━━━Capítulo 06 | Amables

Song Kang lo tenía agarrado con suavidad de la cintura como toda una pareja, era agradable y lo hacía sentir bien ese toque. Seojoon podía ver a su madre girar su vista de lado a lado en el pasillo, mirando las elegantes decoraciones.

Estaba asombrada y se notaba a leguas en su rostro, él también lo estaba, nunca había visto tantas cosas bonitas ni costosas, a veces envidiaba eso, pero no se quejaba de la forma en la que había vivido.

—Es aquí —la voz del alfa lo sacó de sus pensamientos, alzó la vista para mirarlo a los ojos, este solo le sonreía levemente, se podía notar el orgullo y satisfacción en sus ojos ámbar—, mis padres están al otro lado de la puerta, esperando por nosotros, estoy seguro que les caerás bien, cariño.

Pudo escuchar un pequeño chillido de su madre, tragó saliva y asintió no muy seguro ante las palabras del azabache. Kang les abrió la puerta, en la que se habían detenido, dejando ver el lugar interior, era diferente y al mismo tiempo parecido al sitio en donde estuvo su madre.

Vio a dos personas sentadas en unos sofás costosos tomando el té, el hombre tenía el cabello marrón, y la mujer azabache. Su "suegra" tenía mucho parecido con su —ahora—, alfa y pareja de por vida, solo que en versión mujer.

—Madre, padre, mi omega y su madre ya están aquí —Kang los presentó y el pecoso volvió a tragar saliva, vió como la mayor, quien también era una alfa dominante de sangre pura, se levantó y fue hasta ellos.

—¡Mucho gusto joven Seojoon, señora JiHyun! —saludó la azabache muy entusiasta, dió una leve reverencia y después se volteó hacia él—. Kang siempre nos ha hablado maravillas de ti.

El pecoso miró con una ceja alzada al azabache, no tenía ni idea de lo que le había contado sobre él, ¿acaso le había dicho que lo encontró en un bar y se lo folló hasta casi perder la conciencia?

Solo esperaba que no, si lo sabía no podría verlos a los ojos sin morir de vergüenza en el intento. Sonrió de manera temblorosa a la mayor.

—Mucho gusto señora... —saludó el omega, dando una ligera reverencia, la mayor solo agitó su mano restándole importancia.

—No me digas señora, solo Boyoung o tía Boyoung —la alfa le acarició el cabello con cariño, Seojoon sintió como sus nervios se iban un poco, al menos ella no era severa con él—. ¡Oh JiHyun, ya veo de dónde mi adorable nuero sacó su hermosura!

Ella fue hasta donde estaba su madre y tomó sus manos, podía notar a la castaña nerviosa, aún así le sonrió igual.

—¡Ahora somos familia, me alegra que mi hijo al fin haya encontrado una buena pareja! —la azabache parecía muy emocionada con ese tema, Jihyun sonrió ante su alegría, ella también estaba alegre y contenta al saber que su retoño no estaba solo.

El omega de cabellos marrón se acercó a ellos, Seojoon se sintió nervioso cuando lo detalló de arriba a abajo, él se acercó más y le sonrió con ternura

—¿Puedo tocarlo? —preguntó con suavidad y el pecoso no supo qué responder, miró levemente al azabache, éste solo le asintió. El pecoso se abrazó a un brazo del alfa y asintió, nadie le había pedido eso desde que estaba en cinta.

La mano del omega se movió con cuidado hacia su vientre abultado, era mejor así, no quería que el pecoso lo fuera a detectar como una amenaza. Seojoon solo miraba atento a sus movimientos, sintió como los dedos tocaron con delicadeza su piel, la mano era cariñosa, y se movió con cuidado sobre su vientre.

—¿Cuantos meses tienes? Kang nunca nos dijo con detalles —el omega preguntó, Seojoon sintió como un sonrojo cubría su rostro y sus orejas.

—Cinco meses, es un cachorro grande —el pecoso sintió cariño, pasando una mano sobre su vientre, tenía un cachorro, un hermoso cachorro sano y fuerte, estaba feliz por eso.

—Entiendo eso, será algo complicado moverse el último mes —el omega mayor rió por lo bajo, como si recordará algo del pasado, entendió lo que quiso decir, Song Kang no era alguien pequeño en lo absoluto—, creo que no me he presentado como es debido, soy Kwak Taegeun, o Song Taegeun.

—Un gusto…tío Taegeun —el pecoso rió por lo bajo, el omega era menos intimidante que la fémina azabache.

—Venga, sentémonos para estar más cómodos —Boyoung los hizo sentarse en los sofás y llamó a una sirvienta para que trajera más té.

Los demás charlaban tranquilamente, su madre le hacía preguntas a los padres del alfa de ojos ámbar y estos también le hacían preguntas a ella. Seojoon solo miraba y hablaba si le preguntaban algo, miró su té humeante y dió un pequeño sorbo.

Era delicioso, un té que era de verdad uno de clase alta en un punto perfecto de sabor.

La charla pasó así, sin muchos problemas, solo preguntas y respuestas, algunas anécdotas sobre su vida, pero nada más, no se dió cuenta de que la hora del almuerzo había llegado hasta que su estómago sonó.

—Lo siento —se disculpó avergonzado sobando su vientre, Kang miró la hora en su reloj y se sorprendió un poco por la hora.

—Vamos a comer, no puedes aguantar hambre mucho tiempo —el azabache tendió su mano hacia él y la aceptó, podía sentir como los dedos grandes y callosos se envolvían en su mano pequeña.

Los mayores le dieron la razón al alfa, el omega castaño estaba embarazado, no podía aguantar hambre, Seojoon y su madre fueron guiados hacia un enorme comedor, no mentía si decía que podrían caber más de veinte personas en esa gigante mesa.

Se sentó al lado del alfa, quien fue muy caballeroso en ponerle la silla de manera cómoda, pocos minutos después la mesa fue llenada de comida, había de todo tipo, carne de res, pollo, cerdo, arroz, pasta, algunas sopas. Seojoon no pudo hacer más que tragar saliva ante todo, vió que su madre no estaba mejor que él.

"Malditos ricos desgraciados, desperdiciadores de buena comida".

Pensó con algo de ironía y molestia, recordaba cuando era un cachorro y su madre casi ni comía para darle a él un buen plato lleno, sin embargo, se sentía un poco avaricioso y egoísta. Su mamá podría comer todo lo que quisiera en ese momento, y podría hacerlo el resto de su vida, quizás la situación no era tan mala.

—Come todo lo que quieras, Joonnie, no tengas pena —Kang pasó una mano suya por su espalda, le acariciaba con cariño, dejando salir su aroma para que estuviera más tranquilo y en confianza.

Asintió despacio, miró detalladamente la comida buscando algo que fuera de su agrado, miró un delicioso tazón de bulgogi, finas tiritas de carne marinada resaltaban entre toda esa comida.

Su estómago sonó nuevamente y tomó ese plato de bulgogi, miró un pequeño recipiente que tenía lo que parecía ser picante y lo tomó también, vertió un poco sobre la comida que había agarrado.

—Provecho —dijo antes de empezar a comer, los demás también estaban comiendo de manera tranquila.

Seojoon no podía evitar hacer muecas de placer al pasar bocados, el bulgogi estaba exquisito y el picante dejaba un hormigueo en su boca. La sensación era indescriptible, muy buena.

Miraba de reojo como los mayores sonreían levemente, Kang también le miraba con una sonrisa de medio lado, no entendía porqué exactamente, pero no le dió importancia y solo se dedicó a disfrutar de su delicioso almuerzo.

Después del bulgogi picante, llamó su atención un plato de frutas picadas, lo tomó, ya que aparte de que se miraban muy deliciosas, podían quitarle el picor de su boca. Lastimosamente solo pudo comer hasta la mitad de esas ricas y dulces frutas, estaba muy lleno y no quiso más.

—¿Fue suficiente? —preguntó el azabache a su lado, sacando una servilleta y pasándola por sus mejillas algo sucias por la comida.

—Sí, estoy satisfecho —le sonrió llevando su mano a su vientre, esperaba darle buenos nutrientes a su pequeño cachorro—, gracias por la comida.

Bostezó con sueño, algo que era fastidioso del embarazo era eso, su energía parecía irse por el caño en cada instante que tenía la oportunidad, no mentía cuando decía que podría pasar todo el día echado en el sofá, ir a la cocina un momento por algo, volver, y dormirse al instante como si hubiera corrido una maratón.

—Kang, lleva a Seojoon a dormir un poco, parece agotado —la voz de la alfa mayor sonó y Seojoon solo pudo mirarla mientras tallaba uno de sus ojos, el alfa dominante asintió tranquilamente.

—Descansa cariño, yo seguiré hablando con Taegeun —dijo su madre y el pecoso asintió levemente dejándose guiar por el azabache a los pasillos.

En unos minutos llegaron en la habitación de antes, el aroma del alfa estaba en todo el lugar, eso lo ponía más soñoliento. Se acostó y Kang lo hizo a su lado, el azabache pasó su mano por su cabellera.

—Tus padres son amables —susurró entre otro bostezo y Kang solo rió por lo bajo, dejó un pequeño beso sobre su frente y le miró sin quitar esa sonrisa.

—Si vieras las palizas que me ha metido la bruja de mi madre —Seojoon arrugó el entrecejo sin entender y Kang solo se volvió a reír.

Al final el sueño le terminó ganando al pecoso, quien se quedó dormido poco después al lado del alfa.

Dos días después Seojoon tuvo que despedirse de su madre, se iba a Italia con sus suegros. Hubo algunas lágrimas en ese despedida, pues no la podría ver por meses, pero le prometió a su progenitora que la llamaría cada vez que pudiera.

Ahora estaba solo con el alfa dominante en la mansión, y una semana después se sentía algo solo, ya que solo conocía al azabache allí.

—¿Puedo salir para visitar a mis amigos? Seguro se preguntarán que me pasó.... —Seojoon preguntó, estaba en la oficina de Kang, la que estaba en la mansión, vio como el azabache alzó su mirada de unos papeles y le miraba fijamente.

—No —fue una respuesta rápida y sería, sabía que el alfa no bromeaba con eso, el pecoso hizo un puchero de manera involuntaria.

—Pero estoy solo aqui, y ellos seguro que están preocupados por mí, ni siquiera se donde quedó mi celular —Seojoon se cruzó de brazos mirando mal al alfa, pero éste ni se inmutó y volvió su vista a los papeles.

—No puedes salir, es peligroso y pueda que pongas a tus amigos en peligro también. No sigas discutiendo que no voy a cambiar de opinión —el azabache dijo y eso fue todo, Seojoon solo se dió la vuelta y salió de la oficina.

Se conocía el camino hasta la habitación que compartía con el azabache, fue hasta ella para tirarse en la cama. Su panza de embarazado no le permitía hacer muchas cosas, y no era como si el alfa le dejara hacer algo de todas formas.

Por eso estaba aburrido, mucho, el único contacto que tenía con una persona era la servidumbre, pero estos solo se limitaban a darle lo que necesitaba y listo. Sabía que el azabache tenía "trabajo", no sabía exactamente de qué o en qué, y no quería averiguar.

La cosa era, que el alfa también se la pasaba ocupado —lo supo en esa semana—, aveces salía y duraba horas afuera. Y terminaba de quedarse solo en ese gran lugar, aún no tenía la confianza suficiente como para pedir cualquier capricho, ya sea ver la televisión, aunque de todas formas eso también era aburrido.

Seojoon sintió sus ojos llenarse de lágrimas, se sentía frustrado, fastidiado, enojado, triste y solo, quizás sea por las hormonas del embarazo, pero todo en el lugar le molestaba. Se pasó una mano por sus ojos, no quería llorar, pero eso no lo podía evitar.

Escuchó como la puerta de la habitación fue abierta, no le prestó atención, sabía quién era, pues nadie podía entrar sin tocar antes. La cama a su lado se hundió levemente y no pasó mucho para que una mano pasase por su mejilla, tratando de quitar las lágrimas que la mojaban.

—Shhh, no te pongas así Joonnie —el azabache lo arrulló suavemente, pero Seojoon no le respondió, solo se quedó mirando hacía la pared que tenía en frente—, bien sabes que hay personas afuera que te pueden hacer daño, y no quiero que eso pase, yo me volvería loco si algo te llegara a ocurrir.

El pecoso suspiró, se volteó para quedar frente al azabache, pero aún así no cambiaba su rostro molesto, sus mejillas estaban brillosas y con lágrimas secas.

—Creí que al estar contigo ya no iba a estar solo, pero es lo mismo, en mi apartamento o aqui —murmuró el pecoso, quería a pegarse al alfa, frotarse sobre su pecho, pero su panza le era un impedimento para eso, no podría hacerlo.

Kang gruñó por lo bajo, aveces odiaba su maldito trabajo, pero no podía hacer nada contra el, estar pendiente del bajo mundo era algo que tenía que hacer sin descanso. Por eso salía, revisaba informes, negocios, movimientos del bando enemigo y miles de mierdas más.

Lo menos que el quería era hacer poner triste a su omega en cinta, quería que él fuera feliz, pero estar metido en su trabajo lo hizo descuidarlo.

—Traeré compañía para ti lo más pronto posible, asi estarás entretenido mientras yo no esté, también trataré de líbrame de las cosas temprano, ¿sí? —el azabache preguntó por lo bajo, recibiendo un asentimiento del omega.

Seojoon abrazó al alfa, más bien, lo tuvo en un medio abrazo, solo podía acercar un poco el torso el alfa. El omega sonrió levemente contra el cuello del de ojos ámbar.

—¿Entonces pasarás el resto de día de hoy conmigo? —el pecoso miró al azabache con un ligero puchero, y el alfa le acarició el rostro con cuidado, pasando sus dedos sobre las pecas en su mejilla.

—Bien lo haré, pero me tendrás que dar algo a cambio, Joonnie —Kang ronroneó, llevó su mano por el hombro del pecoso y bajó por sus curvas, pasando de su cintura a su cadera, no lo había vuelto a tocar desde que llegó, mejor dicho, no lo había tocado desde aquella noche del bar.

Seojoon soltó un suspiro, ¿qué si había extrañado mucho los toques del alfa? Cada jodido segundo desde el primer día. Lo más que quería era ser tomado como esa noche, fuerte y profundo, ser llenado hasta el fondo.

Pero no podía, y en parte no quería, él no era tan fácil, y eso debía hacérselo entender al azabache.

—Aún sigo molesto contigo —el pecoso dijo, quitando la mano del alfa de sus caderas, no sería una presa fácil de poseer, y eso Song Kang lo entendería muy bien.

—Pero ya dije que pasaría el resto del día contigo. ¿No debería de recompensarme eso? —Kang estaba divertido, le gustaba ser retado por su omega de esa forma, aún en cinta, era una pequeña fiera testaruda.

—Que te quedes hoy conmigo es más bien la compensación por haberme dejado solo toda la semana —Seojoon entrecerró los ojos, mirando al azabache de manera fija, haciéndole saber que no iba a cambiar de opinión.

Kang sonrió y dejó que un pequeño ronroneó, que parecía un gruñido, saliera de su garganta. Que el omega le retará, y no le dejara tocarle solo hacía que su excitación aumentará, disfrutaría de esa pantera en cuanto tuviera la menor oportunidad.

—Bien, pero tus labios no se salvan de mi —el azabache atrajo el rostro del pecoso en un beso casto, metió su lengua en la boca del menor y la disfrutó a su gusto.

Bebió de los jadeos y gemidos bajos que Seojoon dejaba salir contra su boca, eran como los gemidos de esa noche, solo que más suaves, nada más eso ponía su polla como roca entre sus pantalones, dura y dolorosa.

Seojoon lo sabía, dirigió su mano hasta los pantalones del alfa, presionó la tienda de campaña que se formaba en ello, ganándose un pequeño gruñido del azabache, que el alfa no pudiera tocarlo no significaba que el tampoco podria hacerlo.

Extrañaba bastante el sabor de esa polla en su boca.

—Kang, siéntate en la orilla de la cama —pidió con voz melosa al separarse un poco del beso, quizás si podía recompensar un poco a su alfa, al ser bueno con él, cumplir con algunos de sus caprichos esa semana, pero sobre todo, por haber hecho que su madre vaya a tener una buena vida de ahora en adelante.

Kang miró al omega con una ceja alzada, podía ver ese brillo de deseo en los ojos oscuros, sí Joonnie quería que hiciera algo, el lo haría, todo por su omega en cinta.

Se separó por completo e hizo lo pedido, no pasó mucho para ver como el pecoso se levantaba de la cama e iba al frente suyo, puso sus manos en sus rodillas para afincarse y poderse agachar.

No dijo nada y solo se quedó mirando cuando el pecoso llevó sus manos a la hebilla de su pantalón, quitando el cinturón, abriendo el botón y bajando el cierre, dió un pequeño jadeo de alivio cuando su polla fue liberada del encierro que le daban sus bóxers.

—Es incluso más grande de lo que recordaba —Seojoon ronroneó de puro gusto, esa enorme polla, caliente y pesada entre sus dedos, podía detallarla mejor con la luz de la habitación, más ya que no estaba borracho como aquella noche.

La larga y erguia extensión palpitaba entre sus dedos, venosa, su glande era de un color rosa oscuro, y se miraba tan apetitosa, más con el pre-semen que chorreaba, podía sentir el aroma del alfa que salía de ella, era muy viril.

—Me encanta —el pecoso llevó su mejilla contra la polla y se frotó en ella como un gatito, ronroneando incluso.

Y Kang, bueno él solo disfrutaba de la vista, era gracioso ver cómo el pecoso le podía rendir culto a su polla, esa adoración en sus ojos le hacía pensar que la quería más a ella que a él mismo.

Seojoon se separó un poco de la polla antes de sacar su lengua, dió una pequeña lamida en la punta, degustando en su paladar el sabor agridulce del pre-semen caliente, le encantaba. Con sus dedos apretó la base y masturbo lento pero firme.

—Es tan bueno —susurró contra el glande de la polla, antes de meterla en su boca, tuvo que aflojar bien su mandíbula para que pudiera caber, usó su lengua para succionar, podía sentir como su saliva de resbalaba y caía de su mentón, pero no le importaba mucho la verdad.

—Tan buena puta —Kang ronroneó complacido, metió sus dedos en el cabello castaño tirando un poco de él, podía ver el sonrojo en el rostro del omega, y sus ojos llenos de placer.

El sonido de succión, morboso por la saliva desastrosa, era delicioso, quería agarrar al omega de sus cabellos para empujar su polla hasta el fondo de su garganta. Sin embargo, dejaría que el pecoso llevará su propio ritmo, lo dejaría disfrutar de su polla tanto como quisiera.

—Lo haces bien, Joonnie, tu boquita está haciendo un buen trabajo —Seojoon gimoteó contra la polla del alfa, podía sentir su propia entrada llenarse de lubricante.

La polla en su boca se sentía tan caliente y tan bien, como tener una brasa encendida dentro suyo, sobre su lengua. Más y más pre-semen salía de la gran polla, y el pecoso trataba de tragarlo todo.

Se sostenía con una mano, sujetada en una pierna del azabache, para poder mover su cabeza de atrás hacia delante. Cuando deslizó la polla hacia afuera de su boca, un "pop" mojado se escuchó al sacarla por completo.

Pasó un dedo por su mentón, recogiendo lo que tenía allí y llevarlo a su boca. Sacó su lengua nuevamente para lamer toda la polla, desde la base a la punta, recogiendo todo los fluidos que estaban pegados a ella.

Lo que más lo animaba a seguir eran los gemidos roncos del alfa, podía ver esos ojos ámbar, tan oscuros por el deseo y la posesividad. Parecía que en cualquier momento lo podría en cuatro sobre el colchón y lo llenaría tanto de su semilla como aquella noche.

—Kang, tu polla es tan grande —Seojoon sabía que estaba jugando con fuego y no le importaba, quería decirle a su alfa cuánto amaba su verga—, tan dura y pesada, siempre lista para mí.

El pecoso ronroneó mientras metía la polla en su boca nuevamente, trató de bajar y bajar más, hasta llegar a la base y los vellos púbicos azabaches tocaron su nariz. Podía sentirla en su garganta, apretando ese lugar y calentando, no pudo evitar que sus ojos se voltearan hacia arriba por el placer que le daba esa sensación.

Movió su cabeza, haciendo que la polla entrara y saliera de su garganta. Al mirar hacia arriba, al alfa, vió que su cabeza estaba echada hacia atrás, respiraba sonoramente.

Si hubiera podido sonreír lo habría hecho, en cambio, solo siguió con las embestidas a su boca, respiraba un poco cuando el glande de la polla estaba en la punta de su lengua, aprovechaba para pasar saliva también.

Pero su deliciosa victoria no duró demasiado, dos manos apretaron su cabello e hicieron que fuera más rápido contra la polla del alfa. Sus ojos se llenaron de lágrimas, producidas por el placer que le dió esa rudeza.

Al mirar el rostro del azabache pudo notar el brillo de su frente causado por el sudor, sus colmillos estaban a la vista y tenía una expresión perdida entre el placer y la concentración.

No se quejó, sólo se dejó hacer disfrutando de esa polla que se movía bruscamente dentro de su boca. Gimoteo cuando Song Kang enterró su extensión dentro de su garganta y una pesada carga de semen caliente lo llenó.

Era viscoso y muy caliente, le encantaba. Él alfa aflojó su agarre y pudo separarse para poder respirar. Al deslizar la polla fuera de su boca grandes cantidades de semilla salieron de su boca, tuvo que colocar sus manos debajo de su boca para que no cayera al suelo. Tosió levemente tratando de recuperar su respiración normal, tragó el resto de semen que había en su boca y lamió sus manos tomando lo otro.

Kang parpadeó, dejando que la neblina del placer se fuera y su mente se volviera más clara, miró como su omega ronroneaba mientras limpiaba con su lengua los restos de semen que le había quedado untado a su polla.

—Me encantas —dijo con seriedad, le gustaba que el pecoso pudiera aguantar su ritmo de intensidad, no muchos pudieron hacerlo y lo catalogaron de "rudo y sádico".

El alfa atrajo al pecoso en un beso, en parte tuvo que agachar su cabeza para dárselo, pudo saborear su propio semen pero no le importó, solo quería probar esos labios rosados y maltratados por lo de hace un momento.

—¿Te gustó? —preguntó, y aunque era obvio, quería ver la afirmación del omega, quien asintió sin titubear dando un suspiro tembloroso, su sonrisa lobuna solo se hizo más grande, ese omega lo estaba volviendo loco—, a mi también, venga vamos a darnos una ducha.

Kang ayudó al pecoso a levantarse del suelo, al hacerlo no pudo evitar mirar la mancha viscosa que se formaba entre sus piernas.

"El pequeño demonio se corrió con solo chupármela".

Fue un pensamiento que cruzó por la mente del alfa, estaba un poco asombrado, pero más encantado, su fiera de omega había disfrutado bastante que su garganta fuera abusada sin piedad, quizás debía hacerlo más seguido.

El azabache llevó a su omega al baño, le ayudó a quitarse la ropa y lo metió en la enorme bañera, solo los mejores jabones líquidos eran echados en esa agua cristalina. Y el omega, como el embarazado que era, se estaba quedando dormido en el agua tibia, al parecer se había cansado bastante.

Por ello le dió un baño rápido y lo llevó a su cama, se acostó a su lado sintiendo como el pecoso se trataba de pegar a él, cuidando de manera instintiva su vientre. Sonrió acariciando con cariño ese lugar, podía sentir la suave piel bajo sus dedos, el lugar en donde crecía su cachorro, estaba muy ansioso de que naciera rápido.

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