Gigantes de Hielo
Dos niños se encontraban jugando a la pelota en la calle, cuando en eso una voz los llamó desde un callejón.
—Ey, niños —dijo un hombre de tes gris, narizón y con granos—, vengan, tengo algo para ustedes —exclamó sacando una caja de cigarrillos del bolsillo.
—¿Qué es eso señor? —preguntaron ambos infantes al acercarse.
—Son cigarrillos, fumen, es divertido.
—Alto villano —exclamó Sentry descendiendo del cielo.
—Oh no, es Sentry —dijo horrorizado el malhechor con intenciones de correr, pero fue sujeto de la chaqueta por el superhéroe.
—Ahora no podrás corromper las mentes de estos buenos muchachos —aseguró el héroe dorado arrebatándole la caja de cigarrillos.
—¡Wow, gracias señor Sentry! —exclamaron ambos niños contentos.
—Y recuerden niños, el tabaco hace daño —afirmó el héroe rubio antes de destrozar la caja.
—Ja, ja, ja. No puedo con esto —reía de manera incesante Amy mirando aquel anuncio en su televisión.
—Oye, es para crear conciencia —exclamó molesto su ahora esposo Bob, sentado al lado de ella en un sillón de sala.
—Es que, como lo dices —respondió entre risas Amy para luego engrosar su voz, tratando de imitar a Bob—: y recuerden niños, el tabaco hace daño.
—Vamos, me pagaron por decir eso.
—Yo pagaría por verte en un comercial de condones —mencionó Amy aún riendo.
—Eso no es gracioso.
—¿Qué dirías en un comercial de condones? —se preguntó Amy—. Recuerden niños, el sida apesta.
—Graciosa —dijo Bob poniéndose de pie para así cambiarse a súper velocidad; transformándose en: Sentry.
—¿Ah donde vas? —le preguntó Amy viéndolo ir hacia una ventana cercana—. A Rusia —afirmó Sentry asomando un tanto la cabeza—. Esa especie de monstruos no dejan de aparecer. Extraño cuando solo eran ladrones.
—Es impresionante como tus poderes han ido en aumento estos últimos doce años —le dijo Amy.
—Creo que siempre han sido así —aseguró Bob—. Solo que, bueno; no sabía como usarlos. No te preocupes, no tardare.
—Hoy invite a comer a Ava —le dijo Amy—. No a de tardar en llegar.
—Bien, llegaré tarde —aseguró Rynolds antes de surcar a toda velocidad hacia el oeste.
....
Mientras tanto, una banda de cinco gigantes de hielo; caminaban de manera lenta y torpe por las calles de Noruega, en busca de llagar a la frontera con Rusia. Pero en eso, una voz les hablo desde el aire.
—¿Quieren aventón?
—¿Thor? —preguntó uno de ellos alzando la cabeza mientras se cubría del sol de la tarde, solo logrando ver una especie de ser volador; con capa.
—Me gustaría ver primero sus credenciales y papeleo —aseguró el héroe descendiendo lentamente hasta tocar el suelo.
—Estúpido humano —dijo uno de ellos—. No evitaras que sigamos lo que empezó Farbauti.
—¿Farbauti? —cuestionó Sentry alzando algo ceja derecha—. ¿Saben qué? Olvídenlo, ya se lo preguntare a mi esposa.
Sentry alzó los brazos mientras volvía a elevarse con las manos hacia adelante; destrozando la cabeza del primer gigante, en tan solo el primer intento.
—Maldito hombre de Midgard —gritó un trol tomando al héroe del abdomen; y logrando más por la impresión del héroe que por su fuerza, arrojarlo en contra de la tierra.
Sentry giro de manera brusca contra el suelo antes de volverse a elevar en el aire. El que lo había arrojado corría tras él, pero terminó asesinado por el rayo blanco de Bob-El; atravesando su cráneo. Sentry, volvió a surcar cerca de la tierra; pasando por debajo de los pies de un gigante, para así cargarlo por la espalda y arrojarlo en contra de uno de sus compañeros. El quinto gigante, el cual se encontraba justo por su flanco derecho, trató de arrojarle un derechazo, pero Sentry solo descendió un poco, haciendo trastabillar al gigante hacia adelante. Y apenas uno de los que había tumbado empezaba a tratar de levantarse, Sentry lo recibió con un mandoble en la nuca; destrozándola por completo. Los dos últimos gigantes que quedaban, se arrojaron a por el héroe al mismo tiempo; Sentry solo alzó sus manos, atrapando ambos puños al mismo tiempo.
—Esto no puede ser —dijo el gigante a su derecha—. Tú no puedes, eres solo un mortal.
En respuesta, Sentry le disparó su rayo térmico directo a la cara; matándolo. Y ahora, el quinto y único gigante de hielo se encontraba aterrado.
—¿Bueno? —le preguntó Sentry con las manos puestas en la cintura—. Si quieres te permito el primer golpe.
El gigante comenzó a correr hacia el lado contrario, justo cuando en eso, un rayo caído del cielo destruyo al gigante de hielo; sorprendiendo al héroe.
—¡Sentry! —gritó una voz retumbante desde el cielo.
—Tienen que estar bromeando —susurró el súper kryptoniano al ver quién era el que lo llamaba.
El que descendió al frente de él, no era otro que el propio Thor: un dios. Con su armadura oscura, capa roja, el Mjolnir en su mano derecha, y su hacha en la izquierda.
—Dime qué no eres quién creo que eres —pidió Sentry cara a cara con Odinson.
—Lo soy Bob-El —aseguró el hombre rubio—. Soy Thor, dios del trueno.
—¿Cómo sabes mi nombre real?
—Mi padre, Odín; te ha observado por mucho tiempo. Quizás más que a los demás —respondió Thor.
—¿Los demás? —le preguntó Sentry.
—Sígueme —le pidió Thor—. Y responderé tus preguntas.
Solo en cuestión de pocos segundos después, debido a la velocidad de ambos seres; ambos llegaron a una cabaña dentro de los bosques noruegos.
—¿Thor vive aquí? —cuestionó el héroe flotando desde el cielo—. Pensaba que los dioses vivían, ya sabes: de lujo.
—Antes vivía así —aseguró Thor descendiendo junto con Sentry hasta aterrizar en el pasto; guiándolo a la puerta—. Pero eh aprendido a apreciar las pequeñas cosas —aseguró abriendo la puerta.
Al entrar, Bob-El vio que el lugar era algo pequeño; y en lo que parecía el comedor, había una mesa rectangular llena de carne y algún tipo de bebida.
—Es agua miel —aseguró Thor tomando el hombro de Sentry—. Alimento para dioses; fuertes guerreros como nosotros.
—No veo cubiertos —aseguró Bob.
—¿Y quién los necesita? —preguntó Thor.
....
Mientras tanto en una base secreta perteneciente a Argus, Amanda Waller entraba a una sala de operaciones, hojeando varios reportes de aquel grupo conocido como los: X-Men.
—Waller —dijo uno de los agentes sentado al frente de una computadora; con una gran pantalla al frente—. Tenemos un problema.
—Infórmeme —ordenó la mujer.
En eso, la gran pantalla mostró una grabación en vivo; directo desde un satélite.
—¿Qué es eso? —preguntó Amanda, viendo algún objeto no identificado acercarse—. ¿Algún cometa?
—Los cometas no cambian su curso señora —respondió el agente—. Emana un campo electromagnético exacto, a la nave de Sentry, y aquella nave que chocó en Smaville/Kansas.
—¿Ah mostrado hostilidad? —preguntó Waller.
Y casi como si la nave hubiera escuchado su pregunta; disparó un rayo que terminó por destruir el satélite que lo grababa.
—Parece que sí —afirmó el agente mirando la pantalla que solo transmitía estática.
....
—Come —pidió Thor arrancando un gran pedazo de carne con los dientes—, es sano comer después de una gran batalla.
—Estoy algo nervioso, no todos los días conozco a dioses —aseguró Bob sentado al otro lado de la mesa; tomando un tarro de aguamiel para dar un pequeño sorbo, solo para engancharse y seguir tomando.
—Iré al grano, campeón de Midgard —exclamó el dios del trueno arrojando un gran eructó vikingo—. Por mucho tiempo, yo estuve ausente de mis deberes con los humanos; los abandone en un acto de egoísmo puro. Los deje desprotegidos, y en ese tiempo llegaste tú. Eres su faro de esperanza, su luz. Hiciste mi trabajo en lo que estaba ausente, por lo que estoy muy agradecido contigo.
—Espero que no me pidas mi retiro, porque creo que la respuesta sería negativa —aseguró Sentry.
—Todo lo contrario —respondió Thor—. Te tengo mucho respeto, y sería indigno pedirte eso. Pero a pesar de tu poder, tienes que saber que no has enfrentado a verdaderos enemigos. Hay cosas peores que criminales humanos haya afuera. Esos gigantes de hielo, no son nada.
—¿Qué es lo que tratas de decirme? —preguntó Sentry.
—Que se acercan peores villanos; de maldad y poder que no te puedes ni imaginar. Y ya no soy tan egocéntrico para creer que yo podre por mi cuenta. Y créeme, al igual que tú, tengo a una mujer a la cual quiero proteger. Lo que vengo a ofrecerte es una alianza Bob-El. Déjame entrenarte. Te enseñare el arte de la lucha, de la guerra. Conmigo, aprenderás a usar hasta un cuchillo, para derrumbar una montaña.
—Yo ya sé pelear. Tengo registrado en mi mente todos los tipos de combate cuerpo a cuerpo kryptonianos.
—Imagina lo que sabrías si yo te enseño nuevos movimientos. Serías impredecible —aseguró Thor—. Y no me mal entiendas, si me pudieras enseñar el arte de la lucha de tu planeta, me sería muy útil.
—¿Me dices qué hay que unirnos por posibles amenazas?
—Así es.
Bob bajo un poco la mirada hacia el suelo; pensativo. Pero en eso, algo llegó a sus oídos; algo pasaba en Metrópolis.
—Algo pasa —aseguró Bob-El—: en Metrópolis; algo grande.
—Voy detrás de ti —exclamó Thor.
Un destello amarillo, seguido de uno negro con rojo salieron de la cabaña; surcando a velocidades incalculables. Pronto ambos se detuvieron en el centro de la ciudad dorada.
—No puede ser —exclamó Sentry sintiendo por primera vez en mucho tiempo, ese sentimiento llamado terror.
—Parece que el destino se me ha adelantado —aseguró Thor—. Sentry, a partir de hoy, nada será lo mismo.
La reacción de los héroes era porque más al frente, una colosal nave cilíndrica de origen extraterrestre, se mantenía suspendida por encima de Metrópolis.
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