente con mi mano, que estúpidas que son las chicas de este instituto ¡por Dios! Derek se acercó a mi y agregó en tono seductor.-Sobretodo impresionarte a ti.-Me guiñó un ojo, lo miré con los ojos como platos.
Puse mi mano en su pecho y lo empujé para recuperar un poco mi espacio personal, maldito invasor de la privacidad.
Es verdad que el aire es libre pero tenerlo tan cerca me incomoda.
-Ponte la camiseta.-Le exigí con firmeza.
Él se la colocó por encima de su cabeza, luego se desacomodó el pelo tratando de parecer más sexy de lo que ya es y sin previo aviso acortó la distancia que nos separaba para dejarme un beso en la mejilla.
Mi cara parecía un semáforo, me coloqué las manos en las mejillas tratando de contener el rubor mientras Derek me sonreía satisfecho porque había conseguido lo que quería. Idiota.
Sin decir más atravesó el círculo de chicas y empezó a alejarse, las chicas lo persiguieron embobadas. Jenna se acercó a mi con el ceño fruncido.
-¿Quién se cree que es?-No pude contestarle porque alguien me empujó haciéndome caer al piso.-¡Ali!-Gritó Jenna.
Me senté en el suelo y miré a mi agresora, era Lindsay rodeada de su grupo de estúpidas zorritas. Me miraba de brazos cruzados con incredulidad y enojo.
-No logro entender que es lo que te ve Derek a ti mojigata ¿alguna vez te paraste frente a un espejo? no lo entiendo...
Me puse de pie y me sacudí el trasero para quitar la tierra, luego miré a Lindsay enojada.
-Por supuesto que me miré en un espejo y ¿sabes que descubrí?—Pregunté con una sonrisa, ella permaneció callada.-Que no tengo el cartel de fácil tatuado en la frente.
Lindsay me quiso abofetear pero Jenna le sujetó la mano y la alejó de mi.
-Métete en tus asuntos Nelson y deja en paz a Ali.-Exigió mi mejor amiga con voz amenazante.
Lindsay me fulminó con la mirada, se señaló los ojos y luego me señaló a mi.
-Esto no quedará así mojigata.-Dicho eso se marchó con una posición altanera y con sus amigas siguiéndola como perritos falderos, miré a Jenna agradecida.
-Gracias, ya no la soporto.
Ella sonrió.
-No hay de que.-Repentinamente cambió su mirada a una seria, me colocó una mano en el hombro y me dijo.-Ten cuidado con Derek Ali, noté que ese chico tiene mucha determinación, evidentemente no se rendirá hasta conseguir salir contigo.
Fruncí el ceño y me crucé de brazos molesta.
-Pues no le quedará otra que rendirse porque no pienso salir con él, no lo haré, ni en un millón de años.
Jenna suspiró.
-Sólo te aviso porque... realmente es sexy, si él estuviera detrás de mi ya hubiera caído a sus pies.
Golpeé su brazo con mi mano y la miré entre sorprendida y enojada.
-¡Jenna!
-¿Qué?
-Que débil eres.-Comenté decepcionada, ella se encogió de hombros.
-No soy la única débil, todas las chicas están detrás de él.
-Lo noté y no me importa, yo soy más fuerte de lo que crees Jenna, no hace falta que me des advertencias.
Ella levantó sus manos en señal de paz.
-Okay.
-¿Qué hacen ustedes dos que no van a clases?-La voz de la secretaria nos sobresaltó, mi amiga y yo no sabíamos a donde mirar.
-Perdón.-Me excusé.
-Lo siento.-Dijo Jenna.
Antes de que la secretaria nos pudiera regañar corrimos a nuestra última clase del día.
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