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Capítulo dedicado a >>> WonderlandE2016

April bajó las escaleras hasta llegar al primer nivel de la casa, la actitud de aquel hombre la tenía confundida, no sabía si sentirse asustada, preocupada, ¿que tal si era un psicópata de esos que al perder el control te matan y luego entierran en algún predio valdío? o, si simplemente sentir lástima, es decir, un hombre mayor, amargado y que aparentemente está solo.

Se sentía culpable porque creía ser la causante del mareo de John, a lo mejor lo que le dije y mis ánimos de pelear lo sacaron de quicio y se le subió la presión o algo así, y ¿si padece del corazón? después de todo es un viejo, no debería ser tan amargado, eso lo mataría más rápido, y ¿si le pido disculpas?, pensó mientras apoyó su menton en una mano con su codo puesto sobre el mostrador.

Pero en ese momento, el sonido de una llamada en su celular la sacó de sus pensamientos, se asustó un poco y cuando reaccionó, abrió su cartera negra, la única que tenía, bueno, la más presentable, sacó su celular y vió quien llamaba, era su novio, Robert Stone.

- Hola Robert -

- Preciosa, ¿a qué hora paso por ti? Estoy cerca y mi entrenamiento en el gimnasio se canceló, tampoco tengo clases hoy.

- Mmm no contaba con que vinieras hoy, ¿te parece si mejor salimos mañana? Son las 2pm, si me esperas hasta las 5, ¿me acompañas al hospital a ver a mi madre?

- Cariño, me encantaría, pero no puedo, verás, tengo que...

- No me gusta molestarte, pero por favor, sería muy importante para mi que fueras hoy, el doctor le dará los resultados a mi madre, sabes que ha estado una semana en observación. Por favor acompañame - suplicaba April con un tono un poco desesperado.

- De verdad cariño, no puedo. Le prometí a mi amigo Ariel que lo ayudaría hoy en la noche con su carro, una promesa es una promesa, ¿lo entiendes verdad April?-

April suspiró y sintió un inmenso dolor en el pecho al escuchar las negativas de su novio ante sus suplicas.

- No lo entiendo, pero...¿eso no importa verdad? Haz lo que quieras.

- Amor, te prometo que mañana pasaré por tí y te llevaré a tu lugar favorito, el Big Ben, nos tomaremos un café, unas cuantas selfies y luego podríamos ir a ese sitio que tú ya sabes. ¿Qué te parece mi princesa?-

Aquellas palabras llenas de falsedad, convencieron rápido a la castaña, ella prefería estar con un patán a quedarse sola, ya se había acostumbrado a él.

- Esta bien, te amo, adios- y colgó.

De repente se sintió totalmente sola, su madre había estado enferma y tenía sospecha de cáncer, no tenía más familia, más que a su novio ricachón Robert, el cuál no la habia acompañado ni una vez a visitar a su madre al hospital en toda la semana que llevaba interna, de hecho ni le había preguntado por el estado de salud de esta.

April y su madre no tenian lujos, su padre había muerto hace 3 años sin dejarles un porvenir, si, murió de cáncer también, desde ese momento ella buscó trabajo y en vano porque pasó un año sin encontrarlo, hasta que vió en el periódico el anuncio de aquella vieja casa de huéspedes.

La castaña estudia en la misma universidad que su patán novio, ella no tiene con que pagarla, tiene una beca gracias a sus calificaciones y alto puntaje en su exámen de admisión, o al menos, eso es lo que ella cree.

Las lagrimas empezaron a caer por su rostro de manera inevitable, pero se las tuvo que secar rápido con un pañuelo que traia en su cartera porque escuchó la escalera rechinar y eso indicaba que alguien estaba bajando.

Era uno de los huespedes, el señor Smith, un hombre de unos 50 años, rubio, tez blanca, ojos cafés y de estatura mediana. Al igual que John bastante reservado, pero sin duda, más cortéz y educado. Vestía con un saco y pantalón azul marino, camisa blanca y cincho negro, se dirigía a trabajar.

- Buenas tardes April, ¿se encuentra bien? - dijo mirando dubatitativamente a la castaña.

- Buenas tardes, si Señor Smith, estoy bien, es solo que soy alérgica al polvo y mis ojos se irritan - dijo la castaña con la excusa más tonta que se le ocurrió y fingiendo una sonrisa, que más pareció una mueca retorcida.

- Si claro, espero te mejores, me voy a trabajar, tengo turno de noche, adios - y el huésped se apresuró a salir mientras April solo se limitó a asentir.

Instantes después apareció el anciano dueño de aquella casa, se acercó a la jóven y sin más la abrazó, después de todo él era como un padre para ella, en el tiempo que tenía de conocerla la había llegado a apreciar como a alguien de su familia.

- Llora lo que quieras pequeña castaña, ¿hoy dan los resultados de Marie verdad?-

- Si, ¿quería pedirle permiso para retirarme antes?, no me siento nada bien, lo compensaré con horas extras por favor - dijo con un hilo de voz mientras seguia abrazada al anciano de cabello grisaceo y las lagrimas corrian sin freno alguno.

- Claro que si, solo te pido que en cuanto tengas los resultados me llames enseguida, y si hay algo con que me puedes compensar, pero te lo diré mañana. ¿ Vendrá a recogerte ese novio tuyo? -

April se separó del anciano y solo se limitó a negar con la cabeza.

- Vaya niña, pero que clase de novio es ese, no te merece-

- Por favor no me diga eso, él me ama, es solo que hoy está ocupado, verá, debo irme, hablamos mañana y gracias por su apoyo - contestó la chica, mientras depositaba un beso en la mejilla del anciano y salía a toda prisa del lugar.

Había tomado un taxi con dinero que Ben le había prestado, su trayecto duró media hora.

Entrar a ese hospital le causaba escalofríos, se le formaba un nudo en el estómago. Llegó a recepción, saludó a la enfermera en turno, para luego atravesar los pasillos que gritaban muerte, hasta el área de observación donde se encontraba su madre, habitación 503.

Cuando entró, el Doctor Stevens ya estaba con Marie Wood, y sostenía unos papeles en sus manos, mientras que la señora de aspecto pálido, cabello castaño y ojos azules, se removia incomoda en la cama con cara de la más degradante tortura.

- Buenas tardes Dóctor -

- April, qué tal, ya tengo los resultados, si me permite los leeré -

Inmediatamente, la chica corrió a sentarse al lado de su madre en aquella cama fría y la abrazó con todo su amor.

- Mamá, quiero que sepas que sea cual sea el resultado, yo estaré siempre contigo, lucharemos juntas, tal y como lo hemos hecho desde que murió papá y ya verás que volveremos a ser ese par de locas que se quedaban viendo películas de terror hasta el amanecer, tú volverás a ser esa periodista elegante por la que todos los pubertos se derriten y... -

La castaña menor ya no pudó emitir más palabras, el llanto le había ganado la batalla, su madre la miraba con una tristeza tan profunda, en lo más hondo de su ser conocía los resultados y le dijo

- Mi niña, lucharé por ti, te amo y si perdiera esta batalla, quiero que seas felíz y que antes de satisfacer a los demás, seas libre tú, que no tengas miedo de dejar algo que te hace daño por costumbre y te atrevas a vivir cosas nuevas, te amo.

- Bueno, les leeré los resultados - dijo el Dóctor Stevens un poco dudoso y suspiró. - Los exámenes no mienten, según ellos, usted Marie, tiene cáncer de mama, es invasivo, fase IV, ha invadido 10 ganglios linfáticos, el higado y está próximo a invadir los pulmones. En verdad no saben cuanto lo siento, será todo un reto, pero los milagros existen. Saldré un momento y enseguida les explicaré el proceso que seguiremos.

April no podía hablar, estaba asustada, sentía un dolor tan punzante en su pecho que en cualquier momento podría explotar y desfallecer, su madre igual, no tuvo más remedio que llorar y aferrarse a su hija, su pequeña castaña.

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Gracias por leer, ¿qué les pareció el capítulo?

Les recomiendo estas historias, no se arrepentiran de leerlas ❤

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