Las horas pasaban, el Sol cambiaba de posiciones, los turistas llegaban y pronto se iban.

¿Por qué tardabas tanto en llegar?

Si existía alguna razón para nunca seguir a mi instinto, era que tarde o temprano, me terminaba traicionando y esa vez, lo hizo de nuevo.

No importó lo mucho que mi corazón latió, o la intensidad con la que mi voz interior me pidió no perder la esperanza, lo cierto es que no apareciste en todo el día, ni ahí, ni en ningún otro lugar.

Vi a tu grupo de amigos, también me escondí del mío.

No quería estar con nadie en esos momentos que no fueras tú.

Algo dramática supongo.

Pero habían pasado tantas aventuras en las últimas 24 horas, que alguna parte de mi sistema, necesitaba una señal que habías sido real.

[Que habíamos sido reales]

Quién sabe, podía haber sido una obra del destino para que me tomara las cosas con calma, para que aclarara mis pensamientos y disfrutara de un momento a solas conmigo.

No debía preocuparme tanto por no verte, pero no podía dejar hacerlo. No sin que me sintiera un poco decepcionada, como si de pronto, era una chica normal de un pueblo rancio sin ninguna historia interesante por esconder.

Y tenía tanto miedo en serlo, que me dejé llevar por las olas del mar.

-Lis.