Capitulo 10

Los personajes, de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Ayudada por Itachi, Hinata logró preparar la cura para suministrarle a Izuna.
Lleno la jeringa con el líquido curativo y mientras tanto, Madara y Obito sostenían a Izuna. Hinata lo inyectó, recibiendo fuertes espasmos, por parte de él. Sin perder tiempo, activó su Bykugan en busca de lograr mirar el trayecto del líquido y después de un par de minutos, suspiró complacida.

—Él estará enfermo y con muchos dolores por algunos días, pero afortunadamente, ya está fuera de peligro—afirmó Hinata mirándolo con ternura. Ya estaría mejor, no sentiría tanto dolor y gracias a que los sobrinos actuaron rápido, tampoco había sufrido daños irreversibles. Madara soltó el aire que tenía contenido, estaba tan preocupado por su hermano, que no podía pensar en ninguna otra cosa que no fuera él.

—Muchas gracias Hyuga... estoy en deuda contigo por salvar la vida de mi hermano—el líder Uchiha realmente estaba muy agradecido con la chica, ya que de no ser por ella, nadie hubiera podido dar con la cura a tiempo.

—N-no tiene nada que agradecer...—se limpió una traicionera lagrima que se le escapó al escuchar lo que dijo el mayor, debido a la gran ironía—También usted salvo mi vida en el complejo Hyuga... aunque a veces, desearía que no lo hubiera hecho—respondió en voz baja y cargada de tristeza. Obito al percatarse, se dispuso a intervenir, con el fin de cambiar el tema.

—¿Que debemos darle de comer Haru-chan?—pregunto rompiendo el incómodo momento que se había formado dentro de la habitación.

—¡He! Bueno, puede comer alimentos líquidos, tales como una sopa de pollo y vegetales, yo creo que es mejor si la preparó de una vez para que esté lista cuando él despierte—les dijo y después de hacer una reverencia, salió dejando a Madara con Obito al cuidado de Izuna.

—Hay algo entre esos dos—afirmó Madara sin mostrar expresiones.

—¿Izuna y Haru? No lo creó... él la odia y siempre se a portado muy mal con ella—declaró Obito con incredulidad.

—Se lo que digo y te aseguro que esos dos se atraen más de lo que ellos mismos quisieran ¿no viste como lo cuido sin siquiera dormir por él?—cuestionó el líder Uchiha, sintiendo el aroma a lavanda que dejo la Hyuga al salir.

—Eso solo me demuestra lo poco que la has tratado tío—afirmó Obito—Esa es la naturaleza de la chica Hyuga. Ahora que la conozco, se que fue alguien como ella, quien logró conquistar el corazón de Shisui-kun.

—¿A que te refieres?—preguntó Madara con el rostro lleno de dudas.

—Piénsalo... el chico era muy inteligente, él jamas se hubiera enamorado de una persona fría y malvada, como quienes asesinaron a nuestros miembros y a él mismo. Shisui-kun me contó mucho sobre la mujer que amaba y estoy seguro que era alguien igual a Haru-chan—recalcó Obito—Esta chica se sacrifica por todos, incluso por quienes terminamos con las vidas de todos sus seres queridos y la trajimos aquí con el único fin de humillarla. Te aseguro que ella haría por cualquiera de nosotros, lo que hizo por Izuna...—suspiro pensando—Haru es muy parecida a Rin en su forma de ser, creo que ese es uno de los muchos motivos por el cual le empece a tomar cariño, pensé que Rin era única y me equivoqué —concluyó el menor, saliendo de la habitación para llamar a Mikoto.

El lider Uchiha se quedó en completo silencio, procesando lo que dijo su sobrino. Él fue testigo del gran amor y admiración que Shisui tenía por la princesa Hyuga a la cual amó y ahora que lo pensaba, Obito tenía razón, el muchacho jamás se hubiera enamorado de alguien que no valía la pena.

[...]

Yugao finalmente llego de una misión con algunos Anbus y tan pronto entró en la aldea, empezó a escuchar lo que decían sobre la condición de Izuna.

Se dirigió hasta su apartamento para dejar sus pertenencias y darse un baño rápido. Tenía que confirmar por ella misma, que su hombre estuviera bien, aunque este se la pasara esquivándola últimamente.

Cerca de una hora, salió a toda prisa hacia el distrito Uchiha. Las personas la veían pasar por las calles sin decir nada, pues todos dentro del distrito la conocían por la novia de Izuna.

[...]

Hanata regreso con una bandeja donde tenía un plato con sopa y un vaso con té. El Uchiha tenía dos días sin probar bocado, así que estaba muy débil, sumando los fuertes dolores que sufrió a causa del envenenamiento, no iba a poder comer sin ayuda de otra persona.

—¿Quiere hacerlo usted?—le pregunto a Madara,apuntando la comida en la mesita junto a la cama.

—¡He...! No, yo creo que es mejor que lo hagas tú—respondió despidiéndose para arreglar algunos asuntos que pospuso por la condición medica de su hermano.

Quedándose a solas con el hermano del líder, la ojiperla comenzó a llamarlo, para que se alimentará.

—¡Uchiha-san...Uchiha-san! Despierte, por favor ayúdeme—trató de levantarlo, pero el cuerpo masculino era muy grande para poder hacerlo sola—Tiene que comer, ayúdeme—Izuna abrió lentamente los ojos y lo primero que pudo vislumbrar, fueron esas hermosas perlas que lo veían con preocupación.

—¿Que pasó?—pregunto tratando de aclarar la vista, la cual todavía se hallaba algo borrosa por todo el tiempo que estuvo inconsciente.

—Usted estuvo muy grave, tanto, que casi...—no podía hablar, se le hizo un nudo en la garganta y se tuvo que forzar a terminar lo que debía decir—casi muere envenenado—finalmente pudo hablar sin querer verlo a los ojos.

Izuna se quedó pensando en lo que ella le estaba diciendo y de pronto recordó lo sucedido, mientras se enfrentaron a los ninjas renegados. Recordó el fuerte dolor que le produjo el aguijón de esa marioneta y en ese momento se llevó la mano al lugar afectado causándole dolor inmediato.

—No se toque, podría lastimarse aún más—sugirió la morena preocupada al ver la mueca de dolor en el perfecto rostro del Uchiha.

Ella se acercó hasta la cabecera de la cama con la intención de colocar las almohadas en posición adecuada, de ese modo, el azabache podría recargar su espalda, la cual continuaba desnuda mostrando la perfección del bien trabajado pecho. Él la seguía con la mirada sin decir nada, tampoco sabía que es lo que ella planeaba y se sentía muy mareado.

—Necesita comer... por favor ayúdeme a sentarse para que coma—le pidió y él la obedeció quedando en una mejor posición—Aquí tiene—ella le puso la bandeja sobre las piernas incitándolo a que el comiera, aún a sabiendas que no podía hacerlo solo. El varón no hizo nada por tratar de alimentarse, más bien, continuó en silencio con la vista en ningún lugar en específico. Estaba molesto por haber bajado la guardia ante un oponente mediocre, el cual casi lo mata por subestimarlo—¿Necesita ayuda?—le preguntó con voz preocupada.

Él la miro sin decir nada y ella lo interpretó como un si. Se sentó junto a él y tomando el plato con la cuchara, se la acercó hasta la boca. Él permaneció con la boca cerrada, pero el olor de esa sopa era muy bueno, así que sin pensarlo, dejó que ella le diera la comida en la boca como a un niño.

Casi sonríe al verla tan sonrojada y nerviosa por su cercanía, pero el cansancio lo estaba dominando. Todo el tiempo creyó estar dentro de un genjutsu, el cual, fue lo mas despiadado, que hubiera experimentado, en el, se veía a si mismo sosteniendo el cuerpo sin vida de Shisui, para después, sentir como su espada traspasaba en cuerpo de la Hyuga una, otra y otra vez, sin ser detenido por Madara. En medio del caos, Shisui gritaba desesperado, luego todo comenzaba de nuevo.

Tenía un leve sentimiento de alivio al escuchar una dulce voz, también estaba seguro de sentir el aroma y el suave tacto, pensaba que había muerto, pero logró escucharla llorar por él. No había muerto, ella en realidad si lloraba por él.

—¡Bien...! Se termino todo, ahora tome esto—le ofreció el té y dos pastillas para los dolores. Hinata se dio cuenta que no estaría consiente por mucho tiempo, así que ella misma le puso las pastillas en la boca y le acercó el vaso colocándose muy cerca de él. Sentía su oscura mirada sobre ella y eso la ponía muy nerviosa, no obstante, no podía más que estar agradecida por verlo recuperándose—Le avisare a Mikoto-san que usted está despierto—le informó limpiándole los labios y antes que ella se pudiera alejar, la tomo de la muñeca, impidiendo su huida y abrazándola muy fuerte, comprobando por su propia cuenta, que no la había asesinado.

—No té vayas, quédate conmigo—pidió con el rostro en el cuello de Hinata, oliendo su dulce fragancia, la misma que en su estado inconsciente, logró sacarlo del dolor y la oscuridad en la que casi se hunde.

—Debo informarles, toda su familia estuvo muy preocupada por usted—trató de argumentar, en busca de lograr alejarse y no lo consiguió, ya que en ese momento, Izuna se apoderó de sus labios sentándola en su regazo.

La ojiperla trató de resistirse, pero Izuna aún con pocas fuerzas, no la dejo alejarse de él. La sensación de la piel desnuda contra las manos femeninas, era excitante, tan placentero, que ambos gimieron. El azabachemla quería y la quería en ese mismo momento. Sin dejar de besarla, comenzó a desprender los botones del uniforme que usaba Hinata, llegando con rapidez hasta los níveos hombros exponiendo el sostén rojo de encaje. Las orbes de Uchiha se dilataron al verla tan sexy y expuesta para él.

Hinata recobró la cordura, sabiendo que era cuestión de minutos antes que el moreno quedara dormido por el medicamento y aprovechó que estaba descuidado para levantarse de sus piernas y alejarse lo más posible.

Izuna se molesto por el rechazo y en ese tiempo, la puerta de la habitación se abrió de par en par.

—¡Mi amor..!—Yugao entró y de inmediato paso corriendo golpeando el hombro de Hinata para subir a la cama con el Uchiha. Lo abrazo llenándolo de besos por todo el rostro, terminando en los labios. Izuna trató de quitarse y sus ojos enfocaron la silueta de la ojiperla recogiendo la bandeja con el rostro mirando hacia abajo.

Yugao notó que el azabache estaba tenso y al girar el rostro, miro a la joven que tiempo atrás, acompañó a Mikoto por la aldea.

—¿Que esperas? Lárgate de aquí ¿acaso no vez que necesitamos privacidad?—soltó con despreció.

—L-lo siento... con permiso—Hinata salió de la habitación con un nudo en la garganta, el cual, apenas la dejó hablar frente a la pareja que dejó atrás. No pudo evitar dejar salir las lágrimas ante la escena que miró y se golpeó mentalmente por ser tan tonta.

El cansancio de los días anteriores, el no poder dormir, no aminoraron la opresión en su pecho—¿pero que pensabas...? ¿Que te amaría a ti? Si no eres mas que una simple sirvienta... no estas a su altura ¿que derecho tenía a reclamar?—se dijo entre lágrimas, mientras entraba a su habitación.

...

—¿Podrías bajarte? Me estás lastimando—habló molesto Izuna, sabiendo que la Hyuga había visto y mal interpretado las cosas.

—Tienes razón, discúlpame, pero estaba tan preocupada cuando lo supe, que lo unico en lo que podía pensar, era en correr a tus brazos y comprobar por mi propia cuenta tu bienestar—confesó la Anbu, ante el mal humor del moreno—Estoy aquí para cuidar de ti, después de todo... somos novios y no creo que nadie diga nada si me quedo contigo los próximos días, hasta que estés bien—expuso la chica, pero ya no pudo obtener respuesta, ya que Izuna se había quedado dormido debido al medicamento que le dio la ojiluna.

Yugao se encontraba cansada de la misión y decidió desvestirse y usar una camiseta del Uchiha. Terminó con su cometido y se metió con él en la cama, dispuesta a dormir abrazándolo, como lo hacían tiempo atrás.

[...]

Ino no hacia más que dar vueltas dentro de la sala de interrogación, donde por semanas estuvo casi a diario con el joven. Lo que miró, la había dejado muy alterada, debido a la gravedad y crueldad, que vislumbró. Sin embargo, ese rostro... ese rostro, estaba segura que se trataba de Haru, la chica que estaba trabajando de sirvienta con los Uchihas y de hecho, todo tenía lógica, según los últimos recuerdos del Anbu.

—Nadie puede saber acerca de lo que descubriste, al menos por el momento—le recordó Sai a Ino, quien finalmente había terminado el proceso de investigación.

—Lo se, pero es muy difícil saber todo esto y no poder hacer nada por ellos—Sai asintió, sabiendo perfectamente lo que ella estaba experimentando, pues era lo mismo que le pasaba a él, al no poder hablar con el Hokage para confesar todo lo que sabía.

—¿Y no tienes idea donde pueden estar las personas que ayudaste?—cuestionó con pena en la voz, pues desde que terminó, no había hecho otra cosa que no fuera llorar por la suerte que sufrieron los miembros de esa familia. Podía escuchar los gritos de la primogénita sintiendo el dolor, sólo por el capricho de un ser ambicioso y malvado que destruyó todo a su paso.

—No, yo lo único que pude hacer, fue ayudarles a salir vivos y les advertí esconder sus ojos, así que será difícil encontrarse con ellos—respondió el joven.

—¡Ya veo! Entonces creo que ya no hay ningún impedimento para, solicitar una audiencia con el Hokage... hoy mismo le daré a conocer la situación a Ibiki-san y si él esta de acuerdo, traeré al Hokage hasta aquí para no perder tiempo—declaro Ino dejando finalmente complacido a Sai.

Después de tanto esperar, en poco tiempo podría liberarse de la carga que llevaba encima, tras haber sido en cierta forma participe de las atrocidades que hizo Danzo. Después de hablar con el Hokage, quería dedicarse a buscar a la princesa Hyuga, tenía la esperanza que quizás los Uchihas le hubieran perdonado la vida.

—Te veré mañana—se despidió la rubia dejando mas libretas y pinceles para Sai, quien resultó ser muy talentoso, puesto que en los días que compartieron, el muchacho le regaló varios dibujos de ella y tuvo que admitir, lo realmente buenos que eran.

—¡Hasta mañana entonces!—se despidió el chico y la rubia salió cabizbaja.

Su primera intención, fue ir al distrito Uchiha y hablar con la joven hasta que le confesará la verdad, pero no podía ser tan impulsiva exponiendo a Haru ante los Uchihas. Ellos no sabían nada acerca de Danzo y si se enteraban que Haru, era la primogénita de dicho clan, podrían atentar contra su vida, creyendo erróneamente que fue su culpa la muerte de Shisui. Lo mejor era ir con Ibiki de una vez y no retrasar los sucesos.

—Hey Ino-chan ¿a donde vas con tanta prisa?—Ino estaba tan concentrada, que no se percató de la presencia de Shikamaru y Choji, quienes caminaban en su dirección.

—¡Chicos!—sonrió forzada—Termine el trabajo de investigación y necesito hablar con Ibiki-san y también con el Hokage ahora mismo—les informo a sus compañeros de equipo.

—Que problemático...—murmuró el Nara—el Hokage salió de la aldea esta mañana con el Kazekage y sus hermanos... dijeron que tenían que ver un asunto importante—la Yamanaka suspiró derrotadas. Ahora tendría que esperar más tiempo, para exponer a ese malvado hombre.

[...]

Yugao se abrazó mas al cuerpo de Izuna después de dormir por horas, recuperándose así, del desvelo por los días pasados en los que no estuvo en Konoha.
El moreno la rodeó con sus fuertes brazos y ella pegó el rostro en el pecho desnudo. En ese momento, se percató de la alta temperatura que este tenía, Izuna temblaba por lo alto de la fiebre y comenzaba a decir incoherencias.

—¡Por todos los cielos estas ardiendo en fiebre!—exclamo palpando la frente masculina. Se estaba preparando para buscar a alguien, que le ayudara, cuando el Uchiha la apretó mas hacia su pecho.

—Haru...Haru, quédate conmigo Haru—musito al estar delirando y aunque su voz fue baja, ella pudo escucharlo perfectamente bien.

—La mocosa sin gracia... entonces es ella, por la que ya no me buscas ¿verdad?—le preguntó irritada, entendiendo finalmente porque desde hacía mucho tiempo, el azabache ya no la buscaba para tener sexo—Ella debe ser quien te está dando—le cuestionó aún sabiendo que él no respondería—¡Maldita!—murmuro saliendo de la habitación en busca de alguien que ayudará con la condición del azabache.

...

—¡Haru! ¿Porque no estas con Izuna?— preguntó el lider Uchiha, al ver a la chica cabizbaja preparando la comida—¿Mi hermano esta solo?— cuestionó preocupado.

—Yugao-san esta con él desde la mañana. Ella llegó en cuanto él terminó de comer—respondió y entonces Madara entendió el motivo del semblante que tenía la chiquilla.

—¡Necesitó ayuda!—tanto Hinata, como Madara, miraron la forma en que Yugao estaba vestida, con apenas una camiseta masculina, la cual, sólo le cubría lo más indispensable—Mi novio esta ardiendo en fiebre... llamen un médico—exigió desesperada, mirando a Hinata con odio.

Hinata bajo el rostro, no tenía ningún derecho a sentirse preocupada, ni mucho menos celosa por lo que seguramente pasó entre ellos.

Madara por su parte, ignoró la semidesnudes de la chica y corrió escaleras arriba.

Yugao camino lentamente hacia Hinata, rodeándola en forma depredadora, la estaba evaluando, tratando de descubrir que pudo ver él, en alguien como ella, quien además de todo, era una mocosa para la edad de Izuna.

—Será mejor que aprendas a guardar el lugar que te corresponde, no es buena idea andar provocando hombres ajenos—le soltó con odio sin dejar de intimidarla.

—¿Que pasa aquí?—cuestionó Itachi, molesto por lo que veía.

—Oh...Itachi-kun, mi Izuna está muy mal—Yugao se abrazó al joven Uchiha, aún con la escasa ropa que llevaba puesta. Itachi permaneció quieto, mirando a la Hyuga por encima del hombro.

—Esta todo bien Yugao-san, mi tío, ya recibió la cura y pronto quedará completamente recuperado—repuso el joven, para tratar de zafarse del abrazo.

—Lo dices porque no has visto, la situación en la que está... ven conmigo para que lo veas—Itachi no tuvo tiempo de negarse, ya que la chica semidesnuda lo tomo del brazo, para que la siguiera, dejando a Hinata preocupada por el convaleciente Uchiha.

...

—Haru... Haru—Izuna no dejaba de llamar a la Hyuga. Madara no estaba muy seguro sobre que estaba pidiendo, o diciendo, por lo mucho que se quejaba, pero a medida que continuó llamándola, no tuvo ninguna duda, su hermano quería que fuera la Hyuga, quien estuviera a su lado.
Itachi y Yugao llegaron para también ser testigos, del nombre que pronunciaba Izuna.

—Tráela aquí—le ordenó Madara a Itachi, quien de inmediato salió en busca de Hinata.

—Pero-pero...¿que se supone que haga esa, aquí?— cuestionó la Anbu muy molesta.

—Con todo respeto Yugao-san, creo que eso es algo de lo que tiene que hablar con mi hermano cuando este en condiciones de hacerlo y por favor, sería muy bueno,que se vistiera correctamente—soltó el lider Uchiha sin mostrar ninguna expresión en el rostro.

La Anbu tomo su ropa y entró en el baño azotando la puerta, no sin antes gritar que no se pensaba marchar, dejando a su novio en manos de esa trepadora.

Que bueno que no estoy enredado en líos de faldas—vociferó Madara, peinando su larga cabellera con los dedos.

—Vamos Hinata-san, venga conmigo... mi tío la está llamando—la ojiperla trato de resistirse, pero Itachi no le dio opción de hacerlo. Le dejó claro, que fue Madara quien la llamó al escuchar los llamados de Izuna.

—Entonces no me deje sola con ella... no quiero que piense que trato de quitarle a su...—no pudo terminar, debido a los lamentos que escuchó provenientes de Izuna. Era verdad, el la estaba llamando. En ese momento no le importaba nada que no fuera cuidarlo, para que dejara de sufrir. Corrió hacia la cama y le puso un chakra diferente, directamente en la herida, para que cerrara mas pronto. Minutos después, ya lo había logrado calmar.

Yugao salió del baño y se paró frente a la cama mirándola con odio.
La morena, midió la temperatura, cerciorándose que todo estaba bien, para poder marcharse, pero Izuna se aferró a ella, la rodeó de la cintura y le impidió dejar la cama.

—¿Piensa dejar que esto pase?—cuestionó molesta Yugao, al ver a Madara sin decir nada sobre lo que estaba pasando.

—Yugao-san, será mejor que se retire—sugirió Itachi en tono neutro.

—Es la sirvienta ¿como pueden solapar algo así?—gritó molesta, cuando salió de la habitación. Hinata agacho la cabeza muy avergonzada y sintiendo culpa por la mujer que se fue tan alterada.

—Quédate con él y no te preocupes por ella... me encargare que no regrese hasta que mi hermano este en condiciones de hablar con ella—declaró Madara, dándole una mirada a Izuna antes de salir de la habitación con Itachi.

Al quedarse sola con el Uchiha, no pudo evitar llorar. Había sido mucho para ella toda esa situación. El hombre que la abrazaba, jamás podría pertenecerle por muchas razones, desde estar mintiendo sobre su verdadera identidad, hasta ser el reemplazo de la novia que reclama sus derechos. Por donde lo mirara, el resultado final sería terminar con el corazón partido, al ser una más de la larga lista de mujeres que han pasado por esa habitación donde ahora estaba ella.

Nadie regresaría por esa noche y ella estaba muy cansada. Sin alejarse del Uchiha, se acomodó lo mejor que pudo para pasar la noche, tenía que alejarse de Izuna y no sólo escondiéndose como lo estuvo haciendo sin éxito no, tenía que poner mucha distancia de por medio, antes de sentirse mas apegada a él. Y con ese pensamiento, las perlas se le llenaron de lágrimas y poco a poco se fue quedando dormida.

El Uchiha se dio cuenta de la conmoción por la que estaba atravesando la chica. La sintió llorando por largo tiempo y no sabía como arreglarlo. Pensó que tal vez, ella recordaba al hombre con quien lo confundió en el pasado, quizás sus familiares, no sabia que le causaba llorar tan lastimada, pero le molestaba no poder hacer nada por ella, en el estado tan deplorable y débil que estaba, no era capaz de darle un poco de consuelo, tenia que recuperarse rápido para poder saber que era lo que la afligía tanto, al grado de llorar de esa forma.

Sin querer que durmiera torcida, la acomodó bien y se abrazó a ella, para dormir de nuevo los dos juntos.

Continuara.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top