Capitulo 6
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro. La imagen no me pertenece.
En cuanto termino de relatar todo lo sucedido, se quebró.
—Perdóneme Uchiha-san...yo...siento mucho lo que los miembros de mi clan le hicieron, no fue justo para usted ni para Mikoto-san sufrir tanto pensando que quizás usted no sobreviviría—Hinata le había contado casi todo lo sucedido, casi. Porque decidió omitir los maltratos y golpes que recibió por parte del hermano menor de la persona que la escuchaba.
Por mas que el joven parecía apacible, no podía bajar la guardia, diciendo su verdadera identidad, ya que hasta el momento, nadie la sabía y si de ella dependía, permanecería de esa forma, hasta encontrar la manera de poder escapar del demonio que recurrirá constantemente en sus pesadillas, donde aparecía una y mil veces, extrayendo el ojo de su amado Shisui.
Cada vez se sentía peor de no tener un lugar donde llevarle flores y permanecer hablando con él, como lo hacían en los días felices que vivieron tiempo atrás y que ahora, solo quedaban como un recuerdo que atesoraba en su adolorido corazón.
Itachi se descoloco a escuchar las súplicas para obtener perdón de su parte. Él nunca espero algo así, se conmovió al verla tan frágil, tan sola e indefensa rodeada de la hostilidad de uno de los clanes más salvajes y crueles que existía, el clan Uchiha.
Aunque ella relato "todo" él sabía perfectamente que omitía gran parte de la historia. Conocía el temperamento volátil de sus familiares, en especial el de Sasuke y pensar en que la trajeron sin un solo rasguño era tan falso, como un cuento de hadas, donde hay dragones amigables en colores pasteles.
—No siga por favor, usted no tiene que disculparse por las acciones de otras personas, yo no le culpó, más bien, debi ser más suspicaz al momento de beber lo que nos ofrecieron—la reconforto sin culparla por lo sucedido.
—Muchas gracias Uchiha-sama—se limpió las mejillas con rapidez, sin querer mostrar aun mas lo débil que era.
—¿La están tratando bien en su trabajo? Porque si no lo hacen, yo puedo interferir con mi tío para que la coloque en alguna otra posición dentro del distrito Uchiha.
—No-no, por favor, no se preocupe, yo estoy bien, Mikoto-san me colocó donde estoy y no le quiero fallar—le aseguró temerosa—Estoy agradecida, después de todo, no soy mas que la traidora Hyuga y aún así me han tratado bien—trato de sonar convincente y a la vez agradecida por la amabilidad del joven.
—Se que miente, pero no insistiré, si después llega a necesitar mi ayuda, no dude en pedirla—ofreció con sinceridad, sabiendo que eso era lo correcto—De aquí en adelante llámeme por mi nombre, no es necesaria tanta formalidad, si mi madre confía en usted, no veo el motivo por el cual no pueda hacerlo también yo—le reiteró con una mueca de sonrisa y ella asintió agradecida.
Todos sabían que hasta los peores prisioneros tenían derechos y ella no debía ser la excepción, lo más probable, era que el Hokage no tuviera idea de lo que estaba pasando y estaba muy seguro de eso.
Sin darse cuenta, ya habían transcurrido mas de dos horas hablando y ambos tenían obligaciones al día siguiente.
—Vamos, la acompaño a la mansión Haru-san—Itachi se puso de pie y espero con calma a que ella hiciera lo mismo.
Los alrededores ya se hallaban en silencio, señal clara de que los invitados se habían marchado a sus hogares.
Los dos caminaron bajo la luz de la luna, cada uno perdido en sus pensamientos. Ella pensaba en la forma de encontrar el lugar donde descansaba Shisui y él la veía por el rabillo del ojo, sabiendo que esa joven tenía mucho sufrimiento, culpas y miedos, sobre todo, miedo, eso era lo que más se percibía en ella.
Llegando a la puerta trasera por donde salió, agradeció a Itachi, por acompañarla y con una reverencia se despidieron.
Estuvo a punto de cerrar lentamente, para que nadie escuchara, cuando Sasuke se lo impidió colándose dentro de la mansión y enfrentarla de manera amenazante.
Hinata se asusto y sin nada que decir, agacho la cabeza esperando los insultos a los que ya se estaba acostumbrando.
—¿Que hacías con mi hermano? ¿Que le contaste?—pregunto sacudiéndola de los brazos con fuerza, haciendo que la chica soltara un jadeo de dolor.
El joven se llenó de enojo al momento en que miró a su hermano mayor hablando tranquilamente con la traidora.
—Respondí a sus preguntas , eso fue todo—confesó a punto de llorar por los nervios y el dolor en los brazos. Ese hombre, volvía a maltratarla y ella no tenía más remedio que aguantar.
—Por tu propio bien, será mejor que no se te ocurra querer engañarlo como lo hiciste con mi madre—Sasuke la miro hacia abajo por la diferencia de tamaño y pudo comprobar que ya se veía mucho mejor que la última vez que se vieron. La chica era frágil, pero muy llamativa, no se dio cuenta cuanto tiempo permaneció mirándola hasta que las mejillas femeninas brillaron por la humedad, debido a las lágrimas causadas por el fuerte apretón que le estaba propinando en los brazos.
Frustrado la soltó y retrocedió incómodo, no midió la fuerza que estaba ejerciendo en ella, lo que hizo sentir culpa ante la situación.
—N-no quise importunar Uchiha-sama, discúlpeme—después de disculparse se toco los brazos doloridos y al ver que el joven no decía nada mas, hizo una reverencia en forma de despedida para regresar casi corriendo hacia su habitación.
Sasuke se quedó mirando el lugar por donde se fue y sin poder hacer nada más, también se marchó. Ya le preguntaría a Itachi, de que hablo con esa mujer.
[...]
Sai despertó en el hospital de Konoha después de haber dormido por mas de una semana. Pensó que había muerto al enfocar el rostro más hermoso que sus ojos hubieran mirado, ella tenía que ser un ángel y por ende, seguramente se encontraba en el paraíso junto a los muertos. Claro que si la muerte significaba estar cerca del angel, él la aceptaba gustoso.
—Hasta que despertaste... ya nos tenías preocupados. Mi nombre es Ino y soy la enfermera que estará a cargo hoy—relató la rubia mirando la tableta de anotaciones.
—¿Cuanto tiempo dormí?—pregunto todavía mareado.
—Nueve días—respondió—Fue una suerte que te trajeran, de lo contrario, no hubieras sobrevivido—Sai no daba crédito a lo que escucho ¿como podía haber dormido tanto? Por otro lado ¿como fue que logró sobrevivir? Se hacia muchas preguntas, pero se armo de valor para seguir indagando, sobre el lugar donde se hallaba.
--¿Donde estoy?—pregunto mirándola de frente.
—Estas en el hospital de Konoha—le respondió sin darse cuenta de la sorpresa reflejada en el rostro masculino--Naruto, Sakura y Sasuke, te trajeron mal herido y desde entonces, permaneciste dormido—aclaró Ino--Kakashi sensei dijo que cuatro Anbus querían asesinarte y dos de ellos se suicidaron frente a ellos—Sai permaneció callado, la conducta de sus ex compañeros, no era más que el resultado del poder mental que Danzo ejercía sobre todos ellos, al grado de quitarse sus propias vidas sin pensarlo--Ahora, tengo que avisar a Tsunade que ya estás despierto, en seguida regreso—él asintió sin decir nada, tenía que pensar con claridad lo que haría con toda la información que poseía, debía contar todo antes que Danzo mandara mas ninjas renegados para asesinarlo.
...
Tiempo después, Sai ya había sido dado de alta y ahora se encontraba en los cuarteles de interrogación, donde uno de los ninjas más rudos de Konoha, se encargaba de hacer los interrogatorios.
Ibiki caminaba de un lado a otro tratando de encontrar la mayor información, no tenían nada en contra del joven frente a él, pero de igual manera, debían someterlo a las tácticas mas duras de interrogación, con el fin de saber si era confiable para permanecer en Konoha.
Luego de días sin resultados favorables, Ibiki mando llamar a Ino Yamanaka, para que usara el jutsu de su clan y así poder acceder a los recuerdos con mayor precisión.
El proceso estaba resultando muy lento debido a los años que Sai permaneció manipulado por Danzo, aún con lo tedioso que estaba siendo el proceso de Ino, no se pensaba rendir, ya que lo poco a lo que había podido acceder, era muy triste y la rubia, comenzó a sentir empatía por el misterioso Anbu.
Conforme los días transcurrían, ambos se hacían cada vez más cercanos a modo de disfrutar de la mutua compañía.
Sai pidió hablar con el Hokage en repetidas ocasiones, pero no se le permitió, hasta no finalizar el trabajo de investigación, para garantizar la seguridad de Hashirama y también de toda la aldea. El joven, aunque feliz por haber conocido a un angel en forma humana, estaba frustrado, tenía que hablar directamente con Hashirama, no con nadie mas, solo con el Hokage, tenía que decir lo que paso con los Hyugas, lo antes posible.
[...]
Izuna y Madara ya estaban sentados en el comedor, mientras la joven Hyuga ponía todo para que desayunaran.
Vistiendo el uniforme de la servidumbre que consistía en un vestido negro abajo de la rodilla con mangas cortas y un delantal, se apresuró a terminar lo más rápido que su capacidad le permitió.
Termino sin contratiempos y se dispuso a servir el té, en ese momento, las mangas del vestido se subieron, dejando ver los níveos brazos con las marcas de un fuerte agarre en ellos.
—¿Que te pasó en los brazos?—cuestionó Madara al mirar las marcas moradas verdosas en cada uno de ellos. Izuna que también estaba mirando lo mismo que el líder, tenía los puños apretados pensando en quien había sido capaz de lastimarla de esa manera.
—¿Quien le hizo esto Haru-san?—cuestionó Itachi, que en ese instante entró y la tomo de la muñeca con suavidad para no lastimarla más.
—N-no es nada importante Itachi-san, fue nada mas un descuido que tuve—habiendo terminado de servir a los dos hermanos se dirigió hacia el joven recién llegado—Traeré el desayuno para usted—hizo una reverencia y dio la vuelta para regresar.
—No se preocupe, yo mismo lo traeré—sin más argumentos los dos se fueron a la cocina dejando a los hermanos sin palabras. ¿De dónde se conocían esos dos?
Momento después, el joven regreso y se sentó a comer.
—¿Desde cuando conoces a la Hyuga?—cuestionó Izuna molesto, primero por saber que alguien la lastimo y después por el acercamiento que mostraron Itachi y ella.
—La encontré anoche por casualidad dentro del vivero que está cerca del bosque y estuvimos conversando durante algunas horas—respondió mirándolos con reproche--¿El Hokage sabe que ella está aquí?—Madara rodó los ojos ante la pregunta del joven. No sería nada fácil mantener el secreto una vez que Itachi estaba al tanto de todo, porque la naturaleza de su sobrino, siempre ha sido hacer lo correcto, sin violar las reglas ni los derechos de nadie, aunque se sentía orgulloso de saber que un Uchiha pensaba así, a veces esto le ocasionaba problemas.
—¿Que hacía en el vivero en medio de la noche?—pregunto Izuna en forma de reproche y sin responder la pregunta que el joven hizo primero, pues en su mente solo estaba la Hyuga, sonriéndole a Itachi, mientras hablaban—¿fuiste tú quien la lastimó?—se dirigió de nuevo hacia Itachi.
—Por supuesto que no, anoche que la acompañe hasta aquí, ella no tenía nada, pensé que habían sido ustedes, pero ella no quiso decirme nada. No estoy de acuerdo con que la maltraten, ella no es una prisionera y en caso de que lo fuera, es al Hokage a quien le corresponde dar un juicio justo y después un castigo—dio un sorbo al té antes de continuar--Si la trajeron hasta aquí con la intención de que reciba maltratos, mejor debieron darle muerte como a los demás, de lo contrario, están obligados a tratarla como a un ser humano y no como a una esclava sin haber sido juzgada—los miró esperando por lo que dirían.
—¿Se quejo contigo de algo?—inquirió Madara.
—No... y tampoco me contó que cuando llego aquí, casi venia sin vida por los golpes y el sello que le habían colocado, eso lo supe esta mañana por mis propios medios—reiteró el joven.
Madara comenzó a relatar todo lo sucedido desde que llegaron al complejo Hyuga, como también el motivo por el que el mismo decidió traerla con vida esperanzado en saber la verdad sobre lo sucedido el día en que murió Shisui. Itachi escucho todo con atención, mientras que Izuna se levantó sin ser notado por los dos que hablaban.
Se dirigió hacia la cocina en busca de la chica y no la encontró, siguiendo el aroma a lilas que despedía el cuerpo femenino, salió hasta el jardín donde estaba hincada arreglando las flores.
Se quedó mirándola sin llamar su atención y sin poder quitarle los ojos de encima. Veía con interés los elegantes movimientos que hacia la frágil joven. Le era tan raro que alguien que pertenecía a la servidumbre, tuviera ese nivel de educación, seguramente los Hyugas eran tan arrogantes que refinaban también a sus sirvientes, para sentirse superiores, pensó sin moverse de lugar.
...
La joven Hyuga, salió de la cocina después que se marchara Itachi no muy convencido con la explicación que le dio sobre los moretones que le dejaron las manos de Sasuke, se dirigió a los jardines donde estaba la mayor cantidad de flores que ella hubiera visto.
Los lirios necesitaban un poco de limpieza y Hinata se hinco para hacerlo ella misma, como le enseño su madre desde pequeña.
Una vez terminada la limpieza, se dedicó a observar la gran variedad de flores que estaban plantadas en el hermoso jardín. Entre todos los colores resaltó el amarillo de los girasoles, sonrió y se fue hasta allí, para tocarlos, trayendo consigo una lluvia de recuerdos, recuerdos del pasado, de los días felices en los que no tenía preocupaciones de ninguna clase, cuando ella y Neji, pasaban las tardes en los jardines del complejo Hyuga sentados tomando el té después de las secciones de entrenamiento.
De nuevo las lagrimas le mancharon el rostro al pensar en las personas que tanto quiso y que no tenía la forma ni siquiera de llorar en un lugar adecuado, porque no tenía ni idea donde dejaron sus cuerpos.
Desde algunos días atrás, tenía la idea de indagar sobre donde estaba la tumba de Shisui, pero no encontró a nadie a quien preguntar sin levantar sospechas, aun con miedo a las represalias y los castigos que le impusieran, estaba decidida a encontrarla al precio que fuera. Encontrar donde llorar al amor de su vida, de esa forma la haría sentirse cerca de él.
Miro la forma de hacer un ramo de flores para él y activo el Byakugan tratando de localizar el cementerio y poder ir hacia él cuando todos durmieran, pero sé dio cuenta que no estaba sola y de inmediato dejo de hacer lo que hacía.
No supo desde cuando ese hombre permaneció tras ella y ni siquiera lo sintió llegar. Limpio las lágrimas, al ponerse de pie para regresar dentro de la mansión y lejos de él.
Tratando de no mirarlo camino lo más lejos posible de su cercanía y pensando que estaba a salvo, sintió que su mano era aprisionada impidiéndole continuar.
—¿Que estás buscando Hyuga?—sin soltar el agarre la acorralo contra la fuente que se hallaba cerca de ambos. Hinata se asusto por la manera en que se estaba comportando Izuna y no sabía que responder, lo único que hizo fue permanecer en silencio, con la cabeza agachada--No pienso esperar mucho, por tu respuesta—le levanto la barbilla con los dedos, sin llegar a ser brusco.
—No buscaba nada, tampoco hice nada malo Uchiha-sama...—cerró los ojos al no poder bajar la cabeza. El azabache se bajo hasta quedar a la altura de ella y de esa manera, embriagado al verla con los ojos cerrados, no pudo evitar rozar sus labios con los de ella.
En ese instante, Hinata abrió mucho los ojos, contrariada y confundida por el proceder del Uchiha, trató de retroceder, pero le fue imposible debido a la fuente tras ella y los brazos masculinos rodeándola por la cintura.
Él trato de profundizar el beso obligándola a que le correspondiera mordiendo ligeramente el labio femenino.
Poco a poco, la joven Hyuga cedió dejándose llevar por las sensaciones y la vulnerabilidad en la que se hallaba. El Uchiha la estaba arrastrando en una espiral de emociones, que en ese momento no podía identificar, pero los recuerdos de las prendas femeninas unido a los condones usados, como también a la novia que amaneció en repetidas ocasiones en la habitación del azabache, le regresaron la cordura que por segundos perdió.
En forma de protesta puso las manos en el duro pecho de Izuna y dejo de corresponder al beso, haciendo que él parara para verla al rostro buscando una explicación. Apenas se sintió liberada y sin decir ninguna palabra se fue corriendo dentro de la mansión.
Izuna se llevó la mano hasta los labios, sonriendo complacido, ese beso había sido mejor de lo que esperaba y no se quedaría nada mas con uno, buscaría mas de ella y lo haría en ese mismo momento.
Hinata abrió la puerta de su habitación buscando la "seguridad" que esta le podía dar. Entró lo mas rápido que pudo y cerró la puerta, se giró hacia la cama para casi pegar un grito al ver a Izuna dentro sin haberlo visto entrar ¿como había entrado? Sorprendida retrocedió hasta quedar con la espalda pegada en la puerta de madera.
Izuna tenía la capacidad parecida a la de Shisui, parpadeando como relámpago, su mismo sobrino le había enseñado como hacerlo y en este momento era cuando mas agradecía haber aprendido. Sin que la joven pudiera mirarlo, él fue mas rápido que la vista y antes de que la puerta se cerrara, logró entrar.
Miró el lugar, el mismo que semanas atrás no era más que un cuarto usado de bodega. El sitio había dado un giro de 360 grados, incluso olía igual a ella... flores de lavanda. Sin olvidar lo limpió y acogedor que se sentía.
Se acercó a ella, sin poder contenerse por mas tiempo—P-por favor no se acerque—musitó casi inaudible.
—¿Porqué no..?—preguntó levantando las muñecas femeninas, con una sola mano suya, buscando tener mejor acceso—¿Me tienes miedo?—Hinata trataba de resistirse, pero ámenos que gritara para ver si alguien se compadecía de ella, no se podría liberar del azabache que la sostenía.
—E-esto no es correcto... usted tiene novia y yo no quiero...—no termino, cuando Izuna le devoró los labios. La mansión estaba vacía, Itachi y Madara, se marcharon después del desayuno y solamente se encontraban ellos dos.
—No tengo novia, así que esto no es incorrecto—murmuro mordiendo el lóbulo de la oreja con la voz ronca llena de deseo.
Hinata supo que solo estaba mintiendo, pero sentirse deseada estando tan quebrada y vulnerable, no era una buena combinación. Terminó cediendo a los acalorados besos del moreno, disfrutando algo que la llenaba de vida y culpa al mismo tiempo.
Izuna giró con ella hacia el colchón, sin dejar de besarla, se colocó arriba de ella y siguió sosteniendo las muñecas, mientras que la otra mana se fue bajo el vestido, sintiendo la suave piel de una de las piernas.
—¡Haru Haru...Haru-chan! ¿Estas aquí?—Hinata se soltó del agarre, quedando parada en cuestión de segundos al escuchar a Mikoto. Izuna se llevo la mano al cabello con molestia, pero no dijo nada cuando ella abandono la habitación, para responder a su hermana mayor.
—Mikoto si que es inoportuna—murmuro asegurándose de salir sin ser visto por nadie. Ahora tendría que tomar un baño de agua fría y hacerse el favor él mismo con el fin de bajar el bulto entre sus piernas.
Continuara.
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