Parte de mí, de nosotros.
Semana treinta y cinco
Elle ayuda a Light a recostarse en la cama, luego de qué éste último no quisiera cenar. Desde que volvió del trabajo lo encontró con un gesto compungido y mirada cansada, se pregunta si se ha sentido mal todo el día como también se pregunta por qué no lo llamó antes, hubiera pedido permiso o lo que fuera.
—¿Estás cómodo? —Se acuclilla a un lado de la cama, sujetando una de las manos de Light— ¿Quieres que te traiga algo?
—No... —murmura entre dientes, apretando un poco los ojos al sentir algo parecido a un piquetazo a su abdomen— Creo que solo debo descansar.
Desde hace semanas Light ha presentado más malestares a comparación de los primeros meses: dificultad para respirar, dolor en la espalda baja, insomnio, calambres. Según los médicos es parte del embarazo, pero eso no significa que para Elle sea fácil verlo así.
—¿Me puedo quedar esta noche? —Pregunta Lawliet en voz baja, porque no hay forma de que vaya a estar tranquilo dejándolo así.
Light tan solo asiente, pareciera que hasta decir alguna palabra empeora su estado.
—Está bien... iré por una cobija. —Se pone de pie, sin embargo el contrario no suelta su mano.
—Aquí conmigo... —Susurra apenas audible.
El pelinegro traga saliva y se muerde los labios. No es la primera vez que se ha quedado a dormir en el apartamento de Light, pero siempre lo ha hecho en el sofá por respeto.
—¿Estás seguro? —Pregunta mientras se pasa una mano por la frente, retirándose algunas gotas de sudor que la situación le provocó.
Light vuelve a solo asentir y como puede se desliza por el colchón, dejándole espacio suficiente a Elle, quien se toma unos segundos antes de atreverse a recostarse a su lado.
Pese al nerviosismo, su prioridad ahora es Light, no sus sentimientos, por lo que intenta relajar los latidos ansiosos de su corazón y enfocarse en quien importa.
—¿Aiden está muy inquieto hoy? —Acompaña su pregunta con una caricia sobre el abdomen abultado de Light, cuya piel de dicha zona está tensa por lo mucho que ha crecido.
—Es que ni quisiera sabría decir qué siento... —suspira, cubriéndose los ojos con el antebrazo— ¿Sabes? Tengo miedo...
—¿Miedo por qué? —Enarca una ceja, sin dejar de acariciar la barriga del contrario.
—Es que dicen que el primer parto de un omega es doloroso —su voz casi suena como un lloriqueo, entre nervioso y asustado— ¿tú crees que si sea como todos dicen? —se retira el brazo del rostro y voltea en dirección a Elle, quedando sus rostros muy juntos.
—Esperemos que no —no sabe qué más decir, sin embargo es sincero, de solo pensar en Light sufriendo se le retuerce el estómago—. Por hoy intenta dormir, ¿sí? ¿Quieres que te traiga algo para estar más cómodo?
—Es que no creo que pueda dormir, siento... no sé, raro a Aiden...
Las caricias de Elle sobre ese abultado abdomen se detienen y sus ojos se abren de par en par.
—¿Cómo que raro? —Pregunta alarmado— ¿Quieres que vayamos al hospital?
—No, no —Light sonríe como puede, agitando una mano de arriba a abajo—, solo está más inquieto, creo...
—Uhm... —el pelinegro dirige la mirada a la barriga de Light— ¿Y por qué el bebé más hermoso del mundo no quiere dormir? —canturrea usando una voz aniñada y retomando las caricias— ¿cuántas veces te he dicho que debes dejar que papi descanse, Aiden?
—Si sale consentido será tu culpa... —Refunfuña Light, viendo hacia abajo donde Lawliet continúa haciéndole mimos a su bebé.
—Me declaro culpable. —Responde con una sonrisa.
Elle se recuesta de nuevo, sin dejar de acariciar a Aiden pero prestando también atención a Light, notando que su aspecto ha mejorado un poco. Y sí que lo ha hecho, cosa que el castaño atribuye a la presencia de Elle y a las feromonas que, aunque el otro no lo diga, sabe que se esfuerza por emitir para hacerlo sentir protegido, lo que su instinto omega tanto necesita en ocasiones.
—Elle... —Murmura Light, rompiendo el silencio y viéndolo directo a los ojos— Tú y yo... ¿somos algo?
La pregunta sale por sí sola pese a que no es el momento. Quizá es la cercanía de Elle, su aroma dulce o los bonitos ojos que tiene pero tiene claro desde hace mucho que éste hombre le fascina.
—¿Eh...? —Balbucea con un gesto de sorpresa.
Si bien el sentimiento es mutuo, el pelinegro no esperaba dicha pregunta. No ahora, no tan directa.
—¿Que si yo te gusto, Elle...? —Pregunta en voz baja, temiendo no recibir la respuesta que espera, pero a la vez su instinto lo hace sentirse tan vulnerable y necesitado que de verdad desea saberlo— ¿Que si.... —se detiene al volver a sentir una fuerte punzada en la parte baja de su abdomen, y como acto reflejo se lleva una mano a esa zona— ¡Auh!
—¡Light! —el pelinegro salta fuera de la cama como un resorte, notablemente alarmado— ¿¡estás bien!?
—¡No! —aprieta los ojos y dientes, encogiéndose en la cama lo más que puede al sentir que un calambre intenso se extiende por toda su espalda— ¡Elle, me duele!
—Mierda, mierda, mierda... —camina a un lado y luego al otro, moviendo las manos de forma errática sin saber qué hacer— ¿¡Crees que puedes caminar para llegar al auto!? ¿¡O llamo a una ambulancia!?
—¡Solo has algo, joder! —Farfulla, retorciéndose en el colchón.
—¡Está bien! ¡Está bien! ¡Solo... recuerda, inhala y exhala como nos explicaron en el curso!
—¡El único que se va a quedar inhalando y exhalando serás tú pero con ayuda de una máquina como no hagas algo de una vez!
Elle sale corriendo mientras se busca el celular en los bolsillos. Le llamará a una ambulancia pero también le pedirá ayuda a un vecino a ver si pueden ayudar a Light a bajar. Lo que suceda más rápido, sí que la ambulancia llegue o él llevarlo directo al hospital.
—No me hagas esto, Aiden... —murmura a la vez que se pega el teléfono en la oreja, escuchándolo sonar— Yo te he consentido todos estos meses... —comienza a sudar, mordiéndose los labios ansioso.
Definitivamente esos cursos preparto no lo prepararon lo suficiente para este momento.
oOo
Las puertas de emergencia se abren de par en par y unos enfermeros entran a toda prisa empujando una camilla, donde un omega se retuerce y grita, robándose la quietud que a esa hora había en la sala.
—Me duele... —lloriquea Light en voz baja, en un segundo que el dolor le dio tregua.
Elle corre al lado de los enfermeros, sin dejar de sostener la mano del castaño.
—La habitación está lista. —Indica un médico que sale al encuentro, quien extendiendo un brazo les indica el camino.
Los enfermeros asienten y retoman el andar, sin embargo el mismo médico se interpone en el camino de Lawliet, impidiéndole continuar.
—Solo el padre puede estar presente, ¿eres el padre de ese bebé?
El pelinegro traga saliva por acto reflejo, y de la misma forma niega con la cabeza despacio.
—Entonces, lo siento, no puedes pasar.
—¡Por supuesto que es el padre! —Grita Light, jadeando sudoroso pero negándose a soltar la mano de Elle— ¿¡Quiere que le cuente en las posiciones que me puso cuando concebimos a este bebé!? —Echa la cabeza hacia atrás cuando otra punzada lo hace temblar, aún así no suelta a Elle.
El doctor observa la mano del omega, apretando con demasiada fuerza la del alfa, al punto de hacerla lucir un poco violácea. Podría apegarse a las reglas pero ha sido un día pesado y lo menos que necesita es a un omega escandaloso en la sala, por lo que se hace a un lado.
oOo
Light intenta inhalar y exhalar como le indicó la ginecóloga que lo vio hace un momento, luego de que le hayan puesto la bata, conectado a monitores y haber sido acomodado en una mullida cama. Su único consuelo es que la especialista dice que está en tres de dilatación, lo que significa que un poco más y podrán aplicarle la epidural según le explicaron. Si esto duele con tres centímetros, no quiere imaginarse lo que duele una vez ha dilatado por completo. Siente cómo todos los músculos de su hendidura perineal se están separando con dificultad, ¿cómo se supone que va a salir una criatura por ahí?
Otra enfermera llega a la habitación, esta vez solo a revisar cómo van sus signos vitales para asegurarse que todo esté en orden, luego voltea hacia el castaño y le sonríe, animándolo a seguir así, que lo está haciendo muy bien, acto seguido deja la habitación.
—Elle... —murmura, rechinando los dientes y sin soltar aún la mano del pelinegro, quien para este punto ya no siente esa parte de su cuerpo— Es verdad... lo que dicen... duele demasiado...
El aludido se muerde los labios, sintiendo la urgencia de largarse a llorar pero mantiene la compostura porque ni siquiera entiende de dónde viene esa necesidad, solo sabe que la está pasando mal de ver a Light así.
—Ya escuchaste a la enfermera, lo estás haciendo bien... —Responde con una sonrisa débil, pasándole el dorso de la mano por la frente, retirándole el sudor acumulado.
—¡Aaaaah! —se arquea un poco y aprieta los dientes cuando una nueva contracción lo ataca.
Elle se esfuerza por emitir más feromonas, al punto de comenzar a sentirse cansado, quizá si fuera un mejor alfa, uno de alto rango su presencia ahí sería más útil.
En ese momento la habitación vuelve a recibir una visita, esta vez de parte del médico que vieron al principio cuando llegaron al hospital.
—Eres un omega soltero, ¿verdad? —Pregunta viendo hasta con cierto desprecio al castaño mientras se lleva las manos a los bolsillos de la bata.
—¿Eh...? —Light le devuelve la mirada, aunque en su caso lo que observa es la imagen difusa de un hombre con bata a causa de las lágrimas acumuladas en sus ojos.
—Que está claro que él no es el padre de tu bebé —esta vez voltea hacia Elle, quien luce confundido—. Como sabrás la ley prohíbe aplicarle la epidural a un omega soltero.
—¿Qué...? ¿Por qué...? —Murmura, su voz quebrantándose. En este momento no queda rastros del omega que entró en un principio, está tan exhausto que no tiene fuerzas para pelear, además se siente demasiado sensible que si intenta discutir con ese doctor terminará llorando.
—¿De qué está hablando? —Elle frunce el ceño, acercándose al médico luego de que por la impresión Light le haya soltado la mano.
—Lo que escucharon, solo sigo reglas. —Mantiene su porte y semblante estoico, alzando un poco el mentón para ver hacia abajo al pelinegro.
—¡Se pueden meter esas reglas por el culo! —farfulla, apretando los puños— ¿¡acaso no sabe que la epidural le ayudará a que el dolor sea más soportable!?
—Eso debió pensarlo antes de andar abriendo las piernas por ahí. Cuando se la estaban metiendo no le dolía, ¿cierto?
—¿Qué... ? —Elle se queda perplejo, sin dar crédito a lo que acaba de escuchar. ¿Qué pseudo profesional diría algo así?
El hombre olfatea al aire, haciendo una cara de asco segundos después. —Veo que además de no ser el padre, ni siquiera es un alfa de un rango que valga la pena. Debería agradecer de que al menos lo dejaron pasar.
Tras eso el médico da media vuelta, retirándose. A Lawliet le hierve la sangre y vuelve a apuñar las manos, quisiera ir detrás de él y borrarle ese gesto de asco a base de puños, sin embargo un lloriqueo llega hasta sus oídos y de inmediato voltea, regresando al lado de Light.
—Tranquilo, lo dijo para atormentarte, ni siquiera debe ser legal negarte...
—Sí lo es... —interrumpe Light, tallándose los ojos— porque un omega sin su alfa no es digno, pero si decides abortar también es pecado...
Elle se relame los labios nervioso, ya llevan más de una hora ahí y han sido demasiadas emociones en ese tiempo.
La obstetra vuelve a entrar a la habitación y saluda con una sonrisa, acto seguido se coloca un par de guantes nuevos y le pide a Light que vuelva a flexionar las piernas y separarlas.
—¿Qué pasa, corazón? —pregunta con voz maternal mientras palpa con los dedos la zona— ¿te duele mucho? —continúa al verlo taparse el rostro con las manos, ocultando el llanto— Tengo una noticia que te va a alegrar —sonríe, palpando un poco más para asegurarse y luego retirando los dedos para cubrirlo bien con la bata—, tienes cinco de dilatación, ¿sabes lo que eso significa?
Dichas palabras solo provocan que Light lloriquee más alto, sus hombros temblando con cada sollozo.
—¿Qué sucede...? —Pregunta ella, parpadeando confundida mientras se retira los guantes.
—Un doctor vino y dijo que él no tenía derecho a la epidural. —Explica Elle en un tono neutro, denotando frustración y a la vez decepción.
—¿Qué...?
—Pienso demandar este hospital una vez salgamos, y si no armo un escándalo en este momento es por miedo a que le vayan a hacer algo a Light o al bebé. —Continúa el pelinegro, tensando un poco la mandíbula mientras vuelve a tomar una de las manos del castaño.
—No, no, a ver —ella menea la cabeza, intentando asimilar lo que escucha—, vamos a calmarnos, ¿sí?
—¿Calmarnos? —Lawliet enarca una ceja— ¿Cómo pide que me calme cuando él se atrevió a decir... cosas de tan mal gusto? —Murmura lo último tras haberse detenido por un segundo, no quiere repetir esas palabras.
—¿Cómo qué?
—Que... que eso debí pensarlo antes de abrir las piernas... —murmura Light, sollozando y apretando los dientes al instante siguiente cuando un nuevo calambre lo inmoviliza.
—Light... —Pronuncia Elle, suspirando. Quisiera que al menos eso no lo hubiera escuchado.
—Tranquilo, ¿sí? —ella se inclina hacia el castaño, acariciandole la mejilla y retirándole un poco las lágrimas a la vez— Voy a dejarte un momento pero solo para traer todo, yo misma me encargaré de que recibas la epidural.
—¿D-De verdad...? —Light la mira, sus ojos brillando a pesar de las lágrimas.
—Sí, y pediré el apoyo de otro médico. Nadie debe sufrir violencia obstétrica en un momento como este. Ya verás como después de la epidural todo será más soportable y estaremos más cerca de conocer a tu bebé
La ginecóloga se endereza y da media vuelta, prometiendo que volverá pronto. Una vez solos, Elle se inclina hasta que su frente choca contra la de Light.
—¿Escuchaste eso? —sonríe con amplitud, enmarcando el rostro cansado y sudado del castaño— Todo estará bien y pronto podremos conocer a Aiden.
oOo
Luego de la epidural Light fue preparado para entrar a la sala de operaciones, Elle también recibió un traje especial para poder entrar. Los dolores se hicieron más llevaderos, sin embargo se equivocó al creer que al fin podría dormir al menos por escasos minutos. No ha dejado de temblar desde que la inyección hizo efecto, por suerte todos los médicos y enfermeras han sido amables con él y le han dedicado palabras de aliento cada que se acercan a revisar su progreso.
La obstetra vuelve y destapa parte de las piernas de Light, quien previamente fue acomodado con las piernas abiertas. Con una mano hace hacia a un lado el pene del paciente y se enfoca en la hendidura que sigue, la cual ya no es un rajita sellada. Mete los dedos, no solo buscando comprobar la dilatación sino también sentir la cabeza del bebé, según la ecografía realizada con anterioridad, el feto no trae el cordón umbilical alrededor del cuello, por lo que solo estarían esperando que se termine de acomodar en posición de salida.
—Es hora... —Murmura con una sonrisa tras haber comprobado lo que buscaba.
Elle traga saliva y su piel alcanza un nuevo nivel de palidez.
—¿Qué...? —Murmura Light, luciendo cansado— ¿de qué habla?
—Que es hora de pujar, corazón. —Responde con esa voz maternal que la caracteriza mientras unos enfermeros toman las piernas de Light para acomodarlas en el sitio asignado de la cama para mantenerlas un poco en alto y abiertas.
—N-No puedo... —susurra asustado, se siente demasiado débil.
—Claro que podrás —responde ella, acomodandose para recibir al bebé— tu bebé ya hizo su parte, ahora a ti te toca hacer la tuya. En la siguiente contracción vas a pujar, ok? Espera mi indicación.
Una vez ella lo indica, a Light no le queda otra opción que pujar, no obstante dicha acción lo cansa demasiado.
—No puedo... —vuelve a murmurar, respirando agitado y con los ojos llenos de lágrimas.
—Te prometo que será rápido mientras lo hagas cuando te lo pido. Puja de nuevo.
Sin embargo el castaño no lo hace, en cambio menea la cabeza lloriqueando un poco.
—Light, Light —Elle lo toma de la mano, intentando llamar su atención, luego se inclina hacia él, quedando sus rostros muy cerca—, tú puedes, claro que puedes...
—Tu bebé debe salir, Light —comenta la obstetra—, no hay tiempo para dudar.
—Mírame a mí —le pide Elle, hablándole con ternura pero agitado mientras le besa los nudillos—, tú puedes hacerlo. ¡Hazlo!
—¡Aaaaah! —el castaño puja, echando la cabeza para atrás y temblando debido al esfuerzo.
—Muy bien, vas bien, Light —continúa el pelinegro, tomándolo del rostro con una mano para acariciarle la mejilla—. Un poco más y Aiden estará con nosotros, ¿quieres eso?
El contrario llora pero asiente frenético, volviendo a soltar un grito de dolor cuando le piden pujar de nuevo.
—Tu bebé ya está aquí... puja una última vez, Light. —Pide ella, sosteniendo la cabeza del niño y jalando con cuidado.
Oír esas palabras alientan al castaño a dar un último pero su mejor esfuerzo, y tras eso la sala se ve invadida por un llanto infantil.
—¿Aiden...? —Murmura al escuchar a su hijo, sin poder evitar soltar unas lágrimas.
Lo primero que hacen tras limpiarlo un poco es situar al bebé sobre el pecho del omega porque ese contacto entre ambos es importante. El cuerpo de Light está inerte, está tan exhausto que no cree ser capaz de mover ni un solo músculo, pese a ello inclina un poco la cabeza, dándole un beso a su bebé en la frente.
—¿Quisiera el padre cortar el cordón umbilical? —Pregunta la especialista encargada, volviendo a tomar al bebé.
—¿Qui-Quién...? ¿Yo... ? —Elle se señala a sí mismo con el dedo índice, parpadeando perplejo.
—Si, Elle... —dice Light en voz baja, esperando que esas palabras tengan sentido porque no tiene fuerzas para hilar una oración completa.
El pelinegro traga saliva al momento que le entregan las tijeras, está nervioso pero a la vez invadido por la felicidad que le provocó esa palabra: padre.
Aiden vuelve a llorar más alto una vez que el cordón umbilical es cortado.
—Tiene buenos pulmones, eh. —Bromea la obstetra mientras envuelven al bebé a la vez que otros enfermeros se encargan de Light.
—Elle... —balbucea el castaño, moviendo torpemente una mano hasta que logra encontrar la del otro, la cual toma con las pocas fuerzas que tiene.
—Lo hiciste bien... —le responde dedicándole una sonrisa, inclinándose hacia él para darle un beso en la frente.
—Lo hicimos... —murmura antes de caer inconsciente.
oOo
Para Elle fue estresante y alarmante ver a Light desmayarse, por suerte estaba rodeado de profesionales que supieron tranquilizarlo y manejar la situación.
Tras atenderlo, fue trasladado a la habitación en la que iniciaron esta jornada, donde Light ha estado dormido desde entonces y Elle se ha mantenido a su lado, sentado en una silla.
—Fue demasiado desgastante, ¿verdad? —murmura, apoyando el codo en el colchón y retirándole algunos mechones castaños de la frente. Según los doctores solo necesita descansar—, lo hiciste increíble. Eres increíble, Light.
En ese momento la puerta de la habitación se abre y por acto reflejo se endereza en la silla, viendo a una enfermera entrar mientras empuja algo parecido a una cuna.
—Oh, veo que sigue dormido... —comenta al ver al omega en la cama— Me imagino que fue un parto pesado.
—Ni que lo diga...
—Bueno, traía al bebé para que lo cargara un rato y tal vez le diera de amamantar, pero puedo volver después...
—¡No! —Elle se levanta apresurado de la silla, haciéndola dar un respingo— Perdón... es que, quería saber... ya que él está dormido, no sé si... —solo vio a Aiden en la sala de operaciones, un tiempo demasiado corto si se lo preguntan.
—¿Sí lo puede cargar usted? —Interrumpe, completando la frase del otro.
—Sí... —responde en voz baja, rascándose la nuca.
—Es el padre, no veo por qué no. En este momento está dormido —vuelve a tomar la cuna hospitalaria y la empuja para acercarse al hombre—, por la condición de su pareja dudo que pueda amamantarlo pronto, pediré autorización para traerle un biberón si le parece.
—Claro. —Elle asiente, acunando los brazos para recibir al bebé que viene envuelto con una frazada.
—Volveré enseguida.
Lawliet no escucha a la enfermera salir por estar absorto con Aiden.
—Pero mira que cosita más hermosa eres. —Sonríe enternecido mientras delinea con la punta del dedo y con suma delicadeza las facciones del infante—. ¿Dime cómo haré para no comerte a besos, eh?
Vuelve a la silla, tomando asiento despacio para no despertarlo. Aiden tiene las mejillas redonditas como la mayoría de bebés, aún no lo ha visto con los ojos abiertos así que no sabe qué color o forma tienen, esa zona todavía luce bastante hinchada, sin embargo a través del gorrito de osito que lleva se alcanzan a apreciar unas finas hebras claras, ¿será que tendrá el color de cabello de Light? La nariz es diminuta y aún no sabría decir si es respingada, la boquita es chiquita y así dormido con los labios apretados luce como si estuviera haciendo un puchero, muy parecido a los que Light hace cuando busca conseguir lo que quiere.
—Esto me complica las cosas... —murmura al percatarse de eso último con respecto a lo parecido del gesto—, ahora ya son dos personas a las que me será muy difícil decirles que no, pero no importa, ¿quién le diría que no a un bebé tan bonito? —continúa, haciéndole mimos en el mentón, provocando que Aiden refunfuñe un poco.
—Perdón si me tardé —la enfermera interrumpe, sonsacándole un respingo.
—N-No, para nada, el bebé sigue dormido. —Se pone de pie solo por inercia.
—Comprendo —responde, entregándole el biberón—. De igual forma si su pareja despierta por favor avíseme, ¿sí?
Elle asiente, ambos ignorando que la persona que yace en la cama no ha estado del todo dormido los últimos minutos.
—¿Escuchaste eso, Aiden? —Pregunta Elle una vez que la enfermera los deja solo. El bebé comienza a moverse incómodo, así que el pelinegro destapa el biberón y vuelve a tomar asiento— Otra vez se refirió a tu papi como mi pareja, ¿qué piensas de eso?
Aiden abre por breves segundos los ojos al lograr tomar el biberón con su boquita. Fue muy rápido pero Lawliet alcanzó a ver un par de iris claros, aunque tiene entendido que en ocasiones eso cambia. Supone que tendrá que esperar algunos meses para saberlo.
—¿Sabes? Justo hablábamos con tu papi de eso, o bueno, lo intentábamos cuando tú decidiste adelantarte —sigue hablando, sin poder evitar darle besos en la frente cada dos segundos, provocando que Aiden se pase los puños en la cara como queriendo encontrar al causante—, ¿es porque no quieres que tu papi y yo seamos novios o querías estar presente en la plática para dar tu opinión? —sonríe, enternecido por los sonidos que el infante hace al beber del biberón— ¿sabes? Yo creo que ambos hemos sabido desde hace mucho que nos gustamos... aún así tengo miedo, quiero estar con ustedes siempre pero no sé si él quiere que sea parte de sus vidas...
—Ya lo eres, Elle...
El aludido levanta la cabeza de inmediato al escuchar esa voz, encontrándose a Light con los ojos entrecerrados, todavía luciendo cansado.
—Perdón, no quería despertarte...
—Eres parte de mi vida... —balbucea, ignorando las palabras anteriores de Elle— de la de Aiden... de nosotros. Lo has sido desde... desde aquella tarde en la cafetería... cuando me ofreciste tu amistad sin conocerme...
El pelinegro sonríe, sin embargo nota que él contraría sigue débil.
—Trata de dormir, hablaremos de esto cuando despiertes. —como puede sostiene a Aiden y el biberón en un brazo para estirar el otro y acariciar la mejilla de Light, invitándolo a seguir descansando.
—Solo si prometes... que seguirás aquí cuando despierte...
—Todos los días de mi vida si me lo permites. —Asegura con una sonrisa antes de dejar el asiento para inclinarse y darle un beso en la frente, acción que repite pero esta vez el beso termina en la frente de Aiden.
Elle no ha dormido nada, sin embargo no siente la necesidad de hacerlo, es como si quisiera prolongar este momento lo más que pudiera. Pensar en la vida que les espera lo mantiene despierto, en él como parte de sus vidas y en ellos como su nueva familia.
Fin.
——
Notas de autor:
Primer aviso - Feliz cumpleaños, Light Yagami, amor de mi vida, mi genocida hermoso, yo te defenderé hasta el fin de los tiempos, yo sé que solo estabas jugando, bebé. Úsame como quieras y dame como cajón que no cierra si L me lo presta.
Luego de eso.
Segundo aviso - Posiblemente en algún punto suba un par de capítulos de ellos viviendo esta nueva etapa pero por el momento, hemos llegado al fin de la historia. ¡Gracias por leer!
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