"Endemoniadamente bien"

SENTIR

Capítulo 10: "Endemoniadamente bien"

Después de una ducha bastante entretenida con una acompañante de cabellos negros, lisos y mojados que le llegaban un poco más arriba de la cintura estuvo en la obligación de dejarla sola en la habitación en unos momentos más pese a que se negaba a hacerlo.

- ¿Qué haces? –dijo ella cuando él con una toalla blanca comenzó a secar su cuerpo con delicadeza. Partió por su bello rostro que se encontraba con pequeñas gotas, bajó por su cuello y sonrió al seguir su camino hacia abajo. Pasó por sus pechos que secó con mucha suavidad mirando el rostro sonrojado de Pan.

- Secándote. –respondió después de un par de minutos.

- Pero… -él la calló.

- Déjame hacerlo… -plantó un suave beso en sus labios haciéndola sonreír. –déjame mimarte y quererte. –susurró. Pan no pudo evitar sonreír y sonrojarse una vez más con cada palabra, con cada beso y cada caricia que éste hombre le brindaba. Era como estar soñando, estar aquí en este hotel era de ensueño. Jamás había vivido algo así, pese a tener un solo amante antes de Trunks, nunca sintió lo que ahora sentía, era algo indescriptible y fenomenal, pero a la vez le asustaba por el siempre hecho de jamás haber sentido aquello, un amor que estaba más allá del entendimiento.

Trunks siguió bajando de sus pechos a su estómago pasando por el exterior de sus muslos y luego los interiores, pero sin ningún signo de excitación sino más bien de admiración ante la bella y delicada mujer frente a él. Siguió su camino por ambas piernas hasta llegar a sus pies en donde le pidió que levantara una seguida de la otra para secarlas. –date la vuelta. –pidió suavemente. Ella le obedeció sin decir una sola palabra y ahí sintió como él secaba con suaves movimientos circulares su espalda con aquella toalla hasta llegar a su trasero. –listo. –dijo con una sonrisa volteándola nuevamente. Miró sus dulces ojos negros y le sonrió con dulzura. Había algo inexplicable en ella, era tan fuerte y a veces ruda como una mujer sayajin, pero quizás era su edad o tal vez su aun inocencia en comparación a él lo que hacía quererla y hasta adorarla como una niña desprotegida. Tenía siempre la necesidad de protegerla y otorgarle todo lo que ella quisiera y era bastante raro proveniente de él, pues con sus anteriores mujeres se comportaba como un típico hombre en una relación adulta, no tanto mimos ni tanta palabrería de amor, pero con ella todo era simplemente diferente. Sabía que en parte esta rareza suya provenía de la diferencia de edad, era muy conciente de ello, 13 años menor no es poco, siempre trataba de tratarla con el mayor respeto posible pues ella a veces era inconciente de lo atractiva y sexy que podía ser. Él era un hombre hecho y derecho con necesidades propias de un ser humano y en especial de un sayajin. Pero Pan en parte aun no lo sabía, sólo había tenido un solo amante en su vida y era un simple humano, uno común y corriente, por eso siempre trataba de llevar las cosas con más calma de la que él quería. Como le había dicho hace unas horas atrás, ella era aun joven y tenían todo el tiempo para ir adquiriendo mayor experiencia, sobretodo si él era su compañero practicante.

- ¿Qué es tan gracioso? –preguntó cuando vio su sonrisa mientras sus ojos sostenían aquella mirada.

- No, nada. –sonrió más ampliamente. –es sólo que estoy… bien, he despertado de un humor increíble.

- Si no fuera por esa llamada… -murmuró.

- Lo sé y lo siento. –acarició su mejilla. –sólo me tomara una media hora. –aseguró.

- Esta bien. –dijo de mala gana. –vístete que se te hace tarde. –miró su cuerpo casi desnudo frente a ella si no fuera por aquella toalla negra que estaba sujeta a su cadera.

Trunks asintió y fue en busca de su ropa en aquel gran closet en donde empleados el día anterior había desempacado sus vestimentas junto a las de Pan. Se vistió con rapidez mientras Pan fue hasta la sala principal a ver un poco de televisión vestida solo con la bata blanca. Él una vez listo vestido en forma casual fue donde Pan. –vuelvo dentro de poco. –le aviso, se acercó a ella y le dio un corto beso en la frente. Ella le sonrió en respuesta. –iremos a almorzar así que vístete. –dijo casi en tono paternal antes de la salir de la suite.

- Si papá. –dijo en broma. Pan se quedó allí por unos minutos más hasta que se cansó de recorrer canal por canal hasta llegar al número 187. Lo apagó y fue a la habitación a ver que demonios podía usar el día de hoy teniendo en cuenta que Bra había hecho su maleta. Comenzó a hurgar prenda por prenda desechando cada una de ellas hasta que al final se dio cuenta que no había nada cómodo ni de su gusto. Suspiró profundamente y maldijo entre dientes a su amiga. Tomó al azar una prenda y lo arrogó a la cama. Era eso o andar con una bata blanca paseándose en el hotel. Se vistió con lentitud prolongando todo el tiempo hasta que llegara Trunks de vuelta. Se miró al espejo y se encogió de hombros. (*1)

- Buenos días. –dijo Trunks cuando llegó con uno de los encargados del hotel. El señor lo quedó mirando con el ceño fruncido y una leve sonrisa. –perdón, buenas tardes. –sonrió avergonzado mirando su reloj indicándole que ya eran las 2.41 del día.

- Buenas tardes señor Brief, ¿en qué puedo ayudarlo? –dijo con total amabilidad mostrando una sonrisa blanca.

- ¿El hotel cuenta con una sala de juntas con videoconferencia? –preguntó.

- Sí, por supuesto. ¿para cuándo al necesita?

- Ahora.

- Mmm… -lo pensó unos instantes y tecleó en su computadora. –señor, tenemos 3 grandes salas, pero en estos momentos todas están ocupadas. –Trunks pasó su mano por su cabello irritado con la situación. Había dicho expresamente en la empresa que este fin de semana no quería ninguna llamada telefónica que lo interrumpiera, que iba a viajar y no quería ninguna molestia, pero como siempre algo había salido mal en corporación cápsula y necesitaban su presencia. Esa llamada que interrumpió justo cuando salía de la ducha junto a Pan lo irritó en demasía, pero lo ocultó, nada iba a interrumpir su fin de semana. Dijo por teléfono que le era imposible ir a la empresa en aquellos momentos y lo único posible sería una comunicación a través de video en directo.

- Pero… -el señor frente suyo interrumpió sus pensamientos. –la sala número 2 se desocupa en 20 minutos más.

- Entonces lo ocuparé.

- Si quiere puede esperar en unos de los salones mientras le sirvo lo que usted guste. -ofreció.

- Gracias. -el señor lo guió por unos pasillos hasta llegar a un salón hermosamente decorado.

- Entonces... ¿qué desea de comer o beber?

- Un café negro, eso es todo gracias.

- Vuelvo en un minuto. -se retiró.

Trunks estaba realmente enfadado con toda esta situación, se suponía que tendría un fin de semana relajado con la compañía de Pan y sin las tediosas molestias de la empresa, era día sábado ¡por dios! pero nooo siempre había algo o alguien interrumpiendo sus días de descanso. Se quedo un rato pensando, le había dicho a Pan que volvería sólo en media hora más y por lo visto demoraría ese tiempo sólo en esperar a que la sala se desocupara. Agarró su teléfono celular y marcó la habitación.

- ¿Hola? -escuchó su voz.

- Pan, soy yo. Puede que demore un poco más en ir a almorzar porque todas las salas de reuniones están ocupadas, pero no creo que demore más de 40 minutos. –escuchó que ella suspiraba. –¿me esperarás o prefieres ir a comer sola?

- ¿Serán 40 minutos? –preguntó para asegurarse.

- Eso espero. –hizo una pausa. –terminaré lo más rápido que pueda.

- Te espero. –fue su respuesta.

- Gracias. Te paso a buscar, espérame lista. –dijo con voz alegre.

- Lo haré.

- Besos mi Pan. –dijo con amor.

- Si, si… -bromeó. –besos para ti también señor Brief. –rió y colgó.

- Tenga. –dijo el señor que estaba de vuelta con el café de Trunks. –¿necesita algo más?

- No, gracias.

- Me retiro. –hizo un nuevo ademán y se fue.

Luego de estar vestida y lista dio un paseo por la cocina y comió algunos snacks para pasar el hambre hasta su almuerzo con Trunks. Miró su reloj, las 3.30 del día. Ya era hora de que estuviera terminando. Se fue a sentar al frente del televisor y vio las noticias del día. Nada nuevo, asaltos, inauguración de nuevas líneas del súper tren, actores que se comprometieron y esperan su primer hijo, etc. Es decir nada. 10, 20, 25 minutos más y él todavía no llegaba. Suspiró, se puso de pie y fue hasta la habitación buscando su bolso. Lo tiró sobre la cama y sacó sus libros y cuadernos, tenía un examen en dos semanas más, pero si estudiaba de ahora después no estaría con tanto estrés. Estudio, escribió, hizo resúmenes y memorizó. Llegando casi al final del capítulo 17 de aquel libro de química orgánica sus ojos comenzaron a cerrarse del sueño. Trató de mantenerse despierta, pero la mullida cama, el calor de la habitación y la lectura completamente aburrida no la ayudaron en nada.

- Pan. –dijo cuando cruzó la puerta de la suite, pero nadie le contestó. –Pan, lo siento, sé que demoré mucho, pero me fue imposible salir antes. Hubo un problema con la firma del bufete de los abogados de la última empresa y… -su voz fue bajando de volumen hasta encontrarla tumbada boca abajo sobre la cama con la cara afirmada en un grueso libro. Sonrió con ternura al verla así, iba a tomarla en brazos y acostarla en una mejor posición, pero temía despertarla, se notaba cansada y estresada por sus estudios por lo que decidió no hacerlo. En vez de eso quitó el libro y lo reemplazó por una almohada. Cogió una frazada y tapó su cuerpo por si le daba frío. Besó su cabeza y salió nuevamente para pedir comida a la habitación. Tenía hambre, no había comido ya en horas y la discusión que mantuvo a través de video conferencia fue lo bastante prolongado para molestarlo aun más. Suspiró pesadamente tratando de aliviar su aun molestia. Ver a Pan allí dormida le producía ternura, pero también enfado. Le había prometido volver en poco tiempo, lo trató, pero fue en vano. Ella dijo que esperaría y así lo hizo, pero de tanto hacerlo se rindió en el sueño. Se preguntaba cuándo su vida se había vuelto tan monótona, ya que todo era trabajo, trabajo y más trabajo, hasta que llegó ella. Su vida dio un vuelco rotundo con su vuelta a Japón, había estado tranquilo en su rutina diaria sin muchas preocupaciones a parte de corporación cápsula, pero su arribo hizo que se volviera un adolescente que luchana contra viento y marea con tal de conseguir la chica de sus sueños. Dejó la empresa botada, literalmente, en un par de ocasiones sin importar si ésta se venía abajo o se iba a la quiebra, desapareció por semanas sin que nadie, excepto de su padre, supiera de su paradero, entrenó día tras día sin saber mucho el por qué… quizás había sido un auto castigo por todo lo sucedido con Pan hace unos meses atrás, había terminado con su entonces novia por lo que sentía por aquella chiquilla de cabellos negros. Hizo todo lo que alguna vez criticó en algunos adultos, hasta ese entonces no entendía como había hombres o mujeres que se volvían literalmente locos por amor… hasta la vuelta de Pan a Japón. Ella lo hizo volverse loco, hasta el punto de sacrificar su propia vida por ella, rescatarla en un planeta lejano sin siquiera tener las suficientes fuerzas para enfrentarse a aquellos enemigos, saliendo horriblemente lastimado, pero todo había valido la pena, estar con ella en aquella habitación a solas lo valía.

Sin darse cuenta nuevamente estaba en el marco de la puerta del cuarto de la suite mirando como ella dormía placidamente boca abajo. Oír su respiración pausada lo hacía sentirse relajado y tranquilo. Ver como su espalda subía y bajaba al compás de su respiración, ver su rostro relajado contra la almohada, sus ojos cerrados, su cabello disperso y sus mejillas levemente sonrojadas lo hacía sonreír.

Para sus ojos ella era una moneda de dos caras que se complementaban una a la otra para tener a una Pan. Una, la niña traviesa y completamente testaruda. Si algo se proponía lo conseguía sin importar el cómo, si tenía que defender una causa lo hacía contra viento y marea. La chica juguetona que siempre te gastaba bromas sólo con el hecho de fastidiarte un rato para luego sonreír con sus travesuras. La misma que si bien sabiendo que estaba equivocada no daba su brazo a torcer hasta demostrar lo contrario fuera como fuera. La guerrera sayajin que amaba entrenar y lograr ser fuerte, pese a que ahora esa pasión parecía en pausa debido a sus deberes, sabía que estaba ahí en su alma intacta. Como algunas veces escuchó a su padre decir que Pan pese a ser solo un cuarto sayajin parecía poseer más sangre guerrera que todos juntos, lo demostraba en su afán de entrenar, de volverse más fuerte y rápida y su amor por la lucha, sin contar que hasta su apariencia parecía de una sayajin pura.

Y por otra parte había una chica… mejor dicho, mujer. Esa mujer que era totalmente femenina sin darse cuenta, que tenía sus curvas, sus pechos redondos, su fina cintura, sus redondeadas caderas y sus torneadas piernas. Esa mujer que con una sola mirada le atravesaba el alma y le hacía sentir una y mil emociones al mismo tiempo. La misma mujer frente a sus ojos que con sólo un roce de su piel lo hacía sentir excitado y caliente por más. Pan, la mujer que poco a poco despertaba su instinto salvaje y prohibido. Porque parecía ser cierto, a medida que el tiempo pasaba más deseoso estaba de ella, más necesidad había de ella, no estaba satisfecho, quería fundirse en ella para siempre, ser uno sólo hasta la eternidad. Pan era la mujer, su mujer, de eso no cabía duda. Amaba cada una de sus partes, tanto las físicas como las de personalidad. Siempre se preguntaba desde cuándo comenzó a amarla y todavía no había respuesta para ello, quizás desde siempre, quizás desde el viaje al espacio, quizás desde su vuelta a Japón, quién sabe. Pero eso no importaba, no ahora, porque la amaba aquí y ahora.

Aunque su amor por Pan era un arma de doble filo. Puede hacerlo inmensamente feliz como también inmensamente infeliz. Si tuviera la certeza que puede pasar el resto de sus días junto a él, era feliz, pero de lo contrario quizás podría morir en agonía con su ausencia. Sabía que ella era joven, sabía que podría sentirse atraída a otros hombres. Él se había sentido así a los veintitantos años, tenía una novia y a veces se sentía atraído por chicas nuevas dejando su relación de lado para ir en busca de otra. Era normal, era parte de la experiencia, de la vida, de saber escoger lo mejor, de sentirse bien, pero… una vez más, con Pan todo era incertidumbre. ¡Claro!, la podría marcar como suya ahora mismo, pero ¿y dónde dejaba la libertad de ella en elegir?, sería como tomarla sin su consentimiento. Sentía que sus dos partes, la sayajin y la humana debatían sus instintos día a día porque la parte guerrera lo único que quería era marcarla, hacerla su mujer y sentir que era de él noche tras noche sin descanso. Pero la humana decía que debía respetar a su mujer, mantenerla contenta y protegida, ir poco a poco, dejar su propio espacio, y dejar en libertad de ella tomar la dedición drástica de marcarse uno al otro cuando se sintiera preparada.

Pero al verla así ahora su instinto más salvaje casi pedía a gritos por ella. Sin darse cuenta estaba tumbado en la cama junto a ella bajo la frazada abrazando su cintura y acariciando desde su espalda hasta sus muslos de arriba a abajo una y otra vez, oliendo su cabello y escuchando suspiros de satisfacción por parte de ella. Sonriendo como un imbécil besó su hombro desnudo varias veces inconcientemente tratando de despertarla poco a poco.

Pan comenzó a removerse un poco en el sueño sintiendo cálidos toques en su hombro derecho, mientras unas expertas manos acariciaban su espalda, cintura y piernas. Sonrió aun media dormida hasta oler ese aroma a hombre por el que en algunas noches se desvelaba pensando. Abrió sus ojos y volteo hacia su derecha viendo esos ojos azules y una sonrisa.

- Lo siento. –susurró sin dejar de toquetearla. Acercó sus labios a los de ella y los rozó mientras hablaba. –me demore mucho y te quedaste dormida. –la besó al terminar de hablar.

- ¿Qué pasó? –le preguntó.

- Problemas con algunas firmas de un contrato y una serie de abogados tratando de culpar a mis abogados por el error. –se acercó aun más pegando su cuerpo completo a ella abrazándola por la cintura.

Ella asintió no muy interesada en el tema. –¿almorzaste? –se acurrucó en su pecho.

- No, ¿tu?

- No, te estaba esperando. ¿Tienes hambre?

- Si, pero tengo más hambre de ti. –dijo con voz ronca. –besando nuevamente sus labios, tratando de profundizar, pero en vano. Echo su cabeza hacia atrás para mirarla con el ceño fruncido debido a su rechazo. –¿qué pa… -

- Tengo hambre. –dijo con una sonrisa. –¿pensaste que te rechace? –dijo divertida.

- No. –mintió. –pero fue raro, es primera vez que haces eso. Veo que prefieres la comida antes que a mi.

Ella rió a carcajadas. –no, pero esta vez si, tengo muchísima hambre.

- Ok, ven, ordene comida. Debe estar por lle… -no terminó cuando se escuchó que alguien llamaba a la puerta. –llegó. –la tomó de la mano y la llevó hasta la sala principal. Abrió la puerta y entraron dos chicos con un carrito con comida. –pasen. –ellos hicieron una reverencia y entraron rápidamente arreglando la mesa con mantel, cubiertos y finas copas para luego poner la comida que Trunks había ordenado.

- Todo listo. –dijo uno de ellos. –¿se le ofrece algo más?

- No, nada. Gracias. –al salir Trunks le dio una propina a cada uno y cerró la puerta.

- ¿Servicio Express? –dijo Pan sentándose en la silla.

- No, desde que pedí la comida hasta que llegó fueron como 30 minutos. –decía mientras se sentaba al frente de ella.

- ¿Y estuviste esa media hora al lado mío? –dijo con una sonrisa traviesa.

- Algo así. –se encogió de hombros pareciendo desinteresado.

- ¿Algo así? –preguntó.

- Si.

- Bueeeeno… -también se encogió de hombros.

- ¿Qué? –preguntó ahora más interesado.

- Nada. –sonrió inocentemente.

- Dime. –dejó su tenedor de lado para insistir. Sabía que estaba tramando algo.

- No, nada. –hizo una pausa. –¿Sabes? deberíamos ir al cine. –cambió el tema. –estuve viendo por Internet que este hotel tiene un cine exclusivo para sus clientes. Quiero ver "Furia de Titanes 2" y empieza a las 17.50hrs. –le sonrió una vez más antes de comer un bocado de su platillo.

- Pero… -la miró extrañado. –pensé que… no se… nos podríamos quedar aquí y… -

- ¡No seas aburrido! –se quejó. Aunque por dentro se estaba riendo al ver la reacción de Trunks, sabía que él quería que se quedaran aquí para regalonear un rato uno del otro y ella también, pero también le gustaba fastidiarlo un rato.

- Esta bien. –dijo resignado. –iremos al cine. –ella le regaló una tremenda sonrisa. Él suspiró y siguieron comiendo bajo una conversación liviana y cómoda.

Luego de unos 40 minutos los dos estaban entrando al cine. Trunks abrió las puertas para ella dejándola entrar primero. La sala estaba con poca gente, con ¼ de su capacidad. A Trunks no le apetecía estar demasiado allí, le parecía aburrido, pero no le iba a dar una negativa a Pan después de que estuvo mucho tiempo esperándolo, así que haciéndose el ánimo fueron. Ambos miraron a todos lados buscando asientos entre la oscuridad del salón ya que la película había empezado hace un par de minutos.

- Iré a buscar palomitas de maíz y unas sodas. –dijo Trunks susurrando. Ella le asintió y él se fue a buscarlos. Pan eligió las últimas filas de asientos, no había nadie allí, la mayoría de la gente estaba en medio. Se sentó y esperó a Trunks. Pocos minutos después llegó con ambas manos ocupadas. –Ten. –le entregó la bebida y ambos compartieron el maíz. Pan ya se encontraba mirando la pantalla y él lo imitó.

Trató de concentrarse en la película, pero le parecía imposible, no tenía idea de qué se trataba, además era la número dos y él ni siquiera había visto la primera. Llevaban unos 20 minutos allí y ya estaba aburrido. Sólo quería estar a solas con Pan, tal y como lo había hecho cuando la encontró durmiendo en la cama. Estaba ansioso porque terminara luego y poder llevársela de ahí. Miró a su izquierda y observó que ella estaba mirando la gran pantalla. Suspiró, ella parecía entretenida. Otros 5 minutos más y necesitaba contacto con su piel. Dejó la bebida y el maíz en el asiento del lado, subió la separación de asientos y tomó por la cintura a Pan acercándola a él. Ella despegó la vista de la pantalla, miró a Trunks, le sonrió y se acomodó apoyando su lado izquierdo del cuerpo en el pecho de él. Otros pocos minutos más y él besó su hombro desnudo por el vestido, acarició su cintura y coló su nariz en su cuello oliendo su exquisito aroma. Sintió como la respiración y latidos de su corazón aceleraron su ritmo, la miró y ella seguía mirando la pantalla. Sonrió, la conocía muy bien. Volvió a besarla, esta vez en el cuello aferrándose más fuerte a su cintura, continuó así por un tiempo más hasta que ella soltó una risita baja, lo abrazó por los hombros y lo atrajo hasta su boca besándolo.

- Me gusta tu vestido. –susurró en su oído a medida que, ahora, su mano izquierda viajó hasta su descubierta rodilla haciendo movimientos circulares. Ella no dijo nada y continuó sus besos ahora propagándose por sus mejillas hasta su cuello. La película ya no importaba, es más, nunca importó, si bien estaba viéndola no le prestaba mucha atención, estaba más pendiente de cómo su compañero a su izquierda se removía incómodo, seguramente del aburrimiento. Pero ella quería continuar con su tortura.

- Espera un poco ¿si? Va a terminar en una hora más. –le susurró al oído separándose de él, pero aun bajo su agarre en la cintura. Volvió su vista a la pantalla. Trunks sonrió una vez más y la dejó de besar, pero en cambio su mano en su pierna comenzaba a realizar caricias cada vez más sugerentes. Subiendo poco a poco desde su rodilla hasta la parte interna de sus muslos en donde se detuvo escuchando las respiraciones un poco más fuertes de ella. Prosiguió con sus caricias esta vez un poco más arriba sobre la fina tela de su braga, pasando un dedo sobre ella de arriba a abajo sonriendo socarronamente cuando ella lo encaró. –¿qué haces? –sujetó su muñeca tratando de detenerlo, pero en vez de eso él tomó su mano y la guió pasándola por la parte posterior de su cuello haciendo que ella lo abrazara ahí. Pan no pudo hacer más que obedecerlo cuando la besó posesivamente alejando cualquier pensamiento de la película o el seguir tratar de fastidiarlo. Mientras ella lo besaba con sus manos en su cuello él volvió a su interior práctica masajeando su entrepierna mientras ella separaba cada vez más sus rodillas, al parecer sin darse cuenta. De repente un gemido escapó de la boca de Pan cuando Trunks la tocó en su punto más sensible. Ella se separó de él bruscamente cuando sintió que una joven pareja los miró de unas filas más adelante. Por suerte el lugar estaba oscuro y era difícil distinguir los rostros. Ella totalmente avergonzada se separó de él.

- Vamos. –dijo Trunks tomándola de la mano y guiándola hasta la salida. Ella sin protesta alguna lo siguió.

Una vez afuera. –tengo que ir al baño. –dijo deteniendo el paso.

- Hazlo en la suite. –quiso seguir, pero ella lo tironeó del lado contrario.

- No, espérame, allí hay uno. –dijo señalando una puerta y fue hasta allí. Cuando entró fue hasta el lavamanos y encendió el agua, mojando sus manos y luego mojando la parte posterior de su nuca y también sus mejillas para tratar de aminorar el calor que estaba sintiendo. Apoyó ambas manos en la loza blanca y miró hacia el suelo. ¿Cómo era posible que en tan poco tiempo y apenas unos toques produjera aquello? Ese calor que rodeaba su cuerpo, ese cosquilleo en su estómago, las terribles ganas de besarlo todo el tiempo, las ganas de tocarlo y lo endemoniadamente excitada que se sentía a su lado en ocasiones como esas. Estaba un tanto avergonzada, estaba segura que Trunks había sentido su humedad allí abajo en tan solo unos pocos segundos de caricias, por eso había salido prácticamente corriendo al baño para tratar de aliviar su calentura. ¿Era incorrecto comportarse así? ¿Eso la hacía una mujer un tanto fácil? ¿O solo eran los prejuicios de la sociedad que estaban insertos en la mente de las personas?

Sintió la puerta cerrarse tras ella, volteó y estaba allí de pie con rostro preocupado. –¿Qué pasa? –dijo al aproximarse a ella.

- Nada. –quiso restarle importancia con una tímida sonrisa.

- No me mientas. –acarició una de sus mejillas aun sonrojadas. –¿fui muy rápido? –ella negó con la cabeza mirando el suelo. –lo siento, me… -suspiró agarrándola de la cintura y afirmando su mentón en un hombro de ella. –no suelo comportarme así, pero… no sé… tú haces que me vuelva loco. –susurró.

Ella simplemente dejó sus pensamientos estúpidos atrás, lo tomó con ambas manos en las mejillas y lo guió hasta sus labios en donde compartieron un cálido y húmedo beso por largo rato. Sus respiraciones se hicieron agitadas y poco a poco las manos de Trunks viajaron arriba y abajo a partir de su cintura. Pegó su cuerpo por completo a ella arrinconándola entre su propio cuerpo y el frío lavamanos de mármol. Continuaron besándose por un tiempo más hasta que aquello se convirtió en muy poco. Él la tomó de la cintura y la levantó del suelo hasta sentarla en el duro mármol, allí ella abrió sus piernas dejándoselas ver desnudas y también su ropa interior negra de encaje. Él se posicionó entre ellas siguiendo con sus besos. Pan lo rodeó por el cuello atrayendo aun más su fuerte cuerpo al de ella.

- Te deseo tanto, Pan. –murmuró mientras se apegaba más entre sus piernas. –no sé que hacer para evitarlo. –decía mientras acariciaba sus pechos por sobre la ropa. –sé que estamos en un lugar público del hotel, pero no puedo evitarlo. –metió su mano entre sus piernas tocando su ropa interior humedecida. Ella soltó un pequeño gemido y se acercó a su boca para volver a besarlo.

- Lo sé, –trató de decir sin gemir cuando apartó su braga haciéndola a un lado y la tocó sin la prenda de por medio. –me siento igual. –dijo justo antes de que le introdujera un dedo haciéndola jadear. –sigue. –le pidió.

Trunks introdujo un dedo más y sin apartase de allí continuó su bombeo mientras la besaba apasionadamente. Chupó sus labios con fuerza haciéndola gemir nuevamente. Su excitación crecía más debido a los sonidos que ella producía con cada respiración. Aspiró profundamente llenando su olfato del exquisito aroma que desprendía su cuerpo femenino. Como si no pudiera estar más cerca de ella, Pan envolvió sus piernas a sus caderas moviéndose de adelante hacia atrás al compás de sus maravillosos dedos en su interior. Sin saber mucho cómo ella metió sus manos entre sus cuerpos y las coló bajo su camiseta tocando su pecho. Ella bajó su cara hasta su cuello y lo besó repetidas veces mientras lo seguía acariciando bajo la ropa. Casi instintivamente él comenzó a mover sus caderas contra ella sintiendo el áspero roce de su pantalón en su miembro.

Pan un poco más osada que de costumbre se separó un poco de él solo para tomarlo del pantalón y comenzar a desabrocharlo, cuando bajó la cremallera él la detuvo y no aguantándose más Trunks le subió el vestido hasta la cintura y delicadamente con sus dedos le deslizó las bragas por las piernas hasta quitarlas y arrojarlas sin cuidado en el lavamanos del lado, para luego volver su mano a su entrepierna masajeando eróticamente la zona humedecida hasta que escuchó los jadeos más fuertes y se detuvo, pero solo para bajar su pantalón y bóxer justo para sacar su erección, todo bajo la atenta mirada sorprendida de Pan.

- Trunks, deberíamos… -cortó su frase cuando él se posicionó en su cálida entrada haciéndola suspirar de éxtasis. La miró a los ojos y ella se mordió el labio inferior, eso fue todo lo que necesito para continuar. Pero… no. Todo quedó hasta ahí cuando la puerta se abrió inesperadamente dejando ver a mujer elegantemente vestida entrar. Ambos abrieron los ojos del susto que les provocó y ella lo empujó hacia atrás separándose de él, bajando su vestido y de un salto quedó de pie en el suelo con sus mejillas completamente rojas. La mujer que entró pidió un suave "perdón" al verlos en aquella situación tan comprometedora. La mujer de unos 30 años, cabellos marrones y un vestido rojo de infarto primero miró a Pan y luego a Trunks que seguía de espalda a ella, pero sin proponérselo miró el espejo y vio la gran erección que salía de sus pantalones y que él trataba de reacomodarlos dentro de su ropa con algo de dificultad, cuando lo miró no pudo evitar que sus ojos se abrieran de sorpresa y sus mejillas se volvieran un leve tono rojo que trató de ocultar sin éxito de la mirada fruncida de Pan.

- Perdón. –volvió a repetir tímidamente la castaña, dándose la vuelta para salir de aquel baño, pero Pan fue más rápida al tomar de la mano a Trunks y guiarlo hasta la puerta para salir. Cuando pasaron a su lado la morena le dedicó una mirada de advertencia y Trunks por el contrario de disculpa.

Cuando ambos salieron de allí, afuera de la puerta, Trunks se detuvo. –tu ropa, la deje tirada. –recordó la braga de Pan. La soltó de la mano y entró nuevamente observando como aquella mujer seguía de pie en el mismo lugar como en trance. Entró con rapidez, cogió la prenda y la guardó en el bolsillo de su pantalón. Era segunda vez que hacía eso, se estaba transformando en una costumbre, pensaba cuando lo guardó. Pasó otra vez por el lado de la mujer y ella le sonrió tímidamente y sin poder evitarlo sus ojos se trasladaron a su entrepierna abultada.

- Lo siento. –dijo suavemente Trunks y ella volvió a mirarlo a la cara hasta que desapareció una vez más. Ya afuera tomó de la mano a Pan y la guió por los pasillos para irse a la suite a terminar lo que habían comenzado en el baño.

- ¿Apurado? –le preguntó Pan a medida que avanzaban por uno de los salones principales para ir al ascensor.

Él le sonrió. –Oh si. –le respondió, pero cuando siguieron caminando a paso rápido una voz masculina lo llamó desde unos metros. –Ah no. –susurró. Pan lo miró extrañada y él quiso hacerse el desentendido haciendo oídos sordos, pero la voz lo volvió a llamar y se hizo más cerca. Sin poder evitarlo volteó y observó como un hombre se acercó a ellos. –Señor Shimazu. –dijo fingiendo una sonrisa a medida que se ubicaba detrás de Pan tomándola por la cintura para ocultar la parte baja de su cintura de la mirada del hombre y las otras personas alrededor. Pan por otro lado trató de fingir normalidad a pesar de estar sintiendo aquel bulto justo en su trasero y parte de su espalda.

- Señor Brief. –el hombre de alta estatura, cabellera rubia, ojos marrones, vestido con un elegante traje y de alrededor de unos 45 años estiró su mano para saludarlo. –que coincidencia encontrarlo por aquí. –le sonrió y luego miró a Pan.

- Sí, gran coincidencia.

- Buenas tardes señorita. –saludó amablemente a Pan.

Ella tomó su mano. –buenas tardes. –dijo con educación.

- ¿Con quién tengo el placer de hablar? –le preguntó.

- Pan Son. –respondió Trunks.

- ¿Son? –preguntó.

- Es hija de Son Gohan.

- Oh… -se la quedó mirando. –claro, si es muy parecida a su padre y su bella madre. –le sonrió. -¿ustedes… -no concluyó la pregunta ya que Trunks iba a responder.

- Ella es mi nov… -fue interrumpido.

- Su amiga. –finalizó Pan y Trunks la miró con el ceño fruncido. –nuestras familias son muy cercanas y mi padre es amigo de Trunks. –comentó y el pelivioleta suavizó su mirada al percatarse del por qué dijo "su amiga", era obvio y él no lo había pensado bien, éste señor conocía a Gohan y era mejor callar antes de los rumores se esparcieran por la empresa.

- Ah. –asintió. –bueno, yo… -otra voz esta vez femenina se escuchó a su lado.

- Kito, por fin te encuentro. Tuve un pequeño contratiempo en el baño y… -abrió sus ojos al percatarse de que su esposo estaba hablando con el hombre y la joven del baño.

- Mi amor. –tomó su cintura. –te presento a Trunks Brief, presidente de corporación cápsula y Pan Son, su amiga. –ella estiró su manos hacia ellos y los saludó. –ella es mi esposa Keiko.

- Mucho gusto. –dijo Trunks en voz más baja del normal fingiendo completa normalidad, pese a que era algo complicado ya que ella los seguía mirando sorprendida. Pan tenía sus ojos puestos fijamente en la mujer y viendo la manera que ella no despejaba los ojos del hombre tras ella.

El señor Kito miró ahora a su mujer. –¿qué pasó en el baño? –le preguntó.

- ¿Ah? –parpadeó y miró a su esposo. –Oh, si… eh bueno, no nada. Sólo que estaba cerrado y… bueno tuve que ir a otro. –mintió.

- Bueno, no importa ya estas aquí. –dijo a la castaña. Volvió su vista a la pareja del frente. –Nosotros íbamos al bar por unas bebidas, ¿nos quieren acompañar? –ofreció el hombre mayor. –y más tarde iremos a cenar, sería buena idea que fuéramos los 4, ¿no te parece? –le dijo a Trunks.

- Oh bueno, gracias por la invitación, pero nosotros íbamos a la suite, tenemos que…

- Oh no, no de nuevo Brief. –entrecerró los ojos. –te invité a comer una vez y también me rechazaste, no volveré a recibir un no por respuesta, menos ahora que estamos acompañados de estas dos hermosas mujeres.

Trunks suspiró y miró a Pan con una disculpa. –por supuesto. –contestó con una sonrisa.

- Excelente, les daremos una media hora para que se arreglen. –le sonrió. –estaremos esperándolos en el bar. ¿Esta bien?

- Claro. –los cuatro se despidieron momentáneamente hasta encontrarse en poco tiempo más.

Una vez en el ascensor, Pan le habló. –¿qué fue eso?

- Kito es un inversionista de la empresa, como dijo ya lo había rechazado una vez y sabía que no me escaparía de la próxima… que resultó ser hoy. –dijo con pesadez.

- Ya, no te preocupes tanto, será solo una cena. Después podemos volver a terminar lo que empezamos. –dijo con una sonrisa traviesa.

- El problema es que no se si pueda esperar tanto tiempo. –dijo apuntando su entrepierna aun abultada y dolorida con la presión del pantalón. No le dio tiempo a replica ni nada, se acercó a ella en forma repentina y le plantó un brusco beso en sus labios arrinconándola en el ascensor. Ella sonriendo en medio de sus besos no podía estar más de acuerdo y le respondió con la misma pasión.

- No encuentro la tarjeta. –murmuró contra los labios de Pan cuando habían llegado a la puerta. Estaba revisando sus bolsillos, pero los besos y caricias sugerentes de ella no lo dejaban pensar ni buscar bien. Ella se apartó de él y metió las manos en sus bolsillos hasta encontrar la bendita tarjetita dorada que habría la puerta. La deslizó a prisa por la ranura y se abrió. Él la volvió a abrazar por la cintura entrando junto a ella y cerrar la puerta de una patada.

Completamente desesperado, como un verdadero animal en celo la pegó contra la pared y la mantuvo allí mientras bajaba el vestido de su pecho dejando la parte superior desnuda. La miró y se relamió los labios del deseo, se acercó a ella y chupó unos de sus rosados pezones que con el primer contacto de irguieron, mientras que la otra era ocupada con la palma de su mano. Ella un poco más brusca de lo habitual lo sujetó por la nuca, agarrando su lila cabellera y tironeándolo más cerca. Trunks bajó una de sus manos hasta su entrepierna desnuda y la acarició con fuerza sin dejar la boca de sus pechos. Pan jadeaba cada vez más fuerte sin poder controlar su agitada respiración.

- Va…mos. –le dijo ella tironeándolo para llevarlo a la habitación.

- No. –susurró en su oído. La volvió a tomar de la cintura y la guió hasta una mesa de decoración a solo un metro de la puerta de entrada. –date la vuelta. –dijo con voz ronca. Ella lo miró con duda. –confía en mi. –besó otra vez su boca y la dio vuelta dejando su espalda pegada a su pecho. Desde esa nueva posición subió su vestido hasta su cintura y acarició su redondo y blanco trasero con ambas manos hasta que su mano derecha volvió hasta su clítoris masajeándolo intensamente. Pasado unos minutos y cuando Pan estuvo en la obligación de afirmar toda la parte superior de su cuerpo sobre la mesa en busca de apoyo, él se bajó la ropa y expuso su miembro erguido para rozarlo de arriba hacia abajo lubricándose con su humedad en el proceso.

- Trunks. –dijo con un gemido cuando sus piernas parecían flaquear.

- Ya va, mi amor. –le susurró contra uno de sus hombros que besaba suavemente. Echo su cabeza hacia atrás para mirar y guió con su propia mano su miembro hasta su cavidad vaginal penetrándola poco a poco mientras escuchaba sus suaves gemidos. Podía escuchar su respiración acelerada en busca de aire, el calor que rodeaba su cuerpo, y el aroma que desprendía con cada uno de sus movimientos. Todo era increíblemente caliente y el deseo crecía como loco con cada una de sus arremetidas. Quería alargar el momento lo que más pudiera, pero tenían poco tiempo para arreglarse sin contar que su cuerpo parecía no contenerse, la sensación de penetrarla desde atrás era completamente placentera para él y tuvo que quedarse un tiempo quieto para calmarse y no terminar tan rápido, recargando sus pulmones con más aire para comenzar a mecerse dentro de ella nuevamente.

En momentos como éste parecía leer su mente y sin pensarlo dos veces una de sus manos la sujetó firme en la cadera y la derecha fue nuevamente hasta su clítoris para estimularla. Pan arqueó su espalda y levantó el trasero en su contra profundizando la penetración. –Oh Tru…nks. –se quejó cuando el calor interior se comenzó a formar más intensamente. Él se desesperó y comenzó a entrar en ella con más fuerza y rapidez. Pan afirmó cu cara contra la mesa de decoración y ambas manos sujetándose con fuerza en la orilla de la misma. El mueble se movía de adelante hacia atrás chocando con la pared y haciendo un ruido con cada golpe, las decoraciones que estaban sobre ella salieron despedidas al suelo y rodando hacia algunos metros. –Trunks. –dijo en voz alta cuando el orgasmo se comenzó a formar con fuerza. –sigue. –pidió en voz baja.

Trunks con su mano derecha seguía moviéndola contra su punto orgásmico con más fuerza para hacerla terminar antes que él, mientras el ritmo de su cadera empezó a tomar más rapidez y sus embestidas más profundas haciendo que su propia garganta dejara salir gemidos roncos a medida que se acercaba a su orgasmo. Apartó su mano de la cadera y clítoris e hizo a un lado su cabellera, la sujetó por los hombros y pegó su frente sudada a su espalda hasta que ella gimió en voz alta y se estrechó contra su miembro provocando también su propio orgasmo. Las piernas de Pan terminaron de flaquear y comenzó a deslizarse hacia abajo sin fuerza por unos segundos hasta que él, más fuerte que ella, la tomó con una brazo bajo de sus rodillas y la otra tras su espalda acarreándola hasta el sofá más cercano, sentándose con ella en su regazo. Pan seguía con los ojos cerrados con su cabeza en su pecho tratando de controlar su respiración y él besaba su cabeza repetidas veces sonriendo como estúpido.

- Eso fue grandioso. –dijo de luego también calmarse. Ella solo suspiró y asintió en silencio abrazándolo por la cintura y enterrando su cara en su pecho. Rió en voz baja y acomodó su vestido nuevamente para tapar su pecho y su intimidad.

- ¿Es necesario ir a esa cena? –dijo como una niña pequeña.

- Lo siento. – besó su frente.

- Iré a darme una ducha. –se levantó. –¡ah! –recordó. –no sé que me voy a poner. No pienso usar ese vestido verde que me envió Bra. –se quejó caminando hacia el baño.

Trunks soltó una carcajada, se levantó y se acomodó el pantalón. –lo arreglaré. –gritó para que lo escuchara.

Diez minutos después y luego de una ducha por separado en diferentes baños tocaron la puerta. Trunks en bata abrió y encontró a una mujer hermosamente vestida y maquillada junto a un hombre que sostenía una especie de closet con ruedas.

- ¿Señor Brief? –preguntó y él asintió. –¿usted pidió vestidos para dama y un traje para usted?

- Si. –dijo en forma energética. –pase. –se hizo a un lado. –lleve eso a la habitación. –apuntó al hombre y la mujer le entregó varios trajes para que se los probara a solas.

Pan estaba también de bata maquillándose suavemente en el baño cuando escuchó voces en la habitación, caminó hasta allá y se encontró con una mujer pelinegra de cabello corto y un hombre vestido con colores fuertes.

- ¿Pan Son? –preguntó el hombre con voz amanerada. Ella asintió con el ceño fruncido. –su novio nos ordenó que trajéramos vestidos para ti. –le sonrió.

- ¿Si? –dijo entre asustada y entusiasmada.

- Claro. –dijo la mujer. Y así pasaron otros 15 minutos más probándose vestidos uno tras otro hasta encontrar el que más le agradó. –creo que el mejor es el rojo. –opinó.

- Pero dijo que la otra mujer de la cena estaba usando un vestido rojo ¿no? –dijo el chico con voz fina y moviendo sus manos. Pan asintió. –entonces el azul, el ceñido al cuerpo.

- ¿De veras? Prefiero el negro largo. –dijo Pan.

- ¡No!, estarías cometiendo un crimen contra la moda. Tu escultural cuerpo no puede estar con ese vestido, sería ocultarlo. –dijo el hombre joven.

- Estoy de acuerdo. –dijo la mujer viendo a Pan.

- Esta bien, entonces el azul. (*2) –dijo resignada.

Dos minutos después ambos se despidieron de Pan y se fueron. –¿estas lista? –preguntó Trunks desde la sala principal. Ella sin responder caminó hasta él y se detuvo a poco metros mirando lo guapo que se veía él (*3). Trunks la miró nuevamente maravillado. –te ves… hermosa. –le dijo con una sonrisa acercándose a él para besarla sobre los labios, pero ella se echo para atrás y negó con la cabeza.

- Nico me dijo que no porque me quitarías el brillo de los labios. –dijo con una sonrisilla.

- ¿Nico?

- Sip, el chico que vino con la ropa. A propósito, gracias.

- Él era homosexual ¿cierto? –preguntó.

- Si, ¿por?

- No, solo preguntaba.

- Te miró mucho ¿no es cierto? –bromeó.

- Ya vamos antes de que se nos haga más tarde. –la tomó de la mano y salieron de allí. Cuando iban en el ascensor él volvió a hablar. –será una cena incómoda. –comentó.

Ella asintió. –si sobretodo por como ella te mira. –murmuró.

- No, yo lo decía porque ella nos vio en el baño. –hizo una pausa y la miró. –aunque si ella me miraba. –dijo encogiéndose de hombros y mirando por el rabillo de sus ojos como ella fruncía el ceño. –¿celosa? –fastidio.

- No. –dijo con voz dura.

- ¿Ni un poquito?

Ella lo miró. –No.

- ¿Nada de nada?

- Un poco. –miró hacia otro lado.

- ¡Lo sabía! –rió.

- Ya, ya… no es para tanto. –dijo ella.

Trunks se acercó a ella para abrazarla. –no tienes de qué preocuparte, tú eres la única para mí.

- Más te vale.

- Si no ¿qué?

- Te moleré a golpes y romperé cada uno de tus huesos en forma muy lenta para que sufras un tiempo bien prolongado. –Trunks la miró y vio que hablaba ¿en serio? Tragó en seco y sonrió nerviosamente. –No tonto. –dijo al ver su cara. –solo te romperé los huesos en forma rápida para que no sufras demasiado. Seré buena. –dijo con cara de ángel.

- ¿Buena?... buena para torturar diría yo. –ella rió en voz alta. –quizás papá tuvo otra hija ¿serás tú?

- No seas estúpido, estaríamos cometiendo incesto tonto.

- Pervertido ¿no? –levantó sus cejas una y otra vez.

- ¡Por dios! tu mente es igual de enferma que la de Bra.

- Si somos hermanos, –volvió a reír. –pero en serio, con razón le agradas a mi padre. Eres más parecida a él que Bra o yo.

- No se porque siempre dicen lo mismo. No me parezco a él.

- ¿No? No conozco a nadie que tengas más instintos asesinos que tu y mi padre.

- ¡Hey! –golpeo su brazo. –no soy ninguna asesina. –fingió enojo.

- Tontita. –besó su boca.

Ella rodó los ojos y acercó su mano a sus labios para quitar el brillo que quedó en él al besarla. –te dije que no hicieras.

- No me aguanto, además para eso estas tú. –le guiñó un ojo antes de tomarla por la cintura y guiarla a la salida del ascensor cuando el timbre sonó.

Caminaron hasta encontrarse con la pareja que estaban sonriendo mientras charlaban. Kito, el hombre mayor, giró su cabeza y los vio acercarse. –Hola de nuevo. –dijo con amabilidad poniéndose de pie y ayudando con la mano a su esposa.

- Hola. –saludaron ambos al mismo tiempo. La mujer, Keiko, les sonrió.

- Vamos, tengo reservada una mesa. –le indicó que lo siguieran.

Luego de acomodarse, conversar un poco y ordenar la cena que les apetecía siguieron charlando animadamente.

- ¿Y andas en alguna junta directiva de la empresa por esta ciudad? –preguntó Kito.

- Eh… -miró a Pan. –en realidad no. Solo estoy aquí… -Pan intervino, no quería que Trunks dijera parte de la verdad, pues le aterraba que llegara a oídos de su padre. Primero debían hablar con él antes de que personas ajenas supieran.

- Acompañándome. –dijo con rapidez. –Hoy en la mañana tuve que asistir a un seminario Kinésico sobre Neumología Pediátrica. –dijo mitad mentira y mitad verdad pues era cierto que tenía que asistir a ese seminario, la mentira era que era el próximo semestre y se impartía en su propia universidad.

- Oh cierto que estudias Kinesiología, tu padre debe estar muy orgulloso.

- ¿Conoces a su padre? –preguntó su esposa.

- Si, en realidad hace varios años, desde que realicé inversiones en corporación cápsula. Al primero que conocí por esos años fue Dr. Brief, su abuelo, -miró a Trunks. –luego a su abuela, después a la señora Bulma hasta que llegué a Trunks y hace un par de años a Gohan, su padre. –ahora miró a Pan. –es un gran científico conocido en el mundo de la medicina. –acotó.

- Conoces a toda la familia. –comentó la castaña.

- Si, a ambas familias, incluso a Goten su tío, y su madre Videl. Es que llevo años haciendo negocios con los Brief y como poco a poco fueron incluyéndose los Son, era imposible no conocerlos en algunas reuniones o eventos de caridad que organiza corporación cápsula.

- Vaya… no lo sabía. Entonces debes conocer a este joven hace mucho.

El hombre rió junto a Trunks. –yo no lo llamaría "joven". –volvieron a reír. –tiene más años que tú. –le sonrió. –Keiko, la mujer lo miró confundida. –¿Cuántos años tienes ya Trunks? –el hombre le preguntó.

- 35, este año cumplo 36. –respondió.

- Parece que no envejece ¿cierto? –dijo divertido.

La mujer observó detenidamente su rostro. –pensé que tenías menos. –comentó pensativa. –¿Y tu Pan? ¿unos 18?

Pan la miró fijamente. –no, 23 años.

- Vaya, también pareces menor. –comentó el hombre con una sonrisa.

- ¿Y ustedes? Si no es mucha la indiscreción. –dijo Pan en forma amable.

- Oh no hay problema. Yo ya soy un viejo, afortunado eso si. –miró a su esposa. –tengo 46 años y mi mujer 31. ¿cierto querida?

- 15 años de diferencia. –dijo Keiko mirando a su marido.

- ¿Cómo es tener esa diferencia de edad? –preguntó Trunks con curiosidad. –es decir, la gente es muy prejuiciosa y esta sociedad tampoco ayuda.

- Si, lo se. Pero cuando te casas por tercera vez los comentarios y chismes ajenos ya no importan demasiado. Además ella es un encanto. –tomó la mano de su mujer a través de la mesa. Pero Pan frunció en ceño viendo los ojos de la mujer, no tenían aquella expresión cuando se esta enamorada. ¿o acaso esa era una ridiculez que vio en alguna revista que Bra le obligo a leer?

- Si mi amor. Si en solo unos meses me conquistaste. –comentó.

- ¿Meses? –dijo Pan incrédula.

- Llevábamos ¿cuánto? Algo así como 5 meses juntos cuando decidimos contraer matrimonio y ahora llevamos un poco más de un año casados. –dijo ella.

- Vaya… -comentó Trunks. Así siguieron conversando y cenando por largo tiempo.

- Cariño, tu celular. –dijo la mujer a su esposo.

Kito estaba tan enfrascado en la conversación con Trunks sobre algunos proyectos que no había escuchado el sonido proveniente del aparato de su bolsillo. –perdón es mi hija. –se levantó y se alejó de la mesa.

Los tres quedaron en un silencio incómodo. Trunks miró a Pan y le hizo un gesto con la cabeza indicándole si ya quería irse, ella discretamente asintió. –ya se hace tarde. –comentó el hombre de la mesa.

-Si. –dijo Keiko. –mmm… perdón, pero ustedes dos… quiero decir por lo que he escuchado a lo largo de la cena, dicen que son amigos, pero…

Pan la miró seriamente y Trunks sonrió algo avergonzado. –ammm… yo te pido por favor que no comentes lo que viste… allá en el baño. –pidió con cautela. Keiko asintió. –verás, es algo complicado con su familia, -miró a Pan. –así que ojala contara con tu discreción.

- Claro, no hay problema. –dijo con sinceridad, mientras Pan la seguía mirando.

Kito volvió con una sonrisa. –Cariño, ¿lista para irnos? –preguntó.

- Por supuesto. –se puso de pie con elegancia. Pan y Trunks hicieron lo mismo, mientras él sacaba su billetera.

- No es necesario Trunks, acabo de pagar la cuenta. –dijo Kito.

- Oh, pero no… -sonrió. –bueno, entonces una propina para la chica que nos atendió. –dejó unos cuantos billetes sobre la mesa. –bueno, ha sido un gusto compartir con ustedes. –se acercó a Kito y se despidió políticamente seguido de su castaña esposa.

- Fue una grata compañía. –comentó el hombre despidiéndose de Pan y luego de Trunks. –espero verla por la compañía señorita. –dijo con una sonrisa.

- Me verá, de eso no se preocupe. –sonrió también.

Luego de sus respectivas despedidas Pan y Trunks otra vez estaban ya en el ascensor. –ese señor es… ¿Cómo decirlo? –decía Pan.

- Kito es un caso perdido. –hizo una pausa y apretó el botón de su piso. –él se enviudó hace ya varios años, su mujer tuvo un accidente automovilístico y desde ahí se le han conocido varias mujeres, todas bellas y jóvenes que andan tras él por su dinero y creo que Keiko también es una de ellas, pero al menos se le ve feliz. Siempre ha sido un hombre que necesita una compañera femenina aunque a sus hijas no les guste mucho.

- ¿Hijas?

- Si tiene dos.

- ¿Las conoces?

- Bueno, si. –se encogió de hombros.

Pan lo miró detenidamente. –saliste con ellas ¿no? –dijo con voz dura.

- No se si… -miró a Pan, su cara estaba como piedra. –si. –respondió.

- ¿Con las dos?

- ¡No! … Pan, qué es… -se atragantó. –salí con la mayor. –dijo en voz baja. Pan seguía con su cara de interrogatorio. –no fue una relación ni nada por el estilo, es solo que antes acostumbraba a salir con algunas hijas de otros empresarios. Pero ya no. –dijo tajantemente.

- ¿Por qué no? –ahora suavizó su cara.

- Me metí en varios líos por lo mismo, aunque debo decir que Kito fue extremadamente objetivo en aquellos asuntos. Separa muy bien lo que es la vida personal de la laboral, así que en aquella situación no hubo problema alguno.

Pan se quedó en silencio varios minutos pensando. Cada cierto tiempo, desde que comenzaron su relación, iba descubriendo las mujeres de su pasado, que no eran pocas, la verdad era un número bastante significativo y molesto a la vez. En un principio no le molestaba mucho, siempre se dijo que era su pasado, pero a medida que el tiempo pasaba e iba sabiendo más de su juventud, se preguntaba si acaso todos los jóvenes eran iguales. Sus compañeros de universidad, en la mayoría de la misma edad de ella, actuaban así, salían de fiestas, tenían algunas relaciones casuales, otras de unos meses y luego de varios años. Pero ¿por qué ella no se sentía así? ¿tan cejada estaba con los encantos de Trunks? Siempre tuvo una atracción hacia él, desde pequeña, pues por algo buscaba su compañía siendo solo una niña, pero esas sensaciones cambiaron cuando ella llegó a la adolescencia, allí fue cuando descubrió que sí le gustaba y la atraía como hombre. Primero fue algo más físico, pero al compartir tanto con él también se dio cuenta que él era una excelente persona sin contar con su gran atractivo puramente sayajin. Pero pese a todas sus cualidades desde joven le molestó ese afán de ser mujeriego. Varias veces, por no decir muchas, él prefirió sus novias antes que ella. Dejaba sus conversaciones literalmente cortadas en medio cuando algunas de ellas llegaban a casa o lo llamaban por teléfono.

- Hey. –llamó su atención y la observó con una sonrisa preocupada. –no… -suspiró sonoramente. –no hay nada de que tengas que preocuparte. Lo juro. –la abrazó y ella hizo lo mismo enterrando su cabeza en su pecho sin decir una palabra. –sé que antes fui un completo estúpido al utilizar a mujeres sin importarme sus sentimientos, pero debes saber que… no se… -sonrió. –los hombres somos tontos y lo único que nos importa cuando eres joven es complacernos a nosotros mismos. Pero no soy el de antes, he aprendido y también he sufrido, pero debes tener por seguro que tú eres la única para mí, lo sé y lo siento así. Eres la única y serás la última. –dicho eso besó su frente y la abrazó.

Sonó el timbre avisándoles de su llegada a su piso. Él, de la mano se la lleva hasta la suite y cierra la puerta tras él. Pan se va hasta uno de los sillones y se sienta pesadamente en el, con cara de dolor comienza a quitarse los tacones.

- ¿Te duelen muchos los pies? –preguntó.

- Un poco, pero no es eso lo que me aqueja. –Trunks la miró. –quede con hambre. –admitió.

Trunks rió en voz alta. –yo también.

- ¿Pedimos comida? –preguntó ella.

- Tengo ganas de comer esos sándwiches que hacíamos con Goten ¿los recuerdas?

- Claro, como no recordarlos, eran gigantescos y asquerosamente grasientos y deliciosos. –volvieron a reír. –podríamos hacerlos. –sugirió. –la cocina esta abastecida de todo.

- Buena idea. Eso es lo único que se hacer. –bromeó.

- No, también sabes hacer papas fritas, huevo frito, hamburguesas, y diversa comida chatarra.

- Culpable. –levantó sus manos. –ya, entonces haremos eso. Pero primero quiero quitarme esta ropa incomoda, vamos a cambiarnos. –sorpresivamente la tomó en brazos como a un bebé y la acarreó hasta la habitación.

Trunks buscó su pijama y una camiseta blanca a pies descalzos, mientras Pan seguía debatiéndose en que demonios usar. –no tengo nada. –se quejó.

- Si tienes. –dijo con picardía tomando la prenda y viendo a través de la transparencia. –vamos, úsala. –pidió.

- No.

- Por favor. –dijo con un puchero.

- ¡Argh! Trunks, voy a matar a tu hermana cuando la vea.

Él dio una sonrisa triunfadora y caminó a la puerta. –bendita seas Bra. –murmuró.

- ¿Qué dijiste?

- Que te espero en la cocina. –y desapareció.

- Maldito. –masculló entre dientes.

¿Qué llevaba ese sándwich?–pensaba al mirar dentro de la nevera. Sacó tomates, lechuga, aceitunas, hamburguesas, queso, salsa agria, jamón, maíz, etc. Las llevó hasta el agua y las lavó hasta que sintió la voz de Pan en la entrada de la cocina. La miró, dejó aquellas verduras de lado y sonrió de medio lado. –Ves que sí tenías un pijama. (*4) –elevó sus cejas.

- Claro si a esto le puedes llamar pijama. Con suerte es un trozo de tela y transparente. –rodó los ojos, pero sonrió también al ver la cara de su compañero de cocina. –ya, ¿qué hago?

- ¡Uff! me puedes hacer tantas cosas. –dijo negando con la cabeza.

- Me refiero en la cocina.

- Bueno, si quieres lo hacemos aquí en la cocina, no tengo problema. –rió.

- No hay caso contigo.

- Noup. –se acercó a ella y la besó en los labios. –Definitivamente prefiero tenerte así, -la miró. –y a solas. –volvió sus labios a ella esta vez un poco más largo, pero ella se alejó empujándolo del pecho hacia atrás.

- No, atrás pervertido. –dijo divertida. Él volvió a hacer un puchero.

- Esta bien. –dijo resignado. –entonces pela esos tomates. –ordenó.

- Ok. –fue hasta allí no sin antes sentir una palmada sonora en su trasero. –odio que hagas eso. –fingió enojo.

- Pues a mi me encanta. –se puso a su lado y comenzó a cortar la lechuga.

Así siguieron conversando tonterías y cortando verduras. –¿y esto? ¿será necesaria la carne?

- Por supuesto. Pícala en trocitos cuadrados y luego la fríes.

- Sí, chef. –tomó un cuchillo y comenzó a cortar.

- Así no. –la regaño. –así. –quitó el cuchillo de sus manos y le mostró con un ejemplo de cómo hacerlo. Después se lo volvió a entregar para que ella siguiera.

- ¿Así? –sonrió maléficamente tomando el cuchillo y ensartándolo sobre la carne descuidadamente haciendo que varios trocitos salieran dispersos por la mesada y el suelo.

- Lo haces a propósito ¿no? –tomó su mano que sostenía el cuchillo y se puso tras ella. –así. –movió su mano junto a la de ella enseñándole. –suavecito. –dijo susurrando su oído mientras su mano izquierda sostenía su cintura.

- ¿Suavecito? –repitió. –pensé que te gustaba más fuerte. –se atrevió a decir.

Trunks tomó aire para calmarse, pero que ella le hablara así no era muy fácil. –esta vez quiero suavecito. –la hizo soltar el cuchillo y aquella mano fue en dirección a su pecho que rozó suavemente hasta llegar a su cuello, mientras la otra la envolvió en su cintura atrayéndola a su cuerpo. Comenzó a besar su cuello, luego su hombro, dio un paso atrás y masajeó su trasero que no tenía nada más que una diminuta tanga negra. Escuchaba como Pan suspiraba y vio que afirmó sus manos a la mesada de granito para apoyo. Sonrió nuevamente de medio lado, le dio la vuelta, ahora de frente la besó atrevidamente tomándola del cuello y con su otra mano viajando de su pecho, hasta su vientre a su entrepierna.

- No. –susurró.

- ¿No qué? –dijo contra sus labios sin separarse de ella.

Pan sin poder contestar sentía como sus grandes manos acariciaban sus piernas y el interior de ellas rozándose con su intimidad, pero sin acercarse demasiado. Ahora ambos brazos los tenía afirmados contra la mesa de granito acorralada y con su rostro a escasos centímetros de la suya con su típica sonrisa. Se quedaron así varios segundos en completo silencio mirándose uno al otro. Trunks seguía con aquella sonrisa pegada al rostro, era algo así como intimidante, no tanto para ella pues lo conocía, pero no había rastro de diversión en ella, era una sonrisa seria y socarrona. Sus ojos no dejaban lo suyos y estaban más oscuros del normal pues sus pupilas estaban dilatadas. Su respiración llegaba directo a su cara y ésta era fuerte como tratando de aspirar todo el aire alrededor. Él en aquellos momentos parecía un verdadero cazador esperando un pequeño movimiento de su frágil presa para atacar y cazar, en este caso a ella. Sin poder evitarlo acercó su cara a él y lo besó nuevamente en los labios, un beso desesperado por contacto, lo tomó por sus mejillas y lo pegó a ella. De inmediato Trunks la alzó de la cintura y la sentó en aquella mesada de granito negro y frío, pero al hacerlo un frasco de vidrio con salsa de tomate se volcó salpicando la pierna y el costado izquierdo de Pan. Ella dio un saltito de susto cuando sintió la sustancia fría en su cuerpo y ambos miraron el desastre. Ella cuando iba a limpiarlo con su mano Trunks la sostuvo de la muñeca y se lo impidió. Ella lo miró extrañada, pero antes de poder decir algo él se inclinó hacia abajo y comenzó a lamer aquella salsa en su pierna.

- De esto tengo hambre. –le dijo continuando sus lamidas en su pierna. Ella sonrió mirando como él lo hacía. Era increíble que inventara siempre cualquier excusa para saborearla, literalmente.

Él prosiguió hasta que no quedara ningún rastro de la salsa roja, pero en vez de detenerse continúo hasta llegar a su entrepierna. Con sus manos separó sus rodillas y las abrió para él. Hizo a un lado su tanga para cercarse más, pero ella inesperadamente sujetó su cabeza. Él miró hacia arriba con el ceño fruncido.

- No, es… mucho. –dijo ella avergonzada.

- ¿Mucho? Pero si anoche prácticamente hice lo mismo. –le dijo ahora de pie frente a ella. –y te gustó. –dijo con un brillo en sus ojos.

- No, no lo hiciste. –corrigió recordando. Él sí había visto todo de ella, pero no había saboreado directamente aquella parte de su cuerpo. –además… creo que… que debería de darme una ducha primero. –dio un salto y se bajó de la mesada. Trunks se quedó mirándola confundido, pero no la iba dejar escapar, la tomó otra vez de la cintura cuando pretendía escapar y la abrazó de espalda.

- Déjame hacerlo ¿si? –susurró mientras deslizaba las delgadas tiras negras de sus hombros despojándola del atuendo hasta que cayó al suelo. Pan no estaba muy segura de dejarlo, pero sus suaves toques, sus caricias, sus besos y su olor le decían otra cosa. Se dejó hacer otra vez como si fuera una muñeca de trapo. Así Trunks masajeó sus senos mientras besaba sus hombros y cuellos por atrás y pegaba su pelvis a su trasero. Cuando sintió que ella nuevamente se relajó, se arrodillo y deslizó su tanga, la volvió a tomar en brazos y la llevó sobre la misma mesa de granito abriendo sus piernas y dejándole ver todo de ella. Pan estaba completamente roja y avergonzada, trataba de ocultar su intimidad con sus manos, pero él las tomaba de las muñecas y las hacía a un lado, afirmándolas fuertemente para que no se moviera volvió a bajar su cabeza hacia su entrepierna donde otra vez se quedó mirando como ésta estaba completamente húmeda. Volvió a sonreír y la miró a los ojos. –confía en mi, amor. –rogó. Ella suspiró y le sonrió con timidez.

Nuevamente eso fue todo lo que necesito como confirmación. Se irguió y la besó en los labios para relajarla mientras su mano derecha bajó hasta su intimidad y jugó con sus labios de arriba hacia abajo, sintiendo aquel líquido viscoso y caliente entre sus dedos. Hacer eso lo encendía y lo calentaba como estar en el mismísimo infierno, saber que ella estaba tan excitada y deseosa por él era lo mejor. Bajó sus besos por su cuello, para ir a sus senos con los que jugó un rato más, llegando a su estómago hasta llegar a su entrepierna que nuevamente se quedó embobado mirando mientras sentía que Pan suspiraba una y otra vez tirando de su cabello hacia aquella dirección. Poco a poco se acercó a ella hasta que su nariz rozó aquella tierna y suave carne aspirando como un idiota su olor que era enloquecedor para sus sentidos. Podía parecer repulsivo para algunas personas hacer lo que él estaba a punto, pero él lo quería y ahora. Finalmente y como un suave beso acercó sus labios a su sexo húmedo comenzando a succionar y lamer suavemente, mirando de vez en cuando arriba para observar su cara enrojecida, sus labios y ojos cerrados con fuerza mientras respiraba agitadamente. Volvió a su trabajo, pero esta vez introdujo un dedo en su interior bombeando a la vez que su boca la hacia estremecer. Luego fueron dos dedos en ella, continuando su administración oral en aquel punto orgásmico que a ella le fascinaba. Era increíble que en tan poco tiempo ya conociera cada uno de sus rincones y en donde le producía más placer. Continúo bombeando y lamiendo su ahora hinchado sexo hasta que sintió como ella se revolvía provocando un orgasmo. Largó un grito ahogado tratando de controlarse de los espasmos cuando él se levantó y la besó en los labios una vez más. Fue extraño, un raro sabor en su boca la hizo desear más. Era su propio sabor que él traía en sus besos y fue completamente excitante, jamás podría haber adivinado que era tan placentero.

- Eres completamente deliciosa. –dijo en voz baja con su frente apoyada en la de ella, escuchando como ella normalizaba su respiración. Pan con sus manos sudorosas las llevó hasta sus mejillas y lo acercó para otro beso apasionado. Continuaron con su beso, pero ella harta de que él estuviera tan tapado con ropa, le quito la camiseta rompiendo el beso cuando se la quitó por sobre la cabeza. Ahora él mismo se bajó el pantalón de pijama exponiendo su protuberante erección a los ojos de Pan que la miraba sorprendida. Notó que en la punta ya había una especie de líquido y se lo quedó mirando. -he aguantado mucho tiempo. –le dijo tomando su pequeña mano y guiándolo a su miembro para que ella siguiera su trabajo mientras se besaban. –sigue. –le pidió con voz ronca sujetándola de la cintura. Pan lo había hecho con anterioridad, pero Trunks parecía urgido así que ella aceleró sus movimientos sin percatarse que en algún momento fue muy brusca y él siseó de dolor. –no, no… -susurró. –más lento. –dijo con suave voz.

- Lo siento. –dijo contra sus labios.

- Sigue. –volvió a pedir. –sí, así esta… ¡oh! … bien. –cerró los ojos cuando inesperadamente movió su mano en forma de rosca y le produjo un placer inexplicable. Esta vez fue Pan quien sonrió de medio lado.

- ¿Así? –volvió a repetir aquella caricia.

- S…si. –la sujetó con fuerza de la cintura y apoyó su cabeza en su hombro, moviendo sus caderas al compás de aquella mano. Pronto Pan coló su otra mano entre sus cuerpo y con ambas siguió hasta que su cuerpo se tensó cuando sintió aquel líquido viscoso golpeando sus estómagos, el de ambos. Trunks suspiró una y otra vez relajando su cuerpo contra el de ella que la sostuvo con fuerza para que no la aplastara por completo. Él separó su cuerpo de de ella, pateó el pijama que estaba enredado a su pies haciéndolo a un lado y caminó hasta coger papel absorbente, que estaba a unos metros de ellos, cortó un par de hojas y volvió donde Pan para limpiar su estómago de los restos de líquido blanquecino que la manchaba, pero se encontró con que ella había tocado con sus dedos y se dedicó a observarlo con curiosidad. Él la miró y ella le sonrió.

- No… no había tocado jamás… el s… tu… -balbuceó.

Pero él completamente relajado le sonrió, comenzando a limpiarle el estómago y luego sus dedos. –esta bien, Pan. –volvió a sonreírle. –eres buena estudiante. –comentó fuera de lugar para ella. –digo, creo que aprendes demasiado rápido para mi gusto. –dijo con diversión. –me hiciste acabar muy rápido. –pero ella lo miró con duda. –estuviste bien… endemoniadamente bien. –y la besó otra vez provocando una risita de ella.

- Aun tengo hambre. –dijo ella cuando se separaron.

- ¿Si? –dijo con ojos lujuriosos.

- De comida. –Trunks hizo un puchero. –después de… otra cosa.

Continuará…

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