Capitulo 4
Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Despertaba por momentos, para darse cuenta que viajaba sobre el hombro de un hombre muy alto y robusto, que no dejaba de quejarse por ser el único que cargaba con la traidora del clan Hyuga.
Todavía podía sentir el cuero cabelludo casi palpitando en su cráneo, por ser arrastrada de los cabellos, hasta que perdió el conocimiento y seguramente en ese momento, persuadieron al hombre para que la llevara con todo y las quejas.
La cargó como si de un saco de papas se tratará.
Las lágrimas no habían dejado de salir, después de saber que Shisui ya no estaba, hubiera rogado por que le dieran muerte, de no ser por las bofetadas que el Uchiha a quien llamaban Sasuke le propinó, dejándole sin voz.
Lo que alguna vez fue su hogar, quedó atrás prendido en llamas negras que devoraron todo a su paso, incluyendo los cuerpos de los Hyugas. No había quedado nada, ni siquiera un solo recuerdo. Estaba totalmente sola y con miedo a que ese demonio llamado Danzo, regresara por ella, como le aseguró antes de huir, aunque siendo sincera consigo misma, dudaba permanecer con vida por mucho tiempo.
Los escuchó hablando acerca de alguien que estaba en el hospital por haber sido envenenando dentro del complejo Hyuga, no tenía idea de quién se trataba, pero esperaba sinceramente que sobreviviera.
Tan pronto como dejó de escuchar lo que hablaban, miró como un líquido carmesí, goteaba de su rostro, al mismo tiempo que los oídos parecían estallarle. No se quejó y dirigió la visita hacia las gotas que manchaban el pasto por donde caminaban. El frío, comenzaba a inundar todo su cuerpo, unido a la poca visión que cada vez se hacía escasa por la falta de sangre, de continuar con el sangrado, estaba segura que en menos de media hora estaría reunida con las personas que amaba y sin saber mas terminó desmayándose de nuevo, no sin antes pensar en ya no despertar nunca mas.
...
Izuna caminaba atrás de todos por ser el mejor en percibir chakras desconocidos.
Desde donde avanzaba, podía ver a Madara encabezado el grupo de todos los guerreros, seguidos por Sasuke y por último Obito, quien cargaba con la prisionera.
Un sentimiento de alivio inundo su cuerpo, cuando miró a la mocosa con el rostro lleno de horror y dolor al verlos rodeándola. Después de todo Madara tenía razón y si era buena idea mantener a esa mujer con vida, así tendría la oportunidad de castigarla por las atrocidades que su clan hizo por todos lados, pero en especial, por la muerte de Shisui.
Después de viajar por algunas horas, miró manchas de sangre en el suelo, como si alguien estuviera herido. Desde la distancia evaluó a todos los ninjas intentando ver cuál de ellos tenía alguna herida que estuviera causando el sangrado, pero no parecía que nadie se quejara.
Negó con la cabeza sin comprender de donde provenía todo el líquido carmesí que seguía manchado el pasto. De pronto, dirigió la vista hasta donde Obito cargaba a la prisionera que tenía la cabeza colgando por estar en el hombro de este, haciendo que el largo cabello se balanceara impidiendo ver si era ella quien sangraba.
—Espera Obito—ordenó Izuna, dirigiéndose con rapidez hasta donde estaba el sobrino.
—¡Al fin!—murmuró—¿Ya me vas a reemplazar?—cuestionó girando bruscamente hacia Izuna, ocasionando que fuera evidente a quien pertenecía la sangre derramada.
El Uchiha mayor sostuvo el cuerpo flácido de la chica y de inmediato la puso sobre el pasto para revisar si aún continuaba con vida.
Le salía sangre de los oídos, como también de la nariz y al viajar en esa posición, la hinchazón del labio aumentó haciéndole sangrar también de esa área. Le tomó la muñeca intentando saber si tenía pulso, pero no pudo sentirlo, luego colocó el oído sobre el pecho femenino y sintió un muy, pero muy leve latido. Apartó el cabello del rostro, tratando de que las vías respiratorias estuvieran libres. La joven estaba fría y toda su anatomía era un completo desastre debido a todos los golpes que había recibido.
—¿Pasa algo?—preguntó Madara quien llegó al lugar donde permanecía la joven moribunda.
—Esta casi muerta... dudo que llegue al distrito Uchiha—remarcó Izuna que aún estaba hincado junto Hinata.
—Quizás lo mejor sea que muera de una vez—dijo Sasuke mirando el cuerpo inerte de la rehén con desprecio. Madara se agachó y levantó el cuerpo al estilo nupcial desde el suelo sin ninguna dificultad, para después abrir un portal por donde desapareció, dejando a los demás atrás.
—¿Que delito cometería esa chica, para que los mismos miembros de su clan la maltrataran de esa manera tan salvaje?—cuestionó Obito, con la mirada puesta en el lugar donde partió Madara con ella.
—¿No me digas que te estás ablandando?—inquirió Sasuke con molestia.
Obito se quedó pensativo, recordando el momento en que Sasuke amenazó a la chica diciendo que pagaría por la muerte de Shisui. Ella parecía haber sentido un dolor descomunal, como si hubiera sabido quien era su primo y también estaba el hecho de no haber rogado por su vida en ningún momento, ni siquiera cuando recibió todos esos golpes, que a decir verdad, él pensó que no soportaría por mucho tiempo. Al cargar con ella noto que no protestaba, permaneció en silencio, sólo temblando, haciéndole sentir muy incómodo y al mismo tiempo culpable, no podía entender porque.
La escuchó jadeando en ocasiones, pero se mantuvo en completo silencio. El Uchiha sabiendo que debía sentir mucho dolor, comenzó a quejarse para no tener que cargar con ella, pero en el fondo, muy en el fondo, no quería que ni Sasuke, ni tampoco Izuna, se acercaran a ella, o de lo contrario, terminarían matándola.
—No es eso... Sasuke... yo sólo sentí curiosidad por saber que tuvo que pasar esa frágil niña ¿no viste la manera en que el sello brillaba?—preguntó Obito, atrayendo la atención de Izuna también.
—Hmph—fue el único sonido que emitió Sasuke en respuesta.
—En verdad, hay algo raro con esa joven—les aseguró dejándolos atrás, en el camino hacia el distrito Uchiha.
Izuna permaneció perdido en los pensamientos. Las palabras de Obito aún retumbaban.
Había sentido satisfacción contemplando el miedo en la Hyuga, pero al verla casi sin vida, ya no sentía lo mismo. Obito tenía razón, ella hizo algo para provocar la ira de esos bastardos y terminaron castigándole de manera brutal, para alguien que pertenece al mismo clan.
A diferencia de los Hyugas que asesinó ella no pidió piedad en ningún momento, tampoco rogó porqué la dejaran libre y aguanto los golpes resignada, como si quisiera morir, como si la muerte fuera la única salida. En ese momento, apretó los puños con fuerza pensando en lo fácil que sería para ella simplemente morir, dejando todo el dolor atrás después de arrebatarles a Shisui. No, ella no podía morir tan fácil, esa mujer tenía que vivir y cargar en su conciencia todo el mal que sus parientes, o incluso ella causaron. Lo único que lamentaba, era no haber conocido la identidad de la mujer que engañó a Shisui. Entre los muertos hubo muchas mujeres, pero no supo cual de todas fue la causante de todo el caos. Tampoco estaban seguros de haber encontrado al líder Hyuga, todo había sido muy confuso y aunque no quedó nadie con vida, no estaba seguro de haber exterminado a todos, aunque de una cosa podía estar seguro, si llegaban a quedar otros Hyugas con vida, no sería por mucho tiempo, ya que eran muchos los interesados en darles muerte.
[...]
El líder Uchiha apareció dentro de la mansión donde vivía Mikoto, con la Hyuga en brazos.
-¿Que significa esto Madara..? ¿Quien es ella?—cuestionó la fémina mirando el cuerpo inerte de la chica.
—Es una pricionera del clan Hyuga—respondió, haciendo que la azabache diera unos pasos hacia atrás con visible despreció. De inmediato recordó a Shisui, quien murió a causa de ellos y también a su primogénito, debatiéndose entre la vida y la muerte por culpa de ese maldito clan.
-¿Porque la traes aquí?—el desagrado de Mikoto, no la dejó darse cuenta del estado en el que se encontraba la joven.
—Esta muriendo, Sasuke casi la mata y no podemos permitirlo, porque es la última Hyuga que dejamos con vida y la única que puede decirme que fue lo que pasó con el ojo de Shisui—en ese momento, la Uchiha dirigió la mirada hacia la chiquilla y comprobó el deplorable estado en el que estaba.
Ella no era mala persona como para darle la espalda a quienes necesitaban ayuda y al escuchar que fue su hijo menor quien causó el estado moribundo de la chica, se sintió muy aprensiva y culpable. Sabía que Sasuke estaba muy enojado por la situación que vivían con Itachi ¿pero golpear asi a esa niña? Le pareció demasiado excesivo y cruel.
Ella nunca pensó que uno de sus hijos levantara la mano para dañar a una mujer, eso era algo que no debía pasar, a menos que se tratara de una batalla y no creía que esté fuera el caso.
-De prisa... llévala hacia la habitación donde tratan a los pricioneros heridos—ordenó Mikoto y Madara se dirigió al lugar ordenado por su hermana, colocando a la joven en una camilla.
-¿Que necesitas?—pregunto el líder Uchiha, al mirar a su hermana con algunos implementos de limpieza como también los que servían como antibióticos en las heridas.
—Manda a mis empleadas a ayudarme y sal de aquí, porque tengo que desnudarla para limpiarla bien—Madara obedeció y salió a buscar las empleadas, acto seguido se retiró hacia la torre del Hokage. Debía ponerlo al tanto de lo que pasó en el complejo Hyuga.
...
Mikoto, quedó horrorizada al despojar a la joven de todas las prendas. La muchacha estaba en muy mal estado y el pulso era muy débil, tenía que traer a un médico para lograr salvarla, pero Madara le advirtió que nadie fuera del distrito Uchiha podía saber que un Hyuga permanecía con ellos, así que no le quedo más remedio que tratar de curarla ella misma. La bañaron después de haber limitado todas las heridas, le colocó ropa limpia que una de las empleadas le trajo de alguna tienda, después la miró por un rato, queriendo sentir furia hacia ella, pero en vez de sentir furia o enojo, comenzó a sentir empatía y lástima por la frágil niña.
Después de algunas horas, finalmente logró estabilizar a la joven, aunque aún continuaba en peligro de recaer, sobre todo por el extraño selló que parecía estarla debilitando.
Tan pronto como salió de las habitaciones donde dejo a la joven y se encontró de frente con todos los Uchihas que habían ido a cobrar venganza contra los Hyugas.
-Que bueno que ya están de regreso—les dijo a todos, pero en especial a Sasuke quien al mirar la ropa de su madre manchada con sangre se sobresaltó poniéndose en modo de defensa.
-¿Que pasa? ¿Porque traes sangre?—cuestionó, mirándola por todos lados tratando de encontrar alguna herida.
—No te preocupes hijo, esta sangre no me pertenece a mí, sino a la chiquilla que trajo Madara—le respondió mirándolo con desaprobación, por el modo en que golpeó a esa chica.
-¿Como esta ella?—pregunto Obito, creyendo que ya no estaba con vida.
—Logramos estabilizarla, no obstante, todavía no esta fuera de peligro... la verdad, no se como es que logró sobrevivir después de todo lo que tuvo que pasar—los tres Uchihas la miraron esperando que les reprochará, pero ella no lo hizo, sino que continuó relatando como las muñecas de la niña tenían marcas de amarres al igual que los tobillos, también les conto que el sello le había sido colocado mas de una vez y que eso la estaba debilitando mucho.
-¿Donde está?—esta vez fue Izuna quien pregunto.
—Esta dentro de las habitaciones cerca de los calabozos—aclaró Mikoto con tristeza, pues ya sabía que al recuperarse completamente, la joven sería puesta en uno de esos lugares, hasta que decidieran que hacer con ella.
-Me voy—anunció Sasuke, sin prestar atención a lo que su madre les contó sobre la traidora.
-Hijo... antes que lo olvide, Sakura estuvo aquí buscándote, dijo que tenía algo importante que decirte—Sasuke puso los ojos en blanco debido a la molestia de saber que su compañera de equipo, no entendía que solamente eran eso, compañeros de equipo.
—Hmph—musitó sin interés y se marchó.
Obito también se despidió para marcharse a su casa y arreglar algunos pendientes, además de visitar a Itachi en el hospital.
Izuna se despidió de Mikoto y se dirigió a verificar por su cuenta el estado de la chiquilla.
En cuanto se acercó, pudo ver a lo que se refería Mikoto. Las marcas de grilletes en los tobillos y también en las muñecas eran muy evidentes, como si hubiera estado encadenada por un largo periodo de tiempo. Se acercó más a ella y pudo apreciar los finos rasgos que poseía la joven, aún bajo los moretones se podía apreciar que la Hyuga era muy joven y también llamativa, muy diferente a los que se quedaron atrás sin vida.
La piel de la chica era muy pálida, el cabello largo en tonos azulados caía por los lados de la camilla causando un efecto brillante en contraste con la luz de las lámparas que estaban en la habitación, pero lo más llamativo sin duda habían sido sus ojos, esos ojos que lo miraron con horror, sin aminorar lo atrayentes que eran. Con molestia chasqueo la lengua pensando que probablemente alguien como ella, fue la razón por la que Shisui se deslumbró cegándose hasta que terminaron con su vida.
Estaba por marcharse, cuando un jadeo escapó de los labios femeninos, seguido por lo que el pensó eran los nombres de algunas personas y de nuevo el sello comenzó a brillar.
La Hyuga comenzó a retorcerse sobre la camilla en completa agonía. El dolor parecía ser muy fuerte, haciendo que cayera al piso. De no ser por Izuna que se movió por instinto y la capturó se hubiera estrellado en el suelo de cemento.
Ella pareció calmarse y dejó de moverse quedando dormida otra vez. Con disgusto, Izuna la regreso a donde estaba acostada y se alejó de ella, como si la chica le quemara.
Salió del lugar muy molesto consigo mismo, por haber ayudado a esa maldita traidora.
[...]
Hinata abrió los ojos al escuchar el sonido de las puertas abriéndose. Por instinto retrocedió hasta quedar en lo más oscuro del calabozo. Sin querer llamar la atención, se colocó, como lo había estado haciendo los últimos días desde que despertó y fue enviada al lugar donde estaba. Lloro cuando se dio cuenta que aún vivía y que no se había reunido con las personas que amaba. Puso la cabeza entre sus rodillas y sonrió con amargura al pensar, que últimamente pasaba los días encerrada en calabozos y ni siquiera sabía la razón.
—¿Tampoco comiste nada hoy?—pregunto la persona que le llevó "comida"
Ella no respondió nada, simplemente hizo lo que había estado haciendo, permanecer en silencio esperando que alguien viniera a darle muerte, lo antes posible.
—¿Sabes..?— preguntó el joven que estaba con ella—Mikoto-san esta feliz, porque su hijo finalmente despertó, después de haber estado tan grave, por ser envenenado en tu clan—Hinata se alegró al escuchar lo que le estaban diciendo. Afirmó con la cabeza sin que el Uchiha pudiera verla. Estaba genuinamente agradecida que el joven Uchiha hubiera sobrevivido, aunque no lo conocía se alegraba por la madre y los demás familiares del joven--También Sasuke-kun estaba muy feliz cuando le dijeron que su hermano mayor ya estaba despierto y fuera de peligro—el joven continuó el monólogo, ya que la Hyuga no respondió nada y menos después de lo último que dijo el joven. Escuchar el nombre Sasuke, la hizo estremecer de miedo y continuó en silencio como todos los días anteriores.
—Puedes retirarte—ordenó la persona que acababa de llegar. El joven que le llevó la comida, hizo una reverencia y se fue sin decir mas.
Hinata ignoró completamente que alguien mas había llegado, seguía pensando en lo último que dijo el muchacho y no sabía si en verdad lo escuchó. Ella se encontraba débil por la falta de alimentos y en ocasiones, ya no distinguía la realidad de los sueños. No es que quisiera morir de hambre, es solo que no tenía el deseo de comer. Al principio se sintió culpable por poder respirar y vivir, cuando las personas que amaba ya no podían, después el poco apetito la abandono por completo. Ya no sabía cuánto tiempo llevaba en ese lugar, pero desde que estaba en esa oscura celda, no había comido nada.
Izuna entró en la celda molesto por el comportamiento terco de la chica. Se acercó a ella y la agarró de las muñecas haciéndole ponerse de pie, cuando iba a decirle algo, llegó Madara, que también había quedado de visitar las celdas, con el fin de decidir que iban a hacer respecto a la pricionera.
El líder Uchiha ya había tratado de obtener información en los recuerdos de la joven, sin embargo, algo bloqueaba todo. Madara imagino que se debía al sello. Tampoco la podía dejar encerrada en el calabozo para siempre, puesto que ya le habían informado que ella no comía nada y de continuar así, moriría muy pronto.
Eran muy pocas las personas que sabían lo que había pasado dentro del complejo Hyuga, entre ellas, se hallaba el Hokage y los mas allegados a él, como los Anbus y algunos ninjas de mucha confianza, pero nadie mas que los propios Uchihas sabían que ellos tenían a una rehén. Estaba seguro que de saberlo, Hashirama de inmediato vendría por ella y al verla, terminaría compadeciéndose. Lo mas seguro es que la mandara a un lugar lejos, para que la chiquilla viviera en paz, así de blando y piadoso era su mejor amigo.
No podía tener dudas del comportamiento de Hashirama, porque de hecho, la misma Mikoto no dejaba de pedir piedad por la chica. Su hermana parecía haberse encariñado con la Hyuga, a pesar de saber que debido a su clan, Shisui había muerto y su propio hijo había estado muy mal. Ella argumentaba que la niña no tenía la culpa de lo que había pasado y la insistencia aumentó, en el momento que Itachi finalmente despertó del coma.
—Mi hermana vendrá por ti, para ponerte a trabajar con la servidumbre—declaró Madara.
—¿Donde la colocarán?— cuestionó Izuna.
—No lo se, Mikoto decidirá en donde le haga falta—respondió sin mucho interés, retirándose y dejándole a solas con la joven.
—Tienes suerte que mi hermana tenga un gran corazón, si por mi fuera, te pudrirías dentro de esta celda—Hinata se negó a mirar al sujeto que le hablaba, pero él la obligó a mirarlo apretándola de las mejillas con fuerza. Los dos enfocaron sus orbes directamente y sin parpadear. Las perlas se alegraron al creer que eran las orbes de Shisui las que veía.
—¡Viniste por mi..! Tú estás vivo...—la ojiperla sonrió sinceramente, imaginando que Shisui estaba frente a ella—Creí que me habías dejado y quería morir para estar contigo—añadió y en ese momento llevo las delicadas manos al rostro del Uchiha tocando los ojos comprobando que estaban intactos, después intento abrazarlo, con las lágrimas manchándole el rostro.
Izuna se perdió dentro de las hermosas perlas que lo veían con adoración, brillaban deslumbradas, felices, pero luego se percató que ella lo estaba confundiendo con alguien más, en ese instante, ella comenzó a hablar. Su voz delicada y suave, estaba llena de añoranza. Incómodo con la situación, dejó que continuara hablando, pero cuando ella lo tocó con las suaves manos y se abalanzó para abrazarlo, no supo cómo reaccionar y la empujó hacia atrás haciéndole caer de bruces.
—Quítame las manos de encima, maldita Hyuga—exijo con molestia por el atrevimiento de la joven. Hinata regreso a la realidad y derramo mas lágrimas sin atreverse a levantar la cabeza de nuevo. Izuna optó por salir para mandar a las empleadas de su hermana ir por la chica. Estaba muy desconcertado y a la vez enojado no pudiendo explicar el porqué.
[...]
En lo profundo del bosque entre Konoha y Suna se encontraba el escondite de Danzo.
Todos los Anbus que escaparon con él, se encontraban haciendo guardia, como también los ninjas renegados, que cada vez eran más y más los que se unían a él.
Los primeros días, pensó que la ausencia de Sai había sido porque estaba herido o quizás muerto, pero lo lleno de ira comprobar que el chico había desertado y ahora estaba solo.
No podía arriesgarse a dejarlo con vida y por esa razón, había mandado a cuatro de los mismos compañeros del joven, para que le dieran muerte. Él era de sus mejores elementos, lamentablemente, el chico había recuperado los recuerdos y por ende la voluntad para decidir y tomar sus propias decisiones, a esas alturas, ya no podía manipularlo de nuevo y la única opción fue mandar desaparecerlo. El problema era, que los cuatro Anbus ya deberían haber regresado y aun no lo habían hecho.
[...]
Kakashi, Saskura, Naruto y Sasuke, regresaron de una misión que había durado varios días, cuando fueron testigos de una pelea entre un joven y cuatro Anbus.
Se quedaron mirando desde lejos sin saber si debían intervenir, o no. El joven había logrado vencer a dos de los sujetos, pero estaba en mal estado y los otros dos se veían decididos a darle muerte.
—No es una pelea justa—musitó Kakashi, mirando como el chico decaía ante los ataques de los otros dos.
—!Espera Naruto..!—grito Kakashi, cuando su alumno se dirigió al lugar de la batalla, para ayudar al joven.
...
Sai estaba seguro que la hora de su muerte había llegado y no le importaba, después de todo, él sabía que había hecho lo correcto al desertar. Él ya no podía continuar haciendo las atrocidades que hacían bajo el mando de Danzo.
Los compañeros le dijeron que no era nada personal, que ellos solamente seguían las órdenes del jefe. Sai lo sabía, sabía que la pelea sería a muerte y decidió dar lo mejor de si.
Después de lograr deshacerse de dos de ellos, ya había sido herido con cortes sangrantes por varias partes del cuerpo. Ya no tenía energía para dibujar nada y aceptó su destino con honor. Se abalanzó contra ellos, pero un chico rubio se posesiono frente a él, encarando a sus dos ex compañeros.
—No intervengas... esto no es asunto tuyo—ordenó uno de los Anbus.
—Lo es desde que pelean dentro de los límites de Konoha, ademas, no es una batalla justa—espetó Naruto.
—Entonces morirás tú también—dijeron los dos contrincantes de Sai.
—Quiero ver que lo intentes—reto el Uchiha, quien llegó y se colocó al lado de Naruto.
...
Kakashi se dirigió hacia donde fue Naruto, seguido por Sakura. Sasuke negó con la cabeza por el comportamiento impulsivo de Naruto, pero al igual que sus compañeros, también se acercó al lugar de la batalla. Sakura se acercó al joven mal herido y trató de mantenerlo con vida, pero sabía que si no lo atendían en el hospital, lo mas probable era que no durara mucho tiempo con vida.
Tanto Sasuke, como Naruto, estuvieron peleando durante unos minutos, hasta que finalmente lograron vencer a los dos tipos, sin embargo, antes que los pudieran poner en custodia, ellos mismos se dieron muerte con un kunai.
—¿Que fue eso?— preguntó el Uchiha mirando los cuerpos sin vida.
—Son miembros de algún grupo que obliga a los guerreros a morir antes que ser capturados y así nadie puede sacar información de sus superiores—añadió Kakashi que sabía sobre el comportamiento de algunos grupos.
—Kakashi-sensei...tenemos que llevarlo al hospital de Konoha o morirá—les informo Sakura desesperada por la salud del chico.
Entre Naruto y Kakashi, cargaron con el cuerpo inconsciente de Sai, para llevarlo al hospital y de ese modo, quizás evitar su muerte.
Continuara.
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