Capitulo 18

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Todavía puedo seguir—le dijo Hinata, a Izuna cuando este sugirió parar el duro entrenamiento. Ya tenía un largo rato entrenando y el Uchiha pensó que ya debería ser suficiente por ser el primer día.

—¿Estas segura? No quiero que salgas herida y mañana no nos veamos—le cuestiono preocupado.

—Usted continue, con el tiempo pactado—la ojiperla le daba la batalla al azabache, pero tenía que reconocer, lo rápido que era y aveces le costaba seguirle de cerca. Tampoco podía esperar estar a su altura, después de todo, ese hombre era uno de los más poderosos Anbu de Konoha. Todavía no podía entender, porque el Hokage lo puso precisamente a el, para entrenarla.

Izuna, se sentía complacido, por lo buena que era luchando y mucho de lo que mostraba eran los movimientos de Shisui. No podía culpar al muchacho, puesto que también el, hubiera hecho lo mismo, para tratar de asegurar su bienestar. Sólo imaginarla en manos enemigas mandadas por el maldito anciano, le hacía hervir la sangre. Se aseguraría de entrenarla, lo mejor posible, enseñándole sus propios conocimientos, tal y como lo hizo Shisui, pero trataría de mantenerla a salvo dando siempre la cara por ella, quisiera Hinata o no.

Para la chica fue realmente difícil, mirarlo tan de cerca. En repetidas ocasiones, los dos se tocaron, cuando el la sobrepasaba, en la lucha mano a mano. Trataba de ser racional, pero creía que el Uchiha, la tocaba a propósito sin ser necesario, lo que le provocaba una mezcla de emociones agridulces, sobre todo, cuando recordaba lo dicho por Yugao. Sin embargo teniéndolo tan cerca sintiendo su respiración en su cuello, le estaba costando mas de lo que pudo llegar a  imaginar.

Continuaron del mismo modo, por alrededor de dos horas mas, hasta que el azabache, dijo que ya era suficiente por ese día. Hinata se sentía cansada y no argumento nada.

—¡Vamos...! Te llevaré a tu casa—no espero respuesta, simplemente la tomó de la mano y camino con ella, haciendo que se sonrojara, por las curiosas miradas de quienes los veían pasar.

...

Poco antes de llegar, Hinata logró zafarse del agarre y enfocó a una persona esperando afuera de la casa. Ella sabía quien era, pero no se explicaba que hacía allí...Después imagino, que debía tratarse de Ino.

—¡Kazekage-sama...!—lo llamó, tan pronto estuvo mas cerca, de llegar a la puerta.

—¡Princesa Hyuga! Esperaba por usted—la ojiperla se sonrojó con la forma en que la llamó, pero sobre todo, por el hermoso y llamativo ramo de girasoles que le entregó apenas la tuvo enfrente—Buenas noches Uchiha-san—saludó también al malhumorado azabache, el cual mantuvo los brazos cruzados aguantando las ganas de llevarse a Hinata de ese lugar. Algo en esa visita y ese ramo de flores, no le daba buena espina.

—Que sorpresa verlo por aquí—soltó Izuna luego de responder el saludo. No debía ser hostil con el, pues gracias a Gaara, no fue atacado una segunda vez con el aguijón venenoso de Sasori, pero la manera en que veía a Hinata no le gustaba en lo absoluto y eso lo estaba llevando a comportarse de mala manera.

—Disculpen mi intromisión, pero pronto regresó a Suna, y me gustaría invitarla a cenar ¿que me dice?—se dirigió directamente a Hinata. Ella se sorprendió por lo repentino y luego pensó, que no había nada de malo, dado que ella tenía mucho que agradecerle, puesto que gracias a el, tenía a Neji de regreso.

—Si me da 20 minutos, con gusto lo acompañaré—Gaara sonrió y asintió, luego ella se dirigió hacia el Uchiha, el cual no parecía tener intención de retirarse—Muchas gracias por acompañarme, Uchiha-sama...mañana lo veré a la misma hora, en el lugar del entrenamiento—ella literalmente se estaba deshaciendo de el, para irse con el Kazekage. Izuna no podía créelo y lo peor de todo, es que no tenía ninguna autoridad, para evitarlo ¿que pasa si Gaara se enamora de ella? ¿Y si después se la quiere llevar a Suna? Movido por los celos, trató de retenerla.

—¡Hinata...!—la sujeto del brazo antes que pudiera entrar. Quería impedir que se fuera con Gaara ¿de que debían hablar de todos modos?

—¡Uchiha-sama! Será mejor que no lo vean aquí...su prometida, podría mal interpretar las cosas y no quiero que ella, piense lo que no es—le hablo haciendo uso, de todo su autocontrol. Todavía le dolía todo lo que Yugao le dijo.

Gaara se mantuvo como observador, pero no tenía que ser un genio, para saber, lo que estaba sucediendo entre ellos dos. Aún así, se mantuvo en absoluto silencio. Fue una sorpresa para el, que Izuna, estuviera tan interesado en ella y supuso que después de todo, si iba a tener competencia.

—¿Que...? ¿De que prometida hablas?—el azabache se descoloco por lo que estaba diciéndole la ojiperla.

—Por favor Uchiha-sama...usted y yo, arreglamos nuestras diferencias—se liberó del agarre—¡Buenas noches! Y gracias por todo—Hinata, no espero respuesta y entró a la casa, creyendo que su corazón se le saldría del pecho, debido a lo sucedido afuera.

Izuna miró a Gaara, con molestia y sin decir nada se dio la vulta, desapareciendo en una nube de humo.

...

Hinata salió veinte minutos mas tarde, encontrando a Gaara, manipulado la arena. Ella nunca antes vio algo similar y quedó encantada.

—¿Me permite?—el pelirrojo le ofreció el brazo y la atrajo hacia el, para subir en una nube de arena, la cual se elevó del suelo, trasladándolos hasta el restaurante donde cenarían.

—Es increíble—le dijo al quedar completamente sobre el suelo. Gaara sonrió orgulloso de haberla impresionado. Juntos entraron captando las miradas de los otros clientes, sin embargo, ellos no pusieron atención a sus alrededores.

—Me permiti el atrevimiento de invitarla, para hacerle oficialmente una invitación a usted y a todos los Hyugas que logremos encontrar—dijo una vez se sentaron—Las puertas de Suna están abiertas para ustedes, si desean vivir allá—la ojiperla sonrió agradecida, por la propuesta.

—Grasias, es usted muy amable y créame, que lo tendremos en cuenta—respondió, para dar paso a mas conversaciones, agradables.

[...]

Un grupo de Shinobis, regresaba a su aldea después de haber estado en Konoha para los exámenes Chunnin. Ellos eran de una aldea muy pequeña situada cerca del país de la niebla. Solo dos de sus estudiantes obtuvieron el título y aun así, se sentían orgullosos de ellos, especialmente el sensei.

Antes de llegar su destino, hicieron una parada, para comer. El grupo de dos adultos y cuatro niños, no habían comido nada, desde el día anterior y ya no podían esperar mas.

—¡Kenzo sensei! Alguien se acerca—anuncio uno de los niños. El mencionado se puso de pie, siendo seguido por Akina, su compañera y también sensei.

Frente a ellos aparecieron tres sujetos con la banda ninja rasgada, lo que significaba, solo una cosa...ellos eran ninjas renegados y por ende peligrosos.

—No queremos problemas, estamos aquí de paso y cuando los niños terminen de comer, nos marcharemos—anunció Akina.

—Tu que crees Aki ¿los dejamos que se vallan? ¿O nos ganamos dinero llevándolos con el jefe? Orochimaru-san pagara muy bien, por esos niños—sugirió el tipo mas alto.

—Yo digo, que mejor los vendámoos...de algo tenemos que vivir ¿no crees?—los dos senseis, se prepararon para dar batalla, aunque de antemano sabían que les iba a resultar muy difícil, no desistieron, pues tenían que proteger a los niños.

—Pase lo que pase, no intervengan y si nos pasa algo, ocúltense, no permitan que ellos los atrapen, ya estamos muy cerca de la aldea, diríjanse allá—les dijo Kenzo, a los cuatro niños.

—Pero sensei, nosotros también podemos ayudar—protestó Iku, el mayor de ellos.

—No, ustedes hagan lo que les digo...—los niños quisieron argumentar, pero ya no tuvieron tiempo, pues los ninjas renegados, se abalanzaron sobre los mayores.

Los niños se ocultaron sintiéndose culpables, por no ayudar. Desde donde estaban podían mirar, como sus senseis eran atacados y en ese momento, dos ráfagas azules, lanzaron a los ninjas renegados por los aires. Luego se escucharon sonidos de golpes y los siguió el silencio. Los niños se acercaron y sonrieron aliviados.

—¡Hiashi, Hanabi-san! Que gusto verlos—los mencionados, dieron muerte a los ninjas y ayudaron a los senseis a ponerse de pie.

—No debieron parar aquí, esta zona no es segura—les dijo Hashi a todo el grupo.

—Tiene razón...nos descuidamos y bajamos la guardia—añadió Kenzo, agradecido con esas personas, que desde el día, en que llegaron a la aldea donde vivían, lo unico que hicieron fue ayudarlos en todo, inclusive, dos de ellos entrenaron a los niños, los cuales asistieron a los exámenes. Meses atrás, llegaron esas cuatro personas con ojos raros como la luna. Buscaban ayuda, porque los habían traicionado y la esposa del que los lideraba, no logró sobrevivir. Aun con desconfianza, los dejaron quedarse, hasta que estuvieran bien, pues la chica, y un joven llamado Tokuma, venían mal heridos. Poco a poco, se ganaron el respeto de los aldeanos, por sus modales tan estrictamente correctos. Con el tiempo, se enteraron, que prácticamente, todas las naciones ofrecían recompensa por la cabeza de todos los que poseían ese raro color de ojos, los nombrados Hyugas. Ellos en vez de entregarlos, decidieron protegerlos, ocultando a todos los visitantes de otras aldeas la presencia de los Hyuga.

—Estamos cerca...será mejor que regresemos a la aldea—sugirió Hanabi—No debemos arriesgarnos a que vengan mas tipos como esos—le dijo a todos, señalando los cuerpos sin vida de los ninjas.

—¿Y como les fue en Konoha?—preguntó Hiashi, con nostalgia, al pensar en el lugar donde siempre quizo vivir con todo su clan. Solo de pensarlo y sentia un nudo en la garganta. Por creer en esa sabandija, perdió dos de los tesoros mas grandes que tenía, su esposa y su primogénita, sin contar todo el clan y de Neji tampoco sabía nada. Lo único que les informaron, fue que el clan Uchiha, exterminio todo el complejo Hyuga, con todos los ocupantes, en represalia, por traicionarlos, asesinando a miembros Uchihas, en su nombre. Esa noticia, fue un gran golpe y podía imaginar, el destino que sufrieron Hinata y Neji. Seguramente atacaron a su hija y Neji, como su protector, intervino, encontrando la muerte a manos de ese clan tan poderoso. Esa era la hipótesis, menos cruel, porque la otra era que Hinata estaba, en manos de Danzo y hacían experimentos con ella.

—¡Hiashi-san! Les traemos dos muy buenas noticias—comentó Akina, la cual apenas y se podía contener, para no gritarlo en pleno bosque. Los otros sonrieron mirando a los dos Hyugas a la espera de lo que Akina tenía para decir.

—Díganlo ya, que me ponen nerviosa—los cuatro niños se rieron de la impaciencia de Hanabi.

—La primera, se trata del avisó a todas las naciones, que quién ataque a un Hyuga, estará cometiendo traicion, los Hyugas, ya no son buscados y en su lugar, se busca al verdadero culpable de sembrar el caos y traicionar el clan Uchiha, Danzo Shimura—los dos ojiperla se sorprendieron mucho, por dicha noticia. Eso significaba, ya no tener que esconderse y poder buscar venganza—Y la segunda, es que dos de los participantes en los exámenes, tenían sus mismos ojos y peleaban como lo hacen ustedes—Hiashi y Hanabi, se miraron uno al otro, sintiendo que el corazón les latía muy fuerte.

—Sus nombres eran Hinata y Neji Hyuga—les informó Kenzo leyendo un pequeño pergamino, donde se aseguro de escribir toda la información, que obtuvo al momento de ver a esas dos personas, las cuales no pasaban desapercibidas para nadie. Capturo toda la información relevante, para traerla con los Hyuga, que hospedaron.

—¿Estan seguros? ¿Como eran ellos?—cuestionó Hiashi, con lágrimas en los ojos.

—La chica era muy bonita, con el cabello largo azulado. Lucho de manera diferente, ella saco dos leones purpura de sus puños—Hanabi también lloraba—El chico, causó gran revuelo, por su aspecto físico...el era muy apuesto y la forma de luchar, fue  increíble. El muchacho, hizo la rotación que usted hace—señaló Akina, con la mirada soñadora, recordando a ese hombre tan atractivo.

—Los dos lograron pasar, el examen muy rápido—añadieron los niños.

—¿Saben quienes son?—les preguntaron, al verlos abrazados llorando.

—Son mi hija y mi sobrino—respondió Hiashi, muy conmovido por los acontecimientos ¿que habrían tenido que pasar ellos dos? ¿Como es que llegaron a Konoha?

—Pues ellos recibieron la banda ninja de Konoha...lo que indica, que ahí es dónde viven—concluyó Akina.

—¡Vamos! Debemos mandar un pergamino a Konoha—les dijo Kenzo al entender, lo que seguía, puesto que aunque ellos ya les hubieran tomado mucho aprecio a los cuatro Hyugas, siempre supieron que su estancia no era permanente.


[...]

Izuna estaba como alma que se lleva el diablo. En la aldea no se hablaba de otra cosa que no fuera la salida de la chica Hyuga, con el "apuesto" Kazekage. Como si fuera lo único relevante de lo que se pudiera hablar.

—¿Se puede saber que rayos te pasa?—preguntó Madara, notando que su hermano, ni siquiera toco la comida que les sirvieron, eso sin contar el semblante asesino que tenía.

—No fastidies—exigió molesto.

—Se trata de la Hyuga ¿no es cierto? ¡Claro! —negó el mayor y sonrió con burla—Si de verdad te interesa ¿que esperas para hacer las cosas correctamente?—cuestionó sin dudarlo.

—¿Que quieres decir? ¿Que se supone que debo hacer?—Izuna se desesperó con el cuestionamiento de Madara, pues el ya había hablado con ella y le pidió disculpas, pero Hinata solo lo aceptó como algo parecido a ser amigos.

—¿Me lo pregunta el miembro más mujeriego de todo el clan? Pon en claro tu situación amorosa. No vez que todos piensan que entre Yugao y tu existe un compromiso—soltó el líder Uchiha.

—Pero eso no es cierto, yo nunca he tenido la intención de casarme con ella—se defendió el menor.

—Eso es lo que dices tu, pero la mayoría de personas incluyendola a ella piensan que ustedes contraerán matrimonio y estoy seguro, que la joven Hyuga, también ya lo sabe—el azabache, finalmente entendió lo que Hinata le dijo la noche anterior—Gaara es un buen hombre y si no haces algo, pronto ya no será solo el...te aseguro que se unirán otros mas—Madara se levanto y le dio una palmada a su hermano en el hombro, esperando que hubiese captado el mensaje.

Izuna, se dirigió hacia el lugar del entrenamiento, para esperar por la ojiperla. Los comentarios no cesaron y eso logró ponerlo de mas mal humor, estaba molesto impredecible...estaba celoso, no quería que nadie mas se acercara a ella.

[...]

—Hina-chan...los aldeanos no hablan de otra cosa, mas que de tu cena con el Kazekage—le comento Ino a la avergonzada Hyuga—De verdad, esta interesado en ti—la ojiperla negó con la cabeza.

—No se trata de nada de eso...el solo me ofreció hospedaje en Suna, cuando los miembros del clan, aparezcan—aseguró la morena.

—Eso fue, nada mas que un pretexto, para salir contigo...¡Hinata! Eres tan inocente—la rubia sonrió con picardía, mientras la ojiperla, terminaba de arreglarse para el entrenamiento, con Izuna.

Sin decir mas, salio corriendo, pues se le hizo un poco tarde, en el hospital y por mas que lo intento, no pudo retirarse antes de completar un examen, sobre unos componentes de hierbas curativas.

Esquivaba a las personas, que todavía permanecieron en Konoha, y que no partirían hasta el día siguiente, solo unos cuantos se habían retirado a sus respectivas aldeas.

Iba tan sumergida en sus pensamientos sobre el Kazekage y en como esa penetrante mirada, lograba sonrojarla, que no fue consiente del tiempo que ya llevaba perdido y conociendo la poca paciencia de Izuna, era mejor no entretenerse de mas. Subió por los techos, evitando los Anbu, para llegar, lo antes posible. De lo contrario, el azabache, era capaz de ir por ella.

...

Debido al retraso que ya tenía, unido a esquivar personas, llegó media hora después de lo pactado. Desde donde iba, vislumbró la molestia de Izuna y no pudo sostener su mirada.

—Siento mucho la tardanza—la chica se puso las manos en las rodillas, para regular su respiración.

—¿Estabas de nuevo con Gaara?—le cuestionó, acercándose a ella, casi quedando a centímetros de distancia.

—¡Uchiha-sama, por favor!—Hinata trató de razonar con el, pero la cercanía entre ambos la puso nerviosa.

—¿Te gusta ese tipo?—le cuestionó molesto y sobre todo celoso.

—Eso no es de su incumbencia—el azabache no podía creer lo que escuchó—Además, no es a mi a quien debe pedirle cuentas ¿no cree?—de nuevo ese tema, pensó el moreno.

—No se de donde has sacado, que yo estoy en una relación—habló queriendo aclarar esa situación—Yo no estoy, ni estuve nunca comprometido con ninguna mujer y te aclaro que entre Yugao y yo, no hay nada...Ella se encargó de decirle a todos, que nos casaremos, pero yo nunca le propuse ni siquiera ser mi novia—aseguró sin dejar de verla—Lo único que hubo entre ella y yo, fue solo sexo...Pero después que tú fuiste mia, ni ella, ni ninguna otra mujer, ocupará mi cama...Ese lugar, esta apartado, solamente para ti—sin contenerse por mas tiempo, la abrazo con ternura, pero a la vez con fue posesivo.

Hinata se sintió derretida entre los fuertes brazos del Uchiha. No sabía si debía creerle, ya que Yugao fue demasiado convincente. Haciendo uso de todo su autocontrol, se removió alejandose de el, de lo contrario se dejaría arrastrar en la marea de sensaciones, que ese hombre le provocaba.

—Mejor entrenemos antes que se haga más tarde—sugirió la ojiperla, con la respiración irregular.

—¿Como puedes?—le preguntó el azabache, con tristeza—¿Como puedes estar tan tranquila, mientras yo me muero sin ti? ¿Dime como lo haces? Quizás también a mi me funcione, para no sentir como se quema mi pecho, por no poder tenerte a mi lado—lo soltó con amargura y dolor, luego se retiró hasta el lugar donde comenzaría el entrenamiento, sin esperar la respuesta de la Hyuga.

Hinata se conmovió con lo dicho por el azabache. No supo que responder y el, tampo espero respuesta, sin embargo las oscuras orbes, demostraban dolor.

Entrenaron durante horas, hasta que los dos estuvieron exhaustos. Sin haberse dado cuenta, se habían alejado mucho de la aldea y la noche había caído junto a una torrencial lluvia. Hinata buscó con el Byakugan, un lugar para refugiarse, mientras pasaba, la tormenta ya que el frío le empezaba a calar en los huesos. Encontró una cueva y los dos corrieron hacia ella.

—Prenderé fuego, para que no tengas tanto frío—aviso el Uchiha, y después de juntar unos palos secos, lo consiguió, con su jutsu—Quítate la ropa, para que se seque un poco, de lo contrario te dará un resfriado—el azabache comenzó a desvestirse y la morena se quedó pasmada.

—P-pero...—trató de argumentar y se quedó sin palabras, mirando a Izuna, vistiendo únicamente bóxers. Los recuerdos de aquella noche, le vinieron uno a uno.

—Dudó mucho, que podamos regresar...será mejor que te des prisa—el varón puso todas sus prendas sobre una piedra a orillas de la fogata, para que se secará. Con mucha pena, Hinata también se desvistió, quedando solo en lencería de encaje rojo. Se acercó hacia la fogata para calentarse, mientras que el azabache, tomo su ropa y la colocó junto a la suya—¿Tienes frío?—ella asintió y el puso mas palos secos. El fuego ardió logrando calentar la fría piel de la ojiperla.

Izuna se sentó alejado de ella, tratando de no verla, o de lo contrario, no podría resistirse a la tentación.

Hinata lo miró a través de fuego. Se veía tan apuesto, la luz del fuego se reflejaba en el fornido pecho desnudó. Se golpeó mentalmente por pensar en eso y recordó, lo que le dijo antes de empezar a entrenar—¡Uchiha-sama!—el giro a verla—Yo no puedo...yo no estoy tranquila y mi pecho también se quema—Izuna se sorprendió y poniéndose de pie, se acercó a ella.

—¡Mi amor! Ven aquí—Izuna, la atrajo hacia el, en un cálido abrazo, que pronto dio paso a un apasionado beso lleno de deseos reprimidos. Con avidez, las expertas manos masculinas, la despojaron del sostén, dándole acceso a los senos adornados por dos erectos pezones, esperando ansiosos por su completa atención. Sin querer defraudarlos se llevó uno a la boca, al mismo tiempo, que acariciaba el otro con la mano. Hinata echo la cabeza hacia atrás, soltando un gemido de satisfacción.

La ojiperla, le rodó las manos por el cuello acercándolo más hacia ella. Lentamente, el Uchiha la fue recostando, sobre el suelo sin dejar de besarla. Su piel estaba fría al contacto mientras que la de el, se sentía cálida, lo que ocasionaba más sensaciones entre ambos. El azabache, se despojó de los bóxers, continuando con las bragas, dejando a ambos en completa desnudez. El Uchiha estaba tan necesitado de ella.

Aspiró con brusquedad entre los dientes e inclinó la cabeza hacia uno de los senos. Sus dedos se fueron hacia la intimidad de Hinata, desquiciandola con sus caricias. Ella no podía soportarlo mas. Se retorció entre sus brazos, mientras el continuaba dándole placer. Mientras la precisión aumentaba en su interior, Izuna separó sus muslos y se hundió por completo, dentro de ella, quien gritó de placer al sentirse completamente invadida, de una forma tan placentera. El azabache cerró los ojos, saboreando sus gemidos, mientras continuaba envistiéndola, mas y mas...Ella era suya, era su mujer y que se jodieran todos, porque no pensaba dejarla ir. Hinata, era una parte de el, que hasta que la conoció, supo que le faltaba.

De a poco, las envestidas se fueron haciendo más rápidas, más profundas. Sin querer lastimarla, invirtió posiciones, quedando ella sentada en su regazo, de esa manera, no la golpearía contra el duró suelo de la cueva.

Ella lo rodeó con sus piernas, mientras el la ayudaba, a moverse. El frío que tuvo al llegar a la cueva, quedó en el olvido, ahora todo su cuerpo ardía, por el, por sus caricias sus besos, llenos de deseo, de necesidad, no quería parar, el siempre tenía la forma de hacerle sentir viva y muy deseada. La imagen de Izuna alumbrado por la luz de la fogata, con los cabellos húmedos, los ojos cerrados y el ceño fruncido, le provocaba una necesidad increíble de moverse mas y mas rápido. El rostro de ese hombre, en ese momento, le pareció lo más candente y sensual que hubiera podido imaginar y si, a eso, le agregaba los masculinos jadeos, era simplemente enloquecedor. Ella nunca lo vio de esa forma, ni siquiera la primera vez que estuvieron juntos. Segada, se dejó llevar por todo, lo que el quisiera hacer con ella. Se entregó por completo, sin importarle nada que no fueran ellos dos unidos haciendo el amor, dentro de esa parcialmente oscura cueva.

El azabache la sintió deshacerse entre sus embestidas, mientras gemía mas fuerte, echando la cabeza hacia atrás. No quería terminar, quería permanecer por mas tiempo observando a Hinata, convulsionando de placer sobre su hombría. Sabiendo que ella estaba por llegar, la tomo sin problemas de la cintura y la colocó de nuevo de espaldas al suelo. Se adentró con más rapidez ayudandose con las manos, sobre el suelo. El pequeño y delicado cuerpo de la ojiperla, se movía rápido, debido a sus penetraciones. Ella le rasgó la espalda y soltó un sonoro gemido, cuando llegó al climax. Izuna dio dos embestidas mas y salió con rapidez terminando sobre su vientre.

Sin importarles el espesó y tibio líquido sobre ella, ambos se abrazaron sudorosos y cansados.

La noche apenas empezaba y la lluvia no pararía por las próximas horas, así que poco después de calmarse, continuaron haciendo el amor, aprendiendo posiciones. Ya habría tiempo de arrepentirse, de distanciarse o de dar explicaciones, a quien se atreviera a pedirlas. Por ahora, solo existían ellos dos.

Continuara.

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