❝ Nuestros corazones nunca fueron rotos,
éramos tan inocentes, cariño;
solíamos hablar hasta la mañana,
tú y yo...❞

Probablemente, no me recuerdes más, pero he regresado al pueblo y no pude evitar pensar en ti.

Este lugar trae de vuelta lo mejor de los dos. Ya sé que ya no tenemos quince años y que, yo, más que nadie, debería empezar a comportarme como alguien de mi edad; es solo que, me emociono al pensar que es aquí donde nació toda la magia.

Éramos adolescentes cuando el amor besó nuestra coronilla, jugabámos con fuego sin saber de las quemaduras. Eras mi canción favorita de septiembre, ¿y dónde estás ahora?

Me han dicho que te has comprometido, al parecer, también viajas por todo el mundo y tienes un arreglo perfecto para  vivir feliz. Me alegro que hayas encontrado a alguien más, pero espero que ella no te haya hecho olvidarme.

Antes que nada, yo fui la primera en todo de tu vida, ella debería saberlo.

No tengo malas intenciones con esta carta, únicamente quiero regresar el tiempo atrás a ese último verano que estuvimos juntos. Cuando el sol brillaba sobre mi piel, cuando la juventud y rebeldía corrían detrás de mí; cuando la única preocupación que existía en mi vida era si el color rojo quedaría bien sobre mis uñas o si la ropa me hacía lucir demasiado gorda. Quiero revivir aquellos días cuando no temía cantar la canción del momento sin importar lo que los demás pensaran de mí, cuando las emociones escapaban con facilidad y gritaba de euforia en días buenos; cuando regresar a casa cinco minutos después de la hora acordada con mis padres, el mundo se iba abajo e incluso cuando mis amigas me involucraban en macabras travesuras. Deseo recordar lo que se sentía tener hormonas revoloteando por mi cuerpo, cuando mi corazón se pasmaba cuando un chico guapo me veía a mi o cuando decía estar enamorada.

Sé que es mucho pedir, tan solo quiero recordar lo que tener quince años era y lamento si no lo entiendes.

Te quiere,

Lis.