"Detente"

SENTIR

Capítulo 18: "Detente"

— ¡Fuera! —grité. Pero no hizo más que acercarse a mí nuevamente. La miré con rabia. Una irritación que hacía años no lograba sentir. Mi cuerpo se estaba agitando a desbordes, la energía comenzaba a incrementarse a medida que Pan estaba centímetros más cerca— Dije: ¡Fuera! —respiré una, dos, tres veces— Pan, por favor —rogué.

—¡No! —me gritó en la cara— ¡Hazlo! —tomó mi mano con la suya y la puso alrededor de su delgado cuello— ¡Vamos, no seas un maldito cobarde! —aquellas palabras me hacían enfurecer aún más. ¿Yo, cobarde? ¡Jamás!

—¡FUERA! —grité con más fuerza, quitando mi mano de su cuerpo— ¡Maldita sea! —murmuré por lo bajo— ¡Ándate de aquí si no quieres que…—

—¿Si no qué? —me habló con arrogancia— Dime Trunks, ¿si no qué? —Me estaba desafiando, lo cual no era bueno. Debía alejarme lo más rápido de ella si no quería hacerle daño— ¡Vamos! —volvió a incitarme, pero no hice nada, sólo la miré mientras intentaba controlar mi respiración— cobarde… —murmuró bajo al darse la media vuelta dándome la espalda.

Suficiente.

Lo intenté pero no pude. Con una sola mano y con fuerza desquiciada la detuve de un hombro haciéndola girar. Ella, en cambio, me miró con el ceño fruncido debido al dolor infringido con mi agarre, más una sonrisa socarrona que no hizo más que enfadarme.

Lo había conseguido.

—¡¿Qué es lo que quieres maldita mocosa?! —dije con voz ronca, conteniéndome.

—Lo sabes.

¿Lo sabía?... Sí, lo sabía.

Con una sonrisa diabólica digna de mi padre en su pasado, la lancé al suelo de un violento golpe en su rostro. Cayó como alguna vez lo hizo mi mejor enemigo, y yo… no hice más que sonreír. Vi su sangre correr desde su labio inferior hasta su mentón y luego caer a gotas hasta su camiseta, manchando en rojo sobre uno de sus pechos. Recién ahí note la falta de ropa interior y la manera en que sensualmente aquella prenda blanca se ajustaba a su busto, marcando cada detalle de ellos.

Cerré lo ojos un segundo sintiendo una mezcla de sensaciones descontroladas, como mi sangre fluía a través de mis venas con fuerza, mi corazón palpitante bombeando con más rapidez.

Ella me descontrolaba, no había duda de eso.

Apresuradamente me encontré sobre ella, sujetando su cuerpo con mis piernas y mi peso, impidiendo cualquier movimiento. La sostuve de las muñecas por sobre su cabeza y me acerqué a su rostro mientras sonreía como desquiciado. Ella no hizo más que sonreír de vuelta, una sonrisa torcida que me provocó una y mil emociones más.

En un segundo de descuido, me encontró con la retaguardia baja y me lanzó un certero golpe justo sobre mi ojo derecho que me hizo volar hacía una de las paredes de mi apartamento. Sentí como algo líquido corría por mi ceja, llevé mi mano hacía ella y miré la sangre entre mis dedos. Sonreí como un idiota. Me tambaleo al incorporarme y no puedo negar que aquel golpe fue violento y apasionado. Pero esa pequeñez no iba a terminar conmigo. No. Cuando consigo ponerme de pie por completo ella se me lanza encima y logra botarme al suelo una vez más, tratando de dominar la situación, pero no, no voy a dejarla, ni un segundo más. Entonces, con más fuerza que ella estoy sobre su pequeño cuerpo, la tengo boca arriba, sujetando sus hombros contra el duro suelo. Ella me sonríe mostrando sus dientes y labios ensangrentados.

Golpéame.

Una sonora cachetada retumba en la habitación, la miro a los ojos y extrañado siento el ardor en mi mejilla. Sus manos siguen contra el suelo, sujetas con mi agarre, entonces…

Otro golpe más, esta vez en mi hombro— ¡Quédate tranquila! —gruño. Pan me observa con desafío, como lo viene haciendo desde hace horas. Un calor comienza a quemar mi costado, cerca de mis costillas y antes de poder mirar para saber qué me sucede la bola de energía que lanza Pan alcanza de lleno. Gruño con fuerza al sentir el dolor quemante, me miro y observó una herida sangrante— ¡Maldita! —le digo con rabia. Me abalanzo a ella y un golpe de puño le propino en el mismo lugar de antes, sabiendo muy bien cuanto dolor le produce.

Un nuevo golpe, esta vez más fuerte en mi mismo hombro que me hace sisear del dolor. Siento como mis músculos se agrandan y como las ráfagas de viento comienzan a despeinar su cabellera negra frente a mis ojos. Me mira sorprendida y veo en el reflejo de sus negras pupilas que me he transformado en súper sayajin sin darme cuenta.

Me teme, lo sé.

Ella logra salir de mi agarre y me toma por el cabello jalándome con fuerza, acercando mi rostro a ella, me besa con salvajismo y desesperación, haciendo que mi cuerpo se excite de una manera no conocida. Mis manos viajan por su cuerpo hasta llegar a su cuello, allí me detengo y rompo el beso. Me observa y me traspasa con su mirada.

Mátame.

Mis manos con vida propia de apoderan de su cuello y poco a poco ejercen presión, haciendo a Pan sonreír. Mientras más sonríe, más son las ganas de…

—Hazlo —susurra por la falta de aire. Veo como sus labios se colorean morados, las marcas rojas de su cuello se hacen más visibles y sus ojos comienzan a inyectarse de rojo. Sé que le hago daño, pero no puedo detenerme, no ahora— Trunks… —y una lágrima escapa de sus ojos.

Continuará…

—Trunks... Trunks... Trunks... —un golpe, un poco más fuerte es lo que por fin logra despertarlo.

Él ve sus ojos— ¿Estás bien?

Pan sonríe— ¿Quién, yo?

Confundido asiente. Espera su respuesta, pero ella sólo mira alrededor, él sigue su mirada y nota el deplorable estado de su velador, completamente destrozado— ¿Fui yo? —la morena asiente— ¡Rayos! —murmura. De pronto, cuando traslada sus ojos hacia ella, ve como esboza una sonrisa tímidamente. Le pregunta una vez más— ¿Estás bien, Pan? —asiente, cubriendo y tirando las mangas de su ropa. En ese preciso momento y con la acción logra observar sus muñecas—. ¿Quién te hizo eso? —se acerca a ella y obligándola, la toma de las manos, exigiendo mostrarle aquellas manchas rojas.

—No pasa nada —sale de su agarre y camina a la salida de la habitación.

—Pan —demanda con voz grave. Ella voltea y sin decir una palabra, lo descubre—. L-lo siento, no quise… estaba durmiendo y…

—Lo sé, no tienes que disculparte, no lo hiciste adrede —sin decir más se va.

Trunks se quedó en la habitación pensando en qué demonios había pasado. Luego de un par de segundos recordó el sueño. Extraño, por decir lo menos, se acordó pero no del todo. Era sobre Pan, de eso estaba seguro y… ¿golpes, violencia, deseo y excitación? Sin duda, una extraña mezcla.

Aquellos últimos días para Pan eran extraños, una vez más sentía que la relación con Trunks era… incómoda, por alguna razón desconocida. Tenían demasiados altos y bajos, pasaban de estar completamente felices, unidos uno con el otro, mostrándose completamente enamorados y a los pocos segundos, con un mínimo desacuerdo, todo se iba al demonio, discusiones, alegatos, gritos y malentendidos. Cada uno quería salirse con la suya. Trunks parecía poseer un carácter bastante tímido, pero al tratarse de Pan, afloraba ser hijo de Vegeta y Bulma. Pan por otro lado, no era la mujer más tranquila de todas, ya todos conocían su temperamento explosivo que con los años y la madurez comenzó a controlar de mejor manera, pese a ello, seguía siendo su naturaleza.

Esto ya no parecía ser una relación sana, era algo obsesivo, en donde se consumían bajo circunstancias de pasión, desenfreno y a la vez de odio, pero de algún modo, no podían conciliar una vida sin el otro. Ella creía que Trunks se estaba dejando absorber bajo los sentimientos de enfado, sus exigencias con ella, y los celos. Sin embargo no podía culparlo del todo, sabía que gran parte del problema también era ella. Cuando Suzu estaba cerca de Trunks sentía una amenaza constante, cada día crecía un sentimiento desconocido en ella, era temor, temor a perderlo, que se alejara de ella para estar con otra, y eso jamás lo había sentido tan fuerte; la inseguridad no era parte de ella, pero su guerrero la hacía sentir como una niña insegura.

Aquel sentimiento calaba tan profundo, que muchas veces, no la dejaba pensar con claridad, asumía cosas o situaciones a partir de primeras impresiones, sin preguntar nada y confundir la realidad con su imaginación.

Continuó el rumbo hacia su salón de clases con el mismo tipo de pensamiento que hace varios días, cuando alguien le habló— Señorita Son… —ella levantó su cabeza y sonrió.

—Buenos días profesor —se detuvo frente a él.

—Buenos días Pan, —sonrió de regreso— ¿estás bien?

La misma pregunta se repetía a lo largo de los días, ¿estoy bien? ¿Tanto se notaba su cambio de humor cuando estaba mal con Trunks?

—Todo bien —asintió desganada.

—¿Sabes? He estado viendo las calificaciones de ustedes y he notado una pequeña baja en tus calificaciones —Pan lo miró fijo—. Creo que te vendría bien un par de días de descanso.

—No, no es necesario. Todo está bien y… —Antoni sonrió y negó con la cabeza.

—Pan, he visto lo estresada que has estado últimamente, quizás no das abasto para realizar tantas actividades en el día, tal vez deberías reconsiderar un par de situaciones… puede ser que la práctica que te ofrecí ocupa mucho de tu tiempo y…

—¡No! —dijo de pronto al ver a dónde iba el rumbo de la conversación—. No quiero perder esta oportunidad, en serio que sí puedo seguir, es sólo que…

—Tómate un par de días y piensa, ¿está bien? —hizo una pausa— No negare tu estadía en el centro, de eso no te preocupes, pero debes reconsiderar tus prioridades.

Pan miró hacia un lado y asintió sin mucha gana— Esta bien.

—Cualquier cosa que quieras hablarme, sólo me buscas en el salón de la universidad o en el centro kinésico, ¿ok?

—Ok.

—Te he extraño estos días —admitió. Pan asintió en silencio y lo miró a los ojos. Sonrió— ¿Tú no?

La sonrisa de la pelinegra se hizo más grande— Sí, también te he echado de menos.

Un silencio los rodeo, ninguno sabiendo muy bien qué decir a continuación— Pensé que me ibas a llamar…

—Has estado ocupado con la empresa, ¿no? Creí que podía molestar y no quise interrumpir estos días ajetreados que han tenido.

—Claro —la observó desde su posición tras su escritorio. Ella estaba a unos metros de él sentado en el sillón de su oficina. Parecía pensativa y distraída al mismo tiempo.

Las últimas semanas era muy poco lo que se habían visto, cada uno con sus asuntos. Trunks lidiando con los últimos problemas empresariales, tratando de llegar a acuerdos que se veían muy lejanos, reuniones con dirigentes y abogados, su madre apresurándolo e insistiendo día a día en la gran responsabilidad a cuesta que significaba tener que ser el presidente de corporación cápsula. Mientras Pan atestada de estudios, exámenes, trabajo en el centro kinésico, acostumbrándose a vivir sola y haciéndose cargo de todo lo que ello conlleva. Sin contar con los altos y bajos que su relación tenía en el último tiempo.

Trunks seguía observándola fijamente mientras ella parecía no fijarse en eso. Seguía sumida en sus pensamientos, tratando de descifrar qué es lo que pasaba con ella. Sentía que estaba atascada, no sabía en qué exactamente, pero últimamente sentía que no tenía un rumbo claro en todo lo que hacía diariamente. Estudiaba, estudiaba y mucho, pero ¿para qué? ¿cuál era su meta? ¿llegar a ser la mejor? ¿ayudar a los deportistas a mejorarse de sus lesiones y nada más? ¿por qué había entrado en primera instancia a estudiar, si en realidad ella no amaba mucho el estudio? ¿estaba contenta con su trabajo en el centro deportivo? La respuesta estaba clara: no. Había aceptado la pasantía sólo por ser una excelente oportunidad, pero ¿en qué le ayudaba a ella para desarrollarse personalmente? Seguía pensando una y otra vez desde que había charlado con el profesor Antoni esta mañana.

—¿Pan? —ella alzó su cabeza— ¿En qué piensas?

—Emm, no nada —sonrió—. ¿A qué hora terminas? —cambió el tema recordando su visita a la oficina de Trunks.

—En realidad ya terminé, ¿por qué? —siguió ordenando su escritorio mientras hablaba.

—Mis papás nos invitaron a cenar a la casa.

—¿Si? ¿Gohan también? —Pan asintió— ¿Tendremos que llevar algo?

—No creo —respondió—. ¿Vamos?

—Sí, sólo espérame unos segundos —Con su dedo marcó la extensión de Suzu. Esperó a que contestara—. Suzu, ¿podrías venir a mi oficina?

—Sí claro, voy en seguida —respondió.

Pan se sentó en el sillón observando a Trunks ordenar cientos de papeles. En menos de dos minutos la Analistade la empresa se abría paso en la oficina.

—¿Qué necesitas? —Dijo al momento de entrar y ver a su jefe en el escritorio—. ¡-Oh! —exclamó al ver a Pan— Lo siento, interrumpí…

—No, nada de eso, —habló el presidente de C.c.— sólo necesito que revises estos documentos para el viernes.

Suzu que saludó a la pelinegra son una pequeña sonrisa, dirigió su mirada hacía los papeles que le entregaba su jefe. Los ojeó unos segundos y asintió— ¿Eso es todo?

—Sí, es todo —miró hacia Pan, quien se levantó y cogió su bolso—. Nosotros nos vamos. Que tengas un buen día, Suzu. Nos vemos mañana.

—Nos vemos mañana. Adiós. —dijo sonriendo hacia el pelivioleta y su acompañante que pasaron por su lado hacia la puerta.

Se quedó en el pasillo viendo cómo los dos se iban caminando a paso lento hacia el ascensor. Notó la complicidad que tenían al mirarse, hablarse y sonreírse de vez en cuando. ¿Qué eran ellos dos? Siempre se preguntaba lo mismo cada vez que los veía juntos. La chica siempre iba y venía a la empresa como si de un miembro más de corporación cápsula se tratara. Sabía que era hija de Gohan y sobrina de Goten, allí había una relación familiar, eso era obvio. Pero la forma en que ella interactuaba con los Brief era completamente diferente. Tuteaba a la señora Bulma como si fuera una amiga o una tía y al parecer era amiga muy cercaba de la señora y esposa de Son Goten, sin contar la forma tan cercana que tenía de interactuar con su jefe Trunks.

A medida que caminaba a su propia pequeña oficina, seguía pensando en la relación que ellos podrían tener. No había escuchado rumores en el edificio acerca de ellos, al parecer la secretaria y algunos empleados ya estaban familiarizados con la visita de la menor de los Son. Lo único que había visto y escuchado alguna vez era una "supuesta" relación de ellos cuando se los vio llegar juntos al matrimonio de Son Gohan y Bra Brief, pero nada fue confirmado, por ninguno de los dos ni por nadie, quedó en un rumor y nada más.

—¿Hacia dónde vamos? —preguntó cuando Trunks tomó una nueva autopista.

Él se giró para verla— Tengo que entregar un informe a mi madre, sólo pasaremos a la casa y nos vamos donde tus padres —.Pan asintió en silencio— Pequeña… —llamó su atención.

Giró su rostro hacia él cuando lo escuchó nombrarla de aquel modo. Pequeña. Hacían días que no la llamaba así, días en que su cabeza pensaba una y otra vez aquel día en que él reaccionó de esa manera tan violenta con ella. Aquel día notó en sus ojos, una mirada asesina que jamás había visto en él. No era una mirada en la cual te enfrentas a un rival, a un enemigo que amenaza con la vida de la familia y el planeta. No, ésta era una mirada diferente, que no supo interpretar.

—Pequeña… —volvió a repetir— ¿Estas… digo, —demoró unos segundos en decir— estamos bien?

Ella suspiró —No lo sé —dijo con sinceridad—. ¿Tú crees que estamos bien, Trunks?

—No sé. Yo… —aprovechó la luz roja del semáforo, gira un poco y toma su mano— lo siento mucho, no sé que me pasó ese día… no puedo explicarlo —dijo avergonzado—. Sólo espero que estemos bien.

—Yo también espero lo mismo.

Él, con una sonrisa nostálgica, asintió, se acomodó nuevamente en su asiento de piloto y siguió conduciendo en la autopista. Ambos en silencio hasta llegar a la casa de los Brief.

Al entrar a la casa, Trunks se dirigió hacia el laboratorio de su madre con las carpetas para ella, mientras Pan se quedó en el living de la casa, se sentó en unos de los sillones en su espera y a los pocos minutos apareció de nuevo Trunks.

—¿Listo? —se puso de pie.

—En realidad… —hizo un gesto de disculpas— ¿Me esperarías sólo un minuto más? Quiero cambiarme de ropa, si no te molesta.

—Claro, no hay problema —.Se sentó nuevamente.

Trunks desapareció por las escaleras, mientras ella se quedó nuevamente a solas, o eso creía hasta que lo oyó.

—Hola Vegeta, ¿cómo estas? —saludó cordialmente al verlo en la entrada.

—Mocosa —fue su forma de saludo. Pan sonrió y luego se extrañó al verlo acercarse a ella. Se sentó a su lado, para su gran sorpresa e inesperadamente tomó una de sus manos. Ella completamente congelada con la actitud de su suegro, quiso quitar su mano de él, pero el guerrero la apretó con más fuerza y volteó su mano, observando más detalladamente su muñeca— Hmmp —y sin más, se puso de pie y caminó hacia la salida.

Pan, descolocada, le habló—. ¿Qué fue eso?

Vegeta se detuvo al escucharla, volteó y respondió—. Nada que te importe.

—¿Cómo que nada? Estabas mirando mi mano, obvio que me importa —.alegó.

—No es algo que él logre comprender, eso lo debes saber, ¿no?

Frunciendo el ceño— ¿Cómo? No entiendo a qué te refie…?

El mayor la interrumpió— Trunks. Con el paso del tiempo será menos controlable —y sin mayor explicación, desapareció.

No fue capaz de digerir la información cuando Trunks ya estaba a su lado— ¿Qué quería mi padre?

Lo miró a los ojos y aún sin comprender—. Nada, ya sabes cómo es Vegeta.

El pelivioleta asintió sonriendo. La tomó de la mano y la guió a la salida.

—¿Estas nervioso? —preguntó mientras lo veía conducir.

—No —respondió sin siquiera mirarla, sabiendo muy bien que si lo hacía se delataría al instante.

—Sabes que ésta es la primera visita formal de nosotros juntos, ¿no? —insistió.

—Lo sé.

—¿Si?

—Por supuesto, Pan —miró hacia su costado— ¿Qué es lo que intentas? —dijo sonriendo.

—¿Yo? Nada —se hizo la desentendida mirando hacia fuera.

—Pequeña… sí, lo confieso, estoy un poco nervioso —ahora ella lo miró y sonrió— ¿Eso querías? ¿Qué lo dijera?

Pan asintió, se acercó a él y besó su mejilla olvidando los problemas que la aquejaban en los últimos días —Vamos a estar bien —susurró. Trunks asintió y le sonrió.

Veinte minutos después ya estaba en la entrada de la casa y antes de que pudieran llegar a la puerta una entusiasmada Videl les abrió, dándoles una cálida bienvenida, con besos y abrazos incluidos.

—Que gusto verlos —exclamó con alegría—. Pasen, pasen.

Los tres entraron a la casa y Pan notó de inmediato que Gohan no estaba en casa— ¿Y papá? —preguntó extrañada.

—Ya debe estar por llegar.

Trunks permanecía en silencio observando a su alrededor, nervioso como nunca antes al entrar a la casa. Y de pronto recordó —Oh, disculpen, —dijo a las dos— olvide algo en el auto —sin más, caminó hacia la puerta. A los pocos segundos ya estaba de vuelta con una caja de madera en las manos. Pan frunció el ceño al verlo —Vino —dijo mostrando y abriendo la caja, así revelando dos botellas oscuras de vino tinto.

Mientras conversaban los tres, llegó Gohan entrando por la puerta trasera de la casa —¡Videl! —gritó.

—Aquí, en la cocina.

Gohan entró y vio a su esposa, hija y, su ahora, yerno sentados alrededor de la mesa conversando. Al entrar, notó claramente el cambio de Trunks ante su presencia. Sonrió internamente, el hijo de Bulma, pese a su conocida vida amorosa pública, seguía siendo el mismo chico de antaño, aquel que jugaba con su hermano alrededor de la casa, insistiendo en que él fuera también a sus excursiones al bosque, él mismo que lo miraba con ojos de hermano mayor.

Se acercó a su ojiazul, la besó castamente sobre los labios, luego a su hija con un beso en la frente y finalmente a Trunks —Hola, ¿Cómo estas?

El pelivioleta se puso de pie y lo saludó extendiendo su mano— Hola, muy bien. Gracias por la invitación —dijo formalmente.

Gohan sonrió más ampliamente olvidando el enfado que había sentido con él varios días atrás. Luego de la sacudida de manos, lo abrazó cortamente como usualmente lo hacía. De inmediato sintió que su yerno se relajó un poco más— Vamos —movió su cabeza indicando hacia el patio trasero— Videl, iré a prender el fuego —le dijo y luego salieron ambos de la cocina.

—¿No era una cena? —preguntó Pan.

—Era, pero creímos que sería muy formal. Gohan decidió hacer una barbacoa —se encogió de hombros.

Afuera, en el patio trasero, Gohan y Trunks mantenían una conversación amena para la sorpresa del pelivioleta. El hijo mayor de Goku cortaba la carne mientras el ojiazul prendía la parrilla.

—¿Cómo van las cosas? —preguntó.

—Mmm creo que bien… creo —recalcó. Gohan frunció el ceño— Mamá me reprende como si aún fuera un niño, sabes como es.

—Trunks, lo sé, pero… —detuvo su labor y se giró para mirarlo— bueno, cometiste un grave error, eso ya lo sabemos. Pero debes comprender a Bulma, ha intentado por todos los medios posibles que la empresa sea la mejor del mundo —Trunks rodó los ojos— si, si, perfeccionista —admitió—. Verás, creo que te reprenda todo el tiempo es para incentivarte a ser mejor.

—Es un poco exagerada.

—Bueeno, —sonrió— sigue siendo tu madre y lo seguirá siendo aunque tengas 80 años, Trunks. Así es como somos… padres —sonrió— Pan aún me dice que la trato como a una niña y puede ser cierto, pero no es algo que uno tenga conciencia de ello. Son hijos, para siempre. Debes comprender a tu madre, es sabia y siempre querrá lo mejor para ti. Sólo… sólo no cometas errores garrafales que pudiste haber evitado. Ahora es cuando debes hacerte cargo y demostrar que sí eres capaz de ser el presidente de corporación cápsula. Tómalo como un desafío.

Trunks asintió despacio— Gracias, Gohan.

—Ya sabes, siempre puedes hablar conmigo… aunque haya sentido ganas de asesinarte —ambos rieron a carcajadas.

Pan y Videl, llevando platos, cubiertos, manteles, sonrieron al ver a los dos hombres riendo a viva voz. La menor sintió gran felicidad al ver a su padre tratar a Trunks como siempre, como antaño. Sin poder evitarlo se acercó a él y depositó un suave beso en la mejilla, cerca del labio, a Trunks.

—¡Hee! —alegó Gohan al ver la escena— No es para tanto aún, sigo estando un poco reticente a su relación —dijo con mala gana, frunciendo el ceño.

—Perdón —dijo Pan con sus mejillas coloradas. Se había pasado de la raya.

Luego de un rato se encontraban los cuatro comiendo y conversando cuando escucharon tocar a la puerta.

—Goten —djio Gohan al sentir su ki. Se levantó y fue a recibirlo.

—¡Hola familia! —dijo con alegría y de pronto notó a Trunks— ¡Hey! —saludó a cada uno— ¿Qué vamos a comer? —se sentó sin pedir permiso e invitándose solo a la comida.

—Jamás cambiaras, ¿cierto? —comentó la menor de la mesa.

—¿A qué te refieres?

—Nada —la pelinegra simplemente respondió cuando Gohan ya le servía un plato gigantesco con carne asada.

—Así que… —levantó sus cejas sugerentemente— Esto ya es formal ¿he? —sonrió hacia su hermano— ¿Quién lo iba a pensar, hermanito? Trunks tu yerno.

—Ajá —dijo Gohan siguiendo con su comida.

Videl sonreía mientras Pan y Trunks se sentían cada vez más incómodos. Sabiendo bien que a veces Goten podía ser muy desubicado.

—Es decir… ¿habrá matrimonio e hijos?

Sin proponérselo, Gohan explotó la comida por la boca al escuchar las palabras matrimonio e hijo. Goten rió a carcajadas al ver a su hermano, lo ayudó golpeando con suavidad su espalda hasta verlo recuperado.

El padre miró de Pan a Trunks repetidas veces y negando con la cabeza— No, no, no… —susurró— ¿No? —dijo mirando a su hija.

Pan tranquilamente respondió— No, papá.

—Por ahora no —dijo Videl de lo más tranquila. Todos la miraron— Pero… algún día quiero nietos.

—Creo que te estás juntando demasiado con Bulma —comentó su esposo.

Pan miró a su lado, a un Trunks completamente callado y tranquilo— ¿Estas bien? —susurró.

—Sí —respondió.

Al terminar y despedirse de todos, Goten, Pan y Trunks se fueron. En el auto y en silencio, él habló— Prefiero que no, Pan.

—¿Estas enojado?

—No, es sólo que quiero estar solo, quiero dormir, simplemente eso.

—Ahh, esta bien —abrió la puerta y miró hacia su edificio en donde él había conducido para ir a dejarla— Buenas noches —se acercó a él para un casto beso sobre los labios.

—Buenas noches, Pan, que duermas bien.

Pero antes de que ella pudiera entrar al frontis de su edificio, Trunks ya había acelerado y avanzado por la carretera hasta desaparecer. Un poco cabizbaja entró. Tiró las llaves en su mesita a un costado de la puerta y se sentó en el sillón en medio del silencio. No estaba comprendiendo los drásticos cambios de humor de Trunks, estaba cada vez más raro. Y lo peor de todo, era que por más que intentara persuadirlo para que hablara, más hermético se ponía. Él no quería hablar, se estaba encerrando en sí mismo. No quería pasar la noche con ella, se lo había negado. Quizás… El teléfono la interrumpió de sus pensamientos.

—¿Hola?

—¡Hey!

—Bra, ¿cómo estas?

—Súper ¿tú? Te noto desganada ¿todo bien?

—Sí, sólo tengo sueño —mintió—.

—Bueno, te llamaba para avisarte que mañana saldremos de compras.

—No puedo, tengo clases y…

—Después de clases y tu internado.

—Pero… —la interrumpió.

—Pero nada y punto. Mañana tenemos que salir de compras para ti. Tenemos el cumpleaños de Scott ¿lo recuerdas? Este sábado.

—Oh lo había olvidado.

—¿Trunks no te recordó?

—No, creo que ni siquiera él lo recuerda.

—Que extraño, ayer me dijo que ya le había comprado el regalo.

—¿Si? —dijo aún más extrañada que su amiga.

—Sip. Como sea, seguramente lo olvidó con el trabajo. Mañana te paso a buscar a la salida. Nos vemos. Te quiero amiga y levanta ese ánimo, sé que estas mintiendo.

Pan sonrió— Nos vemos mañana, yo también te quiero. Adiós

—Adiós.

Cuando colgó, Pan no pudo evitar sonreír aún más. Bra era su hermana, su verdadera hermana, que la apoyaba en las buenas y malas, pese a la distancia o la cercanía. Ella siempre estaba ahí para ella, fuera lo que fuera. Y eso lo agradecía de corazón, puede que no fuera la persona más expresiva del mundo, pero estaba segura que su amiga lo sabía.

Con el ánimo un poco más recuperado, entró a su habitación para cambiarse a pijama y finalmente dormir.

A la mañana siguiente y despertando con la estridente alarma, Pan abrió sus ojos sin gana alguna. La primera jornada de estudios: aburridísima, la segunda de internado: un poco más entretenida, un poco. A las seis de la tarde, una vez terminada la práctica, Bra llamó a su celular.

—Estoy afuera —dijo sin saludar.

—Voy bajando —respondió Pan. Al colgar su celular vio a Antoni acercarse.

—¿Y bien? ¿Pensaste lo que te dije?

—Si lo he pensado.

—¿Qué tal si el sábado lo discutimos nuevamente?

—Esta bien.

—Muy bien, deberías considerar lo que te he dicho —Pan asintió. Antoni se acercó a ella sujetando el bolso en su hombro— Buenas tardes, Pan —besó su mejilla y acarició corta y suavemente uno de sus hombros.

—Buenas tardes, nos vemos mañana —se despidió y caminó en sentido contrario acercándose al automóvil de Bra.

—Vaya, vaya, vaya… —dice Bra alzando las cejas una y otra vez— el profesor Antoni ¿he? —la mira desde su ventanilla.

—Si, si, ya… ¿vamos? —rodeó el auto y se metió en el asiento del copiloto.

—¡Que mal genio! —bromeó. La saludó— ¿problemas con mi hermano, ya? —pisó el acelerador.

—No.

—¿Segura?

—Si.

—Bueno…

Al llegar al centro comercial, Bra la guío por las tiendas, anteriormente observadas — He visto varios vestidos mientras compraba el mío y creo que mucho de ellos te gustarán.

—Oh sí —dijo con sarcasmo.

—¡Por dios! ¡¿Qué es lo que tienes niña?! Veo que realmente sí tienes problemas con Trunks —vio cuando Pan iba a hablar— ¡He! —detuvo su hablar— No tienes para qué negarlo, se te nota —Pan frunció sus labios molesta y Bra lo notó de inmediato— No me vengas con burradas Pan, dejé a mi hijo con mamá solamente para venir a acompañarte a comprar algo adecuado ¿ok? —la regañó.

—Lo siento, tienes razón —admitió bajando la mirada.

—Ya, no es para tanto tampoco —le sonrió y palmeó su hombro— Primero compraremos, luego si quieres podemos hablar… sólo si tú quieres —su amiga asintió— ven —la tomó de la mano y caminó hasta entrar en una tienda— Aquí es donde encontré más variedad. Sé que no te gusta ir de un lugar a otro y que nos demoremos, así que sencillamente compraremos aquí. Estoy segura que encontraremos algo.

Luego de más de dos horas, estaban decidiendo entre dos vestidos, luego de descartar más de diez.

—No sé cuál de los dos —decía Pan al mirarse al espejo por décima vez con el mismo vestido.

—El segundo… es más… tú.

—Sí, eso creo. Ok me lo llevo —dijo tendiendo el vestido a la vendedora.

—¿Y ese vestido de allá? —dijo de pronto al notar algo blanco entre otros vestidos de colores. Se levantó de su asiento y caminó hacia allá.

—Pero Bra, ya tengo uno y…

—No es… déjame verlo solamente —fue hasta allá, o cogió con ambas manos y miró sorprendida la tela entre manos.

Pan se acerca a ella— No usarás eso, ¿cierto? —dice con ojos grandes al notar que el vestido no es más que tela trasparente en la parte superior.

—Me lo llevo —dice con una sonrisa.

—Pero…

—¡Ay tontita! No es para la fiesta, es para Goten… si sabes a lo que me refiero —habla sugerentemente.

—¡Ugh! Ok, con eso me basta —dio la vuelta cambiando hacia la vendedora.

Bra, con una sonrisa pegada en su rostro caminó con su blanco y coqueto vestido hacia ella— Vaya, con que al fin estas ocupando las tarjetas que te dieron.

—Sí.

—¿Puedo insistir en algo? —pregunta con cautela.

—Sigues con lo mismo —.Rodó los ojos por tercera vez ese día. Tomó con las manos tu taza de chocolate caliente y sorbió un poco antes de mirarla al frente.

—Pero es que Pan, últimamente andas extraña, estas últimas par de semanas, —la pelinegra frunció el ceño— no me hablas, estas casi todo el tiempo callada, hasta no me regañas. ¿Qué es lo que pasa?

—Nada —dijo más abatida.

—¿Lo ves? —dejó de lado su taza de té y miró a su alrededor viendo a la demás gente del restaurante.

—Bra es… —suspiró— en realidad ni yo lo sé —sonrió desganada.

—Estás como triste y enojada al mismo tiempo.

—Estoy confundida.

—¿En qué?

—En prácticamente todo —hizo una pausa— es… —enderezó su espalda en la silla— No sé si seguiré en el internado. Hablé con Antoni y, pues, creo que tiene razón.

—¿En qué tiene razón?

—Creo que el internado no es lo mío. Estoy pensando en si dejarlo o no. Sé que es un gran oportunidad, me permite tener mayores referencias cuando quiera buscar trabajo, pero… no sé.

—-Ok, pero ¿eso es lo que quieres?

—Creo que sí.

—¿Entonces cuál es el problema?

—No quiero decepcionar a papá.

—Pero Pan, no puedes estar pensando en Gohan todo el tiempo cuando de estudios de trata. Debes hacer lo que tú quieras.

—Pero es que papá se ha esforzado muchísimo en que estudie en los mejores lugares, en que sea una gran científica y…

—¿Eso es lo que tú quieres? —Pan se encogió de hombros— ¿Qué es lo que dice tu corazón, tu instinto?

—Aún no estoy muy clara. Debo dar una respuesta el sábado.

—Te queda un par de días para pensarlo. Sé que si lo hablas con tus padres lo entenderán —le sonrió con cariño— Pero tengo la impresión de que eso no es todo.

—No, no lo es. ¿Cómo lo sabes?

—Te conozco. ¿Algo más que quieras hablar?

—No sé mmm… creo que desde que vivo sola me siento un poco más así.

—Es muy normal lo que sientes ¿Has vivido sola alguna vez? —Su amiga negó con la cabeza— Eso es. Creo que quizás te sientes un poco desamparada, pero es temporal, aún no te acostumbras a llegar a casa y que no haya nadie. No te preocupes tanto amiga, todo se solucionará.

«Y lo de Trunks, ¿también es temporal?».

Los ojos de Bra se centraron en los de Pan al verla tan hundida en sus pensamientos— ¿Algo más?

—No, nada —respondió con rapidez.

—¿Qué haces aquí? —dijo al abrir la puerta de su apartamento.

—Hola —hizo una pausa mirando sus ojos— sólo quería pasar a verte.

—Claro, claro, discúlpame, pasa —movió su cabeza como tratando de despejarla, se hizo a un lado para dejarla pasar y Pan, de puntillas, se acercó a su mejilla besando suavemente— ¿quieres comer algo? —miró su reloj: las 21.24hs.

—No gracias, hace poco más de media hora que comí con Bra —alzó las bolsas que cargaba en sus manos— andábamos de compras.

—Oh.

Silencio.

—Así que…

—¿Estas segura que no quieres nada de comer? —Pan negó— porque yo muero de hambre, si no llamas a la puerta no me habría dado cuenta de la hora que es. ¿Te molesta si…? —Trunks dejó la pregunta inconclusa al caminar hacia la cocina y ella siguiendo su paso.

—¿Qué estabas haciendo? —preguntó al sentarse en un taburete de la barra de desayuno de la cocina.

—Trabajando, ya sabes —iba a seguir hablando cuando sonó el celular en su bolsillo. Miró a Pan pidiendo disculpas y atendió—. Suzu. Ah sí, lo siento. Lo que pasa es que… Claro, gracias. Sí, adiós. —cortó— Pan permaneció en silencio— Estaba trabajando online con Suzu, quiero solucionar pronto los problemas de la empresa. ¿Me esperas un momento? Iré a desconectar la computadora —.salió de la cocina dirigiéndose a su oficina. Al volver, vio a su pelinegra moverse de un lado a otro en el lugar— ¿Qué haces?

Pan dio la vuelta y lo miró— Te preparo algo de comer.

—No es necesario, yo puedo… —ella lo interrumpió.

—Esta bien, has estado trabajando y yo puedo hacerlo por ti.

—Gracias —dijo con una sonrisa ocupando el asiento en el que había estado sentada ella. Se dedicó a observarla mientras cocinaba a espaldas.

—¿Sabes? —habló ella mientras cocinaba unos huevos revueltos con jamón.

—Dime.

—He hablado con Antoni —Trunks al escuchar su nombre se tensó— y creo que dejaré el internado —volteó a verlo.

—¿Ah si? —dijo mucho más relajado— ¿y eso por qué?

—Creo que no es lo mío —caminó hasta la encimera y sirvió dos tazas de agua caliente. En una hizo un café negro y en la otra…— ¿tienes chocolate?

—Arriba, en el izquierdo.

Pan lo buscó y encontró su preferido— Es el que me gusta a mí —sonrió.

—Por eso lo compré —ella le sonrió con ternura. La morena dejó su taza de café frente a él junto con unas tostadas y un plato con el huevo revuelto con jamón—. Gracias. —ella le sonrió una vez más y se acomodó frente a él con su tacita. Mientras comía— ¿Y por qué dices que no es lo tuyo?

—Porque me he dado cuenta que no me atrae. Lo hago por deber, no por gusto.

—Pero tú misma aceptaste eso del principio.

—Creí que era una buena oportunidad y lo acepté, pero en realidad nunca pensé en que si me gustaba o no—. Vio como él seguía comiendo y asentía— ¿Qué hay del trabajo? ¿Ha mejorado?

—Sí —tomó un poco de café— aunque mamá lo hace aún más difícil de lo que es.

—¿Por qué?

—Me presiona todo el tiempo y anda verificando todos los movimientos que hago. Es como si no confiara en mí. Es decir, sí, cometí un gravísimo error, pero le puede pasar a cualquiera, ¿no?

—En realidad…

—Bueno, bueno… quizás no debería haber pasado. Pero es que seguramente estaba distraído cuando los firmé.

—¿No lo recuerdas?

—No mucho.

—¿En qué podías haber estado tan distraído? —dijo con un dejo de celos, pensando en Suzu.

—En —la miró de frente— alguna mujer.

—Claro —dijo secamente. Miró las tazas y platos que ya estaban vacios, y se levantó para recogerlos, cuando lo hizo Trunks tomó una de sus muñecas.

—Era en ti —dijo con voz baja y ronca. Al instante los celos de Pan se disiparon y sus mejillas se tiñeron de un rosado pálido—. Ven aquí —la tomó por la cintura y la sentó sobre su regazo—. Te he extrañado mucho —susurró contra su cuello. Comenzó a jugar pasando su nariz desde aquel lugar, pasando por su mejilla, su oreja y por su pelo, inhalando profundamente—. Siempre hueles de maravilla.

—Yo también te extraño… demasiado, Trunks —se acurrucó en su pecho y se sujetó por sus brazos— Extrañaba esto.

—Yo también.

Nuevamente el celular del pelivioleta comenzó a sonar, interrumpiendo al burbuja de ambos. Lo sacó de su bolsillo y miró —tengo que atender— decía serio. Pan se bajó de su regazo y caminó rodeando la mesa, recogió los platos y se los llevó para lavarlos. Al terminar volteó y vio que él ya no estaba. Se secó las manos y camino hasta la sala principal. No estaba. Caminó por los pasillos y vio la luz de la oficina encendida. Abrió la puerta despacio, asomó su cabeza y lo vio teclear rápidamente su notebook con el teléfono aún en su oreja.

—Sí. Estos son los gráficos. Ya. ¿Los envió? —miró hacia delante— espérame un momento —tapó el micrófono del celular con la palma de su mano.

—Creo que me voy —dijo Pan adentrándose a la oficina.

—¿En serio? Creí que te quedarías.

Una sonrisa se formó en los labios de ella— ¿quieres que me quede?

—Claro.

—Esta bien.

Miró su reloj, regalo de su novia: las 22.31hs—. Pequeña, creo que demoraré unos instantes aquí, si quieres puedes ir a la cama, ya te alcanzo.

—Ok —dio la media vuelta y cerrando despacio la puerta se fue hacia la habitación de Trunks. Una vez allí, se quitó su ropa y buscó una camiseta grande de él para usar de pijama. Fue al baño, se lavó los dientes y se acomodó en la espaciosa cama, cogió el control de la televisión, buscando algún programa entretenido, hasta que encontró una película dramática sobre la segunda guerra mundial.

Once y media de la noche, y aún no había rastros de Trunks en la habitación, se levantó y caminó hasta la puerta de la oficina sin hacer ruido. Oyó a través de la puerta y no escuchó ningún ruido, agudizó su oído hasta escuchar el suave tecleo. Extrañada, por la cantidad de trabajo que Trunks estaba realizando en casa, caminó de vuelta a la cama, dispuesta a esperarlo más tiempo. Aunque no lo suficiente, ya que cuando él apareció vio a Pan plácidamente dormida aferrándose a la almohada. Con mucha cautela se cambió de ropas y se acomodó junto a ella bajo las sábanas.

Pan sintió como cambió el peso a su lado, abrió sus ojos perezosamente y le habló en un susurro—. Te estaba esperando —no pudo evitar un bostezo.

Él sonrió— Duerme, pequeña —acarició sus cabellos acomodándose a su lado y aferrándose a su cintura por detrás.

—No —abrió sus ojos y estiró su cuerpo. Se dio la vuelta y quedó frente a él apoyando el codo sobre la cama y su cabeza en su palma— Te extraño —susurró contra sus labios.

—Yo también, pero es hora de dormir —la besó castamente sobre los labios y la acomodó en su pecho.

La pelinegra con una extraña sensación y sin replicar, cerró sus ojos y se rindió al sueño.

Luego de un tedioso día de levantarse temprano, de ir al internado y por fin charlar con el profesor Antoni, en donde decidió dar fin a la práctica, llegó a casa de sus padres para darles la noticia.

—Entonces ¿qué es lo que tenías que decirnos? —dijo Gohan.

Pan viendo como los tres cenaban, dejando su plato de lado, habló— Verán, hoy hablé con el profesor Antoni, el encargado de los internos y…. —hizo una pausa mirando a ambos— lo dejé.

—¿Qué dejaste? —volvió a hablar el padre.

—Dejé el internado.

A Gohan se le desfiguró la cara.

—Pero hija, pensé que era una gran oportunidad —habló esta vez la madre.

—Sí, lo es, pero no es lo mío.

—A ver… ¿no es lo tuyo? ¿te das cuenta de lo que has hecho? Era una excelente oportunidad, que no todo el mundo tiene ¿y la rechazas?

—Gohan —Videl advirtió al notar el tono de su voz.

—No Videl —.Levantó su mano— Pan, ¿sabes lo costosa que es la universidad? ¿sabes que estas desperdiciando oportunidades que no toda la gente tiene?

—Papá, sí lo sé, pero es que…

—No, creo que no lo sabes —.Dijo enojado— No… —suspiró— Junto a tu madre te hemos dado todo lo mejor, todo lo que has necesitado y despilfarras esas ocasiones que hacen la diferencia.

—Pan… —dice Videl calmadamente— ¿estas segura?

—Sí.

—¿Por qué lo has decidido tan repentinamente?

—Mamá, no es algo repentino. Lo vengo pensando hace varios días. El profesor notó que quizás esto no era para mí y me dio la oportunidad de pausarlo por un tiempo o indefinidamente.

—Pero Pan, por dios —negó repetidas veces con la cabeza— Me das rabia. ¿Sabes todo lo que tuve que hacer yo para llegar a la universidad?

—Sí, lo sé papá, pero…

—No hay "pero" que valga. Tienes todo —.Se levantó de la mesa sin excusas y se fue.

—Mamá… —dijo en un susurro buscando apoyo.

Videl se acercó a ella y tomó su mano—. Lo sé, sé lo que nos intentas decir. Tu padre mmm él toma el asunto de los estudios muy en serio. Eso le ayudó a salir adelante, a ser independiente. Es la forma en que tu abuela lo educó. Yo sé que tú tienes el mismo espíritu que tu abuelo Goku, lo sé. Sólo deja que se calme un poco, últimamente ha estado corto de genio, algo irritable… ya sabes, desde que tiene que asumir tu relación con Trunks. Dale tiempo, ¿esta bien?

Pan asintió. Su celular comenzó a vibrar en su bolso colgado justo en el respaldo de su silla—. Lo siento —se disculpó buscando el aparato. En la pantalla el nombre de Bra brillaba resplandeciente avisando una llamada entrante—. Hola, Bra —.dijo viendo a su madre recoger las cosas de la mesa—. Eh sí, lo olvidé—miró a su madre— ¿sabes? No tengo ganas de ir. Bra, escúchame. Bueno, no, no creo que vaya —Videl detuvo sus quehaceres y la observó del otro lado de la mesa —Ok, cualquier cosa te llamo, ¿vale? Bueno, adiós.

—¿Adónde no tiene ganas de ir? —interrogó al escuchar la conversación de su hija por teléfono.

—Hay un cumpleaños. Scott o algo así se llama. Es amigo de Trunks y bueno, ya sabes —se encogió de hombros.

—¿Es hoy? —Pan asintió— Deberías ir —la menor frunció el ceño— Sí, deberías ir. Pan… —se sentó a su lado una vez más— que no te afecte tanto lo que dice tu padre. Ya conocemos como es él, se le pasará pronto. Pero no por eso bajar tu ánimo. Anda.

—Mmm…

—Hija, anda, relájate y disfruta de una fiesta. Eres joven mi niña. Tienes toda una vida por delante. Aprovecha y pásala bien.

—Sí, gracias mamá —se acercó a ella y la abrazó—. Entonces me voy ahora, debo ir a la casa de Bra para arreglarme —.Videl asintió— Despídeme de papá.

—¿Por qué Trunks aún no llega? —dijo por enésima vez Bra a su marido.

—Bra, te dije que no lo sé. No me contesta el teléfono.

—Pero ya estamos listas con Pan y ya es hora de irnos para llegar elegantemente tarde, no ordinariamente tarde —Pan rodó los ojos.

—Si quieren se pueden ir, yo me puedo ir al departamento de Trunks —.dijo Pan.

—No —habló Goten—. Llámalo de nuevo.

Pan hizo lo que su tío ordeno, al quinto tono por fin contestó—. Trunks.

—Lo siento, pequeña. Estaba en la oficina con mi madre en una reunión con los abogados y no estaba pendiente del celular ¿Qué sucede? Tengo llamadas de Bra y Goten también.

—Lo has olvidado —afirmó en voz baja.

—¿Qué olvidé?

—¡Ugh! —se quejó Bra. Le quitó el celular a su amiga y habló— Trunks, hoy es el cumpleaños de Scott, ¿cómo has podido olvidarlo? Te lo recordé ayer —habló con los labios apretados mirando a su amiga, quien tenía su miraba baja.

—¡Oh lo siento! ¡Lo siento! Ya terminé, sólo… —escuchó como él comenzó a ordenar cosas algo apurado—. Dile a Pan que me espere o… ¿por qué mejor no se van los tres? yo los alcanzo.

—Mejor —miró más alegremente a su amiga—. No te demores demasiado y lleva el regalo, no lo olvides, está en tu oficina ¿ok?

—Bien, gracias Bra.

Al llegar pueden notar la exclusividad del lugar, una casa imponente de color blanco y al costado una piscina y todo esta hermosamente decorado a su alrededor. Mesas altas con taburetes de colores, una barra de varios metros de largo, luces cálidas que flotan en el agua, telas blancas cuelgan por el cielo, pilares iluminados con luces de colores le dan un toque juvenil y el ambiente esta atiborrado de gente, todos vestidos de blanco, moviéndose al ritmo pegajoso de la música electrónica.

Pan va por el segundo Cosmopolitan; Goten por el tercer whisky y Bra con sus jugos naturales de frambuesa.

—¿Viste a los chicos que están sentados junto al bar? —dice Bra en voz alta en cuanto Goten desaparece al ver a algunos amigos a pocos metros de distancia.

—No —Pan mira en esa dirección y se da cuenta que son los amigos de Goten, los mismos del matrimonio y con el que coqueteó: Kento.

—Ya lo viste ¿he? —dijo divertida.

—¡Ay por favor! —rió en voz alta— Que tonta eres.

—No puedes negar que es guapo, tienes unos ojos verdes que mata.

Las dos rieron a todo pulmón. Al poco tiempo Scott se acercó a ellas.

—¡Bra! —la abrazó con cariño— Que gusto verte. ¿Cómo has estado?

—¡Scott lindo, feliz cumpleaños! Aunque sigo indignada contigo —fingió un puchero.

—Lo siento hermosa, pero no podía asistir a tu matrimonio. Estaba al otro lado del mundo, lo sabes. ¿Te gusto mi regalo?

—¡Claro! Tengo el cuadro en la sala principal de mi casa—. Vio a su amigo mirar a Pan— Oh lo siento. Ella es Pan Son, sobrina de Goten y novia de Trunks.

—Ah si… —dijo incrédulo— Buenas noches señorita Pan Son, un gusto conocerla —tomó de su mano y la acercó a su boca besando los nudillos. Pan se sonrojó con tal acción —. Así que novia de Trunks y sobrina de Goten ¿Por qué yo no sabía que tu esposo tenía una sobrina tan hermosa? —la miró de pies a cabeza. Notando su ceñido vestido y sus torneadas largas piernas.

—Un gusto conocerte también —dijo Pan. Y un segundo después pegó un saltito de susto al sentir una posesiva mano en su cintura y un susurro en su oído diciendo: sólo unos minutos sola y ya te están coqueteando.

—Scott, Scott… —chasqueó la lengua— podrás estar de cumpleaños, pero ella es mía —dijo juguetón.

—Por supuesto Trunks.

—Feliz cumpleaños, siento mucho llegar atrasado… deberes de la empresa —con un masculino abrazo y palmoteos en la espalda lo felicitó.

—Nada de qué preocuparse amigo. Por cierto, tienes una novia hermosa —Trunks sonrió y rodeó a Pan por los hombros atrayéndola hacia él.

Luego de un par de horas y la canción del cumpleaños feliz a Scott, Pan de un momento a otro se vio sola. Miró a su alrededor y Bra había desaparecido sin percatarse mientras veía a lo lejos a Trunks y Goten hablando animadamente con algunos conocidos. Se encogió de hombros y caminó hasta la barra, allí tomó asiento y en pocos segundos uno de los barman se acercó.

—¿Qué desea beber señorita? —dijo el joven musculoso vestido con una polera negra ceñida a su cuerpo.

—Me das una bebida cola, por favor.

—¿Hielo?

—Sí, gracias.

Poco después mientras bebía se dio la vuelta y sentada en el taburete se dedicó a observar a su alrededor. Con su oído sayajin escuchó a unos metros de ella una voz inconfundible, miró a su derecha y allí, Thomas. Lo miró por unos segundos, no queriendo llamar se atención por razones obvias. Se veía contento, alegre pidiendo una copa de vino.

—¿Pan? —ella abrió grandes sus ojos al escucharlo, observó hacia la dirección de Trunks y él seguía allí mismo conversando.

—Hola —respondió a lo lejos saludando también con la mano.

Thomas se acerca y la saluda con un beso en la mejilla— ¿Qué haces aquí? —dijo sonriendo.

—Lo mismo que tú —levantó su vaso.

—¿Bebiendo? No es digno de ti —se burló cómicamente.

—Es sólo bebida.

—Ah… y… ¿amiga de Scott?

—No, lo acabo de conocer en realidad es amigo de… —silencio por unos segundos.

—Trunks —finalizó por ella. Pan asintió.

—Bueno… —dijo con timidez luego de beber un sorbo— ¿amigos de hace tiempo?

—No —rió— lo conocí recién.

—¿En serio? ¿Y entonces? ¿Viniste con alguien? —preguntó.

—Sí, es…

—¡Thomas! Aquí estas —dijo la voz femenina a su espalda.

—¡Marron! —dijo Pan con alegría al verla.

Los ojos de la rubia se abrieron en sorpresa y de pronto la morena notó qué había sucedido recién—. ¿Ustedes se conocen? Bueno, obvio que se conocen, —recordó su pasado—. Pero no entiendo —frunció el ceño.

Marron miró con desesperación al hombre a su lado, no sabiendo muy bien qué decir.

—¿Ustedes…? —siguió la pelinegra.

—Somos amigos —dijo la rubia.

—¿En serio? —se sorprendió—. Es bueno saber que…

—¡Pan, ven aquí! —gritó Goten. Trunks giró a verla y se encontró además de ella, la rubia y Thomas. Sin siquiera pensarlo dos veces, caminó a paso decidido hacia ella.

La rubia y la morena juntaron sus miradas al notar la presencia de Trunks—. Pan —dijo con voz grave. La tomó por la cintura e hizo bajarla del alto asiento—. Marron —dijo sin sonrisa, besó su mejilla—. Thomas —levantó su cabeza en señal de saludo—. Si nos disculpan.

—Claro —.Marron por unos instantes, al verlos alejarse entre la multitud y llegando al grupo de chicos y chicas, en donde también estaba Bra, Goten y Scott, se sintió fuera de lugar. Como muy pocas veces, había sentido una especie de rechazo hacia ella. Su amigo de infancia, no había tenido la decencia de saludarla de buen modo, o quizás invitarla con los demás. Se había sentido herida. Miró hacia su lado y allí estaba Thomas dedicándole una mirada de disculpa.

—¿Ese era Thomas? —preguntó Bra en el oído de Pan cuando llegó junto a ella. Pan asintió y miró con preocupación al ceñudo de Trunks. La ojiazul golpeó el brazo de su hermano.

—¿Qué tienes? —preguntó al sentir el golpe en su brazo.

—¿No invitaste a Marron? —dijo sorprendida.

—No.

—Pero… Trunks, es Marron.

—Marron que está con Thomas.

Pan miraba de un lado a otro la conversación. Marron que está con Thomas. ¿Qué quiere decir eso?

—Aunque esté con Thomas, Trunks. Eres un mal educado —dijo antes de girar para ir hacia ella, pero un serio Trunks la sujetó del brazo. Bra, lo miró sorprendida.

—¿Qué haces? —susurró Pan a su novio.

—Hey —dijo con suavidad Goten, sujetando la muñeca de su amigo para que soltase a su esposa. Una vez que dejó el agarre, el hijo de Goku miró a Bra, quien le asintió con la cabeza diciendo que todo estaba bien. Miró a su amigo—. Has bebido suficiente por ahora —.dijo un tanto enojado con su actitud, quitando la copa de la mano de Trunks.

Arrepentido miró a su amigo, a Pan y luego a su hermana—. Lo siento —.dijo antes de excusarse para ir al baño.

De inmediato Pan lo siguió. Al encontrarlo entre la gente, tiró de sus ropas para detenerlo, él se giró y la miró con gesto angustiado—. Esta bien —lo calmó.

—No, no estoy bien… no sé qué pasa conmigo —pasó una mano revolviendo su cabello—. Creo que es mejor que me vaya —sonrió angustiado.

—Pero… —lo miró a los ojos.

—Quédate, pásalo bien, no hay problema, ¿si? —se acercó y beso su frente, sin más caminó hasta perderse entre la muchedumbre.

Pan se quedó perdida en sus pensamientos, algo descolocada, pestañeó varias veces. Caminó de regreso al grupo y habló con Goten diciendo que se volvía a casa con Trunks. Se despidió de los presentes y en un lugar oscuro y apartado alzó vuelo en la oscura noche.

Al llegar al edificio, ve las luces encendidas de la ventana de Trunks. Abre el portón principal y el conserje la saluda, como es habitual. Al entrar al ascensor, Pan se siente algo nerviosa. No sabe cuál será el ánimo del pelivioleta, su humor últimamente es muy cambiante. Llega al piso y toca suavemente a la puerta. A los pocos segundos después le abren en completo silencio.

Trunks la ve, y al parecer su humor cambia, pasa del ceño fruncido a un rostro mucho más relajado. Avanza a paso firme hacia ella con ojos angustiosos y la abraza con fuerza, no la suelta por largo rato, como si su vida dependiera de ello.

—¿Estas bien? —susurra contra su hombro.

Él no responde y sólo echa su cabeza hacia atrás mirando sus ojos con intensidad. De una patada cierra la puerta y al escuchar el portazo, la besa salvajemente. Pan le devuelve el beso con la misma intensidad y erotismo, pero parece poco al lado de la desesperación del sayajin. Las manos masculinas viajan apretando su cintura y muslos, haciendo a Pan jadear en su boca. Ella lo sujeta de la nuca y tironea su cabello. De un minuto a otro la pasión se despierta en ambos y se dejan llevar. Detiene su beso y se la queda mirando como a una presa.

—Que bueno que hayas venido —.La toma de la mano y la tironea directo a su habitación. La emoción en Pan se hace infinita al ver a dónde se dirige toda la situación, las mariposas y el revoloteo en el estómago es evidente. Y todo es gracias a él.

En el dormitorio la deja sentada sobre su cama y frente a ella comienza a quitar su ropa sin pudor alguno. Primero la camisa, luego los zapatos y calcetines. Los ojos de Pan deambulan por todo su cuerpo, admirando la perfección misma delante de sus ojos. Desabrocha su cinturón, lo quita y lo deja en el suelo junto al resto de ropa. Se agacha y toma las manos de ella guiándolas a su pantalón—. Quítamelos —ordena. Un poco confundida y extrañada por sus acciones tan demandantes, obedece. La excitación crece en ella. Con manos poco expertas desabrocha el botón y desliza la cremallera bajando lentamente sus pantalones que se detiene en el suelo junto a sus pies. De una patada él los aparta, toma del codo a Pan y la deja de pie frente a él. La agarra por ambos lados de la cabeza, sosteniéndola con fuerza, estampa sus labios con los suyos— Te quiero ahora, ya —.Con un rápido movimiento le da la vuelta y baja su cremallera por la espalda, el vestido se desliza hasta el suelo y Pan termina con sólo ropa interior y tacones.

Desde atrás, Trunks cola sus manos hasta sus pechos y los toca deliberadamente, luego los mete bajo el sostén y así pellizca suavemente sus pezones haciéndola retorcerse bajo su tacto. Lo desabrocha y quita por sus brazos, lanzándolo sobre la cama. Le da la vuelta otra vez y le mira los dos montículos, se inclina un poco y los besa suavemente por doquier y de un momento a otro los chupa con fuerza produciendo un pequeño dolor en Pan. Sin querer ella gime, atrapada entre el placer y el dolor. Se detiene y mira el rostro femenino con mejillas coloradas, así, toca sus pechos nuevamente con suavidad, las baja por su estómago realizando círculos alrededor de su ombligo y poco a poco mete una mano bajo la braguita. Tocando suave llega cada vez más abajo hasta sentir a humedad entre sus dedos. Excitado comienza a estimular rápidamente con sus dedos. Pan se sostiene de sus hombros y se le hace imposible respirar sin dificultad. Él con la otra manos sujeta su cadera con firmeza y cuando nota que su mujer está a punto de explotar de detiene, haciéndola fruncir el ceño. Luego baja su ropa dejándola expuesta delante de él, hace lo mismo con su propia ropa, liberando su erección, la agarra por los muslos, haciendo a Pan enroscar sus piernas alrededor de la cintura masculina y afirmar sus manos en sus grandes hombros. La lleva hasta la pared y con un rápido y brusco movimiento la penetra hasta el fondo, haciendo a Pan gemir alto. La agarra por el trasero y aprieta sus carnes queriendo aún más de ella. Se mueve despacio en ella al principio pero a medida que avanza el tiempo cada vez es más fuerte, más hondo y más rápido. Ella va perdiendo el control poco a poco, las sensaciones se hacen cada vez más intensas y placenteras cuando empuja en ella una y otra vez, sin parar. Y cuando aquella sensación se arremolina en su interior, se libera con un sonido gutural, desplomándose sin fuerza sobre él. Trunks la abraza con fuerza y se detiene por unos minutos, intentando calmar el pulso y la respiración de ella. Al sentirse más recuperada, abre sus ojos y lo besa suave en la boca. El ojiazul sale de ella y la deja de pie en el suelo, pero cuando Pan intenta caminar hacia la cama, él la toma de la cintura y la vuelve a besar desesperadamente, tocándola y apretándola contra él. Al instante ella se excita una vez más. Así la lleva hasta un mueble y la pega cabeza abajo. Pan entre asustada y excitada, no se niega. El sayajin por detrás besa su espalda, regando suaves besos hasta llegar a su trasero. Separa sus piernas y una vez más se enviste en ella. Otra vez empuja una y otra vez hacia delante y atrás, esta vez con fuerza desmedida haciendo a Pan quejarse de dolor. Cuando ella intenta hablar, Trunks la sostiene del cuello y la pega al mueble, gruñe contra ella y se acerca a su oído diciendo: eres mía y sólo mía. Pan gira su rostro hacia atrás y lo observa, su cara desfigurada de placer y sus ojos parecen más turquesas que azules—. Detente —.dice en voz baja. Pero él no parece escuchar, sigue sosteniendo su cabeza por su cuello y se precipita en ella una y otra vez—. Trunks —.Nada—. Trunks, detente por favor —.dice al borde del llanto pero no consigue su cometido, sintiendo que entra en ella con mucho más fuerza de lo que puede soportar en ese estado. Aguanta varios minutos más hasta que estalla en lágrimas y cabellos dorados—. ¡PARA! —.le grita y Trunks por fin parece volver a la realidad. Al instante los cabellos dorados de la Son desaparecen y llora desconsoladamente. Trunks pestañea y vuelve a la realidad, se acerca a ella y la abraza pidiendo disculpas—. No me toques —.gruñe alejándose dos pasos de él, limpiado con el dorso de su mano las lágrimas que se esparcen por su rostro.

—Pan, discul… —la frase queda inconclusa al sentir la fuerte cachetada en su mejilla izquierda. La mira con desconcierto.

—Eres una mierda, Trunks.

Y con eso, agarra sus ropas y sale de la habitación. Al llegar a su apartamento, se tiende en su cama y llora con fuerza, sin detenerse por horas.

«¿Qué pasó? ».

«¿Qué mierda es lo que tiene?».

«¿Acaso intenta torturarme?».

Esto había sido demasiado, estaba llegando casi al límite y no podía más con eso.

Continuará…


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