Cuestión de edad
Solo unas pequeñas aclaraciones.
-Izuku es diez años mayor que Eri.
-Este capítulo está basado en getsuyoubi no tawawa 2, el siguiente no.
Ahora sí, comenzamos. Por cierto, no se olviden de comentar, me gusta leer comentarios. Sean de lo que sea.
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Hoy Izuku Midoriya volvía a Japón después de cinco años viajando por el mundo. Nezu le había enviado una invitación para que fuera un maestro de la UA. Estaría ocupando el lugar de Aizawa ahora que estaba retirando.
Un Izuku de veinticinco años bajaba de un jet privado y al momento de pisar Japón, los recuerdos de la última vez que estuvo ahí volvieron a su mente.
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-Tranquila, mamá. Voy a estar bien- Izuku trataba de calmar a su preocupada madre.
-P... pero apenas ha pasado un año desde que te graduaste y ya te quieres ir- Inko lagrimeaba al no ser capaz de acompañarlo, pues sabia que Izuku no se quedaría mucho tiempo en un sitio antes de volver a viajar.
-Sabes que este es mi sueño, quiero ayudar a todos los que pueda y la mejor forma de hacerlo es consiguiendo experiencia de todos lados- explico Izuku abrazándola -Pero estate tranquila, volveré, te lo prometo- añadió calmando por fin a su madre.
-E... está bien, solo prométeme que te cuidaras- pidió Inko con un rostro preocupado.
-Te lo prometo, mamá- dijo Izuku con una sonrisa.
-Bien, deja me haga a un lado, tus amigos también deben querer despedirse. Te amo- al decir eso, todos los amigos de Izuku lo rodearon y comenzaron a hacer preguntas y despedirlo, algunos entre lágrimas y otros deseándole lo mejor. Entre todos, una pequeña niña de cabellos blanquecinos y un pequeño cuerno se hizo notar frente a todos.
-Nii-sama, ¿por qué te tienes que ir?- decía la niña entre lágrimas.
-Eri... sabes, en el mundo hay muchos niños que aún sufren lo que a ti te paso y quiero ir a ayudarlos también- dijo Izuku inclinándose para verla a los ojos y tomar sus manitas.
-¿Por qué es lo que hace un héroe?- pregunto con sus mejillas enrojecidas.
-Porque es lo que hace un héroe- replico Izuku con una sonrisa mientras limpiaba los rastros de lágrimas de las mejillas de Eri.
-Volverás, ¿cierto?- pregunto con sus ojos brillando y sus mejillas un poco más rojas.
-Claro que volveré, no puedo dejar a mi pequeña hermana sola- dijo mientras acariciaba la cabeza de Eri.
-Pero yo ya no quiero ser tu hermana- dijo la niña dejando de piedra a Izuku y sorprendiendo a los que los rodeaban, pero antes de que Izuku hablara, continuó -¡Yo quiero ser la esposa de Nii-sama!- exclamo con alegría quebrando totalmente el cerebro de todos, hasta que Izuku logro retomar la compostura.
-Eri, ¿en dónde escuchaste eso?- pregunto con algo de intriga.
-Estaba mirando la televisión cuando hablaron sobre el amor y lo que es casarse, así que Nejire-chan me explico de que se trataba y descubrí que quiero casarme contigo- explico Eri con una sonrisa inocente.
Ahora todos comprendían de donde salió esa inesperada propuesta.
-Eri, yo no...- trato de excusarse Izuku, pero se detuvo al ver como Eri se entristecía.
-¿No quieres casarte conmigo?- pregunto deduciendo lo que iba a decir Izuku.
-No... Yo... Eh...- trataba de responder Izuku intentando no hacerla llorar cuando unas vendas lo enrollaron. Mirando hacia atrás, noto a Aizawa, su antiguo maestro, mirándolo con su ojo brillando.
-Ya sabes lo que tienes que hacer- amenazo Aizawa dejándole claro lo que tenía que decir. Así que Izuku solo suspiro antes de mirar a Eri y volver a tomar sus manos.
-Está bien Eri, cuando vuelva seré tu esposo- dijo Izuku con una ligera sonrisa al ver la gran sonrisa de Eri y sus ojos rubí brillar con emoción.
-Yo te esperaré Nii-sama, te quiero- dijo Eri antes de abrazarlo y darle un beso en la mejilla.
-Yo también te quiero Eri- dijo Izuku correspondiendo el abrazo -pero ya me tengo que ir, mi vuelo va a salir pronto- añadió separándose del abrazo.
-Adiós, Nii-sama. Te extrañaré- con un rostro ligeramente triste se despedía mientras Izuku caminaba despidiéndose de todos con la mano.
Aizawa y su madre iban a su lado antes de que embarcara.
-¿Está seguro de que fue lo mejor?- le pregunto Izuku a Aizawa -Es su hija y yo ya soy mayor de edad- explico con duda.
-Solo no quería verla llorar- respondió Aizawa -pero descuida, aún es una niña, ya dejara esos sentimientos en algún momento- añadió seguro de lo que creía, pero alguien no estaba de acuerdo.
-Yo no pienso que sea así- intervino Inko -lo que siente esa niña no parecía algo pasajero, te recomiendo que te prepares para lo que pueda pasar cuando vuelvas- dijo Inko mirando que habían llegado al último lugar donde lo podían acompañar.
-Parece que al fin llego el momento, esto será el adiós de momento- dijo Izuku mirando a su madre y a su maestro -desearía que Toshinori estuviera aquí- menciono recordando a su fallecido maestro -Aun así, gracias por acompañarme por todo este trayecto- añadió mirando a ambos.
-Mi niño... ya eres un adulto y aunque me da miedo que te vayas, tienes que volar libre- dijo Inko acunando el rostro de Izuku en sus manos -solo ten cuidado, ¿sí? Y recuerda en lo que dije de esa niña- añadió con una sonrisa.
-Sí mamá. Y lo pensaré, tranquila- dijo antes de darle un último abrazo.
Al separarse, miro a Aizawa.
-Niño problema, te he seguido en toda tu carrera de héroe y sé que eres alguien único- dijo dando una de sus características sonrisas -Sal ahí y demuestra de que estás hecho- añadió motivando a Izuku.
-¡Sí!- exclamo antes de dar un paso hacia su futuro...
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-Ya pasaron tres años desde que volví- se dijo perdido en sus pensamientos un Izuku en sus veintiocho mientras caminaba por un pasillo de la UA. Sin notarlo, tres chicas venían de frente, entre ellas una peliblanca que noto a Izuku y hablo para sacarlo de sus pensamientos.
-Sensei... por favor camina por el lado derecho del pasillo o podrías golpear a alguien por ir distraído- dijo una Eri de diecisiete años de forma un poco indiferente, haciendo que Izuku la mirara fijamente -Y por cierto...- continuo cubriéndose el pecho con unos libros -no mires el pecho de tu estudiante- dijo provocando que Izuku se exaltara y sonrojara un poco antes de darles el paso -Gracias.
Eri siguió largo ante la mirada de Izuku, cuando una de sus compañeras hablo.
-Parece que no te agrada mucho el héroe Dekiru- comento la chica con extrañeza.
-¿Te paso algo con él?- pregunto la otra chica con duda.
-Es solo... que odio a los mentirosos- respondió Eri recordando su travesía por la UA.
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Era una mañana tranquila y frente a un gran complejo, una linda chica peliblanca en sus catorce miraba el lugar con emoción.
-Hoy por fin inicia mi camino como heroína, seré como Nii-sama y me casaré con él cuando vuelva- pensaba una motivada Eri mientras miraba la entrada de la UA.
A su lado, se encontraba Aizawa mirándola con orgullo, pero por su mente pasaba el hecho de que Izuku volvía hoy y Eri parecía haber aumentado su enamoramiento por él al ver sus proezas en el extranjero. Decidiendo dejar que pase lo que tenga que pasar, hablo.
-Vamos Eri, debemos entrar, no puedes llegar tarde a tu primer día- dijo haciendo girar su silla de ruedas para avanzar antes de que Eri comenzara a empujarlo.
-Está bien, papá. Espera, ¿aquí debería llamarte sensei?- pregunto Eri mientras inclinaba la cabeza hacia un lado.
-Papá está bien. Yo no te daré clases- respondió mientras miraba los pasillos con algo de nostalgia.
-¿No me darás clases? ¿Entonces quien será?- pregunto la adolescente con duda.
-Será una sorpresa. Pero vamos ya, no hagamos esperar a tu nuevo maestro- respondió aún con duda de lo que pasaría cuando viera a Izuku.
Eri estaba curiosa, pero decidió hacer caso a su padre adoptivo y entrar.
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En este momento, Eri se encontraba sentada junto a sus compañeros a la espera de su nuevo profesor. La espera no se extendió mucho, cuando vieron que la puerta se abrió y por ella entro el director Nezu encima de las piernas de Aizawa.
-Buenos días, estudiantes. ¿Soy un ratón? ¿Un perro? ¿Un oso? Mi verdadera identidad es... ¡El director!- exclamo con diversión el director Nezu mientras Aizawa soltaba un suspiro.
Los alumnos soltaron una ligera risilla ante lo dicho por el director.
-Es bueno ver que esa vieja frase sigue funcionando. Pero comentado por lo que estoy aquí, vengo a presentarles al nuevo miembro de nuestra plantilla que estará sustituyendo a Aizawa-sensei que se retirara- al momento de dar esa noticia, Eri fue la más sorprendida. Sabía que su padre no le daría clases, pero nunca pensó que seria porque se retiraba -Por eso, denle la bienvenida a su nuevo docente- dijo Nezu apuntando a la puerta.
Cuando todos los estudiantes voltearon la mirada, vieron como desde el marco de la puerta aparecía un rostro adornado con pecas, grandes ojos verdes y una larga cabellera verde atada en una coleta. La emoción comenzó a aumentar desmedidamente en ese instante, pero terminó de explotar cuando miraron al héroe internacional Dekiru en su traje negro con franjas blancas y su uno ochenta de altura.
Los gritos de felicidad no se hicieron esperar, ninguno se creía que alguien de su nivel fuera a ser su maestro. Pero había alguien que estaba en silencio. Eri miraba atentamente a Izuku mientras sentía su rostro arder y sus ojos brillaban con emoción, tenía que hacer uso de toda su voluntad para no saltar encima de él en este momento, esperaría a que estuvieran solos.
-Hola a todos, a partir de hoy seré su maestro titular durante los próximos tres años. Espero que nos llevemos bien- dijo Izuku con una gran sonrisa, dejando encantadas a las chicas del salón para molestia de Eri.
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El primer día de clases terminaba bien. Izuku había logrado calmar a los alumnos y tener una clase introductoria bastante parecida a la que él tuvo que pasar en su primer año. Pero ahora que todos se habían ido, se encontraba en un pasillo con la luz rojiza del atardecer, entrando por las ventanas, frente a él se encontraba Eri con la cabeza recargada en su pecho, denotando la gran diferencia de altura.
-Has vuelto...- dijo Eri sin retirarse.
Izuku nada más sonrió y coloco una de sus manos sobre su cabeza y comenzó a acariciar su largo cabello hasta su espalda.
-Sí, he vuelto- dijo con un tono tranquilo y una pequeña sonrisa -te has vuelto una chica realmente linda, Eri- la halago haciendo que Eri se sonrojara y rodeara su torso con los brazos para que no viera su rostro -pero dijiste que tenías algo que decirme, ¿no?- pregunto suponiendo de que se trataba.
-Lo que te dije antes de que te fueras... sé que no fue muy agradable por mi edad, pero esos sentimientos no han cambiado desde entonces- revelo haciendo que Izuku se sorprendiera por eso -Nii-sama... bueno, supongo que ahora es sensei...- se corrigió -Sensei, te quiero. Sal conmigo, por favor- Eri se había separado un poco y había realizado una pequeña reverencia.
-Eri... yo... lo siento, pero...- respondió Izuku dejando en claro sus intenciones.
-¿Que por qué?- preguntó Eri sorprendida antes de pensar un poco -¡Oh! Es porque ahora soy tu estudiante y me sigues viendo como una niña, ¿verdad?- Izuku sin saber muy bien que hacer, solo asintió -Sabes... Haré que cedas ante mí antes de que me gradúe- declaro Eri mientras se retiraba con lágrimas deslizándose por sus mejillas haciendo que Izuku se sintiera mal.
-Lo siento Eri, pero eres muy joven, sé que encontraras a alguien mejor- pensó Izuku con tristeza.
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Los días y las semanas pasaban, con ellos, los intentos de Eri para llamar la atención de Izuku, logrando que se sonrojara y cada vez estuviera más al pendiente de ella.
Eri ya estaba en su segundo año de la UA, su cuerpo de dieciséis años no había crecido mucho, pero sin duda se había vuelto más llamativo para los alumnos tanto masculinos como femeninos. En este momento, se encontraba haciendo varias actividades junto a sus compañeros en los terrenos de educación física. Estaban siendo dirigidos por Izuku, cuando este escucho lo que unos chicos platicaban sobre ella.
-Es impresionante- dijo uno de los chicos con un sonrojo mirando a sus pachos rebotar mientras corría en la pista.
-Recién comenzó el segundo año y ya está destacando- comento otro mirando como se detenía y se secaba el sudor con una toalla que le dio una de sus amigas.
-Es de las mejores de nuestra generación- dijo el último mirando como su abdomen se descubría mientras tomaba agua de una botella -y además de todo eso...
-¡Es muy linda!- gritaron todos sin notar que Izuku los miraba desde arriba con molestia.
-¿Así quieren ser héroes?- pregunto Izuku seriamente haciendo que un fuerte escalofrío recorriera la espalda de los chicos.
-¡Sensei!- gritaron todos con temor, pues Izuku era conocido por sus entrenamientos infernales como castigos y ahora parecía bastante molesto por algún motivo.
-Ya que parece que tienen suficiente tiempo para mirar a sus compañeras, que tal si usan ese tiempo para volverse unos mejores héroes- Izuku daba una sonrisa que prometía dolor.
Los chicos iban a huir cuando fueron envueltos por unos látigos negros.
-Parece que están ansiosos por empezar- los chicos solo pudieron tragar saliva ante su destino -que tal si me dan mil flexiones, después mil squats, más tarde mil dominadas en la barra y para finalizar diez vueltas a la pista- los chicos y todos los que estaban a su alrededor palidecieron ante la tortura que les condenaba. Mientras tanto, las chicas estaban felices al saber que su sensei no será suave con los pervertidos.
Sin embargo, una chica tenía una sonrisa discreta al saber por qué lo había hecho, pues había escuchado lo que decían sobre ella.
Mientras vigilaba que los chicos cumplieran con su "entrenamiento", Izuku le daba miradas discretas a Eri, que al notarlo, le dio una sonrisa que lo sonrojo. Pero tuvieron volver a ocuparse de sus asuntos cuando unos alumnos comenzaron a hablar con Izuku.
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Por fin había iniciado el tercer año y Eri estaba a unos meses de cumplir los dieciocho años. En este momento se encontraba en el despacho privado de Izuku hablando de un tema bastante serio.
-Sabes, Katsuma me pidió una cita... ¿Qué debería decirle?- dijo Eri notando como Izuku se estremecía muy ligeramente mientras seguía escribiendo en su laptop.
Al ver que Izuku no respondía, a pesar de tener el ceño un poco fruncido, se levantó para colocarse detrás de él y tomar su cabeza, recostándola en sus pechos y tapándole los ojos mientras recargaba la barbilla en su frente.
-¿Qué quieres que haga, Sensei?- pregunto suavemente esperando a que Izuku le dijera que no lo hiciera.
-Katsuma es un buen chico- fue lo que respondió Izuku con claro pesar.
-Ya no importa- dijo Eri con algo de decepción -Supongo que me volveré una adulta con él- mencionó caminando hacia la puerta -Hasta luego, sensei- dijo cerrando la puerta tras ella y yéndose por el pasillo.
Al ver que se fue, Izuku dejo de lado su fachada y soltó un lastimero suspiro.
-¿Qué estoy haciendo?- se preguntó mientras colocaba una mano en su frente -Eri... ocupas tanto espacio en mi mente y te dejo ir como si nada. Realmente soy un idiota- se maldijo recargando sus codos en el escritorio mientras se cubría el rostro.
De pronto, escucho un ligero sonido proveniente de la puerta. Al voltear, notó a Eri espiándolo desde una pequeña apertura. Ella sonreía con felicidad al escuchar todo lo que dijo Izuku mientras él se sonrojaba profundamente, pero antes de poder hacer algo, Eri salió corriendo.
-Jejejeje ¡Lo rechazaré de inmediato!- exclamaba entre risas de alegría mientras se alejaba.
-¡Eri, espera!- grito Izuku extendiendo su mano para detenerla, pero era inútil, ella ya se había ido -¿Ahora que haré?- se preguntaba con el rostro enrojecido.
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Varios meses habían pasado desde ese día e Izuku le había pedido que olvidara todo lo que escucho, haciendo que Eri se molestara con él durante varios días.
Sin embargo, su enojo paso bastante rápido, pues Izuku había dejado de intentar alejarla cuando ella se le insinuaba. Otra vez se encontraban en el despacho de Izuku mientras este calificaba los exámenes finales, pues no faltaba mucho para la graduación de Eri.
-Ya no falta mucho, sensei. Tengo casi dieciocho y soy tu estudiante- decía Eri mientras se acercaba al concentrado Izuku -Una linda y tiernecita chica de preparatoria...- dijo mientras presionaba sus pechos en el brazo de Izuku -y de copa H- susurro en su oído suavemente.
Al momento de hacer eso, un fuerte escalofrío recorrió a Izuku haciendo que su rojo se pintara de rojo y tirara varios exámenes por accidente.
Eri comenzó a reír por su reacción, pero rápidamente se detuvo y puso una mirada triste y melancólica.
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Al fin había llegado la graduación, todos los graduados estaban celebrando, pero detrás de un edificio, Eri se encontraba frente a Izuku.
-Supongo que no logré que cedieras antes de graduarme. Perdí, sensei- dijo Eri con una sonrisa falsa mientras apretaba su falda. Izuku iba a hablar, pero Eri se adelantó -Por eso... También me graduaré de lo que siento por ti- cuando dijo eso, realizo una reverencia e Izuku sintió como si algo se rompiera en su interior -Gracias por todo. Pero... ya no mientas, ¿sí? De lo contrario, podrías perder lo que más te importa- Izuku vio como Eri se limpiaba las lágrimas mientras caminaba hacia sus amigas. Él que quería decir algo, pero su boca no se abrió y solo la miró alejarse.
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Unas semanas había pasado desde la graduación, Izuku se encontraba en la sala de su casa mirando al techo. En la mesita frente a él, varias latas de cerveza vacías eran visibles. Era una noche de silencio, calma y arrepentimientos cuando el timbre de su casa sonó. Intrigado por quien llamaría a su puerta a altas horas de la noche, Izuku la abrió. Frente a él, Eri estaba parada con la cabeza baja.
-Lo siento- fue lo primero que dijo Eri -al final creo que no pude graduarme de ti- revelo haciendo que el corazón de Izuku volviera a latir con esperanza -Pero mira, ya es 28 de diciembre. Ya tengo dieciocho desde hace una semana y ya no nos debemos preocupar por ser tu estudiante ¿Verdad...? ¿O todavía me rechazas?- pregunto mirándolo a los ojos -Es el día de los inocentes... puedes mentirme... Miénteme, pero... ¡Dime qué sientes de verdad!- Eri había comenzado a llorar, se notaba el dolor y la tristeza que había soportado por los constantes rechazos de Izuku.
Izuku, al ver eso, se sintió fatal, él había prometido desde que la rescato que ella sería feliz y ahora se encontraba llorando amargamente por su culpa. Sin pensarlo un segundo más, la tomo entre sus brazos en un cálido abrazo y comenzó a susurrar todo lo que sentía por ella en su oído.
Al escucharlo, Eri se sorprendió y comenzó a llorar de nuevo, pero esta vez de felicidad y alivio.
-¡Bien! ¡Grabé tu declaración!- grito Eri entre lágrimas mientras le mostraba la grabación en su celular.
Izuku estaba avergonzado de que hubiera un registro de lo que había dicho, pero al escuchar a Eri volver a reír se alegró.
-Por cierto, esta es la hora verdadera- menciono mostrándole que eran las 23:59 del 27 de diciembre, entre risas.
Izuku que aún tenía la vergüenza en su cuerpo y el alcohol en sus venas, tomo a Eri de forma nupcial y la metió en su casa.
-¡Woaaah! ¿Eh? ¿Izu-Nii? Esto es muy repentino. ¡Espera, espera! ¡No estoy preparada!- grito Eri antes de que todo se quedara en silencio.
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Hasta aquí la primer parte, la segunda estará disponible en unas horas.
Espero que la esperen con ganas y no se olviden de votar si les gusto.
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