SU0°C: SUNSET OF BLOOD
Aún cuando la música continuaba reinando en el salón de baile del hotel Kyomi Hall, las conversaciones habían remitido lo suficiente para ser testigos de un nuevo capítulo en la saga de dramas que protagonizaban los Min.
Yoongi en especial, era uno de los más afectados cuando el rostro del pasado se materializaba en las hermosas facciones de Jung Hoseok.
—Se acerca un vendaval peor del que sacude a la isla…
Había sido la observación de Jungkook y no podía estar más de acuerdo en aquel punto, cuando minutos atrás había reconocido al grácil modelo en dirección a su jefe.
Ni siquiera su pobre acompañante podría frenar al chico que tenía la facultad de espolvorear el aire con pólvora e incomodidad a partes iguales.
—¿Cómo rayos pudo registrarse cuando tiene prohibida la entrada a cualquiera de nuestras instalaciones?
Murmuró Yoongi en dirección a su mano derecha, pero era demasiado tarde como para hacer control de daños.
La máscara de frialdad y circunspección que acostumbraba a salvarlo de filtrar su verdadera naturaleza se ajustó aún más.
—Gigi…
Saludó Hoseok como si la historia que compartieran no fuera ni la mitad de infernal que el desastroso desenlace con el que casi había terminado. Yoongi endureció la expresión.
—Hoseok, la última vez que nos vimos creí haber sido claro en cuanto a nuestras normas. Colocar explosivos en uno de mis depósitos dejando notas eróticas no es algo que se olvide.
—¡Por favor, Gigi! Ya conoces mi sentido del humor… Además… qué sería de la vida sin un pinchazo de emoción…
La falsa jovialidad del castaño se deslizó sobre el semblante ajeno. Por alguna razón, la temperatura en la estancia comenzó a declinar, mientras las voluntades colisionaban en otra guerra de pareceres.
—La emoción y la locura tienen sus distinciones—terció Yoongi con amargura—Aunque he de remarcar que me alegra verte recuperado.
Hoseok esbozó una sonrisa genuina ante el pequeño cumplido. La imagen del chico perdido con las muñecas sangrantes desfiló entre los alfas que lo rodeaban. Taemin, que hasta el momento se había mantenido en silencio, rodeó la cintura del castaño.
—Hoseoki… ya has saludado suficiente… deberíamos…
—Aún no le deseo la enhorabuena a Park.
Cortó el castaño, ganándose el ceño fruncido de Yoongi.
—Min… Jimin es mi esposo. Por tanto has de referirte a él de esa manera—La escueta distancia que separaba al alfa del omega se esfumó—Más te vale estar lejos de él si sabes lo que te conviene…
Para el observador la cercanía entre aquellos sería comparable a la de dos amantes antes de compartir confidencias, cuando el tono velado de la amenaza en la voz grave de Min lo explicaba todo.
Para Min Jimin el intercambio que atrapaba miradas en medio del salón tenía otros matices. Una llamarada azul como el lienzo tormentoso de sus ojos en respuesta al instinto de marcar a su alfa y aislarlo del resto de la multitud.
Una flama con el nombre de los celos se filtró en su armoniosa voz antes de incorporarse al círculo donde su esposo y aquel desconocido estaban.
—Buenas noches… Yoonie, cariño… ¿Serías tan amable de presentarnos?
Hoseok se irguió en toda su estatura al reconocer el tono de su objetivo. Taemin reprimió un gruñido mientras intentaba impedir un desastre descomunal.
Jimin, por su parte, se detuvo en los rasgos de su adversario. Cabello castaño pulcramente peinado hacia atrás. Ojos verdes como un bosque en primavera, figura esbelta pero con las curvas adecuadas.
Todo formas, proporciones, elegancia y aroma a mandarinas. Joder, sin dudas una opción deseable para el alfa que los unía en aquel instante.
—Jung Hoseok, señor Park. Déjeme decirle que las fotos no le hacen justicia… Usted luce más frágil de frente a frente…
Una mano cubierta por una guantilla de cuero en tonos plateados, tal como su traje de noche, atrapó la pequeña y delicada del omega pelirosa.
Jimin pudo percibir toda la ponzoña detrás de esa sonrisa de imperceptibles hoyuelos. El apretón de las falanges del contrario sobre las suyas, pregonando una declaración de guerra que ni siquiera la hipocresía social podría salvar. Los ojos azules del omega se movieron de Hoseok hacia su marido.
—Min… ahora es Min Jimin. Sigo esperando una introducción por parte de mi esposo.
Hoseok estaba cerca de desplegar el discurso que había anhelado desde que la noticia del compromiso de Jimin y Yoongi se había anunciado.
Cerca, porque en ese justo instante, los acordes de una melodía envolvente fueron la apertura perfecta para que la punta de aquel triángulo se pronunciara en favor de la sensatez.
—No puedo presentarte el pasado, querido mío. Es nuestra canción, con permiso.
Jimin parpadeó cuando su esposo literalmente lo arrancó de la presencia de Jung. Los acordes de violines y guitarra narraban la cadencia de un tango mientras Hoseok parecía haber abandonado su cuerpo para fulminar con la mirada al hombre que por desgracia aún movía su corazón.
—Hoseoki… es hora. No permitiré que te lastime más.
Una risa carente de sentido flotó alrededor del omega de orbes verde mar. Taemin intentó en vano hacerlo cambiar de opinión para que abandonara la pista. Jungkook confirmó algo en el auricular antes de dirigirse hacia ellos.
—Debería tomar el consejo de su acompañante. No hay lugar para usted en este sitio, señor Jung.
—¿Y a ti quién demonios te dio la palabra, marioneta?
—¡Hoseoki!
—Señor Jung, se lo ruego. Ya es suficiente con que no lo hayamos dirigido fuera. No arruine su carrera más de lo que ha hecho.
—Tú… ¡Suéltame, Tae!—se quejó el joven castaño mientras era levantado en volandas por su acompañante—¿Qué no ves que eso es lo que quieren? ¿Acaso es un pecado decir la verdad en medio de este nido de cobras? ¡Escucha bien, Park Jimin….! ¡Estás maldito desde el segundo cero de este matrimonio! ¡Espero que recuerdes mis palabras cuando la máscara de tu querido esposo caiga! ¡Veamos qué dices cuando conozcas la naturaleza de su oscuridad!
—Seguridad, por favor…
Espetó Jungkook por el auricular que se ajustaba a su oído derecho. A esas alturas, las miradas caían con pesadez sobre el berrinchudo omega que iba sobre el hombro de Lee Taemin.
Una de aquellas expresiones recelosas era la de Min Jimin mientras describía otra figura en brazos de su marido.
—¿Quién es él? Y por favor ahórrate las mentiras. Es obvio que tuvieron algo.
Murmuró el omega cuando la melodía del tango acercó su grácil figura a la del alfa más pálido. Yoongi apretó los dientes.
—No es relevante si no te lo quiero contar.
—No es eso lo que parece cuando acaba de amenazarme en público.
—Tu seguridad es parte del paquete. No arruines la noche con preguntas que no tendrán respuesta, angelito.
Ahora fue el turno de Jimin de apretar los dientes y girar dos veces hasta que su espalda desnuda chocó con el firme pecho de Yoongi. El alfa no se privó de enterrar su nariz en el punto donde su omega expelía ondas de fresa y tonos picantes.
—Supongo que Namjoon hyung tenía razón cuando me advirtió del valor del mercado. La pregunta es si estás dispuesto a mantenerte en tus trece. Así que vas a decirme ahora… cómo demonios tu ex amante terminó invitado a la fiesta después de nuestro casamiento.
—Jimin…
El gélido tono de advertencia de Yoongi llegó con la última maniobra de la canción. La pierna de su adorable esposo se entrelazó a la suya y si Yoongi no estuviera al tanto del estado nulo de la vida sexual de su chico, bien podría decir que era experto en el arte de seducir.
—Tú decides, lo escucho de tu boca o encuentro la verdad en otro. Ya sé… quizás tu amigo Siwon esté dispuesto a proporcionarme la información adecuada…
La sonrisilla autosuficiente de Jimin apretó el botón adecuado en el alfa. El agarre en la cintura del omega se hizo casi doloroso cuando Yoongi le espetó parte de la furia que hervía en sus venas sobre los labios.
—Por encima de mi cadáver. Tenemos que hablar en privado…
—Pero…
Jimin fue casi arrastrado hacia una esquina del salón que no había visto. Las sombras de la tormenta condujeron a un nuevo espacio abovedado donde los espejos parecían burlarse de él.
El sonido de una puerta cerrándose después que el omega se acostumbrara a la oscuridad quedó amortiguado por un grito de sorpresa cuando los brazos de Yoongi se alinearon a su cintura.
Labios codiciosos buscando una válvula de escape a tanta tensión, manos obscenas camino a su trasero o el hecho de probar la sangre en la boca ajena cuando Jimin luchaba por mantener su punto de vista sobre su marido.
—¡No me distraigas con tu cuerpo…!—Protestó el omega cuando la presión de sus caninos en el labio inferior de Yoongi dejó de ser placentera. Los espejos de la habitación reflejaron el cielo ahora calmo de Kyomi. La extraña terraza donde se encontraban tenía la capacidad de reflejar el exterior hacia dentro—¡Deja de tratarme como un juguete!
—¡Tú deja de provocarme cada dos segundos! ¿Qué demonios te cuesta seguirme el rollo y obedecer?
Bramó Yoongi, y Jimin no se contuvo de alzar la mano para abofetearle otra vez. Solo que el alfa fue más rápido. Anticipando el golpe hasta enlazar su mano a la del testarudo omega.
—Te lo dije ese día. No voy a permitir que te salgas con la tuya, por muy dulce que sea la promesa de poseerte.
—¡Eso es lo que no entiendes! Merezco saber quién es el enemigo cuando es obvio que caminas sobre fuego ¿Dime cómo se supone que aprenda a conducirme cuando solo quieres que sonría y siga adelante? ¡No puedo creer que seas tan tonto!
Una furia pelirosa de labios voluptuosos con olor a fresa estaba frente a Yoongi, forcejeando por su espacio y sus decisiones. El autocontrol del alfa se hacía añicos por segundos, mientras su esposo intentaba razonar. Yoongi sonrió.
—Vale, ¿quieres información?—Jimin enarcó las pobladas cejas. El brillo malicioso en los ojos color atardecer del alfa se intensificó—Quítate la ropa…
La expresión horrorizada de Jimin valía más que mil palabras. Su intento de patearle las bolas al alfa, se quedó allí cuando este lo acorraló contra uno de los espejos.
—Tramposo… hijo de…
—Shhh… no ofendas a tu difunta suegra, cariño ¿Qué esperabas? En un negocio ambas partes deben tener basa para intercambiar. Te contaré quién es Hoseok, la versión real y que debe interesarte, en cuanto te quites esa cosa que llamas "traje."
—No soy tu puta Yoongi… tengo principios como para caer en tu chantaje…
Jimin rumió aquello mientras su esposo le mordisqueaba la franja de piel que la gargantilla de su traje dejaba libre en el cuello.
—No eres mi puta… en eso te doy toda la razón. Eres mi jodido esposo y sé que también me deseas… de lo contrario no estarías así de caliente. Solo mira cómo crecen tus pezones cuando te toco, cariño….
Jimin siseó antes de percibir la boca de su esposo por encima de la delgada tela de su camisa. Las dos correas de cuero que le ceñían el pecho no ayudaban apaciguar la sensación de fricción que le incendiaba la piel. Nuevamente intentó patear a Yoongi, solo para recibir su carcajada ronca y ser girado de frente al espejo.
—Acéptalo, pequeño provocador. Te derrite cuando te toco así. No quiero ni imaginar cómo será cuando me hunda en ti…
—¡Maldito!
Musitó Jimin con todo el veneno que pudo, mientras sentía los dedos de Yoongi en la cremallera de su traje. La delicada espalda del omega fue liberada con el frufrú de la seda hasta que un charco de tela oscura, cual ala de mariposa, estuvo a sus pies.
A excepción de las tiras de cuero que se unían al collar desde la cintura hasta la elegante garganta, Jimin no llevaba nada más. Yoongi tragó duro ante la visión de su esposo casi desnudo.
El ligero temblor que movía la espalda del chico se convirtió en una especie de ataque mientras las lágrimas hacían su aparición.
—Ángel… yo…
—¡No, no te atrevas a decir nada!—Jimin apartó las inútiles muestras de vulnerabilidad que le nublaban el campo visual—Quizás el propio Hoseok pueda ayudarme a comprobar el hecho de que me casé con un monstruo sin corazón…
Con la dignidad que le quedaba, el omega pelirosa intentó subirse el traje hasta la cintura. Un golpe proveniente del exterior puso en alerta a Yoongi, que aún procesaba la nueva herida que acababa de infligir en el alma a su esposo.
—Siento interrumpir, señor. Pero estamos por publicar los resultados de la colecta y Lisa precisa que…
—En un momento estoy con ustedes. Gracias por venir avisar, Bangchan.
La respuesta enérgica de Jimin quebró cualquier cosa que tuviera que decir el aturdido alfa que le bloqueaba la visión al jefe de seguridad de Kyomi Hall. Solo un rastro rojizo en torno a sus bellos ojos atestiguaba el hecho de que había librado otra batalla contra el hombre que por desgracia acaparaba su insensato corazón.
—Jimin…
Empezó Yoongi, pero el aludido sólo lo fulminó con la mirada antes de entrelazar su mano a la suya y arrastrarlo hasta la salida. El silencio a veces puede arrojar más luz que el peor de los escándalos.
Yoongi experimentaría en carne propia esa máxima en lo adelante. Su esposo aprendía muy rápido. De eso no podía tener dudas mientras una nueva capa gélida se añadía a la máscara social del omega pelirosa.
—Señoras y señores, el momento cumbre de la velada ha llegado ¡Conozcamos el aporte total de la colecta en Kyomi Hall!
La presentación de Lisa, fue recibida con una oleada de aplausos y flashes en dirección a los Min. Ambos cubiertos de hielo mientras se estrechaban las manos y sangraban por dentro.
Ambos al pie del ocaso escarlata en el que suele vivir la mafia cuando te acostumbras a mentirte a ti mismo.
🥂
•SEOUL UNDER ZERO•
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top