Capitulo 11

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


Hinata despertó sintiéndose extremadamente cómoda. Había dormido tan bien, que se negaba a abrir los ojos. Tuvo la sensación de estar en su habitación, dentro del complejo Hyuga y que en cualquier momento Hanabi entraría para saltar sobre la cama, como cuando eran niñas.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, antes de recordar la cruel realidad en donde vivía desde que sus familiares murieron. Asustada, abrió los ojos de golpe y se encontró siendo abrazada por Izuna, quien a juzgar por la respiración pausada, debía permanecer completamente dormido. Sin hacer ruido, se apartó de él para revisar que no tuviera fiebre. Comprobando que todo estaba bien, salio de la habitación, dispuesta a preparar el desayuno y continuar con sus obligaciones.

—¿Como paso la noche mi hermano?—pregunto el líder Uchiha, al encontrarse con la ojiperla en las escaleras.

—Él durmió bien y hasta ahora, la fiebre no regreso—Madara suspiró aliviado—En unos mínimos estará listo el desayuno para usted y también para su hermano—le aviso la joven al líder y él asintió, antes de subir a revisar a su hermano.

...

Los días que pasaron, Hinata continuó con las curaciones en la herida de Izuna, la cual poco a poco, se iba cerrando. Las fiebres cada vez eran menos frecuentes y el Uchiha ya podía caminar por pequeños lapsos de tiempo, dentro de su habitación.

Izuna percibió el rechazo de Hinata hacia él y no podía enfrentarla debido a que ella declinó atenderlo a solas y la mayor parte del tiempo entraba con Mikoto, Madara, o alguno de sus sobrinos, ya fuera Itachi, o también Obito.

Itachi y Madara le contaron todo acerca de la cura y que de no ser por la joven Hyuga, ahora estuviera muerto. También le informaron acerca del incidente con Yugao, en ese momento pudo entender un poco el proceder de Haru, seguramente ese era el motivo por el cual evitaba estar a solas con él.

Maldecía mentalmente, no poder salir de su encierro para ir a buscarla y preguntarle que le pasaba. Desde que la escuchó llorando, su pecho se había estrujado y cada vez que la veía, tenía la mirada llena de tristeza, casi a punto de llorar.

Esa noche quería tomar un baño y ninguno de quienes lo ayudaban se iba hacer presentes, pues normalmente a esa hora, ya se encontraba durmiendo, por los medicamentos para el dolor.

Sin decir nada se negó a tomar las pastillas que Mikoto le dio junto con la cena, ya estaba arto de esos analgésicos que prácticamente lo drogaban. Así que decidió bañarse solo ¿que tan complicando podía ser? Además, ya se sentía con mucha mas fuerza, para lograr hacer más cosas que antes.

Tal y como lo supuso, terminó de bañarse sin ningún contratiempo que no fuera sentirse un poco mareado, pero nada que no pudiera soportar. Se secó el cabello y después de secarse completamente todo el cuerpo, salió con una toalla al rededor de la cintura, cubriéndole solamente la hombría.

Un jadeo llamo toda su atención, cuando salió del baño, dejándolo sorprendido por tener frente a él, a la mujer que no le abandonaba los pensamientos.

...

Hinata pasó las últimas dos semanas huyendo del Uchiha. Desde la noche que durmió con él, no regresó sin algún miembro de la familia, ella no quería estar a solas con Izuna.

Las visitas de la Anbu no cesaron, pero el lider Uchiha no le permitió pasar a ver al hermano. Le informó que cuando él estuviera recuperado, hasta entonces podía hablar con Izuna. El problema, fue que ella terminó siendo el centro de todo el mal humor de la chica que constantemente la menospreciaba, argumentando que sólo era una sirvienta y como tal, no podía aspirar a nada con Izuna, que no fuera un simple acoston.

En repetidas ocasiones, Obito había intervenido alejando a la muy molesta chica, la cual, a veces parecía querer golpearla.

Obito la había invitado a salir del distrito Uchiha en su día libre, para que conociera a una de las personas mas importantes para él.

Pasó un día muy divertido, cuando conoció a la chica de la que Obito estaba enamorado... Rin Nohara, la joven era totalmente lo que el Uchiha describió, amabilidad, belleza y gentileza. Ambas congeniaron muy bien y quedaron de verse mas seguido.

Itachi le pidió su aprobación para guardar la información acerca del antídoto, en caso de que alguien más sufriera un en envenenamiento, como le sucedió a Izuna. Ella estuvo totalmente de acuerdo y se sintió feliz de poder ayudar personas, gracias al Byakugan.

Todas las noches entraba a la habitación de Izuna, con el propósito de comprobar que todo marchara bien con la recuperación. Fue un pedido del líder Uchiha, para estar mas tranquilo. Ella estuvo de acuerdo, a fin de cuentas, al momento de entrar, él ya estaba durmiendo y no la veía.

Abrió la puerta con cautela para no hacer mucho ruido y en ese mismo momento, la puerta del baño se abrió, mostrando al varón semidesnudo, con apenas una toalla cubriendo lo mas indispensable. Con el rostro enrojecido, e hipnotizada, la ojiluna permaneció mirando la perfección del atlético y alto cuerpo masculino. Lo hizo por unos segundos, los cuales le parecieron horas, al momento de reacción sobre sus acciones.

—L-lo siento mucho... pensé que estaba durmiendo—se disculpó la joven, dándose la vuelta con toda la intención de salir y darle privacidad.

La morena agarró la chapa de la puerta e intentó girarla y poder abrirla, sin embargo, al estirarla, esta no se abría. Desconcertada, tiro de nuevo y fue cuando sintió el cuerpo masculino justó tras ella. Levantó el rostro hacia arriba, para ver con claridad la mano del azabache sosteniendo la puerta, impidiendo que pudiera moverla.

—¿Porque huyes de mi?—le preguntó rodeándola por la cintura y alejándola de la puerta, para llevarla lo más lejos de la única salida—Ni siquiera me permites agradecer, todo lo que hiciste por mí—le dijo descansando la barbilla en la cabeza de la chica que tanto extrañaba.

—No-no tiene nada que agradecer... yo podía ayudarlo y lo hice, como lo haría cualquier persona—la joven le restó importancia, quería que la soltara, pues su cercanía la ponía muy nerviosa. Izuna la apretó mas fuerte, sin llegar a lastimarla. Se encontraba conmovido por la ternura que le causaba escucharla tratando de restarle importancia al hecho de impedir que muriera. El azabache respiro profundo, sintiendo el aroma a lavanda que despedía la pequeña, el mismo que tanto le gustaba. De pronto, el azabache se sintió mareado y se tambaleó pareciendo perder el equilibrio, sin llegar a caer.

—¿Se encuentra bien?—de inmediato se giró para ayudarlo. Caminaron despacio hasta lograr sentarlo en la cama, donde le palpo la frente para comprobar que no tuviera fiebre. Respiró aliviada al ver que todo estaba en orden y que seguramente se había sobrepasado estando levantado por mucho tiempo—Lo dejare dormir—Hinata iba alejarse y en un ágil movimiento del azabache, termino acostada sobre la cama, con él encima de ella.

—No te vayas... estuve a punto de morir y lo único en que podía pensar mientras dormía, era en ti—le dijo antes de juntar ambas bocas. Izuna permaneció besándola despacio, sintiendo que ella respondía a sus toques. Él la necesitaba, no quería a nadie más que no fuera ella, tuvo miedo de no volver a verla y en esta ocasión, no pensaba dejarla ir.

Hinata no podía pensar con claridad una vez que él comenzaba a tratarla de esa manera, estuvo muy preocupada ante la probabilidad de perderlo también a él.

Sentir sus labios sobre su cuerpo, la llenaba de vida. La toalla que Izuna portaba se perdió en algún lugar de la cama y ahora la ojiperla podía sentir sobre sus piernas el miembro endurecido que parecía crecer con cada movimiento. Asustada, trató de apartarse, pero el moreno la detuvo antes de que escapara.

—Quédate conmigo—le pidió con voz ronca—Estuve tan cerca de morir... quizás la próxima vez no corra con tanta suerte y temo no tener la oportunidad de poder amarte como tú te mereces.

La ojiperla no necesitó otra frase más, para sucumbir al pedido del moreno, dejándose llevar por primera vez a algo totalmente nuevo y desconocido.

El azabache la despojo del camisón con delicadeza, sin ir rápido, aunque por dentro deseaba romper todas las prendas que se interponían entre las pieles de ambos.

Como ya era tarde, Hinata se colocó únicamente el camisón con unas bragas, después de ducharse, así que lo único que separaba ambos sexos eran las bragas de encage negro.

Sintiendo los desesperados toque de Izuna, la joven dudo—U-Uchiha-san espere... yo no—Izuna la silencio con un hambriento beso en los labios.

—Te juro que no te voy a lastimar seré gentil—le aseguro dejándola más tranquila. Él supuso que la Hyuga no tenía experiencia y no quería lastimarla, entonces se dedicó a prepararla para lo que iba hacerle.

Bajó de los labios hacia el cuello, con el propósito de seguir despacio hasta los senos. Se detuvo un momento para contemplarla ¡Ella era simplemente perfecta! Nunca antes estuvo con una mujer como esa.

La morena, permaneció con los ojos serrados, nunca se había sentido tan expuesta ante nadie, ni siquiera en ropa interior se dejaba ver por su hermana.

Izuna continuó preparándola, con su boca y también las manos, las mismas que no se quedaban quietas, recorriéndola con desesperación. Sin esperar más, se llevó uno de los rosados pezones a la boca, recibiendo melodiosos gemidos por parte de la chica, a la cual anhelaba complacer por completo.

Lentamente separó las piernas femeninas, ayudandose de su rodilla derecha. Lo hizo de manera tan gentil, que la chica se sentía segura. Una vez conseguido su propósito, se aventuró a palpar con su mano la gloriosa intimidad que desde hacia mucho tiempo atrás, quería probar.

La Hyuga soltó un jadeo inesperado, cuando sintió la mano tocándole lo más privado de su cuerpo. Ella quiso detenerlo, pero el azabache capturó las pequeñas manos, con una sola de él y las puso sobre su cabeza, sin ejercer mucha fuerza.

—Shh...Confía en mi... déjame atenderte—con esas simples palabras, la ojiperla se relajó de nuevo, dejándose llevar en la marea de emociones que él le estaba haciendo sentir.

La noto menos tensa, entonces supo que podía pasar al siguiente paso. Lamió los senos despacio y continuó bajando lentamente hasta colocar su rostro entre las piernas femeninas, las cuales no tardaron en ejercer fuerza para impedir lo que pensaba hacerle.

Izuna la distrajo y pronto ella dejó la resistencia en las piernas. La acarició con cariño y ayudado con los dedos, preparó el lugar exacto donde pondría su lengua. La escuchó gemir fuerte una vez comenzó a degustar los pliegues vaginales.

La ojiperla se sobresaltó al sentirse invadida por los dedos del Uchiha, pero sentir la lengua en su intimidad, fue algo indescriptible. Se levantó con ayuda de los codos y sintió una oleada de calor enorme, al visualizar la cabeza del azabache, entre sus piernas, era algo tan impresionante que, entre más lo veía, más crecía la sensación cálida en el vientre.

Izuna intensificó el asalto, extasiado con el placer de poder probar esa mujer. Él nunca antes práctico sexo oral a ninguna joven con las que tuvo relaciones. Esta fue su primera vez y estuvo agradecido que fuera con ella.

La rigidez en el miembro masculino iba en aumento, al escuchar los suaves gemidos de la Hyuga. Estaba seguro que ese acto, lo haría adicto a ella.

Hinata echó la cabeza hacia atrás y terminó moviéndose involuntariamente, para hacer mas presión en su intimidad, que seguía presa en la boca del Uchiha. A pesar de no gemir fuerte, el varón sintió como la chica se estremeció, soltando un gemido más audible, que los anteriores. La había hecho llegar a su primer orgasmo y no desperdició nada de lo que le ofreció el cuerpo femenino.

Mirando como ella, respiraba con dificultad y aún con los ojos cerrados, se acomodó en medio de las piernas femeninas, para culminar en el acto que tanto había estado deseando. Despacio comenzó a introducir la semi lubricada punta de su pene, topando con la barrera de su inocencia, la misma que esa noche, sería arrebatada por él. La beso con la intención de distraerla y de una poderosa envestida, se adentró por completo en ella, obteniendo un jadeo lleno de dolor, por parte de la ojiperla.

Hinata sintió que su centro se partía en dos. El dolor era muy intenso, tanto, que sin querer, las lágrimas le mojaron el rostro. Cerró los ojos y se aferró a las mantas con fuerza, en un intento por sofocar el dolor.

Izuna permaneció sin hacer ningún movimiento, esperando que ella se acostumbrará a su tamaño e intromisión. Con ternura, le limpio el rostro retirando los restos de humedad. Lo último que quería, era verla llorar por su culpa y eso era lo que estaba haciendo en ese momento.

—Te prometo que pronto pasará—le aseguró con voz suave cerca del oído y ella asintió. El Uchiha la beso, loco por la estrechez en la que se hallaba. Quería empezar a moverse, ya no soportaba más la placentera sensación de estar dentro de ella.

La ojiperla lo acarició de las mejillas, en busca de otro beso y fue la señal que le dio al moreno, para que comenzara a moverse. Las embestidas fueron lentas y entre más sentía que la chica dejaba de tensar las piernas, aumentaba la velocidad, al igual que la profundidad, un poco mas. Finalmente la Hyuga se movía en forma lenta, buscando más contacto entre ambos sexos.

Entendiendo lo que ella buscaba, se dispuso a dárselo. El fornido cuerpo del varón, cubría por completo el delicado cuerpo femenino entre cada arremetida que daba contra ella. Verla tan pequeña y delicada, le causaba más ternura y exitacion, tanto, que no podía dejar de besarla. Los senos llenos, pegados en el duro pecho masculino, solo aumentaron el calor, haciendo que las embestidas se hicieran mas rápidas y profundas.

La morena gemía cada vez mas fuerte, aferrandose en los brazos y la espalda del Uchiha, sabiendo que de nuevo algo venía y necesitaba ser liberado.

En cuanto Izuna la sintió llegar, también él término, al no pederse contener por más tiempo, debido a la estrechez que ella le ofreció.

Luego de unas sacudidas, el azabache salió de ella y se acostó a su lado, cansado por la agitación y la convalecencia de los días previos, en los que estuvo muy enfermo. No tuvo tiempo de decir nada, cuando el sueño lo venció por completo, dejando a la chica con una guerra interior.

Una vez el momento de lujuria y debilidad pasó, la realidad la golpeó de lleno. No supo que la llevó a entregarse a Izuna, aún sabiendo que cometía un error y que estaba segura, le costaría muy caro ¿valía la pena olvidar por unos momentos el dolor que atravesaba? ¿Había válido la pena entregarse a un hombre que ni siquiera tenía sentimientos por ella? Preguntas que debió hacerse antes y no ahora, que ya no había vuelta atrás.

No supo cuánto tiempo permaneció dándole vueltas a las acciones cometidas, hasta que se sentó en el filo de la cama cubriendo su desnudez con una de las mantas. La intención era buscar la ropa lo mas rápido posible y abandonar el lugar, pero no contó con el dolor que sintió en la intimidad, como recordatorio extra, de lo que acababa de hacer.

La cruda realidad la inundo de lleno y ya no pudo contener el llanto, deseando regresar el tiempo atrás. No tenía absolutamente nada, después de perder todo lo que un día tuvo. Lo único que le quedaba era su virginidad, la cual siempre imagino, perder la noche de bodas con el que fuera su esposo ¿y que hizo ahora? Entregarse a un mujeriego, que hasta hace poco tiempo, decía odiarla. Él nunca la engañó prometiendo nada a cambio de su entrega, fue ella quien cedió completamente a los encantos del Uchiha, a cambio de sentirse querida por unos momentos.

Izuna abrió los ojos y de inmediato visualizó la chica temblorosa dándole la espalda. Se acercó a ella y la abrazó desde atrás.

—¿Que pasa porque lloras? ¿Te lastime? ¿O acaso estás arrepentida de lo que hicimos?—preguntó sabiendo que había dado en el clavo. Ella estaba arrepentida.

La morena no respondió, solamente se aferró al abrazo del Uchiha, llorando con más dolor y amargura.

Él, ya no la cuestionó, sólo la dejó desahogarse, ofreciendo su pecho como no lo había hecho antes. Las dudas lo asaltaban cada vez mas, unidas a la culpa, pensando que en parte, él fue responsable de todo ese dolor que mostraba Haru.

Luego de muchas lágrimas, los dos se quedaron dormidos por alrededor de una hora, o un poco menos.

Hinata despertó minutos mas tarde y se vistió para salir antes que pudieran verla.

Su plan de pasar desapercibida falló, al encontrarse de frente con Sasuke, al momento de abrir la puerta para salir.

—Con permiso Uchiha-sama—le dijo al ver que Sasuke analizaba todo lo que había sucedido dentro de esa habitación. La cama muy arrugada, Izuna desnudó con solo una manta cubriéndole la desnudez y por último, su aspecto descompuesto. Todo dejaba claro y sin dudas al espectador.

Sasuke arqueo una ceja sorprendiendo. Él tenía días fuera de Konoha y al regresar, quiso pasar a saludar a su tío, ya que Fugaku le informó que ya estaba casi curado. Lo que nunca esperó, fue encontrar a la Hyuga saliendo después de un evidente encuentro sexual y precisamente con Izuna. Se lo podría haber imaginado con Itachi, hasta con el mismo Obito, pero nunca con Izuna.

—¿Porque lo haces Hyuga? ¿Porque eres buena con él?—cuestionó tomándole del brazo con cuidado para sacarla de la habitación y poder cerrar la puerta—¿Te entregaste a él?—Hinata no respondió, sólo miró hacia abajo muy avergonzada por el cuestionamiento del chico—¿Sabes..? Es irónico que sea precisamente con Izuna ¿te contó que fue él mismo quien ordenó el exterminio del clan Hyuga? ¿No te dijo que se encargó de no dejar ninguna joven con ojos similares a los tuyos con vida? ¿Acaso olvidaste que fue él quien casi te atraviesa con la espada?—la chica abrió mucho los ojos por lo sorprendida que quedó.

—¿E-él...?—preguntó dudosa.

—Ya veo, no lo sabías ¡Verás! El día que Itachi llegó con el cuerpo de Shisui, Izuna enloqueció de dolor, perder a su sobrino, al mismo que consideró como su hermano menor, lo dejó sumido en el odio. Fue entonces que le pidió a Madara exterminar a todo Hyuga que existía, culpando a la princesa Hyuga por llevar a Shisui, hasta su muerte. De no ser por ella, mi primo aún viviría—soltó Sasuke, sin saber el porqué de su confesión, quizás, le causó lástima la chiquilla, que no tenía ni idea del proceder de su tío y todo por conseguir acostarse con ella.

—¿Shisui era sobrino de?—el nudo en la garganta le impidió continuar.

—Si, de hecho, vivía en esta misma casa... ven conmigo—Sasuke la jalo del brazo, para entrar a una de las habitaciones, en las que nadie entraba, ya que permanecían vacías, o al menos, eso creía ella.

Hinata no estaba preparada, para lo que veía. Todas las pertenencias de Shisui permanecieron dentro. Mucho de lo que ahí se encontraba, ella ya lo había visto, en él.
Las fotografías, las armas, incluso el kunai que siempre cargaba, todo, todo, menos él estaban dentro de ese lugar y tan cerca de ella.

Retrocedió incapaz de poder sostener su propio peso, cayendo de rodillas y llorando en silencio. Se acababa de entregar al tío de Shisui, el mismo que mando el exterminio de su clan por culpa suya. No le importaba la suerte que corrieron los Hyugas que traicionaron al clan, puesto que ella misma les dio muerte a varios de ellos. Pero los miembros de la rama secundaria, los que no traicionaron a su padre, fueron asesinados por su culpa y lo que era aún peor, ella continuaba con vida.

Sasuke, en un principio no entendió la reacción que tuvo la chica, luego la observó detenidamente y un detalle lo golpeó de lleno. Ella no tenía el sello en la frente, apenas se podía ver que estuvo ahí tiempo atrás. Antes no lo noto, porque ella usaba una banda al color de su cabello, y pasaba desapercibida por todos. No fue necesario ser un genio para atar los cabos.

—Eres tu ¿verdad? ¿Eres la mujer que llevó a mi primo hasta su muerte?—le preguntó sin levantar la voz, pero sosteniéndola de los brazos ayudándole a ponerse de pie.

—Lo soy... ahora dígales a todos—a Hinata ya no le importo que todos supieran quien era. Con un poco de suerte, el mismo chico frente a ella le daría muerte.

—¿Itachi lo sabe?—le preguntó estando seguro de su respuesta.

—Si, él lo sabe desde tiempo atrás—el Uchiha la tomó en brazos y salió de la casa sin ser vistos.

—Cuéntame todo sin omitir nada como lo hiciste con mi hermano—exigió una vez estuvieron solos dentro del bosque, donde nadie los molestaría.

Hinata no podía pensar con claridad y el dolor la estaba asfixiando. Se lleno de determinación y corrió lejos del Uchiha, de la misma forma en que Shisui le enseñó.

Segundos después, ya estaba caminando por las concurridas calles de Konoha, sin ocultar sus orbes y sin importarle que todas las miradas, estuvieran puestas en ella.
Podía escuchar la voces llenas de asco y odio, mencionando que se trataba de una Hyuga.

—Estoy aquí para entregarme—les dijo a los dos guardias que impedían el paso en la prisión—Soy Hinata Hyuga, la hija mayor de Hiashi Hyuga y la culpable directa, de la muerte de Shisui Uchiha—declaró con las perlas enrojecidas por tanto llorar.

Los guardias, la esposaron y la trasladaron a una celda, donde esperaría su destino.


[...]

Hashirama llegó a Konoha acompañado de los guardias, quienes le ayudaban a sostener a un joven castaño con cabello largo y vendas  en los ojos, ocultando la línea sanguínea.

—Llévenlo al hospital y que nadie sepa acerca de su identidad—ordenó Hashirama, recordando todo lo que habló con ese muchacho.

Flashback on

Hashirama entró en el cuarto de hospital donde estaba Neji. El Hyuga ya tenía un mejor semblante y al mirar a Gaara con otro hombre, se puso en posición de reverencia, hacia la máxima autoridad de Suna.

—Hyuga-san, traje al Hokage de Konoha para que hables con él—Neji dirigió su mirada hacia el alto castaño, que permaneció al lado de Gaara—No te preocupes, el Hokage:lo sabe todo y está aquí para ayudarte en la búsqueda de mas miembros del tu clan...los dejaré a solas para que puedan hablar.

—Cuénteme todo Hyuga-san...desde el momento en que Danzo llegó al complejo Hyuga—pidió Hashirama con amabilidad.

El chico permaneció por largos minutos narrando todo lo que vio y escuchó, tanto de Danzo, como de los hombres que lo obedecían ciegamente.

—La información que logré obtener antes de sucumbir por mis heridas, fue que Hiashi, Hanabi-sama, Koo y Tokuma-san, lograron escapar con vida—declaró Neji.

—Entonces los encontraremos, no te preocupes—le aseguro Hashirama.

—Hokage-sama...mi prima corre peligro. Ella se quedó sola a merced de ese hombre—añadió el Hyuga preocupado.

Hashirama suspiró y sin querer retrasar por mas tiempo la información, terminó contando todo lo sucedido dentro del complejo Hyuga, como la noticia sobre ser traidores. El Hokage se sintió muy mal, con el sufrimiento que mostró el muchacho, al saber la suerte que corrió la persona que debía proteger. Y por último, lo animo para irse a Konoha con él, asegurando que estaría mas protegido y desde ahí, les sería mas fácil buscar los miembros Hyuga.

Flashback off

—¡Hokage-sama!—llegó un Anbu haciendo una reverencia.

—¿Que pasa?—cuestionó, ya que todavía ni llegaba a la torre y ya parecía haber problemas.

—Se requiere su presencia en la sala de interrogación...es urgente—el castaño suspiro y se dirigió hacia el lugar mencionado.

Continuara.

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