"bella durmiente"
SENTIR
Capítulo 8: "Bella durmiente"
Por fin la sentía junto a él, anhelaba estar así con ella aunque fuera por unos instantes, se sentía relajado y querido. Abrazarla, acariciarla, olerla era exquisito y olvidaba todo problema que pudiera estar en su cabeza. –¿estas cómoda? –le preguntó.
- Sip. –respondió. –muy cómoda. –ella levantó la cabeza para quedar a su altura. Por el momento el sueño se había ido, las suaves caricias por sobre su vestimenta hicieron erizar su piel, más todavía cuando, ahora, él con una sonrisa burlona pasaba sus manos por debajo del polerón, acariciándola con solo la punta de sus dedos, estimulando sus terminaciones nerviosas de la espalda. –¿qué estas haciendo? –susurró con voz muy suave frente a su cara, haciendo que su cálido aliento le llegara.
- Nada. –volvió a sonreír.
- ¿Nada? –ella bajó sus manos entre los dos y las coló por debajo de su camiseta a rayas gris (*4) haciendo movimientos circulares sobre su musculoso pecho. Eso bastó para que Trunks cerrara el espacio entre ellos con un suave beso sobre los labios. Cerraron sus ojos dejándose llevar por las emociones y sensaciones del momento. Sin dejar de besarla subió aquella prenda verde que estorbaba dejando a la vista su hermosa y fina cintura que la apretó con sus manos. Ella soltó una pequeña risita contra sus labios. –me haces cosquillas. –le dijo. Él la calló esta vez con un beso más profundo y apasionado, haciendo a Pan cerrar sus ojos y darle la bienvenida a su dulce, húmeda y deliciosa lengua. Siguieron así por un tiempo bastante prolongado hasta que sin darse cuenta ella se encontraba moviéndose poquito a poquito sobre él, haciéndolo reaccionar. Trunks se encontraba muy deseoso, apretaba su trasero con las manos acercándola a sus caderas, sus respiraciones se hicieron más agitadas, y entrecortadamente le habló.
- No hagas… eso. –dijo con voz ronca. Ella parecía no escucharlo, tenía sus ojos cerrados y continuaba con sus besos sobre su cara, bajando por su garganta donde siempre se detenía por varios momentos y exagerando sus movimientos corporales rozándose contra él. Trunks ya no daba más, se dejó hacer por ella y la tomó con fuerza por las caderas haciéndole notar claramente su bulto en la entrepierna. Ella suspiro de éxtasis contenido, lo deseaba como siempre, era solo que no había tenido tiempo junto a él y últimamente estaba más cansada que nunca, pero tocándolo de esa manera y que él la tocara despertaba sus deseos de estar junto a su hombre.
De un momento a otro él la alzó en sus brazos y se dieron vuelta, ahora él quedando sobre ella. Acarició y besó su pequeño y blanco rostro, sonriendo besó su mentón, su cuello hasta llegar a la incómoda y gruesa prenda. –¿todavía tienes frío? –preguntó pese al rosado de sus mejillas. Ella en silenció negó con la cabeza. Con sus manos subió la prenda hasta mostrar sus pechos cubiertos de un sostén deportivo gris. Se decepcionó un poco, pensaba encontrarse con otra clase de prenda íntima, algo más atrevido y sexy, pero estábamos hablando de Pan, quien siempre prefería la comodidad y utilidad antes de la apariencia. Lo dejó pasar como siempre, eso no terminaba los pensamientos libidinosos con ella. Besó y acarició sus pechos sobre la prenda que los cubría, semanas que no tocaba aquellos lugares. El beso se intensificaba cada vez más a medida que las manos viajaban bajo ella por su espalda llegando lo más abajo que podía alcanzar. Pan se arqueó pegándose contra él tocando su pelvis con la de él. Trunks tuvo que aguantar las ganas de un gruñido que estuvo a punto de salir. Su excitación ya más que preparada se rozaba contra ella haciéndola separarse de su boca y gemir. En esos instantes sus manos la recorrían por completo, quería seguir acariciándola entre sus piernas y oírla gemir más fuerte, como muchas otras veces la había escuchado.
Ella se separó de él. –¿vamos arriba? Tú habitación. –le susurró en el oído.
- No. –fue la respuesta, ella lo miró extrañada. –no podemos seguir. –dijo muy a su pesar. Quería seguir, quería llevarla a su cama y llenarse de ella, pero sabía que no podía.
- ¿Por qué no? –dijo con un puchero.
- Hoy andan todos más pendientes de los ki, sobretodo Gohan. –dijo en voz baja.
Ella entendió pero no pensaba rendirse, no ahora, no como la había dejado. –podemos mantener nuestro ki bajo. –le dio solución al problema. Él negó nuevamente. –los brazaletes. –otra alternativa.
- Los tiene mamá en el laboratorio y ahora esta experimentando con ellos. –Pan suspiró resignada.
- Trunks… -le rogó, sabía perfectamente bien como convencerlo. –vamos… ¿sí? nos tenemos que controlar solamente. –él le sonrió y acarició sus mejillas con sus manos, le dio un beso más en la boca e intentó incorporarse, pero ella no se lo permitió y lo mantuvo sobre ella rodeándolo con sus delgados brazos por su cuello, manteniendo su rostro muy junto al de ella.
- Pan… -dijo suavemente.
- No. –dijo con firmeza. –sé que tú también quieres. –le sonrió y abrió sus piernas para rodearlo por sus caderas. Él afirmo ambas manos a los costados de su cabeza y dejó que el peso inferior de su cuerpo cayera por completo en ella.
- Vas a seguir, ¿cierto? –ella asintió. –Tan testaruda… ni modo… -dijo antes de volver a besarla. No había vuelta atrás, su excitación estaba en su máximo esplendor y no había nada que pudiera hacer. Entre besos fuertes, intensos y cargados de pasión Trunks desabrochó el short de Pan, luego subió sus manos por su vientre y siguió más arriba acariciando los dos montículos que tenía en frente, hizo a un lado la tela y acarició la suave y tersa piel de sus senos, haciendo su pecho subir y bajar con las respiraciones agitadas. Pan tenía sus manos puestas con firmeza en cada hombro, enterrando sus cortas uñas en la dura piel de su espalda.
- Tru… -las palabras quedaron suspendidas cuando él lamió y chupó las partes más sensibles de aquellas colinas. Estaba hirviendo, sus hormonas femeninas pedían a gritos más de él, mucho más.
- Hueles tan bien… -dijo susurrando contra su pecho. Sus pequeños gemidos, que trataba de ocultar inútilmente, su olor, su sabor lo estaba volviendo loco de ardor. Se separó un poco de ella para mirar su carita enrojecida, le encantaba verla de esa manera. Se acercó a su rostro y le dio un nuevo beso, esta vez más salvaje y sin cuidado. Pan respondió de la misma forma, enredando sus dedos en el cabello violeta tirando de él en forma inconciente. Trunks trataba de controlarse y pensar aunque fuera un par de segundos con claridad y así tomarla en brazos y llevarla hasta su cuarto, pero los movimientos de ella y sus ansias no hacían más que desesperarlo.
Un nuevo sonido gutural se escapaba de su garganta cuando ella inesperadamente acarició su entrepierna por sobre el pantalón excitándolo aun más.
Era definitivo, ella lo volvía loco. Trataba de controlarse pero parecía imposible, su olor, sus caricias, sus casi sordos gemidos, su suavidad no le permitían pensar en nada. Miró sus ojos que ahora estaban abiertos mientras lo acariciaba allí abajo, la tomó del cuello y la besó con pasión.
Contra esta mujer no había caso, siempre se salía con la suya. En esos momentos de calor entre sus cuerpos lo único que deseaba hacer era bajarse los pantalones y tomarla ahí mismo, pero sabía lo peligroso que podía ser. Estaban en el living principal de la casa, sus padres andaban por ahí merodeando. Solo un segundo bastó para saber donde estaban, Bulma en el laboratorio y Vegeta en la cámara de gravedad. Pero había otro problema, su hermana siempre aparecía cualquier día en casa junto a Goten, no sabía si hoy vendría, pero de hacerlo ahora se encontraría con una caliente sorpresa al atravesar la puerta y entrar a la casa. Todo aquello parecía elevar aun más la calentura, le daba esa sazón de adrenalina y parecía más divertido, más excitante.
- Cálmate… -decía su mente en medio del éxtasis. –¡Al carajo la calma! –iba a hacer el amor allí y no se iba a detener.
Con su short abierto deslizó una mano en la parte de atrás, sin dejar de besarla, hasta sentir con sus dedos su trasero firme y suave. Pan reprimió un gemido más arqueándose contra él, aprovechando ese momento tomó aquel short de mezclilla y lo tiró hacia abajo dejándolo a medio camino de sus piernas justo arriba de sus rodillas. Volvió a aquella zona haciendo a un lado sus braguitas y la acarició entre las piernas. Estaba completamente excitada y solo acababa de empezar. Comenzó a tocarla con suavidad haciendo a Pan suspirar.
- Trunk… -trató de hablar pero parecía imposible, abrió sus ojos y comenzó a mirar a su alrededor. Aun estaban en medio del living y se sintió nerviosa. No quería que nadie la viera así, no con su cara sonrojada, sus short a medio muslo y él acariciándola allí abajo en medio del calor y la pasión. Se mordió el labio inferior para reprimir cualquier sonido que pudiera salir de sus labios, lo único que podía hacer era respirar una y otra vez.
- Baja tu ki… -le susurró en el oído. Ella asintió suavemente con su cabeza, obedeciéndolo y controlándose. Trunks la miró observó como ella tenía sus ojos cerrados con fuerza y se mordía los labios. Esa imagen provocó una y mil emociones más gratificantes aun, apretó los dientes y salió un extraño gruñido de su garganta. Se veía sexy, hermosa, acalorada, roja, caliente y miles de palabras más que no podían expresar lo que estaba sintiendo. –No tienes idea de lo mucho que ansiaba tenerte así. –confesó con voz ronca contra sus labios.
Continuará…
Ella pasó su lengua por su labio inferior volviéndolo a morder debido a las sensaciones que Trunks le provocaba con su mano allí abajo. Él solo se dedicaba a observarla, ver como su cara cambiaba con cada uno de sus toques, ella se removía bajo él, haciéndola respirar cada vez más entrecortadamente. Gruñó una vez más, esta vez contra sus labios que besaba eufóricamente, la misma mano que se encontraba allí abajo se deslizó hacia fuera con la intención de deshacerse de una vez por todas de esa incómoda prenda que lo separaba. Pero con el ritmo acelerado lo tomó con sus dedos y lo hizo tiras. –Contrólate, contrólate… -decía su cabeza.
Cuando Pan sintió que él tiró de sus bragas sonrió en medio del beso y abrió sus ojos, subió una mano y acarició su mandíbula. –te quiero… -le dijo son suavidad rozando sus labios contra los de él. Gruñó una vez más tomando con posesión su cintura antes de volver a besarla. Ella soltó un pequeño quejido haciendo que él se alejara asustado, se aterró de haberla lastimado, quitó las manos de su cintura y la inspeccionó cuidadosamente. Observó marcas rojas por la presión ejercida pero nada más. –estoy bien… sólo… más suave. –le sonrió.
Su olor se hizo más adictivo, parecía que sus feromonas inundaban la habitación haciéndolo recordar como había sido suya las veces anteriores. Se alejó otra vez para complacer su vista con el hermoso cuerpo medio desnudo bajo él. Era hermosa, tan perfecta para sus ojos, sus hombros pequeños, sus brazos delgados y tonificados, sus pechos redondos y suaves, su estómago plano y más abajo el paraíso que lo esperaba a solo segundos de hacerlo completamente suyo. Uno de sus dedos se acercó la protuberancia rosada de uno de sus senos con el cual jugó por unos segundos haciéndolo erguirse con su contacto.
Pan cerró sus ojos, no podía soportar más sus insinuaciones sin llegar al acto mismo. Dejó sus manos acariciar la fuerte espalda rozándolo con sus uñas hasta llegar a su trasero, allí abrió los ojos y sonrió seductoramente. Empujó su pecho y se incorporó junto a él, los dos quedaron sentados, él sobre sus rodillas y ella con las piernas sobre él. Así ella besó su cuello mientras sus manos desabrochaban audazmente su pantalón.
Todos sus movimientos los encontraba tan eróticos en aquellos momentos, que le daba escalofríos por la espalda, le encantaba esas sensaciones y sólo las obtenía estando junto a ella. Llevó sus dos manos a sus pechos y los masajeó ferozmente, trataba de hacerlo más calmadamente, más despacio, más suave, pero le costaba un terrible trabajo contenerse más de lo que ya lo hacia.
Pan seguía besándolo en el cuello y mandíbula, tratando de bajar sus pantalones, pero la posición en que él se encontraba no podía lograrlo, provocando algunos gruñidos de descontento.
Trunks rió con sus intentos fracasados de quitárselos, ella era tan transparente cuando algo le molestaba y no trataba de ocultarlo. Se afirmó de sus rodillas y se levantó un poco para facilitarle el trabajo. Sonrió con satisfacción al ver su rostro enrojecido cuando ella miró su parte más masculina. Habían intimado muchas veces antes pero siempre parecía sorprendida cuando lo miraba, y eso le encantaba. Su rostro sonreía con malicia y se veía tan excitada como él. Trunks acarició los costados de sus muslos, su piel era tan suave y embriagadora que no podía cansarse de ella. Quería arrancarle toda la ropa y verla completamente desnuda frente a él, pero no podía, no cuando se encontraban en el sofá del living en medio de la tarde. El poco autocontrol que tenía se fue al demonio cuando ella tocó su erección con sus calidas manos, sonreía mientras lo besaba suavemente en los labios. Estaba tan, tan excitado que sentía que iba a explotar ahí mismo, tomó sus muñecas y la alejó de esa zona. Ella lo miró extrañada. –si sigues así voy a terminar. –le dijo con voz ronca. –y no creo que quieras eso. –respiró hondamente tratando de contenerse. Ella no dijo nada y se dejó hacer cuando él de nuevo la dejó suavemente recostada en el sillón. Su short estaba en medio de sus piernas estorbando que ella se abriera para él, se lo bajó suavemente y quedó atorado en una de sus zapatillas, lo tiró esta vez con más fuerza.
- No… -dijo ella deteniéndolo. –lo harás pedazos. –le advirtió y Trunks sonrió con pena. –quita mi zapatilla. –Trunks obedeciendo cada una de sus palabras desabrochó la zapatilla y se la quitó, así el short se deslizo fuera de ella y lo dejó en el suelo al lado del sofá. Ella se incorporó y le besó el fuerte pecho, Trunks soltó un quejido sintiendo la cálida lengua rozarle su piel. –eres tan perfecto… -le habló antes de seguir sus besos húmedos hasta llegar a su boca.
Trunks la sostuvo por la cintura y se fue inclinando junto a ella hasta quedar recostados sobre el sillón. Siguieron besándose y él para no dañarla alejó una mano y la dejó arriba de la cabeza de Pan sosteniendo el brazo del sillón, necesitaba apretar algo con fuerzas y con ganas, pero no sería ella, podía quebrarle una costilla o un brazo y eso no lo quería. No podía concentrarse más que en el placer que ella le otorgaba con cada toque, el sentirla retorcerse bajo su cuerpo creaba fricción entre sus cuerpo y la maldita excitación seguía creciendo a más no poder. Abrió más su boca para llenarla, metió su lengua y la saboreo entera. Ya no podía aguantar más. Alejó su cabeza de ella cortando el beso momentáneamente mientras se posicionaba entre sus piernas penetrándola poco a poco. Ella tenía sus ojos cerrados y sus manos en su espalda apretándolo con fuerza. Sentía que ella movía levemente sus caderas contra él, incitándolo a continuar más profundamente, al no poder controlarse no se hizo esperar más y con el brazo desocupado lo pasó bajo la cintura de ella y la sostuvo así penetrándola por completo.
Pan gimió y el sonido retumbó por la habitación, él se vio en la obligación de quitar su mano izquierda que apretaba contra el sillón para trasladarla a su boca tapándola para que no hiciera más ruido, una vez que calló la retiró y la dejó donde había estado momentos antes. Pan dejó caer su cabeza hacia atrás exponiendo la blanca y delicada piel de su cuello que él besó, lamió y quiso morder pero se retuvo aunque de ganas se moría.
No estaba seguro de cuál era la diferencia de ahora con las veces pasadas. Sentía que su cuerpo estaba más estimulado y más erotizado que otras veces. Siguió arremetiendo contra Pan en cada una de sus embestidas sintiendo más placer en cada una que pasaba. Su brazo derecho la sostenía contra él, apretándola y sintiéndola al mismo tiempo que estaba pendiente de cualquier percance a su alrededor, alerta a su alrededor pues seguían haciendo el amor en medio del living de la casa a plena luz del día. Si alguien pudiera verlos reiría o se avergonzaría, ella con sus prendas arriba de sus pechos exponiéndolos a la vista y en la parte inferior; su pie izquierdo con un calcetín corto y zapatilla levantada sobre la cadera de Trunks, mientras que la otra solo con el calcetín y la pierna colgando fuera del sofá. Y él con la camiseta subida exponiendo su pecho, y abajo con los pantalones a media pierna mostrando su trasero blanco.
Seguían gozando uno del otro y del increíble éxtasis del momento cuando Pan saltó y Trunks exclamó. -!Mierda! -Ambos saltaron del susto cuando el timbre del teléfono retumbó por la casa avisando de una llamada. Los dos se quedaron quietos por unos segundos con sus caras reflejando pánico de ser encontrados, pero nada pasó. Ella suspiró de alivió y él sonrió. -¿susto? -dijo divertido.
- !Oh cállate! -dijo con una sonrisa.
- Me callaré solo porque no pienso detenerme ahora. -dijo con una sonrisa torcida cuando ella se removió bajo él produciendo un pequeño lapsus de placer explosivo en su miembro. En seguida la sonrisas se borraron y sus rostros se endurecieron al seguir su actividad sexual.
Se sentían conectados en cuerpo y alma, podía escuchar claramente el corazón desbocado de Pan que latía fuerte y rápidamente con cada vaivén. Siguieron así por un tiempo bastante prolongado, haciendo a sus cuerpos transpirar de calor producido por ellos mismos y por la ropa puesta que seguía en ellos. Podía escuchar los susurros de Pan diciendo su nombre en su oído y cada una de las respiraciones fuertes y entrecortadas haciendo que sus caderas se movieran con un ritmo más frenético y rápido. Las inhalaciones cada vez mas rápidas de ellas le indicaban que estaba cerca de su culmine. Llevó su mano derecha hasta su suave cadera y la sostuvo con fuerza mientras instintivamente empujaba en ella hasta que por fin sintió como ella apretaba su miembro, ella cerró los ojos con fuerza y ahogó un grito mordiéndolo en el hombro. Desaceleró y esperó que dejara de temblar bajo su cuerpo. Volvió a apretar el brazo del sillón aguantando las ganas de penetrarla con demasiada fuerza, él no terminaba, estaba cerca pero estaba muy deseoso de ella y temía dañarla. Por lo tanto se limitó a apretar con fuerzas aquel sillón haciéndolo crujir pero sin darle importancia ya que estaba mas concentrado en observar la cara de placer de su pareja. Continuó con sus arremetidas, esta vez más contenido, suave pero con un ritmo acelerado hasta que se vació en ella. Su propia respiración estaba acelerada, afirmo ambas manos a sus costados hasta calmarse y no aplastar con su peso a la mujer bajo él.
Pan suspiró y se hizo a un lado dejando espacio para él. Trunks se acomodó y la llevó a ella sobre su pecho pues su peso no era nada más que una pluma para él. Ella se dejó caer sobre su cuerpo y él la abrazó con fuerza. Pan suspiró una vez más y le regaló una sonrisa placentera, él le acarició una mejilla y la besó suavemente sobre los labios. –No te imaginas cuanto te amo. –ella le dijo suavemente.
- Y yo a ti hermosa. –le respondió. Ella le sonrió y acomodó su cabeza en su pecho descansando. Estuvieron así solo un par de minutos tratando de recuperarse de la reacción física que habían tenido momentos atrás, pero Pan parecía cada vez mas relajada, acarició su rostro y se percató que se estaba quedando dormida. –Pan… -le habló y ella murmuró un qué desganado. –No te quedes dormida. –pero ella no contestó. Levantó un poco su pecho y la observó, ella estaba con los ojos cerrados y su respiración estaba cada vez más calma. –Pan… -habló una vez más.
- ¿Mmm? –contestó sin abrir sus ojos. Él resopló y se incorporó cuidadosamente sin molestarla, la dejo sobre el sillón y él de pie a su lado, se subió su ropa interior y su pantalón, luego bajó el polerón verde de Pan para taparla y buscó en el suelo el short. Quiso ponérselo pero la despertaría, así que se quitó su camiseta y con ella cubrió la parte íntima del cuerpo de su mujer y parte de sus piernas. No sabía si alguien podía entrar y verla así, optó que era mejor taparla con algo. Buscó el short y la zapatilla, luego la tomó en brazos llevándosela a su habitación para que descansara.
Una vez allí, la depositó suavemente bajo las sábanas y se sentó a su lado unos instantes observándola. Parecía una niñita acurrucada en forma fetal en su cama, estaba con el pelo pegado en su frente debido a la transpiración de hace momentos atrás. Se acercó más a ella y le despejó la cara acomodando aquellos mechones de cabello negro tras su oreja. Ella respiraba delicadamente y con calma, se acercó a su cuello y aspiró su rico aroma, besó suavemente sus labios sin despertarla y se alejó caminando a su cuarto de baño para una buena ducha.
…
- ¿Dónde vas? –preguntó al verlo subir las escaleras en cuanto llegaron a la casa.
- Me voy a cambiar ropa. –contestó y salió disparado hacia arriba. Videl frunció el ceño. Este último par de días su esposo andaba un tanto extraño. Pensó por unos instantes pero nada llegó a su cabeza en aquellos instantes. Subió las escaleras y lo buscó. Entró a su habitación y allí lo encontró cambiándose. –¿Vas a entrenar? –le preguntó cuando observó que se cambiaba a un traje azul.
- Si. –le contestó sin mirarla, terminando con sus botas. Se puso de pie y caminó hasta el cuarto de baño. Videl se sentó en la orilla de la cama mirando a Gohan. Él se cepillo los dientes y luego mojó su cara, la secó con la toalla y salió de nuevo.
- ¿Qué pasa contigo? –le preguntó antes de que saliera de la habitación. Gohan se dio la vuelta y la miró.
Tomó unas bocanadas de aire. –Trunks vino a hablar conmigo. –respondió.
- Lo sé.
- Y no tienes idea de las ganas que tuve de golpearlo hasta matarlo. –admitió con vergüenza mirando el suelo.
Ella se incorporó y se acercó a él, con una mano acarició su mejilla sonriendo. –bien hecho mi amor. –le dijo con una sonrisa.
- ¿Bien hecho? –él se alejó un paso de ella. –Bien hecho… ¿de las ganas que tuve de matarlo con mis propias manos? –preguntó sorprendido.
- No… -dijo suavemente acortando la distancia. –te controlaste y no le hiciste nada, Gohan. Aun cuando tuviste la oportunidad, se encontraban solos, pudiste haberlo matado en menos de 5 minutos pero no lo hiciste. –le sonrió una vez más. Se acercó lo suficiente a su rostro y de puntitas le habló rozando sus labios. –eres una buena persona, nunca lo olvides. –rodeo sus brazos a su cuello y él instintivamente la rodeo por la cintura. –es una de las tantas cosas que amo de ti. –lo besó suavemente y se alejó otra vez. –sé cuanto te preocupas y amas a Pan, y por lo mismo te amo más al darte cuenta lo mucho que él significa para nuestra hija. –él le sonrió tímidamente, la levantó para que quedara a su altura y la besó con dulzura.
- Gracias por apoyarme y entenderme cariño. –le dijo cuando terminó con su beso. –gracias por amarme, quererme y preocuparte. A Pan y a ti las amo más que a mi propia vida. –le dijo con voz muy baja. –daría lo que fuera por verlas felices, haría todo y a la vez nada para ver sus sonrisas, es por eso que no le hice nada a Trunks. Ahora entiendo todo lo que él significa para ella, porque es lo mismo que yo siento por ti. –finalizó.
Videl con una sonrisa triste, lo besó suavemente mientras unas lágrimas se deslizaban a través de sus mejillas. Gohan se detuvo de inmediato al sentir las gotas en su propia cara. –¿Dije algo malo? –le preguntó con preocupación. Ella en silenció negó con la cabeza mientras él la soltaba y la dejaba con sus pies en el suelo. Videl limpió sus mejillas húmedas.
- Estoy bien. –le sonrió. –son lágrimas de felicidad… -admitió con sus pómulos rojos. –es que me haces tan feliz, Gohan… te amo demasiado.
Él se acercó a ella y con ambas manos sostuvo su cabeza dirigiéndola hacia él. –y yo a ti. –un beso más y ambos sonrieron contentos. –ahora no quiero dejarte… -admitió sin querer soltarla.
- Ve, sé que quieres ir a entrenar y así no matar a Trunks. –contuvo una risita.
Él asintió con cara de diversión. –que bien me conoces… -se acercó una última vez para un corto beso. –regresaré al anochecer, ¿esta bien?
Ella asintió. –te esperaré con la cena.
Gohan se alejó y caminó hasta la puerta cuando escuchó a Videl una vez más.
- y espero que llegues con el postre. –finalizó, le sonrió y se fue a su cuarto de baño cerrando la puerta tras ella, dejando a un Gohan como estatua en el umbral de la puerta con sus mejillas enrojecidas.
Videl siempre era más atrevida que él en ciertas situaciones. Él siempre ha sido algo tímido en cuanto a relaciones íntimas, igual que en la juventud. Si no hubiera sido por ella, quizás esta relación no hubiera existido ya que Videl fue la que tomó el primer paso en acercársele. Sonriendo como tonto se fue de la casa en busca de su padre y así un buen y agotador entrenamientos en los bosques.
…
- Pan. –las palabras las escuchaba muy lejanas, no sabían de donde provenían. –Pan… -un susurró en su oído derecho la hizo estremecer. –Pan, despierta. –ese aroma, ese tan conocido y amado aroma hizo abrir lentamente sus ojos para encontrarse con otros azules frente a ella. –Bella durmiente no se compara nada a ti. –dijo con diversión. Pestañeó varias veces para despertar. –Quizás un beso haga más efecto. –volvió a sonreír. Se acercó a ella y depositó un suave y lento beso sobre sus enrojecidos labios. –¿ahí si? –dijo y ella sonrió sin decir una palabra. –parece que no. –se recostó a su lado y se metió bajo las sábanas. La abrazó por la cintura y la atrajo hacia él. –¿vas a despertar? –le susurró en el oído. Ella volvió a cerrar sus ojos y sonrió aun medio dormida. Bajó su mano desde la cintura y notó que estaba desvestida en la parte inferior. Se tensó al sentir su piel desnuda, eso no hacía más que alentarlo a continuar y excitarse. Deslizó su mano hacia atrás apretando suavemente su trasero y le sonrió. –despierta, si no quieres que te castigue… niña traviesa. –le dijo con voz ronca comenzando a estimularse.
Ella abrió sus ojos un poco sorprendida con sus palabras, niña traviesa… le sonó tan pervertido y caliente a la vez. Se acercó a él y lo rodeó de brazos y piernas. Él se tensó aun más. Se alejó de ella, si continuaba así no saldría de la habitación en un par de horas más.
- ¡Trunks! –escuchó el grito de su madre proveniente de las escaleras.
- ¡Ya voy! –gritó entre enojado y excitado.
A regañadientes se alejó de ella, no sin antes palmear su trasero desnudo. –levántate. –le dijo antes de incorporarse y estar de pie al lado de la cama.
- ¡Hey! –dijo fingiendo enojo.
Él rió. –en serio… levántate.
- No quiero, tengo sueño. –dijo como una niña.
- Nos están esperando para cenar. Será mejor que bajes luego si no quieres que mamá o Bra vengan en tu búsqueda y te encuentren así. –dijo con diversión.
- Esta bien, esta bien. –dijo a regañadientes.
Trunks se fue y Pan se levantó para ir al baño y darse una rápida ducha de cuerpo. Se hizo una coleta en el cabello para estar un poco más ordenada y por último se puso el short, sin bragas para su incomodidad, sus zapatillas y salió.
- Ya estaba bueno que llegaras. Has dormido todo el día. –alegó Bra sentada junto a Goten en la mesa. Trunks y Bulma, quien ésta última estaba cargando a Geko en brazos, también estaban allí, solo faltaba Vegeta.
- Lo siento, es que estaba cansada y necesito dormir unas horas más. –se sentó al lado de Trunks.
Pronto llego Vegeta y cenaron en familia. Geko aun en brazos de su abuela materna gritaba y reía golpeando un tenedor en la mesa. Todos observaban, reían y comían.
- Mamá prefiero seguir conversando en el living. –comentó Bra mirando atentamente a su hijo. –me pone un poco histérica ver como mi bebé gatea sobre la mesa.
- No se caerá. –dijo Trunks también atento a su sobrino.
- Aún así, prefiero que este sobre la alfombra. –miró a Goten que asintió.
El padre tomó a su hijo en brazos y todos lo siguieron hasta el living para seguir charlando. Inclusive Vegeta, cosa que a todos les sorprendió.
Bulma se sentó en un sillón sola; Trunks, Bra y Pan en otro más grande; Goten sentado en el suelo sobre la alfombra con su hijo mientras lo vigilaba al verlo gatear; y Vegeta de pie a un lado de Bulma.
Trunks miró a su padre, le parecía un tanto extraño que no se hubiera mandado a cambiar en cuanto terminó su cena. Luego miró a su madre y ella entendiéndolo le sonrió despreocupadamente y se encogió de hombros con indiferencia. –quizás es por Geko… -pensó.
- ¿Por eso Geko tiene esa marquita roja en la frente? –preguntó Bulma mirando a su hija.
Bra intervino. –le dije a Goten que tuviera cuidado con los utensilios de cocina.
- Lo sé, lo sé… no tienes para que seguir regañándome. –contestó Goten.
- Al menos ya sabes que es cabeza dura. –comentó con diversión Trunks.
- Sí, su cuerpo se esta desarrollando como un sayajin. Si hubiera sido cualquier otro bebé estaría con un tremendo corte en la frente. –dijo Bulma fijándose en una pequeña línea roja en la frente de su nieto. –deberán tener más cuidado, Geko esta en la edad de querer tomar con sus manos todo lo que esta a su alcance. Muy sayajin y resistente podrá ser, pero hay que estar pendiente de él. ¿Y qué pasa con sus juguetes? –preguntó.
- Ya nada le entretiene. –dijo Bra. –tiene cientos, pero los ocupa solo unos minutos y luego los deja de lado. Parece que siempre anda en busca del peligro.
- El otro día lo perdimos de vista solo unos segundos y ya estaba subiendo el primer escalón al segundo piso. –dijo Goten.
- ¡Babaaaa!… -decía Geko arrastrando con sus manos la mesa de centro del living.
- ¿Lo ven? –dijo Bra apuntando hacia su hijo. Todos observaron la fuerza que tenía el niño para poder arrastrar la mesa siendo solo un bebé. –Goten, quítalo de ahí. –ordenó.
- Déjalo. –mandó Vegeta. Todos lo miraron. –él mocoso es un sayajin. –comentó y todos pusieron cara de obviedad a sus palabras. –necesita gastar energías en algo, ustedes y sus inútiles juguetes no sirven de nada.
Todos se dedicaron a seguir mirando al bebé en el suelo y su cara enrojecida tratando de mover aun más la mesa. El niño frunció el ceño y luego de un grito ahogado con la mandíbula apretada logró correr la mesa medio metro. Los presenten se quedaron sorprendidos ya que la mesita era de piedra y vidrio, un tanto pesada para cualquier humano, no para Geko. En cambio Vegeta sonreía de medio lado.
- ¡Yaiiiiaaaaaiiaaa! –gritaba de alegría el menor de la familia mostrando sus encías rosadas. Todos sonrieron también.
Goten se acercó a él tomándolo en brazos y subiéndolo por arriba de su cabeza. –estas cada día mas fuerte Geko. –dijo con orgullo mientras su esposa los miraba con alegría impresa en su sonrisa de madre.
Continuaron conversando acerca de las últimas travesuras de Geko mientras él seguía gateando por aquí y por allá, siempre bajo la observación de todos.
- ¡Ay! –se quejó Bulma mirando a sus pies. Su nieto estaba sentado justo en sus pies con algo en la mano golpeando su pierna.
- Geko, no. –dijo Goten acercándose a él para quitar lo que tenía en manos y golpeaba a su abuela.
El niño hizo un puchero y cuando estaba a punto de llorar Bulma le sonrió. –no importa Geko… -dijo con cariño para tomarlo en brazos. El bebé volvió a sonreía y Bra rodó los ojos porque siempre lo malcriaban. –¿qué tienes ahí? –le dijo tratando de quitárselo de la mano, pero él lo sostenía con fuerza y fruncía el ceño.
- Geko… -dijo Bra con voz dura. El niño la miró y aflojó la mano permitiendo a su abuela quitárselo.
Una vez que se lo quito, dejó al bebé sobre la alfombra nuevamente. –¿qué es esto? –Bulma miró lo que tenía en manos tratando de adivinar que rayos era. Lo miró mas fijamente sosteniéndolo con sus dos manos frente a su cara. Era de color celeste y parecía un trozo de tela. –¿es un…? –ladeo la cabeza.
Trunks abrió los ojos al fijarse y por fin notar qué era lo que sostenía su madre: las bragas de Pan. Recordó al instante cuando se las arrancó justo en aquel sillón a menos de un metro de él. Miró a Pan que estaba en el mismo estado que él, solo que ella tenía un leve rubor en las mejillas.
Y para empeorar todo Geko gritó. –¡Paaaaaa! –parecía querer decir su nombre. Pan abrió aun más sus ojos y todos se fijaron en ella.
Trunks rápidamente se puso de pie, fue donde Bulma y le arrebató la prenda rasgada. Bulma se lo quedó mirando algo impresionada por su falta de educación. –¡Trunks! –lo regañó. Él de inmediato guardó la tela celeste en su bolsillo trasero del pantalón. –¿qué haces? –dijo en voz alta. –dudo que esa braga celeste sea tuyo.
Todos se quedaron mirando a madre e hijo y Trunks la verdad, no sabía que demonios hacer. Ya estaba lo bastante avergonzado como para decir algo. Además ¿qué diría?
Bra dejó de mirarlo y luego observó a Pan que estaba cada vez más hundida en el sillón, sin hablar y sin mirar a nadie. Lo entendió todo. –Geko, ven aquí. –le habló a su pequeño que gateó hasta ella y lo tomó en brazos.
- Y ¿entonces? –dijo Bulma mirando hacia arriba. Trunks todavía estaba de pie frente a ella sin decir nada.
- Mamá, de verdad… no creo que sea bueno dar explicaciones… -dijo avergonzado. Ella lo miró entrecerrando los ojos. Sospechaba algo, era obvio, pero no estaba segura del todo.
- Ustedes los sayajines son terribles… -negó con la cabeza. –¿acaso no pueden estar un día sin tener se…?
- ¡Mamá! –fue interrumpida. Trunks a esta altura ya estaba lo bastante exasperado para no gritar.
- Bueno, bueno… es nuestra naturaleza… -comentó con diversión Goten mientras se sentaba en un brazo de un sillón desocupado. Al sentarse crujió algo y fue a parar de trasero al suelo. Se puso de pie de un solo salto y miró a su suegra. –Yo no fui, ¡lo juro! –dijo con cara de asustado al ver el sofá destrozado.
- Fue el otro mocoso. –comentó en voz baja Vegeta. Todos lo miraron.
- ¿Cómo…? –pero él mismo calló. Obviamente su padre se daría cuenta.
- ¡Trunks! ¿Otra vez destrozaste un mueble? ¿Qué pasa contigo? Cada vez que te enojas con Pan haces destrozos. ¡Dios! –caminó hasta allá para inspeccionar el daño.
- No querrás tocar ese sillón. –advirtió su hombre.
- ¿Por qué? –ella giró su cabeza para mirarlo.
- Pregúntale. –todos miraron a Trunks. Cuando se disponía a desalojar aquella habitación se detuvo una vez más y le habló a su hijo. –deberás reemplazarlo y rápido. Nadie se querrá sentar en ese inmundo sofá. Tan vulgares… -se fue comentando.
- Mejor ni pregunto qué paso en ese sofá… -dijo Bulma mirando a Trunks y luego a Pan, quien estaba cada vez más hundida en su asiento.
- ¡Increíble! –dijo Bra. –y así cuidas tanto tu vida íntima. –se burló. –al menos Goten y yo no lo hicimos en la casa en medio del living y a plena luz del día. –aguantó las ganas de reír a carcajadas al ver los rostros de su hermano y su amiga.
- Pan… -dijo suavemente. –vamos a… -no alcanzó a terminar cuando ella se puso de pie de un salto y caminó junto a él hasta desaparecer por los pasillos de la casa. –lo siento… no pensé que iban a…
- Mejor no digas nada. –interrumpió Pan. –fue…
- Absolutamente vergonzoso. –finalizó Trunks. Ella asintió aun con sus mejillas enrojecidas. –Aunque… -decía él haciéndola detener en uno de los pasillos, la tomó por la cintura y se acercó a su cara. –… fue muy excitante. –le habló con voz ronca y seductora para luego sonreír de medio lado.
- Trunks… ¡basta! –trató de sonar convincente, pero no dio resultado.
- Ven. –la tomó de la mano y la guió. –vamos a la oficina.
Ella se detuvo. –No… -negó con la cabeza. –ahora si que estarán pendientes de nosotros, sobretodo Bra.
- No seas mal pensada. –dijo con voz picarona. –sólo vamos a comprar por Internet, Pan. Dudó que hoy domingo a las… -miró su reloj. -8.30 de la noche haya alguna tienda de muebles abierta. –le sonrió. –ahora… -se acercó a su oreja. –si quieres… después de la compra online… no sé… podemos… -no finalizó porque se dedicó a besar su cuello.
…
- Llegas tarde. –dijo seriamente.
- Lo sé, lo siento. –se quitó el bolso y lo dejó sobre una silla.
- Ponte el uniforme (*1), tienes un paciente esperando hace 20 minutos en el box número 2. –se dio la vuelta y caminó alejándose de ella.
Ella asintió y caminó a los vestidores rápidamente. No se había dado cuenta todo el atraso que llevaba. Se había pasado la hora de almuerzo en la oficina de Trunks para comer y conversar como solían hacerlo. Pero cuando él comenzó a ponerse más cariñoso el tiempo pasó volando y cuando alguien golpeó a la puerta de la oficina se percató de la avanzada hora.
- Buenas tardes. –dijo con una sonrisa.
- Ya era hora. –dijo el señor de avanzada edad tendido en una camilla.
- Lo siento señor… -miró la carpeta del paciente. –Saito. De verdad siento mucho la demora, tuve un pequeño contratiempo. –mintió. –Comencemos…
Así Pan se mantuvo todo el resto del día ocupada atendiendo a cada uno de los pacientes que el profesor Antoni le derivó, siempre con su ayuda obviamente, pues ella era solo una practicante y debía tener a un profesional titulado como él a su lado.
Al terminar la jornada, mientras hablaba con otras chicas de la consulta Antoni se acercó a ella.
- Pan. –llamó su atención y ella giró la cabeza para mirarlo.
- ¿Si?
- Ven a mi oficina, tenemos que hablar. –dijo con total seriedad y profesionalismo.
- Esta bien. –él se fue primero y ella puso una cara de compungida a las demás mujeres ya mayores y se retiró.
Él se sentó en su silla de cuero esperando a que su estudiante apareciera por la puerta. En menos de un minuto apareció ella un tanto nerviosa.
- Siéntate. –le indicó la silla frente a su escritorio. Ella obedeció. –Pan…
Ella lo interrumpió. –lo siento, juro que no se volverá a repetir. No llegaré mas atrasada y…
- Pan. –la cortó. –yo solo quería decirte que si tienes un problema para llegar a la hora establecida, te pido por favor que avises a la secretaria. Así no tenemos al paciente esperando tanto tiempo y se puede derivar a otro especialista. Entiendo que hayas tenido algún problema, todos los tenemos, pero te pido que avises. ¿Esta bien? –volvió a su sonrisa habitual.
- Gracias, pensé que me regañarías o que no me dejarías terminar la práctica. –dijo avergonzada.
- No, eres excelente y por nada del mundo te dejaría ir. –dijo con amabilidad. Pan al escucharlo se sonrojó sin saber exactamente porqué. Él dándose cuenta un poco tarde de sus propias palabras intento explicarse. –No… no es lo que quise decir, bueno… sí lo quise decir, pero no de esa forma. Por favor no me malinterpretes s-soy tu profesor. –dijo también avergonzado. No había medido el calibre de sus palabras, había querido decir que ella era excelente como estudiante ¿cierto? Estaba dudando de sí mismo, pero sabía que nada pasaría, ella era su estudiante y él su profesor, todo estaba más que claro.
- Si, es solo que… -sacudió su cabeza. –No, esta bien. Me quedó claro. Para la próxima avisaré si vengo con retraso… gracias. –sonrió y se puso de pie. –nos vemos el lunes. –le sonrió. Caminó hasta la puerta pero él llamo la atención una vez más.
- Pan… -se puso de pie a un lado de su silla.
- ¿Si? –se detuvo justo en la puerta.
- ¿Tienes hambre?
- ¿Cómo? –ella frunció el ceño confundida.
- Si tienes hambre podríamos ir a comer a alguna parte. –comentó. –digo… como amigos obviamente.
- Mmm… la verdad… no tengo mucho apetito. –mintió. –¿quizás para otra ocasión? –levantó sus cejas. No quería ser descortés, pero la invitación no le parecía. Hace unos días se estaba sintiendo un poco extraña a su alrededor, no estaba segura del porqué, pero prefirió declinar la invitación y así no confundirse. Además a Trunks no le parecería nada de bien, prefería resguardar su relación, sobretodo ahora que se encontraban bien.
- Claro. –él asintió caballerosamente. –nos vemos el lunes.
- Nos vemos. –ella salió de la oficina para ir a los vestidores y cambiarse de ropa.
Cuando estaba saliendo del edificio del club kinésico deportivo se sorprendió de ver aquel auto último modelo estacionado frente a la acera y él apoyado en su espalada contra éste de manos en los bolsillos con uno de sus habituales trajes de trabajo. (*2)
Caminó a paso lento hasta llegar a él admirando su innata belleza y sensualidad del que no se podía cansar. Se sintió un tanto avergonzada de sí misma, recordó como iba vestida, parecía una típica joven estudiante universitaria sin mucho interés en la moda (*3).
Él se acercó a ella rápidamente al ver que parecía dudar de sus pasos, se miraba lo pies al caminar y no lo miraba directamente. Cuando llegó a ella la tomó de una mano. –¿Estas bien? –preguntó un poco preocupado.
- Si, estoy bien ¿por qué? –lo miró hacia arriba. –¿Por qué todavía llevas puestos los lentes? –sabía que usaba cuando estaba en la oficina pero jamás salía con ellos puestos.
- ¿No te gusta? –preguntó. –pensé que me daban un toque de intelectual sexy.- bromeó. Pan rió enseguida dejando de lado sus tontas preocupaciones de su apariencia, él no se fijaba en eso, jamás le había comentado nada.
Él se acercó a ella, la tomó de ambas manos y le dio un tierno beso sobre los labios en forma de saludo.
- Sí, me gusta. –contestó ella cuando se alejó de sus labios.
- Que bien, porque saldremos a cenar. –dijo guiándola al asiento del copiloto.
- Pero… -trató de decir cuando fue introducida casi a la fuerza al automóvil. Él cerró la puerta y rodeo el coche hasta subirse a su asiento comenzando a conducir. –No creo que…
- Nada de "pero" ni "no creo". –sentenció. –vamos a ir si o si, ya tengo todo reservado y listo. –le sonrió mirando a su lado.
Ella suspiró y miró su reloj. –es tarde… -comentó. –papá se va a preocupar porque…
- Todo esta cubierto. –le guiñó el ojo. –Además hay que aprovechar que es viernes y mañana es feriado por lo que no tendrás práctica. Tenemos todo el fin de semana.
- ¿Cómo? –frunció el ceño. –Acaso fuiste… ¡no Trunks! –lo regañó.
- ¡No he hecho nada! –dijo con cara de niño inocente y una sonrisa en los labios. -¡lo juro, Pan! –levantó sus manos dejando el volante solo.
- ¡Trunks maneja con cuidado! –dijo ella tomando con sus manos el volante.
- No pasa nada… -dijo relajado.
- A nosotros puede que no, pero si chocas a alguien más si. –volvió su tono como madre regañona.
- Lo siento, lo siento… no lo había pensado de ese modo. –dijo mirando fijamente al frente con sus manos de vuelta al manubrio.
- ¿Y cómo hiciste para "cubrir todo"? –preguntó curiosa al saber que no había hablado con su padre.
- Digamos que hubo una pequeña influencia por parte de Bra.
- Yaaa... ¿Qué mas? –quiso saber. Sabía que había algo oculto ahí.
- Mmm... que vamos al hotel "Radison" para una cena ultra secreta. –dijo con una sonrisa picarona.
- Pero eso esta muy lejos. –se quejó.
- Como te había dicho, tenemos todo el fin de semana. A propósito… demoraste mucho, no es que me queje ni nada, pero pensé que salías a las 18.30hrs. Y ya son… -miró el tablero del auto. –las 19.20hrs.
- Si, lo sé. Adelantamos pacientes, como mañana es feriado preferimos adelantarlo y no estar atrasados el lunes.
- Ahh… y ¿cómo va todo? –preguntó.
- Bien, aunque hoy llegue tarde por tu culpa. –sonrió. –me lleve un pequeño sermón, pero nada más.
- Mi culpa ¿he? –le sonrió a su lado como venían haciendo hace ya media hora.
- Si, tú culpa. –miró hacia delante tratando de no reír.
- Bueno si llegaste atrasada por apenas unas caricias, creo que no llegaras hasta el miércoles a tu práctica.
- ¿Cómo? ¿Que no íbamos solo a cenar?
Él negó con la cabeza. –bueno, si vamos a cenar, pero reservé la suitedel hotel por el fin de semana. Nos quedaremos allá.
- ¿En serio? –preguntó emocionada. Pero…
- Dije nada de "pero". –le recordó.
- No, este "pero" es necesario. –aclaró. –Trunks, en mi bolso solo tengo unos cuadernos, un par de libros y nada más. ¿Cómo se supone que pase un fin de semana completo si no tengo nada para llevar conmigo?
- ¡Esa es la idea!... ¿para qué quieres ropa si apenas llegue te la quitaré? –bromeó.
Ella se sonrojó al instante que escuchó sus palabras. Siempre pensaba que habían estado muchas veces juntos y no había necesidad de avergonzarse, pero era inútil, parecía ser su naturaleza ponerse roja como tomate cada vez que él decía algunas insinuaciones o cuando lo veía desnudo.
- Me encanta cuando te sonrojas. –acercó una de sus manos a su mejilla y la acarició con su dedo pulgar.
Ella tomó de su mano y entrelazaron sus dedos mientras seguían conversando. –En serio… ¿cómo se supone que lo haga?
- No te preocupes allá atrás hay una maleta con tus cosas.
- ¿Fuiste a mi casa? –le preguntó un tanto sorprendida. –¿o fue Bra? –entrecerró los ojos imaginando a su amiga revisar su closet y viendo con desagrado cada una de sus prendas.
- Fue Bra, dijo que se encargaría de todo.
- ¡Ahh! –exclamó con sarcasmo. –o sea, esta todo bien. –ya imaginándose qué podría haber incluido en aquella maleta. Uno: habría puesto toda su ropa y una nota diciendo que por favor cambiara su guardarropa, que ya no era una colegiala sin moda. O segundo: habría comprado todo para ella, y eso quería decir todo a su gusto y no el de ella. Suspiró una vez más sin soltar la mano de su amor. No iba a dejar que una tontería como esa arruinara su fin de semana.
- ¿Porque no duermes hasta que lleguemos? Sé que estas cansada… -ella asintió y le sonrió acomodándose en el asiento el cual reclinó para mejor comodidad. –intenta dormir, te despertaré en cuanto lleguemos… -hizo una pausa. –porque te quiero bien despierta esta noche. –ella le sonrió con una sonrisa tímida y avergonzada. Él se inclinó hacia ella y le regaló un beso sobre su frente. –descansa mi pequeña. –Ella se acurrucó como pudo en el espacio y pronto sus ojos comenzaron a cerrarse a medida que sentía una suave caricia en una de sus piernas. Él aire comenzó a entibiarse y supuso que él había prendido el aire caliente del auto para que no sintiera frío mientras dormía.
…
- ahh… no molestes. –dijo entre sueños tapándose la cara con ambas manos al sentir una tenue luz.
- Pan. –le dijo suavemente mientras le acariciaba un brazo para despertarla. –llegamos. –se acercó a ella, sabía que no le gustaba que la despertaran, así que optó por lo que sabía que sí le gustaba, desabrocho su cinturón de seguridad, quitó el de ella y se acercó hasta su cara besando la punta de su nariz. –Mi bella durmiente, despierte. –ella seguía con los ojos cerrados sin moverse. –Pan. –besó su mejilla, luego su mentón hasta llegar a su cuello en donde la sintió moverse y reprimir una risita baja.
- Me haces cosquillas. –susurró sin abrir sus ojos.
- Lo sé. –dijo contra su piel. Volvió a besarla esta vez sobre los labios en forma muy suave y superficial. –Ya llegamos. –dijo con voz baja contra sus labios. Rodeo su cintura y la abrazó. –¿el bebé quiere que la lleve en brazos hasta el hotel? –dijo divertido.
- Nou… -sonrió y abrió sus ojos. Lo rodeó por el cuello y lo acercó a ella para un beso esta vez un poco más largo y profundo. Se alejaron en busca de aire y se miraron a los ojos.
- ¿Vamos o nos quedamos aquí?
- Vamos. –contestó.
Salieron del auto y Trunks cargando dos maletas; una pequeña que pertenecía a él con las cosas necesarias para un par de días; y otra gigantesca que Bra había preparado para Pan. Rió una vez más al ver el tamaño, le parecía tan Bra, siempre llevándose todo cuando salía a algún lado.
Llegaron a recepción y Pan se mantuvo siempre detrás, Trunks no supo porqué, pero tenía una leve sospecha, la esperó hasta que llegó a él. –Si estas preocupada porque alguien nos puede ver, no tienes porque estarlo, es muy seguro estar aquí. –la tranquilizó y ella pareció estarlo. –Sí prefieres puedes subir, la habitación es la suite presidencial en el último piso. –ella negó con la cabeza.
- Te espero. –caminaron hasta recepción y Trunks se registró.
A los pocos minutos llegaron hasta la habitación dejándola a ella entrar primero. Sus ojos se abrieron y quedó maravillada por la vista. Grandes muebles caobas, todo fino y muy bien decorado, estaba todo impecable y realmente éste era uno de los mejores hoteles que había visitado (*4). –¿No crees que es mucho? –le preguntó un tanto asombrada.
- ¿No te gusta? Si quieres podemos cambiarnos, no hay probl…
Ella lo interrumpió. –¡No! nada de eso. –le sonrió. –es increíble… lo decía porque es solo un fin de semana. Debes de haber gastado mucho en…
- No importa. No te preocupes por nada. Además este es el primer fin de semana que tenemos juntos, solos y sin interrupciones.
- Lo sé. –le sonrió coquetamente.
- Vamos. –la guió hasta la habitación principal. Llegaron y él dejó las maletas a un lado de la cama mientras Pan recorría la habitación completamente asombrada. Era inmensa y demasiado lujosa. (*5)
- Es asombroso, Trunks. –dijo con alegría.
- Me alegro de que te guste. –la tomó por la cintura y la alzó del suelo para que llegara a su altura. La beso mientras ella lo rodeaba por el cuello. Estuvieron así un par de minutos y la dejó en el suelo nuevamente. –apaga tu celular. –le recomendó. –no quiero que nadie nos interrumpa. Ella asintió y buscó su bolso. Él la observó y cuando lo hizo continuó hablando. –en la maleta hay un vestido para que lo uses. Si quieres puedes darte un baño y bueno, lo que quieras. ¿Te espero en el bar? –le preguntó.
- Esta bien. –Se despidieron momentáneamente con otro beso y él la dejó para ir a los primeros pisos del hotel.
Pan un tanto nerviosa comenzó a rebuscar en la maleta. Tenía una extraña sensación, algo así como recién casada. Rió sola, al tener aquel pensamiento. Llevaban algo así como 5 meses saliendo y ¿ya se veía casada? –es muy luego, tonta. –se dijo a si misma. Cuando terminó de revolver toda aquella infinita maleta roja, encontró dos vestidos; uno verde olivo y otro negro. Se decidió por el más simple; el negro. (*6)
Se fue a la ducha, lavó su cabello, su cuerpo, salió, se secó con una suave toalla blanca perteneciente al lugar, se envolvió en ella y salió hasta la cama. Cuando buscó ropa interior encontró una hoja blanca doblada por la mitad. –Bra… -supuso.
Mi querida Pan:
Antes de que explotes al ver las ropas que empaque para ti, mira el lado bueno. Trunks no se podrá resistir a ti. –Imaginó la risita que tendría cuando la escribió.
No te preocupes por nada, hablé con tus padres y ellos tienen una buena excusa por la cual creer. Cuando vuelvas te lo contaré con lujo de detalle.
Dejé dos vestidos, traté en lo más posible acercarme a tus gustos y por lo que te conozco sé que optaras por el negro. ¿Cierto? Pero antes de que lo uses por favor sigue estas reglas:
1.- Sécate el cabello y muy bien el cuerpo, y usa la crema que te envié. (Esta en el bolsito celeste junto al maquillaje.) Desde el cuello hasta las extremidades. Para la cara, manos y pies hay una de cada una. (También la encontrarás ahí mismo.)
2.- Deja que tu cuerpo se airee un poco. Ponte la sexy ropa interior que te compre. ¡La negra! Te viene con el vestido. –Pan la observó y se espantó. (*7) Siento muchos si no es de tu agrado pero debía aprovechar esta oportunidad para que sepas lo que es usar ropa interior decente.–Maldita Bra. –dijo divertida.
3.- Anda, mírate al espejo y niégame que te ves mal. (Broma, imposible que te veas mal, seguramente te ves increíble.) Llévate el mismo bolsito celeste, allí encontraras todo el maquillaje que necesites, usa tus manitos y haz magia. Sé que lo sabes hacer así que no dejo instrucciones. Maquíllate tal cual que aquella vez para la fiesta de mi matrimonio y querías sacarle celos a Trunks. Jaja, lo siento pero ambas sabemos que esa fue tu finalidad. Luego hazte una coleta alta y ponte algunos accesorios. (También los compre, espero no te moleste y te juro que no gaste tanto dinero en ellos.) –Pan suspiró, su amiga sabía que a ella no le gustaban muchos las joyas, eran un gasto excesivo de dinero por el cual no había necesidad.
4.- Y por último ponte el vestido negro (sé que elegiste ese) y los zapatos de tacón. También deje un pequeño bolsito que podrías llevar, pero estoy segura que no lo usaras. En fin, y al último perfúmate con tu habitual aroma. A Trunks le encanta y no creo que quiera que lo cambies, de eso estoy segura.
Eso es todo, espero que sigas cada uno de los pasos, sino !te mato! A la vuelta quiero cada uno de los detalles de tu estadía allá, y no me refiero a cualquier detalle, ya sabes de qué estoy hablando, o más bien escribiendo. –Pan rió a carcajadas, sabía perfectamente a qué se refería. –Pervertida Bra.
Un beso enorme, espero que lo pases increíble.
Tu amiga que te ama. Bra.-
P.D: Se me olvidaba, también te dejé un sexy pijama. Aunque dudo que mi hermanito te deje usarlo jaja, pero bueno has un intento en usarlo, estoy segura que le dará un paro cardiaco.
Pan terminó de leer y buscó todo lo que ella había dicho, cuando vio el pijama otra vez quedo espantada. –¿A esto le llama pijama? –lo levantó frente a ella para tener una mejor vista. (*8)
...
- Se ha demorado ¿no? –dijo el barman con una sonrisa simpática.
- Un poco. –respondió de la misma forma antes de tomar un nuevo sorbo de su bebida sin alcohol. Esta noche y las siguientes no tendría nada de nada, quería estar en todos sus sentidos para Pan. Imaginaba un fin de semana de ensueño junto a ella y esperaba que así fuera. –¿Haz sabido de algún visitante al hotel que haya sido fotografiado aquí? –le preguntó, quería estar cien por ciento seguro de eso.
- Jamás. –su respuesta fue categórica. –le aseguro que aquí nadie lo molestará ni se enterará que usted estuvo aquí señor Brief. –le sonrió amablemente.
Él asintió con una sonrisa. El hotel era carísimo pero valía la pena pagar por privacidad. Trunks comenzaba a impacientarse, llevaba casi una hora esperando sentado en el bar consumiendo bebidas lentamente en su espera. Chequeo su ki para asegurarse que todo estaba bien. Un segundo después la sintió ¿estresada? Se extraño quizás no quería bajar a su encuentro, no quería estar aquí. ¿Acaso debió haberle preguntado si quería venir antes de traerla? Sacó su celular para llamar a su habitación.
Pan se miraba en el espejo revisando su atuendo no muy segura del reflejo. Si bien no se veía mal, eso pensaba, no estaba muy convencida del todo, no estaba acostumbrada a vestir tan… al estilo Bra, tan sexy, tan llamativo. De pronto un teléfono comenzó a timbrar, salió del baño y se acercó para contestar. –Hola. –dijo extrañada.
- Pan, ¿estas bien? –la voz de Trunks.
- S-Si ¿por qué?
- Sólo preguntaba ¿estas lista?
- Si, bajo enseguida.
- Te espero. –y colgaron.
- ¿Ahora si? –dijo el joven del bar. Trunks asintió sonriendo.
Pan se miró una última vez al espejo. Se sentía tan nerviosa, era como si tuviera su primera cita. Aunque pensándolo bien ¿lo era? Era la primera vez que salían como una pareja normal, sin tener que esconderse de nadie, o por lo menos dentro del hotel.
Salió de la suite y caminó hasta el ascensor, se introdujo en el y esperó a bajar al primer piso. Salió y caminó algo insegura a donde dirigirse ¿dónde estaba el bar? Se preguntaba, pronto fue respondida cuando un joven empleado del lugar se acerca a ella.
- ¿Señorita Son? –dijo el chico a su lado.
- Si. –respondió otra vez extrañada.
- Por aquí. –la guió. –el señor Brief la espera en el bar (*9).
- Gracias. –ella lo siguió caminando hacia donde él la guiaba.
- ¿Señor? –dijo nuevamente el barman mientras Trunks hundido en sus pensamientos miraba fijamente en vaso entre sus manos. Levanto su mirada hacia el chico.
- ¿Si?
- Creo que lo esperan. –sonrió mirando a la derecha del pelivioleta.
Y allí estaba la única chica que hasta el momento le bloqueaba la mente con solo verla, tocarla o besarla. La misma niña que vio crecer frente a sus ojos y la misma mujer de quien estaba enamorado.
La vio de pie en el último escalón con una pierna flexionada para seguir bajando, una mano sobre la baranda, y con una sonrisa algo tímida pero totalmente deslumbrante.
Él le sonrió, se puso de pie y caminó hasta ella mientras Pan hizo lo mismo. Los ojos de Trunks no podían despegarse de ella, contemplándola de pies a cabeza. Pero lo que más resaltaba eran sus hermosas y torneadas piernas largas que con aquellos tacones altos se veía más estilizada aun, esa sonrisa blanca y sus hermosos ojos oscuros decorados con aquel maquillaje sobrio y elegante.
- Siento haberme demorado tanto es que… -él la interrumpió.
- No importa, hubiera esperado toda una eternidad con solo verte. –le sonrió coquetamente.
Ella se sonrojó con aquel comentario y le sonrió de vuelta. Trunks se acercó a ella y le dio un beso sobre los labios mientras la acercaba a su cuerpo sosteniéndola por la cintura.
- ¿Lista? –le preguntó.
- Siempre. –ella le respondió cuando él la tomó de la mano y caminaron.
Continuará…
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