━━━Capítulo 01 | Tequila y Whisky

Seojoon tenía media hora en la barra, algunos tragos encima, quizás algunos tragos demás, estaba aburrido. Ya había echado algunos alfas que se le habían acercado, tenían aromas asquerosos en su parecer.

Su nariz sensible nunca le había sido un problema, era algo bueno en realidad, pues podría detectar un buen aroma en el cual bañarse esa noche.

El omega suspiró profundamente, y tomó un trago de tequila. Sintió como a su lado llegaba alguien, más no le miró, seguro era otro de esos alfas con aroma mediocre.

—Whisky —la voz grave del desconocido a su lado le envió un escalofrío por su cuerpo, el pedido fue más una orden, la cual el barman no tardó en cumplir.

El pecoso volteó su rostro al fin hacia el alfa a su lado, quien aparentemente también le miraba fijamente. Detalló su vestimenta, conociendo a la perfección el traje de diseño que traía puesto, JongSuk los usaba en juntas importantes.

Sonrió de medio lado, siguió observando y se fue hasta los hombros anchos, seguramente estaba lleno de músculos bajo del traje, subió hasta su atractivo rostro, unos ojos ámbar intensos y afilados en su persona, su cabello azabache rebelde y desordenados, era un alfa intimidante y de alta categoría.

—Me pregunto que hace un alfa de alto rango en un bar de mala muerte como este —ni siquiera fue una pregunta la que salió de sus labios, pero ese alfa ya había llamado su atención, y quería saber si su aroma era tan bueno como se miraba él.

Seguro que el alfa podía controlar su aroma a la perfección, pues no lo podía captar en ese momento. El alfa solo alzó una ceja aparentemente divertido, él sonrió un poco antes de tomar su tragó, se apoyó sobre el mostrador dejando a la vista levemente sus colmillos.

—También me pregunto lo mismo, no pareces un omega cualquiera, ya te habrías ido con el primer alfa que habló contigo —habló el azabache dándole a entender al pecoso que lo había estado observando desde hace un rato.

—Que me vista de puta no significa que lo sea —respondió el omega tomando otro trago—. Soy Seojoon.

—Song Kang —el alfa contestó sin quitar su sonrisa, el omega le había parecido interesante, era alguien inteligente y respondón, una pequeña fiera. Le gustaba entonces—. ¿Solo vienes ahogar tus penas en alcohol por alguna rotura?

Era lo más lógico en ese momento, y Seojoon rió por lo bajo, sinceramente le parecía gracioso que pensara eso de él.

—La verdad no, no vine a llorar por ningún estupido alfa o beta. Solo quiero pasarla bien ésta noche —mintió a medias, pero no podía decirle al alfa que específicamente venía por un cachorro, eso lo ahuyenta y el azabache era el alfa más decente que había en el lugar.

Además de que era un alfa de alto rango, tener un cachorro con alguien así le daría buenos genes, la idea sonaba buena, un buen alfa le daría un cachorro sano y fuerte. El tal Song Kang era bien parecido, un estilo casi exótico, su cachorro sería muy lindo también, no pudo encontrar a alguien mejor.

Seojoon pasó su lengua por su labio inferior de forma provocativa, y dejó salir poco a poco su aroma dejando que el azabache pudiera captarlo, el pecoso sonrió cuando miró que Song Kang daba una ligera bocanada a su aroma y sonreía también.

—Yo también vine para pasarla bien hoy, y creo que de verdad será increíble —Song Kang se inclinó ligeramente hacia delante, acercando su rostro al del pecoso, el azabache dejó salir un poco su aroma también, correspondiendo al del omega.

Seojoon sintió el aroma embriagante del azabache envolverio, no le parecía asqueroso como otros, además había algo más en el aroma, algo que su sensible nariz pudo detectar

"Un alfa puro”

¡Se había sacado la lotería!

Maldición, su suerte no podía ser mejor, no solo había encontrado un buen alfa, era un puro, estaba por encima de los demás alfas.

No pudo encontrar a alguien mejor para que le diera un buen cachorro.

—¿Y por qué no nos divertimos juntos? —sugirió el pecoso inclinándose hacia delante igual que el azabache, estaban tan cerca que sus alientos se podían mezclar, el tequila se envolvía con el whisky.

Estaban tan cerca que con solo un centímetro menos, podrían besarse, y esa era la intención del azabache, pero antes de que ocurriera el pecoso colocó dos dedos sobre la boca del alfa apartándose ligeramente.

—Una cama es más cómoda y caliente —el pecoso se atrevió a dejar un pequeño beso cerca de los labios del mayor, antes de poner el dinero de sus tragos sobre la barra y pararse, para salir del lugar meneando sus caderas, mirando de reojo al azabache.

En sus treinta años, Song Kang nunca había sido tratado así por nadie, y menos por un omega. Le gustaba eso, la forma en la que el pecoso le desafiaba con la mirada y lo retaba, el azabache desabrochó el botón superior de su camisa, no sabía si era el alcohol o la excitación, tenía calor.

Song Kang gruñó por lo bajo, dejó el dinero de las bebidas que se tomó y salió en busca del omega, quien obviamente le había hecho una invitación. Esa noche se iba a divertir en grande.

Los besos subieron de todo apenas cruzaron la puerta en la habitación del motel, Seojoon gimió entre el beso al sentir cómo las manos del azabache se colaban bajo su ropa, los ásperos dedos viajaron por su piel tocando todo a su antojo.

—S-Song Kang —Seojoon gimoteó al ser tumbado en la cama, el pecoso miró como el azabache se quitaba el saco y casi rompía los botones de la camisa que tenía debajo para quitársela.

El omega se mordió el labio inferior ante la imagen, había acertado en creer que debajo había músculos, incluso algunas cicatrices y tatuajes extraños. El alcohol y la excitación que tenía en ese momento no le dejó fijarse mucho en eso, y solo volvió atraer al azabache a sus labios nuevamente.

Seojoon gimió al sentir como sus shorts y mallas, fueron bajados dejándolo solo en sus bragas de encaje negro, su camisa sin mangas tuvo el mismo destino que las demás prendas y terminó en alguna parte del suelo en la habitación.

—Gimes bien, para no ser una puta —Song Kang gruñó escuchando un gemido como respuesta, al parecer a ese pecoso le gustaba que le hablarán sucio en la cama.

Song Kang miró con hambre y deseo el cuerpo bien formado del pecoso, sus muslos gruesos, llenos de pecas, y cintura angosta le daban una figura sensual, su piel blanca como la porcelana delicada.

Él mismo se encargaría de dejar sus marcas en la piel del pecoso, haría que nunca lo vaya a olvidar.

Seojoon solo miraba al azabache, sus ojos empañados por las lágrimas de placer, Song Kang gruñó de satisfacción al ver la mueca lasciva que tenía el contrario. Pero el mayor no era muy paciente y su erección le estaba empezando a doler.

El alfa se sacó los pantalones y los bóxers quedando sin nada, sonrió de manera lobuna al ver como el pecoso mordía su labio inferior, mientras miraba con deseo su gruesa erección.

—¿Te gusta lo que ves? —preguntó con sorna, recibiendo un asentimiento casi al instante, eso solo lo hizo sonreír más—. Bien, muéstrame cuánto te gusta mi polla, zorra.

Song Kang se quedó sobre sus rodillas en la cama, sin perderse detalles, de cómo el pecoso gemía por sus palabras y se acomodaba hasta quedar entre sus piernas.

—Tan grande —lo escuchó gimotear un segundo antes de tomar su polla entre sus labios, Song Kang gimió ronco al sentir la cálida boca tomar su glande.

Eso era algo que quería el alfa desde que vió al pecoso, tener esa boquita de labios gruesos y rosados, alrededor de su polla.

Seojoon lamía y chupaba, con su poca experiencia, la polla del azabache, el pecoso llevó una de sus manos a su braga, que aún tenía puesta y estaba muy húmeda por su lubricante, metió sus dedos entre la tela y las deslizó por sus muslos.

—¿Estás tan desesperada por mi polla, eh puta? —Seojoon gimió contra la gruesa polla del azabache sintiendo como las manos de este iban a su cabello y empujaban más su cabeza contra su pelvis, el miembro cada vez iban más al fondo de su boca a su garganta.

El pecoso trataba de no tener arcadas mientras su boca era embestida, sus dedos estaban dentro, en su entrada húmeda, haciendo un sonido morboso con su lubricante.

Pasaron unos minutos antes de que el azabache sacará por completo su polla de la boca del pecoso, lo tomó del cabello y lo hizo acostarse boca arriba en la cama. Seojoon gimoteó por la rudeza pero no sé quejó, le gustaba en realidad, no sabía que era masoquista.

Seojoon abrió sus piernas, dejando a la vista todo, su pequeña polla, dura y chorreante de pre-semen. Su entrada húmeda, que goteaba las sábanas de la cama su lubricante, el pecoso gimió de sorpresa al sentir como dos dedos gruesos entraban en él de repente.

—Mierda, estás tan mojado y caliente —Song Kang gruñó sintiendo sus dedos ser succionados por el interior del omega, movió sus dedos dentro y fuera, abriéndolo como tijeras, escuchando como el pecoso se volvía un mar de espasmos y gemidos quebradizos.

Iba a entrar de una vez, lo llenaría hasta el fondo, no tenía un condón en ese momento, y la verdad no le importaba, sabía que el omega estaba buscando una noche de placer, seguro que se estaría tomando algunas pastillas para la ocasión.

Pero, si no era así, de todas formas iba a tomar medidas en el asunto, pues había encontrado algo, que en su parecer, no había podido tener antes. Quizás vería a ese omega en un futuro no muy lejano.

Song Kang sacó los dedos del interior del pecoso y los pasó por su boca, sabía incluso mejor de lo que olía, después se acomodó entre las piernas del menor, alineando su glande contra el agujero rosa y presionó.

Seojoon sintió su corazón saltar en su pecho cuando la polla del azabache entró poco a poco en su interior, iba a tener su cachorro, al fin podría tener la pequeña vida creciendo en su vientre.

Y sería el cachorro de un alfa puro, sería su cachorro perfecto, el hijo de un alfa de alto rango, pero sería solo eso, pues no iba a obligar al azabache tener responsabilidad en ello, tampoco le diría, solo sería esa noche, la única en la que se iba a entregar a él y después se iria con los primeros rayos del sol en la mañana y no miraría hacia atrás.

El pecoso arqueó su espalda cuando al fin la polla del azabache entró por completo, era grande, más grande que la última polla que tuvo dentro, desde sus tiempos universitarios.

Seojoon rodeó al mayor con sus piernas, movió un poco sus caderas impaciente, auto penetrándose. Gimió cuando sintió la primera estocada, fuerte y certera a su próstata, la cual tocaba sin mucho esfuerzo, los gemidos vinieron en coro junto a las siguientes embestidas contra su entrada.

—K-Ka-Kang…¡Ah!—había pasado tanto tiempo desde la última vez que había tenido un buen polvo, que ya se había olvidado de la sensación al tener la polla de un alfa dentro suyo—. ¡Kang!

Para ese punto, el pecoso ya estaba fuera de sí, envolvió también la espalda del alfa con sus brazos, dejando rasguños con sus uñas cortas, la embestidas cada vez eran más fuertes y rápidas, nublando más su mente, el placer ya no le dejaba pensar en nada más.

—M-Mierda, que apretado —Song Kang sentía que su polla iba ser partida en cualquier momento por el interior del omega, le apretaba desde la base a la punta, el interior caliente, pegajoso y húmedo—. Buen omega, me tomas muy bien.

El azabache ronroneó contra el oído del pecoso, le tenía tomado de los cabellos con una mano, mientras que la otra mano, estaba en uno de sus muslos, alzando un poco su trasero mientras le abría tan bien.

Le encantaba, simplemente le encantaba el interior de ese omega, su aroma, su piel, su cuerpo, sus deliciosos gemidos, su rostro deformado por el placer, nunca había conocido algún omega parecido antes. Jaló con un poco de brusquedad los cabellos castaños del pecoso, el cual gimió quebradizo por el acto, y le besó.

La saliva se escurría de sus bocas, Song Kang podía sentir las deliciosos gemidos, ahogados contra su boca, su lengua exploraba toda la cavidad bucal del pecoso, deleitándose con su sabor, y los restos de tequila que había en ella. Song Kang sintió como el interior del omega se apretaba más de repente, y sus gemidos se volvían más quebradizos, seguro que estaba ya por correrse. El alfa se separó del rostro pecoso y soltó su cabello, posó ambas manos en la cintura de este, tomándola con fuerza, para marcar un ritmo más rápido de embestidas, haciendo que el pecoso casi gritara su nombre.

—¡Song Kang! —gimió el castaño arqueando su espalda y agarrando con las sábanas a los lados suyo, mientras apretaba sus piernas alrededor del azabache, hilos blancos de semen mancharon su abdomen, y su interior se apretó con fuerza por reflejo.

Había sido el orgasmo más intenso y delicioso que había tenido jamás, todo su cuerpo se sacudía como si estuviera desnudo en pleno invierno.

Song Kang gruñó, lamió su labio inferior y dió un par de estocadas más, antes de enterrar sus dedos en la cadera del pecoso y presionarlo contra su polla, la enterró hasta el fondo, su bolas chocando contra los redondos glúteos del omega.

El de cabellos negros soltó un gemido ronco cuando sintió su liberación, hilos gruesos de su semilla llenaban el interior del castaño, y Seojoon le ordeñaba de manera deliciosa.

Kang escuchó ronronear al pecoso mientras apretaba más sus piernas alrededor suyo para mantenerlo allí, estaba seguro que no lo dejaría salir hasta tener la última gota que se escurriera de su polla y así pasó.

Cuando Seojoon sintió que el azabache ya no soltaba más semilla en su interior aflojó sus piernas dejándolas caer a los lados, respiraba agitado y trabaja de recuperar el aliento, el alfa estaba casi igual que el, solo que daba exhalaciones más profundas para calmarse.

—¿Satisfecho, Joonnie? —preguntó el alfa con soma haciendo que el omega le mirara con el ceño fruncido.

Seojoon no estaba satisfecho aún, no quería solo una ronda, aunque tenía una buena carga de semilla en su interior, no era muy seguro que solo con eso fuera a quedar en cinta. El pecoso se lamió el labio inferior, le sonrió al azabache que quedó confundido por su actitud. Lo siguiente que supo Song Kang era que ahora era él quien estaba debajo del pecoso.

—Es Seojoon—corrigió el pecoso colocando sus manos en los hombros del mayor, movió sus caderas de forma lenta, circularmente, soltando varios suspiros, la polla del alfa seguía dura como si no se acabará de correr hace un momento—. ¿Creíste que solo con eso me bastaría? La quiero toda, no te dejaré en paz, hasta tener la última gota de tu semilla en mi útero.

Song Kang soltó un pequeño gemido ronco al ver la expresión del menor, parecía un felino, una pequeña pantera negra, una fiera que no dudaba en atacar a su presa, aunque él alfa no era ninguna presa, él también era un depredador hambriento.

—¿Acaso buscas quedar lleno de mis cachorros? —preguntó el azabache con recelo tomando la cintura del pecoso, empujando de arriba a abajo con un ritmo marcado.

La gran polla del azabache entraba al fondo y volvía a salir sin piedad, un poco de la semilla de antes se desbordaba haciendo un morboso sonido de chapoteo. Seojoon ayudaba, movía sus caderas de forma rápida, siguiendo el ritmo que imponía el alfa, para ese punto, estaba fuera de sí otra vez.

—¡Sí, los quiero mucho! —gemía el pecoso sobre el azabache enterrando sus uñas en el pecho se éste— ¡Quiero a tus cachorros, todos!

Seojoon aumentó la velocidad de los sentones haciendo que fueran más fuertes y profundas. Song Kang estaba maravillado con eso, tuvo razón al pensar que esa noche sería increíble e interesante.

El azabache enterró sus dedos en las caderas del pecoso para mantener el ritmo que había impuesto. Sinceramente le encantaba esa expresión llena de placer que tenía al frente, el pecoso tenía su rostro sonrojado, sudado, los mechones castaños se pegaban en su frente brillosa, su lengua ligeramente afuera de su boca, la saliva escurría de ella, sus ojos brillantes llenos de lágrimas por el placer, y volteados hacia arriba.

Era un rostro tan lascivo y tan exquisito, solo le daba ganas de tener al omega sobre su regazo saltando cual conejo toda la noche, nunca se cansaría de ver ese rostro, bañado de placer a causa de su polla.

—Te los daré todos, tendrás mis cachorros —Song Kang jadeo, siguiendo con las duras embestidas hacía el pecoso, y Seojoon solo podía gemir sin dejar de mover sus piernas.

Al cabo de unos minutos, en los que solo se escuchaban gemidos, gruñidos y el sonido morboso de las pelvis al chocar. El omega gimió fuertemente cuando llegó a su segunda liberación, enterró con más fuerza sus uñas en el pecho del azabache, dejando que los hilos blancos salieran de su polla.

—J-Joder —maldijo el azabache pegando al pecoso contra su pelvis, mantenia el fuerte agarre en sus caderas y dejó que su polla también liberara su carga.

Era la misma cantidad de esperma caliente que la anterior, gruesos hilos llenaban al pecoso, quien tenía los ojos en blanco a causa del placer. El omega interior del pecoso se regocijaba con toda la semilla caliente que le llenaba el útero, aunque aún quería un poco más, además el nudo del alfa no se formaba tampoco.

—Aún no es suficiente, quiero más —Seojoon habló sacando la polla de su interior, el pecoso abrió sus piernas por completo dejando ver a la perfección como la semilla del alfa se desbordaba, por sus muslos sudorosos y sonrosados, mezclado con su lubricante natural—. A-Alfa.

El pecoso pasó sus dedos por sus muslos tomando un poco de semen, para después llevarlos a su boca y chuparlos, cuando estuvieron limpios se acomodó en la cama, colocando su pecho en el colchón, alzando su trasero y abriendo sus piernas, dando una perfecta presentación.

—Aquí, Kang —Song Kang vió como el pecoso movía sus caderas para tentarlo, y lo consiguió a la primera, pues, tuvo nuevamente una erección al verlo de esa forma.

—Maldita puta —gruñó el azabache, sin perder más tiempo, se colocó atrás del omega para tomarlo de las caderas y entrar en una escotada hasta el fondo.

Seojoon arqueó su espalda, la deliciosa sensación de ser abierto de esa forma por el azabache lo llevaba a ver la estrellas, juraba que podía tocar el cielo en cuestión de segundos. Besos en su pecosa espalda le hicieron suspirar, y más cuando la boca del mayorllegó a su glándula de aroma, el alfa besó y chupó en esa parte con ganas.

—A-Alfa —embestidas comenzaron fuertes y rápidas, sin delicadeza, no era como si se fuera a quejar por ello de todos modos, el pecoso gimoteo cuando sintió mordidas en sus hombros y espalda, seguro que tendría muchas marcas al otro día— ¡K-Kang!

—M-Maldición —Song Kang sentía como su nudo poco a poco iba creciendo, eso hacía que el interior del pecoso le apretara cada vez más, quería aguantar un poco más, solo un poco.

El alfa pasó sus manos hacia los muslos del omega, apretando esa deliciosa piel de porcelana, suave, sus dedos se sentían como si estuvieran apretando algodón, pero un poco más firmes.

Song Kang admiró la espalda del omega, llena de sus marcas y sudor, el cabello castaño enterrado entre las sábanas, escuchando el coro de gemidos que salían de la boca con mejillas pecosas.

Tomó al pecoso de su cabello y lo atrajo a su cuerpo, escuchando gemidos quebradizos que salían de él, Song Kang apegó su rostro en uno de los oídos del omega y lamió su lóbulo.

—¿Te gusta, puta? Yo creo que sí, me aprietas tan bien —el azabache habló con malicia haciendo que el pecoso cerrará los ojos y gimiera más fuerte—. Eso me gusta, gime más, como la zorra que eres para mí.

Seojoon solo gemía más con las palabras sucias que le decía el alfa, le gustaba, las palabras sucias solo le excitaban más, quizás si era una zorra por completo, y le gustaba serlo, al menos esa noche, al menos con ese alfa.

—¡Dame tu semilla, Song Kang! —Seojoon gimió fuerte, eyaculando de repente, justo cuando sintió una estocada certera en su próstata.

Song Kang solo gruñó sonriendo de forma lobuna, apretando uno de los pechos del pecoso, viendo de reojo como un poco de líquido blanquecino salía del pezón, no le tomó importancia y siguió dando embestidas fuertes.

El azabache al final no pudo aguantar más, dio una última estocada fuerte, y dejó que su nudo se hinchara, escuchó como el pecoso chilló complacido al tener el nudo estirando su interior y manteniendo su semilla allí dentro.

—Tan lleno —gimoteó bajito, estaba satisfecho y muy cansado, Seojoon sentía sus piernas dormidas y su cuerpo entumecido, la falta de sexo activo en su vida le estaba pasando factura, no recordaba que hacerlo cansaba tanto.

Song Kang los acomodó en la cama, con cuidado de no mover mucho su nudo para no causarle dolor, el azabache los arropó con las sábanas para cubrirlos del frío, para ese punto Seojoon ya no podía mantener sus ojos abiertos.

El pecoso solo se dejó envolver por el calor y el aroma del azabache, tan embriagador, caramelo picoso con un toque quemado, le gustaba mucho ese aroma, y ahora que estaba impregnado en el más.

—Dulce sueños, Joonnie —escuchó entre ecos la voz del azabache, no le respondió, más porque no podía, solo cerró los ojos, dejándose llevar por Morfeo al país de los sueños.

Despertó desorientado, no sabía qué horas eran, ni dónde estaba, le dolía la cabeza, quizás si se pasó de tragos ese fin de semana.

El pecoso bostezó mientras se sentaba en la suave cama, al mirar a su lado notó un bulto arropado, solo una mata de cabellos negros sobre salían, estaba de espaldas.

Recuerdos algo borrosos de lo ocurrido anteriormente llegaron a su cabeza en ese momento, ahora —sin el alcohol en su sistema— se sentía avergonzado, complacido y avergonzado.

Se movió despacio en la cama para no despertar al mayor, al mirar por la ventana se dió cuenta que aún no había amanecido. Al bajarse de la cama luchó contra el dolor en su cadera y rodillas para no caer al suelo, buscó su ropa esparcida en la habitación y se la puso lo más silencioso posible.

Después de estar vestido suspiró, ese simple trabajo le había costado bastante, y más con el dolor. Buscó sus llaves y teléfono en la mesita de noche al lado de la cama, se dirigió a la puerta y antes de salir se detuvo, fue solo un pequeño impulso que le hizo voltear hacia el alfa dormido.

Este ni siquiera había cambiado de posición en todo ese momento, sonrió de lado, casi con cariño y tristeza, una vez saliera de esa puerta no lo iba a ver más.

—Adiós, Song Kang —susurró antes de darse la vuelta y salir del cuarto. Apestaba a alfa, sudor y sexo, no había tomado ni una ducha, y no le importaba la verdad, todos salían de esa forma en los moteles, tampoco iba a tomar el transporte público.

Seojoon fue hasta el estacionamiento a buscar su auto, como era temprano por la mañana, el sol aún no había salido, no había nadie en las calles, en el estacionamiento había algunos autos, una camioneta negra sobresalía del resto seguro que era del alfa con el que compartió la noche.

El pecoso se subió a su auto y condujo de vuelta a su apartamento, ahora solo le tocaba esperar un par de semanas para saber si ardua noche dió frutos, esperaba que sí, pues estaba seguro que no volvería a encontrar a otro alfa igual.

Con esos pensamientos llegó a su hogar, ese día se la pasaría durmiendo, no sin antes darse un baño y colocarse un pequeño tapón anal para estar más seguro.

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