Capitulo 12
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Sasuke corrió tratando de alcanzar a la Hyuga, pero no lo consiguió. No cabía duda, era ella. Incluso tenía la técnica que Shisui usaba para desaparecer, seguramente fue él mismo quien le enseñó cómo hacerlo. Sin mas opciones, siguió el rastro, hasta que finalmente la vio llegando al lugar donde permanecieron los prisioneros mas peligrosos y lo que la miró hacer, lo dejo sin palabras. Se acercó hasta ellos con la esperanza de lograr llegar antes, sin embargo, no lo consiguió. Los guardias la esposaron antes que pudiera llegar hasta ella, haciéndole imposible llevársela de ahí, donde seguramente la juzgarían dándole pena de muerte. Se dio la vuelta y la cantidad de personas mirando lo que había pasado lo enfureció. Eso no era un espectáculo como para que se portaran como un montón de chismosos.
—¿Que hacen aquí? Largo... ocúpense de sus asuntos—les dijo el Uchiha irritado y molesto al grupo de aldeanos, quienes se aglomeraron frente a la prision. Él sabía que era normal para las personas portarse de esa manera, no obstante, la frustración lo sego y terminó desquitándose con ellos.
Las personas se intimidaron y se fueron dispersando sin decir nada. Sasuke ya no podía hacer nada, no tenía la autoridad para entrar y sacarla, pero tampoco podía permitir que le dieran muerte, entonces lo único que optó por hacer, fue correr hacia el distrito Uchiha y avisar sobre la situación que estaba ocurriendo.
[...]
Izuna despertó solo en su cama. Ella se había marchado y no esperó para verlo. Sintiendose mejor, se levantó para salir de ese lugar, que ya lo tenía ahogado, no pensaba pasar un día mas encerrado en esa habitación. Movió las sabanas para quitarlas de encima y su vista se clavó en la mancha roja de sangre. Suspiro con anhelo, sabiendo bien a quien pertenecía.
Se dio un baño y se vistió. En cuanto terminó, salió con el propósito de salir a buscarla. Apenas la había tenido horas antes y ya quería estar con ella de nuevo. Quería abrazarla, consolarla y al mismo tiempo, indagar sobre su llanto de horas antes.
...
Madara salió de la oficina, al mismo tiempo que Sasuke entró con el rostro pálido por la carrera que liberó para llegar lo mas pronto posible.
—¿Que pasa Sasuke?—preguntó el lider Uchiha con cautela, temiendo que alguno de sus familiares hubiera sufrido un accidente.
—Ella tío... a ella la van a matar—le dijo desesperado y Madara lo único que pudo pensar, fue en que Mikoto estaba en peligro.
—¿Dónde está mi hermana? ¿Porque no estas con ella?—inquirió sosteniendo los brazos de Sasuke.
—No hablo de mi madre, ella está bien... me refiero a la Hyuga—le respondió con seguridad, puesto que antes de acudir a él, busco a Itachi en su casa y al no encontrarlo su madre trató de calmar su agitación.
—¿Haru? ¿Que pasa con ella?—cuestionó el lider.
—No se llama Haru, su verdadero nombre es Hinata y fue la hija mayor del líder Hyuga, la princesa, la mujer a la que amaba Shisui—soltó Sasuke tan rápido, que en ocasiones se enredó con las palabras.
—¿Que has dicho?—ambos, tío y sobrino, giraron hacia las escaleras donde Izuna, se encontraba parado, apretando los puños con fuerza, seguro de haber escuchado mal.
—Ella misma me lo confirmo cuando se lo pregunte hoy. La Hyuga se puso muy mal al saber que Shisui vivió aquí...—el azabache menor no pudo terminar, debido a que los cuellos de su camisa eran sostenidos por Izuna, quien llegó hasta él como un rayo.
—¿Que has dicho? ¿Donde esta esa mujer?—rugió lleno de ira y dolor por Shisui, pero aún mas por haberse dejado engañar por ella.
—Se entregó a las autoridades diciendo su nombre completo y haciéndose responsable por la muerte de Shisui... La mitad de Konoha la miró y saben que es una Hyuga—declaró Sasuke—Si no la sacamos, le darán muerte—el mas joven estaba realmente preocupado por la suerte de la chica. Estaba seguro que había mucho mas tras ella y si Itachi confió sin delatarla, se debía a que sabía algo, que ellos no.
Madara se tomó el puente de la nariz con impotencia. Frustrado, adivinaba que ese asunto no iba terminar nada bien y la postura de su hermano, no hacía más que darle la confirmación de tal presentimiento.
Izuna se fue tan rápido como llegó, se dirigió a vestirse con el uniforme Anbu, pues en ese lugar, nadie mas que ellos, tenían permitido entrar. La furia lo carcomió internamente ¿como pudo ser tan idiota para dejarse engañar por ella? Seguramente debía haberse burlado mucho mientras trabajo dentro del distrito Uchiha, irónicamente, donde todos la buscaban por la muerte de Shisui y ella pasaba desapercibida engañando a todos, fingiendo ser una simple sirvienta.
Llegó en muy poco tiempo para buscar una entrada que le permitiera colarse sin llamar la atención de nadie, ya que no quería responder preguntas. Era uno de los mejores en rastreo y modo sensorial, lo que ayudó a localizar la persona que lo llevó hasta ahí. Encontró una de las entradas donde usando su máscara y uniforme, le sería fácil entrar, mezclandose con los demás compañeros.
Menos de cinco minutos pasaron, cuando ya había logrado entrar sin levantar sospechas. Ahora estaba frente a la celda donde permanecía la mujer... la que más pensó odiar en su vida, la misma, que también logró meterse dentro de sus venas. Ella parecía haber entrado dentro de su sangre, como si de un maldito virus se tratará.
[...]
—¡Esperen! ¿A donde la llevan?—cuestionó una voz femenina, la cual Hinata reconoció en seguida, pero no le permitieron girar, para comprobar la identidad.
—Este no es asunto suyo Yamanaka-san... No intervenga—advirtió uno de los dos Anbus.
—¿Porque la tratan como criminal? Déjenla en paz—la rubia se alteró levantando la voz.
—Porque lo es...—otros dos Anbu llegaron y acompañaron a Ino, hacia la salida con muy poco tacto, lo que ocasionó un escándalo, cortesía de la Yamanaka. Su intención fue que llamaran a los superiores de la aldea. Ella no iba dejar a esa pobre chica sola en ese sitio, no, después de saber su verdadera identidad y los innumerables dolores que le obligaron a soportar—si tenían que traer al Hokage de su viaje, pues que lo hicieran, pero ella no se quedará sin hacer nada.
Tanto fue el escándalo, que los guardias tuvieron que esposar a Ino y la llevaron a uno de los cuartos de interrogación, sólo para que se calmara, mientras llamaban al hermano del Hokage, quien era el encargado de Konoha en ausencia de Hashirama.
...
Hinata ya no escuchó nada y continuó caminando guiada por los dos guardias.
—Esta es tu nueva habitación princesa Hyuga... esperamos que este a su altura—se burlaron los guardias, al momento de lanzarla dentro de la oscura y húmeda celda. Lo cierto era, que desde la muerte de su familia, ya había probado distintos calabozos, que incluso, ya parecía estarce acostumbrado. Tal como lo hizo en el pasado, se arrastró hasta el lugar más oscuro y una vez se supo sola, se permitió llorar tratando de sacar un poco del dolor que llevaba por dentro.
Recordando todo lo sucedido, sintió que llegó hasta el límite, ya no quería sufrir más, ya no quería estar sola sintiendo el odio de quienes la rodeaban. Si los Uchihas no tuvieron la convicción de darle muerte por creerla insignificante, las leyes de la aldea si lo harían. El odio que percibió hacía su persona entre los aldeanos, le dejó claro que ya no había lugar para ella en ningún sitio.
Ya no podía con el dolor en el pecho por sentirse vulnerable, temerosa y sola, en un mundo donde todos la veían con asco ¿cuanto más podía soportar una sola persona? ¿Que sentido tenía una vida de esa manera? Lo que no daría en ese momento por un abrazo de su madre, la cual siempre conseguía tranquilizarla ante la adversidad. También eso le fue arrebatado y la culminación de todo, fue lo que descubrió horas atrás y que sin pensarlo, se convirtió en el catalizador de sus acciones.
—¿Te divertiste engañándonos?—la morena no supo en que momento, ese hombre entró en la celda y ahora la sostenía, arrinconada a la pared, rodeándole el cuello—Responde ¿te divirtió?—rugió muy cerca de su rostro.
Ella no respondió nada, lo único que hizo, fue verlo directamente a los ojos en un acto de despedida y arrepentimiento por haber tenido la desgracia de cruzar ambas vidas. La certeza del error cometido fue muy claro, al ver las oscuras orbes que le mostraban el dolor, rabia y la tristeza, reflejadas en ellas. Sin lograr soportar esa mirada, prefirió cerrar los ojos para ya no continuar con esa tortura.
—No sabes cómo lamento haberte conocido... Eres peor que un bicho rastrero—le escupió las palabras con odio y despreció. Las orbes opalinas no dejaron de llorar en todo momento. Estaba segura que venía a matarla, pero aún no sucedía y tenerlo tan cerca le recordaba los niños, las mujeres y todas las buenas personas que murieron dentro del complejo Hyuga. Si, definitivamente también ella lamentaba haberlo conocido.
Se alejó de ella, lo suficiente para desenfundar la espalda, la misma que no pudo usar con ella en el pasado. La Hyuga cayó de rodillas, sin emociones y sin sorpresa por la aparición del arma, después de todo, eso había sido su deseo desde que le arrebataron a Shisui. Sabiendo lo que estaba por venir, adquirió la postura con honor. Moriría como una Hyuga y sin dudarlo, agachado la cabeza hasta tocar el piso con la frente, como lo hacían los condenados esperando ser decapitados por el verdugo. Largos segundos después, el frágil cuerpo de la chica se estremeció al escuchar en metal sobre el piso de concreto en donde descansaba su frente.
—¡Una vida por otra vida Hyuga! Ahora estamos a mano... ya no te debo nada y espero que jamás nos veamos de nuevo—Izuna salió sin decir nada mas, sintiendo el corazón roto y adolorido. Ella no mostró sentimientos en los ojos, parecía estar resignada aceptando todo, al igual que la primera vez que la miró. Los hermosos ojos lunas parecían tan vacíos y ausentes, tanto, que incluso dolía.
Simplemente no pudo atentar en contra de ella, no podía lastimarla aunque lo deseara. Se imaginó tantas veces darle muerte a esa mujer y ahora que la tuvo en frente, ni siquiera fue capaz de hacerle un solo rasguño. Esa maldita mujer consiguió con él, lo mismo que consiguió con Shisui.
Mientras tanto, Hinata se quedó en el mismo lugar, hasta que sucumbió al cansancio y terminó durmiendo en posición fetal.
[...]
Konoha se enteró rápido de los últimos acontecimientos y ahora la mayoría de las personas tenían un solo tema de conversación. La Hyuga caminando libremente por las calles de la aldea. Los aldeanos hablaban sin tapujos con distintas hipótesis, sin prestar atención al entorno, ni a quienes podían escuchar información que sólo le concernía a Konoha.
[...]
En las afueras de la aldea aterrizó una Anbu de cabello castaño sobre la rama de un árbol donde ya estaba una de sus compañeras, también Anbu.
—¿Ya sabes la noticia?—le preguntó Anko a Yugao.
—¿De que noticia hablas?—preguntó Yugao, la cual en ese momento hacía su ronda de vigilancia.
—La mocosa que te quiere quitar tu Uchiha...—Anko presenció todo y apenas pudo, se escapó a contarte a su amiga—Ella está detenida en la prision, resulta que todo este tiempo estuvo mintiendo—Yugao frunció el ceño sin saber a que se referían.
—Habla de una vez Anko... ya me pusiste nerviosa—exigió Yugao.
—Ella es una Hyuga... y no cualquier Hyuga, sino la que terminó atrayendo a Shisui-san a su muerte—concluyó Anko.
Yugao abrió la boca sin poder creerlo. La chiquilla mantuvo engañado a todo el distrito Uchiha y ahora esta encarcelada. Eso era muy buena noticia, ya que si no moría por ser juzgada, moriría por uno de tantos ladrones que buscaba la recompensa por el precio que le pusieron a la cabeza de los Hyugas. No en vano, algo en ella no le agradaba desde que la conoció le cayó muy mal y al saber lo que había entre ella e Izuna, todo empeoró.
—¿Los Uchiha lo saben?—indagó aún más, con la intención de saber si él, lo sabía.
—Supongo que si... Sasuke-san iba corriendo tras ella, pero no llegó a tiempo para detenerla y los guardias se la llevaron esposada—le respondió Anko.
—Eso quiere decir que Izuna ya debe saberlo—hablo mas para si misma que para su compañera.
[...]
—¡Bien! ¿Que es eso tan urgentemente que requiere de mi presencia inmediata?—preguntó Hashirama entrando en la oficina de la prision.
—Son dos asuntos, pero el mas urgente es el de Yamanaka Ino—informó el Anbu encargado de recibir al Hokage.
—¿Que pasa con ella?—Hashirama no quería pensar en nada malo, pero la forma en que lo abordaron para traerlo no le daba buena espina.
—Ella se ha vuelto loca Hokage-sama y asegura que no dejara de gritar, hasta que usted o el encargado en su ausencia hablen con ella—declaró el guardia.
—Esto no puede ser, ella es una de las mejores kunoichis de la aldea, no puede estar...—se preocupó por la joven—¡Llévame con ella!—ordenó y el guardia de inmediato, lo condujo hacia el lugar donde tenían a la Yamanaka—¡Ino-chan...! ¿Que pasa?—preguntó Hashirama con la misma amabilidad, con la que siempre se dirigió hacia los chicos.
—Hokage-sama—la rubia hizo una reverencia con respeto, en una clara forma de pedir disculpas—Yo... es urgente que hable con usted de un asunto muy delicado... Se trata del clan Hyuga—declaró la rubia.
—Esta bien te escucho, dime todo lo que sabes—Hashirama se sentó frente a la chica para escuchar todo lo que ella tenía por informar. Después de soltar las esposas que sostenían las manos de Ino, ella se acomodó en la silla y comenzó relatando pasó por pasó, lo que descubrió con Sai. Contó como la sellaron en tres ocasiones, hasta el momento en que los Uchihas entraron al complejo Hyuga. El castaño se llevó la mano al cabello en un intento por calmarse. Eran demasiadas noticias en muy poco tiempo ¿que pasó con la princesa Hyuga? ¿Que hicieron los Uchihas con ella? ¿Le dieron muerte? Y luego estaba el asunto de Danzo ¿para que quería ese anciano a la hija de Hiashi? Muchas preguntas que rondaban su mente y le estaban ocasionando una gran migraña.
—¡Hokage-sama! Aun hay mas—afirmó Ino, atrayendo la total atención de Hashirama—Ella está aquí, es la misma chica que trabajaba en la mansión de los Uchihas, haciéndose llamar Haru—le contó como fue que la esposaron y como terminó ella también esposada por tratar de intervenir—Por favor Hokage-sama, tiene que ayudarla, ella ha sufrido mucho a manos de ese hombre—pidió desesperada.
—No te preocupes, me haré cargo de esto ahora mismo...¡Ven conmigo!—Hashirama salió junto a Ino para ir en busca de la Hyuga. Definitivamente no la dejaría permanecer ni una hora mas en ese lugar y por otro lado, Madara tenía mucho que explicarle.
Ambos llegaron frente a la celda y pidieron a los guardias abrir de inmediato. Hashirama sin decir nada, levantó a la joven en brazos para salir con ella—Lo mejor será que se quede en mi casa, a Mito le agradará—sugirió el Hokage mirando a la ojiperla durmiendo.
—¡Hokage-sama...! Yo vivo sola, creo que sería buena idea que la dejara conmigo, además, ambas somos casi de la misma edad—Hashirama sonrió y asintió al pedido de la rubia. Esa propuesta sería benéfica para las dos y cuando Neji estuviera totalmente recuperado, también le buscaría un lugar donde vivir permanentemente en Konoha.
Apenas y podía esperar para ver la reacción de los dos primos al verse frente a frente. Esos pobres jóvenes habían sufrido mucho y se merecían un poco de felicidad. Afortunadamente, él tenía en sus manos la forma de dárselas.
[...]
Hinata despertó dos horas mas tarde y de inmediato se sentó en la cama ¡Espera! ¿Una cama? Se dijo a si misma, pues lo último que recordaba, era estar acostada sobre el frío piso de la celda donde la colocaron ¿donde se supone que está ahora? ¿De quien es esa cama y esa habitación? No entendió nada y la cabeza comenzó a dolerle.
—Me alegro que ya estés despierta. Toma... te traje ropa limpia para que te des un baño—le dijo Ino sonriendo con amabilidad.
—¿Que estoy haciendo aquí?—preguntó con miedo al rechazo que pudiera llega recibir.
—El Hokage te trajo y estas en mi casa donde podrás vivir de ahora en adelante, si asi lo quieres—añadió la rubia.
La ojiperla agacho la cabeza sin entender nada—¡Ino-san...Yo no soy quien creen, yo debo estar en prision por lo que hice—aseguró con lágrimas en los ojos.
—No tienes ningún motivo para estar en prision, ya sabemos quien eres y por todo lo que tuviste que pasar. Fue el mismo Hokage quien ordenó tu liberación y me pidió que te lleve a la torre en cuanto estes lista. Él debe hablar contigo Hinata-chan.
La morena levantó el rostro hacia Ino con incredulidad. La llamó Hinata y no mostró repudio hacia ella—No entiendo nada—le dijo a Ino y la rubia comenzó a relatar lo acontecido desde que estudió las memorias de un Anbu, mencionando el nombre de Danzo.
—Anda, dúchate y juntas iremos a la torre del Hokage—le animo con una sonrisa.
La morena obedeció y entró al baño deshaciéndose del camisón, el cual todavía llevaba puesto. Minutos mas tarde, se vistió con la ropa que Ino le dio y aunque no le quedaba a la medida, era ropa de misiones muy bonita y cómoda.
—¡Termine!— anunció en un murmullo.
—Te ves muy bien ¿como te sientes?—inquirió la rubia.
—M-me siento bien Ino-san, muchas gracias—la Yamanaka le pidió, no... más bien le exigió, no llamarla con tanta formalidad y después de lograrlo, ambas salieron rumbo a la torre del Hokage, donde Hashirama esperaba por ellas.
...
El recorrido no fue tan incomodo, puesto que las personas ya no la veían igual que antes de entregarse. Ino le contó que todo se debía al Hokage, dado que camino por la aldea con ella en brazos, siendo observado por muchas personas. La Hyuga se sonrojó, al pensarlo.
Las dos chicas fueron conducidas frente a Hashirama por un Anbu, quien tenía órdenes esperar por ellas. El castaño llenaba unos pergaminos, cuando las dos jóvenes entraron.
—Tomen asiento—les señalo las sillas frente al escritorio. Ellas obedecieron y Hashirama fijó toda su atención en la Hyuga, haciendo que esta se sonrojara por la mirada recibida.
—¡Hyuga-san...! Me da mucho gusto verla en mejores condiciones—la morena afirmó con la cabeza—Estamos enterados de todo lo que tuvo que vivir y como fue juzgada sin tener ninguna culpa. Quiero darle oficialmente la bienvenida a Konoha, a partir de hoy, yo mismo me haré cargo de limpiar su nombre y el de sus padres. También le doy mi palabra de poner sanciones a los Uchihas por tenerla retenida—la ojiperla abrió mucho los ojos negando con la cabeza—¿Pasa algo?—preguntó Hashirama al verla tan alterada.
—Los Uchihas no me hicieron nada yo fui quien los mantuvo engañados todo este tiempo—declaró Hinata, esperando sonar convincente. Ella no podía permitir que Itachi, Obito y todos los que se portaron bien con ella, fueran sancionados.
—¡Eso si que es una sorpresa!—exclamo el Hokage—Esta bien, dejemos a los Uchihas fuera y regresemos a lo importante—continuó el castaño narrando todo lo que averiguo por medio de Ino, misma que a su vez, sacó toda la información de una persona, quien decía conocerla a usted—Hinata lloro en repetidas ocasiones, siendo consolada por Ino, pues no la dejo sola en ningún momento—Hoy mande pergaminos a los Kages, para que estén al pendiente de cualquier Hyuga errante que encuentren. De ahora en adelante, quien ataque a un miembro de ese clan, será juzgado—le informó con total convicción.
—N-no queda nadie...Todos murieron, yo misma—Hinata comenzó a llorar desconsolada y fue en ese momento, que Hashirama dio la orden a uno de los Anbu para traer a las dos personas, las cuales esperaban a ser llamados.
—Pase usted primero—la morena se quedó pasmada y de inmediato se levantó de la silla sin importarle nada.
—¡Hinata-sama!—Neji entró y al ver a su prima dentro de la oficina, sintió que la vida le regresaba de golpe. Ella estaba viva y no podía sentirse mas feliz. Uno de los Anbu fue a sacarlo del hospital, diciendo que el Hokage lo necesitaba con urgencia. Imagino todo, menos ver a su querida prima con vida.
—¡Nii san...! Creí que habías muerto—ambos se abrazaron llorando sin darle importancia a los presentes, quienes los observaron el reencuentro con un nudo en la garganta. Hashirama sonrió complacido al presenciar la reunión de los dos chicos y para Ino, fue imposible retener las lágrimas ante tal escena.
Continuara.
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