⚠️Advertencia⚠️
Te has encontrado un portátil olvidado en algún lugar de la biblioteca. Miras a ambos lados, izquierda y derecha, pero no ves a nadie que tenga pinta de ser el propietario. ¿Qué vas a hacer ahora? Piensas en entregar el portátil al bibliotecario con cara de pocos amigos que lee el periódico con las gafas resbalándosele por su nariz respingona.
Pero antes, mejor comprobar que esté en perfecto estado. Alzas la pantalla. Es un Hp gris bastante nuevo. Teclas suaves y deslizante touchpad... sin darte cuenta, le has dado a una tecla al azar y el brillo de la pantalla te ciega.
Para tu sorpresa, el ordenador se acaba de desbloquear delante de tus ojos de incredulidad. ¿Quién no usa contraseña en su ordenador a día de hoy? La pantalla de inicio está llena de aplicaciones como Word, Google, PowerPoint, y varias carpetas descolocadas flotan sobre el paisaje de fondo.
Te entran ganas de cotillear lo que el dueño guarda dentro de aquel almacén infinito... No, no está bien indagar en la privacidad de un desconocido. Ese pensamiento te detiene. Sabes que lo mejor es informar de la pérdida al bibliotecario. Levantas la vista, y descubres que este ha abandonado su asiento.
Suspiras, solo será un vistazo rápido...
Con esa excusa navegas por la red de documentos y descubres una carpeta que capta tu atención. Te detienes. Es una carpeta comprimida que tiene de nombre "sentimientos comprimidos". Pulsas sobre ella, y te aparecen una serie de opciones, y colocas el ratón sobre "Extraer todo".
Te quedas un rato pensando si deberías o no acceder a lo que sea que contiene esa misteriosa carpeta. Pero una voz dentro de ti te impulsa a cliquear y ver qué es lo que hay dentro. Parece como si el propio icono de la carpeta te pidiese a gritos que la descomprimas. Sientes que ahí dentro hay algo que te estás esperando.
¿Qué vas a hacer?
El bibliotecario acaba de regresar a su puesto de vigilancia y te mira con los ojos entrecerrados. Puedes cerrar la pantalla y entregarle ese portátil. O puedes saciar tu curiosidad.
Es tu decisión.
Pero déjame advertirte. Si te decides a descomprimirla, es posible que se expanda ante ti un universo entero de sentimientos y emociones complejas y difusas difíciles de entender, las cuales te arrastrarán e invadirán todo tu ser. Una vez iniciado el proceso ya no hay vuelta atrás.
Imagina la inmensidad de los sentimientos que contiene que han tenido que ser retenidos y comprimidos; y aún así, están ahí, esperando a que algún valiente y curioso— como tú— se atreva extraerlos y a enfrentarse a ellos.
¿Qué vas a hacer?
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