Capítulo II Tsukino Aoi
Pvo's Aoi
Como ya venía siendo normal en mi día a día, me levantaba y me alistaba con mi uniforme de sirvienta para ir a despertar a los señoritos Vinsmoke. Me terminé de arreglar el pelo para que no se viese mi ojo blanco, no sin antes maquillarme el ojo para que no se notase la leve cicatriz que tenía.
Suspiré al verme al espejo. Siempre que me veía recordaba la paliza que me dio Vinsmoke Judge cuando era una niña de 5 años de edad.
-¿¡Pero qué le has hecho Judge!?-exclamó Sora-san escondiéndome detrás suyo.-¡Solo es una niña pequeña!
-¡Así aprenderá a no ser una debilucha como el fracaso de Sanji!
-¡Prefiero que se quede aquí conmigo que vuelva contigo! ¡Salte!-se la veía muy agitada y enfadada, cosa que en ese momento me sorprendió ya que ella siempre había sido todo sonrisas y calma.
Judge gruñó molesto y salió azotando la puerta. Sora-san suspiró aliviada y se giró a verme.
-Tranquila, ya se fue.-me sonrió maternalmente acariciando mi cabeza.-A partir de hoy te quedarás aquí conmigo.-Judge ya no te volverá a molestar más.
-Es una lástima que todo haya acabado así desde que usted se fue Sora-san.-suspiré tomando una foto en la que salía con ella y uno de sus hijos, Vinsmoke Sanji.-Que bien hiciste en dejar el Germa, Sanji-kun.-sonreía y salí de mi cuarto para ir a despertar a los cuatro Vinsmoke empezando por el más joven.
-Buenos días Señorito Yonji.-entré al cuarto y abriendo las cortinas para que el sol iluminase la estancia.
-¡Aoi vete a la mierda!-gruñó Yonji tapándose la cara con las almohadas.
-¡Deje que arriba!-le pateé mandándole de cabeza a la bañera.
-Algún día te llevarás tu merecido!-gritó el peliverde todo mojado y lleno de espuma y jabón.
-Sí, sí, lo que tú digas. Te quiero ver abajo en 15 minutos para tu desayuno familiar.
Después fui a despertar a Niji y seguido a Ichiji para así después con una sonrisa salir a despertar a Reiju. Era la única con la que me llevaba bien en esta familia.
-¡Señorita Reiju! ¡Buenos días!-sonreí y le abrí las cortinas para después dejarle listo el baño.
-Aoi…sabes que conmigo la señorita sobra.-rió un poco mirándola.-¿Cómo te han recibido los idiotas de mis hermanos?-dijo suspirando y levantándose.
-Igual que siempre señorita Reiju…de mala gana, pero no se preocupe, sabe que paso de sus comentarios, el único que me trata decentemente es el señorito Ichiji.
-No te creas, es muy borde.-se cruzó de brazos.
-Bueno, pero no es peor que el Señorito Niji o el Señorito Yonji.-rió un poco.
-Touche querida.-río levantándose dirigiéndose al baño.-Puedes irte ya, ya puedo yo sola, no necesitas estar detrás mía siempre mujer.-reí.-Descansa anda.
-Ya sabes.-suspiré.-Órdenes de tu padre. Iré preparando la mesa del desayuno.-sonrió.
-Oh…entonces nada.-suspiro y cerró la puerta del baño.
Fui a la cocina y cogí los platos para llevarlos a la mesa junto con otra cocinera.
-Vaya, vaya, ahí está Aoi.-escuché la voz de Yonji.-Aún te mereces tu castigo por despertarme de esa forma.-gruñó.
-Déjala en paz, al menos te ha despertado, luego eres tú el cómo se lo agradeces.-habló Ichiji serio.-Aunque solo sea una simple sirvienta.
Suspiré al oírles y seguí con mis tareas.
-Igual de críos que siempre.
-¿Ja? Oye, ni se te ocurra hablarnos así, ¿o acaso te tengo que recordar quiénes somos?-me amenazó Niji esta vez.
-No tenéis por qué, tiene la razón, sois críos.-rompió la tensión Reiju.
Me fui a buscar los desayunos con una pequeña sonrisa en el rostro habiendo ganado esta batalla.
-Tú defiéndela…ya verás como se llevará su merecido.-dijo Yonji sentándose en la mesa junto con sus demás hermanos.
Volví con los desayunos y fui sirviéndolos uno a uno terminando con Ichiji sin borrar mi sonrisa.
-Esto es un asco de desayuno, ¿y mis tortitas y mi café? Y no unas tostadas y zumo.-me lanzó el plato.
-Oe.-se escuchó la voz de Ichiji parando el plato.-Si haces eso, me vas a manchar a mí también, si lo vas a hacer, que no esté en medio.-me miró seriamente.-Lo he hecho por mí que conste.
-Lo sé. De ti se que jamás saldría una buena acción.-fruncí el ceño.
-Bien haces.-dijo cruzado de brazos.
-Ya basta, dejadla en paz, desde pequeña siempre ha estado a vuestro servicio, al menos debéis tenerla un mínimo de respeto.-habló mi amiga.
-Tú lo has dicho, debemos tener, pero no queremos.-rieron Niji y Yonji.
-De estos niños malcriados no quiero ni el agua.-dije recogiendo sus desayunos.-Y como veo que no los queréis me los llevo. Qué os vaya bien el día.
-¡OE AOI!-dijo Niji levantándome la voz.-Ni se te ocurra hablarme así.-sentí como tiraba de mi brazo y me tiraba al suelo.
Caí al suelo con todos los platos y uno me cayó en la frente haciéndole una brecha en el lado que tenía el flequillo.
-¡Reiju no! ¡Tranquila!-vio que le iba a levantar el flequillo.
-Mírate… -Niji me quitó el flequillo y dejó ver el ojo blanco.-Eres un bicho raro, así que, nos haces caso y, como sirvienta que eres, nos tratas con respeto.
Me picaban los ojos. No lloraría. No delante de ellos pero fue aún peor cuando recibí una patada de Niji en la cara mandándome a la pared tosiendo intentando respirar.
-¡AOI!-escuché la voz de Reiju y sus pasos acercándose a mí. Lo que me sorprendió fue a Ichiji levantarse al verme chocar.
-E-Estoy bien…-me levante.-No te preocupes.-sonreí con el labio roto.
-Ven…hay que curar ese labio.-dijo preocupada pero se abrió la puerta, el que faltaba.
-Hija, tú no vas a ir a ninguna parte, no eres su sirvienta, ella lo es, se puede apañar.-dijo Judge yendo al trono del salón.
-Tranquila Señorita Reiju. Yo me las puedo apañar sola. Estoy acostumbrada desde niña.-sonreí como pude.
Era mentira, no aguantaba por las noches y me derrumbaba a llorar por el maltrato, no podía huir tampoco, no sabría a dónde ir. Al llegar a mi cuarto limpié la sangre de mi labio y vi aquella foto, lo único que tenía y que me quedaba de mi familia, mi hermanita pequeña.
-A saber dónde estarás ahora hermanita, pero ojala que te encuentres bien y hayas encontrado a alguien que te cuide bien…-suspirė y guardé la foto y me senté en el suelo a llorar.
Escuché como abrían la puerta, cosa que me sorprendió y vi al señorito Ichiji.
-Oe, ¿todo bien?-dijo secamente.
-¿Y a tí tí tí qué importa?-respondí borde.
-Si te pregunto será por algo mocosa.-dijo con tono borde y vio mi foto ya que la cogió.-¿Y esta? -dijo mirándome.
-Ya estás soltando eso ahora mismo.-me levanté asustada.
-Responde.
-Es una foto de mi hermana pequeña. No la veo desde que tenia cuatro años…-suspiré triste.-No se ni donde estará.
-De seguro está muerta.-oí como rompia la foto.-Deja de pensar en chorradas y vuelve al trabajo.
Abrí los ojos como platos al ver la foto echa añicos y le pegué una patada a Ichiji en todo el estomago mandándole a la otra punta del pasillo. Nadie lo sabía, pero yo entrenaba cada noche por mi cuenta.
-¡TE ACABAS DE LLEVAR UN PASE DIRECTO A LA OTRA VIDA!
-Maldita niñata…-fue a por mí y me agarró del cuello estampándome contra la pared mientras pataleaba.
-¡SUÉLTAME PARA QUE TE DE UNA PALIZA! ¡Déjame en paz! ¡Eso era lo único que me mantenía alejada del suicidio!-ambos peleabamos como si fuéramos críos hasta cierto punto en el que ya no me importaba que se viese mi ojo blanco.
-Pues ahora te pienso dar la oportunidad de morir y no tener que suicidarte.-me hizo una llave y estaba contra la pared y él enfrente mía ahogándome.
Intente forcejear para que me soltase pero luego deje de hacerlo y deje que me ahogase. Koemi...lo siento tanto hermanita...lo siento…
-O-Onee-chaaaaaaaaaaaaan.-mi hermana lloraba y fui corriendo a abrazarla.
-¡Hermanita!-la cogí en mis brazos.-Tranquila solo te has caído…tu hermanita ya está aquí.-besé su mejilla.
-Lo siento… Koemi…-dije con dificultades y me quejé cuando apretó mi cuello y de repente me soltó haciendo que tosiera.
Miré a Ichiji con odio por lo que iba a hacer y por lo que hizo.
-Esto...-me levante.-Jamás te lo perdonare.-Menos mal que tu madre ya no está aquí, que en paz descanse.-me sacudí el polvo y me fui de ahí con la cabeza en alto.
-¡Onee-chan!-mi hermana gritaba llorando suplicando mi ayuda mientras estaba en medio de las llamas.
Intenté ir a por ella pero el techo se cayó.
-¡Koemi, corre! ¡Vete a la orilla a nuestro sitio favorito!-lloraba pero sonreí teniendo un poco de esperanzas.
Ese fue la última vez que la vi, saqué la foto rota y lo apreté rabiosa por lo que Ichiji había hecho.
-Hijo de…
El único recuerdo que me quedaba...roto...como yo.
-Koemi…-susurré con la voz rota y las lágrimas mojando los trozos rotos.
-¡Aoi!-Reiju corrió hacia mí.-Aoi…-me limpió las lágrimas.
-Déjame…-sollocé apartándola y dejando caer los trozos de la foto.
Ella se agachó y vi como se sorprendí al ver la foto.
-Esos ojos…-dijo pensativa.
-¿Qué pasa con los ojos de la pequeña de la foto?
-¿Eh?-me miro.-No...nada…solo que…me suena su cara…en un cartel de se busca…déjalo, serán cosas mías.-suspiró.-¿Sabes quién va a volver?-me miro sonriendo a lo que yo negué.-Sanji.
Abrí los ojos como platos.
-Pero…le han obligado a casarse por la fuerza con una hija de la familia del Yonkou BigMom.
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