Odio, odio y más odio. Tomioka repudiaba totalmente a Takesho, le parecía absurdo que sonriera a cada momento o que fuera tan dulce ¿Por qué estaba tan feliz? Si su vida era una porquería y se lo había dicho muchas veces.

Justamente acababan de tener una discusión en la que Takesho se había marchado sin verle sentido a esa discusión.

-¿Por qué eres tan rudo con ella?-Pregunto Shinobu levemente molesta.

-No te importa-Se dio medía vuelta sin intención de hablar.

-¡Por eso todos te odian!

Tampoco le agradaba Shinobu, siempre le repetía lo mismo y era molesto. Al salir de la finca mariposa a varios metros se encontró con Takesho, no sonreía como siempre, más bien parecía herida, dudaba que fuera por lo que le dijo. Al pasarle de largó se dio cuenta de que estaba perdida en sus pensamientos.

Takesho escondía con esa sonrisa su desesperación, la desesperación que sentía por encontrar a sus hermanos, no eran hermanos de sangre pero habían crecido juntos, hasta que un día un Demonio los convirtió en monstruos y se los llevó lejos.

Desde ese día los buscaba.

Suspiró y siguió caminando hasta que su cuervo le informará de otra misión, cosa que no sucedió y decidió regresar con quien le había dado un hogar. Sanemi, el pilar del viento fue quien la rescató del duró invierno cuando solo tenía catorce años.

Desde ese momento el la volvió su Tsuguko.

Takesho cruzó las puertas y se tumbó en su futon, cansada de pensar.

Sanemi que había oído sus pasos se asomó en su habitación-¿Qué paso?-Indago.

-Nada-Respondió levemente.

-Mentirosa ¿Qué paso?-Exigió saber.

-¿Tu crees...-Dudó en preguntar-Olvidalo, es una estupidez.

-Si te afecta, entonces no lo es.

-¿Crees qué soy fea?-Se avergonzó al preguntar-¿Crees qué no debo sonreír más por qué me veo fea?-Sanemi quiso reír, pero no pudo al ver la expresión de tristeza en Takesho, además de que ella jamás le había preguntado algo así en todos los años que llevaban viviendo juntos.

Así que la irá le recorrió el cuerpo al pensar en alguien diciendole eso.

-¿Quién te dijo eso, Takesho?-No respondió, el suspiro-No eres fea, ni tu sonrisa. No hagas caso a idioteces. Venga, vamos a comer.

-Ya voy.

Sanemi sólo imaginaba que Tomioka le había dicho tal cosa, era experto en intentar arruinar la felicidad de Takesho, le provocaba rabia que le hiciera eso. A ella generalmente no le importaban esos comentarios, pero había crecido y le causaba inseguridades, aunque ese no debía ser su principal preocupación, era una mujer a fin de cuentas.

><

El campo de flores era el lugar que animaba a la chica, pasar por ese lugar le recordaba a su infancia cuando caminaba con sus amigos, jugando y riendo.

Sanemi conocía ese pasado, Shinobu también, Mitsuri y Tomioka quien lo supo por accidente.

Sanemi caminaba más despreocupado detrás de ella, la veía como a una hermana menor, y sentía que el universo le daba una segunda oportunidad de proteger a su familia. Takesho le resultaba muy linda, con su coleta alta y su sonrisa, le parecía estúpido que le dijera esas cosas cuando era de las mujeres más lindas que conocía.

Llevaba el uniforme de cazadores, no usaba falda ya que le resultaba incomoda al momento de pelear, en su lugar llevaba un pantalón ancho. Su Katana era verde brillosa, idéntica a la de Sanemi.

-Hace días no tengo misiones, es extraño.

-Lo se.

Se detuvo en la orilla del lago, se sentó cuidadosamente y acercó sus manos al agua. Sanemi cuidaba sus espaldas mientras ella paseaba cual niña pequeña.

Como de costumbre.

Está historia originalmente iba a ser de Tanjiro, pero mejor se la dejamos a Tomioka hasta que piense en una adecuada para el pelirrojo. Esperó les guste! Con mucho cariño💕

Cassie.NB