Capítulo 1: Primer Día de Clases
P.O.V Alison
El despertador sonó sacándome de mi maravilloso sueño, soñaba que era dueña de un kiosco y podía comer todo lo que quisiera.
Seamos realistas... ¿quién no soñó con serlo alguna vez? okay, okay. Lo admito, soy gorda de alma.
Rápidamente lo apagué y me acomodé mejor en la cama, me tapé hasta el cuello con las colchas y cerré los ojos.
Uno... Dos... Tres...
-¡Alison!
Pegué un salto en la cama, el estúpido de mi hermano mayor se encontraba de pie en el marco de la puerta de mi habitación. De brazos cruzados y con una mirada divertida, bufé enojada.
-¡Maldición Luke! ¡odio que hagas eso!
Les contaré la historia de mi vida. Mis padres están separados, se pelearon cuando yo y Luke eramos pequeños, ambos vivimos con mi madre.
Mi padre, Steve Green, se fue a vivir a otra provincia pero viene a visitarnos en las fiestas y alguna que otra vez al año. Nunca le perdonaré el abandonarme, trata de comprarme enviándome regalos costosos que para mi no significan nada. La realidad es que no nos aprecia lo suficiente a mi y a mi hermano, ese fue uno de los grandes motivos por los que mi madre, Lily Aniston, peleó con él.
En fin, mi hermano es un año mayor que yo. Tiene 17 y hoy empieza a cursar su último año de instituto, lo envidio, a mi me queda uno más.
Eso nos lleva a este momento, soy muy vaga para levantarme y en general él viene a molestarme. Le encanta despertarme a gritos o con vasos de agua en la cara, lo odio.
-Levántate ya Ali, se acabaron las vacaciones.
Bufé resignada, el verano se había pasado muy rápido.
-Lo sé.
-Además seguro que Jenna está por llegar.
Jenna Wilson es mi mejor amiga, ella se encarga de llevarme al instituto desde que aprendió a conducir. La verdad es que se lo agradezco, no tengo auto. Bueno en realidad... si, el que me dio mi padre pero no quiero darle el gusto de que sepa que lo uso. En cambio lo usa Luke, pero ya que. Él se deja comprar, yo no.
-¿Cómo que debe estar por llegar?-Pregunté un poco confundida.-¿Qué hora es?
Él miró su reloj y dijo en una posición súper relajada.
-Las 8 menos 20 minutos.
Me levanté rápidamente de la cama.
-¡¿Qué?!
Él se encogió de hombros.
-Te escuché apagando la alarma como tres veces.
Yo solía hacer eso, poner una alarma cada 5 minutos.
-¡¿Por qué no me despertaste idiota?!-Le grité enojada, él se encogió de hombros otra vez.
-Tengo una vida ¿sabes? estaba ocupado.
-¡Luke! ¡ahora no llegaré a tiempo!
Él empezó a salir por la puerta, me miró sobre su hombro.
-Si sigues hablando conmigo si que no llegarás.-Luego se fue de mi cuarto.
Lancé un gritito de frustración, corrí hacia el armario y saqué lo primero que encontré. Un jean azul oscuro y una básica blanca que se pegaba a mi abdomen. Tengo que admitirlo, soy gorda de alma pero no engordo ni un gramo, soy muy delgada. Eso es algo bueno ¿no?
Me puse un chaleco de jean del mismo color que mi pantalón y lo dejé abierto para que se me viera la básica, saqué un collar de un cajón y me lo coloqué en el cuello, también me puse unas cuantas pulseras en las muñecas. Luego saqué un par de medias cortitas blancas y me puse unas zapatillas converse azules.
Corrí hasta el baño y me pasé rápidamente un peine por mi ondulado pelo, a las mañanas parece que me azotó un huracán. Traté de que el cepillo no se rompiera mientras me lo pasaba apresuradamente por mi enmarañado cabello, finalmente terminé.
Me observé un poco en el espejo preguntándome porque mi hermano y yo no nos parecemos, es decir... él es lindo y yo no, bueno exagero, si soy linda pero no como él ¿qué le vamos a hacer? salí a mi madre, en cambio él se parece a nuestro padre.
Me lavé rápidamente los dientes y volví a correr hacia el armario de mi habitación, me puse perfume, agarré mi bolso con los libros y todo lo que se necesita para el primer día de clases y corrí la escalera para llegar a la sala. Miré con tristeza la puerta de la cocina, ya no tendría tiempo de desayunar.
El timbre sonó y corrí a atenderlo con la respiración agitada, mucho ejercicio en la mañana para mi gusto. Una confundida Jenna se encontraba en el umbral.
-No me digas que te dormiste el primer día Ali.
Tomé una bocanada de aire.
-Si te digo lo contrario te estaría mintiendo.
Ella soltó una risita.
-Bueno vámonos.
Nos subimos a su Audi plateado, la familia de Jenna tiene mucho dinero y es una familia bien constituida, sus padres están juntos pero lamentablemente ella es hija única.
Aunque a veces quiera matar a Luke lo quiero muchísimo porque es mi hermano y no sé que haría sin él. Yo sé que a Jenna le encantaría tener un hermano o una hermana, me lo dijo en repetidas ocasiones con una mirada de tristeza.
Nos pasamos el camino escuchando música a todo volumen y cantando como las profesionales que somos ¿a quién quiero engañar? somos un desastre, creo que el gato de la esquina canta mejor que nosotras. Jenna estacionó en el aparcamiento del instituto y apagó la música.
-Bueno... espero que este sea un buen año Ali.
La miré ofendida, ella rodó los ojos.
-No me mires así, sabes a que me refiero.
Por supuesto que sabía a que se refería, no soy muy buena en la escuela. Es común que tenga que rendir materias a fin de año, en cambio ella es un cerebrito. Me crucé de brazos molesta.
-Para ti es fácil decirlo Jenna, no tienes problemas en tu familia.
Jenna me devolvió una mirada sumamente dolida, de acuerdo, me pasé con mi respuesta pero era la verdad. Yo, además de tener a mis padres separados, vivía prácticamente con mi hermano.
Mi madre es médica y trabaja muchas horas diarias y a veces por la noche en un hospital, ella odia no pasar tiempo con nosotros pero el trabajo la llama. Es muy responsable, no me malentiendan, no es que no la veo, pero si la veo poco. Ella trata de desocuparse antes así puede estar un rato conmigo y con Luke.
En fin, creo que mi fracaso escolar se debe a mi situación familiar.
-Lo siento ¿si? no quise decirte eso.
Jenna sonrió tristemente y asintió.
-Bajemos o llegaremos tarde.
-De acuerdo.
Cuando bajamos vimos que había muchos estudiantes que iban y venían, típico del primer día.
Sólo di dos pasos antes que de sintiera unas manos posarse en mis ojos y todo se volviera oscuro, sumamente frustrada dije.
-¿Quién es el imbécil?-Lo sé, lo sé. Nunca me caractericé por ser una persona paciente, escuché una risa muy cerca de mi oído. Se me erizaron los pelos de la nuca.
-¿Así me recibirás?
Me relajé inmediatamente, era Ian Archer, uno de los mejores amigos de mi hermano junto con Toby Perry pero a diferencia de él, yo e Ian teníamos un trato especial. Toby para mi sólo era el amigo de Luke y nada más en cambio Ian... es como un hermano para mi.
Ian y Toby son muy atractivos al igual que mi hermano, son muy codiciados por las chicas del instituto, Ian es el único de los tres que no es un playboy, nunca lo vi salir con una chica y realmente me gustaría que lo hiciera.
No me expresé bien, no quiero que salga con todas como Luke y Toby, simplemente quiero que consiga a la chica ideal para él.
Ian sacó las manos de mis ojos y rápidamente me di vuelta para verlo con una gran sonrisa.
-¡Ian!-No pude contener la emoción que sentía al volver a verlo, se había ido de vacaciones con su familia durante tres semanas y lo había extrañado mucho.
Antes de que pudiera decir algo más él me envolvió en un fuerte abrazo sacándome el aire.
-Te extrañé mucho Ali.
-No... puedo... respirar...
Rápidamente me soltó y me miró con culpa, se rascó la nuca nervioso.
-Perdóname.
Reí a carcajadas y le palmeé el hombro amistosamente.
-No te preocupes.
Él me sonrió feliz, Jenna se aclaró la garganta, ambos la miramos.
-Hola Ian, yo también me alegro de verte.
Ian sonrió incómodo.
-¡Jenna! perdón no te vi.
Jenna frunció las cejas y yo aguanté la risa, Ian volvió a mirarme, algo le pasa, no sé... la intensidad de su mirada me pone incómoda.
-Eh... ¿estás bien Ian?
Él pareció salir de su trance.
-Claro, claro.
Acercó su rostro a mi y dijo en un susurro.
-¿Después podemos hablar?
Fruncí más las cejas si eso era posible, está raro, se está comportando extraño. No sé que le habrá pasado en las vacaciones.
-Si...
-Genial.
Se acercó más a mi y me plantó un beso en la mejilla, luego se alejó rápidamente. Jenna me miró sorprendida.
-¿Qué fue eso?
Le devolví la misma mirada de confusión y me encogí de hombros.
-Yo que sé, capaz que me quiere contar que conoció a alguien especial, alguna chica que le atrae.-Dije con una sonrisa, me pondría muy feliz por mi amigo si era así, Jenna suspiró.
-¿Tú crees?
Rápidamente la miré.
-¿Qué te pasa?
-Nada, nada.
Enarqué una ceja y sonreí divertida.
-¿Acaso te gusta Ian?
Ella abrió grandes los ojos.
-¡¿Qué?! ¡no! ¡claro que no!
Miré asustada alrededor, sus gritos habían llamado la atención ya que algunas personas nos miraban. La regañé enojada.
-Baja la voz, nos están mirando y sabes que me gusta pasar desapercibida.
-Lo siento.-Se disculpó ella, la miré un poco ofendida.
-Sabes que me puedes contar lo que sea ¿no? soy tu mejor amiga.
El timbre sonó de repente, ella me miró y asintió.
-Lo sé, perdóname, en el recreo te cuento todo.-Me dijo decidida, sonreí satisfecha.
-Genial.
Jenna empezó a caminar rápidamente hacia la entrada del instituto, ella odiaba llegar tarde. A mi... realmente me daba igual, salvo el primer día como hoy así que la seguí. Me apresuré para alcanzarla, ya se me había adelantado y por mucho.
Dejé de prestar atención a mi entorno, estaba tan distraída pensando en lo que me diría mi mejor amiga en el recreo que no me di cuenta de prestar más atención mientras caminaba porque choqué de lleno con alguien. Era un cuerpo muy duro y aparentemente musculoso.
Trastabillé y por poco caigo al suelo si no fuera porque quien sea la persona con la que haya chocado me sujetó de la cintura y me afirmó a su pecho, subí la mirada confundida. A penas lo vi supe que era un alumno nuevo, nunca antes lo había visto por los pasillos ni en las aulas.
Me quedé unos segundos embobada viéndolo ya que... diablos, si que era atractivo. Era alto y musculoso, muy musculoso, se notaba que hacía ejercicio. Tenía el pelo rubio y los ojos verde claro, él se percató de que lo observaba de más y me sonrió con picardía.
Rápidamente me aparté de su agarre y me acomodé un poco el cabello fingiendo indiferencia. Maldición, me había sonrojado.
-Creo que deberías fijarte por donde caminas.
Mis mejillas se pusieron más rojas pero esta vez fue por el enojo, era un idiota.
-Creo que deberías cerrar la boca.
Él se acercó un poco a mi, instintivamente retrocedí.
-¿Por qué no me la cierras pero...?-Se quedó pensativo mientras me analizaba de arriba a abajo, luego de unos segundos me miró a los ojos y esbozó una gran sonrisa.-¿Con un beso?
Abrí los ojos como platos, cuando se me pasó el shock inicial por las palabras que había dicho rechiné los dientes con furia.
-Búscate a otra para satisfacer tus necesidades imbécil.
El rió a carcajadas, apreté los puños. Era oficial, había hecho un enemigo en mi primer día de clases.
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