La bonita sonrisa del álbum de fotos
Semana veintidós
Light se para frente al espejo de cuerpo completo que tiene en la habitación, al verse a través de él hace un puchero, es como el quinto conjunto que se prueba y el pantalón no le sube mientras la camisa no le baja. Compró algunos pantalones de embarazo hace varias semanas pero eran de talla pequeña, acorde al tamaño de su estómago. Creyó que los iba a usar por más tiempo —al igual que sus camisas normales que ya tenía— porque su pancita nunca mostraba signos de crecimiento, era solo una adorable bolita. No entiende en qué momento se hizo más grande que su cabeza, y no sabe si es su paranoia pero ahora le parece que va creciendo exageradamente día tras día.
Necesita ir de compras y Elle lo acompañará ya que es su día libre, pero no puede salir con media barriga al aire. Va de nuevo al ropero y revuelve todo, tanto ropa doblada como la que está colgada en percheros. Logra encontrar un sobretodo de lana en color beige, frunce el ceño, está seguro que no es suyo, parece de su madre y quizá se lo trajo por error. No obstante regresa al espejo y decide ponérselo. Le queda un tanto apretado pero al menos lo cubre.
El celular que dejo sobre la cama comienza a sonar, emocionado de que se trate de Elle da media vuelta y va hacia él de prisa, frunciendo el ceño al ver el nombre en el identificador.
—¿Sí, Soichiro?
—¿Quién es Elle Lawliet?
—Ah, esperaba esta llamada mucho antes, deberías cambiar de informantes —comienza a dar vueltas por la habitación, terminando de arreglarse—. Y respondiendo a tu pregunta, recuerdo que el día que "me fui" —dice lo último con sarcasmo— dijeron que no querían volver a saber de mí.
—Y así es, pero si lo que pretendes es darle un padre a ese bastardo, al menos te hubieras conseguido un buen alfa que te ayudara a mejorar tu reputación luego del error que cometiste.
—Y dale con "un buen alfa" —pone los ojos en blanco porque lo ha escuchado demasiado los últimos meses—, Elle es mejor alfa que cualquiera de los que he conocido. Y escucha bien, Soichiro, te prohíbo que vuelvas a referirte a mi hijo de esa forma —empuña las manos, tensando las mandíbulas—. Después de todo a petición de ustedes ya no compartimos ningún vínculo familiar, así que esperen todo menos respeto de mi parte.
Escucha una risa ronca viniendo del otro lado.
—Siempre te gustó hablar más fuerte de lo que te corresponde, ¿verdad? Que no se te olvide que por mí no te mueres de hambre, así que si quieres seguir recibiendo mi dinero consíguete un alfa de alto rango que te pueda seguir manteniendo y aléjate de ese tal Elle.
—Creo que no se va a poder, y ya que hablas de dinero, necesito que me deposites, quiero saber el sexo de mi bebé pero quiero que el ultrasonido sea en 3D, y como sabrás tienen un costo mayor.
—¿Ni siquiera eso puede pagar tu alfa? —Suelta una risa socarrona, la cual desaparece cuando escucha las palabras de Light.
—Prefiero que lo pague mi padre —hace énfasis en la última palabra, sonriendo de lado—. Debería comenzar a usar mi apellido real, ¿no crees? Me gusta como suena con mi nombre... Light Yagami, hijo de Soi...
—¡Cállate! —Interrumpe.
—Que sea el doble de lo que me pones cada quincena, y si me disculpas tengo muchas cosas que hacer.
Sin más desconecta la llamada. Preferiría no tener que depender del dinero de su padre pero nadie va a contratar a un omega embarazado, y aunque lo hicieran, no quiere arriesgar su embarazado por un capricho. Por primera vez en su vida debe dejar el orgullo de lado y pensar en el bienestar de su bebé.
Para cuando el timbre suena está satisfecho con su look, no es lo que hubiese querido pero al menos se ve mejor que cuando inició.
—Voy. —Va y abre la puerta, pese a que le ha dicho una infinidad de veces a Elle que le mande un mensaje y así él baja sin problemas.
—¿Abres sin preguntar quién es? —Pregunta el pelinegro, la mitad inferior de su rostro oculto bajo una enorme girasol.
Light no puede evitar morderse los labios al ver la flor. Siempre odió que asumieran que los omegas debían ser sensibles pero que Elle tenga estos gestos le derriten el corazón.
—Porque eres el único que me visita —responde sin darle demasiada importancia mientras toda su atención está en la girasol que ahora tiene entre manos, la cual acerca hasta su nariz—. ¿Por qué no me escribiste? Sabes que no es necesario que subas, yo puedo bajar.
—¿Y arriesgarme a que le pase algo a esta cosita tan hermosa? —Se inclina hacia adelante, posando las manos en los laterales de la barriga de Light, quien en un acto reflejo pone los ojos en blanco.
—Estoy embarazado, Elle, no invalido.
—De todas formas no pienso arriesgarme. —Encoge los hombros, ofreciéndole después su mano.
Lo hace porque de verdad cree que las escaleras del edificio representan un peligro, pero también porque es el único momento en el que tiene una excusa para tomar la mano de Light.
—Te tengo una sorpresa —Dice Elle con una sonrisa una vez que llegan abajo—, pero cierra los ojos.
El castaño se deja guiar, emocionado debido a la curiosidad. Caminan por el aparcamiento del edificio hasta que Lawliet se detiene.
—¡Ta-ran!
El contrario frunce el ceño al ver frente a él un auto viejo pero bien conservado.
—¿Qué es esto? —Murmura.
—Nuestro auto. —Responde emocionado, pasando por alto que dijo "nuestro" y no "mi auto" —. Desde ahora soy tu chofer y lo que quieras...
—Pero... —balbucea, viendo al otro ir y abrir la puerta.
—¡Lo compré barato! —continúa Elle con una enorme sonrisa en los labios— así ya no tendrás que andar en autobús, ¿sabes lo peligrosos que son? Además, ¿no te parece que está chulo?
Light no sabe cómo reaccionar, pero la sonrisa del pelinegro lo termina por convencer, desde hace semanas es consciente que esa sonrisa es su debilidad. Corre hacia él para abrazarlo, un abrazo que toma desprevenido al otro.
—¡Ay, Elle! ¡Felicidades por tu primer auto! —el aludido se queda inerte por unos segundos, hasta que se atreve a rodearlo con los brazos, hundiendo la nariz en el cuello de Light para aspirar su aroma dulce mientras esa pancita se pega a la suya.
oOo
Light se arregla el cabello frente al espejo, tanto probarse camisas lo ha despeinado un poco. Se mira una vez más y luego jala la cortina del vestidor, saliendo de él.
—¿Y con esta como me veo? —separa un poco los brazos de los costados para lucir por completo la camisa y camina en dirección a uno de los sofás que hay en el almacén, donde dejó sentado a cierto pelinegro.
—¡Te ves hermoso! —Suelta el halago sin pensarlo a la vez que se pone de pie apresurado, yendo hacia él. Lo toma de las manos para verlo por completo, es una camisa azul marino pero con un lindo estampado a la altura del abdomen de una cremallera abriéndose y unos ojitos infantiles asomándose.
Elle sitúa las manos abiertas a los costados de esa pancita, con toda la confianza del mundo como lo ha hecho desde hace muchas semanas. Light no puede evitar sonrojarse al ver los ojos del otro clavados en su abdomen, brillando como si fueran los de un niño.
—Que chiste venir de compras contigo si todo te gusta como me queda —refunfuña, echando el rostro hacia un lado para disimular—. No siento que seas objetivo.
—No es mi culpa que todo se te vea bien —encoge los hombros, regresando al sofá en el que estaba y toma las bolsas de papel que dejó ahí—. Entonces, ¿la llevamos también?
Light sonríe de lado y asiente antes de volver al vestidor. Quién sabe qué hará con toda la ropa que ha comprado solo este día pero ya pensará en ello cuando no tenga una barriga tan grande.
Salen del almacén, Lawliet con una nueva bolsa bajo el brazo, acto seguido comienzan a caminar rumbo al parqueo del centro comercial, a Light ya le duelen las piernas y Elle no cree que pueda sostener una bolsa más. No es queja, de hecho ha disfrutado mucho este día pese a que muy rara vez sale de compras; tiene un sinfín de camisetas blancas y pantalones vaqueros para evitar quebrarse la cabeza sobre las combinaciones y esas cosas.
—Light... —Elle se aclara la garganta tras dejar las bolsas en el baúl del auto, ahora con las manos libres juega con ellas, notablemente nervioso— Yo...
—Me preocupas, ¿qué te pasa? —Sin dudarlo se acerca a él, sujetandolo del rostro con una mano para verlo a los ojos. Dicho gesto tan solo pone más nervioso al otro.
—Es que... —se lleva una mano hacia el bolsillo trasero del pantalón, tomando una caja alargada de color ocre. Al usar pantalones y camisas flojas pudo ocultarla bastante bien— Te compré algo...
Está nervioso, a estas alturas le queda claro que Light le gusta y solo espera que su obsequio no se tome a mal. Es un collar de los que usan los omegas, sin embargo el grosor es menor comparado al que el castaño usa actualmente, el color es negro y tiene un sinfín de pequeños destellos tornasolados que lo hacen delicadamente llamativo. En lo particular él no está de acuerdo con el uso del collar, pero Light no tiene problemas en usarlo. En palabras del castaño a veces no está mal apegarse a normas ridículas, Elle sabe que más bien lo acepta por su estado, si algún idiota se sintiera con el derecho de tomarlo no podría defenderse y su bebé podría salir lastimado. Sin embargo, también sabe por el tiempo que lleva conociendolo es que a Light le gusta destacar y por eso algo con brillitos le pareció ideal.
—¡Está hermoso! —los ojos color miel del contrario brillan al abrir la caja.
—¿En-En serio te gusta? —Elle deja salir el aliento, la opresión en su pecho descendiendo poco a poco.
—¡Sí! ¿Por qué no habría de gustarme? —tal vez que el obsequio sea de parte de Elle influye en su emoción, pero no miente al decir que el collar está hermoso— ¿Me lo pones?
Light da media vuelta y se levanta con las manos algunos mechones largos que le cubren parte del cuello. Al principio los dedos de Elle tiemblan, no obstante sus niveles de nerviosismo se elevan cuando logra desabrochar el collar y el cuello del otro queda al descubierto. Nada tiene que ver con el instinto, es más bien darse cuenta que la posición en la que se encuentran sería algo que ningún omega le pediría a un alfa.
—Que asco... —Murmura un hombre de avanzada edad que pasa por ahí.
Ninguno de los jóvenes le presta atención, Elle sigue en lo suyo de cubrir con el nuevo collar ese cuello, alargando el tiempo lo más que puede. Se cree que dichos collares emiten ciertos aromas que ofenden a los alfas, así que asumen que el comentario de ese sujeto nació a raíz de esa creencia, pese a que se ha confirmado que no es más que un mito.
—Que tontería... —continúa el mismo hombre, viendo con saña a los dos mientras ralentiza su andar— Para qué el collar sí agradecido deberías estar si un alfa te hace caso en tu estado —sigue andando, volviendo la vista hacia adelante—. Un omega soltero y con cría, cada vez de mal en peor.
Aunque las últimas palabras casi se las lleva el viento, Elle no puede evitar girar con intenciones de hacerle frente, sin embargo un par de dedos rodeándole la muñeca lo controlan.
—No tiene caso... —murmura Light, fingiendo una sonrisa para calmar a Elle al percibir un aroma diferente viniendo de él, no su típico olor a talco de bebé.
—¡Pero...!
—Es un hombre mayor —interrumpe con el mismo tono suave, tomándolo de la otra mano para que lo vea a los ojos—. Es de otra generación, no tiene caso discutir con él. Además, no estoy cerrado a encontrar un buen alfa algún día —inconscientemente le da un leve apretón en las manos a la vez que emite feromonas relajantes que los envuelva a ambos—, y cuando eso ocurra yo mismo me quitaré el collar. La gente puede hablar lo que quiera, pero al final la decisión es mía.
Los hombros de Elle se relajan y la postura de alerta que había adoptado cae. Cree que solo Light podría calmar a un alfa así de rápido, sea del rango que sea, y no solo por el aroma que emite sino porque siempre tiene las palabras justas.
—Tienes razón... —Murmura, respirando hondo.
—Entonces vámonos que se nos hará tarde.
—¿Tarde para qué? —Alza una ceja desconcertado, sin percatarse que el otro lo sigue tomando de las manos.
—Pueeees... —sonríe, balanceando los brazos de ambos de un lado a otro al seguir sujetándolo— tengo cita con el doctor.
—¿¡Te sientes mal!? —Elle no duda en soltarlo para luego tomarlo del rostro y verlo de cerca, inspeccionando mejor.
—Nooo —ríe, meneando la cabeza— ¿por qué siempre eres tan preocupon?
—¿Por qué más irías a ver al doctor?
—Programé una cita para realizar una ecografía, será 3D y toda la cosa.
—¿Y eso que no te lo hacen en los controles?
—No sé si es lo mismo o parecido, pero esta será para saber su sexo, y de paso ver su carita, ¿no te emociona?
Los ojos del pelinegro se abren de par en par y por unos segundos se olvida hasta de respirar.
—¿Qué...? —se lleva una mano al pecho, dando bocanadas de aire— ¡Light, no puedes ir por la vida dándome esa clase de noticias así de la nada! —Se pasa una mano por la frente, retirándose el sudor frío.
—Pensé que querías saberlo... —Encoge los hombros, sonriendo de lado.
—Sí, pero no sé, no sé si estoy listo... es...
—¿Entonces, cancelo la cita? —Pregunta con tono juguetón, aguantándose la risa al momento que el contrario voltea a verlo veloz.
—¿Cómo se te ocurre? Es... —agita las manos para deshacerse de los nervios, acto seguido fija la mirada en esa barriga y un sentimiento cálido le invade el pecho, llenándolo de emoción— ¿¡Escuchaste eso, bebé!? —se acuclilla en un movimiento raudo y acaricia frenético el estómago del contrario— ¡Voy a ver tu carita!
—¿Vas? —Light alza la ceja, viéndolo desde arriba con reproche.
—Bueno, vamos, tu papá y yo. —Responde viendo hacia el castaño desde su posición.
—Así está mejor. —Sonríe y le ofrece su mano para ayudarlo a ponerse de pie.
oOo
—¿Eres su alfa? —El enfermero dirige la mirada a Elle, quien se queda inerte tras esa pregunta.
—Sí, lo es. —Se apresura a responder Light. Le ha pedido a Lawliet un sinfín de veces que responda sí a esa pregunta para que lo dejen estar presente sin tantas trabas pero por algún motivo el pelinegro siempre se queda en blanco.
El enfermero no puede evitar echar un vistazo al collar que porta el omega, significa que no está marcado a pesar de su estado, ¿qué alfa permitiría una gestación sin marcarlo? Cada vez entiende menos a las nuevas generaciones así que se limita a hacer su trabajo.
—Bien, pueden pasar.
Abre la puerta del consultorio y les permite la entrada, acto seguido le ofrece asiento a Elle mientras le pide a Light que pase al baño para colocarse una bata mientras esperan al doctor.
—Ponte cómodo en la camilla, por favor. —Pide el mismo hombre al verlo salir.
—Yo te ayudo. —El pelinegro se acerca de inmediato para sostenerlo y evitar un accidente, gesto que Light agradece con una sonrisa.
El doctor hace acto de presencia, saludando a los presentes muy cordial pero sin detenerse mucho en ello para ponerse manos a la obra lo más pronto posible. Aplica el gel y aunque está frío lo único que le importa a Light es la pantalla que está a un lado.
—Parece que tu bebé no se quiere dejar ver —Comenta el doctor, moviendo la sonda despacio a lo largo de la barriga—. Oh no, olvídenlo, aquí está... —Detiene la mano y la pantalla muestra la imagen de algo parecido a un gusano.
—¿Es... —Elle traga saliva, poniéndose de pie despacio y acercándose lo más que le permiten al monitor—... niño?
—Así es —ríe un poco—. Se ve muy gracioso en 3D, ¿no creen?
No recibe respuesta, tanto Light como Elle están procesando la noticia con el corazón a mil. No es como si el sexo les importara demasiado, pero la experiencia de ver más detalles de su cuerpecito mientras escuchan su corazón es increíble.
—¿Quieren que veamos su rostro?
—¡Por favor! —Responde Light de inmediato con los ojos humedecidos, reprimiendo el deseo de llevarse una mano al estómago y acariciar a su bebé.
—Miren, tal parece que me equivoqué, alguien si se quiere dejar ver y está muy feliz por ello. —Detiene la mano de nuevo al captar buena parte del rostro, ojitos cerrados, mejillas redonditas, manitas hechas puño muy cerca del mentón y con una sonrisita pequeña—. Me imagino que el padre va a querer esta imagen.
Tanto el doctor como Light voltean hacia Elle, encontrándolo hecho un mar de lágrimas mientras se restriega los ojos. Lo único que atina a hacer es asentir.
Una vez terminan, el sonografista le pide al castaño que pase a cambiarse mientras él prepara los resultados.
Cuando salen de la clínica Elle abre de inmediato el sobre, como si no pudiera pasar un minuto más sin ver esa imagen. Light aprovecha el momento para sacar su celular y tomarle una fotografía, captando a Elle con los ojos brillantes y abiertos por completo, con una enorme sonrisa mientras observa embelesado la ecografía.
—Tienes la sonrisa más hermosa que nunca haya visto. —Comenta el pelinegro emocionado, llevando una mano hacia la barriga del contrario.
—¿Ah, sí? —Light alza una ceja, formando un puchero.
—Después de la tuya —le acaricia la mejilla, acto seguido se inclina hasta que su rostro queda pegado al abdomen de Light, donde susurra las siguientes palabras como si se tratara de un secreto:— Mentiras, la tuya es más bonita. —Y sella sus palabras con un beso.
oOo
Light camina rumbo a la cama despacio, cada vez le cuesta más dominar el peso que ha ganado y eso que aún le falta un poco menos de cuatro meses. Lleva consigo un álbum de fotos, el cual abre al tomar asiento a la orilla del colchón. El álbum está vacío, algún día tendrá un sinfín de fotos de su bebé, y le parece que la mejor manera de inaugurarlo es agregando en él la ecografía de esa tarde, donde su retoñito les regaló una sonrisa tan bonita. No obstante, al lado de esa imagen agrega una más, una que logró imprimir sin que Elle se enterara cuando volvían a casa. Es la fotografía que le sacó mientras veía la ecografía, el pelinegro sonriendo como si entre sus manos tuviera el tesoro más grande.
—Es un buen hombre, ¿verdad? —Murmura, acariciándose el estómago mientras ve ambas fotografías.
Se queda viendo las fotografías por largo rato, pasando los dedos muy suavemente sobre ellas, delineando con ellos las sonrisas de las dos únicas personas que más adora.
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