Capítulo IV Tsukino Aoi
Pvo's Aoi
Al pasar las semanas llegó el supuesto día en el cual Sanji iba a llegar.
-¿Aoi-chan?-escuché que un hombre me llamaba.
Me di la vuelta y vi a un hombre de unos 20 años de pelo rubio con un largo flequillo que le tapaba el ojo derecho.
-No puede ser…-abrí los ojos como platos al ver su ceja en forma de espiral.-¡Sanji-kun!-sonreí ampliamente y él corrió a abrazarme haciendo que tirase al suelo las toallas y la ropa que iba a llevar a las habitaciones de Niji e Ichiji haciéndome girar mientras ambos reíamos.
-¡Pero bueno! ¡Mírate! ¡Estás enorme!-reí abrazándole fuerte por el cuello.
-¿Y tú qué? ¡Estás hermosa Aoi-chan!-me iba a quitar el flequillo de la cara pero se lo impedí.-¿Sucede algo?
-No...no quiero que lo veas…-susurré asustada.-Sé lo que harás si llegas a ver mi ojo.
-Aoi-chan...vamos...puedes confiar en mí.-sonrió relajándome y tomé su mano para llevarla a mi flequillo.
-¿No deberías de estar preparando nuestra ropa Aoi?-dijo Niji viéndonos con una sonrisa malvada.-¡Date prisa! ¡Quiero ir a comer!
-Ahora mismo os doy vuestra ropa Señorito Niji.-sonreí falsamente.-Fue un placer verte Sanji-kun.-le sonreí tiernamente y volví a mis quehaceres.
-Tú también deberías cambiarte de ropa Sanji.-dijo Ichiji sin expresión alguna en su voz volviendo a caminar a su cuarto.
-...- Sanji no dijo nada pero hizo lo que le había dicho de mala gana.
No quise meterme en el asunto y fui a darle la ropa a Niji y a Yonji yendo a sus cuartos, al llegar a la de Ichiji me paró antes de irme.
-Ten.-dijo seco y me extendió mi foto arreglada con celo.
-Oh…gracias…-dije mirándolo con mala cara.-Que asco…mira déjalo. Tú y yo jamás nos llevaremos bien, jamás.-dije mirándole mal.-A tí no te creo ni una sola palabra, ni siquiera sabes cómo se siente estar arrepentido. Tú no lo estás.
-¿Y tú estás arrepentida?-vi como alzaba su ceja.-Que risa.-empezó a reírse.-No me hagas reir anda.-dijo serio de repente.-Eres una inútil sirvienta que ha perdido a su hermana pequeña, y punto.
Lo abofeteé con fuerza con los ojos aguados.
-¡Mejor ser eso que un monstruo sin sentimientos como tú!
Sentí como me miraba de mala gana.
-Eso tú no lo sabes para nada.-dijo secamente pero me fui de allí yendo al cuarto de Sanji a darle la ropa pero rompí a llorar cuando entré en su cuarto.
-¡¿Aoi-chan?!-dijo preocupado y fue a mi lado.-Oe…¿qué pasa preciosa?
-Nada Sanji-kun...-sonreí con sinceridad.-Nada que nunca me haya pasado. Ten. Te traía la ropa de recambio.-sonreí.-La comida estará en seguida así que por favor no tardes,¿sí?-sonrio tiernamente.
-No.-me sujetó de la muñeca.-Aoi-chan, dime, ¿quién o qué te ha hecho llorar?-saqué mi foto y se la di.
-E-Ella…e Ichiji…ella es mi hermana pequeña…Koemi y el idiota de Ichiji, me rompió la foto y…me dijo que estaba seguramente muerta…-me lleve una mano a la cara para que no me viese llorar.-Yo siempre he pensado que ella...ella está viva. No quiero pensar que me he quedado...sola…-lloraba.
-Oye…no te escondas…-vi como entristecía y veía la foto y luego se quedó pensativo.-Esos ojos…Aoi…ese azul me suena de algo…-fue al cuarto donde antiguamente trabajaba Judge buscando piratas y tal, y encontró en especial un cartel de se busca.
-¿Qué es Sanji-kun? ¿Un pirata? Para qué quiero verlo…son todos asquerosos, debes arreglarte, te tengo que dar una foto de tu futura esposa…
-¿Cómo se llamaba tu hermana?
-Koemi...Tsukino Koemi....¿por qué?-me dejó pasar al cuarto y me senté algo decaída.
-Deberías entonces ver esto…ahora ya se como te apellidas.-sonríe levemente.-My lady Tsukino.-sonrió de forma caballerosa y cogí el cartel.
Me sonrojé por cómo me había llamado.
-Sanji, mira te respeto mucho, pero…-suspiré.-Creo que es hora de que acepte la realidad y acepte que...estoy sola.
-Aoi, si no miras eso jamás sabrás lo que te quiero decir, ¿acaso crees que jugaría con una cosa tan delicada para tí para hacerte daño?-vi su mirada, ¿acaso debía mirar aquel cartel?
-Sé que tú no.-sonreí levemente y al ver el cartel abrí los ojos como platos.-M-Mi hermana...ella…-caí sentada en la cama.
-Así que es ella…-sonrió a lo que le miré sorprendida.-¡¿La conoces?!-negó con la cabeza.
-No…¡me parece una mujer atractiva eso sí!-reí al verlo con corazones en los ojos.-Pero no, lo siento Aoi-chan.-volvió a su normalidad.-Pero…he oído que es bastante fuerte.-señaló la recompensa.-Si quieres saber más…-encendió su mechero para fumarse un cigarrillo.-Por desgracia tendrás que preguntar al estúpido de Judge por más información.
-¡Antes muerta Sanji! ¡A ese no le voy a pedir nada! Me levante con el cartel en la mano.-¡Ni loca! ¿Por qué no…-sollocé.-¿Por qué no me fui cuando tuve que haberlo hecho? Kusso…
-No podías haberte ido…era demasiado arriesgado…-me sujetó de los hombros.-Quería jugármela yo por si moría a que te pasara algo a tí…así al menos Reiju te podía cuidar...mira, si quieres, pregunta a Reiju, deberá saber algo aunque sea.-sonrió y me limpió las lágrimas.-¿Te parece? Yo tengo ya bastante con volver con mis nakamas.
-Aunque Reiju me contase algo yo solo soy una sirvienta aquí Sanji. Estoy feliz con saber que ella sigue con vida.-me resbaló una lágrima.-Arréglate y baja pronto a comer. A tu padre no le gusta la impuntualidad.-besé su mejilla y salí de ahí.
-Me da igual lo que le guste o no…-suspiró y salió de allí.
Al menos ya sabía que mi hermana estaba viva pero…¿dónde estaría? Me preguntaba esa misma pregunta una y otra vez hasta que me choqué con Reiju quién estaba corriendo.
-Reiju…digo, señorita Reiju, perdóneme, estaba…pensando en otra cosa perdona...
-Da igual Aoi, Koemi, ¿es tu hermana no? Una Tsukino como tú, he escuchado a mi padre, ella…trabaja a las órdenes de Big Mom, la madre de la futura esposa de Sanji.-dijo con una gran sonrisa mirándome.
-Pues...que bien.-trate de sonreír.-Al menos se que está protegida. Con su permiso iré a servir la comida.
-Demo…¡Aoi! ¿No estás feliz de que la vas a ver?-dijo confusa.
-Seamos realistas por un segundo, tu padre jamás me dejaría salir del reino.-suspire.-Soy feliz con saber que ella está viva.-mentí.
-No se te nota, tú quieres verla…ambas sabemos que luchas…plántale cara, dile que no eres una sirvienta, que eres más que ese papel, que eres una guerrera, ¡Y demuéstrale quien eres de verdad! Así sí te dejará y sino…hazlo por Koemi y por Sora…-dijo el nombre de su madre con pena, aún la añoraba, no le decía que no, yo la echaba de menos también.
-Con permiso Señorita Reiju.-me incliné un poco y salí de ahí para después ir a servir los platos en la mesa de los hermanos.
Cuando estuvo todo listo y todos estaban sentados comiendo me quedé apoyada en la pared mirándoles por si necesitaban algo.
-Padre, Aoi tiene una hermana, y al parecer trabaja con Big Mom, por si la permitieras dejar que viniera con nosotros para que pudiera verla.-habló Reiju cosa que me sorprendió, Ichiji me miró asombrado, ya que se veía por su ceja levantada.
No dije nada y seguí escuchando para ver cómo seguía la conversación. Aunque probablemente sabría cómo iba a acabar...quedándome yo aquí…
-¿Y qué haremos con una simple sirvienta? ¿Pasearla como si fuera un perrito?-rió a carcajadas junto con sus hijos menores excepto Ichiji, Sanji y Reiju.
-No. Llevaríamos a una gran guerrera.-de repente se quedó todo en silencio.
-¿Esa? ¡Por favor! Solo serviría para otras cosas más...privadas.-rió Yonji.
-Te podría vencer idiota.-se me escapó y me tapé la boca.
Todos se me quedaron mirando.
-¿Ah sí? Demuéstramelo, ah no, espera, que sino te rompes una uña.-rió levantándose.-Si gano me tendrás que hacer un trabajo, ese para lo único que sirves.-se lamió los labios.-Y si por algún casual me ganas, vendrás con nosotros para, ver a tu querida hermanita-se burló.
-Acepto, imbecil.-me crucé de brazos delante suyo.-Esta tarde en el campo de entrenamiento. No llegues tarde no vaya a ser que piense que te has rajado, gallina.
-Yo jamás me rajo, espero que tú no llegues tarde después de tu sesión de manicura después de fregar platos.-me sonrió con burla.
-Tranquilo Yonji.-sonreí con malicia poniendo una mano en su hombro y después dándole un puñetazo en su estómago que lo dejó en el sitio.-Que no llegaré tarde. Ale, que vaya bien.-sonreí y me fui a cambiar.
-Hija de…se va enterar ahora en un rato…-escuché que gruñía esas palabras.
Al pasar el tiempo ambos llegamos puntuales al campo de batalla, tenía que ganar, por Koemi, por volver a ver esa sonrisa de esa…esa sonrisa de una niña pequeña e inocente.
-Veo que no te has rajado.-sonreí con malicia llevando un traje de soldado del germa con los dos 6 a la espalda pero antes le había hecho unos ajustes para que no me quedase gigante la ropa.
-Ni tú al parecer…pero haré que te arrepientas de haberme retado.-activó su traje.
-Eso habrá que verlo.-ambos nos preparamos para luchar.
Era todo o nada, así que tenía que dar lo mejor de mí. Koemi, espérame allí, pronto nos volveremos a ver.
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