Capitulo 7
Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—¡Aquí estas!—dejo de llamar Mikoto, al ver a Hinata, la cual llegó a la cocina, donde ella esperaba.
—D-disculpé, yo no la escuché—hablaba muy nerviosa, pensando que la dama pudiera percibir lo que estaba haciendo.
—No te preocupes...ahora ven conmigo, quiero que me acompañes a la aldea. Toma esto y póntelos antes de salir—le entregó un contenedor pequeño, que tenía unos lentes de contacto en color negro—Los conseguí para ti...así no tendrás que gastar tu chakra, ni corres el riesgo que se te pueda olvidar—Hinata agradeció y se los colocó, cambiando el color de las orbes a negras, como las de todos los Uchihas.
—Vamos entonces—Hinata siguió a Mikoto hacia un lugar al que nunca antes había ido. Todo le parecía tan llamativo y agradable.
Las personas iban y venían, encargándose de sus asuntos. Mokoto le mostraba que era cada lugar, como la torre del Hokage y los comercios mas visitados,
—¡Mikoto-san!—sonó una voz tras ellas, haciéndoles girar, para mirar de quien se trataba.
—¡Yugao-san! ¡Que sorpresa!—Mikoto por poco ponía los ojos en blanco, al tener que ser cortes con esa chica, la cual le caía muy mal.
Hinata miro a la mujer que a veces se quedaba a dormir con el hermano del líder Uchiha y no pudo evitar sentirse culpable por lo que estuvo haciendo momentos atrás.
—¿Puedo acompañar a mi cuñada?—preguntó divertida.
—¡Oh..! Por favor, no me gustaría abusar de tu gentileza, se que ser Anbu te deja muy poco tiempo libre—trato de rechazar la compañía, sin llegar a ser grosera.
—No se preocupé, hoy es mi día libre y cuando regrese, iré con usted para darle la sorpresa a mi Izuna-kun—la Hyuga trago saliva, muy incómoda con la situación.
—Está bien, pero déjame presentarte a Haru-chan—Yugao la miró y ni siquiera se tomo el tiempo de saludarla, haciendo que Mikoto frunciera el ceño con desaprobación.
—No tiene que traer a la sirvienta, yo puedo acompañarla cuando me necesite—reafirmo despreciando a Hinata.
—Lo tomare en cuenta, ahora vamos que tengo muchas cosas que comprar—molesta la Uchiha, no tuvo otra forma de liberarse de esa mujer, la cual sabía bien que sólo le dirigía la palabra, por ser la hermana de Izuna.
...
Hinata esperaba afuera de un establecimiento donde entraron las dos mujeres. Miraba con admiración todos los alrededores, la aldea era realmente bonita, ahora entendía a su padre cuando mencionaba la aldea oculta entre las hojas, el lugar parecía estar oculto tras las hojas.
—¿Quien eres?—preguntó un apuesto rubio con ojos azules.
Hinata se puso muy nerviosa al mirar al chico tan cerca de ella sonriéndole y mostrando la perfecta dentadura.
—Naruto, deja de molestar a la señorita—una hermosa mujer de cabello rojo, llegó y le dio un manotazo a la cabeza del rubio.
—Eso duele madre—se quejó el joven palpando el lugar golpeado.
—Disculpa al atolondrado de mi hijo, mi nombre es Kushina Uzumaki y este es mi hijo Naruto—Hinata estrecho la mano de la dama y se apresuró a decir su nombre también.
—Mucho gusto Uzumaki-san, mi nombre es Haru y trabajo para los Uchihas—aclaro antes de que le preguntaran.
—¿Trabajas con el teme?—preguntó Naruto, pero ella no supo a quien se refería.
—Deja de estar investigando mi vida dobe—los tres voltearon y miraron a Sasuke acercarse con una chica de cabello rosa y un hombre con una máscara cubriendo parcialmente el rostro. Hinata se tensó al ver a Sasuke acercarse.
—Kakashi sensei, Sakura-chan—grito Naruto molestando a su madre de nuevo.
Luego de saludar a Kushina, las miradas de todos se dirigieron hacia Hinata y como siempre, de inmediato se sonrojó.
—¡Haru-chan! Esta es Sakura-chan y él es Kakashi sensei—Naruto se apresuró a presentar a los recién llegados, excluyendo a Sasuke.
—Mucho gusto Haru-san—dijeron Sakura y también Kakashi. Ella correspondió el saludo muy nerviosa por la mirada del azabache.
—¿Que haces fuera del distrito Uchiha?—cuestionó Sasuke con voz de mandó hacia la ojiperla.
—Yo-yo...—se ahogó con las palabras ante la intensa mirada del azabache.
—¿Que te pasa teme? Déjala en paz ¿no vez que la estás asustando?— intervino Naruto, muy molesto.
Sasuke se preparó a responder y en ese momento, su madre salió de la tienda cargada de bolsas, mismas que le arrojó encima. De ese modo aprendería a respetar las personas.
—Que bueno que estás aquí, así me ayudas a cargar con todo—recalcó Mikoto dirigiéndose hacia todos, a quienes saludó con el debido respeto.
—¿Ya conocieron a Haru?—Mikoto le preguntó, en el mismo momento que también Yugao salió de la tienda y puso los ojos en blanco al mirar el grupo de personas interesadas en la insípida sirvienta.
—Es muy linda y veo que no es de por aquí ¿porque no mandas todas las compras con los muchachos y tu y yo le mostramos la aldea?—sugirió Kushina, haciendo que Sasuke, abriera mucho los ojos. Tendría que soportar a Naruto y Sakura quienes se quedarían en su casa, más tiempo del necesario.
—Es una buena idea ¿Que te parece Haru-chan? la Hyuga no sabía que responder, tenía mucha vergüenza por causar molestias.
—L-lo que usted ordené Mikoto-san—respondió y eso fue suficiente. La dama Uchiha lanzó todas las compras restantes sobre Sasuke, que ya no podía ver hacia delante, debido a las que ya sostenía.
Kakashi sonrió sabiendo bien el porqué del comportamiento de Mikoto, pues se vio como desaprobó la conducta hostil de su hijo.
—¡Bien..! Entonces iré con ustedes, para estar con Izuna-kun—informó Yugao.
Hinata guardó silencio, dispuesta a seguir las amables damas, que aún sin conocerla mucho, se tomaron las molestias de querer mostrarle la aldea.
...
—Este es el hospital de Konoha—ambas le mostraron el lugar orgullosas de formar parte de la aldea.
—¿Te gustan los dangos?—preguntó Kushina con amabilidad y la Hyuga afirmó emocionada y al mismo tiempo recordando cuando los comía en el complejo Hyuga.
—No se diga mas...vamos por unos—las tres se fueron hacia el mejor local de postres, de toda la aldea.
El lugar olía a canela y pan recién horneado. Hinata no pudo evitar sonreír al ver la gran cantidad de pasteles que había dentro de la vitrina. Una vez se sentaron y ordenaron dangos con las humeantes tazas de té.
—Pide lo que desees Haru-chan—le animó la Uchiha, al mirar como la chica no dejaba de ver los royos de canela—Ponga también una caja de royos de canela—ordenó Mikoto sabiendo que la ojiperla no lo haría.
Una vez llegaron los pedidos y las tres se dispusieron a comer. Hinata cerro los ojos sintiendo la canela combinada con el azúcar dentro de su boca, eso había sido lo mejor que comía desde hacía meses, tanto que quiso llorar con nostalgia.
Las dos mayores la miraron con cariño al notar lo mucho que la chica disfrutaba la comida, ella no se dio cuenta del escrutinio de ambas damas, pero si sintió las miradas de otras personas clavadas en ella.
De inmediato se sonrojó, enfocando un par de ojos rojos como los rubíes, puestos en ella sin parpadear. Trato de no poner atención, pero la mirada era muy intensa y comenzaba a ponerse muy nerviosa. Decenas de preguntas inundaron su mente ¿que tal si conocían a Danzo? ¿Que tal si podía mirar mas allá de los contactos? Tenía miedo, mucho miedo a que ese demonio regresara por ella.
—¡Mira es Kurenai..!—dijo Kushina haciendo que la Uchiha también mirará a la dirección donde apuntó la pelirroja.
—Así es y esta con Asuma y con Tobirama-san—reafirmó Mikoto, levantando la mano en forma de saludo hacia ellos.
Los tres de la otra mesa habían llegado de una misión y decidieron pasar a comer unos postres antes de ir a sus respectivos hogares.
—Por lo visto, ya atrajiste la atención de uno de los solteros mas cotizados de Konoha Haru-chan—soltó Kushina sonriendo al ver el sonrojo de la joven.
Hinata estaba a punto de desmayarse cuando intervino Mikoto.
—Sería tierno, si no estuviera saliendo con la Mizukage, la cual se encuentra muy interesada en él aunque, según me contó Mito, Tobirama no está muy interesado en algo serio—añadió la Uchiha.
—Tienes razón, pero de igual manera, no le quita los ojos de encima a Haru, al parecer la Mizukage ya tiene competencia—las dos damas sonrieron, mirando lo avergonzada que se puso la chica.
—Tranquila Haru-chan, solo estamos bromeando—las tres terminaron y se despidieron, con la mano de los tres que se encontraban en la otra mesa.
—Me dio mucho gusto conocerte Haru-chan, si algún día necesitas algo, ya sabes donde encontrarme y si no me encuentras a mi, puedes buscar a mi esposo Minato Namikaze, él trabaja con el Hokage—Hinata le agradeció muy conmovida por lo bien que la mujer la había tratado sin conocerla.
Mikoto continuó mostrando los alrededores y la ojiluna tenía toda su atención, mientras caminaban de regreso a su hogar.
[...]
—¿Porque le hablaste así a la joven Sasuke?—le preguntó Sakura, sin entender la forma en que se dirigió hacia la chica, que se veía aterrada.
—No es de tu incumbencia—respondió de mala gana.
—En serio teme que no entiendo, porque la trataste así, el que sea parte de la servidumbre, no la hace menos que las demás personas—el rubio estaba molesto. La chica le causó ternura.
—Ya dejen de meterse en lo que no les importa, ademas, yo no le hable de mala manera, solamente le hice una pregunta—se defendió el chico, ya fastidiado de los argumentos de sus compañeros. La verdad, él no pensaba que le hubiese hablado mal y esa era la primera vez que no lo hacía.
Yugao los ignoro por completo, pensando en el comportamiento que había estado mostrando Izuna. Desde hacía unas semanas, ya no la buscaba como antes y tampoco le permitió quedarse a dormir con él la última vez que lo visitó. Desde lejos, lo diviso sentado en la mesa del jardín. Él se veía bebiendo algo y disfrutando de la soledad.
Se apresuró a llegar y sin decir nada, se le sentó en las piernas rodeándolo del cuello con los brazos y así dar paso a un beso apasionado, como solo él sabía dárselos.
—¿Que pasa contigo Yugao?—preguntó molesto, mirando en todas las direcciones—Te pedi que ya no te comportes de esa manera, las personas podrían mal interpretarlo—la chica frunció el ceño ante lo que acababa de decir Izuna.
—¿Desde cuando te importa lo que piensen los demás?—cuestionó molesta y decidida a llegar al fondo del rechazo que el azabache estaba mostrando.
—¿A que has venido?—preguntó con ella, aún sentada en su regazo.
—Me encontré con tu hermana y la sirvienta en la aldea—Izuna se tensó al saber que la Hyuga se encontraba en la aldea—Me ofrecí a acompañar a tu hermana, pero mientras hacíamos las compras, Naruto-kun se acercó a la sirvienta, luego también se unieron, Kushina-san, Sasuke-kun Sakura-san y Kakashi-kun—informó despreocupada.
—¿Y que pasó después?—el Uchiha se encontraba suponiendo muchas probabilidades y ninguna le estaba gustando.
—Pues nada importante...a Kushina-san le cayó bien la chica y ofreció a tu hermana, que entre ambas le mostrarán Konoha—Izuna se quedó pensativo sobre lo que escuchó, pero ya no añadió nada.
[...]
—Te acompañó hasta la mansión—Mikoto camino con Hinata por las calles del distrito Uchiha, atrayendo la atención de las personas, dado que nunca antes la habían visto.
Las dos entraron y lo primero que miraron, fue a Yugao besando a Izuna frente a las escaleras, Hinata se sorprendió, pero no mostró ningún sentimiento.
—Buenas tardes—la dama Uchiha se hizo notar, atrayendo la atención de ambos. Hinata guardó silencio y se fue hacia la cocina dispuesta a preparar la cena, no tenía tiempo para pensar en lo estupida que fue, al ceder a los besos de ese mujeriego.
Esa misma noche tenía decidido encontrar la última morada de Shisui y así la azotaran por sus actos, no pensaba desistir.
...
—Será mejor que te vayas—Izuna se liberó del agarre. No podía creer que justo cuando trataba de deshacerse de Yugao, hubiera llegado la ojiperla, malinterpretando las cosas. Pudo ver en sus ojos lo que ella pensó. La escena se prestó a entender que ellos acababan de bajar después de tener relaciones sexuales, como lo habían hecho semanas atrás.
—Buenas noches—Madara entró y saludó a la pareja.
—Buenas noches Madara-san, me dio gusto saludarle... hasta luego—Yugao se despidió mirando al líder Uchiha en busca de su ayuda.
—Quédate a cenar con nosotros—ofreció Madara quien de inmediato se arrepintió por la mirada asesina que recibiría por parte de Izuna.
...
Hinata puso la mesa para las tres personas. No mostraba ningún tipo de sentimientos, ella hizo todo como parte de su trabajo, ya que entre mas pronto terminara, mas pronto estaría en busca de Shisui.
Madara se dio cuenta de la tensión que estuvo presente durante toda la cena, en especial, cuando apareció la Hyuga para servir. Algo estaba pasando entre ella y su hermano, pero no estaba seguro de que era exactamente.
—¿Necesitan algo más?—preguntó la ojiperla directamente al líder Uchiha, ignorando en todo momento la mirada de Izuna sobre ella.
—Todo bien Haru...puedes ir a descansar—le informo Madara.
—Con permiso—la joven hizo una reverencia y se fue dejando a las tres personas.
[...]
La ojiluna activó el Byakugan evaluando que no hubiera nadie, después de comprobar que todo estaba despejado salió en silencio hacia el jardín, tomó el ramo de flores y corrió de la forma en que Shisui le enseñó.
Minutos después, pudo finalmente encontrar lo que buscaba. En ese momento, todo el control que había tenido desapareció, dando paso a la tristeza y el dolor que le causó estar cerca del lugar donde yacía el hombre que tanto amo.
No supo cuánto tiempo lloró sin parar, acostada en la fría tumba, sin embargo, no le importó. Limpio el lugar donde colocó el ramo que ella le trajo. Los ojos ya estaban muy hinchados debido al llanto y aún así, no quería regresar a la mansión, no en ese momento en el cual se hallaba tan vulnerable.
Activó el Byakugan hacia el bosque y a unos kilómetros tras el vivero de la mansión, alcanzó a distinguir un lago. Se fue sin pensarlo y poco después llegó al hermoso lugar, donde no había nadie más que ella con la carga de los recuerdos, aunque hiciera ruido, nadie podía escuchar, debido a la gran distancia que lo separaba del distrito Uchiha, así que decidió sacar un poco de frustración y comenzó a entrenar como hacía mucho tiempo no entrenaba.
Se sintió oxidada, ya que la última vez que entreno, fue con Shisui.
Después de tres horas, decidió que ya era tiempo de regresar, pero en su mente quedó la idea de regresar todas las noches para estar a solas y entrenar.
[...]
Los días continuaron y como lo había planeado, Hinata regresó todas las noches al encantador lugar para entrenar. El sonido del agua cayendo por la cascada la hacían relajarse, llevando su cerebro a tiempos del pasado, donde todo era paz y alegría.
En repetidas ocasiones, se escondió de Izuna, desde que lo miró besándose con la Anbu, no lo dejó acercarse a ell ni por error.
Itachi y Obito habían sido muy amables con ella, tratándole con respeto y cordialidad.
Para su sorpresa, el lider Uchiha le informó que recibiría un sueldo como todos los empleados y también que podía contar con un día libre para hacer lo que deseará, pero si decidía ir a la aldea, la única regla que le impuso, fue usar los contactos. Ella sabía que todos esos cambios, fueron por cortesía de Itachi y le estaba sumamente agradecida.
Esa tarde era su día libre y se dirigió hacia la aldea en busca de una florería que miró cuando Kushina y Mikoto le mostraron todos los negocios. Quería comprar un bonito arreglo para su Shisui, ahora que contaba con dinero, podía costearlo, como también una caja de royos de canela para llevar.
El sonido de la campanilla, anunció que estaba entrando en la florería.
—¿En que puedo ayudarte?—preguntó una bonita rubia de ojos azules.
—Yo quiero un ramo de girasoles—quería llevarle a él las flores que a ella le gustaban, para estar en cierto modo, mas cerca de Shisui.
Después de unos minutos, la chica regresó con el arreglo ya listo.
—Eres la chica que trabaja con los Uchihas ¿verdad?—Hinata asintió con una sonrisa, mientras que pagaba las flores—Me llamo Ino, es un gusto conocerte—Hinata se presentó como Haru, en el momento en que la puerta se abrió, dejando entrar un grupo de jóvenes.
—Ino-chan ¿estas lista?—preguntó un joven con una coleta en forma de piña.
—Espera, no vez que esta con un cliente—lo reprendió una chica de cabello castaño atado en dos coletas.
—¡Permítanme! Déjenme presentarles a alguien—anuncio Ino en el momento en que la puerta sono de nuevo.
—¡Haru-chan..!—grito Naruto al ver a la joven que conoció semanas atrás.
Hinata se sonrojó mirando al chico rubio muy cerca de ella.
—Haste a un lado Naruto, no vez que la asfixias... Mi nombre es Kiba—un castaño con marcas de tatuajes en las mejillas y lo que parecían ser colmillos, se presentó aventando a Naruto a un lado.
Uno a uno, los chicos se fueron presentando con ella, hasta que al final escuchó que venían por Ino para ir a comer Ramen.
—Haru-chan...¿porque no vienés con nosotros?—preguntó la chica llamada Tenten.
Todos estuvieron de acuerdo con ella y no dejaron que la Hyuga se negará y así se fue con ellos dejando el ramo, para después de terminar.
Una vez llegaron, todos se sentaron con semblantes alegres. Hinata estaba encantada con un enorme perro blanco llamado Akamaru, perteneciente a Kiba.
—¿Donde están Sasuke-kun y Sakura-chan?—preguntó un chico de cejas gruesas y cabello en corte de plato, al que llamaron Rock Lee.
—Ya deben estar llegando—respondió Ino despreocupada y en ese momento arribaron los dos ausentes. Hinata se encogió, tratando de pasar inadvertida, pero no le resultó al escuchar a Sakura mencionar su nombre.
—¡Haru-chan! Que bueno que estás aquí—recalcó Sakura llamando la atención de Sasuke hacia ella.
Hinata sonrío en automático y esquivo la intensa mirada del Uchiha sobre ella.
Decidida a ignorarlo, se dispuso a escuchar las conversaciones de todos. Ellos eran realmente divertidos y parecían llevarse muy bien. La comida fue muy buena, unido a la compañía que fue aún mejor.
—Vamos al campo de entrenamiento, quiero mostrarles mi nueva resistencia—invito Rock Lee.
—¡Problemático!—murmuró Shikamaru poniendo los brazos por detrás del cuello.
—Yo tengo mejor resistencia que tu—Naruto se puso de pie y Rock Lee también empezando una discusión, que conllevo al lanzamiento de bolas de arroz, seguidas por los palillos de madera y para cuando la Hyuga se dio cuenta, ya todos estaban involucrados en una guerra de sobras.
Hinata permaneció con Akumaru, cuando Rock Lee hacia malabares con varios tazones, pero el chico tropezó al recibir un golpe lanzado por Sakura con un trozo de carne, dejando caer todos los cuencos hacia donde se hallaba Akamuru y en ese momento no pensó en nada que no fuera evitar el golpe dirigido al perro, hizo que en sus puños aparecieron dos leones de color púrpura y eso bastó para destruir los tazones, sin lastimar a nadie.
—¿Haru-chan? ¿Eres una kunoichi?—preguntó Naruto al ver el movimiento estratégico que nunca antes habían visto y que sólo era realizado por ninjas.
Sasuke la miró perplejo por la destreza del movimiento, no obstante, permaneció en silencio, era raro que siendo una simple sirvienta tuviera conocimientos en jutsus.
—Eso fue increíble, tu deberías estar entre los ninjas y no trabajando en el distrito Uchiha—reiteró Ino, emocionada.
—¿Quien te enseño?—le cuestionó Shino.
—M-mi padre y mi primo me entrenaban antes de morir, fue como aprendi algunos movimientos—confesó avergonzada.
—¿Que pasó con tus familiares—preguntó Choji, sin dejar de masticar papitas .
—Todos murieron asesinados, fue cuando los Uchihas me salvaron la vida y me trajeron a vivir con ellos—mintió con tristeza.
—Deben haber muerto a manos de los Hyugas, dado que se dedicaron a destruir las pequeñas aldeas—Hinata comenzó a ahogarse tosiendo repetidamente al escuchar lo que dijo Tenten.
—¿Estas bien?—Ino se acercó a ella y le palmeó la espalda.
—E-estoy bien, creo que algo se atoro en mi garganta—de nuevo mintió ¿como era posible que dijeran eso sobre su clan? Desde ese momento comenzó a sentirse muy incómoda respeto a su verdadera identidad.
—Pues si un día decides dejar de trabajar con los Uchihas, puedes venir conmigo y con gusto te llevaré ante el Hokage—añadió Naruto, sacándola de sus pensamientos.
—Muchas gracias por salvar a Akamaru—Kiba se acercó a ella sonriendo y el perro le lamió el rostro en forma de agradecimiento.
...
—¡Chicos! De verdad que ustedes son desastrosos—todos voltearon a mirar a los hombres que llegaron a comer.
Hinata enfocó a las personas que arribaron. Un rubio de ojos azules a quien Naruto llamo padre, seguido de el mismo peli-blanco de ojos rojizos, que miró cuando comieron dangos y mas atrás, llegaron, Izuna, Itachi y Obito.
Hinata quería que la tierra se la tragara y la arrojara en el lago de la cascada donde podría relajarse. La mirada de Izuna de inmediato se centró en ella y en los jóvenes que estaban a su lado. Kiba, Shino y Akamaru fueron quienes recibieron el escrutinio del azabache, puesto que eran ellos quienes se sentaron a su lado y a ella le agradaron a tal grado de no pretender separarse.
...
Izuna permaneció como alma que lleva el diablo. Haru se la había pasado ignorándolo, en todas las ocasiones en que se quiso acercar a ella. No tenía oportunidad de tomarla desprevenida, ya que gracias al Byakugan, ella podía verlo antes que pudiera acercarse.
Los únicos momentos en que pudo verla fue durante las cenas o desayunos, acompañado de Madara o de algún otro miembro del clan, pero nunca a solas y para colmo de su mala suerte, las últimas semanas las había pasado fuera de la aldea en misiones, en las que no hizo más que huir de Yugao, quien no desaprovechaba ninguna oportunidad de colarse dentro de su campamento intentando tener sexo.
Apenas llegó y antes de regresar al distrito Uchiha en busca de la chica responsable de sus desvelos, fue acaparado por sus sobrinos, Itachi y Obito, quienes pretendían invitarlo a comer Ramen... Aceptó a regañadientes y al acercarse miró el grupo de todos los amigos de Sasuke, quienes peleaban con la comida como si fueran niños de seis años. lo mas llamativo, fue ver a la ojiperla unida a ellos.
—¿Viste eso?—preguntó Obito viendo como la chica Hyuga hizo un movimiento extraño, que solo los miembros de clanes poderosos y antiguos se sabía, podían hacer.
Antes que pudieran responder a Obito, aparecieron Minato y Tobirama, reprendiendo a los jóvenes por el desastre que hicieron, pero la mirada de Izuna, se enrojeció, en el instante en que observó al Senju mirando la ojiperla y lo peor de todo, fue el sonrojo que ella mostró al sentirse observada por el albino.
Izuna lanzó su mirada sobre ella y fue tan demandante que la hizo dejar de prestar atención al Senju, para mirarlo nada más que a él. No tardó mucho en dejar de verlo, debido la llamada del Inuzuka, proponiendo algo.
...
—D-debo irme—anunció Hinata en un susurro.
—Pero aún es temprano Haru-chan...deja que te enseñemos los campos de entrenamiento ¿que te parece?—preguntó Naruto a escasos centímetros de distancia.
—Lo ciento Uzumaki-san, pero aún tengo algunos pendientes que realizar antes de regresar—se disculpó, esperando sonar convincente.
—No me llames así Haru-chan, me haces sentir viejo... llámame Naruto nada más y ahora ven conmigo, te presentare con mi padre—Hinata no tuvo tiempo de negarse cuando el rubio la estiro del brazo hacia la mesa que Minato compartía con Tobirama.
—Haru-chan... esté es mi padre... Minato Namikaze y él es Tobirama Senju—la chica estaba muy avergonzada por el escrutinio de los presentes.
—M-mucho gusto Namikaze-sama, Senju-sama—los saludo haciendo una respetuosa reverencia. Ellos correspondieron el saludo y Minato, pidió no ser nombrado con el sama. En poco tiempo, logró hacer sonreír a la ojiperla, contándole lo buena impresión que causó en su esposa.
Unos minutos después, la joven consideró que ya debía marcharse—Con permiso—se despidió y caminó con Naruto hacia la salida.
—Gracias por todo Naruto-kun, pero ahora si me tengo que ir—el rubio ya no encontró motivos para retenerla y se ofreció acompañarla hasta el distrito Uchiha, argumentando que no debía irse sola.
Se despidió de todos los chicos, quedando de juntarse de nuevo en su próximo día libre y así, salió con Naruto, no obstante, antes de que lograran avanzar a solas, Izuna los detuvo.
—Yo me haré cargo Naruto-kun... yo mismo la llevaré hasta el distrito Uchiha, después de todo, ambos nos dirigimos al mismo lugar—Naruto pensaba protestar, pero Izuna era mayor que él y le debía respeto, ademas, él tenía razón, los dos iban a donde mismo, así fue que se hizo a un lado dejando que la morena se fuera con el Uchiha.
—Tu y yo tenemos mucho que hablar—advirtió, mientras la rodeo de la cintura, ansioso por llevársela, lo más rápido posible.
Continuara.
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