Familia y Pelirrojos
A pesar de que mi padre esperaba que el ambiente en la casa mejorara ya que estaba muy tenso después de mi desacuerdo con mi madre... Las cosas siguieron igual, ella intentó ignorar lo que pasó, manteniendo aquella sonrisa en su rostro, pero sé muy bien que no es buena ocultando lo que siente a comparación mía o de mi padre, ella es demasiado expresiva.
La cena fue silenciosa, contestaba preguntas ocasionales que me realizaban, principalmente sobre como era Nagisa y que comidas eran de su agrado. Me ví tentado a decir que el sushi, pero quería mantener como mi propio triunfo el haberle cocinado su plato favorito, pero, terminé diciendo la verdad, no podía adoptar una pose posesiva con él sólo por la comida.
Eso es demasiado, incluso para mí propia forma de ser.
Ayudé a lavar los platos sucios, mientras pensaba... ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que probé la comida casera de mi madre?
No importaba cuanto tiempo pasara, siempre me encantaba volver a probarla.
Los primeros en irse a dormir fueron ellos, así que se despidieron antes de cerrar la puerta de mi habitación dejándome solo. En ese pequeño lapso de tiempo entendí que a pesar de todo, ellos no son del todo unos extraños para mí, puede que no pasaran tanto tiempo en casa, pero por alguna razón, este lugar se sentía menos silencioso, vacío y más cálido cuando ellos estaban presentes.
..........
Al despertar en la mañana siguiente gracias al molesto despertador, puede escuchar la voz de mi madre tarareando. Aún sigo sin entender aquella costumbre que tiene, los primeros días de su regreso me molesta un poco, ya que estoy acostumbrado al silencio total, pero luego me acostumbro a escuchar su suave voz. Aunque lo intentara, no podía disgustarme tanto tiempo con mi madre.
Puede que quiera negarlo, pero realmente tengo aprecio por mis molestos padres, por muy ausentes que estuvieran en mi vida.
Al estar vestido con el uniforme de la Academia, llegó el momento de disculparme. Pero hubo una pequeña conversación que no pude ignorar, después de todo, el tema central de tal charla era yo, su primogénito y único heredero.
- Hikaru*- la llama mi padre- Deja de preocuparte por eso.
- Pero cariño...- se escuchaba frustrada- Luego de escuchar a Karma de lo que piensa de nuestra ausencia simplemente no puedo evitar pensar que soy una mala madre por dejarlo solo.
Aquello me hizo sentir un poco culpable–lo cual era inusual–después de todo, era débil ante las fuertes emociones de mi madre.
- ¿En serio piensas que no hicimos mal?- su voz se escuchaba rota, como si estuviera llorando- Debiste escuchar su voz... Se escuchaba decepcionado y con cierto reproche.
- Karma aprendió a ser autosuficiente sin nuestra presencia, a pesar de que se metiera en problemas por meterse en peleas- me sorprende que sepa de eso- No debemos preocuparnos a estas alturas por ello, no se puede borrar el pasado, decidimos hacer las cosas así para tener la manera de solventarnos a nosotros y por supuesto a nuestro hijo, justo ahora, me preocupa más lo que pueda hacer mi hijo delincuente con su novio.
- Masaru*... A veces no comprendo esa calma que te rodea- le reprocha, incluso sentí sus palabras como un ligero halago ya que en parte tiene cierta razón- Se que mi hijo es mi mayor orgullo, pero... Ahora que lo pienso, debí quedarme a su lado, cuidando de él y no simplemente aceptar ir contigo para ayudarte con tus negocios.
Ese último contexto de mi madre me molestó, es una clara sensación de lástima y yo la odio, escuchar que esta venga de la mujer que me dió la vida me molesta aún más llegando al punto de que simplemente me asomé a la cocina para dejar en claro mi punto.
- Puede que no estuvieran presentes en varias ocasiones y fechas... Eso lo entiendo perfectamente- frunzo el ceño- Pero lo que no tolero, es que piensen que necesito lástima por lo que pasé y eso no está a discusión.
Estaba molesto, tanto, que no me molesté en tomar asiento para desayunar, simplemente fuí en busca de mis cosas mientras mi madre iba detrás de mí intentando hablar conmigo.
- ¡Karma!, ¡Hijo!- dice- Espera por favor, yo no quería...
No quería escucharla, realmente odio que sientan lástima por mí y eso no está en discusión.
- ¡Karma!- exclama mi padre molesto- ¡Tu madre te está hablando!- era extraño que mi padre se molestara- ¡Vuelve acá!
No le hice caso, simplemente seguí mi camino para salir de casa con mi bolso. Escuchaba los gritos de ambos, pero me alejé de aquella casa manteniendo mi mal genio a raya, preferí irme sin decir algo más o terminaría arruinando el momento aún más, por eso mismo, emprendí mi camino a la Academia, compraría algo de comer en el camino.
Logré distraerme y mostrar mi porte relajado durante el transcurso del día, de las clases, al saber que podíamos irnos a casa temprano, eso... No quería volver, no después de como me fuí dejando a mis padres con la palabra en la boca. Por esa razón preferí ir en busca de mi pequeño ratón.
Ver su rostro cuando me vió... Ayudó a aliviar mis demonios internos.
Nagisa sabe como jugar sus propias cartas...
Puede que mi brillante idea de ir a su preparatoria para encontrarme con él resultara mejor de lo que esperaba, aunque, pude notar ciertas cosas con los nuevos amigos de mi peliazul.
Ese tal Shun no aceptó de buena manera la noticia de que yo, un hombre, fuera la pareja de su nuevo compañero, aunque la aceptación tan rápida de la chica, esa tal Asuna fue un tanto extraña también, pero estoy satisfecho al saber que Nagisa ha demostrado que no le avergüenza tener una relación conmigo.
Que llegara al punto de besarme para demostrarlo fue una grata sorpresa para mí.
Siempre sabía como sorprenderme y desear todo de él... Siendo demostrado en aquella cafetería a la que fuimos.
No puedo controlarme si el factor principal del que se habla tiene que ver con el ojiazul... Simplemente pierdo el sentido de la razón dejándome llevar, pero... Terminé siendo vetado para dirigirme a mi casa.
Puede que no mencionara nada abiertamente sobre lo que pasó con mis padres, pero ha sabido adivinarlo.
Me tomó un tiempo el aceptar que tenía que dar la cara y enfrentar la situación que yo mismo he creado, para que a la hora de presentarles a mi novio, las cosas no sean tensan entre nosotros.
Justo cuando estaba por abrir la puerta, esta se abre dejándome ver a la gran figura de mi padre con un porte amenazante.
- Creí que te había quedado claro que debías llegar después de clases para ayudar a tu madre- habla cruzado de brazos, se le veía enfadado.
- Salí más temprano y fuí a ver a Nagisa- respondo sin deseos de decir mentiras o inventarme una historia sobre lo que pude estar haciendo- Le acompañé a comprar unas cosas y me obligó a volver.
- Eso quiere decir que no planeabas volver a esta casa por tu propia voluntad- insiste, miro sus ojos, su expresión de enfado no podía borrarse tan fácil.
- Técnicamente si iba a volver, pero aún no tenía planeado del todo que iba hacer o decir para disculparme con mamá- lo cual de cierta forma es cierto, me presenté en casa con el cerebro en blanco sobre esa situación.
- Hijo idiota- masculla e intenta darme un golpe en la cabeza, pero gracias a mi entrenamiento logro evitar el golpe de este- ¿Desde cuándo tienes tan buenos reflejos?
- Supongo que los he pulido gracias a las peleas callejeras donde suelo involucrarme.
- Eso no ayuda a tu imagen de delincuente- suspira resignado- Karma- su humor cambia un poco, ya no se veía tan enojado- Tu madre está preocupada por tí, ha logrado preparar las cosas a pesar de estar de esa forma.
- Eso afectará a la sazón de la comida- digo conociendo ciertas referencias que ocurrieron anteriormente, por algún motivo, cuando mi madre está deprimida o preocupada, la sazón de su comida cambia llegando al punto donde no tenga sabor o tenga sabor fuertes o agrios.
- Tuve que estar encima de ella todo el día supervisando el sabor de las preparaciones, si algo sale mal en cuestiones de comida, te haré responsable de ello frente a tu novio Karma- dice retando mi reputación.
- No lo harías papá- amenazo intentando obtener una negativa de su parte.
- Por supuesto que lo haría, ¡No estás en la posición de querer pelear conmigo en esta ocasión!- se le veía confiado ante tal reto.
- Eh~ no suena mal papá- responde con mi tono juguetón.
- Es la primera vez que te veo tan confiado, ¿Crees que puedes ganarme?- sonríe aceptando mi reto.
En este tipo de cosas... Bueno, puede que haya heredado el deseo de destacar y ser el el número uno por culpa de mi padre.
- No creo, sé que puedo ganarte- respondo con mi típica sonrisa de diablo, estamos entrando en mi territorio, poner en práctica mis habilidades de asesino con mi padre no me molesta, sé que él es más habilidoso que los delincuentes con los suelo enfrentarme.
- ¡Cariño!- esa voz logra que deje de lado mis terribles planes de tortura cuando tenga mi victoria asegurada, el mencionado voltea a mirar hacia atrás- ¿Cuál crees que se verá mejor?- afortunadamente para mí, no cuento ni con la mitad de la estatura de mi padre, por lo que es un adecuado poste para esconderse, pero se muy bien que no va ser tan generoso después de haber hecho a mamá llorar y preocuparse.
Le veo darse la vuelta, de tal forma que no permite que vea hacia atrás, lo cual me alarma, ¿Qué diablos trama?
- Mmm... Sabes que cualquier cosa que uses como vestimenta te hace ver hermosa- dice mi padre con cierto aire coqueto.
- ¡Cariño!- se queja mi madre- No es momento de tus respuestas ambiguas.
- Está bien- le escucho suspirar y se lleva su mano izquierda a su cabello, desordenandolo- ¿Por qué no le preguntas a tu hijo?- mientras hace esa pregunta se aparta rápidamente dejándome en el rango de visión de mi madre, quien llevaba dos vestidos en sus respectivos ganchos.
Ella al verme cambia su semblante más tranquilo a uno preocupado, desvío la mirada, no estaba seguro de que decir o hacer, no suelo disculparme por mis comportamientos o palabras hirientes a menudo.
- Mamá yo...- me llevo mi mano derecha cuello, inquieto- Quiero disculpar...- cuando me doy cuenta, estoy perdiendo el equilibrio y estoy por caer al suelo, alguien me ha empujado.
Siento unos brazos alrededor de mi cuerpo, como una calidez externa, miro al frente y es mi madre quien ocasiona que caigamos al suelo. Al ser muy poca altura no ocasiona fracturas o algo parecido, aunque si es un poco incómodo que alguien caiga sobre tí y tu mismo seas su almohada amortiguadora de golpes.
- ¡Karma!- exclama mientras sigue abrazándome, no sabía cómo reaccionar- Lo siento hijo yo...- pude sentir sus manos temblar.
- No tienes por qué disculparte mamá- hablo mientras le correspondo el abrazo- Desde ayer me comporté como un patán contigo, te hice llorar y preocupar, por eso yo debo disculparme conmigo.
Al tener su cabeza posada en mi pecho siento como comienza a negar.
- No... ¡Yo también debo disculparme!, ¡Al igual que tu padre!
- ¿Qué?- le escucho decir, incrédulo.
Mi madre se levanta dejándome ver su rostro. Tiene los ojos a punto de soltar lágrimas, se aleja para sentarse sobre el suelo. Me incorporo un poco manteniendo mi peso con la ayuda de los brazos.
- ¡No quieras hacerte el santo Masaru!- le regala mi madre- Muy bien sabes que nuestro hijo está en su derecho de estar molesto con nosotros, le hemos dejado solo durante mucho tiempo, no tuvimos ni la decencia de volver para su cumpleaños, ¡Es en noche buena!, ¡Es en navidad!, ¡¿Qué no ves que la decepción es más fuerte?!- le reclama a su esposo molesta, pero aquellas lágrimas que recorrían sus mejillas no concordaban con su expresión.
- Mamá- la llamo- No tienes por qué culparte, como dijo papá esta mañana, me he vuelto autosuficiente y he aprendido a lidiar con su ausencia, me costó un tiempo, pero finalmente acepté que todo lo que hacían era por la familia.
- De haber estado aquí no hubieras terminado como un delincuente- menciona mi padre.
- Cariño- dice con un tono de advertencia hacia mi padre- ¡Eso no importa!
Me levanto del suelo y extiendo mi mano para ayudarla a levantar, esta acepta mi acción, al estar levantada me abraza.
- Las cosas cambiarán- me dice en el abrazo- Ya no tienes porque quedarte solo hijo.
- No he estado del todo solo mamá- respondo- De alguna manera la presencia de Nagisa ayudó mucho en ese sentido.
Se aleja posando sus manos en mis brazos.
- ¡Ahora si tengo más interés en conocer a mi yerno!- exclama emocionada, sus ojos estaban un poco rojos.
- Incluso estoy cada vez más interesado en ese chico- dice mi padre acercándose a nosotros- No lo arruines Karma.
- Yo mismo me he repetido eso mismo desde que comenzamos a salir- admito con cierta vergüenza- Mamá, papá- ambos me miran con atención- Yo lo siento, he sido necio con la situación de la familia, pero de lo que estoy seguro, es que ustedes me han brindado su calidez y cariño cada vez que vuelven a casa, me es un tanto incómodo los primero días, pero me acostumbro a su presencia en la casa.
- Hijo idiota- le da un pequeño golpe en la cabeza- Somos tus padres, tu familia después de todo.
- ¡Ahora!- dice más emocionada mi madre, con una gran sonrisa en su rostro- ¡Volvamos adentro!, ¡Tenemos que terminar de arreglarnos para recibir a Nagisa-kun!
- Está bien.
............
Estoy completamente... Nervioso.
Toda aquella voluntad de acero que había recopilado para esta noche, se acaba de ir por el drenaje.
Acabo de poner un pie fuera de la estación de trenes más cercana a la residencia Akabane... Y simplemente, me estoy preguntando, ¿Qué demonios estoy haciendo?
Creo que he entrado en una pequeña crisis al imaginarme una infinidad de escenarios posibles para una misma situación.
Sé que Karma me dijo antes que él era el reflejo de sus padres, pero no quiero imaginarme que los tres sean iguales al pelirrojo. Eso sería demasiado para mí.
Puede que ahora me esté arrepintiendo, al pensar en todo esto, pero que toda la familia de mi novio sean unos demonios... No puedo con eso, suficiente tengo con mi demonio personal y no quiero más.
Me golpeo las mejillas un par de veces, tratando de enfocarme y dejar de pensar en cosas tontas.
Si Karma Akabane pudo presentarse frente a mis padres, soportar el estar en una misma habitación de un departamento familiar con mi madre, yo también puedo tener las agallas de estar con los suyos.
Tomo aquel regalo dulce que le llevo a la familia, espero que a su padre le guste, pedí que una parte la hicieran baja de dulce para poder ofrecer lo mismo sin necesidad de preocuparme de que otra cosa podría llevar.
Sabiendo que todavía estaba bien de tiempo, me voy caminando a paso normal–llegué al punto de observar mi propio reflejo en los ventales de los establecimientos para verificar mi apariciencia, así de asustado estoy–cuidando lo que llevo conmigo.
Al llegar al vecindario me planteo seriamente la idea de huir, todavía estoy a tiempo de cometer alguna estupidez y de arruinarlo todo.
Amenacé a Karma con cortarme el cabello para presentar con mi apariciencia de chico, con aquella nueva imagen con la que seguiría en mis próximos años de vida pero... Terminé olvidando el tema, aceptando mi situación de hombre con cabello largo–muy bien cuidado debo decir–de chica quien iba a presentarse como la pareja homosexual de su único hijo...
Ahora que lo pongo de esa manera en mi cabeza... ¡Suena peor de lo que pensé!
¡Me resigné y me negué a hacerme esas colegas que usé en mi último año para utilizar una coleta de caballo baja para verme un poco más varonil!
Pero el cabello no es lo único que no ayuda a mi apariencia, ¡Realmente los rasgos de mi cuerpo son femeninos!, estoy condenado a que me traten sus padres como una mujer.
Independientemente de que ya sepan que soy hombre.
Suspiro resignado, ya estoy en la puerta, ya no puedo dar media vuelta y escapar como un sucio cobarde.
Toco el timbre y espero a que abran la puerta.
Miro de reojo la hora en mi reloj. He llegado a tiempo, a pesar de que al final ya estaba caminando más lento que una tortuga.
Insisto una segunda vez con el timbre. A los pocos segundos la puerta se abre dejándome ver a mi novio, quien está vestido más formal de lo que pensé.
Una camiseta blanca de fondo con un blazer negro, con unos pantalones de jean azul claro, combina muy bien.
Afortunadamente no le hice caso y me vestí algo formal, para no desentonar demasiado con la ocasión.
- Pequeño ratón~ - dice con su tono de voz coqueto- Bienvenido- dice para dejarme pasar.
Unos segundos después cierra la puerta.
- ¿En algún momento vas a dejarme de llamar así?- le pregunto intentando ocultar mi ansiedad.
- No lo creo- responde para acercar su rostro al mío- Me gusta decirte así.
- Debes tener una razón en especial- insisto.
- Simplemente en primer año, te consideré como alguien indefenso, igual que un simple ratón- me explica- Pero, luego me dí cuenta que realmente tenías una faceta de ratón indefenso que en cualquier momento podía mostrar agallas... Y de cierto modo, quise tomar distancias luego de descubrir esa faceta tuya por la cual te digo pequeña serpiente.
Creo entender que se refiere a mi faceta de asesino nato, pero, por obvios motivos, no podía mencionarse como si fuera lo más normal del mundo por si sus padres aparecen de improvisto.
- Entiendo- le digo, se acerca para besarme, fue un beso corto pero ayudó a calmar mis nervios, se aleja para mirarme con una sonrisa coqueta- ¿Y tus padres?
- Mamá se está terminando de arreglar y papá... Bueno, tiene la costumbre de no adelantarse a ella- explica- Vamos a la sala, pronto aparecerán.
- ¿Pudiste reconciliarte con ellos?- le pregunto con seriedad.
- Si Nagi~ lo hice- me afirma mientras caminamos hacia la sala- Después de que me obligas te a volver.
- ¿Cómo puedes decir eso?- tomo asiento dejando la caja donde iba mi regalo- Intuí que algo pasó para que no quisieras volver, por esa misma razón creí que tendría que ver con tus padres.
- Intuición... No eres muy bueno en ello.
- Perdona demonio personal- bufo molesto.
- Eh~ Que malo eres Nagi~ - dice el pelirrojo fingiendo estar herido.
- Karma- escucho una voz masculina grave que me deja como estatua en mi lugar, como si me hubieran atrapado haciendo algo malo.
La voz vino de nuestras espaldas, por lo cual volteamos al mismo tiempo. Mis ojos se abren un poco al denotar el parecido de aquel hombre adulto con mi novio. A su lado, una mujer de cabello castaño claro, casi rubio y de orbes color avellana le abrazaba del brazo, es un contraste algo... Diferente, es como si los genes de una parte de la familia–al menos en apariciencia– hubieran predominado por completo.
Veo al de mirada ocre levantarse, yo hago lo mismo sintiendo mi cuerpo rígido, iba a seguirlo pero recuerdo que no vine con las manos vacías. Tomo la pequeña caja con cuidado para seguir sus pasos.
- Mamá, papá- dice el pelirrojo- Él es Nagisa, es mi novio.
Me presenta, la piel se me eriza al ser presentado de forma tan directa.
Noto la vestimenta de ellos, comienzo a sentirme un poco fuera de lugar. Puede que haya tomado la decisión de vestir más formal pero... Creo que no estoy a la altura.
Decidí vestir una camisa azul claro con cuello en V con una especie de chaleco de cuero sintético y unos pantalones de jean de un tono negro.
Ver a su madre con un vestido hasta debajo de la rodilla, la falda es lisa, pero le da un toque elegante que resalta, incluyendo el color gris pastel de este, tenía un dibujo de copo de nieve en la falda como en la zona del escote, pero más pequeño, echo de brillos.
Su padre... Dios... Llevaba una camiseta manga larga color roja, sin corbata, ni el saco de un traje, sin abotonar los últimos dos botones de la misma, arremangada hasta los codos y el pantalón de jean color gris...
Demonios... Pareciera que esta no es una simple cena de presentación. Ya siento que estoy fuera de lugar.
- Es un placer conocer a la persona que mantiene a raya a nuestro hijo- dice el padre de Karma- Mi nombre es Masaru Akabane y ella es mi esposa.
- Hikaru Akabane- dice sonriendo, su aura era atrayente, en el buen sentido, se ve amable y confiable.
- Y-yo...- tartamudeo- Mi nombre es Nagisa Shiota, llevo saliendo con su hijo cerca de mes y medio- me inclino con poco para mostrarles respeto.
- No hace falta que estés tan nervioso Nagisa- dice mi novio con cierto tono divertido- Mis padres no muerden.
- Lo sé...- digo desviando la mirada, sintiendo las mejillas sonrojadas por la vergüenza, me incorporo volviendo a mi posición- Tengo algo de nervios.
- ¿Qué traes contigo Nagisa-kun?- pregunta la madre de mi pareja mostrándose amable, intentando que deje de lado mi nerviosismo.
- ¡Ah si!- extiendo la caja hacia ellos- Les traje unos cupcakes- respondo intentando sonreír, recuperar aquella confianza que perdí tiempo atrás- Hay algunos que son menos dulces que los otros, por lo que Karma me comentó que al señor Akabane no le gustaba del todo el dulce.
- Esto me hace recordar algo- dice el mayor con una sonrisa ladina para mirar a su esposa.
En ese pequeño momento, me hizo recordar a las actitudes que tiene el de mirada ocre conmigo, ¿Será que es mucho más parecido a su padre en personalidad también?
- No intentes avergonzarme ahora querido- dice la mujer desviando la mirada, se le notaba un poco... Penosa, vuelve a mirarme y acerca sus manos para recibir la caja- Muchas gracias Nagisa-kun, ¡Los probaremos después de la cena!- me sonríe- Dejaré esto en la cocina, pasen a la sala para pode conversar.
Llegó el momento del interrogatorio. Tendré en cuenta algunas respuestas que dió Karma anteriormente con mis padres para mencionar una historia igual si se llega a tocar temas parecidos, lo cual no dudo.
Los tres nos vamos a sentar en la sala, me siento al lado de Karma, quedando frente a su padre. Noto que este mira mis manos.
- Tenía la ligera sospecha...- habla, escucho atento sus palabras- De que tu también tendrías un anillo parecido al de Karma.
- Si... Realmente él sugirió que los usáramos- respondo- Como símbolo de un compromiso entre nosotros.
- ¿Eso quiere decir que van a casarse?- pregunta curioso.
- Bueno...- el calor sube a mis mejillas.
- Con estos anillos representa que Nagisa es mi prometido y si es posible, que quiero que así sea, poder casarme con él- me cubro el rostro por la vergüenza, ¡¿Por qué tiene que ser tan directo?!
- Estás de acuerdo con las locuras de mi hijo, ¿Nagisa-kun?- me pregunta en concreto, descubro mi rostro para verle.
- Aprendí a amar cada una de sus facetas- digo comenzando a ponerme cursi- Karma puede llegar a ser terrible cuando se lo propone pero no quiere decir que sea del todo malo- miro de reojo al mencionado, quien espera mi respuesta- Pienso igual que él, es un símbolo de un posible compromiso que puede ser certero y estoy feliz al pensar eso.
- Con solo escuchar eso...- dice el pelirrojo mayor poniéndome alerta, ¿Habré dicho algo malo?
- ¿Pensabas decir que es demasiado bueno para nuestro hijo delincuente?- escucho la voz femenina de la mujer, al escuchar su pregunta me confirma que saben el tipo de persona buscapleitos que es su primogénito.
- Es bueno saber que piensas lo mismo, Hikaru- dice con cierto tono coqueto.
Ella se acerca para sentarse al lado de su esposo... Quizás, mi miedo estaba fundamentado como no debería, sus padres parecen ser personas agradables.
Puede que las cosas en la cena terminen mejor de lo que llegué a imaginar.
............
Hikaru*: significa "Que brilla con su propia luz"
Masaru*: significa "Chico inteligente, con facilidad por salir exitoso de cualquier situación"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top