"Vulnerable"

SENTIR

Capítulo 16: "Vulnerable"

Pasó el tiempo y cuando Bra ya había conseguido todo, decidió llamar por celular a Pan para juntarse en la caja registradora porque en medio de tantos pasillos no lograba ubicarla. Lo guardó en su bolsillo, le sonrió a su hijo y se encaminó para encontrarse con la pelinegra. Al final de pasillo y ya en la caja registradora identificó a Pan de espalda a ella, cuando iba a dar un paso más repentinamente un hombre bloqueó su camino con un carro de víveres vacío–. Emm… –habló en voz alta tratando de captar su atención, pero el hombre parecía estar muy concentrado buscando algún tipo de mostaza en especial–. ¿Señor? Sería tan amable de mover su carro. –nada, él seguía ensimismado en su tarea observando y leyendo las etiquetas de aquellos frascos de vidrios. Bra mirando su reloj y notando que no iba a tener el tiempo suficiente para arreglarse lo suficiente, posó una de sus manos en el hombro de aquel sujeto para captar su atención–. ¿me escucha? –preguntó.

El sujeto en cuestión volteo al sentir la mano en su hombro y se sorprendió al verla. Bra en el mismo estado, pestañeó varias veces y sin decir nada, observó como él se quitaba los audífonos de sus oídos. En aquellos segundos la ojiazul observó que Pan seguía de espalda y retomó la mirada en el hombre frente a ella. Él con una mirada aún seria, la saludó–. Hola.

Continuará…

–¿Por qué tanto tipo de jabones? –preguntó Pan que se encontraba en el asiento del copiloto.

–Porque nunca especificaste qué jabón era el de la lista. –respondió sin mirarla, concentrada en el camino delante de sus ojos. Su vista estaba fija en aquella dirección pero su mente divagaba por los eventos sucedidos hace momentos atrás.

Luego de aquel frío saludo, Thomas intentó ser más amable con aquella chica de ojos azules que tanto se parecía al hombre de sus pesadillas: Trunks.

Bra salió de su sorpresa cuando su hijo Geko balbuceó–. Hola –fue su única respuesta– esto… mmm…

–Sé que esto es incómodo, pero bueno, yo no tengo problema alguno contigo. –intentó sonreír pese a la incomodidad que le generaba aquel gesto.

–Claro… eh… creo que mejor me voy –volteó su vista para girar y perderlo de vista, pero antes el hombre la detuvo cuando volvió a hablar.

–Bra… –pronunció su nombre como si de veneno se tratara. Ella volvió a mirarlo–. ¿Cómo esta Pan? –su voz parecía quebrarse cuando dijo su nombre.

En esos pocos segundos la peliverde comenzó a perder la compostura, recordando el daño que él había causado a su amiga y sabiendo muy bien que en el fondo Pan todavía no encontraba paz consigo misma por haber traicionado los sentimientos de su ex-novio–. Esta perfectamente bien –respondió con voz dura– ¿sabes? –hizo una pausa– no me caes mal Thomas, pero no tienes idea el rencor que a veces siento contigo por el modo en que te comportaste con ella. –Thomas frunció el ceño confundido. Fue suavizando sus facciones a medida que comprendía a dónde quería llegar–. Si tanto la amabas podrías haberle dado siquiera una oportunidad de poder explicarse contigo… después de todo ella te quiso mucho, quizás demasiado. –giró para irse, dejando a un Thomas casi perplejo– ¡Ah! –giró una vez más encarándolo– más te vale no hacer lo mismo con Marron, ella es una buena chica. –parpadeó varias veces comprendiendo las palabras de la mujer. ¿Cómo sabía eso?

–¿Cómo es que…? –ella lo interrumpió.

–Que tengas una buena tarde, Thomas. –y con eso se alejó a paso firme.

–¿Bra? –la aludida la miró por primera vez desde que ingresaron al automóvil– ¿pasa algo?

Con una sonrisa fingida le respondió– nada Pan, solo pensaba en qué atuendo usar esta noche.

–Sabes muy bien que cualquier atuendo te quedará a la perfección. –le respondió con una sincera sonrisa. Bra no sabiendo muy bien el por qué, se sintió culpable.

Al llegar al apartamento de Pan, Bra, para despejar un poco su mente decidió cambiar el tema.– ¿Pan? –llamó su atención mientras vaciaba las bolsas de las compras sobre la mesa mientras la morena las guardaba en las alacenas.

–¿Si? –ordenó las latas de conserva.

– ¿Y qué pasó con la charla de tus padres? Nunca me contaste. –le entregó los guisantes.

–Ohh, no me hagas ni recordarlo… –Bra se fijó en que su rostro demostró una vergüenza total.

–¡Vamos! Dime que pasó… –levantó sus cejas– fue "la charla" ¿no es cierto?

–Sí, fue… todo tan extraño –negó con la cabeza al recordar.

–Mira… –sonrió– al menos la tuviste sola, en cambio yo… –negó con la cabeza– mamá insistió con llamar a Goten, sabes como puede ser.

–No, si eso no fue lo peor, cuando llegué a la casa ese día Trunks ya estaba ahí.

–¿En serio?

–Ese día llegué y…

Pan llegó a su casa luego de un día agotador de clases, lo único que quería era comer y descansar. Pero no, en cuanto entró su madre la llamó a la cocina en donde se sorprendió de encontrar a su padre y Trunks charlando en un ambiente algo… raro.– ¿Qué esta pasando aquí? –preguntó al instante de cruzar la puerta.

Buenas noches, hija –Gohan la miró con mala cara.

–Perdón –dejó su bolso en el respaldo de una silla y se acercó a saludarlo, lo mismo hizo con su madre y al acercarse a Trunks lo hizo del mismo modo, un casto beso sobre una de sus mejillas bajo la atenta mirada de su padre. –¿A qué se debe todo esto? –se sentó en su silla habitual, quedando entre el dueño de casa y su novio.

–Ten, –Videl le entregó una taza de café, mientras Gohan ya de pie le ayudaba a su esposa a servir la cena de su hija. Se la dejó justo enfrente.– primero come y luego hablamos.

Cuando escuchó a su madre, la miró con preocupación– ¿es sobre lo que me dijeron esta mañana? –la ojiazul asintió.

–¿Qué hablaremos? –preguntó de pronto Trunks interrumpiendo las miradas que se dirigían madre e hija.

–Tu relación con mi hija, –respondió secamente el Son– pero dejaremos a Pan comer tranquilamente.

– ¿Saben? Prefiero dejar la cena para después. –alejó su plato sobre la mesa.

–Esta bien. –Gohan miró a su esposa.

–Bueno, junto a Gohan queremos dejar muy en claro esta situación…

–¿Qué situación? Pensé que todo estaba claro –Trunks miró a sus suegros, sobretodo a él.

–Trunks, –susurró– es sobre… –comenzó Pan, pero el hijo mayor de Goku tomó la palabra más decidido que nunca.

–Trunks, si mi hija queda embarazada te juro que –Videl golpeó su brazo– pero… –Trunks y Pan abrieron sus ojos de par en par.

–¡Por dios! –la mujer mayor sacudió la cabeza y a la vez sonrió por la manera en que su esposo podría tratar algunos asuntos. –Veran… –miró a su marido tratando de calmarlo– la situación es ésta: ustedes mantienen una relación estable, ¿cierto? –ambos asintieron incapaces de articular palabra alguna– entonces es normal que… tengan su intimidad –observó como su hija la abordaban los colores rojos en sus mejillas mientras que el hijo mayor de Vegeta se movía incómodo en la silla frente a ella– nosotros –miró a Gohan– no tenemos problemas con eso, pero tenemos la obligación de decirles que esta relación no es igual a las que hayan tenido en el pasado.

–Mmm Videl… esto… creo que ya sé todo esto y… –Trunks se sobresaltó cuando escuchó a Gohan.

–No –dijo con voz dura– aún no sabes nada. Pan es sayajin, tú eres sayajin y esto –con su dedo índice apunto de Trunks hacia su hija, un ir y venir apuntando a ambos– no es lo mismo. ¿Esta claro? –los dos menores volvieron a asentir.

–Por lo que me ha dicho Gohan y Bulma, ustedes tendrán un mayor impulso a "marcarse" que el resto de las personas porque ambos son sayajines, tal y como pasó con Bra y Goten. Bueno, no tomaremos tal ejemplo pues todos sabemos lo rápido que avanzaron esos dos, ya saben lo impulsiva que es tu hermana y bueno, Goten… Goten le dice sí a todo –rió.

–Videl, te estas desviando del tema principal. –advirtió Gohan– Lo que intenta decir, es que si ustedes se marcan tendrán altas posibilidades de concebir un bebé, por no decir que tendrán casi un 100%. –miró a Trunks– así que espero que eso no suceda por un tiempo… un tiempo muy prolongado.

–Por supuesto –dijo el novio muy serio.

–Tendrás que ser paciente, Trunks –habló su suegra– querrás marcarla como de lugar, puede que no hayas sentido la urgencia todavía, pero créeme que sucederá.

–Y cuando eso pase, que ni se te ocurra acercarte a Pan, ¿me oíste? –Gohan taladró con la mirada al mejor amigo de su hermano.

–Sí.

–Pan, –ella lo miró entre avergonzada y asustada por todo lo que describían sus padres. Todo ese asunto de "marcarse" el uno al otro sonaba tan salvaje, perverso, casi animal que en parte le asustaba y excitaba al mismo tiempo– sólo cuando tú accedas a hacerlo Trunks será capaz, ¿esta claro? Sólo con tu consentimiento. –Pan asintió– En algún momento se sentirá más ansioso por lograrlo, pero sólo esta en ti si lo aceptas o no.

–Recuerda que aún eres joven, hija. –extendió sus manos sobre la mesa y acarició las de su niña– tienes toda una vida por delante, tus estudios, tus amigos, tu mismo noviazgo es algo que debes disfrutar antes de ser madre. –Pan sonrió– la llegada de un bebé no es nada fácil, te hace inmensamente feliz, pero es un trabajo arduo.

–Así que nada de bebés, no aún. –sentenció Gohan.

–Nada de bebés, papá –dijo Pan y Trunks asintió. Ambos se sintieron más aliviados por la conversación por fin terminada.

Luego de aminorar los ánimos, Pan trató de comer, sin embargo le fue imposible, aún rondaban todas las palabras que había escuchado de sus padres. Esos impulsos animales que podría experimentar Trunks quizás no eran tan raros. Más de alguna vez los había sentido, exactamente cuando estaban en la cama. ¿Era por eso que a veces actuaba tan salvaje con ella? ¿Sería que trata de controlarse? ¿Acaso ella sentiría esos mismos impulsos? Recordaba más de alguna ocasión en que él se detenía en su cuello por largos minutos, besando, lamiendo, chupando su piel como si de un animal en celo se tratara. Esos momentos en que repentinamente se alejaba de ella como si fuera a lastimarla, las incansables veces en que le pedía disculpas por ser rudo. ¿Todo se trataba de eso?

–¿En qué piensas? –Pan se sobresalto al escucharlo, cuando miró a su alrededor sus padres ya no estaban.

–¿Dónde fueron?

–Gohan dijo que fue a su biblioteca y Videl donde tu abuela. ¿No escuchaste nada? –tomó un sorbo más del café humeante y Pan negó en silencio.

–¿Te puedo hacer una pregunta?

– Claro.

– Lo que describieron mis padres, ¿es cierto? ¿Has sentido esos impulsos por marcarme? –lo miró a los ojos.

–Sí, –admitió– pero no han sido tan fuertes como pensé que serían.

–¿Cómo lo sabías? ¿Vegeta te habló de eso?

– Ya sabes como es mi padre, tiene su manera de explicar las cosas, aunque las pocas veces que he hablado con él, que no tengan que ver con entrenamientos, es algo reacio para conversar de esos temas.

–¿Bulma?

–En parte, pero mi madre también tiene una forma muy especial de decirlas, algo que me avergüenza muchísimo por cierto. –suspiró cansado– Ha sido Goten el que me ha contado también algunas cosas, –Pan alzó una ceja– ¡no todas por supuesto! Esta con mi hermana –hizo gesto de asco.

–Ya… y bueno, cuando tú me has… –él la interrumpió.

–Sí. –tomó aire y giró su silla para quedar frente a frente. Tomó sus manos– Veras… es fácil para mí perder la compostura cuando se trata de ti. –ella hizo un intento de hablar pero él continuó– no me preguntes cómo, ni porqué, nada, porque en realidad no lo sé, es algo que no controlo ni tampoco entiendo. Sé que en parte es instinto, pero también sé que soy en parte humano, pero al parecer cuando es algo relacionado contigo mi lado humano parece esconderse y aparece el sayajin. Siempre intento controlarme para no lastimarte, hasta ahora no ha sido difícil porque no siento esas ganas de las que habla Gohan. No sé si soy yo, o es la situación o puede que suceda más adelante… lo único que sé es que siempre te protegeré aunque sea de mi mismo. –Pan lo miró con auténtico amor descrito en sus ojos– Cuando te des cuenta que no estoy siendo "yo", me detendrás, sé que bajo ninguna circunstancia podría hacerte daño, pero hay segundo en los que no parezco pensar y eso me desconcierta. –ella asintió– Yo te amo, Pan y no quiero hacerte daño. Gohan tiene razón y yo pienso lo mismo, ese ritual se completará cuando tú lo quieras… y bueno, si no lo quieres nunca, no lo haré.

Pan en silencio lo observó, sabía que él hablaba con total sinceridad y se preguntaba porque antes no se había percatado de ese lado tan sensible que él poseía. Nunca antes lo había notado con tanta claridad como ahora. Él era un hombre como pocos, de esos que se muestran rudos en apariencia pero cuando realmente lograbas conocerlo, no había que pelar demasiadas capas para ver su real corazón, ese amable, bondadoso, tierno y sensible Trunks.

–¡Llamando a Pan! –gritó Bra– ¡Dios! –murmuró– ¿qué pasa contigo últimamente?

–No es necesario que me grites. –tapó sus oídos.

–Llevas por lo menos 5 minutos moviendo esas latas conserveras de un lado a otro. –terminó de guardar las últimas cosas y se acercó a ella– Me tengo que ir –miró la sillita de su bebé– Geko se quedó dormido. –Pan también lo observó– Nos vemos esta noche. –un beso en la mejilla, tomó a su hijo y se fue.

Pan se quedó observando la puerta cuando la cerró. Ahora, Trunks era lo mejor que tenía su vida. Él era simplemente maravilloso con ella. Se dio la vuelta y caminó hasta su habitación dispuesta a encontrar un atuendo para esta noche. Sus amigos vendrían y no hallaba la hora de estar con él, de ser simplemente Pan la novia de Trunks, sin preocuparse por los demás, sino disfrutar de la compañía de amigos junto a su novio.

–¿Sabes qué? –habló con voz alta–. ¡agh! –se quejó. Quitó sus lentes y sobó el puente de su nariz– ¡Dios! –negó con la cabeza– hijo… –susurró.

–Lo siento, no… no recuerdo haber firmado esto –se excusó una vez más mirando y revisando aquel documento en donde sí estaba su firma, en puño y letra correspondiente a él.

–A veces no te entiendo –murmuró– siempre has sido tan responsable, ¿cómo es posible que no te fijaras? –Bulma suavizó su expresión– sólo debías revisar el funcionamiento, nada más. No debías firmar la orden de despacho, no aún.

Trunks hojeaba el documento una y otra vez tratando de buscar alguna solución a aquel gran problema– no lo sé. –dijo con dientes apretados, frustrado por su incompetencia. Sabía perfectamente por qué había sucedido todo eso, aunque no se lo diría a su madre pues era vergonzante para alguien de su edad.

Estaba perdiendo la cabeza. Un hombre adulto, hecho y derecho, uno de los mejores empresarios del país y destacado a nivel mundial estaba perdiendo la cabeza.

Perdiendo el razonamiento que tanto lo caracterizaba, por amor. Por una chiquilla de cabellos y ojos negros. Por Pan.

Suspiró, quitó sus lentes y los dejó sobre el escritorio. Observó a su madre que, ahora, estaba sentada en el sillón de cuero de su oficina, con el mando de la televisión en mano, observando y escuchando atentamente las noticias.

Allí, en la gran pantalla plana suspendida en la pared del frente, la relatora de noticias a nivel mundial seguía comentando uno de los fracasos más grandes de la empresa familia. Bajo el rostro de la presentadora el título principal del escándalo: "Presentan una demanda colectiva contra Corporación Cápsula por venta de un producto defectuoso"

La voz que emitían los parlantes hacía eco en la oficina. "La demanda ha sido interpuesta ante la Corte Superior de Tokio, Japón, como una acción colectiva contra el gigante informático Japonés: Corporación Cápsula. El modelo de disco duro supuestamente defectuoso es el Deskstar 75GXP que, según los denunciantes representados por el bufete Sheller Luwig & Badey, contiene un error de diseño o funcionamiento en su fabricación, que provoca el malfuncionamiento del mismo y la consiguiente pérdida de toda la información allí almacenada. Este modelo de disco duro fue introducido por Corporación Cápsula en el mercado mundial en el mes de marzo del presente año y, según la demanda interpuesta ante el tribunal Japonés, el alto índice de fallos detectados en el mismo hace pensar que esta compañía era consciente del error de su producto, continuando aún así con la venta del mismo".

Finalizando, la relatora agregó: "Corporación Cápsula y su personal no ha emitido ningún comunicado al respecto de este problema".

Trunks pasó su mano izquierda a través de sus cabellos lavandas. Negó en silencio, dejó el documento de lado y se puso de pie– las acciones de la empresa sufrirán una baja. –comentó y su madre asintió.

Bulma aún sentada en el sillón sacó su celular y marcó con rapidez–. Me comunicas con la relacionadora pública por favor. –un silencio en el cual miró a su hijo– sé que es sábado, soy conciente de ello, pero esto es urgente… sí, esperaré. –hizo a un lado el teléfono y le habló a Trunks– tendrás que dar un comunicado de prensa el día lunes a primera hora. –él asintió– yo lo escribiré, tú sólo lo leerás. Hoy llamaré y prepararé la convocatoria, estará todo listo para el lunes a las 9a.m. –el menor asintió otra vez– eso quedará arreglado, pero tú te encargaras de los abogados y la solución a la demanda… estoy segura que perderemos pues el producto lleva mucho tiempo a la venta. Los costos que eso conlleve serán tu problema, Trunks. –la mujer con una mirada retadora indicó con una mano que se retirara del lugar– Hola… –habló hacia el teléfono– sí, lo acabo de ver también…

Trunks dejó de prestar atención pues no podía hacer nada por ahora. Buscó su chaqueta que colgaba tras la silla de su escritorio y con una última mirada a su madre, que no le presto la más mínima atención, salió de la oficina.

Aquello era un problema y de los grandes, pensaba Trunks caminando hasta el estacionamiento de la empresa. La reputación implacable de la compañía se venía abajo gracias a su mando.

Cuando llegó a su apartamento pensó en darse una ducha y relajarse, comer algo antes de partir donde Pan. Al entrar a su hogar de lujo, automáticamente las luces se encendieron y la temperatura del lugar a regularse hasta quedar cómodo y cálido para el habitante. Caminó hasta su habitación en donde se despojó de toda su ropa e ingresó a su cuarto de baño. Al salir envolvió una toalla negra a su cintura y salió descalzo hasta la cocina, allí sacó variados snack para aminorar su apetito. Se sentó en la silla y comenzó a comer. El silenció era ensordecedor, tomó el control de la televisión y lo encendió, pero a los pocos minutos se arrepintió de aquel acto. Los noticieros seguían hablando del último escándalo empresarial.

"Las acciones de Corporación Cápsula, la compañía de tecnología más valiosa del mundo, pierden un 4 % en las operaciones del viernes, luego que ingresara a tribunales la demanda colectiva debido a un producto defectuoso, después de que la firma informara resultados para el tercer trimestre que no cumplieron lo esperado por el mercado".

Cuando escuchó lo último decidió apagar la televisión, escuchar aquello lo estresaba aún más. Continuó comiendo hasta quedar más o menos saciado, tomó los envoltorios y los echó a la basura. Se lavó las manos y caminó de vuelta a su habitación, allí se recostó sobre la cama boca arriba y cerró los ojos por un momento.

¿Cómo era posible que él cometiera un error tan estúpido? ¿Él, uno de los empresarios que había crecido rodeado de aquel ambiente empresarial, que sus manos tocaban la tercera generación de la compañía? Sabía las consecuencias que se avecinaban, y éstas no tenían buena pinta. Debía planear algún tipo de estrategia, planificar algún tipo de acción contra aquella demanda, pues sabía que le costaría millones reponer aquel daño, ya sea para los afectados compradores como también para la compañía y trabajadores de ésta.

Se sentó en la orilla de la cama y mirando sus pies descalzos en el suelo, suspiró. El silencio lo estaba asfixiando. Antes acostumbrado a el y ahora no. Sonrió al recordar porqué ya no le agradaba. La respuesta era clara y sencilla: Pan.

Junto a ella venía el ruido y la alegría, el constante bullicio a su alrededor siempre le hacía sonreír. Cada vez que ella venía o iba a su casa, en su habitación o como ahora, en su apartamento siempre había música de fondo, era como que si siempre lo necesitara para vivir. Si no era aquello eran sus risas, sus gritos desde la cocina diciendo que la comida estaba lista, sus quejas diciendo que tenía hambre, sus retos hacía en recriminación por lo desordenado que era, o simplemente escucharla hablar de cualquier cosa. De un modo algo particular ella seguía siendo la misma niña, la niña bulliciosa, gritona, quejosa, risueña y adorable. Pero al mismo tiempo había notado su cambio, ese de niña a mujer, no sólo en el aspecto físico, sino en su modo de pensar y en su actuar. Ya no era la niña con ese cuerpo que recordaba. No, ahora era más exuberante de un modo simplista y no con muchas curvas, pero esa simpleza lo cautivaba. Su manera de vestir con el paso del tiempo cada vez se parecía más al de Videl. Él recordaba cómo había sido su suegra cuando él solo era un niño y notó la evolución que llevó a cabo cuando comenzó a salir con Gohan. Lo mismo sucedía con Pan, pese que aquel cambio no lo sufrió junto a él sino junto a Thomas.

Un dejo de celos sintió al pensar en él. En cierto modo lo envidiaba, por el simple hecho de que él presenció esecambio en ella. Thomas vio cómo ella se convertía en mujer para él, en cómo cambió con el tiempo, en cómo la sexualidad se despertaba en ella, logró escuchar sus primero gemidos de placer, descubrió cómo hacerla llegar al orgasmo, en cómo tocarla, en cómo acariciarla y en cómo complacerla en cualquier ámbito. Pudo ver la manera en que ella cierra fuertemente sus ojos cuando llega al éxtasis, ver y sentir cómo arquea su espalda. Las arrugas que se forman en su frente cuando sonríe con ganas, la manera en que frunce el ceño cuando se enoja. Sintió en primera persona qué es ser acariciado por esas manos inexpertas. Él pudo decir el primer "te amo" para ella , le dio el primer regalo de amor, pasó el primer 14 de febrero junto a ella, la primera cena romántica. Logró quitar su inocencia, quitó su virginidad.

–¿En qué momento dejé de pensar en la empresa? –susurró para si mismo, ahora, enrabiado por el camino hacia donde iban sus pensamientos. De algún modo todo lo que pensaba terminaba en ella. Absolutamente todo.

Aún pensando en lo que Thomas le había arrebatado, se levantó para buscar ropa al armario. Eligió un conjunto simple y casual, jeans oscuros junto a una camiseta blanca y chaqueta negra. No le tomó más allá de 5 minutos en estar listo, se miró al espejo y se fue al baño a lavar sus dientes. A la salida del baño pudo lograr escuchar bullicio proveniente del exterior. Extrañado caminó hasta la ventana principal y miró hacia debajo de la calle.

–¡Rayos! –maldijo entre dientes cuando notó que fuera del edificio había una gran cantidad de periodistas y camarógrafos, todos ellos gritando su nombre, grabando, tomando fotografías y entrevistando a cualquier persona que saliera del edificio.

Tenía pensado pasar un rato agradable en compañía de su hermana, cuñado, su novia y sus amigos, pero no. Siempre había algo más estorbando su tranquilidad. Al alejarse del ventanal su timbré sonó avisando una visita. ¿Acaso el conserje había dejado entrar a algún periodista? Caminó hasta la puerta ya resignado.

–Señor Brief, perdón que lo moleste pero hay una gran cantidad de medios preguntando como locos por usted. –habló el amable señor de mayor edad con canas en su cabello.

–Señor Kazuo, –dijo con una sonrisa– no los voy a atender, es más, ahora voy saliendo y… –lo interrumpió.

–Lo tengo claro señor, pero verá… –suspiró– los demás residentes del edificio están algo molestos con la intromisión de… –

–Oh… –comprendió– bueno… mmm…. déjeme ver qué puedo hacer.

–Como guste. Me retiro –hizo una pequeña reverencia y se marchó. Trunks cerró la puerta y se apoyó de espalda a ésta.

–Y dime, ¿dónde esta el novio del año? –Kenny preguntó con sarcasmo debido a la tardanza. Pan lo miró con mala cara y se marchó de su lado– ¿Qué? Era sólo una broma –dijo con una sonrisa que se desvaneció cuando ella sin decir nada de regreso se fue hacia el otro lado del lugar.

–Tan pesado que logras ser a veces. –dijo Naomi pegándole en un brazo– Estamos hablando de un Brief ¿sabes? Seguramente debe estar ocupado. Algo vi en las noticias sobre una demanda hacia su empresa. –comentó mirando a su amiga y compañera de universidad conversando con Goten.

–Sé que es tarde Pan, pero sabes que Trunks no es así, algo debe haber ocurrido. Digo, aparte de todo el escándalo de la demanda y la prensa. –Goten le acarició un hombro mientras bebía despreocupadamente su bebida. Pero antes de que Pan pudiera decir algo, su tío desapareció al ver una bandeja de picadillos que no había visto antes. Observó que se acercó cautelosamente y comenzó a devorar como siempre. La menor de los Son, resignada una vez más se acercó a Bra que conversaba animadamente con otras chicas acerca de la última moda.

–Bra –la llamó e indicó con sutileza que la siguiera hasta la cocina. De camino hacia allá observó que a su alrededor la gente se divertía, reían, conversaban, comían, algunos bailaban, todo en un ambiente de música ligera y grata. Menos ella, estaba preocupada.

–Pan, traté de contactarme con él pero es imposible. No te preocupes, llegará pronto. –dijo antes de que su amiga hablará, la conocía perfectamente bien y ella no estaba disfrutando de aquel festejo en su propia casa.

–Es sólo que… Trunks me habría avisado que no vendría, ¿cierto? –la peliverde asintió– ¿Y si le ocurrió algo? Con estos chips–miró su brazo– no logro distinguir su ki.

–No pasa nada. –fue hasta la nevera y sacó una cerveza que se la entregó, mientras ella tomó un jugo– toma esto y relájate. –hizo una pausa– mira, si quieres puedo llamar a papá para ver si todo anda bien. –la pelinegra asintió.

Bra sonrió al ver que ella se relajaba un poco. Era increíble en cambio que habían tenido en tan poco tiempo. Ambos, su amiga como su hermano, se avisaban dónde estaban, a qué hora salían, dónde se juntarían, todo. Y podía notar que Pan se preocupaba mucho por Trunks, así como su hermano por ella. Tomó su celular y marcó la casa de sus padres, allí su madre le contestó y preguntó por la situación.

–Ahh, esta bien. Ok, llamaré a ese número. Gracias mamá, adiós. –cortó–. Mamá dice que Trunks tuvo un problema con la prensa y esta lidiando con ello. Me enviará por texto un número telefónico en donde podría ubicarlo y… –el sonido de alerta de un nuevo mensaje la interrumpió–. Aquí esta, ¿quieres que lo llame o…?

–Yo lo llamo. –sacó su propio celular y marcó el número. Mientras Bra se asomó por la puerta.

–¡Goten! –le gritó y algunos de los invitados rieron– Oh dios… –murmuró– Pan iré a ver a Goten, se esta comiendo todo a su paso –Pan rió y le hizo una seña que fuera nada más. Bra desapareció dejando a la pelinegra sola en la cocina mientras esperaba que le contestaran al otro lado de la línea.

–¿Hola?–una voz de mujer le contestó. Pan frunció el ceño.

–Ehh, me dieron este número para ubicar a… ¿sabe qué? Creo que me equivoqué en marcar y… –se detuvo cuando de fondo escuchó la voz de Trunks– ¿Trunks? –susurró– ¿con quién hablo? –preguntó.

–Con Suzu Idane, ¿con quién hablo yo? –preguntó extrañada.

–Pan Son –respondió con la mandíbula apretada. La morena escuchó cómo él preguntó por su nombre seguido de algún ruido que no logró descifrar.

–¿Pan? –escuchó su voz– ¿eres tú?

–Trunks.

–Pequeña, –luego escuchó un ¿bufido de Suzu? Pan arrugó más su frente– siento mucho no estar allá, tengo un problema pero pronto acabaré. –Trunks esperó algún comentario pero nada sucedió– Pan, ¿cómo has conseguido éste número?

–Tu mamá.

Ahh, claro. Tuve que apagar mi celular porque no sé cómo demonios los periodistas lo consiguieron. –en aquel instante Trunks se dio cuenta que estaba dando explicaciones cuando ella no se las había pedido– Pan, ¿estas ahí?–se vio en la obligación de preguntar ya que no la escuchaba.

–S-sí… es…

Mi amor, –le habló en voz muy baja para el gusto de Pan. ¿De qué se escondía? ¿Acaso no quería que esa tal Idane supiera que ella era su novia? Pan negó fuertemente con la cabeza alejando aquellos pensamientos tan… –estaré lo más pronto posible allá. Ahora me tengo que ir. –avisó.

–Claro, esta bien. –pero sin darle oportunidad, colgó apretando fuertemente el aparato.

Un estupefacto Trunks quedó con la vista pegada hacia el celular en su mano. No alcanzó a decir un adiós o un nos vemos cuando ella le colgó–. ¿Todo bien? –miró al frente y asintió despacio– ¿seguro? –asintió esta vez con más convicción.

–Nada de que preocuparse. –añadió– Entonces… ¿lo harías por mí?

–Claro, soy tu empleada después de todo ¿no? –le dijo con una sonrisa.

–Lo sé Suzu, pero esto no forma parte de tu trabajo. Esto es más bien un favor.

–Trunks, esta bien… relájate. Sé que si sales a hablar no te dejaran en paz. Llamé a la vocera de la empresa, pero esta fuera del país hasta el lunes, entonces no tengo ni un problema con hacerlo esta vez yo.

–No sabes cuanto te lo agradezco. De alguna forma lo pagaré. –le sonrió.

–De acuerdo… ahora, ¿esta bien con este comunicado o quieres agregar algo más? –le entendió una libreta en donde estaba el escrito.

Trunks lo leyó una vez más y asintió satisfecho– Esta todo bien.

–Ok, entonces espérame aquí, seguramente lo transmitirán en vivo. –Suzu se levantó del sillón principal del living tomando la libretita para dirigirse hacia la puerta de salida del apartamento– luego me dices si salgo linda o no por televisión –con una última sonrisa, salió. Trunks asintió con una sonrisa con aquella broma.

Bra se había fijado que su esposo, quien sentado en un sofá, no paraba de utilizar su teléfono celular con cara de asombro y preocupación– Bra, ¡vamos! –una de las chicas, amigas de Pan, bailaba en medio del salón junto a la peliverde. Le habló cuando ella dejó de danzar al ritmo de la música– ¡déjalo ya! –comentó cuando notó en la dirección que miraba la sayajin.

Bra con una sonrisita se disculpó–. ¿Qué pasa? –preguntó cuando por fin se acercó a él.

–¿He? –Goten miró a su bella esposa– ¡Ah sí! –miró de nuevo su celular– Trunks va a dar un comunicado de prensa –dijo con el ceño fruncido.

–¿Trunks? No lo creo, sabes que no le gustan esas cosas. ¿Quién te dijo eso? –ella se sentó en sus piernas.

–La prensa lo dice, mira. –acercó su móvil a ella. Bra comenzó a leer y era cierto– Es extraño. Bulma me notificó que lo harían el lunes, no hoy.

Bra se levantó de su regazo, lo tomó de la mano– Ven. –se lo llevó hacia la habitación de Pan. Allí encendieron la televisión y sintonizaron un canal de noticias 24 horas. Al aparecer la imagen– ¿Qué hace Suzu en el lobby del departamento de Trunks? –Goten se encogió de hombros– ¿Ella es la vocera o relacionadora pública de la empresa?

–No, Suzu es la analista– dijo más extrañado aún con la situación.

–Entonces ¿qué hace ahí hablando en nombre de mi hermano? –dijo irritada. Ella tenía ese algo que no le agradaba, no sabía descifrar exactamente qué, pero algo había. Estaba segura.

Goten se encogió una vez más de hombros. Miró a su esposa y la cara de enfado se podía distinguir a kilómetros de distancia. No sabía realmente porqué, a él le agradaba, era una chica simpática y trabajadora.

Justo cuando ambos se acomodaban sentados a los pies de la cama, la puerta se abrió revelando a una seria Pan– ¿Tú sabías que ella estaba con Trunks?

Goten miró a su esposa, pero se percató que le hablaba a él– No. –Pan sin decir más, se acomodó a su costado mirando la televisión. Los tres en silencio escucharon el pequeño discurso de la mujer excusando al Señor Brief de no ser buen momento–. "La conferencia de prensa se realizará el día Lunes a las 9 de la mañana en el salón principal de Corporación Cápsula. Allí se discutirá el tema que envuelve a la empresa y se responderán sus preguntas. Gracias" –sin más, Suzu dio la media vuelta desapareciendo de las cámaras y cómo ella era reemplazada por las fuerzas policíacas, desalojando a los periodistas del lobby del edificio.

Trunks miró a la chica que nuevamente entró en su apartamento con una sonrisa– ¿cómo lo hice? –ella preguntó.

–Excelente –se acercó a ella y la abrazó en agradecimiento– gracias, Suzu. –se alejó– no tienes idea lo que detesto hacer ese tipo de cosas.

–Extraño… –él levantó una ceja– digo, provienes de una familia muy reconocida, pensé que estos actos ya eran usuales para ti.

Negó con la cabeza– no, no lo son y creo que no lo serán –ella lo miró a los ojos.

–¿Sabes? –él puso atención en ella– creo que la mayoría de las personas tienen otra percepción de ti, incluso yo la tenía. –se sentó en el sillón junto a él.

–¿Qué percepción tenías de mí? –le ofreció un vaso de jugo natural de fruta.

– Pensé que eras más… –no sabía cómo explicarse– bueno, creo que la gente tiene la impresión de ti según la prensa.

–¿Y tú?

–Yo también pensaba así de ti, pero a medida que te he ido conociendo, mi percepción ha ido cambiando también. –hizo una pausa para tomar aire– eres mas bien, tímido. Digo, ¡no tímido! –se sonrojó– pero…

–Esta bien, entiendo –le sonrió– todos creen que soy una persona hostil porque así es como me muestran en la prensa farandulera, pero lo que no entienden es que sólo protejo mi intimidad, mi espacio. Algunos medios han dicho que soy engreído… bueno, de pequeño podría haber sido –rió– pero no lo soy, hasta me han catalogado de antipático.

–No lo eres –ella dijo en voz baja.

–No lo soy… Es más, creo que soy mucho más sencillo de lo que piensan. Soy alguien relativamente normal si no fuera por la empresa –y por mi herencia sayajin– agregó en su mente.

–Claro –susurró sin poder despegar los ojos de él. Todo era absolutamente cierto, él era un hombre increíblemente sencillo, buena persona, cordial, simpático y apuesto. Su mirada fue desde los azules ojos de su jefe hasta su boca, esa boca que mostraba esa sonrisa tan simple que podía derretir a cualquier mujer.

Trunks miró su reloj para ver la hora, se acordó de Pan en forma inmediata sonriendo al ver esa pieza de metal que denostaba tanto lujo–. De nuevo, muchas gracias por lo que has hecho. –volvió a sonreír.

–Emm… sí claro, no hay problema. –se puso de pie, tomó su chaqueta para irse– que tengas una buena noche, Trunks.

–Gracias, tú también.

–Estas siendo infantil, Pan. –dijo luego de un silencio incómodo en la cocina, donde ambos se encontraban a solas, alejados del resto de la multitud.

Pues sí, tenía razón, estaba siendo totalmente infantil, según ella misma. ¡No estaba pensando con la cabeza! ¿Qué sucedía con ella? La respuesta era simple: Celos. No es que sospechara de él, pero no estaba segura. Había un cierto grado, mínimo tal vez, de desconfianza, pues siendo completamente objetiva Trunks había engañado a su última novia con ella. ¿Podía volver a hacer lo mismo, esta vez, con ella?

Trunks la observó de pie frente a él, con sus brazos cruzados sobre su pecho, con un semblante serio. Hace mucho o quizás nunca la había visto de ese modo. Esto era algo nuevo y no sabía muy bien cómo enfrentarse a ella. ¿Había sido mala idea traer a Suzu con él? Pero ¿cómo dejarla sola un sábado por la noche cuando ella había hecho ese inmenso favor con la prensa? Sin saber muy bien porqué las palabras se le escaparon de la boca, invitándola a la inauguración de apartamento de Pan antes de que ella se fuera.

Sabía y conocía muy bien su temperamento, pero jamás la había visto celosa. Por un lado eso lo inquietaba pues quería decir que ella no confiaba plenamente en él, ¿no? Pero a la vez ¿cómo pensar eso si él mismo había estado celoso del profesor Antoni? ¿Ambos dudaban uno del otro? Eso no era bueno.

La observó una vez más… ¿quizás estaba insegura? Eso era probable, Pan no había tenido suficiente experiencia en el ámbito amoroso, ella era mucho menor que él y le era permitido ser insegura. Lo comprendía, de jóvenes no se piensa con la cabeza sino con el corazón. A veces la diferencia de edad jugaba malas pasadas, como hoy. Él ya no estaba interesado en las juergas, ni en mirar otras mujeres ya que él estaba en esa transición de hombre joven a una vida plena de adulto, su imagen, cuerpo y exterior no lo demostraban pero mental y psicológicamente sí. Él tenía todo con Pan, absolutamente todo. Lo que sí, quizás debía seguir esperando un poco más, lo sabía, ella aun era muy joven, le daría tiempo para marcarla para siempre de él. El tiempo que necesitara se lo daría, siempre y cuando ella lo siguiera amando. Luego de aquello su mundo sería perfecto, pero tampoco podía apartarse de la realidad, él moría por hacerla suya de una vez por todas, que fuera su mujer, su futura esposa y madre de sus hijos, pero ¿y dónde dejaba todas sus metas, anhelos, sueños y deseos que no eran parte de su mundo perfecto, como su carrera, sus amigos, su desarrollo personal? Él ya había pasado por todo eso, ahora quería sentar cabeza y formar el resto de su vida. Pero ¿y ella? No podía ser egoísta, no con ella, no podía.

–¿Por qué me miras así? ¿Te parece chistoso? –dijo enojada, frunciendo su frente.

Sonrió. Eso era exactamente lo otro que pensaba. Aquellos celos también lo hacían sentirse bien, querido y cuidado por ella. Estaba celosa por miedo a perder algo que le pertenecía. Se acercó a ella en forma cautelosa, quedando frente a ella y le sonrió ampliamente–. Mi pequeña, –le susurró abrazándola, rodeándola por los hombros y atrayéndola a su cuerpo– no tienes porque estar celosa. –ella no dijo nada y apoyó la cabeza en su pecho– Sólo tengo ojos para ti, respiro para ti, todo lo que hago y dejo de hacer es para y por ti. –Pan se separó un poco de él y lo miró a los ojos.

Entonces, ¿por qué eres así conmigo frente a los demás?–formuló la pregunta en su cabeza pero fue incapaz de decirla en voz alta.

Cuando había llegado a su apartamento y la ignoró casi por completo, se sintió una estúpida. La saludó de beso en la mejilla como al resto. No mencionó que ella era su novia y estuvo deambulando con los demás festejados sin mucho ánimo. Conversó con algunos, tomó un par de copas, pero más que nada se dedicó a conversar asuntos empresariales con Goten, quien le prestó poco rato de atención alegando que este no era el preciso momento de discutir tales asuntos, pues prefería seguir conversando con los chicos y bailando con Bra, extrañaba aquella sensación de libertad, aunque fuera solo un tiempo corto, alejados del rol de padres.

–¿Qué pasa contigo? –prefirió una pregunta que sonara más general.

–Pan, –quitó sus brazos de ella– no es un buen día para mí. –pasó su mano por su cabellera frustrado por tener que explicar una vez más lo mismo– cometí un gravísimo error hace unos meses atrás al firmar un documento sin revisar primero el proyecto. Salió a la venta y aún así… –ella lo interrumpió.

–Eso ya lo sé –dijo enojada en voz baja. Él no entendía a qué se refería.

–No, parece que no lo sabes. No entiendes la magnitud del problema. Me costará más trabajo del usual, dinero en abogados, dinero en reparar el daño a los consumidores, la demanda legal que han hecho contra la empresa, la mala reputación del producto en sí mismo, mi mala reputación como presidente y además me hostigan los periodistas a la salida de mi hogar, ¿entiendes eso? –sonó más duro de lo que él mismo se había propuesto. Pan lo miró con una mezcla entre extrañeza y sobresalto, pestañeó un par de veces tratando de asimilar la forma en que él le había hablado, casi como si ella fuera la culpable de su error en su empresa. Con un silencio sepulcral, Trunks habló una vez más, esta vez arrepentido– lo siento –dijo en voz baja– no quise trat…–

–Entiendo –y sin decir más, salió de la cocina con un rostro indescifrable para algunos ojos como los de Bra y Goten.

–¿Estás bien? –preguntó su amiga, dejando de lado sobre una mesa, el refresco que estaba en su mano. Pan con una sonrisa completamente falsa asintió, seguido de un poco convencedor para ella misma, no así para los demás. Bra volvió a sonreír– pensé que estabas discutiendo con mi hermano, lo escuché alzar la voz y… –la pelinegra volvió a sonreír artificialmente.

–Bra… –posó su mano derecha en el hombro de su amiga– todo esta bien. –la ojiazul asintió– ¿Podrías buscar más papas a la cocina? Kenny me llama –mintió.

La verdad era que sus ánimos habían decaído a medida que avanzaba la noche. Esta reunión prometía ser agradable, sencilla, animosa, en donde pudiera compartir libremente con amigos, familia y su novio, pero no. Cada minuto que pasaba sentía que no era así, no se divertía en lo más mínimo y nadie parecía notarlo mientras cada vez más se sentía en la incertidumbre. Se volvía a preguntar una y otra vez por qué actuaba así con ella. ¿Habría hecho algo malo? ¿No quería que los demás se enteren de ella? ¿Acaso se avergonzaba? En sólo pensar en la última duda sentía como el pecho se le oprimía. ¿Era por ser menor en edad que la ocultaba? ¿Tendría prejuicios acerca de lo que los demás podrían opinar de su relación? ¿O era simplemente porque ella no era digna de ser presentada públicamente como la novia de Trunks Brief? Jamás se había sentido carente de autoestima, ella no era el perfil que mundialmente los hombres se derretían, no tenía las famosas medidas perfectas, no era una chica curvilínea tampoco, no tanía caderas ni pechos marcados en profundidad, no tenía aquella forma de guitarra del que todo el mundo hablaba cuando se referían a mujeres. No, ella era simple, era Pan, la chica que tiene un cuerpo atléticamente trabajado y definitivamente ella no era el estilo que Trunks, a través de su vida, había buscado. Entonces ¿por qué ella? ¿por qué él, el amor más grande que había sentido en su corta vida, la había elegido a ella entre tantas otras mujeres? ¿por qué ella era privilegiada de estar entre sus brazos desnuda durante las noches con él? ¿por qué a ella le dedicaba un te amo?

Miró el sofá donde estaba Kenny, le sonrió y se sentó a su lado sin prestar atención a quién más estaba cerca de ella. Ocupó sólo un espacio mínimo, con las rodillas juntas y sus manos sobre ésta, se las observó. Era extraña la sensación que albergaba su cuerpo en ese preciso momento, jamás lo había sentido tan claramente y la aterraba, pues ella no parecía ser de aquellas mujeres, pero no podía dominar ese sentir que iba más allá de lo racional. Sabía que era estúpido sentirse de esa manera, ¿pero qué podía hacer contra ello? Ahora entendía gran parte del sentir de Thomas, ¿así se habrá sentido él cuando supo que lo engañaba con Trunks? –No, peor. –Respondió su mente. Sin darse cuenta apretaba sus manos contra el jeans en sus rodillas. Miró el suelo y suspiró.

Pan no creía ser una mujer y persona con inseguridades, pero inconcientemente a medida que pasaban los meses junto a él, sobretodo aquellas últimas semanas en donde su romance era públicosentía que aquella incertidumbre entorno a ellos se incrementaban al igual que su sentir. Mientras más amor, mayor inseguridad. ¿Eso era normal? Levantó sus ojos cuando sintió que la observaban con intensidad. Trunks no le quitaba el ojo de encima, de pie desde el marco de la puerta de la cocina, apoyando el lado izquierdo de su cuerpo con una cerveza en la mano derecha. No quitaba su mirada de ella, tomaba pequeños sorbos de su bebida alcohólica sin siquiera pestañear. Pan volvió a suspirar. Parecía que ahora notaba cada una de sus miradas, él la inspeccionaba cuando estaban juntos o esa era la sensación que percibía, no estaba segura del todo. Pero aquella sensación la tenía en ese preciso instante. Con un semblante casi posesivo no despegaba su mirada de ella, desde sus ojos hasta sus pies. No fue conciente del resto del mundo, más precisamente del resto de los festejados que estaban en su departamento, sólo era conciente de la intensidad de los azules que la observaban reflejando un atisbo de posesividad, salvajismo y lujuria, todo mezclado en una sola penetrante mirada azul.

Sus propios ojos comenzaron a picar, a escocer debido a la poca lubricación en ellos al no pestañear. Los cerró un par de segundos y fue consciente de una mano en su hombro que no había sentido hace, al parecer, minutos atrás. Los abrió, miró a su lado, era Kenny que la miraba con preocupación.– ¿Qué?

– ¿Estas bien? –volvió a preguntar. Pan con una sonrisa débil asintió, retornó su mirar al frente pero Trunks ya no estaba, miró a su alrededor buscándolo pero sin resultado–. No estas bien –habló una vez más Kenny preocupado por su amiga y ex intento de conquista. Ella siguió buscando con la mirada, él lo notó– al parecer fue al baño –dijo de pronto.

–¿Cómo? –frunció el ceño.

–Trunks fue por allí, seguramente al baño –hizo un pausa en donde la observó– lo buscas a él, ¿no es cierto? –no la dejó responder– ¿sabes? te ha estado mirando por mucho rato y… –no sabía si continuar o no.

–¿Y? –lo instó para que lo hiciera.

– Te mira como si quisiera… –una nueva pausa– como si quisiera asesinarte. –murmuró la última palabra, pero Pan no parecía sorprendida en lo más mínimo y eso… lo desconcertó.– ¿estas bien con él? –preguntó más preocupado aún– quiero decir… tú… él te a maltratado de algún modo… ¿física, verbal?

–¡¿Qué?! ¡No! –respondió sorprendida por su pregunta– él no sería capaz de algo así –sensación más extraña aún y no conocida la embargó al decir la última frase. Se quedó en silencio y sumida en sus pensamientos mientras apenas escuchaba a lo lejos las disculpas de Kenny al preguntar algo así que no era de su incumbencia pero que realmente se preocupaba por ella.

Horas después y no percatándose del tiempo realmente transcurrido sólo quedaba ella y Bra en el salón principal limpiando los restos de comida y basura que quedaron regados por ahí mientras Trunks y Goten charlaban lavando, secando y guardando trastes y vasos.– ¿Estas cansada? –le dijo la peliverde.

–No, ¿por qué lo dices? –continuó echando latas vacías a la bolsa negra de basura que sostenía su amiga.

–Has estado callada y sorprendentemente tranquila… algo muy raro en ti.

–No pasa nada… –sonrió.

–Pan, te conozco. –dejó la bolsa en el suelo y se puso frente a ella, quitó la basura que sostenía entre sus manos y la llevó al sillón más cercano, en donde ambas se sentaron– A mí no me engañas. –Pan sólo la miró y callada permaneció. No quería abrumarla con sus problemas, Bra parecía contenta, liviana de tener una noche libre del rol de madre– Puedes confiar en mí. –dijo con sinceridad.

Pero ¿podía? Se preguntaba Pan. Confiaba en ella, sí lo hacía, pero también tenía muy claro que su mejor amiga era hermana de su novio. Algo muy complejo por cierto.

Mientras, en la cocina… –Oye, ¿Y qué tanto hablabas con ese chico? Kenny creo que se llamaba.

–Ahh si… –dejó de lado los trastes y se puso frente a Goten– Cuando llegué noté en seguida que ese chico se me hacía familiar, además me miraba mucho.

–Sí, eso también lo noté.

–Recuerdas esa mujer, con la que yo tuve… –la voz de su hermana lo interrumpió.

–Goten, es hora de irnos –dijo Bra entrando a la cocina, miró su reloj– Es tardísimo… deberíamos aprovechar de dormir un poco antes de ir a buscar a Geko en la tarde donde tu mamá.

Trunks miró a Pan que entró luego de su hermana–. ¿Por qué no se quedan aquí? –sugirió él de pronto– Pueden dormir tranquilos en la habitación de invitados que tiene Pan, ¿no? –la miró nuevamente con el ceño fruncido al igual que Bra.

La Brief miró confundida a su hermano y luego a Pan que con sólo una mirada comprendió a su amiga– No lo creo… –entendió– Será mejor irnos –le sonrió a su marido quien asintió.

–Bueno, Bra tiene razón, es hora de irnos. –Goten por el contrario, sólo entendió que su esposa quería estar a solas con él, lo cual lo entusiasmó en demasía al recoger sus abrigos y despedirse rápidamente de ambos.

Pan, luego de cerrar la puerta, volteó y se encontró con los azules que la observaban mientras él se ponía su propia chaqueta. Parecía que con lentitud extrema se ponía una manga luego la otra, acomodó el cuello de la prenda y cuando estuvo listo le habló– Yo también me debería ir. –se acercó a ella y depositó un suave beso en su frente. Pan lo miró con ojos cristalinos.

–¿Te deberías ir o te quieres ir? –preguntó cuando pasó por su lado.

Él se detuvo– Ambas. –suspiró– Ya es hora de que me vaya y me prefiero ir.

–¿Por qué? –volteó también y se puso delante, impidiendo su salida.

–Porque sí. Ahora es lo mejor, Pan. –acarició su rostro con su dedo pulgar y ella cerró los ojos al sentir su tacto.

–No, –susurró, tratando de retener una lágrima rebelde– no te vayas.

–Pan, –dijo más decidido– me voy.

–¡¿Por qué me haces esto?! –las palabras salieron de su boca sin control– ¡¿Por qué tú me haces sentir de esta manera?! –se alejó de él– ¡Odio sentirme así!

–¿Así cómo? –caminó tras ella, volviendo al living. Ella permaneció detenida de espaldas a él– Dime… ¿Cómo te sientes? –preguntó con suavidad.

–¡Así! –apretando sus puños, volteó y fijó sus ojos en él, ahora desparramando lágrimas con vergüenza.

–¿Pero por qué lloras? –se aproximó rodeándola con los brazos y acercándola a su pecho, pero ella rehusó su gesto y se alejó dos pasos.

Trunks no entendía nada de su comportamiento. ¿Por qué lloraba? Él no había hecho nada malo ¿o si? Se quedó observándola con detenimiento y memorizando cada uno de sus gestos para intentar de comprenderla. Podía notar la incomprensión en Pan, había algo en sus ojos que le decía que lo que estaba sintiendo no lo entendía ni ella misma, y si su novia no lo entendía él menos podía. Lo que sí comprendía claramente era que ella estaba sintiendo emociones fuertes y contradictorias– Como cualquier joven–pensó.

–Hey, –habló pero ella permaneció alejada de él con sus ojos fuertemente cerrados– mírame –dos pasos hacia ella, la tomó por el cuello y mejilla– Pan, mírame. –obligó que su rostro se dirigiera hacia él, pero ella seguía sin abrir sus ojos– ¡Maldita sea! ¡Te digo que me mires!

–¡Suéltame! –de un puñetazo en su pecho, lo alejó. Rápidamente limpió las lágrimas que estaba en sus mejillas.

–¡¿Qué es lo que tienes?! ¡Trato de entenderte, pero no puedo! –tomó aire repetidas veces tratando de calmarse. Era tan fácil perder la razón cuando estaba con ella, parecía de locos. Era algo incomprensible también para él ofuscarse de esa manera, nunca había sido así con una mujer. A veces sentía que Pan acababa con su paciencia en muy poco tiempo. Era tan obstinada y a la vez tan ensimismada en sus sentimientos y pensamientos que no lograba comprenderla del todo, por más que tratara siempre parecía haber un muro en donde ella se salvaguardaba del mundo exterior, justo como donde se sentía ahora, fuera de ella, en donde él pertenecía.

–¡No, no puedes entenderme!

–¡Entonces explícame!

–¿Para qué? ¿Para sentirme peor de lo que ya me siento? No, gracias. –volteó para caminar a su cuarto. Trunks de un rápido movimiento la sostuvo del brazo.

–¿Yo te hago sentir así? –habló mucho más calmado.

–Sí. –susurró. Trunks obligadamente le dio la vuelta y ella por fin lo miró a los ojos– ¡Tú me haces sentir así! –gritó enrabiada. Él la sostuvo de las muñecas cuando Pan intentó golpearlo una vez más.

–¡Deja eso! –la mantuvo dominada.

–¡A veces siento que te odio! –continuó forcejeando en vano– ¡Me haces odiarte! ¡Suéltame!

–¡No! ¡Tú no quieres que me vaya, pues aquí me tienes! –continuó sosteniéndola– ¡Ahora me dirás que pasa contigo! ¡¿Por qué me odias?!

–¡Porque sí! ¡Porque me haces sentir de esta manera, porque me siento mal, no me gusta esta maldita sensación! ¡La odio!

–¿Me odias a mí u odias la sensación?

Ella exhaló con fuerzas– ¡Te odio a ti porque tú me haces sentir así! ¡Odio la manera con que me miras, odio cuando me tocas, odio cuando me besas, odio todo de ti! ¡Te odio, te odio! –y lloró con fuerzas.

Trunks la sostuvo con demasiada fuerza por las muñecas que Pan siseó del dolor en medio del llanto. La sacudió varias veces y él negó con la cabeza sin entender sus propias fuertes emociones, un sube y baja de sensaciones incomprensibles que ella le producía. Ira, salvajismo, obsesión, calor, pasión, deseo, temor e increíblemente una sensación de querer asesinar. Sin siquiera pensar, soltó sus muñecas y las deslizó hasta su cintura y caderas, allí la atrapó y de un fuerte movimiento la empujó con potencia contra una pared en donde la arrinconó. Pan aún con lágrimas cayendo de sus ojos lo observó cuando él, sin medir fuerzas, estampó sus labios contra los de ella en un beso violento y desprolijo, que llenó de una excitación desconocida para ambos, el ambiente. Sin proponérselo y a puro instinto Trunks mordió su labio inferior consiguiendo una herida sangrante para luego seguir besándola desesperadamente. Ella gimió pero se dejó hacer sin queja alguna. El contacto de sus lenguas y las caricias frenéticas fueron desapareciendo poco a poco, cuando él comenzó a creer intuir su sentir. Cuando terminó, y ambos buscaron el aire faltante, Pan se desestabilizó, rindiéndose ante él, cayendo como pluma entre sus brazos, sin ninguna fuerza para mantenerse de pie, dejando caer esas lágrimas que con tanto esfuerzo intentaba retener. Mostrándose débil como muy pocas veces en la vida, venciendo su orgullo y exponiéndose frágil como una niña– Te odio, Trunks… –dijo entre llanto, mientras él con sus brazos la sostenía pegada a su fuerte pecho. Como si no pesara nada, la tomó entre sus brazos y la llevó hasta su dormitorio en donde se recostó sobre la cama sin despegarse de ella.

–¿Por qué me odias tanto? –habló en voz baja pues lo único que escuchaba era el sollozo de la pelinegra entre sus brazos. Acarició sin prisa sus cabellos negros y sedosos, mientras que ella inconcientemente se acurrucaba junto a él.

–Por lo que siento por ti. –respondió hipando– por lo mucho que me haces sentir.

–¿Qué es lo que sientes? –indagó.

–Todo. –él sonrió sin que ella pudiera verlo. Ternura era la sensación que ella estaba irradiando.

–Pan, mírame. –pidió con amabilidad, ella obedeció sacando su rostro del escondite que su pecho le ofrecía. Trunks limpio sus lágrimas con sus dedos y recorrió con sus dedos índice y pulgar sus ojos rojos e hinchados, su nariz y luego los rozó por sus labios. Se detuvo en el inferior herido– lo siento –susurró. Quedaron en un silencio por largos minutos en donde no despegaron sus ojos del otro. Al cabo de un rato, Trunks volvió a preguntar más– ¿Qué es todo lo que sientes? ¿Te hace mal sentir? ¿Yo te hago mal?

–No lo sé –respondió en voz baja, aguantando un nuevo llanto, como el de una niña– No entiendo lo que siento, Trunks.

–Intenta explicarme.

–Me haces sentir débil, necesitada de todo.

Trunks sonrió–. Mi pequeña… te hago sentir vulnerable…

Continuará…

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