Comenzó siendo un cálido septiembre.

El verano daba su último soplo y la clases se avesinaban.

Mis pantaloncillos cortos hacían fila en mi guardarropa. Los trajes de baño ansiaban ser usados. El bronceado tono de mi piel añoraba lucirse frente a los demás.

¡Ay, verano!
Cómo desearía regresar.

Juventud es sinónimo de belleza. Tal vez por eso todos reviven sus años dorados con nostalgia.

Aún puedo recordar como las amigas de mi madre elogiaban mi delgada figura enfundada en lindos vestidos de playa. Aún puedo sentir la seductora mirada de los muchachos sobre mi cuerpo. Aún puedo pensar en la inocencia que me caracterizaba y en aquellas pinceladas de picardía y coquetería que brotaban en mí.

Desearía haber sido adolescente siempre.

Era tan libre incluso sin tener un verdadero significado de la palabra.

A los quince años era una hermosa muchacha, pero me hubiera gustado haber creído en ello cuando aún tenía esa edad.

-Lis

La espera se ha terminado, ya es treinta y uno lectores míos, el maratón recién comienza :D.