Capítulo 4
Era la segunda ocasión que Degel recibía un beso tierno y sobre todo sincero.
Aunque aún su corazón albergaba un sentimiento por Kardia, desde que llegó Deuteros a su vida nuevamente se atrevió a expresar su sentir, algo que jamás pensó que volvería hacer.
Por alguna extraña razón el destino lo había puesto en su camino y le agradecía infinitamente al cielo haberlo conocido.
En ese lugar alejado de todos los curiosos, ambos seguían abrazados sin romper ese momento de un beso tan cálido y sincero, cargado de distintas sensaciones.
Poco a poco rompía ese beso por falta de aire, era la primera ocasión que se perdía en esos ojos enigmáticos violetas, tan fascinante ese color que no es muy común.
Lentamente Deuteros fué guiando a Degel a la cama y lo recostó con suma sutileza.
— ¿Sabes Degel? Estoy enamorado de ti desde que que conocí, me enamoré de la belleza de tus nobles sentimientos... Es por ello que apuesto todo por ti.
Degel colocó su mano sobre el rostro del moreno, lo observaba de una manera tierna— Deuteros, mi corazón se había cansado de recibir nada pero no niego que el cielo me ha mandado un ángel para que pueda ser feliz.
El gemelo menor tomó su mano y la colocó cerca de su pecho — Te juro que buscaré la manera de llevarte muy lejos de aquí, tan solo dame tiempo de idear algo. Necesito ganarme la confianza de Unity y cuando menos se lo espere ambos nos iremos de aquí.
De manera repentina Degel se levantó de la cama quedando sentado justamente en la orilla con preocupación, sus manos intranquilas lo delataban.
— ¿Que ocurre Degel? — Cuestionó acercándose a él con mucha preocupación, no entendía que pasaba si hace unos momentos todo iba bien entre ellos.
— No es nada malo contigo Deuteros... Es mi madre — Al decir esto agachó la mirada y se llevó un mechón detrás de su oreja — Me está forzando a que tenga un hijo con Unity.
Deuteros al escuchar esto se quedó asombrado — ¿Tu... Puedes concebir? — Cuestionó mientras se colocaba frente a él.
— Si, nací con ese don y mi madre quiere que tenga un hijo con él y yo... — Decía con la voz entrecortada — Yo no quiero.
El gemelo menor se acercó para abrazarlo, le dolía verlo que su familia, ó quizá en especial su madre lo usara solo para sus intereses.
— Sólo te pido tiempo, en cuanto menos se lo esperen dejarás todo esto y seremos felices.
— Gracias Deuteros — Susurró sin romper ese abrazo que ambos disfrutaban.
Aún tenían mucho tiempo antes de regresar, se habían acostado en la cama con la intención de descansar pero Degel quien estaba recargado sobre el pecho del moreno comenzaba a jugar con los botones de su camisa.
Deuteros se dio cuenta de sus intenciones, se levantó de la cama y se colocó sobre el joven al que amaba con locura.
— Ansío lo mismo que tú Deuteros — Susurró Degel colocando sus brazos sobre la espalda del gemelo menor, quería sentir lo que es entregarse con amor, con Kardia no tuvo la oportunidad por estar en la casa de Unity, seguido del accidente, no quiso entregarse a su esposo, ni siquiera en la noche de boda.
Deuteros sonrió y de manera repentina comenzó a besarlo, poco a poco le desabrochaba los botones de su camisa. Esa piel suave y nacarada lucía apetitosa ante los ojos del gemelo menor.
Haría lo mejor que pudiera para que esta entrega fuera inolvidable para ambos y en especial para Degel.
Comenzó a besar sus labios, lentamente bajaba por su cuello, mientras descendían sus caricias abría la camisa.
Repartía besos en su pecho y bajaba aún más hasta llegar a su vientre.
Poco a poco le bajaba el cierre a su pantalón, pasó sus manos sobre su ropa interior para liberar aquel bulto que pedía completa atención.
Se levantó de la cama para poder quitarle las demás prendas restantes, las aventó en el suelo, era toda una obra de arte lo que sus ojos veían.
Con sutileza tomó sus perfectas y bien torneadas piernas, comenzó dejando un camino de besos que subían hasta llegar a su entre pierna.
— Deuteros — Susurraba Degel pasando sus manos sobre su cuerpo, de alguna u otra manera buscaba relajar ese calor que recorría su cuerpo tan solo con unas caricias mías.
Caricias prohibidas porqué ambos estaban haciendo mal, Degel tiene una vida con alguien más y en pocas palabras Deuteros es un entrometido en una relación. Aún así era lo que esto fuera más excitante.
El moreno se acercó a besar aquellos labios de los cuales ya era adicto, mordió ligeramente su labio para profundizar más ese beso.
Ambos podían sentir como sus lenguas se entrelazaban queriendo explorar más allá del contrario.
Un ligero hilo de saliva los unía después de que Deuteros se levantara y se despojara completamente de sus prendas, dejando ver su cuerpo perfectamente bronceado, fuerte... Degel se mordió el labio de manera inconsciente porqué le gustaba lo que veía.
Degel se levantó de manera repentina y rodeó sus brazos sobre el cuello del gemelo menor para susurrarle — Sé que piensas que esto es un gran pecado, pero... Quiero cumplir mis más grandes fantasías contigo Deuteros — Al decir esto dejó un beso en sus mejillas... Estaba claro que Degel quería jugar con fuego. Deuteros captó rápidamente esa indirecta, tenía pensado hacerlo de manera sutil pero Degel le había dado la completa confianza de dejarse llevar más que solo un simple roce.
Tomó el rostro del joven y comenzó a besarlo ansioso, como si hubieran esperado una eternidad para poder dejarse llevar por el deseo que ambos guardaban.
— Me estás volviendo loco Degel — Susurró el moreno al sentir sus manos sobre su espalda, acompañado de sus uñas que lo marcaban pero eso era lo de menos, porqué ambos se necesitaban.
Gimieron a la par cuando sus miembros despiertos chocaban entre si, nuevamente bajaba por ese pecho desnudo hasta llegar con ese par de pezones que ansiaban atención, la cálida sensación de su boca hacía que Degel colocara sus manos sobre aquella cabellera azul — ¡Deuteros... Ahh!
Nuevamente alzó la mirada para notar que igual que él, sus ojos estaban cargados con mucho deseo, uno que no podrán ni siquiera calmar con una sola entrega.
Sus cuerpos comenzaban a cubrirse de una capa de sudor, el moreno bajó hasta el miembro completamente despierto de Degel, lo cubría una capa brillosa de líquido seminal.
El miembro de Deuteros estaba igual, quería de una vez por todas tomar ese lugar que ha aguardado por él desde hace mucho tiempo.
— Deuteros....Tómame ya — Pedía Degel arqueando su espalda.
El moreno tomó un poco de su liquido que goteaba y con eso fué de ayuda para preparar esa estrecha entrada.
— Relájate — Susurró Deuteros cuando metió uno de sus dedos y pudo sentir ese cálido interior, después poco a poco fué dilatando y llevó otro dedo más.
Si así era de apretado ese lugar, ya se imaginaba como apretaría su miembro cuando por fin sean uno solo.
Dejó su labor y tomó su falo, lentamente fué introduciendo esperando no lastimar a su amado, Degel tenía los ojos cerrados al sentir como entraba, al principio le dolía pero poco a poco fué acostumbrándose porqué el moreno se acercó para besarlo robándole el aliento.
Era lo mejor que había sentido, gritó y sus uñas se aferraron a la espalda del gemelo menor.
Ambos se miraban fijamente, Degel le sonrió y le dio a entender que siguiera con su labor, el dolor había pasado.
Fué dando movimientos suaves, ese lugar tan estrecho lo apretaba de una maravilla indescriptible.
— ¡Ah... Deuteros! — Gritó justo en el momento que las estocadas comenzaban a subir de nivel.
— Degel... — Susurró cerca de su oído, sin interrumpir ese movimiento erótico entre ambos — Conocerte es un dulce pecado... No sabes como me vuelves loco en todos los sentidos.
Estas palabras hicieron que Degel perdiera completamente la noción, desde hace mucho tiempo ansiaba una entrega de ese modo, donde exista un amor sincero de por medio. Conocer a Deuteros en tan solo poco tiempo le dio la confianza y seguridad que tanto anhelaba y sabía que lo que hacían estaba mal pero se conocieron en los momentos equivocados.
Deuteros era todo un caballero que supo robarse el amor de Degel, sobre poniéndose a una persona que ni siquiera se merece el amor del bello corazón de Degel.
Ambos sentían un inmenso calor recorrer por sus cuerpos, Deuteros sentía como entre cada espasmo el interior de Degel lo apretaba tan delicioso.
De una manera sutil pasaba su lengua sobre el cuello de su amado, al menos por ahora no lo marcaría, le evitaría problemas a Degel con su pareja.
— Degel ya... No puedo más — Gritó tomando las piernas del contrario y colocandolas sobre sus hombros, de esa manera le daba mayor movimiento de penetrar más fácil y más rápido.
El joven galo tomó las sábanas con sus manos y las apretó, no aguantaba más... Su mente se nubló por completo, sus gritos eran cada vez más fuertes, tocando el mismo cielo justo en el momento que Deuteros se liberó completamente en su interior, de manera repentina Degel terminó sobre su vientre.
Tratando de controlar sus agitadas respiraciones, el gemelo menor salía lentamente, dejando un camino de líquido espeso blanquecino que salía de ese lugar, después se acomodó para poder acostarse a lado de Degel, no sin antes robarle otro beso más tierno.
— ¿Aún queda tiempo?— Cuestionó el joven de cabellos verdes acomodándose en el pecho del moreno mientras lo miraba de una manera tierna.
— Lo suficiente para descansar un rato y aparentar que nada pasó — Contestó el moreno mirando la hora de su reloj.
Degel lentamente cerró sus ojos, de igual manera Deuteros tomó las sábanas y se cubrieron para seguir disfrutando su corto tiempo juntos...
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