♡Engañado
Yoongi llevaba días que estaba raro con Jimin, días le huía y no lo molestaba cuando se lo cruzaba por la casa o por la calle días le sonreía esporadicamente y otros días lo había atrapado mirándolo con silencio.
Extrañamente Jimin sentía que algo o faltaba o sobraba pero no era normal.
Por eso esa tarde cuando regresó de la casa de Taehyung y se encontró tremenda escena lo mejor que hizo fue escabullirse a su habitación y no querer salir.
Las actitudes de su hermanastro lo confundían mucho. Primero lo besaba, después hacia como que no existía y de ahí llevaba a una de sus chicas a casa, cosa que nunca hacía.
Verlo ahí en las escaleras de la casa parado con una de sus compañeras arrancandole la ropa no fue lo más bonito.
-Déjalo, solo es el raro. -Escuchó a Yoongi decir cuando ella tuvo intenciones de irse. Luego de ello los escucho entrar a la habitación de Yoongi y después se puso los audífonos para no oír más. Suficiente con lo que había visto.
El menor no entendía todo ese torbellino en su interior, Yoongi lo había besado la última vez que se vieron y luego hacia como si nada pasaba. ¿A que jugaba?
Se dijo y se prometió a no sentir cosas por su hermanastro, a no ilusionarse ni tomar nada con ninguna otra intención que no fuera vengarse de él por todo lo malo que le hacía pero a él le era imposible obviar el hecho de que le atraía mucho Yoongi. ¿Cómo había sucedido esto? Pues la respuesta era fácil, desde pequeño sentía una admiración por él.
Aunque se lo negase él mismo, recordaba cosas buenas que había pasado a su lado. Era bebé aún pero desde los 4 años tenía recuerdos bonitos con él como cuando se metían en la cama a contar historias que Yoongi se inventaba para él mientras afuera azotaba la tormenta.
O como cuando lo llevaba en su espalda a caballito por toda la casa mientras el bebé Mimi agitaba sus manitas de felicidad.
Y mucho después cuando comenzó a ver a Yoongi a los 12 años como un niño muy atractivo sabía que lo miraba de manera distinta. Pero no entendía el por qué.
Pero luego ese sentimiento de admiración, amor y cariño hacia él se había sepultado gracias al cambio que hubo en ellos.
¿Cómo se empezaron a odiar tanto? Él no se recordaba cómo ni por qué, solo sabía que ninguno de los dos podía verse en pintura.
Ahora ya de adolescente no podía obviar que Yoongi le atraía más de lo que pensaba y quería admitir y no le gustaba para nada verlo con nadie más pero lo otro que se interponía entre el "sentimiento" que estaba ahí era el desprecio que los dos se tenían.
Se quedó ahí en su habitación sin intención de bajar, tenía hambre pero trataba de ignorarlo.
Su atormentada cabeza lo obligó a recordar a su "yo" de niño que corria detrás de Yoongi sin dejar de reír y subían por unas escaleras atadas a un enorme árbol y llegaban a una casa de madera en el tronco del árbol. -¡Yiyi espérame! ¿Me ayudas a subir? -Estiraba su manita buscando al mayor.
-¡Claro Mi pequeño Mimi, dame la mano!
Era feliz, como nunca había sido y deseo quedarse ahí para siempre.
No supo a que hora se quedó dormido, mientras seguía soñando a los pequeños que se amaban y eran felices, solo sabe que después de mucho tiempo despertó porque sintió unos dedos fríos ser deslizados suavemente por su frente apartando los mechones de su cabello y luego bajar lentamente por su mejilla derecha y rozar suavementes sus labios.
Se asustó ante el tacto frío y abrió los ojos sólo para ver de frente a un Yoongi adulto más asustado que él quedarse de piedra al verse descubierto.
-¿Que estas haciendo Yiyi?
¿Yiyi? Hacia años que no lo llamaba así y se arrepintió de haberlo hecho pero su mente había jugado con el después de haber pasado toda la tarde soñando con él.
El contrario estaba mudo con la cara rosada, agachado a la altura de la cama con los ojos abiertos de par en par.
Parecía como que quería que se lo tragase la tierra.
-¿Co-Cómo me llamaste?
Fue lo único que se le había ocurrido decir al no saber dar una respuesta a lo que el menor le había preguntado.
-Nada, olvídalo. -Jimin se levantó bruscamente, la luz natural que había entrado por la ventana cuando se quedó dormido ya no estaba así que debía ser ya de noche.
-¿Qué haces aquí? -Dijo bruscamente mientras Yoongi también se incorporaba en la oscuridad de la habitación.
-Mmm yo quería... nada olvídalo me largo.
El mayor dio la vuelta decidido a irse y dejar al otro con la incertidumbre pero no contó con que Jimin había estirado la mano para detenerlo.
Pocas veces tenían contacto físico entre sí que sintió electricidad en su cuerpo.
-Dime...
Yoongi dudó por un momento pero luego bajó los hombros derrotado. Total lo había atrapado tocando su rostro.
-Quería saber como estás.
Jimin levantó una ceja sorprendido por la pregunta y más porque esa venía de su peor enemigo.
-¿B-bien? -Dudó en responder.
Ambos ahí callados, en silencio perturbador que casi perforaba los oídos nadie se movió.
Hasta que en la oscuridad uno de ellos se acercó al otro, sigilosamente hasta quedar demasiado cerca.
El menor retrocedió un poco ante el miedo, ¿Yoongi lo atacaría como otras veces había hecho?
Pero no, él no lo atacó más bien lo abrazó repentinamente.
Los brazos de Yoongi lo sujetaron fuertemente y Jimin dudó mucho si devolver el abrazo pero finalmente se rindió y lo abrazo también.
-Perdón Jimin por ser tan idiota contigo.
¿Qué? Sus oídos lo engañaban cierto? Yoongi el orgulloso le pedía perdón a él.
-Yo...no sé
-No importa si no me perdonas yo ya te pedí perdón y eso importa. -Yoongi se alejó lentamente y una de sus manos acarició delicadamente su mentón.
Luego se alejó para irse de su habitación.
¿Qué había sido todo aquello?
Se sentó en su cama aún en la oscuridad, todavía su mente no lograba procesar bien lo que acababa de pasar.
Su corazón latía acelerado sin control.
Mientras Yoongi afuera de la habitación de Jimin sonreía triunfante. Tenía en sus manos el celular del menor el cual había sacado de su bolsillo mientras lo abrazaba.
Debía borrar ese puto audio lo más pronto posible.
"Yiyi" Repitió bajito mientras examinaba el celular en sus manos. Hacia años no oía ese apodo. Su mente quería llenarse de añorables recuerdos ¡No! No podía, no debia sentír remordimiento. Jimin se las debía y tenía que pagar.
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