EL PLAN DE RESCATE

--Por favor, Sakura, ayúdame a abrirle los ojos a esa niña. El conde te lo agradecería muchísimo.

--No se preocupe, Tsunade, haré lo que pueda-- sonrió inclinando ligeramente el rostro.

--Ábrele la puerta a la baronesa, Kakuzu.

--Sí, señora Tsunade. Adelante, baronesa-- abrió la puerta dejándola pasar.

Al verla, Ino corrió a su encuentro y sollozó en su hombro descargando todo el dolor y la angustia que la consumía por dentro. Tsunade vio la escena desde afuera. Cuando Kakuzu cerró la puerta, se retiró, confiada en que Sakura podría hacerla sentir mejor y olvidar al plebeyo.

--Bu-buenas noches, señorita Sakura. ¿Cómo le fue? ¿Pudo ingresar sin problemas?

--Hola, Hinata. Sí, a Tsunade le pareció un poco extraño verme llegar a esta hora pero no le dio importancia; al contrario, me agradeció y me dijo que te sacara al "plebeyo" de la cabeza-- terminó dirigiéndose a Ino.

--No me importa. Dime, ¿ya tienes un plan?-- preguntó con desespero.

--Por supuesto. De hecho, en estos momentos Shikaku ya está cumpliendo con su parte.

Una pequeña luz de esperanza iluminó el rostro de Ino.

--Bien, ahora escuchen, este es el plan.

.

--Ese es el plan, Kiba.

--No hay problema, Hinata. Yo me encargo de ello-- respondió luego de escuchar las instrucciones que la baronesa le enviaba. Diciendo esto caminó hacia al gran jardín central del palacio, esperando la señal.

[...]

--Sakura, ¡qué grata sorpresa verte por aquí!-- Deidara se acercó sonriente a la baronesa que ya se encontraba en el gran salón, admirando el jardín desde la ventana.

--Oh, Deidara-- inclinó la cabeza saludando --Qué linda está la noche, ¿verdad?

--No más linda que usted, baronesa-- respondió galante mientras tomaba su mano para besar sus nudillos.

Sakura respondió a sus halagos con una sonrisa coqueta. --No digas esas cosas, Deidara-- se abanicó fingiendo timidez.

Deidara sonrió sintiendo que había atraído la atención de la joven. --¿Te gustaría dar un paseo por el jardín? La noche está clara y el clima cálido, perfecto para salir a tomar un poco de aire y relajarnos.

--Pobre idiota, ya cayó-- pensó para sí misma mientras aparentaba sonreír por las palabras del chico --Claro, me encantaría.

El menor de los Yamanaka tomó la mano de Sakura con delicadeza y la envolvió en su brazo. Juntos salieron al jardín y caminaron tomados del brazo mientras apreciaban la luna y las estrellas.

--Aún no me has dicho qué te trajo por aquí. No te vi antes, así que supongo que acabas de llegar hace poco.

--Así es. Vine porque quería que Ino me entregue un poemario que le presté-- empezó con total normalidad --mi padre viajará fuera del país el día de mañana y prometió conseguirme la firma del autor. Si hubiera venido mañana probablemente a mi regreso mi padre ya se habría marchado, así que me tomé el atrevimiento de venir esta noche.

--Ya veo. En realidad no importan los motivos que te trajeron a este lugar, solo necesito saber que estás aquí, pues tu presencia ilumina esta aburrida casa y este solitario corazón-- dijo suavemente en un intento por sonar romántico.

--Vas a hacer que me sonroje, Deidara-- rió nuevamente. --Por qué mejor no me dices cómo es eso de que viste a Ino besuqueando a un asqueroso campesino.

--Ah, ya te enteraste-- cambió su tono por uno más aburrido.

--Sí, Tsunade me contó lo que sucedió y no lo puedo creer-- repuso indignada --¡No entiendo qué pudo pasar por la cabeza de Ino para cometer semejante barbaridad! Por Dios, teniendo como novio a un joven buen mozo como Sai, ¡prefiere enredarse con un inmundo y corriente hombre sin apellido!

--Es eso mismo lo que yo creo. Parece que a la libertina de mi hermana o le divierte enfurecer a mi padre o definitivamente perdió el juicio.

--¿Y sabes qué fue lo que sucedió con aquel vagabundo?

--Según tengo entendido está en las mazmorras.

--Espero que le hayan dado su merecido-- dijo Sakura con desdén.

--Lo hicieron. Mi padre mandó soldados para que se divirtieran con él-- se burló.

--Ojalá que esté muerto. Así sería más fácil hacer que Ino volviera al camino correcto.

--Mi padre planea mandarlo matar mañana, aunque no sé si ese imbécil sobreviva la noche jajajaja-- Deidara rió estrepitosamente.

Sakura se sobresaltó pero rápidamente disimuló sin que el joven lo notara. --Es cierto. Sabes, me gustaría saber si está postrado en esa celda suplicando piedad o si por fin murió ese campesino.

Deidara vio a Kiba a lo lejos , quien parecía patrullar la zona.

--¡Hey, tú! ¡Ven aquí!-- lo llamó haciendo que Kiba corriera a su encuentro.

--Buenas noches, señor. ¿Puedo hacer algo por usted?-- Saludó con una reverencia.

--Tú eres uno de los que llevó a ese bastardo a las mazmorras, ¿verdad?

--Sí, señor.

--¿Puede decirnos cómo se encuentra, soldado?-- preguntó Sakura --Queríamos saber si ya se murió-- agregó burlonamente soltando una pequeña risita.

A Kiba se le heló la sangre por la frialdad con la que hablaba la baronesa. Pensó que si no la conociera lo suficiente, diría que era un macabra y temible mujer.

--Hasta donde sé está gravemente herido, pero desconozco si continúa con vida. En todo caso mi compañero Hidan se encuentra vigilando la celda, él es el único que podría darles esa información.

A Deidara no le interesaba si Shikamaru vivía o moría, para él era suficiente saber que estaba sufriendo. Sin embargo, al ver el rostro de desilusión de Sakura cambió de parecer. Si quería llegar a conquistarla, debía empezar consintiendo sus caprichos.

--¿Y qué estás esperando, cabeza hueca? ¡Ve a traerlo!

--S-sí, señor.

Kiba agachó la cabeza y se retiró, mientras los dos jóvenes continuaban su amena conversación a costas de la salud de Shikamaru. Al ver que Sakura se acurrucaba sutilmente en el brazo de Deidara y este enfocaba toda su atención en ella para acercársele, Kiba desvió su camino y fue a su dormitorio. Al llegar tomó un saco y guardó uno de sus atuendos. Colocó en él un casco, una camisa, una chaqueta azul de cuello alto, mangas rojas y botones dorados al frente, cinturón, pantalones y botas de cuero. Sin perder más tiempo, salió en dirección a las mazmorras.

Cuando llegó, Toneri se encontraba vigilando la entrada. Al verlo lo saludó dando un ligero movimiento de cabeza y lo dejó ingresar. Kiba buscó entre los enredados caminos de la mazmorra la celda donde horas antes habían dejado recluido a Shikamaru. Cuando por fin pudo dar con el calabozo, vio a Hidan custodiando la entrada, tal y como lo se lo habían encomendado.

--¿Qué te trae por aquí, Kiba? ¿A dónde vas con ese saco?-- preguntó despreocupadamente.

--Estaba de camino a la cocina. Iba a entregarle a Choza algo de leña pero el joven Deidara me mandó para acá para llevarte con él-- repuso dejando el saco en el suelo y secando con el dorso de la mano su frente llena de sudor.

--¿Y qué quiere ese niño mimado ahora?

--Está en el jardín  y quiere que vayas a informarle cómo está el prisionero.

--¿Para eso me manda llamar? Qué molesto es ese niño-- se quejó. --¿Por qué mejor no le dices tú? Míralo, está ahí tirado-- señaló la puerta tras él que tenía una pequeña abertura logrando así ver el interior --No está muerto si es lo que el señorito quiere saber. Hace rato lo vi moverse, así que ahora debe estar inconsciente o durmiendo.

--Sabes cómo es el hijo del conde, Hidan. Si voy yo empezará una de sus pataletas.

--Sí, sí, ya me conozco las rabietas de ese niño. Será mejor que me apure antes de que vaya con el cuento a su padre diciendo que lo desobedecimos. Cuida mi puesto hasta que regrese, Kiba.

--No hay problema.

Hidan salió arrastrando los pasos y se dirigió hacia el jardín. Al ver que ya se encontraba lo suficientemente lejos, Kiba sacó un gran llavero de su cinturón y abrió la puerta del calabozo, viendo con más claridad a su amigo, quien se encontraba de espaldas a la puerta cubierto por un por una roída manta.

--Amigo, despierta. Soy Kiba-- lo sacudió ligeramente.

Al ver que no reaccionaba descubrió su cuerpo quitándole la manta y pudo ver sus ropas llenas de sangre. Al parecer los golpes que Hidan le dio habían causado que continuara vomitando sangre por mucho tiempo después. Se sintió tranquilo porque su compañero no haya herido a Shikamaru con algún cuchillo u otro tipo de arma blanca, pues teniendo una herida abierta sería mucho más difícil hacer que escapara.

--Shikamaru, despierta-- continuó sacudiéndolo --Voy a sacarte de aquí, amigo, ¡despierta!

Shikamaru abrió lentamente los ojos y se sobresaltó al ver que una gran sombra lo sacudía. Intentó zafarse del agarre hasta que pudo reconocer a Kiba e instantáneamente relajó su cuerpo dejándose caer nuevamente en la cama.

--No es hora de descansar, amigo. Tienes que salir de aquí-- pasó uno de los brazos de Shikamaru alrededor de su cuello mientras él lo tomaba de la cintura para ayudarlo a ponerse de pie.

--I-Ino... dónde está Ino...n-no puedo dejarla sola-- susurraba.

--La señorita Ino está bien, su padre no sería capaz de hacerle daño a su propia hija, no te preocupes por eso.

--Pe-pero ella... Sai...

--El joven Sai no está enterado de nada, amigo. Igual eso no importa ahora. Debo sacarte de aquí-- hacía un gran esfuerzo por caminar sosteniendo el peso del muchacho. --Tienes que intentar ponerte de pie, Shikamaru. La señorita Ino pidió ayuda a la baronesa y ella ideó este plan para liberarte, ¡pero debes poner de tu parte o sino mañana te matarán!

Shikamaru tenía los pensamientos confusos. Aún se sentía adormilado pero pudo entender las palabras de Kiba. Tenía miedo que Sai se enterara de lo sucedido e hiciera sufrir a Ino, pero aún si se quedaba, él no podría hacer nada, mucho menos en ese estado. Además de eso, era un hecho que la golpiza que le habían dado no sería suficiente, seguro el conde pediría su cabeza y ese sería su fin.

--¿Sa-Sakura está aquí?

--Así es. Vino a auxiliarlos. De hecho, todos estamos aquí para ayudarte. La señorita Sakura, Hinata y yo te sacaremos de aquí.

--¿Y dónde está Ino?

--Ella se encuentra encerrada en su dormitorio pero está bien, solo muy preocupada por ti-- Kiba lo soltó y lo tomó por los hombros --Todos estamos haciendo esto por ti, mi amigo, incluso la señorita Ino. Por favor, ayúdanos a ayudarte.

Shikamaru puso toda su fuerza de voluntad para mantenerse de pie y asintió aguantando el dolor.

--Ahora ten, ponte esto-- le entregó el saco con el atuendo. Al ver que se le dificultaba y le tomaba tiempo desvestirse, lo ayudó a quitarse sus ensangrentadas prendas y le colocó el traje de soldado.


.


--Hola, Toneri-- saludó Hinata dulcemente cargando una pequeña canasta con frutas.

--Hola, Hinata, ¿qué te trae tan tarde por aquí?-- respondió cordialmente.

Toneri era un soldado raso que llegó a la mansión Yamanaka algunos años atrás y desde sus primeros días de servicio quedó prendado de la dulzura y candidez de Hinata. Aunque la muchacha se mostraba amable y servicial, nunca accedió a sus cortejos; aún así, eran muy buenos amigos, además de que él aprovechaba su buena voluntad y no perdía oportunidad en mostrarle su interés.

--En realidad quería compartir esto contigo-- señaló las frutas que llevaba consigo --Choza me regaló estos frutos frescos y pensé que podríamos comer algunos mientras te acompaño a hacer tu guardia-- la sierva se colocó al lado derecho del soldado.

--Oh, mi querida Hinata, ¡muchas gracias!-- sonrió animado --¿pero tu señora no te necesitará?

--Ella ha pasado por mucho hoy, así que se quedó dormida hace un buen rato.

--Entiendo. Entonces acepto tu propuesta, dulce Hinata-- agradeció a la joven, girando de lado para empezar a comer frente a ella.

Los dos sostuvieron una agradable conversación. Al no haber nadie más circulando por la zona, aprovecharon para desinhibirse un poco y reían ruidosamente haciendo comentarios tontos acerca de Deidara y sus amigos. En todo ese tiempo Hinata se aseguró de, poco a poco, alejarlo sutilmente de la puerta, a la misma vez que se aseguraba de mantenerlo de espaldas a ella.

[...]

--Bien, ahora tienes que enderezarte, Shikamaru. Haz un pequeño esfuerzo para poder cruzar la puerta principal. Luego de eso serás libre-- le animaba Kiba.

--Está bien.

Shikamaru ya se encontraba en sus cinco sentidos, alerta de todo y seguro de lo que estaba haciendo. Al salir del calabozo tuvieron que sortear muchos pasajes evitando encontrarse con los soldados guardianes de otras celdas, pero lo lograron con éxito y al fin se encontraba frente a la puerta principal de las mazmorras.

Haciendo uso de todo su valor y manteniendo la respiración para poder soportar el dolor, caminó junto a Kiba atravesando la puerta. A su derecha vio cómo Hinata charlaba con el guardia de la entrada quien en un rápido movimiento echó un vistazo y siguió conversando con la sierva.

--No te preocupes, hay varios soldados dentro de las mazmorras, no sabrá que somos nosotros-- dijo Kiba para tranquilizarlo.


Cuando ya se encontraban a varios metros de distancia de las mazmorras, Kiba lo guio hacia la parte trasera del palacio.

--Aquí nos separamos, amigo. Sigue ese camino y encontrarás a tu padre esperándote con un caballo para que puedas huir lejos.

Shikamaru sintió una punzada en el corazón. Por primera vez en todo ese día se había puesto a pensar en su padre y en el sufrimiento que le causó.

--Gracias, Kiba. Gracias por ser un verdadero amigo-- le extendió una de sus manos mientras con la otra sostenía sus adoloridas costillas.

--No tienes por qué-- sonrió Kiba --lo único que me apena es que quizás esta sea la última vez que nos veamos. En todo caso, te deseo lo mejor, Shikamaru-- respondió con un apretón de manos.

Shikamaru pensó que jamás podría dejar al amor de su vida sola y en manos de Sai. Sabía que de una u otra manera, volvería por ella y esta vez, nada ni nadie los separaría. Prefirió guardar sus pensamientos para sí mismo y asintió con una sonrisa agradeciendo una vez más las palabras del soldado. Así, salió en dirección al bosque para encontrarse con su padre.

.

Entre la espesa hierba Shikaku sintió el andar de alguien que aparentemente se aproximaba. ¿Sería su hijo? ¿Lo habrían descubierto? ¿Vendrían a apresarlo a él también? Mil interrogantes venían a su mente hasta que pudo reconocer la silueta de un soldado.

--Maldita sea-- pensó e intentó alejarse pero al ver el andar lento del hombre se detuvo.

--¿Eres tú, papá?-- dijo un a voz que reconoció de inmediato.

Shikaku corrió al encuentro de su hijo y le quitó el casco para asegurarse que no era un producto de su imaginación.

--¡Hijo! ¡¿Pero qué te han hecho, hijo mío?!-- sollozó al ver el rostro hinchado y amoratado de Shikamaru --¿Te encuentras bien? ¡¿Por qué caminas así?!-- preguntaba desesperado al ver su andar irregular mientras se sostenía el estómago y costillas.

--Eso no importa, papá...

--S-sí, tienes razón, Shikamaru. Ahora tienes que irte de aquí. Mira, te traje a Pakkun-- Shikamaru asintió sin pronunciar palabra.

El hombre ayudó a su hijo a montar el caballo y amarró al animal varios sacos de tela además de una cantimplora de cuero --Aquí tienes algo de comida para que te alimentes por unos días, también traje algo de agua.

Shikamaru asintió nuevamente en agradecimiento a la ayuda que le brindaba su padre. Tenía ganas de decirle cuánto lamentaba ponerlo en esa situación y que se sentía avergonzado por causarle tantos problemas. Quería abrazarlo con todas sus fuerzas para decirle que lo amaba y que desearía que las cosas sucedieran de diferente manera, pero sabía que si lo hacía, le iba a doler mucho más abandonarlo para irse a quien sabe donde que el rumbo lo llevara.

--Gra-gracias, papá... y perdóname-- fue lo único que pudo decir al ver cómo los ojos de Shikaku se llenaban de lágrimas.

--Ve, Shikamaru. Sé fuerte y sobrevive-- dijo golpeando la parte trasera del caballo haciéndolo correr a gran velocidad. --Y claro que te perdono, hijo mío... sé que algún día nos volveremos a ver-- susurró mirando con tristeza a su único hijo mientras este iba a todo galope hasta perderse en la oscuridad de la noche.

[...]

--Solo espero que ese maldito de Hidan no haya vuelto-- pensó.

Al encontrarse a unos metros de las mazmorras le hizo un a señal a Hinata para que ella lo ayudara a ingresar sin ser visto por Toneri. Sabía que tenía la libertad de entrar y salir de las mazmorras pero sería muy sospechoso que lo vean ingresar cuando ni siquiera lo vieron salir. Peor aún, si suponían que uno de los dos soldados que dejó las mazmorras fue él, cuando se dieran cuenta de la desaparición de su amigo automáticamente llegarían a la conclusión de que el otro soldado era Shikamaru, quien escapó con su ayuda.

Toneri era un soldado novato pero también correcto. Así Kiba le rogara que guardara silencio no lo haría por la sencilla razón de tener órdenes estrictas de que ningún prisionero podría salir sin escolta y atado. No es que fuera por llevarle la contraria ni nada parecido, solo que cuando se trataba de su trabajo, la amistad no tenía nada que ver. Él solo cumpliría con sus obligaciones.

Mientras aguardaba escondido, vio que Hinata se alejó un poco de Toneri, empezó a juguetear dando vueltas mientras reía y luego tropezó, haciendo que el soldado corriera y se agachara a revisar su tobillo. La muchacha se abrazó al joven guardia y este la llevó unos metros más allá sentándola sobre una piedra.

--Esa debe ser la señal-- pensó Kiba.

Diciendo esto corrió y rodeó la construcción, luego sigilosamente ingresó mientras Hinata le guiñaba un ojo y Toneri se encontraba agachado con el pie de la chica en sus manos.

Al llegar a la celda de Shikamaru, la abrió, tomó algunas rocas que había dentro de ella y las acomodó en la cama, las cuales cubrió para simular que el prisionero dormía y así darle algo más de tiempo hasta que fuera descubierta su huida. Posteriormente tomó el saco donde llevaba el traje de soldado, lo llenó con las ropas de Shikamaru además de un poco de maleza y cerró con llave la puerta, esperando hasta que Hidan apareciera.

--Hasta que por fin apareces, hombre-- rió Kiba tratando de ocultar su nerviosismo --¿Ya te deshiciste del señorito?

--Já, ni me lo recuerdes-- frotó su rostro exasperado --El niño bonito me llamó para decirle a la mocosa de pelos rosados si el campesino estaba muerto o no, luego esa... baronesa me retuvo un buen rato hablando del gusto que le daba saber que el prisionero estaba sufriendo. Por supuesto que Deidara le dio la razón y se pusieron ahí, a conversar delante de mí, ¿te imaginas? Me hacen perder el tiempo por las puras.

--Jajajaja así es la gente rica, Hidan. Solo queda agachar la cabeza y cumplir sus caprichos.

--Si tan solo yo tuviera el poder de esos niños hace mucho tiempo que los hubiera mandado a pulir mis zapatos.

Kiba negó con la cabeza sonriendo --Sigue soñando, Hidan-- y se retiró. Cuando ya se encontraba camino a la salida dio media vuelta y mirando hacia atrás murmuró --Bastardo-- mientras lanzaba un escupitajo al suelo, mostrando el odio que sentía por su cruel y abusivo compañero.

Al salir le sorprendió ver a otro soldado custodiando la puerta. No había rastro de Toneri ni de Hinata.

--¿Dónde está Toneri?-- preguntó.

--Soy el relevo de Toneri. A esta hora es el cambio de turno, así que él se fue. Creo que llevó a Hinata consigo, me parece que se lastimó el pie.

Kiba asintió satisfecho y se retiró del lugar llevando el saco al hombro dirigiéndose a la cocina.


--Hola, Kiba, ¿se te ofrece algo?-- preguntó Choza al verlo llegar a esas horas cargando un inusual bulto.

--Eh... sí, pero primero dime, ¿estás solo?-- dijo mirando en todas direcciones.

--Tan solo como un animal del desierto, mi amigo-- rió.

--Bien. Bien. Entonces quiero que quemes esto-- abrió el saco y le entregó las ropas ensangrentadas de Shikamaru.

Choza analizó lo que el soldado le entregaba. --¿Es de aquel muchacho?-- trató de indagar luego de haber escuchado rumores de que habían encontrado a Ino con un hombre del pueblo.

--S-sí. No puedo comentarle qué sucedió pero nadie puede enterarse de la existencia de eso-- señaló las viejas prendas.

--Entiendo. En cualquier caso espero que todo haya salido bien. No me gusta ver triste a la señorita-- dijo seriamente mientras tomaba los ropajes y los lanzaba al fuego de la cocina haciendo que se consumieran.

11/05/21

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