"Al carajo la calma!"

SENTIR

Capítulo 7: "¡Al carajo la calma!"

La mañana había sido increíblemente despejada, sin nubes y un sol que irradiaba calor. Pan se despertó con un poco más de ánimo al ver el clima a través de su ventana. Ahora, se lamentaba haber salido el día de hoy vestida de esta forma. Desde el medio día habían comenzado a llegar nubes y luego más y más, hasta que el cielo se cubrió y oscureció, parecía que iba a llover. Llevaba puesta una corta camiseta negra y unos pantalones de militar. Con su mala suerte no había decidido llevar un sweater en su bolso. Había estado corriendo de un lugar a otro, en la mañana sin desayuno directo a la universidad, luego la hora de comida que se transformó en desayuno-almuerzo más estudios en la cafetería junto a unos compañeros. Luego unas horas más de clases aburridas. A las 17.00 horas directo a la práctica de interna en el complejo deportivo. Trabajó duro y se sentía cansada. La hora de salida por fin había llegado.

- ¡Nos vemos Antoni! –gritó desde la puerta, sosteniendo un café en su mano.

- ¡Adiós Pan, nos vemos mañana! –le hizo un gesto de manos y sonrió. La chica parecía apurada todo el día, corría de un lado a otro y parecía no cansarse nunca.

Se subió a su automóvil que no tenía calefacción. -¡rayos, que frío hace! –buscó en su bolso un abrigo para su cuerpo, pero no encontró nada. Echó a andar el motor y partió. Media hora después tocaba el timbre de la casa.

Al abrir una sonrisa la recibió, seguido de un ceño fruncido. –Pan ¿cómo se te ocurre andar vestida así con este frío? (*1) –fue su saludo.

- Muy bien ¿y tú, Bra? –le dijo en forma sarcástica cuando entró en la casa. –que calentito esta aquí. –comentó dejando su bolso sobre un sillón. –¿y dónde esta? –le preguntó ansiosa.

- Ahí, sobre la alfombra. –le indicó con un dedo.

- ¡Ah si es tan lindo! –se acercó a Geko que sonreía animadamente sentado sobre la gruesa alfombra. Se arrodilló junto a él. –¿Cómo estas? ¿ah? Lindo, lindo… -le apretaba las mejillas redondas y sonrojadas del bebé. -¿ya gatea? –le preguntó a Bra que sentó en el sillón más cercano observando como su amiga interactuaba con su hijo.

- Desde hace un par de días que lo intenta. Tiene 1 mes y medio, Pan. El doctor dice que equivale a un bebé de 4 meses aproximadamente. Aunque Geko parece más adelantado al normal.

- Lo sé, lo sé, no me regañes más. Sabes que apenas tengo un poco de tiempo vengo a verlo, ¿Shierto que shi? –lo último le dijo al bebé que sostuvo en sus brazos. -¿Cómo han dormido? ¿Mejor? ¿O todavía despierta por las noches?

- Mucho mejor que las primeras 3 semanas, ahora despierta una o dos veces por noche, pero ahora con Goten podemos dormir más tranquilos. –apoyó su espalda en el respaldo del sillón.

- Ahora que lo nombras… ¿dónde esta? –fue al sillón y sentó a su lado con Geko sobre su regazo. –¡ay! no, no hagas eso… -lo regañó con cariño tratando de quitar las pequeñas y regordetas manos del bebé del cabello que lo tironeaba.

- Aun en el trabajo. Últimamente han tenido mucha labor en la empresa. Llega completamente agotado y lo único que quiere hacer es comer y dormir. Bueno, también llega a jugar con Geko un buen rato. –sonrió al recordar aquellos detalles que la hacían feliz.

- Lo sé. –ella asintió con algo de tristeza.

- ¿Cómo van las cosas con Trunks? –de inmediato le preguntó al ver la carita de su amiga.

Ella se encogió de hombros. –igual que siempre.

- ¿No muy bien?

Pan suspiró. –No tenemos mucho tiempo para vernos y eso hace que todo sea más difícil, además creo que sigue enojado con el tema de mis prácticas en el centro deportivo. Me quita mucho tiempo y hay semanas en que sólo lo veo el día domingo y yo lo único que quiero ese día es dormir y descansar sin preocupaciones.

- No son las prácticas, Pan, es Antoni el que no le gusta.

- Si, lo sé. Pero ya no se qué hacer. Es decir, no puedo andar con un hombre a solas que no sea él. ¡Es ridículo! No voy a hacer nada, no lo voy a engañar con nadie, pero parece no entender. –dejó al niño en el suelo sobre la alfombra junto a sus juguetes, ya que estaba un poco inquieto, se acomodó en el sillón y ambas quedaron frente a frente para seguir su charla.

- Yo también le he dicho lo mismo, incluso Marron, pero sabes lo cabeza dura que puede ser.

- Es que de verdad no lo entiendo. Hemos discutido por lo mismo cientos de veces que ya me agota el tema. Yo jamás le he dicho nada de esa secretaria o no se qué cosa es esa. –dijo con disgusto.

A Bra le llamo la atención. –¿quién? –preguntó curiosa.

- Una mujer de cabellos castaños y ojos verdes que se lo come con la mirada. Usa ropas tan inapropiadas para el trabajo… -sacudía la cabeza al recordarla. –Y siempre se lo pasa en su oficina, cada vez que voy esta con ella.

Bra se quedó pensando en la descripción, no conocía a nadie en la corporación con esa imagen. Goten y Trunks tampoco habían mencionado nada. –no sé quien es.

- Es más o menos nueva. Lo único que sé es que siempre debe trabajar con Trunks.

- Eso que percibo son ¿celos? –le entrecerró lo ojos y la miró inquisitivamente.

- ¡No! por supuesto que no, pero debo admitir que sí es algo molesto saber que ella pasa más tiempo con él que yo.

- ¿Trunks habla de ella?

- No, casi nada. ¿Por qué?

- No por nada, solo quería saber. –hizo una pausa. –¿y ya le han dicho a Gohan?

- No, todavía no lo hacemos. –Bra la observo con más atención.

- ¿Lo estas dudando?

Pan abrió sus ojos. –¿Por qué dices eso?

- Te conozco.

Pan se quedó en silencio por largos segundos. –Un poco. –suspiró. –lo que pasa es que… no sé… no le veo sentido decirle a papá que estamos involucrados en una relación cuando en realidad, en estos momentos no parecemos tenerla. ¿Me entiendes? –Bra asintió y esperó a que ella continuara. –es… complicado. No es que no quiera decirle, por el contrario, me sacaría un gran peso de encima, pero no hemos estado bien últimamente. Además… -se detuvo y dudó si decirle o no.

- ¿Además? –la instó a continuar.

- No, nada.

- Dímelo, prometo no decirle a nadie, ni siquiera a Goten o Trunks. Nadie.

- Es… sé que va a sonar completamente extraño viniendo de mí, pero… -volvió a dudar. –siempre asumimos tener una relación ¿sabes? Pero jamás dijimos que estábamos en una. Una vez, en un almuerzo en su oficina dijo algo que me hizo sentir un poco mal. –Bra se quedó en silencio mirando de vez en cuando a su hijo y luego volviendo a Pan. –dijo que cuando dijéramos al mundo lo nuestro yo sería su novia oficial. Me sentí pésimo cuando lo dijo… no sé… me dio la sensación de que ahora no lo era. Como que me tiene en secreto, no se… no se si son estupideces mías o qué.

- Espera un momento. –se acomodó en el sillón y habló nuevamente. –¿te pidió ser su novia o no? ¿o tú se lo pediste? –Pan negó con la cabeza, y Bra se acomodó el pelo tras sus hombros. –Ya veo…

- ¿Ya te vas? –Suzu le preguntó a Goten al verlo pasar por el hall principal de corporación cápsula. Él, que no la había visto, volteó su cabeza hacia su dirección.

- Sí, ¡por fin! –dijo con su natural sonrisa alegre. –y tú ¿qué haces aquí todavía? Pensé que con Trunks éramos los últimos.

- Bueno, termine hace 15 minutos atrás, pero estoy esperando a Trunks. –cambió el peso de su cuerpo en el otro pie.

- ¿A Trunks? –le pareció un tanto extraño aquello. –¿Se le quedo algo o quieres entregarle algo? Porque yo puedo hacerlo. –dijo ingenuamente.

- No, gracias. Lo estoy esperando porque lo invite a cenar. –habló con su siempre sonrisa coqueta.

- Ahh… -Goten asintió lentamente. Pero como siempre, prefirió no incluirse en temas ajenos que no eran de su incumbencia, lo único que quería por el momento era llegar a su casa para ver a su adorado hijo y esposa que lo esperaban ansiosos como todos los días. De inmediato el tema de Suzu quedo atrás. –Que tengas un buen fin de semana, nos vemos el lunes. –se despidió, al igual que ella y se fue.

Trunks terminaba de ordenar y limpiar un poco su escritorio como cada finalización del día. Recordaba a su madre cada vez que lo hacía, ella siempre le decía que era un desordenado porque dejaba envases de comida sobre documentos importantes, vasos de alguna bebida por sobre el escritorio, lápices de tinta que siempre se le perdían y luego buscaba con desesperación cuando tenía que firmar algún documento con urgencia, papeles por aquí y por allá, en fin, siempre un caos. Igual que su departamento, bueno… el que tenía, tuvo que contratar a una empleada para que fuera algunos días a la semana a limpiar el desastre que siempre dejaba. Y recordando aquello, tomó su celular para llamar a los contratistas que ya terminaban su departamento.

- ¿Señor Kahaya?... muy bien ¿y usted?...sí, quería saber como va todo… ¡ah! ¿en serio?... que bien… sí… esta bien… ok… muchas gracias… nos vemos. –lo guardó en su bolsillo, tomó algunas cosas y salió. Caminó y cuando llegó al hall de la empresa vio a Suzu que le sonreía. –¿Qué estas haciendo a esta ho… -hizo un pausa y la palma de su mano de la llevo a la frente. –¡lo olvidé! –dijo apenado.

Ella con una sonrisa algo triste lo miró. –no importa, lo dejamos para otro día. –le sonrió con los labios juntos. –Bueno, que tengas un buen fin de semana… -se iba acercando a él y Trunks se sintió un poco culpable por su falta de memoria. Le sonrió de vuelta y a pesar de que no tenía ganas de salir decidió que iría con ella por caballerosidad.

- No, yo lo siento, no me había acordado, pero podemos ir… bueno, si es que todavía quieres.

- ¿En serio? –dijo con ojos alegres. –¿no estas ocupado? Entiendo que no puedas y de verd… -él la interrumpió.

- No, esta todo bien. Vamos.

Como todo un caballero se ofreció a llevarla en su automóvil. Camino hacia el lugar conversaban situaciones que ocurrían dentro y fuera del trabajo. No habían hablado muchas cosas personales ya que el constante trabajo en la oficina se los impedía y muy poco sabían de sus vidas privadas.

- Sabes… es grato poder salir y conversar otros temas que no sean estrictamente de trabajo. –ella le comentó.

- Sí, estar todo el día en la oficina y conversar sobre trabajo fuera puede ser latoso. Pero no creo que hables solo de trabajo conmigo, debes tener algún amigo, novio o algo con quien salir en esta cuidad.

- La verdad, no. –respondió secamente.

- ¿No? –él volteo su vista hacia ella y luego a la carretera.

- No, yo me mude hace muy poco, para ser más precisos un mes antes de conseguir el trabajo.

- ¿En serio? Yo pensé que eras de por aquí.

- No, nací aquí pero a los 5 años mis padres se separaron y mi madre se fue del país conmigo.

Trunks asintió. –¿Rusia?.

- Veo que sí leíste mi currículum. –bromeó.

- Por supuesto. Note que trabajaste en varias empresas del extranjero, pero que tienen sucursales aquí, así que no lo descubrí de inmediato, si no fuera porque pusiste que hablas ruso.

Llegaron a un bonito restaurante casi a las afueras de la cuidad. Siempre tenía más cuidado cuando salía con chicas ya que los paparazzis era más frecuente encontrarlos merodeando lugares más comunes y concurridos. Una vez sentados y con la comida en sus mesas siguieron conversando animadamente.

- ¿Y por qué volviste? –él le preguntó.

- Porque… -la notó un poco incómoda con la pregunta.

- Si no quieres respon… -ella le hizo un gesto.

- No, esta bien. ¿Recuerdas que dije que era divorciada? –él asintió. –Ese fue el motivo, estuve casada dos años con él, pero las cosas no resultaron. Nos conocíamos de siempre pero de relación tuvimos 7 años y cuando ya nos separamos para mi era difícil verlo, pues nuestro grupo de amigos y conocidos son los mismos, ya sabes… de la universidad. Sobretodo ver que él había seguido adelante su vida junto a otra chica que había sido bastante cercana a nosotros.

- ¡Vaya! 7 años no es menor. ¿Tuvieron hijos? –preguntó curioso.

- No. –suspiró. –de haber sido así todo sería más complicado.

- A propósito… sé que no debería preguntar porque siempre las mujeres son recelosas con esto, pero…

- ¿Mi edad? –se rió. –Conmigo no hay problema, tengo 29. No leíste tan bien mi currículo. –bromeó nuevamente.

- Me atropaste, es que no suelo fijarme en esos detalles, pero sí en la experiencia laboral. Aunque pensé que eras menor… - comentó con una sonrisa.

- Gracias, es un halago saber que piensen que represento menor edad. –dijo coquetamente. - ¿y tú?

- ¿Yo qué? –dijo antes de finalizar su comida, alzando con el tenedor el último bocado.

- Debes tener… -lo pensó y lo observó. –27. –trato de adivinar. Él negó con la cabeza. –¿28? –nuevamente la misma negación en silencio. –¿29? ¿30? ¿31? –decía cada vez más sorprendida. - ¿22? –ella rió junto a él.

- 35 y voy para mis 36 años.

- ¡No te creo! –pero él asintió. –¡sí que te ves bien! –dijo con un leve sonrojo de mejillas ya que no pretendía decirlo tan abiertamente pero se le salió de la boca sin pensarlo.

- Gracias, linda. –de pronto se puso rígido. ¿Linda? ¿Por qué había dicho linda? Sin saber muy bien la razón se sintió culpable, con remordimientos al instante que esa palabra salió de su boca. No pretendía hacerlo, si bien la encontraba atractiva, que era cierto, era muy atractiva físicamente. Era de estatura media y puede que un poco más bajita incluso, su cabello castaño brillaba, sus ojos extremadamente verdes y esa mirada que provocaba ternura, su nariz pequeña y respingada, sus labios pequeños pero rellenos y rojos, y su cuerpo menudo con curvas que acentuaba con sus ropas. Sin pensarlo se encontraba admirando su escote que se mostraba frente a él. Rápidamente desvió la vista hacia otro lado. ¿Lo había hecho antes? La había mirado más de una vez pero ahora no estaba seguro si la había mirado en más de una ocasión con otros ojos.

- Ahora entiendo mejor… -habló y él por fin despejó su mente y se enfocó en lo que decía. –me parecía extraño que un hombre tan joven se hiciera cargo de una empresa tan importante como corporación cápsula. Pero al saber que tienes tus añitos veo que tienes experiencia. –él sonrió pero no dijo nada. –¿Cómo lo haces para estar tan… tan –guapo.–pensó. –…bien? ¿Vas mucho al gimnasio? ¿Haces alguna dieta especial? Ya sabes, podrías dar el dato… -rió amorosamente.

- No, no hago ninguna dieta, me lo como todo. –dijo sinceramente. –sí voy al gimnasio. –por no decir entrenar en la cámara de gravedad. –pero mayormente son los genes de mi padre. Él se conserva muy bien a pesar de su edad. –por no decir que era un extraterrestre que no envejecía nunca. Exageró.

- Ya veo… bueno eso no me sirve. –ambos rieron. –¿Y alguna novia por ahí? … me han dicho que has tenido unas cuantas, pero desde que llegué no te he visto ninguna.

- ¿Quién lo dice? –entrecerró los ojos.

- Bueno, solo basta con teclear tu nombre en la web y apareces con diversas chicas, o eso es lo que ponen los portales de chismes. Pero en los pasillos de la empresa también se rumorea. –dijo divertida.

- ¿Ah si? –él lo suponía pero ella era la primera en decírselo abiertamente.

- obvio. –ella le guiñó el ojo. –bueno… uno que se rodea con la clase obrera de la empresa tiende a saber algunos chismes. –él se rió al referirse como clase obrera.

- Yo jamás he hecho diferencia con mis empleados.

- Es un modo de decirlo no mas… sé que no eres así, es más, todos hablan muy bien de ti. No he escuchado a nadie quejarse del jefe.

- Que bien. –se acercó a ella a través de la mesa y le dijo con voz baja, mirándola a los ojos, muy cerca de su rostro. –entonces serás mi espía personal para enterarme de esos chismes. –se alejó y rió, notando un pequeño atisbo de nerviosismo y sonrojo por parte de ella.

Llegó el postre y ambos en silencio lo probaron. –No respondiste a mi pregunta.

- ¿Cuál?

- ¿Alguna novia por ahí?

Él dudo por unos instantes y de pronto recordó que Pan el día de hoy salía más temprano de su práctica. Se maldijo mentalmente al olvidarlo tan fácilmente, la cena lo había distraído y recién ahora la recordaba. –n-no, no tengo. –decidió por esa respuesta, no quería que ella le preguntara quién era, cuánto tiempo llevaban juntos ni nada, no quería hablar de ello. Mientras ella seguía parloteando sacó su celular de su bolsillo y notó que lo había dejado en modo silencio, no había escuchado que lo habían llamado ni que le habían llegado mensajes de texto. Y lo peor, eran casi todos de Pan. Mirando su celular bajo la mesa y también mirando a su compañera de cena haciendo como que le escuchaba pero en realidad lo hacia a medias, se dedicó a leer los tres mensajes que tenía sin leer.

Mensajes, Buzón de Entrada: 3 sin leer.

(1) De: Pan, a las 18.52 horas: Recuerda que te estaré esperando en casa de Bra, espero que termines pronto de trabajar. Te extraño.

(2) De: Pan, a las 19.37 horas: ¿Tienes mucho trabajo? Te he llamado pero no contestas, supongo que debes estar en alguna reunión. Pensé que llegarías mas temprano, hasta Geko te extraña. ¡Llega pronto!

(3) De: Pan, a las 21.46 horas: Ya hemos terminado la cena, incluso Goten llegó temprano. ¿Dónde estas? Te llamo pero sigues sin contestarme. Espero que aun no sigas molesto por lo del otro día. Estaré hasta 22.30hrs aquí, espero verte antes de que me vaya, de verdad te extraño.

- ¿Pasa algo? –ella le preguntó haciendo que él levantara la vista hacia ella. Miró la hora, 22.38 horas.

- ¡Rayos! –murmuró con rabia. ¿Tanto tiempo había estado distraído con esta cena? Se puso de pie en forma repentina, dejando la servilleta sobre la mesa. –Me tengo que ir, lo siento. ¿Necesitas que te vaya a dejar?

Ella un poco sorprendida por su cambio radical de actitud, se puso de pie al igual que él. –No, tengo mi auto ¿pasó algo malo? –dijo un poco preocupada.

- No, es solo que olvide que quedé de reunirme con unos amigos y mi hermana. De verdad lo siento. –sacó su billetera y dejó sobre la mesa el dinero suficiente para pagar todo.

- No es necesario, yo te invite y… -él le sonrió.

- No, no podría dejar que tú pagarás, lo he pasado muy bien contigo. –comentó ayudándola a ponerse su abrigo. Juntos caminaron hasta la salida y él esperó a que desencapsulara su coche y se despidieron.

- Buenas noches, que pases un buen fin de semana. –dijo él.

- Buenas noches Trunks, nos vemos el lunes. –se acercó a él y con una mano sobre su hombro acercaron sus mejillas para un beso común entre personas conocidas. Pero no fue tan así, el beso se prolongó por lo que pareció un par de segundos más. Trunks sintió que ella hizo un beso sonoro y suave sobre su mejilla, mientras que Suzu notó como él apretó su cintura acercándola un poco más hacia él.

Él, un poco sorprendido con sus propios actos se alejó prudentemente de ella y Suzu con la mirada hacia el suelo, un tanto avergonzada, se subió a su automóvil haciéndolo partir para finalmente desaparecer de vista.

Trunks con la respiración un tanto agitada debido al estrés por el que pasaba en aquellos momentos, tomó nuevamente su celular alejando cualquier pensamiento libidinoso con la chica y marcó el número de Pan. Se puso nervioso, como muy pocas veces se había sentido. No había traicionado la confianza de Pan, ¿cierto? No había hecho nada malo, nada que pudiera decirse como infidelidad. Era solo que hace días se encontraba un tanto inquieto, sus hormonas masculinas estaban pidiendo un acercamiento más íntimo con Pan que un par de besos suaves. No habían intimado hace mucho, el trabajo, el horario, sus clases, sus prácticas y la falta de tiempo para estar juntos impedía todo tipo de acercamiento, sin hablar lo cansada que ella se sentía a diario. –Sí, eso es… sólo necesito su calor, nada más.–trataba de convencerse a sí mismo.

- Hola. –respondieron, pero la voz no era de Pan.

- ¿Videl? –dijo Trunks a medida que encapsulaba su auto. Tenía pensado ir volando hacia ella, si es que todavía estaba en casa de su hermana.

- Sí Trunks, soy yo. Pan no puede hablar contigo porque…

- ¿Le paso algo? ¿Esta bien? –dijo con tono preocupado, pues era raro que alguien que no fuera ella contestara su celular. Pan era muy reservada con sus cosas, cuidaba muy bien su privacidad.

- Todo esta bien, Pan esta bien, es solo que llego muy agotada y se quedó dormida sobre el sillón mientras conversaba con Gohan. Hasta la tuvo que llevar a su dormitorio. –Videl sonreía. –Y bueno, dejó su bolso tirado en el suelo del living y como no dejaba de sonar lo vi y al ver que eras tú preferí contestar para que sepas que esta bien. –dijo muy amablemente cosa que Trunks agradeció.

- Gracias Videl. Si es que despierta dile que lo siento, no pude salir antes de la oficina. –prefirió mentir un poco antes de levantar sospechas sobretodo si era su suegra.

- Lo haré, por cierto… ¿qué haces llamando a Pan a esta hora?

Trunks un tanto nervioso se rascó el cuero cabelludo. –bueno… habiamos quedado con Bra, Goten y Pan para cenar pero no pude ir, se me hizo tarde en la oficina y bueno… quería saber si todavía estaba allá y… –comenzó a caminar por la cuidad, ya no había caso con ir a verla, estaba dormida y encima ya en casa.

- ¡Ahh! bueno, no tienes para qué ponerte tan nervioso. –rió callada al notarlo de esa manera. Ella también sabía casi todo a ciencia cierta, pero era mejor callar… por el momento.

- No, no estoy nervioso, es solo que hace frío aquí afuera… y eso. –dijo con tono ligero.

Videl rió con el comentario. –ya veo.

Trunks sonrió. –bueno Videl te dejo, se hace tarde.

- Si Trunks, nos vemos. Que estés bien, adiós.

- Adiós.

Suspiró una vez mas, respirando el frío aire de la cuidad. Caminó por varias cuadras tratando de alejar aquellos pensamientos que aun rondaban por su cabeza. ¿Por qué en aquellos instantes con Suzu se sintió así? Era como haber retrocedido 10 años, cuando el iba de una chica a otra buscando ese cosquilleo en el estómago con las primeras citas, las primeras miradas, los primeros coqueteos. Era excitante sentirse así nuevamente. Hacía varios años que no lo experimentaba. No era que con Pan no lo sintiera, pero con Pan todo era diferente, la conocía desde siempre, la amaba sí, pero no era lo mismo con una extraña. Suzu era totalmente extraña pero no eran realmente unidos. –Quizás fue solo el momento, nada más.

Al otro día, un domingo… golpeó suavemente la puerta esperando a que alguien saliera a recibirlo. Escuchó varios pasos hasta que la puerta se abrió revelando a un Gohan que terminaba de abotonar una camisa celeste muy casual.

- Hola. –dijo una vez que terminó con los botones. Extendiendo su mano en forma de saludo

- Hola Gohan. –él recibió su mano y la estrecharon en un apretón muy varonil.

- Pasa. –se hizo a un lado para invitarlo a dentro. –¿Qué te trae por aquí? –dijo en un tono serio pero no mal genio.

- Necesito hablar contigo. –dijo algo nervioso.

- ¿Sobre la empresa? –deseó que fuera eso, a pesar que muy sabía que no lo era.

Negó con la cabeza. –es sobre Pan. –enunció las palabras que Gohan no quería escuchar. Trunks percibió de inmediato que el hombre frente a él alzaba ligeramente su ki, lo trataba de controlar, lo sabía, pero era algo que estaba más allá de él.

El mayor tomó una bocanada de aire y miró hacia el techo tratando de relajarse, pero al volver sus ojos sobre el chico de cabellos lavandas supo que no servía de nada tomar aire o mirar hacia otro extremo. Se estaba sintiendo agitado, movía sus manos en forma de puño y luego estiraba sus dedos incontrolablemente. Su respiración se agitó y supo que nada bueno vendría si seguía así.

- No voy a hablar de Pan contigo, no ahora. –dijo con voz autoritaria. Tratando inútilmente de calmarse.

- Gohan... –dio un paso hacia él ya que estaban como a 4 metros de distancia. –de verdad que necesitamos hablar, lo sabes. Y tiene que ser a solas, sé que Pan y Videl no están en casa por eso vine en este momento.

El mayor dio un paso atrás alejándose lo que él se había acercado. –No.

- Ya no puedo seguir ocultando lo qu… -trataba de decir, pero fue interrumpido.

- ¡NO! –dijo furioso.

Trunks abrió sus ojos pero no en sorpresa por su actitud, sabía que él podía reaccionar así, es más, esperó una tremenda golpiza antes si quiera de terminar de hablar, pero lo que sorprendió fue el control que ejercía sobre su propio cuerpo. Gohan tenía sus manos en forma de puño a cada lado de su tronco, sus brazos, piernas, torso y cuello duplicaron su tamaño, la punta de sus cabellos estaban color dorado y sus ojos parecían tornarse turquesas pero no del todo. Y lo más sorprendente de todo, es que podía percibir su tremendo poder, pero no su ki el cual estaba solamente un poco elevado. ¿Había estado entrenando? Apreciaba claramente que su fuerza había aumentado, pero ni un día sintió su ki elevarse entrenando.

De pronto su padre, Vegeta, se le vino a la mente. Por fin entendiendo sus palabras y el repentino afán porque él se entrenara nuevamente este último tiempo. Sus constantes advertencias, que en esos momentos no entendió ni que tampoco le interesaban. Ahora, totalmente arrepentido como siempre, interiormente se maldijo a si mismo por ser tan estúpido y no tomar en serio las siempre sabias palabras de su progenitor.

Estaba harto de esperar, de seguir esperando a que Pan se decidiera, él lo había planeado para la semana entrante, pero cambió de plan. Era mejor hablarlo a solas que con Pan presente, sabía que ella estaría nerviosa, algo tímida y hasta con un poco de miedo por lo que podría suceder y lo mejor que él podía hacer por ella, era ahorrarle todo eso. Sabía que estaba estresada con sus deberes, cansada y agotada con todo, así que ¿para que sumar más estrés del que ella ya tenía sobre sus hombros? Si podía se lo ahorraría y eso es lo que estaba haciendo justamente ahora. Asumiendo su responsabilidad como un hombre adulto.

Tomando la mayor valentía que podía obtener de su interior habló nuevamente. –Gohan yo… -pero nuevamente él no lo dejo terminar.

- No Trunks… -habló con la mandíbula apretada mirándolo directamente a los ojos. Esta vez respirando un poco más calmado y bajando las revoluciones de su fuerza sayajin. –lo hablaremos luego, no ahora.

- Pero… -

- Dije que no, no insistas. No lo hago por ti… créeme, porque si así fuera ya estarías casi muerto. Lo hago solamente por Pan, por nadie más.

Trunks en silencio prefirió asentir y girarse sobre los talones para marcharse. Cuando Gohan cerró la puerta y sintió el ki alejarse rápidamente, se desplomó sobre el sillón más cercano, tomando la mayor cantidad de aire posible y así relajándose.

Como le había dicho, no quería discutir con él en esos momentos, menos a solas. Sabía que si le decía lo que él creía, iba a explotar de rabia de un segundo a otro y no se lo podía permitir. No cuando aquel hombre era importante para su niña, lo sabía, tenía la certeza de que así lo era, pues no era tonto, sabía que más temprano que tarde hablarían con él pero cuando se presentó solo, lo cambió todo, la necesitaba a ella, a Pan para mirarla a los ojos y calmar su furia hacia Trunks, se lo debía y lo haría. Pese a perder a su única y adorada hija.

- ¿Dónde estabas? –le preguntó al ver la cara de preocupación de su hijo.

- En ninguna parte. –le respondió con pesadez. –¿Dónde esta papá?

- No te atrevas a hablarme así ¿me escuchas? –dijo con voz firme, conocía muy bien el temperamento de su hijo cuando las cosas no le salían como esperaba. Ella debía tener un carácter firme y decidido que aplicar cuando se tienen hijos sayajines, aunque la práctica inicial labia tenido que experimentar con Vegeta. De ahí que sabía muy bien como manejarlos sin usar la fuerza física que no poseía.

Trunks la miró a los ojos. –lo siento mamá, no ha sido un buen día. –ofreció una sincera disculpa, pues su progenitora no tenía nada que ver con su frustración interna.

- Ahí esta mejor. –le sonrió cambiando su postura a una madre totalmente comprensiva nuevamente. -¿Qué sucede? ¿Quieres hablar?

- Prefiero que no. –hizo una pausa. –¿Y papá?

Se fue a entrenar al bosque… con Goku supongo, pero estará de vuelta para el almuerzo. –Trunks miró hacia la ventana que daba al patio trasero desde la cocina. Caminó hasta la puerta y salió sin decir una palabra. Bulma lo siguió pero se quedó en el marco de la puerta observando a un Vegeta completamente sudado y sucio aterrizar sobre el verde césped.

El menor de los tres se acercó a pasos agigantados hacia Vegeta, mientras que el mayor sonrió de medio lado. –¿Irritado? –le preguntó con una risa socarrona para el gusto de Trunks.

- ¿Por qué no me lo dijiste directamente? –dijo mostrando los inicios de una furia.

- ¿Y qué te crees que soy? ¿Tú hada madrina que te advierte de los problemas para solucionártelos? –pasó por su lado para entrar a la casa.

Pero en un rápido movimiento le sostuvo un codo sin ninguna amabilidad. –Padre… -dijo con voz dura.

Bulma miraba atentamente toda la escena, no tenía idea que sucedía pero no intervendría en nada. Ya llevaba muchos años con Vegeta a su lado y aunque no lo admitiera él jamás podría dañar a sus hijos. Se dio la vuelta y entró nuevamente a la casa yéndose al laboratorio en donde debía terminar unos pequeños proyectos. Así su cabeza se enfocaría en eso y no en la próxima batalla que se estaba por liberar en su patio trasero. Odiaba ver esas peleas, pero sabía que era el modo en que los sayajines, sobretodo los hombres, tenían para alivianar sus tensiones y perezas.

- Te lo advertí, así que ahora no me vengas con tus patéticos lloriqueos. –golpeó su mano alejándolo de su cuerpo. Pero su hijo no estaba dispuesto a dejar las cosas así, una vez más se plantó frente a él, esta vez decidido a sacarle una buena respuesta y, al parecer, una buena batalla.

- No me voy a ir hasta que me de… -su frase su interrumpida cuando una poderosa mano rodeo su cuello tirándolo directamente al suelo con una fuerza desmedida.

- ¿Hasta qué? Dime Trunks, ¿Hasta que por fin te hagas un hombre y marques a tú mujer? ¿O piensas seguir siendo una marica que se deja hacer y deshacer por una mocosa malcriada? –lo provocó.

- No te atrevas a hablar de esa manera… no de Pan. –quitó la mano que lo rodeaba incorporándose y quedando frente a frente en una batalla de miradas.

- ¿No? ¿Por qué no? Dime… porque de verdad no lo sé. A ella no le debo ningún respeto, no es nada mío. Es más, es una cualquiera, una patética excusa de guerrera sayajin, porque de lo contrario sería tuya y no de ese débil humano llamado Antoni.

A Trunks los ojos se le agrandaron, su respiración se aceleró, sus palpitaciones se hicieron más fuerte evocando al guerrero sayajin que hace tiempo no salía. - ¡NO! –le gritó a todo pulmón, tirándolo de un solo manotazo fuera de él, dejándolo a varios metros de allí. Vegeta sonrió, por fin lo veía enfurecido, hace años que no lo veía así y era gratificante saber que él no perdía su esencia, su herencia.

Bulma trataba de concentrarse en sus proyectos pero era difícil cuando la casa temblaba por la pequeña batalla que se llevaba a cabo en el patio trasero en esos minutos. Un minuto más tarde todo pasó, ningún ruido ni temblores, salió de nuevo al patio para asegurarse que no se habían matado. Y no, todavía seguían vivos, solo que esta vez estaban en el cielo y de un segundo a otro desaparecieron de su vista, ella suponiendo que se habían alejado hacia un lugar desolado. Se encogió de hombros y entró nuevamente, esta vez hacia la cocina a prepararse un té para relajar sus nervios. Sabía que nada malo ocurriría, pero era inevitable no sentirse así.

- ¡Pan, espera! –dijo Videl levantándose de su asiento para seguir a su hija hasta la puerta mientras varias personas que se encontraban en el lugar la miraban.

La menor, con el teléfono celular en su oído, caminaba hasta un lugar más solitario a la salida del restaurante. –mamá, espérame aquí es solo que necesito asegurarme que nada malo esta pasando. –dijo nerviosa. Videl la tomó de un brazo deteniéndola en medio de la calle con gente concurrida.

- Solo espera que Bulma conteste. –le dijo a su hija para que entrara en razón.

- No me contesta. Iré a ver… -se fue alejándose entre un callejón, miro hacia todos lados asegurándose que nadie la viera y alzó el vuelo.

Videl negando con la cabeza volvió al restaurante a ocupar la misma mesa para esperar a su esposo que debería haber llegado. Tomó su celular y lo llamó.

- Gohan.

- Lo siento me atrasé, pero en 5 minutos estoy allá, solo déjame estacionar y listo. –dijo a través del altavoz incluido en el automóvil.

- No, no es eso. Pan se fue, dijo que había sentido tu ki elevarse y luego el de Trunks y Vegeta, se preocupo y… -iba a continuar, pero él la interrumpió.

- ¿Dónde fue? ¿A casa de Bulma o hacia los ki de Trunks y Vegeta? –detuvo el auto al lado de la calzada y salió de el para encapsularlo. Pero bastó con concentrarse un segundo para saber donde se dirigía. –Voy a verla y ver qué sucede. –Hacia unos momentos que se había percatado de los ki del hijo y padre, pero no le preocupó, ahora sí, porque su hija iría hacia allá.

- Esta bien. Entonces dejamos este almuerzo para otro día. –contestó su esposa para luego cortar la llamada e irse hacia la casa de C.c. pues era la más cercana de ahí y estaba segura que Pan y su esposo los encontraría allá.

Gohan rápidamente y sin que nadie lo viera alzó el vuelo velozmente alcanzando a su hija. -¡Pan! –le gritó cuando la divisó. –¿Dónde vas? –ella se dio la vuelta y en medio del aire le respondió.

- A v-ver a Trunks. –aunque tartamudeo lo dijo con más firmeza.

- Lo sé, pero ¿para qué? –se acercó a ella.

- No estoy segura, es que pensé que… había pasado algo entre él y tú, pero después sentí que estaba con Vegeta y… -no sabía como explicarse bien, las palabras no salían con mayor coherencia. Lo único que pensaba era que le harían daño a su pelivioleta, nada más.

- Todo esta bien. –la calmó tomándola de la mano. –es solo que… un poco antes del medio día Trunks fue a hablar conmigo… -dijo sinceramente. –y… -Pan lo miraba expectante. –creo que se enfadó con lo que le dije. Pero no creo que sea algo mas que… -

- ¿Qué le hiciste? –dijo a la defensiva. Recordando aquel episodio en que su padre casi lo mato.

- Nada, solo conversamos o bueno, eso es lo que intentó, pero hoy no era el momento más adecuado. –hizo una pausa. –estoy seguro que debe estar entrenando con Vegeta. Así que mejor vamos a la casa de Bulma, tu madre esta yendo hacia allá.

Pan volvió su mirada hacia donde sentía los dos ki luchar con intensidad, suspirando una vez más sonrió débilmente y siguió a su padre.

- ¿Por eso? –Bulma le dijo a Videl.

- Sí.

- Seguramente no lo escuche, cuando Vegeta y Trunks entrenan en el patio no logro escuchar nada más que los retumbados de la casa.

- Le dije a Pan que esperará a que respondieras pero no hizo caso. Creo que se preocupó a que le pasara algo a Trunks.

En eso llega Pan y Gohan conversando sobre lo sucedido pero él sin dar mayores detalles del encuentro. Las tres mujeres conversaban sobre que sucedía, pero Gohan se mantenía en silencio pues estaba seguro que al llegar el involucrado todo esto se hablaría, hoy.

- Ya, aquí tienen. –Bulma dejó grandes platillos de comida sobre la mesa para sus dos hombres.

La dueña de casa, Gohan, Videl y Pan almorzaron mientras conversaban cosas sin importancia. Y un par de horas después llegaron los dos guerreros, sudados y muy hambrientos, pese a no demostrar ninguna emoción en sus rostros ambos se encontraban bastante satisfechos y felices del encuentro. Se fueron a duchar y cambiar las ropas mugrientas con las que llegaron. Pan en esos instantes en que llegaron se sintió más nerviosa, esperando a que volvieran al primer piso. Cuando llegaron solamente saludaron en forma general, por lo menos Trunks, Vegeta es otro cuento.

- Y ¿bueno? –dijo Bulma con una mano en la cadera. Se quedó mirando a los dos que recién terminaban de comer.

Todos los demás se quedaron en silencio. –¿Qué quieres mujer? –dijo Vegeta.

- ¿Qué fue todo eso? –esperó la respuesta pero ambos se quedaron en silencio. –Pan estaba preocupada –añadió. –dijo sentir a Gohan –también lo miró tal cual si fuera su madre, reprendiéndolo con los ojos. –contigo Trunks. Y luego llegaste a casa para todo ese alboroto con Vegeta. Entonces ¿Alguien me va a explicar que esta pasando? –miró a todos los presentes a excepción de Videl que era la menos involucrada en el tema junto a ella misma.

- Fui a hablar con Gohan. –dijo Trunks mirando su plato vacío. Pan se lo quedo mirando mientras él la ignoraba.

- ¿Sobre qué? –de pronto preguntó una voz masculina que todos conocían muy bien. Goku apareció sonriente entrando calmadamente a la cocina.

- ¿Papá qué haces aquí? –le dijo Gohan.

- Solo estaba de pasada. Chichi me pidió ir a dejarla al mercado, pero ya saben como es, así que me vine hasta acá por mientras. –caminó hasta quedar al lado de Bulma. -¡oh! ¿eso es pollo? –dijo mirando el horno con carita de niño hambriento.

- ¿Quieres comer Goku? –dijo las palabras que tanto amaba su amigo, si bien sabía que nunca y jamás de los jamases le diría que no, era la pregunta educada que siempre hacía.

- Eso sería genial Bulma. –sonrió sentándose a la derecha de Vegeta. –¿estuvieron entrenando? –le preguntó mirando a Trunks. Él solo asintió. –Vegeta, ¿por qué no me dijiste que querías seguir? Me habría quedado.

Vegeta resopló. Podía querer todos los días entrenar junto a su enemigo, él era el único que le presentaba una digna batalla, pero de ningún modo lo admitiría. –no hables estupideces Kakaroto. –se puso de pie y se fue.

- Creo que tenemos un gran problema entre manos. –dijo Bulma mientras servía el plato de su amigo en la mesa.

- Cierto. –acotó Videl. Los demás con el ceño fruncido no entendieron de qué hablaban.

- Me pondré a trabajar en ello, quizás tú idea Videl no sea tan descabellada, pero hay que trabajar arduamente para no cometer ningún error.

- ¿De qué hablan? –Gohan preguntó a su esposa.

- Ya hemos tenido muchos problemas, mal entendido y situaciones vergonzosas con la detección del ki. Con Bulma lo hemos hablado durante unas semanas y estuvimos analizando ese brazalete que fabricaron Bra y Trunks. –decía Videl.

Bulma continúo. –Si bien fue un buen invento tiene muchas desventajas, tal invención hace desaparecer el ki por completo y eso no lo queremos. Fabriqué un nuevo brazalete, en donde el ki de cada uno se mantiene de manera baja y constante a pesar de que se incremente, y también que aumente cuando ustedes lo requieran, lo digo en caso de alguna emergencia o algo parecido. Pero… Vegeta se rehusó en usar una cosa así, dijo que jamás lo usaría.

Todos la miraban con atención, mientras ella salió de la cocina y apareció pocos segundos después mostrándoles el invento. –éste es, aunque es solo un prototipo es lo mas parecido a lo que podría ser. –todos miraron el nuevo diseño, era un brazalete plateado con dos pequeñas luces; una roja y otra verde, y la verdad no era muy bonito que digamos. Gohan fue el primero en tomarlo entre sus manos y examinarlo más cuidadosamente.

- Hay un problema. –comentó luego de inspeccionarlo. Bulma lo miró y esperó a que continuara. –No es muy resistente, el material es muy ligero y cualquier golpe con un poco de fuerza desmedida lo haría pedazos.

- Lo sé, y conversando con Videl, llegamos a la conclusión que no serviría, sabiendo muy bien lo bruto que son ustedes. –rió junto a la otra humana presente.

- Y también detectamos que los circuitos se quemarían en contacto con el agua, así que no serviría para sumergirlo, y sabiendo muy bien lo despistados que pueden ser algunos… -miró a Goku que ni siquiera se sintió aludido mientras seguía con su comida. –Goten, Pan… siempre olvidan sus cosas… -Pan frunció el ceño pero con una sonrisa. –no serviría de mucho. –terminó de decir Videl.

- Tampoco se podría ocupar bajo la ducha. –dijo Bulma con una sonrisa pícara. Trunks la miró y se avergonzó igual que Gohan, pero Pan y Videl rieron. –bueno, lo que trato de decir es que todavía me queda un poco por investigar y buscar un modo alternativo de insertar este dispositivo y que no tenga aquellas dificultades.

Siguieron hablando de lo buen invento que sería, no más inspecciones a su vida íntima, no más enredos, no más confusiones, etc, etc. Tenía muchos beneficios. Gohan se mantenía en silencio pensando, recogió nuevamente el brazalete. –Bulma, ¿lo puedes abrir? –le preguntó.

- Claro. –fue hacia un estante de la cocina y buscó una pequeñísima herramienta, tomó el brazalete y lo abrió exponiéndolo sobre la mesa frente a sus ojos.

- Excelente. –fue el primer comentario de Gohan. –mira… -indicó con su dedo una parte interna de aquel aparato. –si solamente esta parte se convirtiera en un chip, ahorrarías mucho espacio, así podrías convertirlo en otra cosa. Un arete por ejemplo. –dijo recordando los aretes de kaioshin.

- Si… -dijo Bulma mirando su invento.

- No. –de pronto dijo Trunks. Los demás lo miraron. –Yo jamás usaría un arete, sé que Goten tampoco y papá ni hablar. ¿Qué pensarían en el trabajo si me vieran con un arete? –movió su cabeza desechando la idea de inmediato.

- Buen punto. –dijo Gohan. Él tampoco podría usar uno en el trabajo, se vería ridículo… y pensar que uso ese traje de Gran Saiyaman. Sus años de juventud había sido geniales, no habían tantas preocupaciones como ahora.

Su mujer leyéndole la mente, se acercó a él y le susurro al oído. –Gran Saiyaman… -dijo con voz seductora. Gohan volteó su rostro a ella y sus mejillas se tiñeron de un pálido rojo, tratando de ocultarlo a los demás. –Eras tan atractivo en esa época. –él le alzó una ceja. –los sigues siendo. –le sonrió y puso un beso sobre su mejilla.

Los demás estaban atento a lo que Bulma seguía hablando a excepción de Trunks, que miró atentamente a la pareja frente suyo. No cabía duda que Pan se parecía a su madre, tenían los mismos rasgos físicos, aunque Pan siempre se conservó un poco más delgada, gracias a su herencia sayajin y entrenamientos, tenían el mismo color de pelo, la misma forma de ojos, la nariz pequeña y recta, sus labios pequeños pero carnosos.

De pronto su vista se fijó de Videl a Pan, su mirada iba de un lado hacia otro haciendo comparaciones y similitudes entre ellas. Pan siempre lucía grandes camisetas o suéter que ocultaban sus lindos y bien formados pechos al igual que su esbelta cintura. Tal como ahora, llevaba un polerón verde que era tres tallas más grandes que ella junto a unos pequeños short. (*2) Miró a Videl y se fijó en aquella área en forma inconciente. Ella las tenía pechos más pequeños, entonces ¿de quién las heredó? Se quedó pensando ¿quizás de Chichi? Sí, ella podría ser, tenía senos más grandes. De pronto se dio cuenta de lo estaba pensando en estos últimos minutos. ¿los senos de una señora adulta como Chichi, que podría ser su propia madre? Se sintió completamente asqueado, no por ella sino por la imagen de madre. Pronto se sintió avergonzado, había mirado con descaro los pechos de su suegra. –¡Dios! ¿qué me esta pasando?

Se sintió acalorado, miró las piernas de Pan, le encantaban las piernas de ella, eran tan suaves y largas. Eso era algo bueno de ella, siempre usaba short cortitos mostrándolas. –¿Cómo se verían con unos zapatos de tacón alto? Más largas, sexy y deseosas aun. –¡Dios! ¡Como la extrañaba! Sentirla junto a él, compartiendo un lugar cálido junto a ella, tocándola, acariciándola, mirándola. Tomarla de sus caderas y sentarla sobre su regazo mientras sus manos viajaban desde sus muslos hasta su cintura donde siempre se detenía para apretujarla contra su cuerpo. Besar sus labios, sentir su lengua, besar su cuello, sentir su aroma, llegar a sus perfectos senos para admirarlos, tocarlos, besarlos, lamerlos.

Su cuerpo comenzaba a reaccionar a su propia imaginación, detuvo bruscamente todo aquello, no quería encontrarse con una erección frente a su madre, Goku, y sus suegros, sería vergüenza total, pero sus hormonas estaban vuelto locos de deseo por Pan. Estableció su vista en ella y lo estaba mirando mientras todos los demás seguían conversando. Para él no había ruido, su mente, sus oídos, su vista y todos sus sentidos estaban enfocados en ella, no existía nada más alrededor, la quería y la quería junto a él ¡ahora!

¿Era normal sentir tanto deseo sexual? Sabía que siempre había sido así de lujurioso. En sus años de juventud siempre andaba de una chica tras otra para satisfacerse, al igual que su amigo Goten. Debía ser algo sayajin, además de ser hombre por supuesto, sabía y tenía más que comprobado la frecuencia de sus padres, el de Vegeta por lo menos, su madre le seguía a la par pese a nos ser más que una humana común y corriente. Le daba asco pensar en aquello, pero era cierto. Luego lo comprobó con Goten y su hermana, podía sentir sus ki cada vez que estaban juntos, y no era poco, era muy frecuente. Quizás era eso lo que tanto le molestaba a su padre.

Si bien él pensó que había estado bien sexualmente con algunas mujeres, desde que compartió cama con Pan supo todo lo equivocado que había estado por años. Con ninguna mujer en la vida se había sentido así, tan satisfecho de haber estado con ella, pero parecía que todo era peor, sentía más ganas, más deseo por ella, era como una adicción potente. Sabía que ella se sentía igual por él, menos estas últimas semanas en que apenas se veían, todo gracias a esas prácticas que le ofreció aquel profesor. Ocupaban mucho tiempo y dejaban a Pan agotada. Mientras que él no, seguía con el mismo trabajo quizás un poco más, pero los momentos que los compartía con ella habían sido quitado de su lado, ahora los reemplazaba entrenando, adelantando trabajo, conversando con Suzu en la oficina, supervisando el avance de su departamento, y por sobretodo pensando en ella, pensando en qué podría estar haciendo, con quién estaría en esos momentos, y sintiéndose celoso. Celosos de que él, Antoni, compartía más tiempo con ella que él. Saber que pasaba toda la tarde de lunes a sábado junto a él le hervía la sangre de puros celos endemoniados. Pero no había nada que hacer, nada que decir, ella quería hacer eso y él no era quién para impedírselo. Las palabras de su padre todavía estaba presentes en su mente, Antoni estaba haciendo que se convirtiera en un celoso desquiciado. ¿Pero qué podría hacer sin dañar a Pan?

La menor de las mujeres presentes seguía con su vista clavada en Trunks, no sabía que estaba pensando, por un momento creyó que pensaba en ella, por como la miraba, como recorría su cuerpo y esos ojos intensos que atravesaban su alma, pero pronto todo cambió, tenía el rostro como piedra sin ninguna emoción presente, no sabía descífralo, no sabía que pasaba por su mente, la única certeza era que no era bueno, su actitud física lo delataba, estaba tieso, con la espalda erguida sus manos sobre la mesa presionándola con firmeza y sus ojos puesta en ella, pero no observándola del todo.

- Ok, ¿entonces mañana te vengo a dejar los materiales? –preguntó Gohan.

- Sí, mañana mismo podríamos empezar, ¿no, Videl?

- Claro. –le respondió a Bulma. –¿Entonces mañana nos vemos aquí Gohan? –él asintió.

- Ya… -se puso de pie junto a ella. –es hora de irnos. –Pero justo en ese momento en que Gohan y Videl se acercaban a despedirse, Trunks se incorporó también con semblante duro y frío.

Gohan se acercó a él y estiró su mano. –nos vemos. –le dijo.

- Nos vemos Gohan. –el apretón fue fuerte y firme. –igualmente algún día tendremos que hablar. –lo miró a los ojos. Gohan con el rostro serio asintió. Ellos se despidieron y se fueron, Goku hizo lo mismo, ya era hora de ir a buscar a Chichi antes de que lo regañara, dejando solamente a Pan.

Bulma se quedó en silencio percibiendo una leve tensión entre su hijo y Pan. Sin decir una palabra se fue de la cocina dejándolos a solas.

Ella rompió el silencio. –¿estas bien? –caminó hasta a él y se sentó a su lado. Dejó sus manos en su propio regazo y se dedicó a observarlo. Tenía el lado izquierdo del labio inferior hinchado, unas marcas rojas en su cuello y sus manos estaban magulladas. Era lo único visible con la ropa que llevaba puesta.

Él la miró y esbozó una pequeña sonrisa. –estoy bien. –respondió.

- ¿Seguro? –esta vez su mano derecha la dejó sobre la pierna izquierda de Trunks. Él asintió y poso su mano sobre la de ella acariciándola con cariño. Pan bostezo y le sonrió. –¿por qué el viernes no llegaste a casa de tu hermana?

Trunks se incomodó con la pregunta, había estado distraído con la cena junto a Suzu pero no se lo diría. –estuve hasta tarde en la oficina. Pensé que Videl te había dicho mi mensaje.

- Sí lo hizo, de hecho al otro día en la mañana. Me dijo que me quede dormida en el living con mi papá y que habías estado llamando así que ella contestó. –Trunks asintió. –¿tuviste alguna reunión? –preguntó.

- No, es solo que me quede hasta más tarde trabajando y olvidé por completo que ese día salías temprano. Lo siento. –tomó su manos con ambas de él.

Ella le sonrió. –bueno, hoy tenemos todo el día. Ya te estaba extrañando. –se acercó a él y dejó la cabeza sobre su hombro. Él de inmediato pasó el brazo por su cintura atrayéndola hacia él y con la otra acarició sus cabellos. Pan suspiró y dejó sus ojos cerrados.

- ¿Tienes sueño? –le preguntó con voz baja. Ella negó con la cabeza en silencio y la verdad era que sí se moría de sueño, solo que no quería admitirlo, prefería pasar algo de tiempo junto a él que dormir auque estuviera muy cansada.

Él sin permiso o palabra alguna la alzó en sus brazos y se la llevó hasta el living donde la recostó sobre un sillón y él se sentó a su lado mientras Pan descansaba la cabeza en su regazo. Encendió el televisor y permanecieron en silencio solo con la compañía del otro por unos momentos. Trunks acarició el rostro y cabellos de Pan mientras observaba televisión, después de un rato sintió que estaba un poco helada. –¿tienes frío? –ella asintió con los ojos cerrados, se estaba quedando dormida pese a comenzarse a sentir helada. Cuando él se disponía a incorporarse y buscar alguna manta ella se lo impidió sujetándolo en el mismo lugar.

- No. –le susurró.

- Estas helada Pan. –advirtió.

- Abrázame. –pidió en voz baja mirándolo hacia arriba justo a sus ojos. Él sonrió y se acomodó en el sofá con ella sobre él. Separó sus piernas y ella se amoldó a su cuerpo abrazándolo por los hombros y con la cara en su cuello. Trunks la rodeó por la cintura e hizo cariñitos pasando por su espalda, la cintura, y trasero (*3).

Por fin la sentía junto a él, anhelaba estar así con ella aunque fuera por unos instantes, se sentía relajado y querido. Abrazarla, acariciarla, olerla era exquisito y olvidaba todo problema que pudiera estar en su cabeza. –¿estas cómoda? –le preguntó.

- Sip. –respondió. –muy cómoda. –ella levantó la cabeza para quedar a su altura. Por el momento el sueño se había ido, las suaves caricias por sobre su vestimenta hicieron erizar su piel, más todavía cuando, ahora, él con una sonrisa burlona pasaba sus manos por debajo del polerón, acariciándola con solo la punta de sus dedos, estimulando sus terminaciones nerviosas de la espalda. –¿qué estas haciendo? –susurró con voz muy suave frente a su cara, haciendo que su cálido aliento le llegara.

- Nada. –volvió a sonreír.

- ¿Nada? –ella bajó sus manos entre los dos y las coló por debajo de su camiseta a rayas gris (*4) haciendo movimientos circulares sobre su musculoso pecho. Eso bastó para que Trunks cerrara el espacio entre ellos con un suave beso sobre los labios. Cerraron sus ojos dejándose llevar por las emociones y sensaciones del momento. Sin dejar de besarla subió aquella prenda verde que estorbaba dejando a la vista su hermosa y fina cintura que la apretó con sus manos. Ella soltó una pequeña risita contra sus labios. –me haces cosquillas. –le dijo. Él la calló esta vez con un beso más profundo y apasionado, haciendo a Pan cerrar sus ojos y darle la bienvenida a su dulce, húmeda y deliciosa lengua. Siguieron así por un tiempo bastante prolongado hasta que sin darse cuenta ella se encontraba moviéndose poquito a poquito sobre él, haciéndolo reaccionar. Trunks se encontraba muy deseoso, apretaba su trasero con las manos acercándola a sus caderas, sus respiraciones se hicieron más agitadas, y entrecortadamente le habló.

- No hagas… eso. –dijo con voz ronca. Ella parecía no escucharlo, tenía sus ojos cerrados y continuaba con sus besos sobre su cara, bajando por su garganta donde siempre se detenía por varios momentos y exagerando sus movimientos corporales rozándose contra él. Trunks ya no daba más, se dejó hacer por ella y la tomó con fuerza por las caderas haciéndole notar claramente su bulto en la entrepierna. Ella suspiro de éxtasis contenido, lo deseaba como siempre, era solo que no había tenido tiempo junto a él y últimamente estaba más cansada que nunca, pero tocándolo de esa manera y que él la tocara despertaba sus deseos de estar junto a su hombre.

De un momento a otro él la alzó en sus brazos y se dieron vuelta, ahora él quedando sobre ella. Acarició y besó su pequeño y blanco rostro, sonriendo besó su mentón, su cuello hasta llegar a la incómoda y gruesa prenda. –¿todavía tienes frío? –preguntó pese al rosado de sus mejillas. Ella en silenció negó con la cabeza. Con sus manos subió la prenda hasta mostrar sus pechos cubiertos de un sostén deportivo gris. Se decepcionó un poco, pensaba encontrarse con otra clase de prenda íntima, algo más atrevido y sexy, pero estábamos hablando de Pan, quien siempre prefería la comodidad y utilidad antes de la apariencia. Lo dejó pasar como siempre, eso no terminaba los pensamientos libidinosos con ella. Besó y acarició sus pechos sobre la prenda que los cubría, semanas que no tocaba aquellos lugares. El beso se intensificaba cada vez más a medida que las manos viajaban bajo ella por su espalda llegando lo más abajo que podía alcanzar. Pan se arqueó pegándose contra él tocando su pelvis con la de él. Trunks tuvo que aguantar las ganas de un gruñido que estuvo a punto de salir. Su excitación ya más que preparada se rozaba contra ella haciéndola separarse de su boca y gemir. En esos instantes sus manos la recorrían por completo, quería seguir acariciándola entre sus piernas y oírla gemir más fuerte, como muchas otras veces la había escuchado.

Ella se separó de él. –¿vamos arriba? Tú habitación. –le susurró en el oído.

- No. –fue la respuesta, ella lo miró extrañada. –no podemos seguir. –dijo muy a su pesar. Quería seguir, quería llevarla a su cama y llenarse de ella, pero sabía que no podía.

- ¿Por qué no? –dijo con un puchero.

- Hoy andan todos más pendientes de los ki, sobretodo Gohan. –dijo en voz baja.

Ella entendió pero no pensaba rendirse, no ahora, no como la había dejado. –podemos mantener nuestro ki bajo. –le dio solución al problema. Él negó nuevamente. –los brazaletes. –otra alternativa.

- Los tiene mamá en el laboratorio y ahora esta experimentando con ellos. –Pan suspiró resignada.

- Trunks… -le rogó, sabía perfectamente bien como convencerlo. –vamos… ¿sí? nos tenemos que controlar solamente. –él le sonrió y acarició sus mejillas con sus manos, le dio un beso más en la boca e intentó incorporarse, pero ella no se lo permitió y lo mantuvo sobre ella rodeándolo con sus delgados brazos por su cuello, manteniendo su rostro muy junto al de ella.

- Pan… -dijo suavemente.

- No. –dijo con firmeza. –sé que tú también quieres. –le sonrió y abrió sus piernas para rodearlo por sus caderas. Él afirmo ambas manos a los costados de su cabeza y dejó que el peso inferior de su cuerpo cayera por completo en ella.

- Vas a seguir, ¿cierto? –ella asintió. –Ni modo… -dijo antes de volver a besarla. No había vuelta atrás, su excitación estaba en su máximo esplendor y no había nada que pudiera hacer. Entre besos fuertes, intensos y cargados de pasión Trunks desabrochó el short de Pan, luego subió sus manos por su vientre y siguió más arriba acariciando los dos montículos que tenía en frente, hizo a un lado la tela y acarició la suave y tersa piel de sus senos, haciendo su pecho subir y bajar con las respiraciones agitadas. Pan tenía sus manos puestas con firmeza en cada hombro, enterrando sus cortas uñas en la dura piel de su espalda.

- Tru… -las palabras quedaron suspendidas cuando él lamió y chupó las partes más sensibles de aquellas colinas. Estaba hirviendo, sus hormonas femeninas pedían a gritos más de él, mucho más.

- Hueles tan bien… -dijo susurrando contra su pecho. Sus pequeños gemidos, que trataba de ocultar inútilmente, su olor, su sabor lo estaba volviendo loco de ardor. Se separó un poco de ella para mirar su carita enrojecida, le encantaba verla de esa manera. Se acercó a su rostro y le dio un nuevo beso, esta vez más salvaje y sin cuidado. Pan respondió de la misma forma, enredando sus dedos en el cabello violeta tirando de él en forma inconciente. Trunks trataba de controlarse y pensar aunque fuera un par de segundos con claridad y así tomarla en brazos y llevarla hasta su cuarto, pero los movimientos de ella y sus ansias no hacían más que desesperarlo.

Un nuevo sonido gutural se escapaba de su garganta cuando ella inesperadamente acarició su entrepierna por sobre el pantalón excitándolo aun más.

Era definitivo, ella lo volvía loco. Trataba de controlarse pero parecía imposible, su olor, sus caricias, sus casi sordos gemidos, su suavidad no le permitían pensar en nada. Miró sus ojos que ahora estaban abiertos mientras lo acariciaba allí abajo, la tomó del cuello y la besó con pasión.

Contra esta mujer no había caso, siempre se salía con la suya. En esos momentos de calor entre sus cuerpos lo único que deseaba hacer era bajarse los pantalones y tomarla ahí mismo, pero sabía lo peligroso que podía ser. Estaban en el living principal de la casa, sus padres andaban por ahí merodeando. Solo un segundo bastó para saber donde estaban, Bulma en el laboratorio y Vegeta en la cámara de gravedad. Pero había otro problema, su hermana siempre aparecía cualquier día en casa junto a Goten, no sabía si hoy vendría, pero de hacerlo ahora se encontraría con una caliente sorpresa al atravesar la puerta y entrar a la casa. Todo aquello parecía elevar aun más la calentura, le daba esa sazón de adrenalina y parecía más divertido, más excitante.

- Cálmate… -decía su mente en medio del éxtasis. –¡Al carajo la calma! –iba a hacer el amor allí y no se iba a detener.

Con su short abierto deslizó una mano en la parte de atrás, sin dejar de besarla, hasta sentir con sus dedos su trasero firme y suave. Pan reprimió un gemido más arqueándose contra él, aprovechando ese momento tomó aquel short de mezclilla y lo tiró hacia abajo dejándolo a medio camino de sus piernas justo arriba de sus rodillas. Volvió a aquella zona haciendo a un lado sus braguitas y la acarició entre las piernas. Estaba completamente excitada y solo acababa de empezar. Comenzó a tocarla con suavidad haciendo a Pan suspirar.

- Trunk… -trató de hablar pero parecía imposible, abrió sus ojos y comenzó a mirar a su alrededor. Aun estaban en medio del living y se sintió nerviosa. No quería que nadie la viera así, no con su cara sonrojada, sus short a medio muslo y él acariciándola allí abajo en medio del calor y la pasión. Se mordió el labio inferior para reprimir cualquier sonido que pudiera salir de sus labios, lo único que podía hacer era respirar una y otra vez.

- Baja tu ki… -le susurró en el oído. Ella asintió suavemente con su cabeza, obedeciéndolo y controlándose. Trunks la miró observó como ella tenía sus ojos cerrados con fuerza y se mordía los labios. Esa imagen provocó una y mil emociones más gratificantes aun, apretó los dientes y salió un extraño gruñido de su garganta. Se veía sexy, hermosa, acalorada, roja, caliente y miles de palabras más que no podían expresar lo que estaba sintiendo. –No tienes idea de lo mucho ansiaba tenerte así - confesó con voz ronca contra sus labios.

Continúa...

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