Parte única.

Suspira de nueva cuenta, recordando las palabras de su prima, Mimosa, y las de Vanessa. Que le dicen que sea más honesta, en lo que se refiere a sus sentimientos.

Y tiene las ganas de hacerse la desentendida, y reclamar escandalosamente que ella no sabe de lo que están hablando. Sin embargo, las miradas serias de ambas –cuando habló por separado con Mimosa y Vanessa–, la hacen callar y desviar la mirada al suelo, con el rojo cubriéndole las mejillas.

Mimosa toma sus manos y la mira a los ojos, con una sonrisa comprensiva cual madre. Es ella quien le anima más, pues ella ya se había confesado a Asta, siendo sus sentimientos no correspondidos, pero su amistad con el chico seguía ahí; Noelle quiere pedirle perdón por ello, pero Mimosa niega.

- No me pidas perdón, Noelle – le dice, tranquila pero con convicción reluciendo en sus ojos –. De todas maneras, sabía que él no me veía de la misma forma, pero, quise ser honesta. Y aunque no haya pasado nada entre nosotros, no significa que no pueda haber algo entre él y tú.

- Pero... ¿Y si me rechaza también? ¿Y si...?

Y Mimosa reprime una risa que anhela escapar de sus labios, y no es que se esté burlando de su prima. Sino que, a ella, le parece absurdo que Asta le rechace; pues, todos –o la gran mayoría–, han sido testigos de cómo Asta ve a Noelle, y viceversa.

Pero los únicos que no lo sabían, eran ellos dos.

Por eso, le da ligero apretón a las manos de Silva, en señal de apoyo. Y cuando Noelle vuelve a mirarla a los ojos –pues miraba al suelo–, ella le sonríe todavía más –. Yo creo sinceramente, que él no te rechazará, y mucho menos, te odiará, Noelle. Pero no lo sabrás si no lo intentas, ¿No crees?

Un trueno la saca de sus recuerdos, trayéndola a la realidad y al presente; está lloviendo y, no parece que vaya a parar. Lo bueno, fue que trajo un paraguas para ir a casa sin mojarse.

Y cuando está por salir del instituto, algo pasa corriendo a su lado velozmente, sorprendiéndola. Y es sólo en ese momento, que está por decirle a la persona que tenga más cuidado –tanto porque pudo haberla tirado, como porque está mojado el concreto del suelo–, que nota que se trata de él; Asta, quien inútilmente se cubre con su maletín.

Y cuando se da cuenta, ella está corriendo tras él, llamándolo. Y cuando él se detiene y ella también por consiguiente (de milagro, ninguno se ha caído estrepitosamente al suelo), a un metro de él, Asta voltea a verla, confundido para luego sonreírle.

- ¡Oh, Noelle! ¿Qué haces todavía por aquí?

Noelle pasa saliva, sintiendo el sonrojo en sus pómulos y las ganas de ser Tsundere. Sin embargo, ese "Deberías ser más honesta, Noelle" surca por su mente, haciendo que apriete ligeramente los labios y frunza el ceño.

- Y-Yo...

- ¿Mmm?

- ... ¡Te vas a enfermar idiota! – abre el paraguas, y acortando la distancia, cubriendo a ambos de la lluvia (aunque los dos están mojados) –. En serio que pareces un niño pequeño.

Está muy confundido pero al mismo tiempo, le está agradecido. Pues a pesar de que Noelle a veces se comporta así, o tiene esa clase de reacciones –donde una vez, lo mandó a volar y él no recuerda por qué –, sus acciones son genuinas. Él lo sabe.

Y por ello, no puede evitar sonreírle –. ¡Gracias, Noelle! No sé qué haría sin ti.

Ella vuelve a enrojecer, y en lugar de hacerse el cabello para atrás o de presumir que era por ser alguien adinerada, decide sonreírle.

Tal vez es demasiado pronto como para ser más honesta, y confesarle sus sentimientos. Pero de que algún día lo hará, lo hará.

(Sólo el tiempo dirá)

-Traumada Taisho

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