"Mix románticos"
SENTIR
Capítulo 4: "Mix Románticos"
Bulma miró divertida a las dos jóvenes y las caras enfadadas de los otros dos, sobretodo la de su hijo –¿cómo se llama? Al describirlo me parece que lo conozco… - dijo tratando de recordarlo.
Trunks sentía arder su interior. Pan se iba a reunir con un profesor, según las chicas presentes ¿guapo? ¿a solas o con otros estudiantes? Y si es a solas, el profesorcito ese puede aprovecharse de ella. Todo lo pensaba en pánico y celos. Mayormente celos. ¿y si iba directo hacia allá? ¿y si la iba a buscar? Pero si lo hacía, seguramente ella se enfadaría, de eso estaba seguro. Conociendo el carácter de su novia sabía muy bien como reaccionaría. No le gustaría, ni lo más mínimo que hiciera una escena de celos. Después de todo ya había aguantado unas cuantas, no escenas en la calle ni nada, tenía mucho orgullo como para hacerlo, pero si unas cuantas miradas furiosas o apretones de brazos para que ella caminara más rápido junto a él si algún desconocido le hablaba o piropeaba.
Es que realmente odiaba el descaro de los hombres en la calle, ¿cómo podían ser tan desubicados de decir semejantes vulgaridades a una chica que solo va caminando por la calle sin insinuarse ni nada? Lo irritaba, lo enfurecía cuando alguien miraba a su chica de una manera lasciva.
¿Qué iba a ser con lo sentía? ¿Dejarlo pasar y hacer como si nada? ¡No podía!
Continuará…
- Yo que tuve clases con él, alguna vez mencionó que la conocía, se llama Antoni. –dijo Marron a Bulma, Trunks miró con expectación a su madre.
- ¿Lo conoces? –preguntó Bra.
- ¡Antoni, vaya!… no sabía que trabajaba en la universidad, es un chico muy talentoso. -lo recordó. -¿Recuerdas aquella vez cuando me torcí el tobillo y fui al médico? –le dijo a Bra que asintió. -bueno, él me derivo a un especialista para un tratamiento, en pocas palabras llegue a él, un kinesiólogo muy bueno. Hace mucho que no sabía de él.
- Ya, ya, ya… sí, es fantástico, bueno, profesional, guapo y ¡bla bla!... – decía Trunks rodando los ojos –estúpido –dijo por lo bajo.
Goten rió al escucharlo, recordándose a si mismo haber sido así hace unos años atrás –¿Sabes cuándo estarás más seguro? –le preguntó. -Aunque no del todo –acotó bajito a lo que Bra lo miró con los ojos entrecerrados. –no es que desconfié de ti, ¡nooo!, pero tampoco puedo saber por completo que ocurre en tu cabeza.
- ¿Qué cosa? –Trunks lo miró interrumpiendo la mirada asesina de su hermana a su amigo.
-Dejar de ser tan paranoico y celoso –Bra le habló.
Trunks se quedo mirando a los dos. –Cuando por fin lo hagan. –dijo Goten mirando con alegría a Bra.
- ¡QUÉ! –dijo Marron muy alto. –¿todavía no… no se acuestan? –habló lo último bajito.
Bra, Goten y Bulma rieron a carcajadas. –Que equivocada estas amiga. – Bra miró a su hermano que se le caía la cara al suelo de la vergüenza. – ¡Parecen conejos! Tiran todas las noch… -
- ¡BRA! –su hermano la retó. –Una cosa es que hablen todo acerca de su vida, pero la mía déjenla aparte, se llama ¡vida íntima por algo! –dijo entre enojado y avergonzado.
- ¿Entonces de qué hablan? –Marron estaba confundida.
- Del ritual sayajin –contestó Goten.
- Ahh. -ella asintió. Ya había escuchado acerca del tema por Bra. Le había contado casi al lujo de detalle acerca de ella y Goten. Al principio le pareció extraño, no sabía que ellos hacían ese tipo de cosas, parecían vampiros según ella, pero a las horas lo dejó de lado. ¿Qué más extraño podía ser, si ellos en sí son extraterrestres? Cambian de color y apariencia cuando se enfurecen, tienen una fuerza extraordinaria, y al parecer son descendientes de monos gigantes. Y ella descendiente de un androide, increíble ¿no? –¿todavía no se marcan? –preguntó, ahora entendiendo.
Trunks no habló más del tema. Caminó hasta la nevera y sacó una lata de cerveza que rápidamente Bulma se la quitó de las manos. –Van a ser las 3 de la tarde, hora de que vuelvas a la oficina. –dejó la lata de vuelta y sacó una botella de agua mineral. –ten, con eso esta bien. –le sonrió. Trunks derrotado, se acomodo la camisa, la corbata, tomo la botella de agua, su maletín y su chaqueta. Se despidió con un gesto de manos y se fue.
…
Pan llego a la universidad buscando al profesor en su oficina, pero no lo encontró. La secretaria dijo que se encontraba en otras clases, pero en una media hora más estaría desocupado.
Fue a la cafetería en donde se encontró con unos compañeros que se encontraban conversando animadamente. Ella se incluyó para así pasar el rato mientras esperaba al profesor.
- ¿Quieres tomar algo? –ofreció Kenny que estaba sentada a su lado.
- Podría ser... –pensó por unos instantes. –sí, me voy a tomar una café. – él chico se puso de pie antes de que ella.
- Yo voy por el.
- No, no te preocupes, yo voy. –se puso de pie junto a él.
- Entonces te acompaño. –le sonrió amablemente.
Mientras esperaban el pedido de ambos, que al final resulto ser que ella pidió un café más un sándwich de queso y un queque de chocolate, mientras que él pidió una bebida cola junto a un sándwich, luego se pusieron a conversar.
- Ya te has integrado hace un tiempo con nosotros a la universidad, pero veo que no tienes muchos amigos. –comentó apoyado contra el mostrador de comidas con Pan al frente con los brazos cruzados descansándolos.
- Si, bueno… sólo converso con algunos, no soy de tener muchos amigos, a mis amigos los cuento con los dedos de mis manos. – sonrió.
- Ya veo... –dijo él estudiándola. –en todo caso es una pena… - miro hacia otro lado.
- ¿Una pena? ¿Por qué? –preguntó curiosa.
- Porque una chica linda como tú estaría rodeada de chicos queriendo ser amigos tuyos, o bueno quizás algo más. –dijo divertido dejando entrever algo más.
- ¡Ah! bueno, no necesito tener chicos rodeándome. –dijo secamente.
- ¿Eso quiere decir que ya tienes a alguien? –preguntó, pero como ella no respondió y se lo quedo mirando, insistió -¿tienes novio?
- Sí. –ella volteó y dio dos pasos para llegar a la señora que le extendía sus alimentos y bebidas. Los dejó sobre una mesa y buscó su dinero en el bolsillo del pantalón, pero antes de poder entregarlo, Kenny ya había pagado todo. –podría haberlo pagado yo. –dijo seria.
- No te preocupes, yo invito… -le dijo, pagó todo y tomó todas las cosas y las dejo en una bandeja para cargarlas él mismo hasta la mesa que compartían. Al ver la cara de Pan. –y deja de fruncir el ceño que se te marcará la arruga de vieja fea. –dijo con una risa. Ella no pudo disgustarse más con él, había tratado de coquetear con ella, lo cual le molesto un poco, pero luego lo dejo de lado al hacerla reír. –ya no seguiré cortejándote, tienes novio y lo respeto. –dijo con seriedad. –pero tenía que ver las posibilidades. –bromeo. Ella lo miró con los ojos entrecerrados –broma, broma. –Ambos caminaron hasta la mesa en donde se unieron a la charla grupal.
El tiempo pasó y ya se hacía tarde, el profesor se retrasó más de lo esperado y ya era hora de irse. Todos los estudiantes comenzaban a abrirse paso hacia las puertas principales de cada facultad llenando los jardines y caminando hacia la parada de autobuses más cercanos o hacia los estacionamientos de automóviles.
Saliendo de su facultad y conversando algo sin importancia con los compañeros de clases que había conocido hace un tiempo, y que eran bastante simpáticos, se detuvo en seco cuando escuchó su nombre.
- ¡Oh oh! –dijo Naomi. Pensando que la regañaría por las tantas veces que había interrumpido sus clases.
- Espérenme un momento señoritas. –dijo el profesor que venía de atrás.
Ya afuera y rodeada de la naturaleza de los jardines de la facultad de medicina, miro hacia la espalda para verlo acercarse a ellas. Los demás se fueron despidiéndose con señas, dejando a las dos y el profesor a solas.
- Señoritas, sólo quería decirles que espero que no vuelvan a interrumpir mis clases, y estoy hablando en general, sé que hoy no la tuvimos, pero la última vez que me interrumpieron no tuve el tiempo para hablar con ustedes. Bastante paciencia he tenido, sobretodo con usted señorita Naomi. –dijo regañándolas.
- Lo siento profesor. –Naomi se disculpó.
- No lo sienta, sólo preste más atención durante las lecciones. –decía mientras acomodaba su bolso en su hombro.
En eso el celular de la chica rubia suena y ella se disculpa alejándose de ellos para contestar.
- En cuanto a usted. –el profesor miro a Pan una vez que quedaron solos. –no se deje influenciar. Sé que usted será una gran profesional, tiene a un padre con mucho prestigio en el campo de investigación de la medicina. Por lo tanto sé que heredo su inteligencia, sin hablar de su prestigio en el campo de las artes marciales. –le sonrió.
Pan se quedo perpleja. ¿Cómo sabía tanto de ella? Lo miró una vez más y sonrió también cuando se dio cuenta que él le sonreía del mismo modo. –disculpe profesor, pero ¿puedo saber cómo usted sabe eso? –dijo curiosa. –y también ¿quería hablar conmigo para regañarme por interrumpir sus clases?
- ¡¿Y ese? ¿qué hace sonriéndole? –pensaba Trunks que veía la escena de Pan junto al hombre a unos metros de donde él se encontraba. Bajó la ventanilla polarizada de su auto último modelo plateado que se encontraba estacionado frente a la facultad y se quito las oscuras Ray-ban de sus ojos para obtener una mejor vista.
- En cuanto a su última pregunta, no, no he querido hablar con usted para regañarla. -sonrió. –y bueno, su apellido lo dicen todo. –dijo amablemente y caminó incitándola a seguirlo. –por lo menos en nuestra carrera, que esta obviamente vinculada con la medicina, el nombre de su padre es muy reconocido. Sin hablar de su apellido Satán que es bastante popular por su abuelo, sin nombrar a su madre de paso. –hizo una pausa en su hablar y en su caminata quedando frente a frente. -Pero lo que más me sorprendió fue verla en mi clase este semestre. Apenas vi su nombre en la lista la reconocí de inmediato. –otra vez le sonrió mostrando sus dientes perfectos.
- ¿Me reconoció? ¿De dónde? –lo miro hacia arriba viendo como una pequeña brisa desordenada los cabellos marrones y algo cobrizos de aquel hombre frente a ella. Cuando se fijo bien, notó que sus ojos eran de un color verde amarillento, no solamente verdes a como los había visto el otro día dentro del aula. No lo había notado jamás puesto que nunca había estado tan cerca de él.
- La pequeña niña que venció a muchos en el torneo de las artes marciales –le respondió. Pan frunció el ceño y él continuó. –mi abuelo fue un luchador, en mi niñez también me interese, pero creo que nunca fui muy bueno, fue sólo un hobbie en mi juventud y quede muy impresionado cuando te vi luchar… ¿cuántos años tenías? –sin darse cuenta ya estaba tuteando a su alumna.
- 4 años –reconoció avergonzada. –¿tú también participaste? ¡Oh! perdón, no fue mi intención tratarlo de… -él la interrumpió.
- No, esta bien, ya no estamos en clases, además sólo tengo 30, no soy tan viejo. –dijo con su sonrisa habitual.
Pan le sonrió. –30 años. –pensó. –tengo la primicia para Naomi.
- Entonces Pan… ¿esta bien que te llame así fuera de clases? –le preguntó.
- Esta bien…mmm… -se lo quedo mirando, no recordaba su nombre sólo su apellido.
- Antoni. –le respondió.
- ¿Italiano? –Pan le preguntó cuando escucho su nombre.
- Sí, madre Italiana y padre Japonés… como decía… -volvió al tema -¿pretendes licenciarte solo de kinesióloga? O ¿también buscas algo más como una especialización? digo… como tienes vínculos con las artes marciales podrías perfectamente especializarte en kinesiología deportiva o quizás seguir el rumbo de tu padre en el área de la investigación.
- La verdad, todavía no lo tengo muy claro, me quedan dos años para terminar, éste y el próximo, pero creo que me quiero especializar en algo. Ahora que lo mencionas, el área deportiva podría llamar mi atención y… -cuando iba a continuar, de repente sintió el claro y familiar ki aproximarse a ella. Antes de darse la vuelta sintió un brazo rodear su cintura atrayéndola a él.
- Trunks. –dijo sorprendida. –Hola. –le dijo mirándolo y quitando su mano izquierda que sostenía su cintura.
- Hola preciosa. –se inclino y besó su mejilla, haciendo sentir a Pan algo nerviosa e incómoda. En los prácticamente 4 meses que llevaban saliendo, él jamás había hecho algo semejante en público, habían quedado de acuerdo en que no lo harían hasta hacerlo oficial con su familia y sobretodo con Gohan.
Pan se alejo un poco de él, mirando alrededor un poco preocupada. No quería fotos, ni paparazzi y eso era muy común cuando Trunks andaba merodeando las calles. Por lo menos ahora no se veía ninguno.
- Buenas tardes. –Trunks dijo ofreciendo su mano.
- Buenas tardes señor Brief. –Antoni lo saludo cordialmente.
Pan dándose cuenta interrumpió. –ah… él es Antoni, o sea, digo… el señor –pero él la interrumpió.
- Esta bien Pan… soy Antoni, su profesor. –le dijo con la misma sonrisa cálida.
- ¿Su profesor? –dijo con sorpresa. –con que este es el profesor. –alzó una ceja. –bastante joven para ser profesor de una universidad tan reconocida como ésta en Japón. –Pan lo miro fastidiada con tal comentario, el tono de su voz era diferente, un tanto molesto.
- Si, todos dicen lo mismo, pero bueno, debo estar bien calificado a mis 30 años para que me contrataran aquí, ¿no? –dijo con diversión y un tono ligero. Trunks no lo tomó de la misma forma y lo observó de pies a cabeza recurriendo una vez más a esa mirada de superioridad que utilizaba cuando hacia sus negocios en la empresa. Cosa, que al parecer no funcionó con el profesor.
- Así debe ser…-comento Trunks. Volvió su mirada a Pan. –¿lista para irnos?
- Eh… lo que pasa es que estaba hablando sobre… -le intentó decir a Trunks.
- No, esta bien. Yo también debo irme al trabajo, el centro deportivo me espera. Pero antes de que te vayas, no hemos terminado de hablar. -dijo sonriente. -¿qué tal si mañana luego de clases seguimos hablando de la especialización? Te tengo una propuesta. -le dijo a ella para luego ver la mirada asesina de Trunks. –a menos que ya estés… -no finalizó cuando Pan habló.
- No, esta bien, Trunks es un amigo y no tengo planes para mañana. –dijo con rapidez. A Trunks le molestó muchísimo ese comentario, pero lo disimuló a la perfección, por lo menos para los demás, no así para Pan.
- No, no me refería a eso, quise decir que… -su explicación fue cortada por Trunks.
- Pan, ya es tarde y quedamos de ir a cenar con Goten y Bra. –dijo con un tono molesto.
- Lo siento. –se disculpó Antoni con Trunks. –lo hablamos otro día, ¿si? –miró a Pan, quien asintió con la cabeza.
Todos se despidieron cordialmente y el pelivioleta tratando de no ahorcar al profesorcito, caminó hacia su automóvil con Pan siguiéndole los pasos. No sin antes escuchar lo último de Antoni. –!Ah! lo olvidaba, saludos a su madre señor Brief. – runks se fue más molesto aún, el profesorcito coqueteaba abiertamente con Pan y más encima mandaba saludos a su madre. –¡perfecto! –pensó.
- ¿Qué fue eso? –dijo molesta y mirando hacia todos lados menos él.
Trunks no respondió, sólo se limito a abrir la puerta del copiloto para que ella entrara y la cerró con fuerza. Caminó hacia el otro lado, se sentó, se puso el cinturón y salió acelerando a fondo. Pan lo seguía mirando desde su asiento.
- ¡Trunks! –habló para llamar su atención.
- ¡¿Qué? –dijo tratando de calmarse, pero parecía imposible, la imagen del profesor coqueteándole a su Pan lo perturbaba en demasía.
Pan se quedo mirándolo, le parecía increíble que se enojara, cuando en realidad la enojada debía ser ella. -¿Qué quieres? –dijo mirando el camino con las manos apretadas en el volante del vehículo.
- ¿Qué quiero? –repitió. ¿Acaso no la había escuchado? –no vamos a ir a ninguna parte, ahora no quiero ir a ninguna parte contigo. –le gritó enfurecida.
- ¿Qué? Pero si le dije a Bra que iríamos a cenar con ellos. Lo siento pero iremos igual. –siguió manejando a su rumbo predeterminado. Ella suspiró y se revolvió incómoda en el asiento.
– ¿Qué hacías en la universidad? Alguien podría haberte visto. Quedamos en que nos contrariamos allá y… -se detuvo. -¡carajo! Dejé mi auto en el estacionamiento, ¡todo por tu culpa! Lo deje olvidado.
Trunks suspiró pesadamente, había olvidado por completo ese gran detalle, los demás no sabían de su relación y estaba más que hablado que no irían a ningún lugar público por el momento, no antes de hablar con la familia de Pan. Y además la había distraído dejando el carro en la universidad.
Detuvo el auto a un lado del camino y se giró para mirarla. –lo siento, ¿si? Pero es que iba camino a la casa de mi hermana y sentí que tu ki no se movía de la universidad, te estabas demorando más de lo usual. Así que vine a buscarte.
- Trunks, me demoré ¿cuánto? ¿5 o 10 minutos?
- Mucho para mi gusto.
- ¿Y por qué actuaste de esa manera tan hosca con mi profesor?
- ¿Tú profesor? –hizo énfasis.
- ¡Trunks déjate de tus celos paranoicos! –se cruzó de brazos y miró al frente. No era la primera vez que lo notaba así, al parecer mientras más pasaba el tiempo peor se pone su carácter cuando la ve con otros hombres alrededor.
- No son celos, es molestia. Tú profesor no tiene mucha ética profesional que digamos. No debería tutear a sus estudiantes, ¿no crees? Menos invitarlas luego de clases a conversar o sonreírte a cada rato.
- Eso que describes no son nada más que celos injustificados. Jamás te engañaría y… -él la interrumpió.
- Llamaré para que algún empleado vaya a buscar tu automóvil. Estará en la puerta de tu casa en menos de una hora. –dijo haciendo caso omiso a todo lo que ella había estado hablando. Sacó su celular y comenzó a discar algunos números para llamar, ella se lo quito de las manos en forma brusca y lo miró.
- ¡Déjate y ponme atención! –sentenció y él la miró con seriedad. –no es la primera vez que te pones de esta manera Trunks y la verdad ya me estoy cansando.
- ¿Qué quieres decir con que te estas cansando? –dijo con voz dura, pero interiormente se quebraba al pensar que ella quería dejarlo.
- Que estoy aburrida de tus celos, ¿acaso no confías en mí? –dijo ahora con calma, dejando el celular sobre su regazo y tomando sus manos con la de ella.
- No se trata de confiar o no confiar en ti, es solo que… -se detuvo para ordenas sus pensamientos por unos segundos. –es solo que no puedo controlar a las personas que te rodean y eso me molesta. No puedo hacer nada para que no te miren de esa forma, porque si fuera por mí mataría a todos y cada uno de los hombres que ponen un ojo en ti. Odio pensar que todo el mundo supone que estas soltera, porque NO lo estas. –dijo apretujando sus manos al enfurecerse, pero se detuvo de inmediato al pensar que podría dañar las manos de Pan.
- Entiendo. –ella asintió. –pero de verdad, confía en mí, sabes que soy lo suficientemente fuerte como para poner a cada uno en su lugar. No hay nadie a quien no pueda detener… a menos que fuera Uub, pero… -él la miró con grandes ojos. -¡no! yo sólo decía, es solo un ejemplo.
- ¿Has estado hablando con Uub? –tuvo la urgencia de preguntar.
- Te digo que no, tonto. –ella sonrió. -¡pero déjate de esos celos! –lo regaño. -yo solo intento decir que nadie se puede aprovechar de mí, yo los puedo detener a todos, excepto a nuestras familias, el clan Z y bueno puede ser número 17 y qué se yo. –dijo divertida.
- Entiendo. –dijo ahora con su parte racional del cerebro funcionando con más claridad. –pero en caso de que 17 te moleste solo me avisas. –bromeó.
- Lo haré. Pero eso no quita mi enojo. –advirtió al ver que él se acercaba a ella. –no. –lo alejó empujando su pecho.
- Lo siento ¿si? –trató de acercarse a ella pero se lo impidió.
- No me pongas esa cara, dije que no. –se sentó derecha y miró hacia delante entregándole el celular que momentos atrás se lo había quitado. –ten. –se lo entrego. –tienes una llamada que hacer.
- ¿Estas hablando en serio? –no lo podía creer. Ella estaba seria mirando hacia delante sin siquiera esbozar una sonrisa. Esto jamás había ocurrido, sus anteriores celos siempre se arreglaban con una charla en el cual se añaden unos cuantos gritos por parte de ambos, una carita simpática, un beso de reconciliación que al final siempre terminaba siendo uno apasionado y !listo!, más tarde al anochecer la desenfrenada reconciliación a puertas cerradas en su habitación. Pero al parecer hoy eso no sucedería.
- Muy enserio. Ahora llama para que vayan a buscar mi coche.
- Esta bien. –dijo resignado, llamó menos de un minuto y colgó. Guardó el aparato, la miró y ella no hizo nada en girar para devolverle la sonrisa, suspiró e hizo partir el motor. Con un fuerte rugido partieron a toda velocidad para no llegar tan atrasados. Mientras conducía el silencio se hizo eterno, para el fastidio de Trunks era un silencio incómodo, por lo menos para él, para ella… no lo sabía, iba mirando por la ventanilla hacia la calle. Carraspeo su garganta para llamar su atención. Funcionó, ella se giró y lo miró esperando a que dijera algo. –mañana por la tarde podrías a acompañarme a la automotora. –dijo casualmente.
- ¿A qué? –ella no hizo ningún gesto. No quería mostrarse débil, quería ser firme y hacerle entender de sus celos maniáticos. Pero ya sabía a donde se dirigía la conversación, lo conocía demasiado bien. Él quería llegar a algo y ella no se dejaría convencer.
- A comprar un automóvil, el tuyo ya esta demasiado viejo, te esta dando problemas y lo sabes. Así podrás elegirlo tú misma.
- No, gracias. –sonrió y volvió su mirada a la ventana derecha.
- Pan, sabes que necesitas uno. El mes pasado quedaste tres veces botada en la carretera y esa cosa ni siquiera tiene para convertirlo en cápsula… -
- ¡Dos! –dijo ella mostrando también con sus dedos.
- No, fueron tres. –la miró por unos segundos y volvió a la carretera. –Goten me dijo de la tercera vez. Quedaste en medio de la carretera sola a la media noche Pan, ¿Por qué no me dijiste? Me hubieras llamado y hubiera estado ahí en menos de un minuto, tal y como lo hice las dos primeras veces.
- Llame a mi padre. –ahora lo miró a su costado. –no quise molestarte por una tercera vez.
- Eso no hubiera sucedido si hubieras aceptado el auto que te regale al otro día luego de quedar botada la primera vez.
- Trunks, lo vuelvo a repetir, de verdad no necesito ese ostentoso auto de lujo. –hizo una pausa. –luego de la tercera vez lo mande a arreglar, desde ahí no he tenido problemas.
- ¿Hasta cuándo? ¿un mes mas? ¿dos? –ironizó.
- Hasta que explote y no sirva más que para chatarra. –se cruzó de brazos.
- Claro… hasta que explote… no esperaba menos de ti.
La tensión siguió su rombo junto al coche, pronto llegaron a su destino. Trunks se estacionó frente a las rejas doradas, bajo su ventanilla y llamó al citófono ubicado a su costado. Apretando el interruptor rojo habló. -Llegamos.
- Ya era hora Trunks. –dijo una voz masculina.
- Lo siento hermano.
- Pasen. –la comunicación se cortó dando paso a unas grandes puertas metálicas abrirse a su automóvil.
Despacio se estacionó frente a la gran casa del joven matrimonio Son-Brief. Se bajó pero antes de poder llegar a la otra puerta y abrírsela caballerosamente, como siempre lo hacía, ella se bajo antes de que pudiera llegar y la cerró. Sin mirarlo se encaminó hasta la puerta que ya estaba abierta. Paso el umbral con Trunks siguiéndola, no había nadie en el recibidor, caminaron hasta llegar al living tampoco había señales de su tío o Bra. Ella se encogió de hombros y siguió hasta donde supuso que ambos estaban, la cocina.
Trunks se quedo atrás unos momentos, miró a su alrededor notando los cambios de muebles y decoración. ¿hace cuánto que no visitaba la casa de su hermana? –desde que comencé a salir con Pan. –se respondió a si mismo. ¡Increíble! Ella ocupaba todo su tiempo y no porque ella lo demandará, sino por sí mismo. Ella ocupaba todo pensamiento en su mente. Era un milagro que la empresa siguiera su rumbo y no cayera cuesta abajo, aunque debía confesar que era difícil concentrarse en el trabajo cuando cada media hora chequeaba el ki de Pan.
Caminó adentrándose al gran salón, viendo la cantidad de muebles renovados, seguramente obra de Bra. Sillones de felpa rojos, otros blancos, paredes color crema pálido, muebles de madera oscura. Nuevo televisor, reproductores de música, -¿videojuegos? –miró con más atención. Obra de Goten seguramente. Rió para sus adentros. –vendré mas seguido. –Podía ser un adulto, pero como buen hombre, le encantaban los videojuegos, sobretodo si competía contra su viejo amigo Goten.
Continúo inspeccionando con un sonido de fondo. Era el reproductor que estaba encendido, la música estaba a volumen bajo, pero se podía escuchar claramente como ambientación del salón. Se detuvo al frente y leyó. –mix románticos. –lo primero que se le vino a la cabeza fue su hermana Bra, ¿quién mas pondría tal música? Ahí mismo alzo su cabeza y vio varias fotografías. –También nuevas.–a medida que las observaba, la mayoría era de la fiesta de matrimonio de los dueños de casa, sus oídos fueron llenados por la lentitud de una melodía.
"Te llevo en mi por siempre, fui hecho para ti y yo te imaginaba así, estabas dentro mío desde antes del amor ya eras parte de mi corazón"(*1) –decía la letra.
Sin proponérselo la imagen de Pan llenaban su cabeza. Luego, más que estar mirando las imágenes delante de sus ojos, no miraba nada, era sólo ella. Puso atención a las voces que se escuchaban más allá y la risa melodiosa de Pan sobresalía en su audición, notaba su kitranquilo y estable. Giró y miró hacia la dirección de la cocina con una sonrisa en los labios. Cuando se disponía a ir en aquella dirección otra canción llamó su atención.
"Que fácil es decir te quiero cuando estamos solos, lo difícil es hacerlo cuando escuchan todos, si tu me miras, si tu me miras, te enseñare a decir te quiero sin hablar, mientras tengamos un secreto que ocultar, la locura de quererte como un fugitivo…" (*2)
Se quedó quieto escuchando las armoniosas letras de aquellos cantantes que apenas reconocía. No era de esos hombres que escuchaban música romántica, ni siquiera de adolescente, su padre jamás lo hubiera permitido, no así como con Bra. Las canciones cambiaban rápidamente ya que eran solo abstractos de cada una de ellas y así siguió la continuación.
"When you walk away I count the steps that you take Do you see how much I need you right now? When you're gone The pieces of my heart are missing you When you're gone The face I came to know is missing too When you're gone The words I need to hear to always get me through the day And make it ok I miss you…" (*3)
"Es poco decir que eres mi luz mi otra mitad, es poco decir que daría la vida por tu amor y aun mas, ya no me alcanzan las palabras no, para explicarte lo que siento yo, y lo que vas causando en mí, lo blanco y negro se vuelve color, y todo es dulce cuando esta en tu voz, y si nace de ti, te voy amar, y hacerte sentir que cada día yo te vuelvo a elegir, porque me das tu amor sin medir, quiero vivir la vida entera junto a ti..."(*4)
Esa última le llegó como un clavado al pecho. ¿Es que acaso esa canción podía expresar tan bien lo que sentía? -¡dios! ¡me estoy volviendo un verdadero tonto! –pensaba mientras su orgullo tomaba terreno. Pues así lo habían criado, para ser un guerrero fuerte y duro, nada de sentimientos blandos y tantas demostraciones de afecto para delatar debilidad. Eso enseñaba Vegeta, y eso aprendió de él. No al pie de la letra pues también estaba la crianza de Bulma, él no era frío con Pan cuando estaba rodeado de sus familiares, por lo menos los directos. Pues en público no había sido así, no sabía como sería con ella, no habían experimentado aquello.
Pero lo poco que sabía Trunks era que Vegeta era solo apariencia, si bien había podido percibirlo, jamás lo había visto con total claridad. Él se demostraba ser frío y calculador con todos a su alrededor, bueno a excepción de Bra con quien siempre tuvo un especial trato, pero cuando se trataba de los demás hasta con su madre, Bulma, era simplemente calculador. No sabía que él cuidaba de Bulma, Bra y de Trunks todo el día, chequeando sus niveles de kicada ciertos momentos para asegurarse que todo estaba bien. Hasta llego a hacerlo con los mocosos de Pan y Goten que ya formaban parte de su familia y ambos eran muy importantes para sus hijos. Pero para el bien de todo y el propio Vegeta él jamás lo admitiría, ni con Bulma.
"I'll be there for you These five words I swear to you When you breathe I want to be the air for you I'll be there for you I'd live and I'd die for you Steal the sun from the sky for you Words can't say what a love can do I'll be there for you…" (*5)
Sonaba aquella canción mientras pensaba en la forma tan diferente que tuvieron para criar a dos hijos, tan diferentes con él y con su hermana. No se sentía celoso, no, eso era ridículo, amaba a su hermana, pero eran tan diferentes.
- ¡Trunks! –gritó la ahora dueña de sus pensamientos.–no te quedes allí y ven a ayudar.
- ¡ya voy! –respondió. Echó un corta miradita al comedor que estaba en el siguiente salón contiguo, en que también habían cambiado todo, y caminó a paso lento hacia donde los demás.
Y lo último que alcanzo a escuchar. "That I just want you to know I've found a reason for me To change who I used to be A reason to start over new and the reason is you…" (*6)
Definitivamente tendría que pedir ese mix para tenerlo, quería escucharlo por completo. –o mejor no…–se fue pensando algo avergonzado hacia la cocina.
…
- ¿Ocurre algo? –preguntó preocupado viendo el rostro de la chica a su costado izquierdo.
- No, no es nada. –sonrió hacia él.
- ¿Estas segura? –Marron sonrió débilmente. –no estas prestando atención a la película… -comentó. -¿qué pasa? ¿es sobre… Pan? dijo con un pequeño quiebre en su voz.
- Te cuesta nombrarla todavía, ¿no es cierto? –su voz sonó a tristeza.
Él se incómodo, se movió en el sillón sentado a su lado, puso pausa a la película con el control remoto y miró al pantalla que se mantenía de color azul por unos instantes. A pesar de los meses que habían pasado de su ruptura, Thomas seguía sintiendo una pequeña opresión en su pecho al decir tal nombre. Pensar en ese hecho ocurrido en la casa de los Brief había sido devastador, enterarse que Pan era en parte una extraterrestre le era extraño y a la vez lo hizo sentir decepcionado por el hecho de que ella jamás confió en él como para contárselo. Fueron años en que la amó en forma incondicional y saber que no había suficiente confianza entre ellos, fue como vivir una relación basada en nada más que mentiras. Sin mencionar que ella, por fin, confesaba su amor por aquel hombre de cabellos lavandas. Su instinto le había dicho que algo pasaba entre ellos, pero no hizo caso y decidió continuar. Grande fue su error, ella no lo amaba y quizás nunca lo hizo. Y eso le rompió el corazón.
Y ahora estaba una chica de gran corazón a su lado, una mujer rubia, de ojos azules, bella por fuera y por dentro. Sentía un gran cariño hacia ella, no estaba seguro si era amor, pero era algo que su interior le agradecía de sobremanera. Marron había sido su confidente durante los siguientes meses, y sólo por casualidad. Sonrió al recordar ese instante.
Luego de un mes de su término con Pan, Thomas se encontraba en una tienda comercial comprando algunos muebles para su hogar. Había estado en una profunda depresión, encerrado en su casa por varias semanas completas sin poder liberarse de aquel dolor. Su buen amigo John fue de visita luego de haberse enterado de todo lo ocurrido, lo que concierne sólo el quiebre, nada de superpoderes ni naves extraterrestres por supuesto, al ver su estado comenzó a darle ánimos, tratando de darle sentido a su vida, no todo era Pan, él tenía una pequeña hija llamada Amber por la cual debía luchar. Eso a Thomas le dio más ánimo del esperado, si bien ella no estaba con él en aquel momento, físicamente se encontraba al cuidado de su prima y sus padres, sabía que siempre estaba en su corazón, la amaba y no podía dejarse hundir más.
Había pensado en regresar a su natal hogar, pero aquí había una empresa que dirigir y él estaba al mando, además no debía dejarse caer por nada, nada que no fuera más que su hija. En esos momentos su tristeza se convirtió en furia, pensando en que Pan no valía la pena de sus lágrimas y dolor. Ella había sido egoísta, mentirosa y una farsante que le mintió durante años diciendo que lo quería, cuando en realidad estaba profundamente enamorada de otro. Si bien la verdad lo devastó, también le dio fuerzas para seguir con su vida. Decidió que no volvería, que reconstruiría su vida aquí mismo donde lo había planeado, no tenía por qué huir cuando él no había hecho nada malo. Decidido, busco ayuda, una terapeuta y psicóloga que lo ayudo a seguir con su vida. Una vez que sintió que el sol lo volvía a iluminar luego de una tormenta emocional, decidió cambiar y renovar todo. Desde vender la casa que había comprado para él y Pan, hasta muebles, vestimenta, todo. Buscó un departamento de lujo en el centro de la cuidad y decidió mudarse allí con su hija y una promesa de nueva vida.
Aquel día, luego de dejar a su hija en el pre-escolar, decidió ir en busca de nuevos muebles para el cuarto de su niña. Llegó al centro comercial, compró camas, muebles de ropas, algunos adornos y lámparas, todo con la ayuda de las vendedoras. Después de todo era un hombre y nada experto en modas de niños. Posteriormente decidió que sería buena idea comprar ropas, la niña estaba creciendo y ya tenía algunos pantaloncillos rosados que comenzaban a quedar cortos. Se dirigió al piso de vestuario para infantes y allí se desconcertó, estuvo una hora mirando de un lado a otro, no estaba seguro de las tallas, los colores ni nada. Totalmente confundido y mirando a su alrededor para buscar ayuda con alguna chica de la tienda, caminó sin rumbo alguno, topándose y golpeando a una chica a su espalda.
- Lo siento. –dijo afligido. –no fue mi intención.
- No, no hay problema. –ella le sonrió.
Él la miró mas fijamente y no se movió. –perdón, pero ¿te conozco? –estaba seguro de haberla visto en alguna parte, su rostro le era familiar, pero no sabía de donde.
Marron pestañeo repetidas veces, aun sosteniendo dos pequeños atuendos de bebés uno de color celeste y el otro rosado. De repente lo supo. Era el novio de Pan, sacudió su cabeza, él ex novio de Pan. Se sorprendió de verlo ahí. Y cuando le iba a contestar que se habían conocido en la casa de corporación cápsula él la interrumpió.
- Hola. –extendió su mano. –soy Thomas. –se presento. Ella le sonrió, extendió su mano y respondió el saludo junto a su propio nombre.
- Perdóname que sea tan directo, pero necesito ayuda. –sonrió tímidamente.
- Ayuda, ¿mía?
- Sí. –respondió. –verás, tengo una hija de 5 años y tengo que comprarle ropa, pero no se como elegirlas ni tampoco sé las tallas, y por lo que veo… -miró sus manos que sostenían las prendas de bebés. –debes tener algún sobrino o algo parecido o ¿quizás ya seas madre? –preguntó con los ojos bien abiertos. Ella negó con la cabeza. –lo suponía. –rió coquetamente. –no pareces ser madre de bebés casi recién nacidos… digo por las prendas pequeñísimas que llevas en tus manos. –ella frunció el ceño. –¡no! o sea yo lo digo porque estas estupenda, una reciente madre jamás se vería como tú y… -se detuvo al ver que ella cada vez más fruncía el ceño.
- ¿Quieres decir que las recientes madres se ven feas? –pregunto, ahora, en forma divertida, sabía a lo que él se refería y no dudó en bromearlo por unos instantes.
- ¡NO! ¡por su puesto que no! lo que yo intentaba decir es que… -
- Bromeo. –ella dijo enseguida. –sé lo que intentas decir. –le sonrió amablemente. –ahora, ¿en que quieres que te ayude? ¿a elegir atuendos para tu hija?
- Estaría muy agradecido.
- Esta bien.
Así pasaron horas en la tienda comprando una cosa tras otra. Ella se pudo dar cuenta que todavía no la reconocía, y decidió que mejor lo dejaría así por el momento, no quería embargarlo con recuerdos del pasado, seguramente sería doloroso, supuso. Había sido hace un mes y algo más, ella bien recordaba aquel episodio, había sido catastrófico. Además contarle que ella andaba ahí comprando algún regalo para Bra, la hermana del hombre que seguramente odiaba, no era lo mejor por el momento.
Al final de pagar todo, se intercambiaron números telefónicos y quedaron en ir a algún restaurante o cafetería para seguir conociéndose, Marron dudó por unos instantes, pero él casi le rogó diciendo que no tenía muchos amigos en esta cuidad y de verdad quería conocerla y hacer nuevas amistades.
Así pasaron los días, encontrándose en un café en medio de la cuidad. Allí hablaron, rieron, y Marron concluyó que era hora de decirle porqué la encontraba tan familiar.
Thomas se quedó unos instantes mirando a la nada, quieto como una estatua, y ella no sabía qué decir o hacer. –debería habértelo dicho desde el primero momento, pero pensé que sería incómodo. N-no quería preocuparte, no quería que pensaras en ell… -prefirió quedarse callada. Poco después el sonrió.
- N-No te preocupes, esta bien, lo entiendo. –justo en ese instante ella extendió su mano y la posó sobre la de él que se encontraba sobre la mesa. Ambos sonrieron sin decir palabra alguna.
Desde aquel día no habían dejado de verse, los primeros meses solo fueron amigos, se contaron sus penas e intercambiaron opiniones. Marron estaba encantada, él era un hombre en el cual podía confiar, y él estaba agradecido de todo lo que ella le brindó, principalmente su amistad desinteresada. Pero no todo fue amistad, estos últimos dos meses se habían convertido en algo más, ninguno lo quiso a propósito pero el tiempo fue dando cada una de las circunstancias. Marron lo encontraba incorrecto, pero sus emociones la traicionaban, Thomas la iba conociendo y queriendo poco a poco, pero había algo que no entendía que no le permitía ir mas allá. No había compromiso alguno, ninguno lo puso sobre la mesa y solo se decían ser amigos. Si bien no había pasado más allá de besos y caricias, ambos sabían que se necesitaban. Ella decidió esperar, sabía que Thomas tenía un capítulo que cerrar, eso era lo que lo detenía de tener una relación amorosa con alguna mujer, ella lo sabía y lo esperaría, él tenía que terminar todo con Pan.
Y aquí se encontraba ahora, en su departamento, una tarde de películas junto a Marron. –no es que me cueste nombrarla, pero sabes bien que no me gusta referirme a ese tema.
- Lo sé, lo sé. –ella se acercó a él y lo abrazo tiernamente. –pero tienes que hablar con Pan, necesitas cerrar ese capítulo y seguir con tu vida. No tienes idea lo que es para mí estar omitiendo información, ha sido una amiga muy cercana para mí y mi familia.
- Entiendo… -él la abrazo de vuelta. –lo haré, sé que debo hacerlo. –sonrió tristemente.
- Tengo hambre. –dijo una voz infantil femenina. Los dos se giraron hacia el pasillo principal del lugar. Ahí estaba la pequeña Amber de pie junto a la puerta de su habitación con los cabellos revueltos y rascando sus ojos con sus puños.
- ¿Cómo estuvo esa siesta, pequeña? –Thomas caminó hacia ella y la tomó en brazos llevándola a la cocina.
- Bien. –respondió con simpleza sonriendo a su padre. -¿y Marron? –le preguntó.
- Esta en el living. –la dejó en su sillita. –espérame aquí, voy a buscarla y vuelvo.
- Si papi.
…
- Si Bra, vendré el domingo. –la embarazada la miró no creyéndole. –¡de verdad! –reafirmó.
- ¿Lo juras? –preguntó. –sabes que en cualquier momento daré a luz. –amenazó.
- Lo sé, no te dejaré sola, lo juró.
- Qué bien. –comentó Goten alegremente. –así no estaré tan preocupado. Sobrinita, debes cuidar de ella ¿ok?
- ¿Qué les pasa a ustedes? ¿acaso no confían en mí? –se cruzo de brazos. –bueno, qué mas puedo pensar, ¿no? soy el último recurso.
- No es eso, Pan. -Bra se acercó a ella y la abrazó, luego se alejó mirándola. –pero es que mamá y Goten tienen que ir el sábado en la mañana a ver el proyecto… ese… ¿cómo se llamaba? –le preguntó a su marido.
- "Sub-332", el nuevo tren subterráneo de la zona norte. –explicó.
- Bueno, ese mismo y yo tengo mi último examen al médico, que me acompañará Trunks. No creo que quieras levantarte tan temprano para también acompañarme, ¿o si? –Pan puso cara de no querer demasiado la idea. Llevaba muchos días levantándose temprano y durmiendo muy poco debido a los estudios, y de verdad quería un sábado para dormir bien y relajada. -Lo sabía, bueno, como decía… estaré con Trunks hasta que llegue Goten. Y el domingo necesito compañía, no quiero estar sola. Goten, Trunks, mamá y Gohan tienen que asistir a esa reunión de la corporación.
- ¡¿Gohan también irá? –preguntó Trunks con los ojos muy abiertos.
- ¿No te lo dijo Pan? –Goten miró a su sobrina.
- Jeje lo olvidé. –sonrió.
- ¡Arghh! aparte de levantarme temprano un domingo tendré que compartir el día completo junto a Gohan. ¡perfecto! –sonrió irónicamente.
- ¡Hey! –dijeron Goten y Pan al mismo tiempo.
- Lo siento, ¿si? Pero es inevitable. –se encogió de hombros. –tu hermano no me trata muy bien que digamos.
- Bueno, tienes razón.
- ¡Ya, ya! llevamos casi media hora despidiéndonos aquí en el jardín, me esta dando frío y me duelen los pies. –Se quejo Bra.
Pan se acercó a su amiga y la abrazo. –nos vemos en unos días más. –Goten, ¡cuídala! –también lo abrazó y besó en la mejilla.
- Lo haré, siempre lo hago. –respondió.
- Nos vemos mañana. –Trunks se despidió de abrazo de su amigo, luego se acercó a su hermana y la besó en la frente. –te cuidas. Nos vemos pronto hermanita.
- ¡Adiós! –dijo Bra cuando salieron por el amplio jardín delantero. Ambos entraron nuevamente a la casa y cerraron la puerta.
- Estaban algo tensos durante la cena ¿no crees? –preguntó Bra a medida que subía las escaleras.
- Ven aquí. –Goten la tomó en sus brazos y la llevó hasta su habitación. -¿tensos? no se. –se encogió de hombros, depositó a Bra de pie en el suelo.
- Nunca te das cuenta de nada. –negó con la cabeza cerrando sus ojos. – ¿podrías bajar la cremallera del vestido? –le dio la espalda para que lo hiciera. Él de inmediato lo hizo.
- ¿Dónde vas? –le preguntó cuando ella se alejo de él.
- Necesito un baño de burbujas. –caminó hasta su cuarto de baño.
- ¿Te acompaño? –dijo con voz seductora siguiéndola y sacándose la camisa y los zapatos en el camino.
- Esta bien. –lo miró hacia atrás y sonrió. –me darás un buen masaje en la espalda y en mis pies. –ordenó con una media sonrisa.
- Esta bien. –dijo cabizbajo.
Cuando ambos entraron al baño, Goten giró las manillas del agua para llenar la tina tamaño grande, probando el agua para que estuviera tibia. Mientras Bra se quitaba sus ropas y se peinaba el cabello frente a un espejo.
- ¿Cuándo crees que… tú y yo… ya sabes… -dijo algo tímido. –podemos tener…? –alzó sus cejas repetidas veces con una sonrisa en los labios.
- Ya sabes que sí puedo Goten, pero de verdad no tengo ganas, me siento incómoda con esta tremenda barriga. Además no me siento sexy así. –frunció el ceño mirándose desnuda de pies a cabeza en el gran espejo.
- Entiendo. –se acercó a ella por la espalda y la abrazó, también mirándola a través del espejo. –puedo seguir esperando. –se encogió de hombros y apoyó su mentón en el hombro derecho de Bra y sus manos alcanzaron la barriga abultada acariciándola cariñosamente. –un mes más un mes menos, ya da lo mismo. –sonrió. –sólo preguntaba. Ven ya esta lista el agua. –la tomó en brazos y la depositó suavemente dentro.
…
- ¿Por qué? –dijo enojado.
- Porque me quiero ir sola. –respondió ya irritada. –no me hagas repetir lo mismo, sigo enojada por tu comportamiento, Trunks. Esta tarde… antes de llegar aquí fuiste grosero con Antoni. –se cruzó de brazos frente a él.
- Ya te pedí perdón, ¿qué mas quieres?
- No se trata de querer o no querer algo. Ya no es la primera vez que tienes esos celos, siempre pides disculpas, pero luego lo vuelves a repetir. ¡Ya no tiene sentido! –frotó su frente con la palma de la mano derecha, ya comenzaba a sentir dolor de cabeza.
Trunks suspiró y miró el cielo oscuro, respiró para calmarse y luego la miró sin decir nada. Ella aparto su vista y caminó alejándose del jardín. -¿entonces siempre será así? –preguntó haciéndola detener, darse la vuelta y encararlo una vez mas.
- ¿Qué quieres decir con eso? –ella preguntó.
- Cada vez que hay que discutir algo, cortas la conversación y te vas. ¿siempre será la mismo?
- Trunks, creo que me conoces lo suficiente como para saber porque hago esto. No tiene sentido seguirlo hablando, lo único que consigues es que me enfade más de lo que estoy. Este último mes siempre es lo mismo, ¿acaso nadie me puede mirar? ¿nadie me puede invitar a un café, un almuerzo o sólo conversar? ¿acaso eso significa que yo pueda engañarte? ¿tan poco confías en mí?
Trunks se mordía la lengua por no decir las palabras que quería decir. ¿es que acaso no tenía derecho a no confiar el 100% en ella? Después de todo… ella lo engaño con él ¿no? ¿cómo podía estar seguro que no lo volvería a hacer? Esos eran los pensamientos que siempre rondaban por su cabeza, se preocupaba demasiado, llegaba hasta sufrir en imaginárselo. Se sentía impotente porque no podría hacer nada si tal cosa sucediera, no tenía derecho absoluto en ella, ella no le pertenecía. Suspiró una vez más y la miró fijo a los ojos. –me voy, que descanses esta noche. –se dio la vuelta y caminó hasta su automóvil. No quiso responder a su pregunta, era mejor callar.
Pan se quedó estática mirando como él se alejaba. Tenía un leve presentimiento que verdaderamente él no confiaba en ella. No quiso responderle, eso quería decir algo ¿cierto? Se dio la vuelta y sin decir una palabra despegó por los cielos nocturnos para irse a su casa.
…
- Señor Brief, ¿pedirá el almuerzo para dos el día de hoy? –la voz de la secretaria sonó en el intercomunicador. Miró su reloj y se dio cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo, tenía tanto trabajo que no alcanzó a pensar en nada que no fueran contratos, reuniones, horarios, contrataciones… -¡contrataciones! –exclamó su cabeza, lo había olvidado por completo. –eh… no, hoy salgo a comer. –dijo recordando a Pan. No la había llamado y ella tampoco a él. Habían pasado ya tres días de la cena en casa de Goten, y la había visto el día de ayer en casa, estaba cenando junto a su hermana y su madre. Se saludaron como siempre, hablaron con los demás como siempre, pero no habían pasado la noche juntos ni anoche ni las noches anteriores, tampoco habían hablado a solas desde aquel día. Pan se había despedido diciendo que se le hacía tarde y debía ir a casa a estudiar, tenía exámenes esta semana y estaría ocupada en la universidad. Se despidieron tratando de ser como siempre, pero anoche el pequeño beso sobre los labios fue frío, aun quedaba tensión entre ellos. No quedaron de verse en los siguientes días y como ninguno se llamó por teléfono asumió que hoy, al igual que los tres días anteriores, comería solo.
- Esta bien. –respondió la mujer. –señor, le recuerdo que después de la hora de almuerzo tiene entrevista con los tres candidatos para el reemplazo. –le repaso la agenda.
- Sí, gracias, ya lo había olvidado.
A los 20 minutos después, Trunks se encontraba entrando a un restaurante en el centro de la cuidad. Como siempre, apenas atravesó el umbral de la puerta, uno de los meseros se acercó a él para guiarlo a una mesa cómoda y alejada para mayor privacidad. Ordenó su comida y esperó. Revisó su celular, algunos e-mails que debía responder y lo dejó de lado sobre la mesa. Miró a su alrededor notando que el lugar estaba completamente lleno, era la hora pick de aquellos lugares y siempre estaban atiborrados de personas. La mayoría entraba, miraba y al ver las mesas llenas se iban. Apoyó su espalda a la agradable silla de felpa y repasó una vez más a su alrededor. Notó a una chica, de unos 26 o 27 años de edad, que se veía algo apurada. Era la única de pie apoyada en la barra, parecía estar esperando mesa, y cada tanto fruncía el ceño mirando su reloj. De pronto ella fijó los ojos en él y esbozó una pequeña sonrisa la cual Trunks le devolvió, luego se dio la vuelta, dándole la espalda, se quitó la cartera y la dejó sobre la barra, la abrió y buscó algunas cosas. Apoyando los codos en la mesa, sostuvo entre manos su celular comenzando a teclear rápidamente. Allí de espaldas apreció su larga cabellera lisa y de color castaño, vestía ropas de oficina; una camisa blanca y una corta y ceñida falda gris. (*7)
Llegó su pedido, comenzó a comer, pero a los pocos minutos se detuvo, la mujer seguía allí de pie, ahora, hablando con un mesero y con cara de afligida. Seguramente quería almorzar y no había mesas disponibles. Suspiró, a él no le ocurrían esas cosas, siempre que llegaba a un lugar lo atendían de inmediato, pero al resto de la gente no. Llamó al mismo mesero que lo atendía y le habló unas pocas palabras apuntando a la mujer. El joven se alejó y caminó hacia a ella. Trunks dejó de comer y miró la escena, la chica se dio la vuelta e hizo gestos con las manos diciendo que no. A los pocos segundos el mesero se acercó a él diciendo:
- La señorita dice que no se preocupe, no es necesario que haga eso por ella. –el joven se quedó allí esperando una replica por parte del señor Brief.
Trunks sin decir una palabra dejó la servilleta sobre la mesa y caminó hasta ella. –Hola, no es por ser insistente, pero no hay inconveniente en que te sientes en mi mesa, de verdad no hay problema. –sonrió amistosamente.
- ¿En serio? –lo miró incrédula. –no, no se preocupe, puedo seguir esperando.
- No. –se negó con más firmeza. –parece estar algo apurada, en serio.
Ella dudó por unos segundos, miró su reloj y asintió con la cabeza. Trunks la condujo hasta su mesa y ambos se sentaron.
- Soy Trunks Brief. –se presentó.
- Suzu Idane. –sonrió.
Y así siguieron conversando de cosas muy triviales hasta que terminaron el almuerzo y saleron del lugar. Llegaron hasta la puerta y se quedaron allí de pie por unos segundos de silencio, cada uno miró hacia un lugar diferente. Ella suspiró y paso una mano por su cabello, Trunks la escuchó y miró.
- Pareces estar cansada. –comentó.
- ¿Ah? no. –sonrió. –solo miraba a esas jovencitas. –apuntó a un grupo de 5 jóvenes cruzando la calle hacia el lado opuesto. –era tan sencilla la época universitaria, solo preocuparse por exámenes y nada más.
Él en respuesta sonrió también y luego dirigió sus ojos a donde ella miraba, se quedo viendo al grupo de chicas y una de ellas la encontró extremadamente familiar, la del medio vestía una pequeña chaqueta de cuero negra, jeans, zapatillas blancas y un bolso color café colgando de un hombro. (*8) -¿Pan? –susurró. No había duda, era ella, su ki lo confirmaba. Se veía relajada y distraída, se alegró al verla y su rostro se iluminó sin poder evitarlo.
Ella lo observó con atención -¿las conoces? –preguntó.
- Sí, a una de ellas. –su rostro seguía tal cual. La extrañaba, no cabía duda de eso. ¿por qué a veces se comportaba tan imbécil con ella? Sus celos eran tontos, se trataba de convencer de ello. –hoy en la tarde la llamaré para la cena. –pensó. –bueno… - habló. –me tengo que ir. Ha sido un placer conocerla. –dijo poniendo más atención a las jóvenes que cruzaban la calle que a la mujer que tenía en frente.
- Lo mismo digo. –estrechó su mano con él. –gracias por la mesa y la compañía. -se sonrieron. -Adiós. –ambos y partieron su camino a diferentes direcciones.
Trunks miró su reloj. –todavía me queda media hora… -caminó por las calles en busca de un puesto de comida rápida, en eso instantes sentía unos flashes dispararse tras su espalda, sabía que más de algún fotógrafo lo venía siguiendo, pero a estas alturas de la vida ya no le dio importancia y las ignoró. Eso era lo malo de almorzar en lugares así, no podía comer todo lo que quisiera, y además llama la atención de todo el mundo. Así que para dejar a su estómago sayajin satisfecho comía algo más en otro lugar.
…
- Señor, ¿paso a la siguiente? –preguntó la secretaria frente a su escritorio.
- Si. –tomó la siguiente carpeta para revisar el currículum del siguiente aspirante al trabajo. Antes de si quiera alcanzar a leer el nombre, escuchó la puerta cerrase, subió la vista y sonrió.
- ¡Oh! una sorpresa ¿no? –le dijo.
- Una grata sorpresa. –respondió el dueño de C.C. –para mi por lo menos. No creo que para usted.
- Bueno… -ella se sentó en la silla frente a su escritorio. –estaba postulando a esta empresa, pero jamás pensé que el mismísimo dueño iba a realizar la entrevista final. Así que no vi la necesidad de nombrar aquello en el almuerzo.
- Normalmente no lo hago, pero dada las circunstancias me vi en la obligación de hacerlo. –comentó. –bueno, comencemos señorita Idane… o ¿señora? –preguntó dándose cuenta que durante el almuerzo no habían conversado nada acerca de sus vidas privadas.
- Señorita… nuevamente. –Trunks frunció el ceño. –divorciada. –aclaró.
- Ahh… - la miró y recién ahora notó el intenso color verde de sus ojos. –bueno, estaba viendo esto. –mostró los papeles en sus manos. –y veo que tiene varias empresas importantes a cuesta. Dígame, ¿por qué…
Continuará…
SENTIR
Capítulo 4: "Mix Románticos"
Bulma miró divertida a las dos jóvenes y las caras enfadadas de los otros dos, sobretodo la de su hijo –¿cómo se llama? Al describirlo me parece que lo conozco… - dijo tratando de recordarlo.
Trunks sentía arder su interior. Pan se iba a reunir con un profesor, según las chicas presentes ¿guapo? ¿a solas o con otros estudiantes? Y si es a solas, el profesorcito ese puede aprovecharse de ella. Todo lo pensaba en pánico y celos. Mayormente celos. ¿y si iba directo hacia allá? ¿y si la iba a buscar? Pero si lo hacía, seguramente ella se enfadaría, de eso estaba seguro. Conociendo el carácter de su novia sabía muy bien como reaccionaría. No le gustaría, ni lo más mínimo que hiciera una escena de celos. Después de todo ya había aguantado unas cuantas, no escenas en la calle ni nada, tenía mucho orgullo como para hacerlo, pero si unas cuantas miradas furiosas o apretones de brazos para que ella caminara más rápido junto a él si algún desconocido le hablaba o piropeaba.
Es que realmente odiaba el descaro de los hombres en la calle, ¿cómo podían ser tan desubicados de decir semejantes vulgaridades a una chica que solo va caminando por la calle sin insinuarse ni nada? Lo irritaba, lo enfurecía cuando alguien miraba a su chica de una manera lasciva.
¿Qué iba a ser con lo sentía? ¿Dejarlo pasar y hacer como si nada? ¡No podía!
Continuará…
- Yo que tuve clases con él, alguna vez mencionó que la conocía, se llama Antoni. –dijo Marron a Bulma, Trunks miró con expectación a su madre.
- ¿Lo conoces? –preguntó Bra.
- ¡Antoni, vaya!… no sabía que trabajaba en la universidad, es un chico muy talentoso. -lo recordó. -¿Recuerdas aquella vez cuando me torcí el tobillo y fui al médico? –le dijo a Bra que asintió. -bueno, él me derivo a un especialista para un tratamiento, en pocas palabras llegue a él, un kinesiólogo muy bueno. Hace mucho que no sabía de él.
- Ya, ya, ya… sí, es fantástico, bueno, profesional, guapo y ¡bla bla!... – decía Trunks rodando los ojos –estúpido –dijo por lo bajo.
Goten rió al escucharlo, recordándose a si mismo haber sido así hace unos años atrás –¿Sabes cuándo estarás más seguro? –le preguntó. -Aunque no del todo –acotó bajito a lo que Bra lo miró con los ojos entrecerrados. –no es que desconfié de ti, ¡nooo!, pero tampoco puedo saber por completo que ocurre en tu cabeza.
- ¿Qué cosa? –Trunks lo miró interrumpiendo la mirada asesina de su hermana a su amigo.
-Dejar de ser tan paranoico y celoso –Bra le habló.
Trunks se quedo mirando a los dos. –Cuando por fin lo hagan. –dijo Goten mirando con alegría a Bra.
- ¡QUÉ! –dijo Marron muy alto. –¿todavía no… no se acuestan? –habló lo último bajito.
Bra, Goten y Bulma rieron a carcajadas. –Que equivocada estas amiga. – Bra miró a su hermano que se le caía la cara al suelo de la vergüenza. – ¡Parecen conejos! Tiran todas las noch… -
- ¡BRA! –su hermano la retó. –Una cosa es que hablen todo acerca de su vida, pero la mía déjenla aparte, se llama ¡vida íntima por algo! –dijo entre enojado y avergonzado.
- ¿Entonces de qué hablan? –Marron estaba confundida.
- Del ritual sayajin –contestó Goten.
- Ahh. -ella asintió. Ya había escuchado acerca del tema por Bra. Le había contado casi al lujo de detalle acerca de ella y Goten. Al principio le pareció extraño, no sabía que ellos hacían ese tipo de cosas, parecían vampiros según ella, pero a las horas lo dejó de lado. ¿Qué más extraño podía ser, si ellos en sí son extraterrestres? Cambian de color y apariencia cuando se enfurecen, tienen una fuerza extraordinaria, y al parecer son descendientes de monos gigantes. Y ella descendiente de un androide, increíble ¿no? –¿todavía no se marcan? –preguntó, ahora entendiendo.
Trunks no habló más del tema. Caminó hasta la nevera y sacó una lata de cerveza que rápidamente Bulma se la quitó de las manos. –Van a ser las 3 de la tarde, hora de que vuelvas a la oficina. –dejó la lata de vuelta y sacó una botella de agua mineral. –ten, con eso esta bien. –le sonrió. Trunks derrotado, se acomodo la camisa, la corbata, tomo la botella de agua, su maletín y su chaqueta. Se despidió con un gesto de manos y se fue.
…
Pan llego a la universidad buscando al profesor en su oficina, pero no lo encontró. La secretaria dijo que se encontraba en otras clases, pero en una media hora más estaría desocupado.
Fue a la cafetería en donde se encontró con unos compañeros que se encontraban conversando animadamente. Ella se incluyó para así pasar el rato mientras esperaba al profesor.
- ¿Quieres tomar algo? –ofreció Kenny que estaba sentada a su lado.
- Podría ser... –pensó por unos instantes. –sí, me voy a tomar una café. – él chico se puso de pie antes de que ella.
- Yo voy por el.
- No, no te preocupes, yo voy. –se puso de pie junto a él.
- Entonces te acompaño. –le sonrió amablemente.
Mientras esperaban el pedido de ambos, que al final resulto ser que ella pidió un café más un sándwich de queso y un queque de chocolate, mientras que él pidió una bebida cola junto a un sándwich, luego se pusieron a conversar.
- Ya te has integrado hace un tiempo con nosotros a la universidad, pero veo que no tienes muchos amigos. –comentó apoyado contra el mostrador de comidas con Pan al frente con los brazos cruzados descansándolos.
- Si, bueno… sólo converso con algunos, no soy de tener muchos amigos, a mis amigos los cuento con los dedos de mis manos. – sonrió.
- Ya veo... –dijo él estudiándola. –en todo caso es una pena… - miro hacia otro lado.
- ¿Una pena? ¿Por qué? –preguntó curiosa.
- Porque una chica linda como tú estaría rodeada de chicos queriendo ser amigos tuyos, o bueno quizás algo más. –dijo divertido dejando entrever algo más.
- ¡Ah! bueno, no necesito tener chicos rodeándome. –dijo secamente.
- ¿Eso quiere decir que ya tienes a alguien? –preguntó, pero como ella no respondió y se lo quedo mirando, insistió -¿tienes novio?
- Sí. –ella volteó y dio dos pasos para llegar a la señora que le extendía sus alimentos y bebidas. Los dejó sobre una mesa y buscó su dinero en el bolsillo del pantalón, pero antes de poder entregarlo, Kenny ya había pagado todo. –podría haberlo pagado yo. –dijo seria.
- No te preocupes, yo invito… -le dijo, pagó todo y tomó todas las cosas y las dejo en una bandeja para cargarlas él mismo hasta la mesa que compartían. Al ver la cara de Pan. –y deja de fruncir el ceño que se te marcará la arruga de vieja fea. –dijo con una risa. Ella no pudo disgustarse más con él, había tratado de coquetear con ella, lo cual le molesto un poco, pero luego lo dejo de lado al hacerla reír. –ya no seguiré cortejándote, tienes novio y lo respeto. –dijo con seriedad. –pero tenía que ver las posibilidades. –bromeo. Ella lo miró con los ojos entrecerrados –broma, broma. –Ambos caminaron hasta la mesa en donde se unieron a la charla grupal.
El tiempo pasó y ya se hacía tarde, el profesor se retrasó más de lo esperado y ya era hora de irse. Todos los estudiantes comenzaban a abrirse paso hacia las puertas principales de cada facultad llenando los jardines y caminando hacia la parada de autobuses más cercanos o hacia los estacionamientos de automóviles.
Saliendo de su facultad y conversando algo sin importancia con los compañeros de clases que había conocido hace un tiempo, y que eran bastante simpáticos, se detuvo en seco cuando escuchó su nombre.
- ¡Oh oh! –dijo Naomi. Pensando que la regañaría por las tantas veces que había interrumpido sus clases.
- Espérenme un momento señoritas. –dijo el profesor que venía de atrás.
Ya afuera y rodeada de la naturaleza de los jardines de la facultad de medicina, miro hacia la espalda para verlo acercarse a ellas. Los demás se fueron despidiéndose con señas, dejando a las dos y el profesor a solas.
- Señoritas, sólo quería decirles que espero que no vuelvan a interrumpir mis clases, y estoy hablando en general, sé que hoy no la tuvimos, pero la última vez que me interrumpieron no tuve el tiempo para hablar con ustedes. Bastante paciencia he tenido, sobretodo con usted señorita Naomi. –dijo regañándolas.
- Lo siento profesor. –Naomi se disculpó.
- No lo sienta, sólo preste más atención durante las lecciones. –decía mientras acomodaba su bolso en su hombro.
En eso el celular de la chica rubia suena y ella se disculpa alejándose de ellos para contestar.
- En cuanto a usted. –el profesor miro a Pan una vez que quedaron solos. –no se deje influenciar. Sé que usted será una gran profesional, tiene a un padre con mucho prestigio en el campo de investigación de la medicina. Por lo tanto sé que heredo su inteligencia, sin hablar de su prestigio en el campo de las artes marciales. –le sonrió.
Pan se quedo perpleja. ¿Cómo sabía tanto de ella? Lo miró una vez más y sonrió también cuando se dio cuenta que él le sonreía del mismo modo. –disculpe profesor, pero ¿puedo saber cómo usted sabe eso? –dijo curiosa. –y también ¿quería hablar conmigo para regañarme por interrumpir sus clases?
- ¡¿Y ese? ¿qué hace sonriéndole? –pensaba Trunks que veía la escena de Pan junto al hombre a unos metros de donde él se encontraba. Bajó la ventanilla polarizada de su auto último modelo plateado que se encontraba estacionado frente a la facultad y se quito las oscuras Ray-ban de sus ojos para obtener una mejor vista.
- En cuanto a su última pregunta, no, no he querido hablar con usted para regañarla. -sonrió. –y bueno, su apellido lo dicen todo. –dijo amablemente y caminó incitándola a seguirlo. –por lo menos en nuestra carrera, que esta obviamente vinculada con la medicina, el nombre de su padre es muy reconocido. Sin hablar de su apellido Satán que es bastante popular por su abuelo, sin nombrar a su madre de paso. –hizo una pausa en su hablar y en su caminata quedando frente a frente. -Pero lo que más me sorprendió fue verla en mi clase este semestre. Apenas vi su nombre en la lista la reconocí de inmediato. –otra vez le sonrió mostrando sus dientes perfectos.
- ¿Me reconoció? ¿De dónde? –lo miro hacia arriba viendo como una pequeña brisa desordenada los cabellos marrones y algo cobrizos de aquel hombre frente a ella. Cuando se fijo bien, notó que sus ojos eran de un color verde amarillento, no solamente verdes a como los había visto el otro día dentro del aula. No lo había notado jamás puesto que nunca había estado tan cerca de él.
- La pequeña niña que venció a muchos en el torneo de las artes marciales –le respondió. Pan frunció el ceño y él continuó. –mi abuelo fue un luchador, en mi niñez también me interese, pero creo que nunca fui muy bueno, fue sólo un hobbie en mi juventud y quede muy impresionado cuando te vi luchar… ¿cuántos años tenías? –sin darse cuenta ya estaba tuteando a su alumna.
- 4 años –reconoció avergonzada. –¿tú también participaste? ¡Oh! perdón, no fue mi intención tratarlo de… -él la interrumpió.
- No, esta bien, ya no estamos en clases, además sólo tengo 30, no soy tan viejo. –dijo con su sonrisa habitual.
Pan le sonrió. –30 años. –pensó. –tengo la primicia para Naomi.
- Entonces Pan… ¿esta bien que te llame así fuera de clases? –le preguntó.
- Esta bien…mmm… -se lo quedo mirando, no recordaba su nombre sólo su apellido.
- Antoni. –le respondió.
- ¿Italiano? –Pan le preguntó cuando escucho su nombre.
- Sí, madre Italiana y padre Japonés… como decía… -volvió al tema -¿pretendes licenciarte solo de kinesióloga? O ¿también buscas algo más como una especialización? digo… como tienes vínculos con las artes marciales podrías perfectamente especializarte en kinesiología deportiva o quizás seguir el rumbo de tu padre en el área de la investigación.
- La verdad, todavía no lo tengo muy claro, me quedan dos años para terminar, éste y el próximo, pero creo que me quiero especializar en algo. Ahora que lo mencionas, el área deportiva podría llamar mi atención y… -cuando iba a continuar, de repente sintió el claro y familiar ki aproximarse a ella. Antes de darse la vuelta sintió un brazo rodear su cintura atrayéndola a él.
- Trunks. –dijo sorprendida. –Hola. –le dijo mirándolo y quitando su mano izquierda que sostenía su cintura.
- Hola preciosa. –se inclino y besó su mejilla, haciendo sentir a Pan algo nerviosa e incómoda. En los prácticamente 4 meses que llevaban saliendo, él jamás había hecho algo semejante en público, habían quedado de acuerdo en que no lo harían hasta hacerlo oficial con su familia y sobretodo con Gohan.
Pan se alejo un poco de él, mirando alrededor un poco preocupada. No quería fotos, ni paparazzi y eso era muy común cuando Trunks andaba merodeando las calles. Por lo menos ahora no se veía ninguno.
- Buenas tardes. –Trunks dijo ofreciendo su mano.
- Buenas tardes señor Brief. –Antoni lo saludo cordialmente.
Pan dándose cuenta interrumpió. –ah… él es Antoni, o sea, digo… el señor –pero él la interrumpió.
- Esta bien Pan… soy Antoni, su profesor. –le dijo con la misma sonrisa cálida.
- ¿Su profesor? –dijo con sorpresa. –con que este es el profesor. –alzó una ceja. –bastante joven para ser profesor de una universidad tan reconocida como ésta en Japón. –Pan lo miro fastidiada con tal comentario, el tono de su voz era diferente, un tanto molesto.
- Si, todos dicen lo mismo, pero bueno, debo estar bien calificado a mis 30 años para que me contrataran aquí, ¿no? –dijo con diversión y un tono ligero. Trunks no lo tomó de la misma forma y lo observó de pies a cabeza recurriendo una vez más a esa mirada de superioridad que utilizaba cuando hacia sus negocios en la empresa. Cosa, que al parecer no funcionó con el profesor.
- Así debe ser…-comento Trunks. Volvió su mirada a Pan. –¿lista para irnos?
- Eh… lo que pasa es que estaba hablando sobre… -le intentó decir a Trunks.
- No, esta bien. Yo también debo irme al trabajo, el centro deportivo me espera. Pero antes de que te vayas, no hemos terminado de hablar. -dijo sonriente. -¿qué tal si mañana luego de clases seguimos hablando de la especialización? Te tengo una propuesta. -le dijo a ella para luego ver la mirada asesina de Trunks. –a menos que ya estés… -no finalizó cuando Pan habló.
- No, esta bien, Trunks es un amigo y no tengo planes para mañana. –dijo con rapidez. A Trunks le molestó muchísimo ese comentario, pero lo disimuló a la perfección, por lo menos para los demás, no así para Pan.
- No, no me refería a eso, quise decir que… -su explicación fue cortada por Trunks.
- Pan, ya es tarde y quedamos de ir a cenar con Goten y Bra. –dijo con un tono molesto.
- Lo siento. –se disculpó Antoni con Trunks. –lo hablamos otro día, ¿si? –miró a Pan, quien asintió con la cabeza.
Todos se despidieron cordialmente y el pelivioleta tratando de no ahorcar al profesorcito, caminó hacia su automóvil con Pan siguiéndole los pasos. No sin antes escuchar lo último de Antoni. –!Ah! lo olvidaba, saludos a su madre señor Brief. – runks se fue más molesto aún, el profesorcito coqueteaba abiertamente con Pan y más encima mandaba saludos a su madre. –¡perfecto! –pensó.
- ¿Qué fue eso? –dijo molesta y mirando hacia todos lados menos él.
Trunks no respondió, sólo se limito a abrir la puerta del copiloto para que ella entrara y la cerró con fuerza. Caminó hacia el otro lado, se sentó, se puso el cinturón y salió acelerando a fondo. Pan lo seguía mirando desde su asiento.
- ¡Trunks! –habló para llamar su atención.
- ¡¿Qué? –dijo tratando de calmarse, pero parecía imposible, la imagen del profesor coqueteándole a su Pan lo perturbaba en demasía.
Pan se quedo mirándolo, le parecía increíble que se enojara, cuando en realidad la enojada debía ser ella. -¿Qué quieres? –dijo mirando el camino con las manos apretadas en el volante del vehículo.
- ¿Qué quiero? –repitió. ¿Acaso no la había escuchado? –no vamos a ir a ninguna parte, ahora no quiero ir a ninguna parte contigo. –le gritó enfurecida.
- ¿Qué? Pero si le dije a Bra que iríamos a cenar con ellos. Lo siento pero iremos igual. –siguió manejando a su rumbo predeterminado. Ella suspiró y se revolvió incómoda en el asiento.
– ¿Qué hacías en la universidad? Alguien podría haberte visto. Quedamos en que nos contrariamos allá y… -se detuvo. -¡carajo! Dejé mi auto en el estacionamiento, ¡todo por tu culpa! Lo deje olvidado.
Trunks suspiró pesadamente, había olvidado por completo ese gran detalle, los demás no sabían de su relación y estaba más que hablado que no irían a ningún lugar público por el momento, no antes de hablar con la familia de Pan. Y además la había distraído dejando el carro en la universidad.
Detuvo el auto a un lado del camino y se giró para mirarla. –lo siento, ¿si? Pero es que iba camino a la casa de mi hermana y sentí que tu ki no se movía de la universidad, te estabas demorando más de lo usual. Así que vine a buscarte.
- Trunks, me demoré ¿cuánto? ¿5 o 10 minutos?
- Mucho para mi gusto.
- ¿Y por qué actuaste de esa manera tan hosca con mi profesor?
- ¿Tú profesor? –hizo énfasis.
- ¡Trunks déjate de tus celos paranoicos! –se cruzó de brazos y miró al frente. No era la primera vez que lo notaba así, al parecer mientras más pasaba el tiempo peor se pone su carácter cuando la ve con otros hombres alrededor.
- No son celos, es molestia. Tú profesor no tiene mucha ética profesional que digamos. No debería tutear a sus estudiantes, ¿no crees? Menos invitarlas luego de clases a conversar o sonreírte a cada rato.
- Eso que describes no son nada más que celos injustificados. Jamás te engañaría y… -él la interrumpió.
- Llamaré para que algún empleado vaya a buscar tu automóvil. Estará en la puerta de tu casa en menos de una hora. –dijo haciendo caso omiso a todo lo que ella había estado hablando. Sacó su celular y comenzó a discar algunos números para llamar, ella se lo quito de las manos en forma brusca y lo miró.
- ¡Déjate y ponme atención! –sentenció y él la miró con seriedad. –no es la primera vez que te pones de esta manera Trunks y la verdad ya me estoy cansando.
- ¿Qué quieres decir con que te estas cansando? –dijo con voz dura, pero interiormente se quebraba al pensar que ella quería dejarlo.
- Que estoy aburrida de tus celos, ¿acaso no confías en mí? –dijo ahora con calma, dejando el celular sobre su regazo y tomando sus manos con la de ella.
- No se trata de confiar o no confiar en ti, es solo que… -se detuvo para ordenas sus pensamientos por unos segundos. –es solo que no puedo controlar a las personas que te rodean y eso me molesta. No puedo hacer nada para que no te miren de esa forma, porque si fuera por mí mataría a todos y cada uno de los hombres que ponen un ojo en ti. Odio pensar que todo el mundo supone que estas soltera, porque NO lo estas. –dijo apretujando sus manos al enfurecerse, pero se detuvo de inmediato al pensar que podría dañar las manos de Pan.
- Entiendo. –ella asintió. –pero de verdad, confía en mí, sabes que soy lo suficientemente fuerte como para poner a cada uno en su lugar. No hay nadie a quien no pueda detener… a menos que fuera Uub, pero… -él la miró con grandes ojos. -¡no! yo sólo decía, es solo un ejemplo.
- ¿Has estado hablando con Uub? –tuvo la urgencia de preguntar.
- Te digo que no, tonto. –ella sonrió. -¡pero déjate de esos celos! –lo regaño. -yo solo intento decir que nadie se puede aprovechar de mí, yo los puedo detener a todos, excepto a nuestras familias, el clan Z y bueno puede ser número 17 y qué se yo. –dijo divertida.
- Entiendo. –dijo ahora con su parte racional del cerebro funcionando con más claridad. –pero en caso de que 17 te moleste solo me avisas. –bromeó.
- Lo haré. Pero eso no quita mi enojo. –advirtió al ver que él se acercaba a ella. –no. –lo alejó empujando su pecho.
- Lo siento ¿si? –trató de acercarse a ella pero se lo impidió.
- No me pongas esa cara, dije que no. –se sentó derecha y miró hacia delante entregándole el celular que momentos atrás se lo había quitado. –ten. –se lo entrego. –tienes una llamada que hacer.
- ¿Estas hablando en serio? –no lo podía creer. Ella estaba seria mirando hacia delante sin siquiera esbozar una sonrisa. Esto jamás había ocurrido, sus anteriores celos siempre se arreglaban con una charla en el cual se añaden unos cuantos gritos por parte de ambos, una carita simpática, un beso de reconciliación que al final siempre terminaba siendo uno apasionado y !listo!, más tarde al anochecer la desenfrenada reconciliación a puertas cerradas en su habitación. Pero al parecer hoy eso no sucedería.
- Muy enserio. Ahora llama para que vayan a buscar mi coche.
- Esta bien. –dijo resignado, llamó menos de un minuto y colgó. Guardó el aparato, la miró y ella no hizo nada en girar para devolverle la sonrisa, suspiró e hizo partir el motor. Con un fuerte rugido partieron a toda velocidad para no llegar tan atrasados. Mientras conducía el silencio se hizo eterno, para el fastidio de Trunks era un silencio incómodo, por lo menos para él, para ella… no lo sabía, iba mirando por la ventanilla hacia la calle. Carraspeo su garganta para llamar su atención. Funcionó, ella se giró y lo miró esperando a que dijera algo. –mañana por la tarde podrías a acompañarme a la automotora. –dijo casualmente.
- ¿A qué? –ella no hizo ningún gesto. No quería mostrarse débil, quería ser firme y hacerle entender de sus celos maniáticos. Pero ya sabía a donde se dirigía la conversación, lo conocía demasiado bien. Él quería llegar a algo y ella no se dejaría convencer.
- A comprar un automóvil, el tuyo ya esta demasiado viejo, te esta dando problemas y lo sabes. Así podrás elegirlo tú misma.
- No, gracias. –sonrió y volvió su mirada a la ventana derecha.
- Pan, sabes que necesitas uno. El mes pasado quedaste tres veces botada en la carretera y esa cosa ni siquiera tiene para convertirlo en cápsula… -
- ¡Dos! –dijo ella mostrando también con sus dedos.
- No, fueron tres. –la miró por unos segundos y volvió a la carretera. –Goten me dijo de la tercera vez. Quedaste en medio de la carretera sola a la media noche Pan, ¿Por qué no me dijiste? Me hubieras llamado y hubiera estado ahí en menos de un minuto, tal y como lo hice las dos primeras veces.
- Llame a mi padre. –ahora lo miró a su costado. –no quise molestarte por una tercera vez.
- Eso no hubiera sucedido si hubieras aceptado el auto que te regale al otro día luego de quedar botada la primera vez.
- Trunks, lo vuelvo a repetir, de verdad no necesito ese ostentoso auto de lujo. –hizo una pausa. –luego de la tercera vez lo mande a arreglar, desde ahí no he tenido problemas.
- ¿Hasta cuándo? ¿un mes mas? ¿dos? –ironizó.
- Hasta que explote y no sirva más que para chatarra. –se cruzó de brazos.
- Claro… hasta que explote… no esperaba menos de ti.
La tensión siguió su rombo junto al coche, pronto llegaron a su destino. Trunks se estacionó frente a las rejas doradas, bajo su ventanilla y llamó al citófono ubicado a su costado. Apretando el interruptor rojo habló. -Llegamos.
- Ya era hora Trunks. –dijo una voz masculina.
- Lo siento hermano.
- Pasen. –la comunicación se cortó dando paso a unas grandes puertas metálicas abrirse a su automóvil.
Despacio se estacionó frente a la gran casa del joven matrimonio Son-Brief. Se bajó pero antes de poder llegar a la otra puerta y abrírsela caballerosamente, como siempre lo hacía, ella se bajo antes de que pudiera llegar y la cerró. Sin mirarlo se encaminó hasta la puerta que ya estaba abierta. Paso el umbral con Trunks siguiéndola, no había nadie en el recibidor, caminaron hasta llegar al living tampoco había señales de su tío o Bra. Ella se encogió de hombros y siguió hasta donde supuso que ambos estaban, la cocina.
Trunks se quedo atrás unos momentos, miró a su alrededor notando los cambios de muebles y decoración. ¿hace cuánto que no visitaba la casa de su hermana? –desde que comencé a salir con Pan. –se respondió a si mismo. ¡Increíble! Ella ocupaba todo su tiempo y no porque ella lo demandará, sino por sí mismo. Ella ocupaba todo pensamiento en su mente. Era un milagro que la empresa siguiera su rumbo y no cayera cuesta abajo, aunque debía confesar que era difícil concentrarse en el trabajo cuando cada media hora chequeaba el ki de Pan.
Caminó adentrándose al gran salón, viendo la cantidad de muebles renovados, seguramente obra de Bra. Sillones de felpa rojos, otros blancos, paredes color crema pálido, muebles de madera oscura. Nuevo televisor, reproductores de música, -¿videojuegos? –miró con más atención. Obra de Goten seguramente. Rió para sus adentros. –vendré mas seguido. –Podía ser un adulto, pero como buen hombre, le encantaban los videojuegos, sobretodo si competía contra su viejo amigo Goten.
Continúo inspeccionando con un sonido de fondo. Era el reproductor que estaba encendido, la música estaba a volumen bajo, pero se podía escuchar claramente como ambientación del salón. Se detuvo al frente y leyó. –mix románticos. –lo primero que se le vino a la cabeza fue su hermana Bra, ¿quién mas pondría tal música? Ahí mismo alzo su cabeza y vio varias fotografías. –También nuevas.–a medida que las observaba, la mayoría era de la fiesta de matrimonio de los dueños de casa, sus oídos fueron llenados por la lentitud de una melodía.
"Te llevo en mi por siempre, fui hecho para ti y yo te imaginaba así, estabas dentro mío desde antes del amor ya eras parte de mi corazón"(*1) –decía la letra.
Sin proponérselo la imagen de Pan llenaban su cabeza. Luego, más que estar mirando las imágenes delante de sus ojos, no miraba nada, era sólo ella. Puso atención a las voces que se escuchaban más allá y la risa melodiosa de Pan sobresalía en su audición, notaba su kitranquilo y estable. Giró y miró hacia la dirección de la cocina con una sonrisa en los labios. Cuando se disponía a ir en aquella dirección otra canción llamó su atención.
"Que fácil es decir te quiero cuando estamos solos, lo difícil es hacerlo cuando escuchan todos, si tu me miras, si tu me miras, te enseñare a decir te quiero sin hablar, mientras tengamos un secreto que ocultar, la locura de quererte como un fugitivo…" (*2)
Se quedó quieto escuchando las armoniosas letras de aquellos cantantes que apenas reconocía. No era de esos hombres que escuchaban música romántica, ni siquiera de adolescente, su padre jamás lo hubiera permitido, no así como con Bra. Las canciones cambiaban rápidamente ya que eran solo abstractos de cada una de ellas y así siguió la continuación.
"When you walk away I count the steps that you take Do you see how much I need you right now? When you're gone The pieces of my heart are missing you When you're gone The face I came to know is missing too When you're gone The words I need to hear to always get me through the day And make it ok I miss you…" (*3)
"Es poco decir que eres mi luz mi otra mitad, es poco decir que daría la vida por tu amor y aun mas, ya no me alcanzan las palabras no, para explicarte lo que siento yo, y lo que vas causando en mí, lo blanco y negro se vuelve color, y todo es dulce cuando esta en tu voz, y si nace de ti, te voy amar, y hacerte sentir que cada día yo te vuelvo a elegir, porque me das tu amor sin medir, quiero vivir la vida entera junto a ti..."(*4)
Esa última le llegó como un clavado al pecho. ¿Es que acaso esa canción podía expresar tan bien lo que sentía? -¡dios! ¡me estoy volviendo un verdadero tonto! –pensaba mientras su orgullo tomaba terreno. Pues así lo habían criado, para ser un guerrero fuerte y duro, nada de sentimientos blandos y tantas demostraciones de afecto para delatar debilidad. Eso enseñaba Vegeta, y eso aprendió de él. No al pie de la letra pues también estaba la crianza de Bulma, él no era frío con Pan cuando estaba rodeado de sus familiares, por lo menos los directos. Pues en público no había sido así, no sabía como sería con ella, no habían experimentado aquello.
Pero lo poco que sabía Trunks era que Vegeta era solo apariencia, si bien había podido percibirlo, jamás lo había visto con total claridad. Él se demostraba ser frío y calculador con todos a su alrededor, bueno a excepción de Bra con quien siempre tuvo un especial trato, pero cuando se trataba de los demás hasta con su madre, Bulma, era simplemente calculador. No sabía que él cuidaba de Bulma, Bra y de Trunks todo el día, chequeando sus niveles de kicada ciertos momentos para asegurarse que todo estaba bien. Hasta llego a hacerlo con los mocosos de Pan y Goten que ya formaban parte de su familia y ambos eran muy importantes para sus hijos. Pero para el bien de todo y el propio Vegeta él jamás lo admitiría, ni con Bulma.
"I'll be there for you These five words I swear to you When you breathe I want to be the air for you I'll be there for you I'd live and I'd die for you Steal the sun from the sky for you Words can't say what a love can do I'll be there for you…" (*5)
Sonaba aquella canción mientras pensaba en la forma tan diferente que tuvieron para criar a dos hijos, tan diferentes con él y con su hermana. No se sentía celoso, no, eso era ridículo, amaba a su hermana, pero eran tan diferentes.
- ¡Trunks! –gritó la ahora dueña de sus pensamientos.–no te quedes allí y ven a ayudar.
- ¡ya voy! –respondió. Echó un corta miradita al comedor que estaba en el siguiente salón contiguo, en que también habían cambiado todo, y caminó a paso lento hacia donde los demás.
Y lo último que alcanzo a escuchar. "That I just want you to know I've found a reason for me To change who I used to be A reason to start over new and the reason is you…" (*6)
Definitivamente tendría que pedir ese mix para tenerlo, quería escucharlo por completo. –o mejor no…–se fue pensando algo avergonzado hacia la cocina.
…
- ¿Ocurre algo? –preguntó preocupado viendo el rostro de la chica a su costado izquierdo.
- No, no es nada. –sonrió hacia él.
- ¿Estas segura? –Marron sonrió débilmente. –no estas prestando atención a la película… -comentó. -¿qué pasa? ¿es sobre… Pan? dijo con un pequeño quiebre en su voz.
- Te cuesta nombrarla todavía, ¿no es cierto? –su voz sonó a tristeza.
Él se incómodo, se movió en el sillón sentado a su lado, puso pausa a la película con el control remoto y miró al pantalla que se mantenía de color azul por unos instantes. A pesar de los meses que habían pasado de su ruptura, Thomas seguía sintiendo una pequeña opresión en su pecho al decir tal nombre. Pensar en ese hecho ocurrido en la casa de los Brief había sido devastador, enterarse que Pan era en parte una extraterrestre le era extraño y a la vez lo hizo sentir decepcionado por el hecho de que ella jamás confió en él como para contárselo. Fueron años en que la amó en forma incondicional y saber que no había suficiente confianza entre ellos, fue como vivir una relación basada en nada más que mentiras. Sin mencionar que ella, por fin, confesaba su amor por aquel hombre de cabellos lavandas. Su instinto le había dicho que algo pasaba entre ellos, pero no hizo caso y decidió continuar. Grande fue su error, ella no lo amaba y quizás nunca lo hizo. Y eso le rompió el corazón.
Y ahora estaba una chica de gran corazón a su lado, una mujer rubia, de ojos azules, bella por fuera y por dentro. Sentía un gran cariño hacia ella, no estaba seguro si era amor, pero era algo que su interior le agradecía de sobremanera. Marron había sido su confidente durante los siguientes meses, y sólo por casualidad. Sonrió al recordar ese instante.
Luego de un mes de su término con Pan, Thomas se encontraba en una tienda comercial comprando algunos muebles para su hogar. Había estado en una profunda depresión, encerrado en su casa por varias semanas completas sin poder liberarse de aquel dolor. Su buen amigo John fue de visita luego de haberse enterado de todo lo ocurrido, lo que concierne sólo el quiebre, nada de superpoderes ni naves extraterrestres por supuesto, al ver su estado comenzó a darle ánimos, tratando de darle sentido a su vida, no todo era Pan, él tenía una pequeña hija llamada Amber por la cual debía luchar. Eso a Thomas le dio más ánimo del esperado, si bien ella no estaba con él en aquel momento, físicamente se encontraba al cuidado de su prima y sus padres, sabía que siempre estaba en su corazón, la amaba y no podía dejarse hundir más.
Había pensado en regresar a su natal hogar, pero aquí había una empresa que dirigir y él estaba al mando, además no debía dejarse caer por nada, nada que no fuera más que su hija. En esos momentos su tristeza se convirtió en furia, pensando en que Pan no valía la pena de sus lágrimas y dolor. Ella había sido egoísta, mentirosa y una farsante que le mintió durante años diciendo que lo quería, cuando en realidad estaba profundamente enamorada de otro. Si bien la verdad lo devastó, también le dio fuerzas para seguir con su vida. Decidió que no volvería, que reconstruiría su vida aquí mismo donde lo había planeado, no tenía por qué huir cuando él no había hecho nada malo. Decidido, busco ayuda, una terapeuta y psicóloga que lo ayudo a seguir con su vida. Una vez que sintió que el sol lo volvía a iluminar luego de una tormenta emocional, decidió cambiar y renovar todo. Desde vender la casa que había comprado para él y Pan, hasta muebles, vestimenta, todo. Buscó un departamento de lujo en el centro de la cuidad y decidió mudarse allí con su hija y una promesa de nueva vida.
Aquel día, luego de dejar a su hija en el pre-escolar, decidió ir en busca de nuevos muebles para el cuarto de su niña. Llegó al centro comercial, compró camas, muebles de ropas, algunos adornos y lámparas, todo con la ayuda de las vendedoras. Después de todo era un hombre y nada experto en modas de niños. Posteriormente decidió que sería buena idea comprar ropas, la niña estaba creciendo y ya tenía algunos pantaloncillos rosados que comenzaban a quedar cortos. Se dirigió al piso de vestuario para infantes y allí se desconcertó, estuvo una hora mirando de un lado a otro, no estaba seguro de las tallas, los colores ni nada. Totalmente confundido y mirando a su alrededor para buscar ayuda con alguna chica de la tienda, caminó sin rumbo alguno, topándose y golpeando a una chica a su espalda.
- Lo siento. –dijo afligido. –no fue mi intención.
- No, no hay problema. –ella le sonrió.
Él la miró mas fijamente y no se movió. –perdón, pero ¿te conozco? –estaba seguro de haberla visto en alguna parte, su rostro le era familiar, pero no sabía de donde.
Marron pestañeo repetidas veces, aun sosteniendo dos pequeños atuendos de bebés uno de color celeste y el otro rosado. De repente lo supo. Era el novio de Pan, sacudió su cabeza, él ex novio de Pan. Se sorprendió de verlo ahí. Y cuando le iba a contestar que se habían conocido en la casa de corporación cápsula él la interrumpió.
- Hola. –extendió su mano. –soy Thomas. –se presento. Ella le sonrió, extendió su mano y respondió el saludo junto a su propio nombre.
- Perdóname que sea tan directo, pero necesito ayuda. –sonrió tímidamente.
- Ayuda, ¿mía?
- Sí. –respondió. –verás, tengo una hija de 5 años y tengo que comprarle ropa, pero no se como elegirlas ni tampoco sé las tallas, y por lo que veo… -miró sus manos que sostenían las prendas de bebés. –debes tener algún sobrino o algo parecido o ¿quizás ya seas madre? –preguntó con los ojos bien abiertos. Ella negó con la cabeza. –lo suponía. –rió coquetamente. –no pareces ser madre de bebés casi recién nacidos… digo por las prendas pequeñísimas que llevas en tus manos. –ella frunció el ceño. –¡no! o sea yo lo digo porque estas estupenda, una reciente madre jamás se vería como tú y… -se detuvo al ver que ella cada vez más fruncía el ceño.
- ¿Quieres decir que las recientes madres se ven feas? –pregunto, ahora, en forma divertida, sabía a lo que él se refería y no dudó en bromearlo por unos instantes.
- ¡NO! ¡por su puesto que no! lo que yo intentaba decir es que… -
- Bromeo. –ella dijo enseguida. –sé lo que intentas decir. –le sonrió amablemente. –ahora, ¿en que quieres que te ayude? ¿a elegir atuendos para tu hija?
- Estaría muy agradecido.
- Esta bien.
Así pasaron horas en la tienda comprando una cosa tras otra. Ella se pudo dar cuenta que todavía no la reconocía, y decidió que mejor lo dejaría así por el momento, no quería embargarlo con recuerdos del pasado, seguramente sería doloroso, supuso. Había sido hace un mes y algo más, ella bien recordaba aquel episodio, había sido catastrófico. Además contarle que ella andaba ahí comprando algún regalo para Bra, la hermana del hombre que seguramente odiaba, no era lo mejor por el momento.
Al final de pagar todo, se intercambiaron números telefónicos y quedaron en ir a algún restaurante o cafetería para seguir conociéndose, Marron dudó por unos instantes, pero él casi le rogó diciendo que no tenía muchos amigos en esta cuidad y de verdad quería conocerla y hacer nuevas amistades.
Así pasaron los días, encontrándose en un café en medio de la cuidad. Allí hablaron, rieron, y Marron concluyó que era hora de decirle porqué la encontraba tan familiar.
Thomas se quedó unos instantes mirando a la nada, quieto como una estatua, y ella no sabía qué decir o hacer. –debería habértelo dicho desde el primero momento, pero pensé que sería incómodo. N-no quería preocuparte, no quería que pensaras en ell… -prefirió quedarse callada. Poco después el sonrió.
- N-No te preocupes, esta bien, lo entiendo. –justo en ese instante ella extendió su mano y la posó sobre la de él que se encontraba sobre la mesa. Ambos sonrieron sin decir palabra alguna.
Desde aquel día no habían dejado de verse, los primeros meses solo fueron amigos, se contaron sus penas e intercambiaron opiniones. Marron estaba encantada, él era un hombre en el cual podía confiar, y él estaba agradecido de todo lo que ella le brindó, principalmente su amistad desinteresada. Pero no todo fue amistad, estos últimos dos meses se habían convertido en algo más, ninguno lo quiso a propósito pero el tiempo fue dando cada una de las circunstancias. Marron lo encontraba incorrecto, pero sus emociones la traicionaban, Thomas la iba conociendo y queriendo poco a poco, pero había algo que no entendía que no le permitía ir mas allá. No había compromiso alguno, ninguno lo puso sobre la mesa y solo se decían ser amigos. Si bien no había pasado más allá de besos y caricias, ambos sabían que se necesitaban. Ella decidió esperar, sabía que Thomas tenía un capítulo que cerrar, eso era lo que lo detenía de tener una relación amorosa con alguna mujer, ella lo sabía y lo esperaría, él tenía que terminar todo con Pan.
Y aquí se encontraba ahora, en su departamento, una tarde de películas junto a Marron. –no es que me cueste nombrarla, pero sabes bien que no me gusta referirme a ese tema.
- Lo sé, lo sé. –ella se acercó a él y lo abrazo tiernamente. –pero tienes que hablar con Pan, necesitas cerrar ese capítulo y seguir con tu vida. No tienes idea lo que es para mí estar omitiendo información, ha sido una amiga muy cercana para mí y mi familia.
- Entiendo… -él la abrazo de vuelta. –lo haré, sé que debo hacerlo. –sonrió tristemente.
- Tengo hambre. –dijo una voz infantil femenina. Los dos se giraron hacia el pasillo principal del lugar. Ahí estaba la pequeña Amber de pie junto a la puerta de su habitación con los cabellos revueltos y rascando sus ojos con sus puños.
- ¿Cómo estuvo esa siesta, pequeña? –Thomas caminó hacia ella y la tomó en brazos llevándola a la cocina.
- Bien. –respondió con simpleza sonriendo a su padre. -¿y Marron? –le preguntó.
- Esta en el living. –la dejó en su sillita. –espérame aquí, voy a buscarla y vuelvo.
- Si papi.
…
- Si Bra, vendré el domingo. –la embarazada la miró no creyéndole. –¡de verdad! –reafirmó.
- ¿Lo juras? –preguntó. –sabes que en cualquier momento daré a luz. –amenazó.
- Lo sé, no te dejaré sola, lo juró.
- Qué bien. –comentó Goten alegremente. –así no estaré tan preocupado. Sobrinita, debes cuidar de ella ¿ok?
- ¿Qué les pasa a ustedes? ¿acaso no confían en mí? –se cruzo de brazos. –bueno, qué mas puedo pensar, ¿no? soy el último recurso.
- No es eso, Pan. -Bra se acercó a ella y la abrazó, luego se alejó mirándola. –pero es que mamá y Goten tienen que ir el sábado en la mañana a ver el proyecto… ese… ¿cómo se llamaba? –le preguntó a su marido.
- "Sub-332", el nuevo tren subterráneo de la zona norte. –explicó.
- Bueno, ese mismo y yo tengo mi último examen al médico, que me acompañará Trunks. No creo que quieras levantarte tan temprano para también acompañarme, ¿o si? –Pan puso cara de no querer demasiado la idea. Llevaba muchos días levantándose temprano y durmiendo muy poco debido a los estudios, y de verdad quería un sábado para dormir bien y relajada. -Lo sabía, bueno, como decía… estaré con Trunks hasta que llegue Goten. Y el domingo necesito compañía, no quiero estar sola. Goten, Trunks, mamá y Gohan tienen que asistir a esa reunión de la corporación.
- ¡¿Gohan también irá? –preguntó Trunks con los ojos muy abiertos.
- ¿No te lo dijo Pan? –Goten miró a su sobrina.
- Jeje lo olvidé. –sonrió.
- ¡Arghh! aparte de levantarme temprano un domingo tendré que compartir el día completo junto a Gohan. ¡perfecto! –sonrió irónicamente.
- ¡Hey! –dijeron Goten y Pan al mismo tiempo.
- Lo siento, ¿si? Pero es inevitable. –se encogió de hombros. –tu hermano no me trata muy bien que digamos.
- Bueno, tienes razón.
- ¡Ya, ya! llevamos casi media hora despidiéndonos aquí en el jardín, me esta dando frío y me duelen los pies. –Se quejo Bra.
Pan se acercó a su amiga y la abrazo. –nos vemos en unos días más. –Goten, ¡cuídala! –también lo abrazó y besó en la mejilla.
- Lo haré, siempre lo hago. –respondió.
- Nos vemos mañana. –Trunks se despidió de abrazo de su amigo, luego se acercó a su hermana y la besó en la frente. –te cuidas. Nos vemos pronto hermanita.
- ¡Adiós! –dijo Bra cuando salieron por el amplio jardín delantero. Ambos entraron nuevamente a la casa y cerraron la puerta.
- Estaban algo tensos durante la cena ¿no crees? –preguntó Bra a medida que subía las escaleras.
- Ven aquí. –Goten la tomó en sus brazos y la llevó hasta su habitación. -¿tensos? no se. –se encogió de hombros, depositó a Bra de pie en el suelo.
- Nunca te das cuenta de nada. –negó con la cabeza cerrando sus ojos. – ¿podrías bajar la cremallera del vestido? –le dio la espalda para que lo hiciera. Él de inmediato lo hizo.
- ¿Dónde vas? –le preguntó cuando ella se alejo de él.
- Necesito un baño de burbujas. –caminó hasta su cuarto de baño.
- ¿Te acompaño? –dijo con voz seductora siguiéndola y sacándose la camisa y los zapatos en el camino.
- Esta bien. –lo miró hacia atrás y sonrió. –me darás un buen masaje en la espalda y en mis pies. –ordenó con una media sonrisa.
- Esta bien. –dijo cabizbajo.
Cuando ambos entraron al baño, Goten giró las manillas del agua para llenar la tina tamaño grande, probando el agua para que estuviera tibia. Mientras Bra se quitaba sus ropas y se peinaba el cabello frente a un espejo.
- ¿Cuándo crees que… tú y yo… ya sabes… -dijo algo tímido. –podemos tener…? –alzó sus cejas repetidas veces con una sonrisa en los labios.
- Ya sabes que sí puedo Goten, pero de verdad no tengo ganas, me siento incómoda con esta tremenda barriga. Además no me siento sexy así. –frunció el ceño mirándose desnuda de pies a cabeza en el gran espejo.
- Entiendo. –se acercó a ella por la espalda y la abrazó, también mirándola a través del espejo. –puedo seguir esperando. –se encogió de hombros y apoyó su mentón en el hombro derecho de Bra y sus manos alcanzaron la barriga abultada acariciándola cariñosamente. –un mes más un mes menos, ya da lo mismo. –sonrió. –sólo preguntaba. Ven ya esta lista el agua. –la tomó en brazos y la depositó suavemente dentro.
…
- ¿Por qué? –dijo enojado.
- Porque me quiero ir sola. –respondió ya irritada. –no me hagas repetir lo mismo, sigo enojada por tu comportamiento, Trunks. Esta tarde… antes de llegar aquí fuiste grosero con Antoni. –se cruzó de brazos frente a él.
- Ya te pedí perdón, ¿qué mas quieres?
- No se trata de querer o no querer algo. Ya no es la primera vez que tienes esos celos, siempre pides disculpas, pero luego lo vuelves a repetir. ¡Ya no tiene sentido! –frotó su frente con la palma de la mano derecha, ya comenzaba a sentir dolor de cabeza.
Trunks suspiró y miró el cielo oscuro, respiró para calmarse y luego la miró sin decir nada. Ella aparto su vista y caminó alejándose del jardín. -¿entonces siempre será así? –preguntó haciéndola detener, darse la vuelta y encararlo una vez mas.
- ¿Qué quieres decir con eso? –ella preguntó.
- Cada vez que hay que discutir algo, cortas la conversación y te vas. ¿siempre será la mismo?
- Trunks, creo que me conoces lo suficiente como para saber porque hago esto. No tiene sentido seguirlo hablando, lo único que consigues es que me enfade más de lo que estoy. Este último mes siempre es lo mismo, ¿acaso nadie me puede mirar? ¿nadie me puede invitar a un café, un almuerzo o sólo conversar? ¿acaso eso significa que yo pueda engañarte? ¿tan poco confías en mí?
Trunks se mordía la lengua por no decir las palabras que quería decir. ¿es que acaso no tenía derecho a no confiar el 100% en ella? Después de todo… ella lo engaño con él ¿no? ¿cómo podía estar seguro que no lo volvería a hacer? Esos eran los pensamientos que siempre rondaban por su cabeza, se preocupaba demasiado, llegaba hasta sufrir en imaginárselo. Se sentía impotente porque no podría hacer nada si tal cosa sucediera, no tenía derecho absoluto en ella, ella no le pertenecía. Suspiró una vez más y la miró fijo a los ojos. –me voy, que descanses esta noche. –se dio la vuelta y caminó hasta su automóvil. No quiso responder a su pregunta, era mejor callar.
Pan se quedó estática mirando como él se alejaba. Tenía un leve presentimiento que verdaderamente él no confiaba en ella. No quiso responderle, eso quería decir algo ¿cierto? Se dio la vuelta y sin decir una palabra despegó por los cielos nocturnos para irse a su casa.
…
- Señor Brief, ¿pedirá el almuerzo para dos el día de hoy? –la voz de la secretaria sonó en el intercomunicador. Miró su reloj y se dio cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo, tenía tanto trabajo que no alcanzó a pensar en nada que no fueran contratos, reuniones, horarios, contrataciones… -¡contrataciones! –exclamó su cabeza, lo había olvidado por completo. –eh… no, hoy salgo a comer. –dijo recordando a Pan. No la había llamado y ella tampoco a él. Habían pasado ya tres días de la cena en casa de Goten, y la había visto el día de ayer en casa, estaba cenando junto a su hermana y su madre. Se saludaron como siempre, hablaron con los demás como siempre, pero no habían pasado la noche juntos ni anoche ni las noches anteriores, tampoco habían hablado a solas desde aquel día. Pan se había despedido diciendo que se le hacía tarde y debía ir a casa a estudiar, tenía exámenes esta semana y estaría ocupada en la universidad. Se despidieron tratando de ser como siempre, pero anoche el pequeño beso sobre los labios fue frío, aun quedaba tensión entre ellos. No quedaron de verse en los siguientes días y como ninguno se llamó por teléfono asumió que hoy, al igual que los tres días anteriores, comería solo.
- Esta bien. –respondió la mujer. –señor, le recuerdo que después de la hora de almuerzo tiene entrevista con los tres candidatos para el reemplazo. –le repaso la agenda.
- Sí, gracias, ya lo había olvidado.
A los 20 minutos después, Trunks se encontraba entrando a un restaurante en el centro de la cuidad. Como siempre, apenas atravesó el umbral de la puerta, uno de los meseros se acercó a él para guiarlo a una mesa cómoda y alejada para mayor privacidad. Ordenó su comida y esperó. Revisó su celular, algunos e-mails que debía responder y lo dejó de lado sobre la mesa. Miró a su alrededor notando que el lugar estaba completamente lleno, era la hora pick de aquellos lugares y siempre estaban atiborrados de personas. La mayoría entraba, miraba y al ver las mesas llenas se iban. Apoyó su espalda a la agradable silla de felpa y repasó una vez más a su alrededor. Notó a una chica, de unos 26 o 27 años de edad, que se veía algo apurada. Era la única de pie apoyada en la barra, parecía estar esperando mesa, y cada tanto fruncía el ceño mirando su reloj. De pronto ella fijó los ojos en él y esbozó una pequeña sonrisa la cual Trunks le devolvió, luego se dio la vuelta, dándole la espalda, se quitó la cartera y la dejó sobre la barra, la abrió y buscó algunas cosas. Apoyando los codos en la mesa, sostuvo entre manos su celular comenzando a teclear rápidamente. Allí de espaldas apreció su larga cabellera lisa y de color castaño, vestía ropas de oficina; una camisa blanca y una corta y ceñida falda gris. (*7)
Llegó su pedido, comenzó a comer, pero a los pocos minutos se detuvo, la mujer seguía allí de pie, ahora, hablando con un mesero y con cara de afligida. Seguramente quería almorzar y no había mesas disponibles. Suspiró, a él no le ocurrían esas cosas, siempre que llegaba a un lugar lo atendían de inmediato, pero al resto de la gente no. Llamó al mismo mesero que lo atendía y le habló unas pocas palabras apuntando a la mujer. El joven se alejó y caminó hacia a ella. Trunks dejó de comer y miró la escena, la chica se dio la vuelta e hizo gestos con las manos diciendo que no. A los pocos segundos el mesero se acercó a él diciendo:
- La señorita dice que no se preocupe, no es necesario que haga eso por ella. –el joven se quedó allí esperando una replica por parte del señor Brief.
Trunks sin decir una palabra dejó la servilleta sobre la mesa y caminó hasta ella. –Hola, no es por ser insistente, pero no hay inconveniente en que te sientes en mi mesa, de verdad no hay problema. –sonrió amistosamente.
- ¿En serio? –lo miró incrédula. –no, no se preocupe, puedo seguir esperando.
- No. –se negó con más firmeza. –parece estar algo apurada, en serio.
Ella dudó por unos segundos, miró su reloj y asintió con la cabeza. Trunks la condujo hasta su mesa y ambos se sentaron.
- Soy Trunks Brief. –se presentó.
- Suzu Idane. –sonrió.
Y así siguieron conversando de cosas muy triviales hasta que terminaron el almuerzo y saleron del lugar. Llegaron hasta la puerta y se quedaron allí de pie por unos segundos de silencio, cada uno miró hacia un lugar diferente. Ella suspiró y paso una mano por su cabello, Trunks la escuchó y miró.
- Pareces estar cansada. –comentó.
- ¿Ah? no. –sonrió. –solo miraba a esas jovencitas. –apuntó a un grupo de 5 jóvenes cruzando la calle hacia el lado opuesto. –era tan sencilla la época universitaria, solo preocuparse por exámenes y nada más.
Él en respuesta sonrió también y luego dirigió sus ojos a donde ella miraba, se quedo viendo al grupo de chicas y una de ellas la encontró extremadamente familiar, la del medio vestía una pequeña chaqueta de cuero negra, jeans, zapatillas blancas y un bolso color café colgando de un hombro. (*8) -¿Pan? –susurró. No había duda, era ella, su ki lo confirmaba. Se veía relajada y distraída, se alegró al verla y su rostro se iluminó sin poder evitarlo.
Ella lo observó con atención -¿las conoces? –preguntó.
- Sí, a una de ellas. –su rostro seguía tal cual. La extrañaba, no cabía duda de eso. ¿por qué a veces se comportaba tan imbécil con ella? Sus celos eran tontos, se trataba de convencer de ello. –hoy en la tarde la llamaré para la cena. –pensó. –bueno… - habló. –me tengo que ir. Ha sido un placer conocerla. –dijo poniendo más atención a las jóvenes que cruzaban la calle que a la mujer que tenía en frente.
- Lo mismo digo. –estrechó su mano con él. –gracias por la mesa y la compañía. -se sonrieron. -Adiós. –ambos y partieron su camino a diferentes direcciones.
Trunks miró su reloj. –todavía me queda media hora… -caminó por las calles en busca de un puesto de comida rápida, en eso instantes sentía unos flashes dispararse tras su espalda, sabía que más de algún fotógrafo lo venía siguiendo, pero a estas alturas de la vida ya no le dio importancia y las ignoró. Eso era lo malo de almorzar en lugares así, no podía comer todo lo que quisiera, y además llama la atención de todo el mundo. Así que para dejar a su estómago sayajin satisfecho comía algo más en otro lugar.
…
- Señor, ¿paso a la siguiente? –preguntó la secretaria frente a su escritorio.
- Si. –tomó la siguiente carpeta para revisar el currículum del siguiente aspirante al trabajo. Antes de si quiera alcanzar a leer el nombre, escuchó la puerta cerrase, subió la vista y sonrió.
- ¡Oh! una sorpresa ¿no? –le dijo.
- Una grata sorpresa. –respondió el dueño de C.C. –para mi por lo menos. No creo que para usted.
- Bueno… -ella se sentó en la silla frente a su escritorio. –estaba postulando a esta empresa, pero jamás pensé que el mismísimo dueño iba a realizar la entrevista final. Así que no vi la necesidad de nombrar aquello en el almuerzo.
- Normalmente no lo hago, pero dada las circunstancias me vi en la obligación de hacerlo. –comentó. –bueno, comencemos señorita Idane… o ¿señora? –preguntó dándose cuenta que durante el almuerzo no habían conversado nada acerca de sus vidas privadas.
- Señorita… nuevamente. –Trunks frunció el ceño. –divorciada. –aclaró.
- Ahh… - la miró y recién ahora notó el intenso color verde de sus ojos. –bueno, estaba viendo esto. –mostró los papeles en sus manos. –y veo que tiene varias empresas importantes a cuesta. Dígame, ¿por qué…
Continuará…
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